Al fin un nuevo capítulo, espero que sea del agrado de todos. Y recordad, dejad vuestros reviews por favor.
Y por supuesto, muchas gracias a gaby (hyatt por tus reviews, realmente me anima mucho a seguir escribiendo saber que al menos una persona lee y disfruta esta historia. Espero que este nuevo capítulo te haya gustado.
Una inesperada visita
-Bueno, lo cierto es que son asuntos personales-la sorpresa aún era visible en los rostros de pupilo y maestra-somos viejos conocidos. Cuando llegué a la ciudad me enteré por casualidad de que vivía aquí y decidí hacerle una visita; para charlar de los viejos tiempos-dijo arrastrando sus últimas palabras-
-Lo siento, pero Kenshin no está ahora en el dojo-respondió Kaoru intentando salir del estupor en que la había sumido aquella inesperada noticia.
-Oh, vaya! Es una lástima, tenía tantas ganas de verle........supongo que tendrá que ser en otra ocasión-tomó un último sorbo a su humeante taza de té-ha sido un placer conocerles, espero tener el placer de volver a verlos en otra ocasión –con una educada reverencia terminó su despedida, para luego encaminarse hacia la puerta del dojo, en la que momentos antes se había quedado estupefacta viendo a una mujer con ojos de asesina perseguir a un pobre niño.
-Espere! señorita Michiko-el llamado de Kaoru le hizo detenerse en su camino- si desea puede esperarle hasta que vuelva, seguramente después de tanto tiempo separados estará deseando verle de nuevo. Aunque lo más seguro es que no regrese hasta la noche, para nosotros será un placer tenerla aquí en el dojo hasta entonces-
-Yo, no quisiera ser una molestia-respondió dubitativamente
-Señorita Michiko, quédese por favor. Estoy seguro de que Kenshin también desea verla y si la dejamos irse no nos lo perdonará en la vida –imploró Yahiko-además puede ver como Kaoru y yo entrenamos-añadió esperanzado al ver en la mirada de la mujer, como sus palabras habían hecho crecer su incertidumbre. Finalmente ésta tomó una decisión, accediendo así a las suplicas del aprendiz de samurai..
-Muy bien, esperaré. Pero solo unas horas, prometí encontrarme con alguien para cenar y no puedo faltar a mi palabra, esperaré hasta entonces-
Yahiko y Kaoru condujeron a Michiko hasta el interior del dojo. Era una sala grande y espaciosa, y tanto el suelo como las paredes, aún habiendo sufrido el paso de largos años, dato que delataba el desgaste de la madera, brillaban espléndidamente, seguramente por el diario cuidado y limpieza que debían recibir, o al menos eso pensó Michiko. Giró la cabeza levemente y leyó los carteles que colgaban en la pared, según los cuales la señorita Kaoru era la actual maestra del dojo. A través de aquellos carteles también averiguó que el dojo no se encontraba en su mejor momento, no poseía demasiados alumnos; más bien tan solo dos: el joven Yahiko y un tal Yuntaro. Pero Michiko llegó a la conclusión de que la señorita Kaoru debía de adorar aquel dojo, puesto que lo mantenía limpio y reluciente a pesar de no tener más que dos alumnos.
Yahiko le indicó donde sentarse para, según él, tener la mejor de las vistas en aquel combate en que le daría una soberana paliza a su sensei. En el lugar señalado había un par de cojines, sobre uno de los cuales se sentó para disfrutar del prometedor espectáculo. Maestra y alumno se saludaron con respeto.
El entrenamiento, había comenzado.
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-Kenshin, Kenshin-llamaba Sanosuke al distraído rurouni.
-¿qué?!!!-
-te toca tirar los dados. Kuso Kenshin-maldijo Sanosuke-¿se puede saber en que estás pensando?-preguntó malhumorado mientras veía como Kenshin tiraba los dados sin interés alguno en el juego.
-jajaja, has vuelto a perder. Sano deberías traerlo más veces- rió uno de los amigos del guerrero.
-si, deberías hacerlo, lástima que hoy no juguemos por dinero. Lo habríamos desplumado-
Mientras, Kenshin seguía sumido en sus pensamientos haciendo caso omiso de los comentarios de los amigos de Sanosuke. Después de todo no había sido una buena idea ir a casa de Sano, pensó desesperanzado el rurouni. Había pensado que aquel ambiente distendido y relajado le serviría para relajarse él mismo y dejar de lado, aunque tan solo fuese por unas horas, sus pensamientos y divagaciones.
