Necesitaba serenarse, los minutos que quedaban para volver a verla pasaban lentamente. Parecía que intentaban torturarle por todo el daño que la había hecho.
Se acercó con pasos cortos y serenos hasta la piscina, y miró al reflejo que le devolvía el agua.
Todavía no se acostumbraba a su nueva imagen. No era muy diferente, pero tampoco era la misma a la que estaba acostumbrado.
El reflejo que siempre le devolvía el espejo había cambiado.
Inspiró profundamente, volvió a mirar a su reflejo y se lanzó al agua, apartando por unos segundos su presente, intentando regresar al pasado aún sabiendo que era imposible.
Con la yema de sus dedos rozaba ligeramente los azulejos del suelo, mientras que sus piernas aleteaban fuertemente.
Estaba empezando a quedarse sin aire, así que apoyó sus pies en el suelo, cogió impulso y salió a la superficie. Dio un par de brazadas cortas. La respiración era muy pesada. Sus pulmones intentaban llenarse de aire fresco, aire que le devolviese la fuerza que en esos momentos le faltaba.
Se tumbó boca arriba, dejando que el agua le acunase.
Estar así le tranquilizaba, a pesar de no saber hacia dónde le llevaban las aguas del destino.
El arrullo del agua hacía que cada vez le pesaran más los párpados, haciéndole más difícil mantener los ojos abiertos...
-¡Jon!
Ron abrió los ojos súbitamente, olvidándose que estaba en el agua
-¡Jon!-gritó Phoebe-¿qué haces aún en el agua? Vamos a llegar tarde, y no creo que al rubiales le haga mucha ilusión...
-Ya voy-contestó Ron entre toses. Salió de la piscina, y se quedó parado unos segundos antes de añadir-Oye Phoebs, no es por incomodar, pero ¿se puede saber cómo narices has conseguido entrar?
-Nah, ha sido bastante fácil. Tienes que poner algún hechizo para que no se pueda saltar la valla. Si no, saltarla será pan comido para cualquier ladrón.
Ron miró a la chica, quien llevaba un vestido de gasa azul terminado en picos y sandalias abiertas de tacón de aguja, para acabar posando su mirada en la valla de dos metros que recubría la casa.
-¿Qué pasa, que no te crees que con esto haya podido saltar la valla?-agregó Phoebe al ver la cara extrañada de Ron-Si quieres te lo demuestro.
Sin darle tiempo a decir nada, Phoebe empezó a trepar ágilmente, como si en vez de una pared de hierro lisa fuese una escalera de mano. Subió a lo alto y miró a Ron con una expresión triunfante en los ojos. Seguidamente se sentó en el borde de la valla y saltó al suelo otra vez, perfectamente en equilibrio y sin un solo rasguño.
Se acercó lentamente a Ron, que la miraba con una expresión de asombro en los ojos.
-Nunca subestimes a una bruja adolescente-le susurró suavemente al oído para, seguidamente, echarse a reír.
-¿Có... cómo lo has hecho?-preguntó Ron aún asombrado.
-Bah, ya estoy acostumbrada. Tengo que hacer eso en mi casa casi a diario, siempre que pa y ma me castigan. Bueno, la verdad es que no me castigan. Digamos que me invitan amablemente a quedarme cuidando de la enana, mientras ellos salen de fiestas-explicó Phoebe-Pero yo dejo a Nanny cuidándola cuando Nicole se queda sopa y me voy.
Y al volver a casa, otra vez a saltar la valla.
-¿No sería más fácil salir por la puerta?
-No, créeme. Pa puso algún dispositivo extraño que detecta quién sale y quién entra. Ya intenté salir por la puerta una vez, pero cuando pa se enteró se puso hecho una furia. Pero enseguida se le pasa.
Aun así prefiero saltar la valla.
Se quedó callada unos segundos mirando a Ron, posando su mirada en su toalla.
-Oye, Jon, ¿piensas cambiarte algún día? Es para decirle al chofer que se vaya a tomarse un café y luego vuelva.
-¿Qué chofer?-preguntó Ron extrañado.
-El que me ha traído y está esperando en la puerta para llevarnos a la fiesta. Yo no puedo conducir. Soy todavía menor, ¿recuerdas?
Va, venga, date prisa... -dijo Phoebe intentando meter a Ron dentro de la casa
Ron pasó a la casa y se metió en su habitación.
Abrió el armario, aún sin saber qué ropa era la que Steve había escogido para él.
