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Algo Distinto
Capítulo 6: "Noche de problemas"

Esa misma tarde, luego de pasearse y escapar de los profesores un buen rato, Harry buscaba algo para pasar el tiempo. En unos cuantos minutos iría al bosque una vez más, pues quería aclarar ciertos puntos con Colmillos de Acero.

Contó la cantidad de candelabros de un largo pasillo, hasta que sonó la alarma del reloj. La apagó y se fue corriendo al bosque. Esta vez llegó más rápido que antes, pues conocía el camino. Se sentó en la rama de la última vez y tan sólo un par de minutos después llegó la serpiente.

-Hola... bueno... necesito saber algo -dijo Harry, algo apresurado.

-Tranquilo, tranquilo...

-Quiero saber que quieres tú a cambio de dejarme venir al bosque.

-Vaya, vas directo al punto. Justo ahora quería hablar de eso... -Colmillos se arrastró lentamente formando círculos en el suelo, luego regresó hacia Harry. -¿Sabes de qué se alimentan las serpientes?

-De... pequeños animales... las serpientes comunes claro.

-Y ya te dije que yo no soy común... ¿verdad?

Harry asintió.

-¿Qué crees que pueda usar yo de alimento?

Pensó unos segundos, sin poder concentrarse bien.

"¿Por qué la presencia de Colmillos me inspira temor?" Miró el suelo, buscando una respuesta en la tierra. "Quizás hasta coma humanos, quién sabe"

-Así es - le siseó la serpiente.

Había olvidado que leía la mente. Pero tomó en cuenta lo que dijo.

-¿Humanos¿Pero no me irás a...

-No, cómo puedes pensar eso. Es sencillo. Yo tengo algo que tu quieres y tú tienes algo que yo quiero. Es la forma básica del comercio.

Ahora sí no entendía nada. Colmillos de Acero le hablaba de comercio. Descartó un par de ideas flash que pasaron por su mente.

-Es el trueque -dijo, como si no le quedara aire en los pulmones.

-Es un colegio plagado de alumnos. No se darán cuenta de que faltan uno o dos.

-¿Tú crees?

-Hasta un tonto se daría cuenta de eso.

La serpiente lo miraba con astucia. Harry encogió los hombros. Era demasiada la magnitud de las cosas.

-¿Y te los he de traer vivos, o muertos? -Su boca habló sola, haciéndolo espantarse de si mismo.

Colmillos sonrió maliciosamente.

-Como a usted más le guste, señor Potter; quizás disfrute con el sufrimiento ajeno... ¿quién sabe?

Escucharon el sonido de un matorral moviéndose bruscamente.

-¿Otra vez? -susurró Colmillos de Acero-. Sígueme.

Se arrastró ágilmente hasta el otro lado del claro, seguido por Harry. Ocultos tras un par de matas vieron a Hagrid llegar hacia donde unos segundos antes ellos estaban. Hagrid miró hacia todos lados, claramente buscando algo. Miró el suelo y encontró una fina ramita tallada. La levantó y después de observarla unos momentos, murmuró:

-Harry...

-¡Estúpida varita! -exclamó Harry, mirando con enfado al palito.

Hagrid fue hacia el lugar de donde provenía el ruido. Como no miró hacia el pasto, no pudo ver ni a Harry ni a Colmillos en posición horizontal y se volvió al lugar del que había salido hace un rato, llevándose la varita de Harry con él.

Después de oír a Hagrid alejarse lo suficiente, Harry y la serpiente salieron de su escondite. Harry abría y cerraba los brazos.

-¿Qué voy a hacer ahora? -Hablaba fuerte otra vez.

-Cómo que qué vas a hacer. Recuperar tu varita, claro. Maldito semi-gigante, que para molestar agregó a ese monstruo de Grawp a nuestro hábitat natural para romper el ciclo alimenticio...

Harry se sentía como un estúpido. Buscando el motivo de que siempre la varita terminaba en quien no le correspondía. No le prestaba mucha atención a Colmillos.

-¿Vas a ir o qué?

-Pero...

-A partir de mañana mismo te dejaré entrar al bosque para lo que quieras, y me traes, ya sabes, mi pago anticipado. Con uno chico por ahora me basta. Ve y recupera tu varita.

Harry, enojadísimo consigo, comenzó la marcha hacia el exterior, a la cabaña de Hagrid. En cinco minutos llegó y golpeó la puerta, pensando una estrategia de justificación por la varita. Oyó a Fang ladrar y aventarse contra la puerta. Pero ninguna luz se encendió.

