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Algo Distinto
Capítulo 12: "Déjame demostrarte que te quiero"

Ginny se miró el brazo. Sintió que algo la helaba desde el punto en que había sido mordida. Sangraba y la herida parecía profunda, pero no dolía... ¿por qué? Al seguirse mirando, no se percató de que la serpiente venía de nuevo hacia ella, y que iba a saltar, cuando una voz cortó el silencio.

-Avada Kedavra!

Colmillos fue lanzada hacia la derecha de Ginny por el maleficio y se perdió entre unos arbustos que ardían por el fuego. Ella miró hacia de donde había provenido la voz y vio a Harry poniéndose de pie, con la varita en mano, aún apuntando al aire.

-Ha... ¿Harry?

-¿Estás bien? -le preguntó, avanzando hacia ella.

-Yo... pues...

-No, claro que no estás bien, mira tu brazo... -Saltó una raíz especialmente grande del suelo y llegó a su lado, agachándose y tomando el antebrazo mordido y observándolo con una mueca extraña.

La serpiente había salido de entre los arbustos en llamas y se paraba sobre su cola... ¿sonriendo?

-Vaya, que bonita escena... que triste que no vaya a durar mucho... -siseó con malicia, y Harry miró hacia Colmillos con odio.

-¿De qué estás hablando, maldita?

La serpiente calló un momento, como pensando lo que iba a responder. Ginny miraba intrigada a Harry, intentando comprender lo que Colmillos podía haber dicho, hasta que sintió un dolor punzante en el brazo, haciéndola morderse el labio inferior para ahogar un quejido, pero a la vez haciéndola temblar levemente.

-¿Ginny, qué...?

-Al menos ya sabemos que el veneno está haciendo efecto... -dijo Colmillos, acercándose más.

-¿Veneno? -preguntó Harry, sorprendido.

-Veneno del más mortal que una serpiente pueda poseer, por eso digo, no durará mucho tiempo viva...

Esa fue la gota que derramó el vaso. Harry se paró bruscamente y levantó la varita, saliendo tras de Colmillos, que ya había vuelto a desaparecer.

Ginny volvió a sentir una punzada más fuerte en el brazo.

"¿Cuánto podré aguantar así?"

Se vio sola en ese lugar, y sin más que hacer, hizo uso de las pocas fuerzas que le quedaban y salió por donde segundos antes lo había hecho Harry.

Había una mezcla horrible de oscuridad y fuego. Ginny no veía ni a Harry ni a la serpiente por ningún lado, pero escuchaba los pasos de alguien corriendo por muy delante de sí.

"¿Y si ese no es Harry?"

Pero... ¿quién más iba a ser? Comenzó a correr, evitando las murallas de fuego que en algunos momentos se le atravesaban en el camino, hasta que comenzó a sentirse muy cansada. Ya no escuchaba los pasos de nadie. Se apoyó en contra de un árbol, uno de los pocos que no ardía en llamas, y, mientras se apretaba el brazo del que comenzaba a salir más sangre, pensó:

"Si no muero de dolor voy a morir quemada... pero qué más da... yo ya hice lo que pude..."

Y cerró los ojos.

Lo que no sabía, era que a metros de allí, Harry aún podía divisar a la serpiente delante de sí, que lo esquivaba por entre los árboles, pero luego la volvía a ver.

"¡No voy a descansar hasta que te mate!" Pensaba el moreno.

-Entonces vas a morir corriendo -le respondió esa voz silbante desde un punto adelante suyo, lo que le hacía darse cuenta de que muy lejos no podía estar.

"Maldita serpiente cobarde... ¿no eres capaz de detenerte y dar la cara?"

Harry seguía corriendo, pero comenzaba a cansarse. Además, había dejado a Ginny sola atrás, y si había alguien con más posibilidades de morir antes que el resto, esa era ella.

Se detuvo en seco, porque delante suyo, Colmillos había hecho lo mismo.

