Esencias
Capitulo II: Espera.
"Cuando el silencio invada tú corazón, los ángeles vendrán a susurrarte..."
Ranma daba vueltas por la habitación. La espera lo mataba por dentro, la impaciencia bloqueba su mente. Entre los dos con su padre habían tomado a Soun y lo habían arrastrado a duras penas hasta el comedor. Desde entonces los tres estuvieron sentados. Los pensamientos de Ranma corrían a gran velocidad, pensando en todas las posibilidades, esperando la señal que le diera alguna pista del paradero de las hermanas.
De Akane...
Había recorrido la casa buscando rastros que le indicaran alguna cosa. El lugar donde había pasado todo estaba intacto. Lo único que lo conducia a pensar que había sido un sueño era el estado interior de la casa a causa del temblor. Muchas cosas habían caído al piso destruyendose o simplemente tiradas sin que nadie pareciera notarlas...
Una mano se situo firmemente sobre su hombro. Su padre lo miró fijamente.
-Ranma, creo que es hora de que vayas a buscar a tú madre.
Genma lo miraba fijamente y su voz era seria. Ranma se levanto y lo remecío con fuerza.
-Dime, ¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso tú lo sabes?, ¡Dímelo papá!
Genma no se inmutó, cerró los ojos y su cabeza bajo levemente en señal de meditación. Ranma esperaba espectativo e impaciente.
-No lo sé- admitió sonriendo y encogiendose de hombros.
Ranma sintió que su cabeza explotaba.
-¿Por qué dices que vaya a buscar a mi madre?
Genma puso la mano trás su cabeza y rió sonoramente.
-Es que es la única que podría hacer la cena, Kasumi no está y no hemos comido en todo el día hijo.
Ranma apretó los dientes con furia. Acercó su puño a la cara apretandolo con fuerza.
-Papááá...- pudo oírse entre dientes mientras hacía pocos esfuerzos para no darle un golpe a su padre.
Los estamagos de ambos hombres sonaron al unísolo. La furia de Ranma desaparecío de golpe remplazandose por la idea de hambre. Relajó su cuerpo con un gesto avergonzado. Sin reclamar se dirigió a la puerta maldiciendo.
Cuando Nadoka vió a su hijo en la puerta supo del porque del temblor. El muchacho entró de golpe en la sala, donde su madre estaba sentada frente a una pequeña mesa tomando té.
-Mamá..
-Te has demorado en llegar hijo...
Ranma no supó que decir. ¿Acaso ella sabría por qu venía a buscarla?
-Mamá, Akane y sus hermanas han desaparecido en la noche.
Nadoka observó con cuidado a su hijo
-¿Y...?
-Te vengo a buscar porque mi padre, bueno, nosotros... el señor Tendo... -Ranma no pudo evitar sonrojarse- no hemos comido...
Nadoka sintió alivio. La situación no era grave, era más bien común. Había temido cada vez que algo acurría. Pero aún no parecía ser aquel el momento.
La mujer se levantó con suavidad y tomó su katana.
-Vamos entonces...- sonrió.
Tendo ya no lloraba hace bastantes horas. Estaba recostado en el piso de la sala con un paño frío en la cabeza. Miraba al techo sin que nada lograra ya perturbarlo.
Genma estaba sentado en el marco de la puerta mirando hacia el patio. Cabeceaba de vez en cuando, despertando constantemente por el hambre que sentía. Hacia silencio. Demaciado.
-¡Llegué!
El sueño del señor Saotome se disperso en un segundo y se levantó con entusiasmo al pensar que finalmente comería. Nadoka aparecio junto con Ranma a través de la puerta corrediza. La familia se detuvo al seco, un fuerte grito de Soun los puso a todos en guardia.
-¡Tú!, ¿Qué haces aquí?
Ranma miró a el señor Tendo solo para darse cuenta de que miraba a su madre. Nadoka lo miraba tan sorprendida como todos. En un segundo en su mente encajaron miles de pensamientos.
-¿Por qué no me mandaron a buscar inmediatamente?
-No se te nesecita- Soun se levantó para encararla.
