Aquí está un nuevo capítulo, en realidad el primero. Siento la tardanza: problemas con mi ordenador UU, pero ya están resueltos y el nuevo capitulo listo para ser leído.

Contestaciones a los reviews:

Gaby (hyatt- siento haberte asustado, pero por otra parte me alegro, porque eso era lo que quería jejeje. Si fue una premonición o no, puede que lo averigües en este capitulo o no

Amaterasu Mizuhame- me alegra mucho que te gustase el prólogo, espero que este capitulo no te decepcione. El capitulo ya está escrito y publicado, sólo me queda cruzar los dedos y esperar que si te guste. En cuanto a lo de Tomoe, bueno....eso lo dejaremos de sorpresa, si te lo contase no tendría gracia, verdad? Sólo diré que intuyo que en ese tema, el fic te gustará; vaya ya he abierto mi bocota demasiado, no tengo remedio U

Bueno, aquí está por fin el capítulo

Otro día en el dojo Kamiya

Kenshin sonrió al ver el mismo espectáculo de todos los días: una furiosa Kaoru persiguiendo a Yahiko mientras éste, divertido, le llamaba vieja bruja. Se sentía dichoso; por fin había encontrado una familia a la que se había prometido proteger hasta la muerte y se sentía feliz por ello.

Ahora, el vagabundo se sentía parte de algo, sentía que tenía personas a las que quería y que correspondían aquel sentimiento, personas que sin ningún interés, solo por amor, se cuidaban y protegían entre si y sabía que él formaba parte de aquel cerrado circulo y se sentía dichoso por ello. Cada vez que los veía a todos reunidos como aquel día, riendo y jugando despreocupados de cualquier peligro que pudiese acechar, sentía en su interior un irrefrenable deseo de cubrirlos bajo su invisible manto de protección y alejarlos así de todo mal. En ese momento, sin poder evitarlo, algo en su mente enturbió esos hermosos pensamientos.

Recordó la pesadilla de la noche anterior, era la treceava noche en un mes. Lo que más le preocupaba de ella no era la insistencia de la misma, ni las horripilantes imágenes que se habían quedado grabadas en su memoria. Era que parecía que los hechos que acontecían en el sueño eran extraordinariamente reales.

Al principio solamente eran imágenes sueltas que agolpaban su mente durante su descanso nocturno. Pero, poco a poco, nuevas imágenes se añadían a las anteriores y de esta forma parecía que todas ellas iban interconectando, cubriendo las nuevas huecos que habían dejado las anteriores, formando lentamente, con cada adicción una especie de historia, un recuerdo o quizás una advertencia.¿Y si no fuese un sueño?, ¿y si fuese una premonición? Una horrible premonición de un futuro inciertamente existente.   

Su mente empezó a trabajar sobre la nueva posibilidad que se había abierto ante él, tal vez el extraño sujeto que amenazaba a sus seres queridos representaba su lado oscuro, Battusai. Tal vez su inconsciente trataba de advertirle acerca de su lado asesino tratando de tomar el control sobre la consciencia. De que, quizás Battusai se había cansado de sus vacaciones y trataba de volver a la actividad. ¿Y si fuese así? ¿Podría llegar a perder el control hasta el punto de hacer daño a sus seres queridos, tal y como había visto en sus sueños?

Aquel parecía tan solo un simple sueño, más bien una pesadilla; pero se había convertido en una obsesión para el guerrero y poco a poco le estaba desquiciando con las miles de posibilidades que ofrecía: horrorosas premoniciones, sueños solamente, cansancio......eran tantas y tan poco tranquilizadoras. Cada nueva posibilidad era un nuevo dolor de cabeza........

-Kenshin juega con nosotras, por favor-la suplicante voz de la pequeña Ayame le sacó repentinamente de sus pensamientos.

Tal vez se estuviese preocupando demasiado, obsesionando por un simple sueño. Pero algo en su interior le decía que no debía de dejar de prestarle atención; solo por si acaso.

-Será mejor que lo olvide-murmuro cansado.

-¿Qué olvides que?-preguntó Sanosuke que como siempre había recurrido al  Dojo en busca de comida gratis debido a su falta de liquidez´´ ante las numerosas perdidas en el juego.

-Eh?! No nada. Sólo pensaba en voz alta Sano-se limitó a contestar el guerreo mientras sonreía.

-Todos a comer!!!!!-llamó Kaoru que ya había arreglado cuentas con su joven pupilo y ahora terminaba de poner la suculenta comida en la mesa.

