DISCLAIMER: Ninguno de estos personajes son mios. Todo pertenece a JK Rowling, Warner Bros, etc, etc... NO gano dinero con esto

ADVERTENCIA: Este fic contiene slash, si no te gusta no lo leas. ¡¡¡Estás avisado/a!!! ¡¡¡No quiero problemas!!! Podrá tener escenas de violencia o sexo explícito, pero yo voy a avisar cuando suiceda para que si no quieren no las lean.

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PAREJAS: Remus/Severus, Ron/Hermione, Lizeth/??, Harry/??, Sirius/??, Draco/??, Narcissa/??...ya verán...

TIEMPO: After voldemort. La guerra terminó y Harry está en septimo año.

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RESPUESTAS A REVIEWS:

MacGonagall_li'l Kat!: Gracias!!! Es genial que te guste tanto el ff. No me olvido nunca que vos me escribiste mi primer review!!! Espero que te siga gustando!!

Kailey Hamilton: No te preocupes que no me molestaron en absoluto tus criticas. No tenía idea de que era eso de "Mary sue", asi que averigue un poquito...puede que el personaje te de esa impresion, pero no tengo ni tuve intencion de que asi sea. La pobre piba esta mal, pero eso va a cambiar. Lo que paso en este ultimo capitulo la va a hacer cambiar mucho. A ella y a algunos personajes mas. Lo se Snape, me parecio que no podia hacerlo de golpe un tipo super romantico o algo asi. Despues de todo, siempre fue un mago oscuro y un hombre frio, y tenia que costarle salir de sus barreras. Si queres hacer un fan art, lo unico que pido es que me lo mandes..jeje. Narcissa es un personaje importante y le di un enfoque diferente.Porque nadie piensa que la pobre mujer sufre mucho junto a ese hombre... Por otro lado, su relacion con Sirius me parece que va a quedar en algo bastante platonico...no se si correspondido aun, porque tengo otras intenciones para el animago..jeje. En algun otro ff capaz que los emparejo. Muchas gracias por tu review...espero que te guste este nuevo capitulo!

Ophelia Dakker: Gracias!!! Tantos halagos para mi!!! Me alegra que te haya gstado, eso significa que la escena de Lucius y Lizeth me salio bien. En cuanto a tu pregunta, Lemon significa escenas de sexo explicito. Espero que aprecies este capitulo.

Glarawen: Tenes toda la razon! Los finales son lo que mas impresion causan. Me alegra que te guste la historia y que la sigas!

Akiko Koori: Gracias pro el dato. Ahora veremos si lo hice bien. A ver si me mantiene o no el formato. Espero que te guste este capitulo!

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CAPITULO 8: REACCIONES.

Sólo había una cosa que podía alterar de esa manera a un Malfoy, y eso era que toquen sus pertenencias. Severus Snape comprendió que Lizeth había mantenido relaciones íntimas con Lucius Malfoy y sólo pudo imaginar las amenazas que el rubio mayor debería haber utilizado para convencerla de engañar a su hijo.

Haciendo uso su mente fría y calculadora, se hizo cargo de la situación. Sin pensarlo dos veces, se acercó a su eterno enemigo Black, mientras Draco Malfoy salía del comedor echo una furia.

-Busca a Avery, yo me hago cargo de Malfoy.

-Yo? -le contestó el animago.

-Si tu, Black. No seas imbécil y hazte cargo de los alumnos de tu casa.

Los dos profesores salieron detrás del heredero de los Malfoy, atravesando las puertas del Gran Salón, sin hacer caso a los murmullos de los alumnos, que aún no se recuperaban de la impresión de ver a Draco Malfoy perdiendo el control.

-Señor Malfoy -dijo Snape tomándolo de un brazo -Acompáñeme.

-No puedo ahora. Tengo que encontrar a Lizeth.

-Dije que me acompañe. No es un pedido, sino una orden. La señorita Avery estará bien.

-¡NO! ¡NO VA A ESTAR BIEN! ¡NO ENTIENDE! ¡USTED NO SABE NADA!