Pensó lo peor. De seguro Hagrid estaba en el castillo; con Dumbledore, con su varita.

Corrió lo más rápido que pudo al despacho del director, pero al llegar ahí recordó que no sabía una vez más la contraseña. La mala costumbre de creer que lo sabes todo. Gritó todos los nombres de caramelos de Honeydukes que se le ocurrieron en ese momento.

-Para de gritar, Potter; 10 puntos menos para Gryffindor -dijo una voz detrás de su espalda.

Se giró. Era el Profesor Snape.

-¡Necesito ver al director! -exclamó Harry, indignado.

-A ver, a ver, Sr. Potter... ¿quién se cree usted que es para ser atendido por el director cuando se le antoje?

Lo estaba molestando, a propósito, buscando algún motivo para quitarle más puntos. No había nadie en la escuela que odiara más que a Snape, bueno y Malfoy, pero Snape era un adulto. Supóngase que era lo suficientemente maduro para andar molestando a un adolescente.

Snape bajó la cabeza, quedando a unos centímetros de Harry.

-Respóndame la pregunta.

La gárgola se movió.

"Salvado por los pelos" Pensó Harry.

Pero el terror llegó de nuevo a él. Detrás de la gárgola salió Hagrid.

-Buenas noches, profesor Snape, Harry.

-Con permiso -dijo Snape, descaradamente y se marchó entre las sombras.

Hagrid miró con algo de enojo a Harry.

-Creo que esto te pertenece...

Le extendió la varita. Con cierto recelo, Harry la tomó y la guardó en un bolsillo.

-No voy a preguntar nada. Buenas noches -dijo Hagrid, volteándose también pero hacia el otro extremo del pasillo y yéndose por él.

Harry se quedó en las sombras, pensativo, mirando su varita.

"¿Y si Dumbledore sabe lo que estoy haciendo? Porque quizás Hagrid me vio en el bosque y todo"

Levantó la cabeza y vio por donde había salido Snape. Ya conocía a una de sus víctimas.

No tenía nada más que hacer, así que fue a la sala común. Era tarde, pero no tanto. Aún así no quedaban más que unos cuantos estudiantes de cuarto, que al rato tenían Astronomía. Charlaban amenamente, cuando uno se percató que Harry los observaba y lo saludó con la mano, pero éste le dedicó una mirada repleta de odio.

"Ellos no tienen motivos verdaderos para reírse; si conocieran que la vida es amarga y cruel, no reirían ahora"

Hermione salía de su habitación para ir a dejarle un libro a una chica de séptimo, pero al ver a Harry parado en medio del salón, bajó corriendo por las escaleras.

-¡Harry! -gritó.

Harry se volteó hacia el lugar de donde provenía el grito y vio a la chica.

-¿Qué quieres? -preguntó algo molesto.

-¿Podemos hablar?

-No, tengo sueño.

Comenzó a marchar hacia las escaleras para los dormitorios de chicos, pero ella le detuvo por el brazo.

-Lo siento, pero vas a tener que aguantar. ¿Qué te pasa, por qué estas tan alejado?

-No tengo por qué darte explicaciones a ti.

-Si tienes, porque eres mi amigo, y me preocupas.

-Si fuera tu amigo me dejarías vivir mi vida sin entrometerte.

-¿Así que igual vas a salir con eso?. ¿Todo el mundo está loco en esta torre? -preguntó en voz alta, abriendo los brazos y girando-. Harry -Se detuvo y lo miró. -¡Tienes que confiar más en mí!

-¿Ahora recién vienes a decirme que confíe en ti, cuando ya han pasado más de tres meses en que necesito en quién confiar y tú ni siquiera escuchabas cuando te hablaba? A mí no me vengas a engañar con tanta palabrería. Y cuídate, porque si vuelves a hacer un comentario respecto a lo que estoy viviendo, no vivirás para contarla.

Terminó eso y se fue. Por una parte, a Hermione le hacía gracia el último comentario.

"Pero... ¿y si hablaba en serio?" Quedó helada, mirando la dirección por la cuál Harry se había ido. "Ahora, como que ya no lo conozco... ¿él sería capaz?"

Continuará...

Uy, me volé, me quedo larguito, bueno así parece que les gusta más, me equivoco? xD. Déjenme un review para saber si les gustó o no...

Adiossssss!!!