-¿Así que no te importa correr la misma suerte que tu amiguita?

Harry negó con la cabeza.

-Animal enfermo...

Mantuvo firme su varita en alto, listo para atacar, y cuando vio que la serpiente se le venía encima, gritó nuevamente:

-Avada Kedavra!

Y esta vez, al parecer, había resultado. Un fuerte rayo de luz verde salió de su varita y golpeó a la serpiente en la cara, la que luego de unos segundos de resistir al impacto se disolvió en una voluta de humo. Harry observó el punto donde había desparecido unos momentos, para luego darse vuelta y correr en reversa hacia donde estaba, o él creía que estaba, Ginny. Al parecer, el incendio había sido producto de algo que hizo la serpiente, porque las llamas se comenzaban a extinguir.

Luego de unos minutos, la encontró sentada a los pies de un árbol. Se veía muy débil, pero no estaba muerta, porque aún respiraba.

-¿Harry? -preguntó ella con un hilo de voz.

-Shht... -la silenció él, tocando su frente y notando que ardía en fiebre.

La ayudó a ponerse de pie, y poniendo el brazo bueno de la pelirroja por sobre sus hombros, la llevó hasta el castillo.

Minutos después, llegaron. Harry la condujo hasta la enfermería. Cuando Madam Pomfrey los vio llegar, corrió hacia Ginny y la llevó con ayuda de Harry hasta una camilla.

-¿Qué le pasó? -dijo la enfermera, acomodándola.

-La... -Harry no estaba seguro si decir la verdad, pero pensó que tenía que hacerlo, así la enfermera sabría exactamente que podía tener como para ayudarla. -La mordió una serpiente venenosa en el Bosque Prohibido...

-¿¡Y qué se supone que un par de niños como ustedes estaban haciendo allí y de noche!? -exclamó Poppy, exasperada.

-Mmm... -Harry no respondió, porque allí ya no podría confesarlo todo.

La enfermera salió de su vista unos segundos. Harry acercó una silla hacia la cama de Ginny y la miró. Ella estaba con los ojos fuertemente cerrados. Madam Pomfrey regresó y le hizo sacar la túnica, le subió la manga de la blusa ensangrentada, limpió o desinfectó la herida y le puso unas gotitas de alguna poción, que la hizo estremecer. Luego le puso otra pomada encima y le envolvió el antebrazo con una venda.

-Por favor, trata de no quedarte dormida, que te dolerá más la curación.

-¿Qué le puso? -preguntó Harry, intrigado.

-Una poción que la reconfortará desde las venas y eliminará todo el veneno que allí se pueda encontrar, y una pomada para que la herida desaparezca, será mejor... -Y se dirigió a Harry. -...que te vayas a dormir a tu sala común.

-No, no importa, me quiero quedar.

-Pero no la molestes -dijo finalmente Madam Pomfrey dejando una vela sobre la mesita de noche y saliendo hacia su despacho al fondo de la enfermería.

Se quedaron unos minutos en silencio. En ese tiempo, el rostro de Ginny se había relajado, tal como todo su cuerpo. Ya no temblaba. Abrió los ojos lentamente.

-Estoy cansada... no sé cómo quiere que aguante despierta toda la noche.

Harry sonrió en modo de respuesta, haciéndola sonrojar. No entendía cómo sólo él podía provocar eso en ella. Y se dio cuenta que hace mucho, mucho tiempo, que no lo veía sonreír de esa manera.

-Harry...

-¿Qué?

-Gracias... por...

-No es nada, tranquila.

-¿Seguro?

-Todo es mi culpa... si no te hubiera metido en eso... no tienes nada que agradecerme, Ginny.

Ginny bajó la vista y miró a los pies de su camilla. Era cierto, que después de todo había sido culpa de Harry. Pero... ¿qué lo habría hecho cambiar?

"Realmente, no lo entiendo..."