-Cálmate Draco. -Severus se interpuso entre el rubio y su camino y lo tomó de los hombros. -Nosotros dos tenemos algunas cosas de que hablar antes de que hagas algo mas. Avery va a estar bien, te lo prometo. Ven conmigo.

Caminaban en silencio, Draco deseando estar en cualquier lugar, menos con el profesor mas severo de Hogwarts. Intuía las preguntas que le iba a hacer, y no quería, mejor dicho, no podía responderlas. Y Severus pensaba en cómo hablar con Draco, sómo hacerle entender que probablemente Lucius la había obligado, que ella no había querido engañarlo. Si tan sólo Narcissa estuviera con él...o Remus.

***

¿Dónde demonios se había metido esa chica? ¡Mierda! si era mas escurridiza que él mismo en sus épocas de estudiante... si Moony estuviera con él, sabría como encontrarla, y ya tendría un plan inteligente para hablar con ella. Pero no. Lucius Malfoy tuvo que elegir la noche de luna llena para hacer lo que sea que haya hecho. ¿Cómo iba a encontrarla en un enorme castillo Medieval?

-¡Harry! -dijo Sirius ingresando en el Gran Salón otra vez -Necesito que vengas, por favor.

-¿Qué sucede Sirius? -preguntó el chico preocupado -¿Dónde está Lizeth?

-Es exactamente lo que quiero saber. ¿Dónde está el Mapa?

Padrino y ahijado se encaminaron a la Sala Común de Gryffindor. El menor corrió escaleras arriba, hacia su habitación. El Mapa del Merodeador estaba en el mismo lugar de siempre, en el fondo de su baúl. Lo tomó rápidamente en sus manos y se acercó a su padrino. Sabía que al viejo Merodeador le encantaba pronunciar las "palabras mágicas", y así lo hizo.

En cuestión de segundos, todos los corredores del castillo estaban representados por líneas verdes, y el Gran salón se encontraba lleno de puntitos minúsculos con los nombres de todos lo alumnos y profesores. Sólo siete puntos estaban fuera de él.

Severus Snape y Draco Malfoy se encontraban en el despacho del adulto. Harry Potter y Sirius Black frente al cuadro de la Dama Gorda. Sybill Trelawney en su salón de clases, probablemente haciendo inútiles y falsas predicciones. Hasta que la vieron. Lizeth Avery estaba cerca de...¡EL BOSQUE PROHIBIDO!

-Harry, quédate aquí y no le digas a nadie nada de....

-Ni loco. Yo voy contigo.

-Está bien, vamos. -dijo Sirius sabiendo que no tenía tiempo para argumentar.

Ambos magos alcanzaron a la rubia hechicera. Contra todo pronóstico, Sirius confirmó que la chica sabía llorar, pues su rostro estaba cubierto de lágrimas secas y, por un momento, tuvo la necesidad de limpiárselas con sus labios. Escapando de esos pensamientos que no deberían estar allí, el animago se arrodilló frente a ella.

Lizeth estaba sentada en el suelo, con la espalda recargada sobre un viejo árbol y la mirada perdida en el estrellado cielo. Se abrazaba a sí misma, intentando buscar una tranquilidad y serenidad que no poseía. Ni se dio cuenta cuando los dos Gryffindors se acercaron a ella.

-Lizeth...¿Te encuentras bien? -preguntó Sirius, pero ella no respondió. Ni siquiera tuvo alguna reacción que evidenciara haberlo escuchado.

-¿Lizeth? -fue el turno de Harry, que acompañó su voz moviendo su mano frente al rostro de su compañera de casa. -Háblame Lizeth...

-¿Lukas? -susurró la chica. Harry miró a su padrino preocupado, recibiendo sólo confusión por parte de los ojos azules de éste. Él sabía perfectamente la historia, sabía que Lukas estaba muerto.

-No, Harry -le dijo Harry al oído. -Ven. Tenemos que volver al castillo.

-No me muevo de aquí sin Lukas. -contestó mirando a la nada nuevamente.

-Acá estoy -dijo Sirius sin comprender quién era ese tal Lukas o qué era lo que le ocasionaba terquedad. -Ya podemos volver al castillo, verdad?

