Capítulo 2

Felices dieciseis

Al día siguiente Harry se levantó y fue a desayunar, se encontró con la mayor parte de los que conocía nerviosos. Casi todos se iban de vacaciones a Rumania, entonces se acordó de que Dumbledore le había dicho que no podía ir, que tenía que quedarse en el cuartel general de la Orden junto a su madrina y su tutor.

Aquello le hizo enfurecerse aún más, durante el desayuno mientras todos conversaban alegremente sobre que iban a ahcer él se sintió desgraciado y se preguntó por qué tenía tan mala suerte.

Jugueteaba con los cereales aunque nadie se dió cuenta o por lo menos eso pensaba él, no se había dado cuenta que Remus lo miraba desde una esquina. Su mirada era dulce y lacónica, como cuando un padre mira a un hijo compadeciéndose de él.

Lupin pensaba que era injusto para Harry quedarse encerrado en casa esperando que comenzaran las clases. Creía que asi sólo iba a conseguir que se centrara más en la muerte de Sirius... Sirius, tal vez si no lo hubiesen encerrado no hubiese corrido para salvar a Harry y tal vez no estaría muerto.

El licántropo tuvo miedo de que a Harry le pasara algo asi, sabía que Harry era idéntico a James y Lily y sabía que ninguno de los dos se habría quedado en casa sin hacer nada durante demasiado tiempo, como hizo Sirius.

Sintió que le hacian cosquillas en el brazo, se volvió y vió como Paige se había apoyado en él. La gran mata de pelo castaño le rozaba el brazo, provocándole las cosquillas.

- ¿Crees que dejarlo encerrado funcionara? ¿Qué Harry no hará ninguna tontería ni nada por el estilo?

- No lo sé, pero Dumbledore casi siempre tiene razón. Esperemos que esta vez también la tenga.

Harry vió a la pareja hablar en susurros, sabía que hablaban de él aunque no le importó. Siguió jugueteando con los cereales hasta que sintió dos brazos alrededor del cuello y vió una cortina de pelo dorado.

- "Hagui" que bien que estes aqui, tenía ganas de vegte...- el moreno se giró y vió a Fleur sonriéndole. El largo cabello dorado le llegaba hasta la cintura y brillaba como si se tratara del mismo sol, su piel estaba más blanca que nunca lo que le daba un aire de muñeca y su sonrisa era sincera, cosa que agradeció - Te eche de menos durante el año pasado y mi hegmana tambien.

- Vaya que cariñosos, creo que debería empezar a ponerme celoso - Bill Weasly entró en la cocina. Estaba exactamente igual que siempre: el pelo rojo largo y recogido en una coleta, un pendiente en la oreja y las botas que le gustaban a Harry.

- No seas tonto cherie, sabes que sólo te quiero a ti en ese sentido.

- Bueno es hora de partir - exclamó la señora Weasly - Id todos al recibidor, Hermione ve a por Viktor, todavía no ha bajado.

Todos corrieron hacia el recibidor menos Harry que se quedó sentado, no le apetecía ver como los demás se iban y lo dejaban solo de nuevo. Notó que alguien se sentaba a su lado, se volvió y vió a Remus.

- Deberias ir a despedirte, son tus amigos. Aunque ya sé que es duro pero ellos no tienen la culpa de que Dumbledore te haya prohibido ir, como él no tiene la culpa de la profecia, de todo...

- Es demasiado duro, todos me abandonan, todos...

- Yo no te he abandonado y ellos tampoco, se van de vacaciones, nada más... Merecen tener un descanso y lo sabes.

- Pensé que este año tendría un cumpleaños en condiciones pero me equivoqué... ¿por qué no puedo ser un chico normal? ¿Por qué tengo que ser el niño que vivió? ¿Por qué yo?

- Me gustaria poder responderte pero no puedo, al igual que no pude responderle a tu padre...

- ¿Qué te preguntó él?

- ¿Te acuerdas de lo que viste en el pensadero de Snape? Bueno pues después de eso le ocurrió algo, algo grave...

- Ya sé, mamá no quería saber nada de él y te preguntó por qué, ¿verdad?

- Verdad.

- Oye Remus - preguntó mientras se levantaban e iban hacia el recibidor - Mi padre, ¿fue siempre asi? ¿Un idiota?

- No, sólo durante los quince años, no sé que os pasa a los Potter a esa edad pero estais irreconocibles... Harry todos pasamos por una etapa en la que somos idiotas, por ejemplo Sirius fue un idiota desde los catorce a los diecisiete... Sino recuerda la broma inocente que le gastó a Snape.

- Pero Ron y Hermione no la han pasado, a diferencia de mi... Y no creo que tu la pasaras.

- Bueno, entre James y Sirius me obligaron a que fuera el responsable del grupo igual que lo es Hermione. Además mi infancia no fue normal, tuve que engañar a todo el mundo incluso a los que más queria... Creo que ya pasé la etapa idiota a los seis años, cuando dejé que me mordiera aquel hombre lobo.