Luego levantó la vista hacia él de nuevo, y vio que se le cerraban los ojos. De cansancio seguramente. Era cierto que nadie la había pasado tan mal cómo él, así que no dijo nada viendo cómo se dormía sentado en la silla. Para no dormirse ella misma, tomó un libro de medicina de la mesita y se puso a leer.

Aproximadamente media hora después, Madam Pomfrey volvió.

"¡Cómo no descansa esta señora!" Se preguntó Ginny, bajando el libro y sonriéndole.

-¿Te encuentras mejor? -preguntó en voz baja.

-Sí, mucho mejor, gracias -le respondió de la misma manera.

-Bueno, entonces ahora puedes dormir... no te dolió mucho... ¿o sí?

-No, para nada...

La enfermera se dio vuelta.

-Voy a despertar a este niño, yo sabía que se iba a dormir...

-¡No! -chilló Ginny, pero luego bajó la voz-. No lo despierte...

-¡Va a despertar todo adolorido de músculos si duerme así!

-No creo que quiera que lo despierten, Madam Pomfrey, por favor...

-Está bien, pero mañana en la mañana ambos se irán hacía su sala común a descansar, les firmaré una orden para no asistir a clases.

-Gracias... -susurró Ginny, mientras la enfermera se iba.

Minutos después, apagó la vela, pues el sueño la venció también.

SoSoSoS

En otro lugar del castillo, Draco se había metido a su cama con un pensamiento. Él quería a Hermione. Cuando tomó la apuesta, no lo había pensado, pero luego, ella había tomado mucha más importancia de la que tenía antes en su persona. Le agradaba estar con ella, le agradaban sus besos, le agradaba todo. Pero ahora... ¿qué rayos iba a hacer? Sabía que, ni en broma; los Slytherins, sus padres, todo el mundo... iban a aceptar si iniciaba una relación con ella. Que las probabilidades de siquiera preguntarle si ella sentía lo mismo iban a ser favorables.

Pero, de todas maneras, él se lo iba a hacer saber de alguna manera. Ya mañana hablaría con ella. Y de esa manera, se durmió.

Al día siguiente, despertó completamente relajado. Tenía que encontrarla antes de que empezaran las clases, y además lo que lo hacía más difícil, tenía que encontrarla sola. Se duchó, se vistió y corrió hacia la torre de Gryffindor.

Salían y salían alumnos, y él, escondido donde estaba detrás de una armadura, no la vio salir.

"Algo raro está pasando aquí" Se dijo, mientras agudizaba más la vista, intentando reconocer a la cabellera desordenada entre la marea de alumnos.

SoSoSoS

Hermione había salido mucho más temprano hacia la biblioteca, para terminar un trabajo que tenía que terminar con un texto que no dejaban llevarse a la sala común. Se había sentado y había comenzado a redactar, cuando sintió que alguien la golpeaba despacito con un dedo en el hombro. Ella se volteó lentamente y se encontró a Pansy Parkinson, mirándola con una mezcla de asco y odio.

"Que linda combinación" Pensó.

-¿Qué? -le espetó.

-A ver, sangre sucia, tengo que hablar contigo... -le dijo tomando una silla junto a ella y sentándose.

-Pero que sea rápido, no tengo mucho tiem...

-¿Te gusta Draco? -la interrumpió, con una sonrisita demasiado falsa.

"¿Cómo...?. ¿Lo sabe?. ¿Nos habrá visto?. ¿Y si Pansy no es la única que lo sabe?!" Hermione se estremeció.

-Vamos, contéstame.

-¿Qué te importa?

-Los vi anoche...

-¿Y? Supongo que no estarás celosa, Parkinson...

-Ja ja ja -se rió con sarcasmo-. ¿Yo, celosa de una... tipa como tú? No sueñes, querida...

-¿Entonces?

Pansy tomó aire.

-¿Sabes por qué Draco se metió contigo, en primer lugar?

-¿Qué te importa eso a ti?