Había dos trajes, uno blanco y otro negro. También había unos pantalones blancos de lino, unos vaqueros desgastados y unas bermudas con estampado hawaiano.
En la otra parte del armario había diferentes camisas: una blanca, otra azul pálido, otra azul más oscuro, otra roja, otra color amarillo suave y otra negra.
-¡Phoebs!-gritó Ron-¿Puedes venir un segundito?
La chica fue rápido a la habitación
-¿Qué quieres?
-Necesito que me ayudes a escoger qué ponerme. Supongo que de estas fiestas sabrás algo más que yo...
-Veamos lo que tienes-contestó Phoebe echando un vistazo rápido al armario-Puedes ponerte esto-dijo después de estar unos segundos dudando.
Ron miró unos segundos a la ropa que le tendía Phoebe. Era el traje blanco con la camisa negra.
Hacía años que no se ponía un traje, y no estaba seguro de si le iba a quedar bien.
Phoebe, al ver la mirada algo confundida de Ron, hizo un gesto afirmativo con la cabeza y salió de la habitación.
Solo, siguió mirando la ropa.
No tenía nada que perder, así que se puso los pantalones, se abotonó la camisa hasta la mitad y se colocó la chaqueta por encima de los hombros.
Se miró en el espejo justo en el momento en el que la ropa cambiaba de tamaño hasta ajustarse perfectamente a su cuerpo.
-Jon, ¿te queda mucho?-preguntó Phoebe desde el otro lado de la puerta.
-No, ya estoy listo-contestó Ron saliendo de la habitación.
-¡Wow! El efecto as aún mejor de lo que me pensaba-dijo Phoebe al ver a Ron-Pero por muy guapo que vayas, Malfoy no te va a perdonar que "le deshonres" llegando tarde. Odia que la gente llegue tarde, y más desde que...
-Desde que su madre le tuviera esperando una hora en King's Cross porque estaba "terminando unos asuntillos" con el mejor amigo de su padre-terminó Ron por ella.
-Jon-dijo Phoebe bastante asombrada-¿Cómo sabes tú eso?
A Ron se le encogió el corazón. Un error tan tonto podía acabar con la idea de volver a ver a su familia.
Sus neuronas se pusieron rápidamente en funcionamiento, intentando buscar una excusa razonable para saber aquello de Malfoy.
-Es fácil encontrar la biografía de alguien conocido en Internet-improvisó Ron-Hay miles de páginas web de adolescentes con las hormonas revolucionadas dedicadas al gran Draco Malfoy, la sensación de la temporada.
-Jon... Sé que no me estás diciendo la verdad.
-¿En qué te basas?-preguntó Ron.
-En que se te acaban de poner rojas las orejas. Si quieres puedes contarme lo que sea. Ya sé que puedo hablar demasiado, pero de los secretos de mis amigos no digo nada.
-Gracias Phoebs. Pero creo que ahora no es el momento de contar batallitas. Tú misma has dicho antes que como lleguemos tarde Malfoy se pondrá furioso.
Caminaron los dos, en silencio, por el pasillo, hasta llegar a la puerta.
Ron lanzó una última mirada al espejo y se descolocó un poco el pelo, aún mojado.
Conectó la alarma y cerró la puerta, para después dirigirse hacia la limusina, donde lo esperaba Phoebe.
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Hermione sopló el aro de plástico una vez más, haciendo que cerca de diez pompas de jabón de colores volasen libres hasta que los pequeños y torpes deditos de Edgar las deshacían en miles de pequeñas gotitas de agua enjabonada.
Mojó el aro en el pompero y sopló otra vez, haciendo que un pequeño grito de alegría escapase de la garganta de Edgar.
Hermione desvió la mirada unos segundos de su hijo para posarla, unos metros mas allá, en la piscina, donde tres cabecitas color fuego intentaban hundir a un musculoso hombre con la mirada de acero.
Draco cogía por turnos a las niñas, las elevaba por encima de sus hombros y las lanzaba al agua, produciendo las carcajadas de las que estaban esperando.
Unos metros mas allá estaba Jon, sentado sobre al hierba, mirando extasiado una guitarra. Hermione sintió cómo sus grandes ojos azules, que ahora estaban sobre ella, brillaban de emoción.
Era el mismo brillo que tenían sus ojos cuando Ron la estaba mirando. Cuando él hacía que el mundo fuese sólo para ella, que lo demás fuesen cosas carentes de importancia...