-Kenshin!!! Te necesitamos!!-
-Megumi-dono!!!- exclamó el samurai sin dueño
-¿qué haces tu aquí bruja?! Nadie te ha invitado, no puedes irrumpir así en casa de alguien y menos si esa casa es la mía-
-Cállate idiota, esto es importante! Kenshin hay una epidemia de gripe, nuestra clínica está llena y nos estamos quedando sin medicinas. Necesitamos que vayas a buscarlas al pueblo de al lado y las compres.¿Lo harás verdad? Sabes que no te lo pediría sino fuese urgente-suplicaba Megumi aún jadeando por la carrera desde la clínica.
-Por supuesto Megumi-dono, tranquilízate, os ayudaré con mucho gusto-se giró rápidamente hacia su amigo-Sano necesito que vayas al dojo y avises a Kaoru-dono y Yahiko de que no llegaré hasta la mañana. Explícales todo lo que ha ocurrido, por favor-sin mediar una sola palabra más cogió la lista de los medicamentos que sostenía Megumi en sus manos y se fue corriendo a cumplir el encargo.
-Chicos, se acabó la partida-sentenció Sanosuke levantándose pesadamente del suelo dispuesto a cumplir también él su encargo.
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Después de una hora de intenso entrenamiento Kaoru decidió que podían descansar un rato, más bien que ella necesitaba un descanso. Yahiko se estaba volviendo cada día más fuerte y le costaba más esfuerzo detener los golpes de su shinai, sumado esto su inagotable energía a la hora de entrenar, la cual parecía desaparecer repentinamente cuando tenía que realizar algún trabajo en el dojo. Una hora de entrenamiento con él la dejaba completamente exhausta. Pero eso jamás lo admitiría ante él.
-Y bien ¿qué le ha parecido?-
-Ha sido muy instructivo e interesante. Tus movimientos son rápidos y precisos Yahiko, sin embargo aún tienes que mejorarlos. Pero estoy segura de que algún día serás un gran samurai-
-¿Ha practicado usted kendo?-preguntó Kaoru
-A decir verdad casi no se nada de este arte-a Yahiko y Kaoru les apareció una enorme gota de sudor en la cabeza-pero cuando era una niña siempre observaba a mi hermano mayor practicar durante largas horas-añadió con un tono de nostalgia en su voz.
-¿Entonces como puede afirmar que seré un buen samurai si acaba de admitir que no sabe nada sobre el kendo?-preguntó en tono irónico Yahiko, aún con una gran gota de sudor en la cabeza
-Es muy sencillo. Lo he visto en tus ojos-respondió con una dulce sonrisa
-en ¿mis ojos?-se extrañó desconfiadamente el joven.
-si. He visto como tu mirada cambia en cuanto empiezas a combatir, tienes su mismo brillo en los ojos. Realmente amas el kendo-
-vaya gracias, es muy amable señorita Michiko-se sonrojo el joven ante los halagos de la hermosa mujer-cuando habla del brillo en los ojos ¿se refiere a su hermano?-
-si me recuerdas mucho a él-
-¿su hermano era samurai?-preguntó Kaoru
La aludida movió afirmativamente su cabeza-Cada mañana se levantaba junto al amanecer para entrenar hasta la noche, tan solo descansaba para comer y dormir-en su rostro apareció una leve sonrisa mientras en su mente iban y venían recuerdos e imágenes de su hermano-era muy importante para él llegar a dominar la espada por completo. Recuerdo que solía pasarme las tardes enteras observándole, admirando el empeño que ponía en su objetivo, sorprendiéndome de su capacidad de su sacrificio. Y en sus ojos, eternamente se reflejaba la decisión-apartó su vista del horizonte para clavarla en los sorprendidos ojos de Yahiko- Y tú, Yahiko, posees esa misma mirada-
-¿Y ahora es un samurai de renombre verdad? Seguro que posee un dojo enorme, no uno patético sin alumnos como uno que yo me sé-dijo pícaramente observando de reojo la reacción de Kaoru, que por supuesto fue la de siempre; golpear la cabeza de su condescendiente discípulo.
-No-la monosilábica respuesta llamó la atención de los dos, salvando seguramente al más joven de una muerte lenta y dolorosa-se fue de casa antes de terminar por completo su aprendizaje. Sus ideales fueron más fuertes que su lógica y se fue a la guerra para luchar por la libertad del pueblo y la instauración de un gobierno justo. Murió combatiendo por los que quería y en lo que creía.-
-Mi padre también murió combatiendo en la guerra-hizó una breve pausa-volvamos al entrenamiento Yahiko-dijo Kaoru alegremente para desviar la mente de la mujer de aquellos dolorosos recuerdos y tal vez también los suyos propios.