-Mira asquerosa... -le iba a decir algo, pero se contuvo-. ¿Sabes o no?

-Para practicar pociones.

-¿Y realmente te creíste eso, sabiendo que Draco es uno de los mejores alumnos en pociones y que Snape nos regala, por lo demás, a los Slytherin los dieces?

-Bueno... -Hermione se incomodó. Sin duda, en algo tenía razón la chica. -Yo... Él me dijo...

-Lamento tener que ser yo la que te dice esto, pero Draco se metió contigo por un juego de Verdad o Castigo, que Zabini le dijo, y que con el asque... beso, que se dieron anoche, la apuesta finalizó. Te quería decir esto para que no te volvieras a acercar a él... de todas maneras Draco te lo iba a decir también, yo creo, pero ya sabes... quise ser yo la que te daba la noticia.

Hermione estaba demasiado ida como para responderle, que no notó la contradicción de Pansy en la frase.

"¿Una apuesta? Esta tipa esta loca... pero... ¿una apuesta...? Y..."

Era cierto, pensó. Draco nunca se habría metido con ella por voluntad propia. ¿Cómo había sido tan ingenua, cómo no lo había pensado antes?

Pansy se puso de pie, se despidió sonriendo y moviendo la mano cínicamente salió de la biblioteca. Hermione se dio cuenta que no podía seguir su trabajo. Cerró el libro de golpe, con rabia, se lo devolvió a la Señora Pince y enrolló y guardó su pergamino en la mochila. Y antes de que las lágrimas comenzaran a salir de sus ojos, salió de allí.

SoSoSoS

En la enfermería, Madam Pomfrey despertaba a Ginny y Harry, sacudiéndolos respectivamente.

Harry fue el primero en abrir los ojos. Se levantó de la silla, estiró los brazos, movió el cuello y caminaba hacia la salida justo cuando Ginny se restregaba los ojos para luego abrirlos. Y cuando se dio cuenta, Harry ya se había ido.

Ginny se sentó en la cama, desconcertada, y Madam Pomfrey le quitó las vendas del brazo. Ya no tenía rastros de la mordedura ni sentía fiebre.

-Ya estás bien, puedes irte -le dijo la enfermera.

Ginny se paró sin pensarlo mucho, tomó su túnica de los pies de la cama, y lentamente se fue del lugar. Se arregló la manga de la blusa y vio que esta estaba impecable, sin rastro de sangre ni el agujero que allí tenía el día anterior. Se puso la túnica y vio que también estaba como nueva. Tenía ganas de encontrar a Harry, pero sabía que no se le haría fácil, así que fue a la sala común a cambiarse.

En tanto, Harry había ido a los terrenos del colegio. Ya ni loco, ni porque le pagaran, ni aunque le ofrecieran un puesto en el equipo nacional de Quidditch se metería de nuevo al Bosque Prohibido. Había estado allí lo suficiente por el resto de su vida. Se acostó de espaldas junto al lado del lago más cercano al castillo y observó el cielo.

"Ahora al menos tengo un día libre justificado" Pensó, mirando algunas nubes blancas que formaban figuras graciosas.

Se sentó, y se dio cuenta que ese era el mismo lugar donde había comenzado todo. Sentado a orillas del lago. Claro que ahora no cometería las tonteras ocurridas otra vez. No iba a arriesgar la vida de ningún inocente. Si alguien merecía morir, ese era él. Aunque ahora, esa posibilidad estaba un poco lejos. Ya no quería morir.

"Si tan sólo entendiera por qué..."

Recordó lo que había hecho anoche. Lo que había hecho por Ginny Weasley, que antes no tenía importancia... ¿y ahora sí? Tal vez. Él la había tratado muy mal durante todo ese tiempo, y luego le había salvado la vida.

"¿Pero eso fue porque no quería más involucrados o porque... la quiero?"

Palideció. ¿La quería?. ¿De dónde había sacado eso? Quizás...

Era cierto.

Continuará...