-Hola cariño-escuchó que decía una voz conocida detrás de ella, acompañada de un montón de risas de las pequeñas.
-Por favor, Draco, no-contestó Hermione intentando escabullirse.
Pero no le sirvió de nada, porque Draco la cogió en brazos y se tiró con ella a la piscina.
-Te he dicho miles de veces que odio que me hagas esto-dijo Hermione intentando que los gestos de enfado le quedasen naturales.
-Me encanta cuando intentas hacerme creer que estás enfadada-contestó Draco retirándole el cabello de la cara para, seguidamente, acercar sus labios a la nariz de Hermione y depositar un suave beso.
-¿Y quién te dice a ti que no estoy enfadada?
-T
-¿Yo?
-Sí, porque me dejas que te bese-concluyó Draco besándola en los labios.
-Mamá-gritó Jon desde la casa-Dice Steve que quiere hablar contigo.
Hermione salió de la piscina. Se deshizo de la enorme camiseta que llevaba encima del bikini, ahora ya empapada, y cogió el teléfono que le tendía su hijo.
-¿Steve? ¿Qué quieres?
-Hermione-contestó Steve al otro lado de la línea- Te llamo porque me ha dicho Phoebe que va a ir a la fiesta con Jon Balfour.
-Y quieres que los separe o algo así, ¿no?
-No, si eso ma da igual. Jon tiene pinta de no haber roto un plato en su vida. De quien no me fío es de Phoebs con bebidas alcohólicas a menos de cien metros...
Así que me preguntaba si podrías hacer algún hechizo repelente para los menores de edad.
-Eso está hecho, Steve.
-Bueno Hermione, te dejo. Supongo que te habré pillado a medio arreglar.
-Eh...sí-mintió Hermione-me has pillado a punto de ponerme ya el vestido.
-Ya me lo suponía...
Bueno, hasta esta noche, Hermione.
-Hasta luego, Steve.
Hermione apretó un botón del teléfono.
Dio un beso a Jon en la frente y, antes de entrar a la casa, gritó:
-¡Draco! ¡Voy a cambiarme!
Subió uno a uno los escalones que la llevaban hacia el piso de arriba. Caminó por el largo pasillo hacia el vestidor. Se detuvo unos segundos ante una ventana, sin poder evitar asomarse.
Draco seguía jugando en la piscina con sus hijas, como si él fuese su verdadero padre.
Pero no lo era.
Cogió aire y pasó a la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.
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La limusina recorría rápidamente las calles de Santa Mónica.
-Phoebs, ¿sabes guardar bien un secreto?-le preguntó Ron a la chica.
-¡Claro!-contestó-Menos cuando alguien me dice que le gusta otro alguien. Siempre intento juntar a la pareja. Mi margen de error es de un 0.01%. Es decir, lo que corresponde a mí.
Pero no quiero que nos desviemos del tema.
¿Tiene esto algo que ver con lo de Malfoy?
-Shh... No digas nada de momento-dijo Ron entre susurros-¿Esta limusina tiene cristal entre el conductor y los pasajeros?
-Sí-respondió Phoebe. Y apretó un botón situado a su derecha.
La ventana comenzó a subir lentamente hasta cerrarse por completo.
-¿Mejor así?-preguntó Phoebe.
-Sí, bastante mejor-contestó Ron-pero la verdad es que no sé por dónde empezar...
Tras estar unos segundos en silencio, comenzó a hablar.
-Sabes que Hermione estaba casada antes de venir a Santa Mónica, ¿verdad?
-Sí-respondió Phoebe-Creo que se llamaba Ron Weasley. Se escapó el otro día de Alcatraz y nadie sabe dónde está ahora.
-Te equivocas. Hay gente que sabe dónde está ahora. Y entre esas personas estás tú.
-Yo no sé dónde está. ¿Tú lo sabes?
-Sí-contestó Ron-delante de tus narices.
Los ojos de Phoebe se abrieron como platos al escuchar las últimas palabras que Ron había dicho.
-No...no puede ser-dijo balbuceando.
-¿Qué no puede ser?
-Que no seas Jon Balfour, sino Ron Weasley.
-¿Por qué?
Pero la pregunta se quedó en el aire.
Phoebe cogió el teléfono del coche, marcó un número y se puso el auricular en la oreja.
-¿Policía de Santa Mónica? Sé dónde está Ron Weasley... Sí... sí... aquí, a mi lado.
Ron, asustado, le quitó el teléfono de las manos.
-¿Pero qué...?
Pero antes de que terminase la frase Phoebe se echó a reír.