Sirius le tendió la mano y ella la agarró dudosa, como sospechando que no estaba ahí de verdad. Pero en cuanto estuvo de pie, se aferró a ese cuerpo adulto, que nada tenía que ver con el de su amor, pero ella parecía no notarlo. Harry sonrió preocupado y triste, definitivamente Lizeth no estaba bien.

Después de dar tres pasos, el cuerpo de la Gryffindor se desplomó en los brazos de su profesor, quien la miró preocupado y la cargó. Luego de acomodar la cabeza de la rubia en su pecho, se encaminó a la enfermería. Madamme Pomfrey tenía que verla.

-¿A dónde vamos? -preguntó Lizeth sorprendiendo a Sirius, que creía que se había desmayado.

-A la enfermería. No te encuentras bien.

-¡No! Por favor Lukas...a la enfermería no....

Harry le aconsejó a su padrino llevar a la chica a sus aposentos. Y mientras caminaban, le contó todo lo que sabía de ella y Lukas. Así como también de su madre y su mejor amiga. Sirius apretaba los dientes con mas fuerza cada vez, y la vena de la sien se le marcaba tanto que Harry pensó que estaba por salírsele.

Cuando llegaron a la habitación, Sirius la depositó con cuidado en la amplia cama de dos plazas, y la cubrió con una manta. Harry se veía inquieto, furioso y preocupado. Caminaba de un lado al otro de la habitación y su padrino no pudo hacer mas que sonreír.

-¿Te gusta Lizeth? -preguntó Sirius.

-¿QUÉ? ¡No! Sólo me preocupa...me cae bien. -Harry la miró agitarse entre sus sueños -¿Qué crees que le haya pasado?

-Nada bueno -dijo Sirius -Hazme un favor. Dirígete a la enfermería y dile a Madamme Pomfrey que venga. Creo que tiene fiebre. Y después...dile a Snivellus que necesito hablar con él también.

***

Llevaban varios minutos sentados, uno frente al otro, sin hablar ni moverse. Dos tazas de humeante té frente a ellos, pero Draco se sentía demasiado abrumado como para beber la suya. Severus se llevó la fina porcelana a sus labios y bebió un sorbo.

-Dime Draco...¿A quién estás culpando?

-¿Perdón?

-¿A quién sulpas por lo que pasó en la Mansión? ¿A Lizeth?

-Claro que no. -respondió el rubio con un movimiento de su mano.

-¿A tu padre? -preguntó, sabiendo que el chico amaba tanto a su padre que era incapaz de culparlo de nada. Sólo quería ganarse el orgullo de su progenitor y haría cualquier cosa para lograrlo.

-No. -respondió el rubio, ganándose una ceja levantada de su profesor -A mi. Yo tengo la culpa.

-Creo que no comprendo Draco. Tu ni siquiera estabas ahí.

-Pero yo le dije que ella me humilló en el Gran Salón. Yo le dije que Potter salió corriendo tras Lizeth en ese momento. Yo le dije que estaba bien si él la castigaba.

-¿Cuál fue el castigo, Draco?

-Ya lo sabe, no entiendo para qué lo pregunta.

-Esto es muy grave -dijo Severus -Puede tener demasiadas consecuencias.

-Lo sé. -asintió Draco -Lo único que quiero ahora es verla y escuchar de sus labios que la obligó, pero no la violó. Porque si lo hizo...Si la tocó sin su consentimiento, aunque haya estado amenazada, lo mato.

-Draco...¿Qué es lo que pasa? Estás ocultando algunas cosas. Se que no soy de tu agrado desde que revelé que era un espía para Dumbledore, pero...tu madre es una hermana para mi, soy tu padrino y...

-Lo se. Lo que pasa es que...

Pero Draco no pudo continuar su relato porque alguien llamó a la puerta del Profesor de Pociones. El Jefe de Slytherin se encaminó a la puerta y, al abrirla, se encontró con un muy agitado Harry Potter. Draco se puso de pie en el instante en que vio esa familiar cabellera negra azabache descontrolada.

-Profesor...creo que debería venir conmigo.

-¿Dónde está Lizeth, Potter? -exigió saber Draco.

-No sé para que preguntas, de todos modos no te interesa lo que le sucede. Seguramente tu padre y tu lo planearon.