- Pero sólo eras un niño, es lo típico que hacen los niños...

- Al igual que es típico que un adolescente pase esa etapa, sobretodo si está loco por una chica.

- ¿A si? ¿Qué te pasó a ti? Seguro que Paige no te volvió loco como Cho a mi, no le entiendo de verdad...

- Paige me volvió loco pero de otra manera, ¿sabes que fue novia de Sirius?

- Preferiría que no le contaras eso a nadie Remus - sonrió Paige - Ya sabes que me gusta ser original, jejeje... Aunque será mejor que hablemos de eso en otro momento. Harry te esperan para que te despidas, si no vas ya haras que lleguen tarde.

Harry asintió y se fue, aún seguía enfadado con Dumbledore por encerrarlo en aquella casa pero sabía que no podía pagarlo con los demás como siempre hacía, no era justo para ellos.

Habían pasado tres días desde que Harry se había quedado a solas con su madrina y con Lupin. En realidad no podía quejarse por el aburrimiento, ya que no paraba. Entre los tres mantenían limpia la gran casa, tarea que no era fácil, y se ocupaban de los miembros de la orden del fenix que iban pasando por el cuartle general.

También le ayudaban con las tareas que le habían mandado en Howarts y le enseñaban a defenderse por si volvía a ocurrir algo como lo sucedido en el departamento de msiterios.

Aquel día era su cumpleaños, por la noche había cumplido los dieciseis y a diferencia de los años anteriores en evz de estar despierto esperando noticias de sus amigos, había dormido felizmente.

Bajó rapidamente a la cocina, seguramente Paige estaría haciendo el desayuno. Solía cocinar ella porque Remus era un desastre y él no tenía ni idea, aunque poco a poco le enseñaba a preparar cosas sencillas.

Al abrir la puerta no pudo creer lo que vió: encima de la mesa había un montón de paquetes, y encima una pancarta que ponía Felicidades. Remus y Paige le sonrieron y le felicitaron.

- ¿No querías un cumpleaños normal? Pues aqui lo tienes Harry.

El moreno les agradeció todo lo que habían echo y fue directo a abrir los regalos. Todos le habían mandado uno pero en cuanto los abrió todos se dió cuenta de que aún, un sobre amarillento. Harry lo cogió y lo abrió, sacó un carta en la que ponía con letra muy clara.

Querido Harry,

Si estas leyendo esta carta seguramente esté muerto, aunque también hay una buena noticia: Remus sobrevivió y te ha dado esto el día de tu cumpleaños. Tal vez esto te parezca algo cruel, si tienes la carta quiere decir que el día que fuí a por tí al Departamento de misterios morí, y por lo tanto han pasado muchos meses. Pero cuando leas el resto de la carta comprenderas porque tiene que ser hoy el día en que la tengas.

La razón es que como regalo de cumpleaños te doy todo lo que tengo, la conocída fortuna de los Black. Por suerte tú podras usarla, no como yo (por cierto hadme el favor de comprarle una túnica nueva a Remus).

Aparte de eso quiero que me hagas varios favores más (sé que soy egoista pero perdoname). Quiero que cuides de Lunático, aunque parezca mentira está mal de la cabeza y sé que si tiene la oprtunidad empezará a matar mortífagos como un loco, asi que quiero que no le dejes.

En segundo lugar quiero que por favor seas feliz, no quiero que estes triste por mi. No fue tu culpa el que yo muriera, te lo aseguro. Nadie que me ha echo sentir tan vivo y necesario como tú puede haberme matado.

Por último que sepas que te he querido como si fueras mi propio hijo, y que te he tratado lo mejor que los tiempos en que vivímos y mi condición me han permitido.

Hasta siempre,

Sirius.

Harry no pudo evitar llorar al leer la carta, casi se había olvidado de Sirius. Aunque la tristeza le duró poco, ya que un hombre se acababa de aparecer en la cocina con sapecto preocupado.

- Han atacado el ministerio, necesitamos ayuda.

- ¿Algo más? - preguntó Remus.

- Sí, el joven Percy Weasly está intentado acabar con ellos.

- ¿Percy? - preguntó Harry - Tenemos que ayudarlo, si acaban con él Molly se hundir

- No Harry, nosotros tres le ayudaremos. Tú te quedas aqui como un buen chico, no quiero que te ocurra nada.

- Pero...

- Harry no podremos luchar con todas las fuerzas y estar pendientes de ti sin que nos ocurra algo, ¡entiendelo!

- Esta bien, pero ya podeis regresar pronto si no quereis que me dé un ataque.

Los tres se despidieron y desaparecieron, Harry se sentó en la mesa con la carta en la mano y sopló las velas de su cumleaños.

- Felices dieciseis Harry Potter.

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