-¿ya estás aquí de nuevo Sanosuke?¿no te cansas de gorronear?¿por qué no te buscas un trabajo y te ganas la vida en lugar de vivir a costa de los demás?-Sano frenó en seco, aquella voz le resultaba familiar. No, no podía ser, pero aquella era su voz, era...era... ella!

Se volvió lentamente temiendo encontrase lo que su pobre mente imaginaba con terror. Y sus miedos se vieron confirmados. Frente a él, parada en la puerta, junto a Kaoru, se encontraba la joven doctora Megumi Takani.

-Buenos días Megumi-saludó con falsedad un sonriente Sanosuke-¿hoy te han dado el día libre en el infierno?-preguntó ya no tan amistosamente.

-No, al contrario me han encargado una misión. Y debo decir que esta será una misión que me complacerá enormemente-

-Vamos Megumi no disimules, todos sabemos que te encanta tu trabajo, sobretodo si es atormentar a guapos y valientes guerreros que no se lo merecen, como yo. Pero claro eres una bruja, es tu naturaleza y no te podemos culpar por ello-

-Deberías aprender a cerrar esa bocota que tienes Sanosuke. ¿nunca te han dicho que cuando no se sabe de lo que se habla hay que estar callado? Lo mio no es brujería sino una inteligencia superior, muy superior a la tuya-remarcó con picardía sus últimas palabras- Pero claro como vas a saberlo si no tienes cerebro. Pobrecito!!!!!-suspiró con fingida aflicción la mujer. Una enorme vena se hinchó en la frente del indignado guerrero.

-Prefiero no tener cerebro a no tener corazón y.....-

-La comida!!!-gritó Yahiko mientras empujaba a Sano que se interponía en su camino hacia la suculenta comida que se encontraba sobre la mesa dispuesta para ser devorada.

-Hey! enano ten más cuidado, ¿no ves que me has empujado? Deberías tener más respeto a tus mayores niño-Yahiko le ignoró mientras devoraba su plato-eh¡ deja algo para los demás- dijo Sanosuke apresurándose a sentarse para comer antes de que Yahiko acabase su plato y decidiese continuar por el suyo.

Kaoru no pudo hacer más que suspirar aliviada al ver que la disputa entre sus amigos había sido interrumpida oportunamente por los malos modales de su joven pupilo. Por esta vez no le regañaría por sus groserías en la mesa, se lo ha ganado......-pensó la joven kendoka sonriendo.

-mmmmm, está comida está deliciosa-alabó Yahiko sin dejar de devorar su comida-apuesto a que la ha preparado Megumi-dono, ella si sabe cocinar-dijo mirando de reojo a su sensei.

-o tal vez no-se dijo Kaoru a si misma mientras una mueca de odio se dibujaba en su cara.

El resto de la comida transcurrió todo lo tranquila que podía transcurrir en el Dojo Kamiya.

-Eh¡ Ese trozo es mio-protestó Yahiko

-¿A si? No ví tu nombre en él-respondió Sanosuke-por cierto Megumi ¿qué haces tu aquí?-

-Yo la invité-se apresuró a contestar Kaoru antes de que estallase una nueva pelea entre los dos-la encontré en el mercado y la invite a que comiese con nosotros, hacía tanto tiempo que no nos visitaba, y a veces se hecha de menos la presencia de otra mujer en el dojo-

-Es cierto Megumi-dono, hacía tiempo que no nos visitabas-afirmó Kenshin

-Es que hemos estado muy ocupados en la consulta-se disculpó la doctora-aunque no sabía que me añorabas tanto Kenshin, si lo hubiese sabido antes.........-dijo insinuante Megumi mientras se acercaba más a Kenshin. Kaoru muerta de celos derramó el sake por encime del pobre rurouni.

-Ah¡-auyó éste-tendré que ir a cambiarme, volveré en unos instantes-

-Si quieres yo te ayudo a vestirte Ken-san -se ofreció Megumi mientras sonreía maliciosamente al ver como Kaoru ardía de celos.

-no, no, gracias Megumi-dono -rechazó nerviosamente.

-Vaya yo que intentaba ser amable contigo y rechazas así mi ayuda- dijo Megumi intentando aparentar haber sido ofendida.

-Oye Megumi! no seas tan descarada-Kaoru parecía que se iba a tirar al cuello de la mujer de un momento a otro.