-Jon, ponte al teléfono.
Ron se acercó el teléfono a la oreja muy despacio, temeroso de la voz que estaba al otro lado.
-¡Hola! Soy Phoebe Watson. En este momento estaré en alguna parte sin mi teléfono. Si quieres algo, tienes dos opciones: dejar un mensaje de voz o llamarme más tarde. Bueno, también está la opción de intentar buscarme por Santa Mónica, pero lo veo una misión imposible.
¿Sigues ahí? Pues supongo que entonces habrás decidido dejar un mensaje... Desembucha cuando suene la señal.
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Va, venga, ahora en serio.
Ron se echó a reír a la vez que sonaba el pitido del contestador.
-Phoebs, me la has jugado bien-dijo Ron colgando el teléfono.
-¿Qué esperabas? ¿Que hubiese llamado a la policía? ¿Tú sabes la ilusión que me hace que un fugitivo confíe en mí?
Y, además, te dije al principio que sí sabía guardar un secreto.
Pero sigo sin saber cómo sabías eso de Draco.
-Fuimos los tres a Hogwarts. Hermione y yo nos llevábamos fatal con Draco. Pero por casualidades de la vida, encontramos a Draco en San Francisco cuando nos fuimos a vivir allí. Y empezamos a llevarnos bien él y yo.
Sabía que necesitaba dinero, así que me encargó el robo. Y después, me traicionó. Llamó a la policía y les condujo hasta el lugar del robo.
Me arrestaron, dejando fuera a Hermione sin dinero, embarazada y con otros cuatro hijos.
-¿Y cómo conseguiste escapar de la cárcel?
-Mi hermano Fred se disfrazó de policía y me sacó de allí con un translador. También me cambió un poco el aspecto.
Dumbledore habló con tu padre para que pudiese volver a ver a Hermione y a mis hijos. Tu padre no sabe quién soy de verdad, así que, por favor, no digas nada.
-Tranquilo-respondió Phoebe-a mi padre no le diré nada. Tampoco es que le cuente muchas cosas de mi vida...
Si se enterase de todo lo que hago me metería de cabeza en un convento sin pensárselo dos veces.
Unos golpecitos en el cristal les hicieron desviar la atención de la conversación.
-¿Qué pasa?-preguntó Phoebe al conductor mientras terminaba de bajar la ventanilla.
-Ya hemos llegado, señorita Watson.
-Muchas gracias, Ambrosio. Vete a casa, que cuando queramos volver ya te llamaremos. Supongo que no será hasta que amanezca, más o menos.
-Phoebe-susurró Ron-¿La fiesta durará tanto?
-No lo sé-respondió Phoebe también en susurros-Pero si acaba demasiado pronto tengo la obligación de enseñarte la marcha que hay por Santa Mónica.
-Entonces me marcho ya, señorita Watson.
-Ambrosio, te he dicho más de mil veces que me llames Phoebe. Y si no te gusta ese nombre, llámame de cualquier otra forma que no sea señorita Watson.
-Así lo haré señori... Phoebe.
-Dale recuerdos míos a tu mujer.
-Tenga por seguro que lo haré.
-Ambrosio...
-Lo siento Phoebe.
-Luego te llamaré.
-Entendido. Buenas noches y que tengan una buena fiesta.
-Buenas noches.
Phoebe empezó a agitar la mano despidiendo al conductor, sin importarle que todas las miradas recayesen en ella.
-Phoebe-susurró Ron- No es por incomodarte, pero todo el mundo te está mirando.
-¡Qué más da!-exclamó Phoebe-Lo que pasa es que no están acostumbrados a mí. Pero ya verás cómo se acaban haciendo a mí en el rodaje.
Y si no, peor para ellos-terminó encogiéndose de hombros.
Ron se echó a reír.
Tendió el brazo a Phoebe y empezaron a caminar hacia la mansión Malfoy.
-Buenas noches-dijo un guarda que estaba en la puerta-Ustedes son...
-El señor Jon Balfour y la señorita Phoebe Watson-respondió Ron.
-Un segundito...-y tras tachar algo en la carpeta que llevaba en las manos añadió-Bienvenidos a la casa de Draco Malfoy.
El guarda retiró la cuerda roja que bloqueaba la entrada.
Les indicó con un vago gesto de la mano una gran alfombra roja que debían seguir.
Ron dio dos pequeños pasos cortos y se quedó parado.