-Escúchame Potter porque...

-¡BASTA! -gritó Snape. -¿Qué sucede Potter? ¿Dónde está Avery? ¿En qué condiciones se encuentra?

-Está con Sirius. -Harry tomó aire y explicó a su profesor -No sé que le sucede. La encontramos cerca del Bosque, piensa que Sirius es Lukas (su exnovio) y ahora se desmayó...creo que tiene fiebre. Madamme Pomfrey ya está yendo para alla. Sirius me pidió que lo venga a buscar.

-Está bien Potter, puede irse a su habitación.

-Lo siento profesor, pero no voy a hacerlo.

-¿Perdón?

-No voy a irme a dormir sabiendo que Lizeth se encuentra mal.

-Deje de hacerse el héroe y...

-Sabe que no es eso. -Harry tenía tal grado de decisión y determinación en su mirada que Severus no pudo negarlo.

-Está bien. -accedió -Se queda acá. Con Malfoy. -los miró entornando los ojos peligrosamente y prosiguió -Si cuando regreso, encuentro algo fuera de su lugar, o algún signo de que estuvieron peleando, van a recibir el peor castigo de toda su vida. LOS DOS. ¿Entendido?

-Si, profesor. -dijeron los dos alumnos.

-Draco...llama a tu madre. Utiliza mi chimenea. Dile que venga lo antes posible, pero que no se ponga en peligro.

***

-Está bajo los efectos de un shock -informó Madamme Pomfrey a Severus y Sirius -Puedo bajarle la fiebre, pero igualmente continuaría así.

-¿Qué quiere decir? -preguntó Sirius.

-Que se aisló del mundo. Hasta que no decida volver, va a vivir en esa fantasía que creó para ella misma.

-Mierda -murmuró Severus.

-¿Sabe a qué se debe que se encuentra en ese estado? -preguntó nuevamente el animago.

-Ni idea. No tiene ninguna marca ni herida.

-Gracias Poppy -dijo Severus a modo de despedida.

-Llámenme si necesitan algo mas.

-Lo haremos -cuando la enfermera cerró la puerta, Severus miró a Sirius -Si de verdad cree que eres ese tal Lukas, no nos va a quedar otro remedio que dejarla aquí contigo.

-¿Qué? No puedo hacerme cargo de una loca que cree que soy su novio muerto y...

Sirius no tuvo muy en claro lo que pasó, pero sólo notó un fuerte dolor en su pómulo izquierdo y se encontró en el suelo. Al levantar la vista, notó a un colérico Severus Snape, que lo apuntaba con su varita y parecía estar haciendo uso de todo su autocontrol para no matarlo.

-Lucius Malfoy la obligó a acostarse con él -siseó Snape -No es ninguna loca. Pero ¿qué puedo esperar de un imbécil que no ve mas allá de su propia nariz?

-Lo siento -susurró Sirius -No sabía que...

-Esto no me gusta mas que a ti, Black. Pero confío, por primera vez en mi vida, en que sepas hacer algo coherente.

-¿Dónde está? -dijo Narcissa Malfoy, ingresando en la habitación, seguida de cerca por Minnerva McGonagall.

***

El silencio era insoportablemente incómodo, el aire podía cortarse con tijeras y parecía que les lastimaba cuando entraba en sus pulmones. Ya no soportaban mas la tensión. La desconfianza era demasiada. Los momentos vividos entre ellos siempre fueron desagradables. Demasiadas agresiones gratuitas, demasiados insultos, demasiado odio sin motivo.

Harry no podía dejar de pensar qué hubiera pasado de haber aceptado la amistad de Draco en su primer año en Hogwarts. ¿Serían amigos? Tal vez, Draco lo hubiera entregado a Voldemort cuando resucitó. O tal vez, podría haberlo alejado de su oscuro futuro.

Los pensamientos de Draco no estaban muy lejos de eso tampoco. Si tan sólo Harry Potter no lo hubiera rechazado aquél día. Todo sería absolutamente diferente. Él tendría un amigo en quien confiar y podría haber escapado de toda la mierda que lo rodeaba. Le habría costado el odio de su padre, pero no le hubiera importado en ese caso, porque Harry hubiera sido su amigo.