Kenshin se fue directamente a su habitación a cambiarse de ropa.

Desde su habitación podía oír las discusiones de sus amigos: Sano y Yahiko aun discutían por la comida mientras que Megumi y Kaoru seguían discutiendo por Kenshin. De repente sintió un pequeño ruido que venía de fuera del Dojo; había algún tímido invitado les había acompañado desde el anonimato del jardín. Cuando Kenshin salió fuera el intruso ya no estaba.

-¿Ocurre algo?-preguntó Kaoru

-Oh! no es nada Kaoru-dono. Solamente sentí la repentina necesidad de tomar un poco de aire fresco, nada más-miró detenidamente el lugar-¿volvemos dentro?

-Si, si no nos damos prisa Yahiko y Sanosuke acabarán con toda esa deliciosa comida-hizo una pausa-Ojalá yo cocinase tan bien como Megumi-añadió alicaída la mujer.

-No sea tan dura consigo misma Kaoru-dono, ha progresado mucho desde el día en que llegué al dojo. Dentro de poco podrá superarla-una sincera sonrisa se dibujó en la cara de la enamorada muchacha.

-¿de verás lo crees Kenshin?-

-por supuesto, yo confio en usted-aseguró con una cálida sonrisa.

-gracias-susurró sonrojada-vamos, a estas alturas Yahiko y Sanosuke estarán a punto de acabar con todo, si no nos damos prisa nos quedaremos sin nada-

Los dos regresaron al comedor. La comida continuó entre risas y alguna que otra discusión entre Megumi y Sano.

Habían transcurrido dos días desde que el kenshin-gumi se había reunido para la comida y Kenshin paseaba tranquilamente por el mercado. Había olvidado por completo al espía y lo único que ocupaba su mente ahora eran los encargos de Kaoru-dono. Pero aunque el asunto del espía se había esfumado de su memoria no lo habían hecho sus pesadillas, que le atormentaban aún más no permitiéndole pensar en otra cosa durante el día.

Y aunque trataba de ocultar a sus amigos sus temores; cada imagen, cada palabra, cada sentimiento experimentado volvían a él una y otra vez a lo largo del día y cada vez era más difícil ocultárselo a sus seres queridos. Eran ya muchas las veces que todos ellos le habían sorprendido absorto en aquellos oscuros pensamiento. Y sabía que Kaoru intuía que algo no marchaba bien.

Volvió a repasar mentalmente la lista de los encargos y parecía que ya estaba todo, la repasó una vez más asegurándose de que no olvidaba nada. Y por fin la había completado. La lista había resultado ser más larga de lo que había parecido en un principio y le había llevado gran parte de la mañana; pero ni tan siquiera se había percatado de ello puesto que había pasado la mañana perdido en sus pensamientos.

Necesitaba descansar un poco de sus divagaciones. Si, eso era lo que necesitaba. Entonces recordó que Sanosuke había decidido hacer una pequeña reunión con sus amigos y le había invitado; tal vez esa era una buena manera de dejar descansar su fatigada y agotada mente. Sanosuke era un hombre alegre y despreocupado la mayor parte del tiempo, al igual que sus amigos; seguramente la reunión le ayudase a relajarse y le permitiese su tan ansiado descanso. Además, había prometido ir y no podía faltar a su palabra.

Mientras en el dojo Kaoru entrenaba con Yahiko que cada día progresaba más y en poco tiempo se convertiría en un gran samurai. Pero aún seguía siendo un niño a los ojos de la joven dueña del dojo.

Sin embargo los pensamientos del muchacho eran totalmente contrarios a los de su maestra; pronto cumpliría quince años y ello significaba que a partir de ese momento se convertiría en hombre y entonces conseguiría su espada de filo invertido, pues había ahorrado mucho desde que empezó a trabajar en el Akebeko (nota de la autora: en el manga, poco después del primer enfrentamiento entre Kenshin y Aoshi, Yahiko había empezado a trabajar en el Akebeko para comprar dicha espada) Entonces sería lo que siempre había soñado ser desde que había conocido a Kenshin, un hombre de verdad. Por eso cada día entrenaba más duro, se esforzaba al límite para conseguir mejorar más antes de el ansiado día. Necesitaba hacerlo, esa era la idea que se había implantado en su cabeza y pensaba conseguirlo, debía conseguirlo. Quería ser más fuerte para proteger a los que quería y sabía perfectamente que aún no era lo suficientemente y si no lo conseguía antes de su cumpleaños, por mucho que este representase su transición de niño a hombre ante los demás, para él no lo sería, porque no se convertiría en un hombre completo, un hombre de verdad, si no podía proteger a sus seres amados.