Empezó a andar de nuevo al sentir cómo la mano de Phoebe le apretaba suavemente el antebrazo en un intento de transmitirle confianza.
Pasaron por un pequeño pasillo cubierto que había entre las dos grandes habitaciones que formaban la planta baja.
Ron alzó la vista hacia el techo.
Miles de estrellas parpadeaban sobre sus cabezas, recordándole el techo del Gran Comedor.
Seguramente, ese hechizo fuese obra de Hermione.
Esos pensamientos hicieron que los nervios volviesen a su cuerpo como si cien hormigas correteasen por su estómago. Aunque, con cada paso que daba, las hormigas iban aumentando en número rápidamente, como si de una invasión se tratase.
Por fin, el sonido de una música tenue llegó hasta sus oídos, haciéndose cada vez más y más claro.
Tras girar una esquina, vio una gran carpa color blanco que se alzaba en medio del jardín.
Un poco mas atrás, unas antorchas iluminaban una gran piscina.
Un grupo de gente estaba hablando en el interior de la carpa. Otro grupo de personas estaban acercándose a ellos.
A medida que la distancia era más pequeña, Ron pudo distinguir a Steve, a Mariette, a otra chica morena y por último, a Draco Malfoy.
-¡Hola pa!-dijo Phoebe agitando la mano sin soltarse del brazo de Ron.
-Hola Phoebs-contestó Steve. Y después, haciendo un gesto con la cabeza añadió-Hola Jon.
-Steve, ¿no piensas presentarle?-preguntó Mariette.
-Ah, sí. Ya se me olvidaba-pasó un brazo por detrás del hombro de Ron-Él es Jon Balfour. Será Matt Warren en la película.
-Hola, yo soy Mary Monroe-se presentó la morena-Yo también voy a tener un papel en la película-Y tras darle dos sonoros besos en la mejilla a modo de saludo continuó-Creo que no te he visto antes por Santa Mónica.
-No, no creo que me hayas visto-contestó Ron-No soy de aquí. Soy de Nueva York.
-¿Y cómo es que has venido a parar aquí?
Ron miró a la persona que le había formulado esa pregunta.
Mantuvo unos segundos su mirada sobre aquellos ojos grises que lo observaban fijamente, con cierto aire de desconfianza, antes de responder.
-El invierno allí es demasiado frío. Y la gente pasa por tu lado sin apenas dedicarte una mirada.
Por cierto-continuó sin apartar sus miradas-No me has dicho tu nombre.
-Malfoy, Draco Malfoy-contestó ofreciendo su mano.
Ron también le tendió la mano.
El apretón fue más fuerte de lo normal.
-Ten cuidado, Jon-susurró Draco-La gente de Santa Mónica no es tan amigable como piensas.
-Jon... Jon...-le susurró Phoebe al oído- mira a tu derecha. Hermione está bajando las escaleras.
Ron giró la cabeza hacia donde le indicaba Phoebe. Le parecía imposible que fuese ella.
Seguía teniendo la misma cara, los mismos ojos y el mismo pelo enmarañado de siempre.
-Phoebs...Phoebs-susurró Ron-Está más delgada que la última vez que la vi.
-La última vez que la viste estaba embarazada de Edgar, ¿no?-preguntó Phoebe también en susurros
-S
-Pues ahí tienes la respuesta-cogió entre sus manos la mando que apenas segundos antes había soltado Draco y continuó-Tranquilízate un poco. Si no te equivocas al decirle tu nombre intento llevarme a Draco por ahí.
-Gracias Phoebs.
Ron volvió a girar la cabeza hacia donde se encontraba Hermione. Había terminado ya de bajar las escaleras y se dirigía hacia ellos.
Llevaba un vestido rosa pálido que, cuando realizaba algún movimiento, mostraba reflejos amarillo tenue. No era muy escotado, y caía hasta el suelo, formando una pequeña cola que llevaba semi recogida en las manos.
El pelo lo llevaba recogido en un moño alto sujeto con dos palillos chinos de madera de ébano.
No llevaba casi maquillaje, apenas un poco de brillo en los labios.
Ron miró sus ojos, esos ojos color avellana que tanto ansiaba volver a ver. Esos ojos que lo enloquecían, que lo habían mirado dulcemente al despertar durante tantos años.
Pero ya no le pertenecían.
Ahora los disfrutaba Malfoy, quien tenía una mueca de algo parecido a una sonrisa en la cara en esos instantes.
Hermione llegó donde se encontraba el grupo. Depositó un pequeño y dulce beso en la mejilla de Draco.