-¿Cómo está Lizeth? -Draco rompió el silencio -¿Qué ha dicho?

-Nada en realidad. Estaba como...ida. Por algún motivo pensó que yo era Lukas y, cuando se lo negué, cruzó sus brazos y se negó a volver al castillo, por eso Sirius le dijo que era él.

-Lukas era ese novio que tenía en Bulgaria, ¿verdad? -Harry asintió -Mi padre lo mandó a matar, junto con su padre.

-Lo sé. Ella me lo dijo.

-¿Son amigos, Potter? ¿O son novios secretos? -preguntó Draco con odio.

-Ninguna de las dos cosas. Le ofrecí mi amistad, pero la rechazó.

-Sabes lo que se siente entonces -murmuró Draco, pero no lo suficientemente bajo para que Harry no lo oiga.

-¿Por eso me odias? ¿Por que rechacé tu mano en el tren?

-¿Te parece poco? NADIE rechaza a un Malfoy.

-Si hubieras sido un "poquito" mas amable con Ron y su familia, no lo habría hecho.

-¿Por qué creíste, sin saber nada del mundo mágico, que Weasley era mejor que yo?

-Porque toda mi vida como muggle sufrí el rechazo y el odio de mis tíos y mi primo. Siempre me despreciaron y me trataron como basura. Y cuando insultaste a los Weasley, me recordaste a Duddley, y Ron me recordó a mí mismo. Sólo por eso.

-Las cosas hubieran sido muy distintas si fuesemos amigos.

-Lo sé. -respondió Harry -Supongo que todo pasa por alguna extraña razón. De todos modos...¿puedo hacerte una pregunta?

-No te garantizo mi respuesta, Potter.

-¿De verdad te importa lo que le sucede a Lizeth? ¿O sólo quieres saber que fue lo que hizo para castigarla?

-No me he portado bien con ella, lo admito. Pero, deberías saber, que nada es simpre lo que parece.

***

Narcissa estaba sentada en el borde de la cama de Sirius, con sus hermosos ojos celestes clavados en la figura que yacía dormida en ella. Con su mano le acariciaba tiernamente el cabello y el rostro, deseando que despertara y susurrándole disculpas.

Severus ya no podía creer soportar mas la situación. Nunca había sido bueno en casos de dramatismo, y menos aún cuando la víctima fuera una alumna, y una Gryffindor. Quería salir de allí, pero sabía que no podía dejar a su amiga sola con Sirius Black.

Sirius observaba la escena pasmado. Narcissa se comportaba como si fuera la madre de Lizeth y eso lo llenaba de ternura. Siempre había odiado a su familia, pero con Andrómeda y Narcissa había hecho una excepción. Ellas dos eran las únicas que valían la pena, hasta que la rubia aceptó casarse con Lucius Malfoy. Nunca supo el motivo de tal decisión, y por más que preguntó, ella no le había contestado y se había alejado. Evidentemente, su prima no confiaba en él.

-¿Mamá?

-No pequeña...mamá no está -respondió Narcissa, sintiendo que se le quebraba el alma.

-Llámela, necesito verla. La extraño.

-Mamá no está mas con nosotros Lizeth, ¿recuerdas? -Lizeth abrió muy despacio los ojos, para encontrarse con una señora que le era vagamente familiar y que lloraba al mirarla -Si me dejas yo puedo cuidar de ti.

-¿Dónde estoy?

-En Hogwarts. Te trajimos de vuelta -explicó Narcissa -Ya estás de nuevo en Inglaterra, ya dejaste Bulgaria.

-Lukas -dijo Lizeth dirigiéndose a Sirius -¿Es verdad? ¿Estoy en casa otra vez?

-Si.

-Mmmm y...¿usted quién es, señora?

-Narcissa, Narcissa Ma..Black -se corrigió a último momento. -Tutéame Lizeth.

-Bueno. ¿Puedo decirte algo? -Narcissa asintió y la chica se acercó a su oído -Ese hombre de cabello grasiento me da miedo.