Pero su alumno estaba absorto observando a su melancólica invitada, lo cual le sirvió para recibir otro golpe de su maestra. Iba a protestar cuando su agresora se acerco a su oído y le susurró- hagamos el mejor combate de entrenamiento que hayamos hecho nunca, esa será nuestra forma de animarla-el muchacho sonrió con complicidad y se colocó para el combate.
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Yahiko respiraba arrítmicamente, presa del cansancio tras una hora de lucha. Pero ese combate era muy importante para é,; tenía que ganar de la forma más espectacular posible para distraer a la señorita Michiko-no le devolveré a su hermano, pero al menos podré traerle buenos recuerdos de él-apretó con confianza la empuñadura de su shinai y se lanzó al ataque.
-Muy bien Yahiko, lo has hecho muy bien hasta ahora. Por fin has alcanzado mis expectativas, has aprendido a luchar con el corazón no solo para proteger la vida de las personas sino su corazón también. Al fin lo has comprendido: el espíritu del Kamiya Kashin Ryu - pensó orgullosa, preparándose para defenderse del ataque a su contrincante.
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-Si te sirve de algo estaba segura de que lo conseguirías Yahiko- le animaba Michiko mientras le premiaba un placentero masaje.
-yo también estaba seguro-los músculos de su espalada se tensaron bajo las esbeltas manos de la mujer-maldita sea!-un puñetazo de rabia golpeó con dureza el suelo del dojo- Creí haberla derrotado y en el último momento, ella da un giro al combate, acabando conmigo en el suelo-
-Según mi punto de vista, Kaoru-dono ha ganado el combate; pero tú has ganado experiencia y has estado muy cerca de ganar-
-he estado entrenando tanto, estoy seguro de haber mejorado mucho...aún así no ha sido suficiente-
-en la vida como en los combates, la victoria la determina la habilidad; pero también el esfuerzo, el empeño que ponemos en nuestros objetivos. Si deseas algo con todo tu ser, si de verás pones el corazón, obtendrás todo lo que te propongas-
-¿usted cree?-preguntó relajándose ante los hábiles movimientos de los dedos de la mujer en su espalda.
-bueno, yo no soy, ni mucho menos, una experta en el kendo, pero si en la vida. Y te puedo decir que ese es el principio básico en la vida, así que supongo que es aplicable al kendo, no crees?-
-tal vez-admitió cerrando lentamente los ojos, abandonándose a sus ón-susurró analizando sus propias palabras-puede que funcione. Puede....-
-Yahiko!!!-girtó escandalizada Kaoru, quien regresaba de tomar un baño tras el entrenamiento-¿se puede saber que haces?!!!-
-creo que es bastante evidente bruja escandalosa-
-serás....Michiko-dono es nuestra invitada!! No deberías aprovecharte así de su buen corazón!! Por favor Michiko-dono, disculpe al grosero de mi pupilo-
-no importa Kaoru-dono. En realidad yo me ofrecí a darle un masaje. Creía que después de un baño caliente tras un duro combate, le resultaría relajante y placentero un buen masaje. Era mi forma de agradecerle por la estupenda exhibición con la que me han obsequiado-
-por supuesto, con lo de estupenda exhibición se refiere a mi, no creas ni por un segundo que esas palabras incluyen a una vieja inútil como tú-
-atrévete a repetir eso mocoso-
-si insistes; lo haré-
-aaagh!-la rabia se apoderó de la joven-verás cuando te ponga las manos encima enano!-
-antes tendrás que cogerme-dichas palabras fueron el pistoletazo de salida para una nueva persecución. Tras sorprenderse por el comportamiento, Michiko, no pudo mas que sonreír con dulzura ante la extraña muestra de cariño de los dos.