Éste pasó su brazo alrededor de la castaña, atrayéndola hacia él de forma suave pero firme al mismo tiempo.
-Hola Hermione-dijo Steve-Él es Jon Balfour, el hombre del que os he hablado a Draco y a ti en la comida.
Hermione se soltó del brazo de Draco y dio un pequeño paso hacia delante.
-Hola señor Balfour-dijo Hermione con una gran sonrisa dibujada en la cara-Encantada de conocerte.
Y tras decir esto, depositó dos suaves besos en la cara de Ron, uno en cada mejilla.
Ron sintió cómo las piernas le empezaban a flaquear.
Hacía tanto tiempo que no la veía que, al sentir de nuevo sus labios aterciopelados sobre sus mejillas, el corazón empezó a latir cada vez más fuerte y más rápido.
Notó que Hermione le miraba algo turbada.
Ron sintió algo de miedo.
Puede que el sonido de sus latidos fuese tan fuerte que hubiese llegado hasta sus oídos.
Retrocedió rápidamente un paso.
Hermione retrocedió también, aunque no de una manera tan brusca. Encontró resguardo en los brazos abiertos de Draco.
Seguía mirando a Ron, probando descifrar lo que se ocultaba tras esos ojos que intentaban evadirse de su mirada.
Ron, de pronto, se llevó una mano al bolsillo.
-Lo siento-dijo Ron intentando poner cara apenada-Me están llamando.
Ron se alejó con pasos rápidos del grupo, sacando del bolsillo su teléfono móvil apagado. Se lo puso apoyado en la oreja y siguió andando hasta llegar cerca de la piscina.
Posó su mirada en la pantalla del teléfono, sin ninguna clase de color, y lo volvió a guardar en el bolsillo.
Se sentó en el suelo, pensativo.
Aún podía sentir el perfume de Hermione alrededor suyo, como un fantasma que le persiguiese sin descanso, abrazándolo como hacía antes.
A sus oídos llegó el sonido débil de unas notas de guitarra.
Giró la cabeza para ver de dónde provenían.
Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.
Un niño pelirrojo en pijama, de unos diez años, estaba concentrado intentando sacar algún sonido de la guitarra.
-Hola-dijo Ron acercándose poco a poco-¿Cómo te llamas?
-Jon... Jon Weasley-contestó el niño un poco cohibido.
-Tranquilo, no le voy a decir a nadie que estás aquí. Ni siquiera a tu madre.
-¿Sabes quién es mi madre?-preguntó Jon apartando poco a poco su timidez.
-Sí. He estado hablando antes con ella. Parece muy simpática.
-Sí-contestó el niño distraídamente-Aunque desde que vivimos con Draco ha cambiado un poco.
-¿Antes no vivías con él?
-No-contestó Jon-Antes vivíamos con mi padre... Hasta que lo metieron en la cárcel.
Ron notó cómo el tono de voz era algo más triste que antes.
-Ey, no te preocupes-le dijo intentando consolarle-Estoy más que seguro de que en estos momentos está pensando en ti.
-¡Jon!-oyó una voz a sus espaldas-¿No te había dicho que tenías que estar en la cama?
-Sí, mamá-contestó Jon con desgana.
Ron advirtió que la guitarra que sostenía Jon en sus manos era la suya. No pudo evitar que una sonrisa iluminase débilmente su rostro.
-¿Tocas la guitarra?-preguntó al pequeño.
-Sí... Bueno... La verdad es que no... Estoy intentando aprender...
-Como supongo que vendré por aquí algún otro día te puedo enseñar. Claro, si quieres.
Una gran sonrisa apareció en el rostro del niño.
-¡Jon!-dijo Hermione llegando donde se encontraban-¿Es que no me has oído? ¡Vete ya a la cama!
Jon empezó a andar rumbo a la casa.
Apenas había dado un par de pasos cuando volvió la cabeza.
-Buenas noches señor... Señor...
-Balfour. Jon Balfour-terminó por el niño-Pero mejor llámame Jon.
-Mami, ¿puede venir algún día Jon a comer a casa?-preguntó girando la cabeza hacia donde se encontraba su madre.
-Mañana hablaremos-contestó Hermione-Pero ahora vete a dormir ya, que es muy tarde.
Hermione dio un par de pasos hasta llegar donde se encontraba su hijo.
Se agachó hasta estar a la misma altura que él y le depositó un pequeño beso en la mejilla.
