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Algo Distinto
Capítulo 8: "El día que aprendió a matar"

Ron se fue enfurecido corriendo al castillo, dejando a Hagrid con cara de interrogación, pero en las escaleras se topó con Harry, quien iba bajando.

SoSoSoS

-¿Qué estás haciendo aquí? -dijeron los dos al mismo tiempo, enojados y parando en seco.

Ron se agarró la cabeza. Esto era una locura. La vida últimamente era una locura. Harry se movió y alcanzó a bajar dos escalones, pero el pelirrojo lo detuvo con un brazo.

-No me vas a estar evitando el resto de tu vida... ¿o sí?

-Quizás sí, quizás no -dijo, arrogante.

-A mí no me vengas a hablar con ese tono, harto ya he tenido que soportar -La furia salía sola, no le iba a aguantar más a Harry. -O mejor dicho no soportar, porque te las das de desaparecido.

-A ver, Weasley... ¿cómo te lo digo sin herirte? No, no se puede. No quiero que te vuelvas a acercar más a mí, que no te metas en mis asuntos y que no me preguntes nada. Nunca más. Y con permiso, que me están esperando -Quitó a Ron de enfrente y siguió bajando las escaleras apresuradamente.

-¡Que eres poco original, ya le vas diciendo eso a medio colegio! -le gritó, luego se volteó y siguió subiendo, ya un poco más calmado.

Harry llegó al borde del Bosque Prohibido, junto al lago. Ahí le esperaba un chico de primero de Gryffindor; Stefan Couldter. Esa misma mañana lo había convencido de que necesitaba entrevistar a alguien para su clase de Estudios Muggles, aunque ni siquiera la tomaba. Según pudo notar esa ocasión, el niño era solitario y muy tímido. No tenía amigos visibles y era hijo de muggles, por lo que ni siquiera conocía la historia de Harry.

Tomó aire y se mantuvo lo más frío posible. Si quería al menos entrar cada noche al bosque prohibido a reflexionar, tenía que llevarle una víctima a Colmillos de Acero.

"Pero... ¿realmente vale la pena?" Pensó.

"Sí, ya está decidido" Le respondió una voz dentro de sí.

Había avanzado mucho como para echarse para atrás.

El niño lo miró, asustado por la cara que traía.

-¿Va a demorar mucho? Se supone que debería estar en Encantamientos ahora.

-No te preocupes, va a ser rápido -dijo Harry, tratando de no verlo a los ojos.

Quería terminar rápido con esto; no soportaría ver al niño observándole cuando le matara.

"¿Cómo lo voy a hacer? Tendría que petrificarlo primero o... aturdirlo... marearlo. Hacer que desvíe su atención hacia otra cosa. ¿Y cómo lo hago para que nadie que pase por aquí en este momento vea que... lo... asesiné...?"

-Acompáñame -le dijo finalmente, adentrándose en el Bosque de una vez.

Stefan le siguió, tratando de alcanzarlo.

-¿No que no deberíamos entrar aquí? Es peligroso.

-¿Has entrado alguna vez? -le preguntó, sin parar de caminar.

-No...

-Entonces no supongas que es peligroso si no lo conoces realmente.

Hasta el mismo sabía que eso era extraño. Cada vez que entraba se le hacía más familiar el paraje, pero suponía que habían miles de criaturas más en el Bosque Prohibido viviendo y que él aún no conocía.

Recordó algo. Si uno realmente no tenía las agallas para matar a alguien, por más Avada Kedavra que hiciera no podría hacerlo. Pero recordó otra cosa, aparte.

"El parsel no pudo haber sido lo único que me transfirió Voldemort al atacarme"

Convenciéndose de eso, dijo:

-Alto -Se detuvo. -¿Escuchaste eso?

-¿Qué? No escuché nada.

-¡Silencio! -Se puso un dedo en los labios, en señal de silencio.

El niño lo miró entre asustado y sorprendido.

-Ve a ver por allá -le indicó unos matorrales a su izquierda.

-Pero...

-¡Haz lo que te digo!

Caminó inseguro hacia donde le había señalado. Miro hacia delante pero no vio nada mas que más y más matorrales. Lo último que vería en su vida.