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-Sano ¿qué haces aquí?¿y Kenshin?-
-Me ha pedido que te dijera que ha tenido que ir a buscar una medicinas para el doctor Gensai a la ciudad vecina-
-Vaya ¿no podía ir mañana?-
-Por lo visto era urgente, la clínica está llena. Parece ser que hay una epidemia de gripe y se les estaba acabando las medicinas-
-¿Así que no volverá hasta mañana?-interrumpió la triste voz de Michiko
-eh?!-Sanosuke se quedó sin palabras al ver a la desconocida, no esperaba a nadie más en el Dojo y menos a una desconocida-no, no volverá hasta por la mañana¿Quién es usted?¿es amiga tuya Kaoru?-
-No, es una vieja amiga de Kenshin-dijo Yahiko pícaramente para poner celosa a Kaoru
-así es, ella es la señorita Hasegawa Michiko y él es Sagara Sanosuke -hizo las presentaciones Kaoru
-He oído hablar de usted. Pocas palabras tan sólo, pero muy descriptivas-dijo con una gota de sudor en la cabeza
-Michiko-dono es muy tarde para que se vaya sola ¿por qué no se queda a cenar y duerme aquí por esta noche?-
-Siento tener que rechazar su hospitalidad, pero he de volver al hotel, me esperan para cenar-
-Al menos deje que Sano la acompañe a su hotel-
-Eh! Si estás tan preocupada por ella, ¿porque no la acompañas tu Kaoru?-se quejó Sano
-Menudo maleducado! Podrías acompañarla, es una mujer joven en una ciudad extraña y ¿la vas a dejar irse sola por la noche? las calles son muy peligrosas sobretodo por la noche-se enfadó Kaoru
-No hace falta que discutan, para mi no es ninguna molestia volver sola, de verás-intentó calmar a los dos sin demasiado éxito, puesto que ambos estaban más concentrados en su acalorada discusión que en las palabras de su invitada.
-Yo la acompañaré señorita Michiko, para mi será un placer acompañar a una mujer tan bella como usted-dijo cortésmente Yahiko; quien, sin darse cuenta nadie, se estaba convirtiendo en un hombre.
-Muchas gracias Yahiko, eres todo un caballero. Ante tal ofrecimiento me es muy difícil negarme-
-No, Yahiko no quiero que vuelvas tu solo luego, es mejor que maten al idiota de Sano que a ti.Además, a este idiota le va de camino a su casa porque hoy no va a comer aquí-dijo remarcando estas últimas palabras para que Sano se diese cuenta de su castigo.
-Está bien la acompañaré aunque me quede sin cena, de todos modos ha cocinado Jo-chan y seguro que me mata con su comida-
-¿Qué?!!!-rugió Kaoru-ahora verás-dijo cogiendo una de las tazas de té.
-Vamonos Hasegawa-dono, no quisiera que llegue tarde a su cena- dijo Sanosuke mientras le daba la espalda a Kaoru comenzando a caminar a la vez que esquivaba la taza.
-Ha sido un placer señorita Kaoru. Yahiko espero que consigas ser un gran samurai, fuerte y noble-se despidió Michizo haciendo una respetuosa reverencia frente a Yahiko, y cuando estaba cerca del oído de éste le dijo casi en un murmuro-pero no cometas el mismo error que mi hermano, por favor-acto seguido se fue siguiendo a Sano y dejando a Yahiko un tanto desconcertado por aquellas palabras.
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El camino de vuelta al hotel fue muy silencioso solo se oía a Sanosuke gruñir silenciosamente porque se había quedado sin cenar mientras Yahiko se estaba poniendo morado.
-Siento que se haya quedado sin cenar por mi culpa-rompió el silenció Michiko.
-eh? no...no importa, seguro que era horrible-respondió Sano intentando no hacerla sentirse mal. Entonces fue cuando se fijo en aquella mujer por primera vez desde que la había conocido, lo cierto es que era bella y la luz de la luna la hacía lucir más hermosa aún o al menos eso le pareció a Sano, su rostro era el más dulce que había visto jamás pero era la melancolía en sus ojos atraía por completo su atención-así que es un vieja amiga de Kenshin?-
-Así es, hace mucho tiempo que no nos vemos, demasiado quizás-
-¿Y ha venido sólo para verle Michiko-dono?-
-Cuando llegué me enteré de que se encontraba en la ciudad y decidí hacerle una visita-
-¿Y que le ha traído aquí?-
-Ciertos asuntos.... negocios-
-¿Ha venido sola?-
-He venido con mi hermano pequeño, es mi única familia, mis padres murieron siendo yo muy pequeña y él un bebé. Nuestro hermano mayor se encargó de cuidarnos hasta que murió en la guerra. Desde entonces yo me he encargado de cuidar de nosotros, suerte que nuestro padre nos dejó algo de dinero y con él he hecho algunos negocios y ahora tenemos dinero suficiente-
-Vaya ha tenido una vida dura-
-un poco-intentó sonreír-pero supongo que no soy la única a la que la guerra hizo daño, no debería quejarme-
-y...-algo interrumpió a Sano, era un hombre que se había colocado en medio del camino no dejando continuar a los dos caminantes.