Vaya está tarde va a ser muy aburrida Kenshin se ha ido a casa de Sano y no volverá hasta la noche, así que me quedaré sola con Yahiko´´pensaba Kaoru mientras esquivaba distraídamente un golpe de Yahiko. El estar tan ensimismada le valió para que su alumno le propinase un buen golpe y ganase el pequeño combate de entrenamiento.

-Ah! maldita sea Yahiko! ¿por qué me has golpeado tan fuerte? Deberías tratarme con más respecto soy tu sensei-gruñó Kaoru

-¿Tú, mi sensei?, ¿una vieja bruja como tú?-le contestó indignado-si te he dado una paliza es porque no estabas concentrada y según tú ¿no es la concentración lo más importante? No deberías olvidarte de tus propias enseñanzas-se burló Yahiko-menudo sensei-murmuró con desdén

-Ahora verás pequeña rata-le gritó Kaoru mientras corría tras él indignada por los insultos; pero sobretodo por la pequeña lección que le acababa de dar su discípulo-

-Disculpen-se oyó una dulce voz pronunciarse tímidamente.

Cuando Yahiko se volvió en respuesta a aquella palabra, se quedó estupefacto al ver parada en la puerta del dojo a  una hermosa mujer de unos 22 o 23 años que parecía ser la dueña de aquella voz que había interrumpido su huida. Su tez era blanca como la leche, poseía una palidez propia de un muerto; tenía una esbelta figura aunque parecía poco más baja que Kaoru. Su pelo rojizo contrastaba enormemente con el tono de su piel y estaba recogido con una cinta en un discreto pero elegante recogido adornado con unos hermosos kanzashis de distintas tonalidades verdes. Llevaba puesto un hermoso furisode verde y azul que acentuaba más aún su hermosa figura; sus ojos eran de un verde esmeralda intenso y tan profundos que a Yahiko le pareció sentirse perdido en ellos. Esta distracción por parte del muchacho sirvió para que su perseguidora le diese alcance y le propinase un buen golpe en la cabeza. Fue entonces cuando Kaoru se percató de la visita y se quedó viendo sorprendida a una mujer que le saludaba con una dulce sonrisa.

-Dígame señorita, ¿qué es lo que puedo hacer por usted?-inquirió Kaoru mientras le servía una humeante taza de té a su inesperada visita.

-Primero déjeme presentarme, mi nombre es Hasegawa, Hasegawa Michiko- se presentó cortésmente la desconocida-estoy buscando a un hombre, me han dicho que vive aquí, en el dojo Kamiya-

-Si busca a Sanosuke él no vive aquí, solamente viene a comer o más bien a gorronear-gruñó Kaoru mientras una enorme mueca de enfado se dibujo en su rostro al recordar al cara dura de Sanosuke gorroneando su comida y quejándose encima de lo mal que sabía.

-¿Sanosuke?-replicó-No, ese no es el hombre que busco, la persona a la que busco se llama Himura-san -.

-!!!!!¿Está buscando a Kenshin?!!!!!-se sorprendió Yahiko.

 Continuará...

Nota de la autota: Hasta aquí ha llegado el primer capítulo. Este es mi primer fanfic de Rurouni Kenshin y no sé si estará aunque así lo espero, decidí hacer un fic de Rurouni Kenshin porque es uno de mis mangas preferidos. De momento no se ha desarrollado mucho la historia pero os prometo que en el próximo capítulo se complicará un poco más la trama; porque al contrario de lo que pueda parecer en este capítulo la historia tendrá una trama enrevesada, al menos asi es en mi cabeza, lo malo es que no sé si sabré plasmarlo bien en papel; pero prometo que no se hará difícil de entender ni será muy pesada.

Por favor dejad reviews,  siempre animan mucho.

Vocabulario:

Megumi-dono, Kaoru-dono: el sufijo dono se utiliza para referirse a las mujeres con cortesía sería el equivalente a señorita en español.

Jo-chan: es como Sano llama a Kaoru y significa pequeña señorita.

-kanzashi: son adornos para el pelo

-furisode: kimono con mangas muy largas y colores brillantes, es uno de los  kimonos más lujosos, están hechos para mujeres solteras.