-Severus, ¿puedes dejarnos? -dijo la mujer acercándose a su amigo -A Lizeth le incomoda tu presencia.

-Comprendo. Estaré con Potter y Draco. Creo que se va haciendo necesario que compruebe que no se han asesinado mutuamente.

-También debo irme -dijo McGonagall, que había estado enfrascada en una coversación desoladora con Snape. -Hasta mañana. Hazte cargo Sirius.

-Si, si. No te preocupes Minnerva, me hago cargo de Lizeth. -dijo Sirius con tono cansado.

-¿No te gusta esto, verdad? -preguntó Narcissa cuando Lizeth se durmió otra vez.

-No es eso...es sólo que...no se como ayudarla. No soy bueno para este tipo de cosas.

-Si lo eres -dijo Narcissa sentándose en un sillón -Siempre estuviste para Andrómeda y para mí. Sólo te pido que la trates como si fuera mi hija.

-¿Por qué te casaste con Lucius? Tu no eres como él.

-Porque...uff...Me obligaron y...

-Yo podría haberte ayudado -declaró Sirius.

-Lo sé. Pero no tuve el valor de negarme a los deseos de mi papá. Fui una idiota y muy cobarde. No hay día que no me arrepienta de eso.

-Lo lamento -dijo Sirius acariciándole el rostro -Debería haberte ayudado en vez de juzgarte y condenarte.

-Está bien. Severus me cuidó todo este tiempo.

-Entonces...¿tu y Snivellus...?

-¡No lo llames así! -exclamó Narcissa indignada -Y no. Entre nosotros no hay nada mas que un gran amor de hermanos. De hecho, él podría estar interesado en cierto amigo tuyo...

-Ni lo menciones -murmuró Sirius entre dientes.

-¡Oh! ¡Vamos Sirius! Merecen ser felices.

-Claro que Moony merece ser feliz...pero...¿por qué Snivellus?

-El corazón decide sólo, no te olvides de eso. -le dijo sabiamente Narcissa -¿Y tu? ¿Le has buscado madre a Potter?

-No. -dijo Sirius riendo -He perdido mi ritmo, pero ya lo voy a recuperar. No te preocupes por mí, primita.

"Primita". Narcissa sentía que su corazón se desgarraba cada vez que Sirius la llamaba así. Era una horrorosa manera de recordar que una relación entre ellos estaba prohibida. De todos modos, Sirius nunca se fijó en ella como algo mas que su prima menor. Y ella nunca le confesó sus sentimientos, ¿cómo decirle a un primo que se había enamorado de él? ¿Cómo decirle que aceptó su casamiento con Lucius Malfoy porque ya sabía que no iba poder encontrar a alguien mas? ¿Cómo decirle que, de no haberse casado con Lucius, habría sido igualmente infeliz, por no poder tenerlo a él a su lado?

-Creo que deberías irte -dijo Sirius de repente -No es que me moleste tu compañía, ni que me agrade demasiado que vayas con ese bastardo, pero no quiero que tengas problemas.

-Gracias, estaré bien. Hoy salió con sus "amigos"...supongo que estará disfrutando de algún amante por ahí. -dijo Narcissa con resignación -Cuídala, ¿quieres? No es fácil lo que está atravesando.

-Lo sé. Haré lo que pueda.

-Va a ser suficiente. -Narcissa se acercó a él y le dió un cálido beso en la mejilla -Adios.

***

Severus Snape ingresó en su despacho esperando encontrar un desastre, pero no imaginó nunca que iba a ver a sus dos alumnos en completa paz. Incluso, parecía que no les incomodaba en lo mas mínimo la compañía del otro. Al percatarse de su presencia, los chicos saltaron de sus asientos y, antes de que lo interroguen, decidió hablar.

-Avery está bien. En este momento está dormida y ya le bajaron la fiebre.

-¿Puedo verla? -preguntó Draco.

-No es momento ahora. Mañana tal vez. Sólo hay un pequeño problema...ella...se aisló, o algo así.

-¿No hay manera de sacarla, cierto? -preguntó Harry.