-Genma -murmuró Nadoka mirando a su marido- era tú responsabilidad
Su esposo daba muestras de que no sabía de que le estaban hablando. Nadoka suspiró...
-¡Qué esposo tan inutil!, ¡No se porque he confiado en tí!
-¿Qué es lo que pasa mamá?- pregutó Ranma
-Nada- Interumpió Soun- nada está pasando, todo esto es lo de siempre, lo habitual...
Ranma entornó los ojos. Su madre lo tomó de un brazo.
-Hijo, hay muchas cosas que ocurriran desde ahora...
-¿Qué le vas a decir?- Soun tomó a Ranma del otro brazo.
Nadoka lo miró desafiante. Tendo no soltó a Ranma. El chico tiró su brazo liberandose. Tomó de los hombros a su madre y la miró fijamente.
-Akane y las demás se fueron esta noche, hubo un temblor y una fuerte luz, luego ellas desaparecieron...
-Su madre se las llevó hijo, ella solo ha venido a hacer lo que le correspondía...
-¡Maldita!- Soun enfurecido le dio un empujón a Ranma para caer sobre Nadoka- ¡Esto es injusto!, ¡Yo las cuide y las protegí!
Ranma y Genma tomaron al enfurecido Soun. Su cólera lo cegaba y luchaba por ser liberado. Con dificultad, padre e hijo lo encerraron en su cuarto. Dentro de el comenzaron a oírse destrosos. Lentamente todo volvío a quedar en silencio.
Los minutos pasaban con demaciada lentitud. El sol comenzaba a esconderse bajo el horizonte de casas, oscureciendo la ciudad y así mismo el corazón de Ranma. Su madre lo observaba a distancia. Sabía que era lo que estaba pasando y creía que el sufrimiento en el alma de su hijo no sería el peor. Había tratado de ordenar las palabras adecuadas para decirle lo necesario que era que él mantuviera la calma. Presentía que si que Ranma la llenaría de preguntas, que trataría de evitar de cualquier manera los ritos, igual como lo había tratado de hacer Soun. Todo, desde el momento de que las tres muchachas habían desaparecido, era inevitable ya...
-¡Mamá!
Ranma la llamaba desde el patio. Ella rápidamente corrió al corredor que daba al patio. Una clara luz bajaba lentamente, luchando entre la oscuridad. Suavemente se posó sobre el muchacho, dejando un camino de luz hacia el cielo.
Nadoka sintió una punzada en el corazón. ¿Qué pasaría ahora? Estaba apuntó de gritarle a Ranma que corriera, que se alejara, pero sus labios no pudieron pronunciar ni una sola palabra...
Ranma subió los brazos para recibir algo. La luz se hizó más brillante. Nadoka corrió hacia su hijo, pero sus ojos se cerraron instintivamente por la intensidad de la luz. Cuando los volvió a abrir, se dió cuenta que Ranma estaba aún en el mundo. Y no solo él. Entre sus brazos, la más joven de las Tendo llacía inconciente.
Él giró hacia ella y avanzó lentamente.
-Ha vuelto...- susurró sin que alguna expresión se distinguiera en su joven rostro.
-Sí hijo, han querido que ella vuelva...
Nadoka observó a Akane. En su cuello estaba la señal que lo confirmaba todo. Ella era la que había sido la elegida de sus hermanas y sería ella a la que tendría que enseñar. Sin saberlo, se había ganado el derecho de vivir, aunque nunca comprendiera el por qu ni la razón de todos los hechos vendrían.
Akane sería la esperanza, aunque como algunas de las anteriores, le costara aceptarlo.
Nadoka miró al cielo. Quería disfrutar aquella de las últimas noches... que sería tranquila...
Agradecimientos: Para Ako: mi editora favorita!, gracias por ayudarme aunque estes con poco tiempo!; Maité-Chan: muchas gracias por tú comentario!, me ha motivado para seguir el fic y con aún más ganas!
Comentarios: de capítulo en capítulo ha ido avanzando la historia. Poco a poco va tomando forma... jejejeje. Sin adelantarles nada para no arruinar la sorpresa, me despido: Hasta la próxima! xD