-Mamá-dijo Jon con la cara algo apagada-Quiero ver a papá.
Hermione pasó sus brazos alrededor de su hijo, atrayéndolo hacia sí.
El niño pareció calmarse al sentir el abrazo de su madre.
-Jon-susurró Hermione-Venga, vete a dormir ya.
-Mamá-respondió éste-cuéntame algo de papá.
Hermione se levantó y tendió su mano al niño, quien no tardó demasiado en cogerla.
-Señor Balfour-dijo Hermione cortésmente mirando a Ron-¿le importa que me vaya con mi hijo?
-No. No se preocupe-contestó Ron-Los niños son lo primero.
-Mamá-dijo Jon apretando suavemente la mano de Hermione-Quiero que venga Jon también.
-Cariño, no quiero que el señor Balfour quiera.
-Sí, mamá. Ya verás como sí que quiere-insistió Jon mirando fijamente a su madre-¿verdad que sí, señor Balfour?
Ron miró los grandes ojos azules que le miraban esperanzados.
-Por mí vale-respondió Ron con una ligera sonrisa en los labios-pero no sé si a tu madre le har
mucha gracia.
-Por mí no se preocupe-contestó rápidamente Hermione-tengo que grabar una película con usted y cuanto antes le conozca, mejor.
-Puede empezar por tutearme y llamarme Jon.
-Y tú puedes empezar por llamarme Hermione-contestó ésta con una sonrisa.
Ron miró al niño que estaba cogido de Hermione.
Jon intentó reprimir un bostezo, pero fue en vano.
-¿Tienes sueño, Jon?
El niño asintió haciendo un gran esfuerzo por mantener los párpados despegados.
-Ven, tengo una idea-dijo Ron acercándose al niño-Súbete a mi espalda, que te llevo así hasta tu cuarto.
Ron se agachó hasta donde le permitían los pantalones del traje.
Jon subió a su espalda torpemente. Se aferró fuertemente con sus manos al pecho de Ron, intentando no apretarle el cuello.
Ron se levantó lentamente, intentando no perder el equilibrio.
-¿Dónde lo tengo que llevar?
-Sígueme-contestó Hermione comenzando a caminar hacia la casa.
Ron la siguió, intentando no perderse en las curvas de la mujer que caminaba delante.
Se sentía feliz de haber vuelto a verla, de llevar a su hijo dormitando en su espalda, de haber llenado un trocito de su corazón quedando menos del vacío que lo atormentaba.
Comenzó a subir los escalones que llevaban a la parte superior de la casa.
Hermione marcó una clave en un pequeño aparato electrónico muggle clavado en la pared.
Al acabar, sonó un chasquido.
Hermione cogió el pomo de la puerta y lo giró, haciendo que se abriese lentamente, sin hacer apenas ruido.
Sujetó la puerta para que pasase Ron, quien estaba ya un poco cansado, y cerró la puerta, tan silenciosamente como antes.
-Y ahora, ¿por dónde sigo?-preguntó Ron mirando dubitativo los dos pasillos que se extendían enfrente de él.
-Por tu derecha-contestó Hermione echando a andar en la dirección que ella misma había indicado.
Un largo pasillo se extendía ante él.
Casi sin pensarlo comenzó a andar detrás de ella.
A medida que iban avanzando por el pasillo, iba encontrando a ambos lados unos cartelitos de madera pegados en las puertas con el nombre de sus hijas.
Al final del pasillo se alzaba otra puerta del mismo color que las anteriores, con el mismo cartel de madera.
-Es aquí-dijo Hermione entre susurros.
-Ya veo-respondió Ron con una sonrisa mientras apartaba la vista del cartel.
Hermione abrió cuidadosamente la puerta y pulsó el interruptor que se encontraba a su derecha.
Una luz muy suave inundó la habitación, revelando un pequeño desorden.
Miró alrededor de él, buscando la cama donde poder acostar a Jon, quien se había quedado completamente dormido.
Hermione inclinó la cabeza a la derecha de Ron, lugar donde se encontraba la cama. Después, cerró la puerta, tan cuidadosamente como la había abierto.
Con sumo cuidado colocó a su hijo en la cama y lo arropó dulcemente con una fina sábana.
Tomó asiento junto a él y le acarició dulcemente el pelo.
-Dime, Jon-dijo Hermione-¿Tú tienes algún hijo?
-Sí-contestó Ron intentando no parecer inquieto-Pero están viviendo con su madre.
-¿Y eso?-preguntó Hermione interesada.