-No si ella no quiere. Mañana vendrá tu madre de nuevo, Draco. Y ustedes podrán verla si se encuentra mejor, tal vez...eso la ayude. No lo sé. Ahora...vayan a sus Casas, estoy realmente cansado y no tengo ganas de soportarlos.

-Hasta mañana, profesor -dijo Harry al salir.

-Hasta mañana Severus -dijo Draco, ganándose una sonrisa de parte de su, nuevamente confiable, padrino.

-Adios Malfoy. -lo saludó Harry.

-Adios. -Draco vio a Harry comenzar a caminar por el oscuro y frío pasillo de la mazmorra y estuvo a punto de girar para irse a dormir, pero no tenía sueño -¡Potter! ¿Tienes sueño realmente?

-Para nada -dijo Harry aún de espaldas.

-Sígueme, entonces.

Si alguien los viera, pensaría que estaban hechizados. Harry Potter y Draco Malfoy, representantes de La Luz y La Oscuridad, respectivamente, caminando juntos, por las mazmorras, como si fueran viejos amigos. Pero, extrañamente, se sentían a gusto el uno con el otro.

Después de atravesar la entrada de la Sala Común de Slytherin, y de confirmar que nadie pudiera ver al Niño Dorado de Gryffindor, Draco lo hizo pasar. Caminaron apresuradamente y en silencio hasta una escalera, que descendía hasta la habitación del Prefecto de Slytherin.

La habitación era tres veces mas grande que la de Hermione. Decorada con exquisito gusto, Harry se sorprendió al ver que no era todo verde y plata como esperaba. El estilo rústico le sentaba muy bien al rubio, lo hacía ver mas humano. La cama adoselada, la cómoda, el escritorio y la mesa de luz eran de roble, mientras que los almohadones del sillón y el edredón que cubría la cama eran color crema, dándole una gran calidez al lugar.

-Tienes buen gusto -admitió Harry.

-Mi mamá la decoró. -Draco sonrió recordando a su mamá cuando elegía los muebles, pero luego borró esa sonrisa cuando recordó el rostro que puso cuando habló con él por la red flu.

-No te preocupes -lo animó Harry comprendiendo sus sentimientos -Mañana podrás hablar con ella. Las madres siempre entienden, o eso dicen los que las tienen.

-Lo siento, no quería..

-Está bien Malfoy. -dijo Harry con una sonrisa -Ya es un tema ampliamente superado. No voy a conocer a mis padres hasta que me muera.

***

Sirius observaba a su alumna dormir. Era verdaderamente hermosa, y se veía tan frágil. Lucius Malfoy iba a pagar por haberle arruinado la vida a ella también. Como pudo, procurando no despertarla, la acostó dentro de la cama, y la arropó cariñosamente. Era una suerte que Madamme Pomfrey le hubiera puesto un camisón, de lo contrario, se habría visto en un gran dilema moral.

Después de apagar la vela aromática de la mesa de luz junto a Lizeth, se dispuso a ir a dormir al sillón. Siendo tan bueno en Transformaciones, sólo tenía que mover un poco su varita e iba a tener una cama en su lugar. Pero cuando estuvo a punto de levantarse del borde de la cama, una pequeña mano se posó en su brazo.

-Quédese conmigo, no quiero dormir sola. -pidió Lizeth, y Sirius estaba tan sorprendido que no notó que la chica lo trataba de usted.

-No puedo hacer eso, Lizeth. No es correcto.

-Por favor. Sólo esta noche.

-Está bien. -accedió Sirius y se acostó junto a ella, sobre las sábanas, tapándose con una manta que conjuró.

-Gracias profesor -susurró Lizeth con una sonrisa mientras se acurrucaba en el pecho de ese hombre, demasiado turbado como para comprender lo que significaban las palabras de su alumna.

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¿QUE PIENSAN? ¿COMO QUEDO? ¿LES GUSTO?

¡¡¡ESPERO QUE SI!!!

ESTE CAPÍTULO FUE COMO DE TRANSICI"N. UNA NUEVA LIZETH VA A APARECER AHORA...

¡¡DEJENME SUS REVIEWS!! QUE ME ALIMENTAN EL ALMA (Y EL EGO)....

¡¡NOS VEMOS LA SEMANA QUE VIENE!!