-Avada Kedavra! -exclamó Harry, con una voz que no era suya.

Un rayo de luz verde dio con todo sobre la espalda del chico, que cayó con un ruido sordo al suelo, muerto.

Harry soltó la varita. No podía creer lo que había hecho. Era un asesino. Lo mismo que el repugnaba de los Mortífagos, pero una sensación de placer se extendía por otra parte de su cerebro. Miró confundido al chico tirado sobre la hierba.

"¿Ahora tengo que llevárselo a Colmillos?" Pensó con asco. "¿Arrastrando de la túnica?"

Pero un flash vino a su mente. La magia era lo único que podía usar en este momento. Tomó la varita del suelo.

-Mobilicorpus!

El pesado cuerpo inerte comenzó a levitar en el aire. Dirigido por la varita de Harry delante de él, avanzó por un sendero, el mismo que había recorrido los últimos dos días para llegar al claro de siempre.

Al llegar, dejó al chico junto a la raíz de un árbol especialmente grande y se internó en la oscuridad.

Media hora después, en otro sector del colegio, una persona pensaba en Harry. Esa era Ginny. Casi terminaba su clase de pociones.

-Señorita Weasley, si no va a prestar atención a la clase, espero que los 5 puntos que le quitaré a su casa ahora la hagan al menos intentar disimular bien -dijo Snape, volviendo hacia el caldero de otros chicos.

-Cada vez se ve más difícil, no se me ocurre cómo voy a pasar los TIMOS­ en Pociones -dijo segundos después Ginny.

-¿Después de no haber prestado atención toda la hora? Dudo que así pases la materia -la reprendió en tono de burla Luna, imitando a Hermione y luego riéndose, haciéndola reír a ella también-. ¿Qué pasa, por qué tan desconcentrada? -preguntó luego, apoyando los codos en la mesa y poniendo las manos bajo el mentón.

-Nada... es sólo que... bueno. Harry...

-Harry -Bajó los hombros. -Pero nunca te habías puesto tan... así.

-Pasa algo extraño con él, ahora más que nunca, va al bosque, habla con las serpientes...

-¡¿Habla con las serpientes?! En el Bosque Prohibido se supone que no las hay.

-¡Baja la voz! -susurró, al notar que Snape giraba la cabeza hacia donde había escuchado, pero luego regresó a lo que hacía-. ¿Cómo puedes saber eso? Y sí, sí las hay, yo la vi con mis propios ojos... e... iba a atacarme...

-Pero no te atacó.

-Harry le dijo algo en parsel, luego me grito que me fuera.

-Y Harry estaba ahí.

-Sí, ya te lo dije.

-No me dijiste.

-Fin de la clase -dijo por sobre todos los murmullos Snape-. Para la próxima clase quiero un resumen de todas las pociones, sus ingredientes y efectos que hemos visto desde el inicio del año. Pueden salir.

Los estudiantes se arremolinaron en torno a la puerta, luchando por salir rápido de la sala. Con calma salieron unos segundos después de que dejaran paso las chicas. Avanzaron hasta la entrada principal y se separaron. A Ginny le tocaba Herbología.

Cerca de los invernaderos, en el Bosque, Harry estaba de espaldas al suelo, con la vista perdiéndosele en las oscuras copas de los árboles.

"¿Por qué asesinar gente sólo para venir aquí, si paz puedo tener en otro lado?" Pensó. "Además, si creo bien, tendré que matar a algún individuo cada vez que quiera venir aquí, y si eso tiene que ser todos los días..."

"Pero una vez que mataste a alguien... ¿la próxima vez no será más fácil?"

Otra vez le hablaba la voz perturbadora dentro de sí. Era como tener dos personalidades luchando por salir afuera dentro de su cabeza. Se puso de pie y salió haciendo camino entre las matas. Si iba a ser un asesino, y pasar todos los días de clases en el Bosque Prohibido, tendría que encontrar a alguien que lo excusara. Y esa persona iba a ser la más vulnerable de las que lo conocían lo suficiente. Una persona que no tuviera miedo de arriesgar la existencia por él. Esa persona era...

Continuará...