-Algún día te contaré la historia.
Hermione se quedó pensativa unos segundos. Poco después añadió:
-No recuerdo haberte visto antes por aquí.
Ron sonrió.
-Es la segunda vez que me lo dicen esta noche. En realidad he venido de Nueva York. Me apetecía cambiar, probar cosas nuevas.
-¿Y por eso decidiste ser actor?
-En realidad no fui yo quien decidió participar en la película. Un amigo hace veladas teatrales en su casa, en las que yo suelo participar. Y fue el quien me recomendó a Steve.
-Steve es un gran director.
-Y un gran hombre-añadió Ron- Fue él quien me ha conseguido la casa en Shelter Avenue.
-¿Vives en Shelter Avenue?-preguntó Hermione visiblemente asombrada
-Sí, en el 19005. ¿Por qué estás tan asombrada?
-Porque dicen que es muy difícil conseguir una casa allí.
De pronto, alguien abrió la puerta sin cuidado alguno.
-Hermione, me ha dicho Tony que estabas aquí...
Draco se quedó de piedra al ver a Ron sentado en el borde de la cama.
-¿Qué haces aquí?-preguntó, visiblemente enfadado.
-Draco, sólo ha venido a ayudarme a acostar a Jon.
-¡CALLATE!-gritó un Draco furioso. Y señalando a Ron añadió- Y tú, fuera ahora mismo de esta
habitación.
-Pero Draco... -intentó replicar Hermione.
-¡TE HE DICHO QUE TE CALLES!-contestó un Draco más furioso que nunca.
Ron se levantó silenciosamente de la cama donde estaba sentado y salió de la habitación sin poder mirar a Hermione.
Un tremendo sentimiento de culpabilidad le inundaba el pecho.
Salió a la pequeña terraza, inspirando el aire húmedo de la noche.
Tras unos segundos bajó lentamente las escaleras, buscando a Phoebe con la mirada.
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¡Hola!
Espero que sepáis perdonarme la tardanza... Pero me quedé sin inspiración y en verano para mí es casi imposible pisar mi casa...
Muchas gracias a todo el mundo que me ha dejado un review:
Melania Weasley: ¡Hola wapa! Supongo que no te hará mucha gracia que Ron le haya contado todo a Phoebe... Al final no te hice caso y me acabé tomando las vacaciones... Menos mal que sé que no me vas a matar (hasta que te compren una web cam ) Si vas algún día a la piscina pásate por la explanada de arriba a jugar al voley, que están mis amigos (y con suerte yo también)
PD: Tú ya sabes lo que pienso del pollo asado...
Marie Ann: ¿Esto ya es el capítulo seis? dándome golpes contra una pared Y yo que pensaba poner esto como un one-shot... Me alegro de que te guste mi historia :p aunque más que original yo diría que es un pelín rara... Ya te advierto que entre Ron y Hermi va a haber química... Como ya la hubo en su momento, porque a mí me que cinco hijos no te los dejan en la puerta de casa :p Muchos besos y muchisísimas gracias por haberme dejado review.
Lira Garbo: ¿Tú dejándome un review a mí? dando saltos de alegría por toda Guadalajara Me da igual que no sea un review kilométrico. Así los de fanfiction no te lo cortan a diez frases empiezo a pegar patadas al ordenador Ya ves que no suelo actualizar muy a menudo... Y encima no saco tantos sobresalientes (sólo dos: uno en inglés y otro en plástica) No sé como lo haces... quizá rezándole un poquito a la santa consiga algo... (va venga, no hace falta que me tires esa zapatilla a la cabeza) Muchos besotes y gracias por tu review (creo que ya te lo he repetido mil veces, no?)
Pulga-h: Siento si acabo poniendo tu nick mal, pero no me hacen caso ni mi Word ni fanfiction vuelvo a dar patadas al ordenador Muchas gracias por haberme dejado un review. También siento que no hayas podido ver algo de la película, pero supongo que empezará la grabación en medio capítulo. O puede que en el siguiente, no sé... :S
Marta Black: Muchas gracias por tu apoyo. Creo que has sido la única que ha leído todos los fics (corregidme si me equivoco) Bueno, también los ha leído mi prima, pero porque cada vez que viene la siento delante del ordenador a que me dé su opinión. Ahora que lo pienso... ya sé por qué hace tanto que no viene a mi casa... :p Y prometo intentar actualizar los fics, porque sé que cuando vuelvas de vacaciones me vas a morder un ojo...