-vaya, vaya, mira que linda señorita ha traído la luna consigo-dijo fríamente el sujeto-no me gusta interrumpir pero me temo que tú y yo tenemos un asunto que atender mi querida señorita-añadió haciendo aparecer una risa sádica en su rostro. A su lado aparecieron otras cuatro figuras, dos a cada costado-él no me interesa haced lo que queráis con él pero la chica es mía.
-lo siento mucho; a mi tampoco me gusta interrumpir, pero antes de tratar tus asuntos con la señorita tendrás que hablarlos conmigo-dijo Sano haciendo crujir sus puños dispuesto para un nuevo combate, algo que hacía tiempo no degustaba y por lo que estaba ansioso.
Aquellos matones fueron fáciles de vencer para Sanosuke, aunque el jefe fue un poco más duro no fue gran problema.
-¿se encuentra bien?- pregunto a la temblorosa mujer. Ésta solamente asintió-¿está segura?- repitió inseguro ante el asustado semblante de la chica
-s-si, sólo algo aturdida. Muchas gracias por haberme salvado -aseguró tratando de recobrar la calma y el control de su tembloroso cuerpo- Es muy bueno peleando Sanosuke, ¿dónde aprendió?-añadió tratando de olvidar los anteriores sucesos mientras retomaban el camino.
-yo..esto...Creo que ya estamos llegando a su hotel-dijo Sano intentando desviar el tema de conversación, sonrojándose por el cumplido.Al girar la esquina se encontraron con dicho edificio, desde la puerta del cual había un muchacho que corría apresuradamente hacia ellos.
-Oneesan estaba apunto de ir a buscarte, estaba muy preocupado-era un muchacho que parecía tener la misma edad que Yahiko además de su misma altura. Su cabello era castaño muy oscuro y sus ojos del color de la miel.
-Sagara Sanosuke, le presento a mi hermano menor, él es Hasegawa Takeshi-
-Encantado de conocerle señor Sagara-cortésmente, el chico acompañó sus palabras de una reverencia.
-Bueno tengo que irme a mi casa, espero verla otro día Michiko-dono-
-También yo lo espero Sanosuke-san, tal vez cuando regrese a la ciudad-
-¿No vendrá a ver a Kenshin?-ella negó con la cabeza-mañana nos vamos, pero por favor ¿podría darle un mensaje de mi parte?-
-Por supuesto-
-dígale simplemente 'A-chan espera aún'-
-¿A-chan espera aún?¡¡¡¿qué significa?-
-él lo entenderá. Buenas noches Sanosuke-san-
-buenas noches-se despidió también el hombre.
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¿de que conocerá Michiko-dono a Kenshin? Es una mujer hermosa y muy simpática .....¿no será una antigua novia suya?!´´ se preguntaba Kaoru muerta de celos mientras se metía dentro de su futón.
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Kenshin no llegó hasta el día siguiente por lo que no supo de la visita que había tenido hasta la mañana siguiente de su llegada.
-Hasegawa,eh?-la verdad es que no recuerdo a nadie con ese apellido-
-Pues deberías acordarte de ella, era un bombón-dijo Yahiko recordando a la visitante
-Kuso Kenshin-maldijo Sano-¿No te acuerdas de ella?-miró con malicia a Kaoru-pues ella parecía conocerte muy bien querido amigo-
-¿ella?! No me habíais dicho que era una mujer-dijo Kenshin
-Si su nombre era Michiko Hasegawa-dijo Kaoru intentando disimular sus celos.
-¿Michiko? Realmente no recuerdo a ninguna mujer con ese nombre-comentó tratando de recordar Kenshin –supongo que lo mejor será que nos pongamos al trabajo o se nos hará tarde-
-Pero Kenhsin y ¿esa chica?-preguntó Sanosuke
-Supongo que se habrá equivocado-dijo Kenshin quitándole importancia a lo sucedido.
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Mientras tanto en la otra punta de la ciudad dos oscuras figuras se reúnen, ocultas de ojos indiscretos.
-¿Has obtenido todos los datos sobre Battusai y sus amigos?-
-Si. Tal y como ordenó-responde la figura pequeña-todo sobre su pasado y habilidades-
-Muy bien. Démosles unos día de relax, que no sospechen nada. Y después, mi venganza-dijo fríamente la figura alta
Continuará....
Notas de la autora: Bueno, parece que la historia comienza a desarrollarse, pero aún quedan muchas cosas por suceder y nuevas sorpresas para nuestros personajes. Si este capítulo os ha gustado, no os perdáis el siguiente: El oculto dolor de Kenshin.
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