Siempre fue para él la tierra prometida. Honeydukes la tienda de chocolate de todas las variedades y formas. Creía que el chocolate lo cura todo, también era su vicio, gastando casi íntegra la corta paga que sus padres le daban allí.
Antes de que llegaran ellos, era su vía de escape, después el mejor sitio de la tierra.
Sirius siempre compraba de más para dárselo cuando devoraba el suyo.
Ahora era profesor, no deseaba ir y recordar. Hay cosas que ni el chocolate puede alegrar.
Los extrañaba, incluso a Sirius tras lo que hizo.
Honeydukes ya no era su paraíso...
