Cambios

¡Hola! La verdad no estaba segura si subir o no este fic, más que todo porque me propuse terminar todo lo que tengo publicado antes de comenzar un nuevo fic, pero por variar no lo cumplí.

En fin, este fic salió cuando no tenía nada mejor que hacer y me puse a pensar "Que habría pasado si...". Este es tan solo el prologo y se que quedó algo corto, pero los siguientes capítulos serán un poco más largos.

Advertencias: Ninguna, creo, pero si me conocen sabrán que soy feliz desbaratando las parejas del canon.

Disclaimer: Inuyasha y los demás personajes le pertenecer a Rumiko-sensei.

Prólogo

Un paso, dos pasos. Ya no sentía ninguna parte de su cuerpo a causa del dolor, ni siquiera se daba cuenta de que la sangre, su sangre, había creado una especie de camino tras ella.

Y todavía faltaba.

Ella hizo lo posible por juntar las fuerzas que le quedaban y continuar, tenía que vengar a toda costa a su villa, no importaba si después de ello moría; al menos así podría acompañar a su hermano.

Su visión cada vez era más borrosa, no aguantaría mucho a ese paso.

Usando toda su fuerza de voluntad dio tres pasos más antes de caer al suelo, inconciente.

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Lentamente abrió sus ojos y descubrió sobre si un techo de madera. Parpadeó confundida y no tardó en recordar de forma rápida y dolorosa lo sucedido: su hermano, su padre, todos los de la villa... ¿acaso ella no había muerto al igual que ellos?

Con su brazo izquierdo retiró la manta que la cubría sobre el futon en el que estaba e hizo el intento de levantarse, pero un agudo dolor la obligó a volver a recostarse, sin duda aún continuaba con vida.

Maldijo mentalmente a su suerte ¿Que había hecho en sus vidas pasadas para que ni siquiera le permitiesen seguir a sus seres queridos? Cerró sus ojos intentando no pensar en nada y volver a la dulce inconciencia de antes, pero el sonido de pasos y de una puerta abriéndose la obligaron a ponerse alerta y a buscar de forma instintiva alguna de sus tantas armas.

-Veo que luce mejor, Sango.- al no encontrar ninguna abrió sus ojos, dispuesta a enfrentar a quien fuese. Con algo de suerte no seria un enemigo.

-Kagewaki Hitomi... - susurró en voz baja al reconocer al hombre frente a ella - ¿Que fue lo que...?-

-¿Que recuerda? -

-Iba en camino a enfrentarme con Inuyasha y luego...-

-Sus cuerpo no resistió mas y se desmayó. Si no fuese por Naraku, quien la trajo de inmediato, estaría muerta.-

-Lo preferiría - murmuró por lo bajo. Aunque Kagewaki la escuchó prefirió no hacer ningún comentario.

-Mandaré que le traigan comida y algunas ropas,- dijo señalando la pared de la habitación donde se encontraban algunas de las armas de la taijiya -cuando se encuentre mejor hablaremos. Tengo una propuesta que hacerle.-

-¿De que se trata?- preguntó confundida al tiempo que se movía lo suficiente para observar al joven noble, quien ya se encontraba en la puerta. No era que olvidase o quisiese olvidar lo que había sucedido, pero aun así acababa de sentir mucha curiosidad.

-Le diré cuando esté mejor. Descanse, Sango.- Kagewaki salió de la habitación sin hacer ruido. Extraño pensó Sango, pero antes de poder reflexionar sobre esto una extraña somnolencia se apoderó de su cuerpo y rápidamente cayó en un inquieto sueño.

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Cuando despertó encontró todo como Kagewaki le había dicho:
A su lado se encontraba la ropa que ella siempre usaba cuando no se encontraba peleando y al lado de esta una bandeja con frutas y agua.

De inmediato dirigió su vista el lugar donde el dueño del palacio había dejado sus armas, solo para asegurarse de que estas aun estaban allí, no le agradaba sentirse desprotegida y menos después de lo que había pasado.

Aunque su cuerpo aún exigía descanso se obligó a levantarse y a vestirse; sabía que no podía quedarse acostada y rendirse ante todo, por Kohaku y los demás, tenía que continuar con su vida y hacer algo para vengarlos.

Al salir dos de los hombres que trabajaban en el palacio le indicaron que el joven amo la esperaba y aprovecharon para mencionar lo mucho que les alegraba verla mejor, tampoco olvidaron darle el pésame por lo sucedido con aquel youkai que había controlado al padre de Kagewaki.

Con algo de dificultad, después de que los hombres continuaron con su deber de proteger el palacio, comenzó a buscar a Hitomi, quien no estaba en sus habitaciones como le habían dicho en un principio.

Al final, después de mucho caminar, lo encontró en el jardín interior observando, aparentemente, unos pájaros que volaban tranquilamente cerca a él.

-No le parece, Sango, que esos animales son envidiables- comenzó apenas la taijiya se encontró a su lado.

-¿Eh?-

-Pase lo que pase siempre son libres y disfrutan de su libertad de la mejor manera ¿Quien no ha querido ser como ellos y poder huir volando de los problemas?- Sango permaneció en silencio sin saber que decir -Pero supongo que la estoy aburriendo y lo que quiere es saber sobre la propuesta que deseo hacerlo ¿o me equivoco?-

-Así es.-

-¿Recuerda lo que le dije antes de que partiese en busca de Inuyasha?- la joven permaneció en silencio de nuevo, esperando -Me gustaría que permaneciese en mi castillo como mi protegida, al menos por un tiempo.-

-Lo siento, pero no puedo aceptar- contestó decidida, le era imposible pensar en vivir cómodamente sin hacer nada por en cierta forma ajustar cuentas con el hanyo.

-Primero esta la venganza ¿no es así? - Kagewaki, por primera vez desde que estaban allí, observó a la taijiya y le dedicó una sonrisa triste, aunque Sango pudo ver en sus ojos algo más que no pudo descifrar.

-Así es.-

-Naraku me dio algo de información que le podría interesar: según él Inuyasha está buscando este castillo.- Sango de inmediato se sobresaltó e intentó decir algo, pero antes de poder hacerlo Hitomi continuó -Podría tardar unos días en llegar, así que podría recobrar sus fuerzas y esperarlo aquí.-

-Y después de acabarlo quedarme... - finalizó pensativa. En cierta forma no era mala idea, al menos así podría combatir con él con todas sus fuerzas, pero...

-Así es Sango, pero eso no es todo. Naraku le dejó un regalo que seguramente usted podría usar mejor que él.- Kagewaki extendió su mano y le mostró un pequeño fragmento de la shikon no tama.

-Pero... ¿por qué?... para mi... - Sango se encontraba demasiado sorprendida y ni siquiera podía hilar adecuadamente sus pensamientos para formar una frase con sentido. La taijiya tomó aire, intentando analizar las cosas antes de intentar decir algo más -Esa perla solo trae desgracias, fue por eso ese hanyo atacó mi aldea.-

-Es posible, pero Naraku me dijo la razón por la que dejaba el fragmento para usted; él está convencido de que podría usarse bien y así impedir cualquier desgracia. Si usted desea incluso podría revivir a su hermano con este pequeño fragmento.-

Sango quedó en blanco, tener de nuevo a Kohaku a su lado la ayudaría a soportar cualquier cosa y le daría las fuerzas necesarias para continuar su vida después de haber exterminado a Inuyasha, realmente esa podría ser la solución.

Con las manos temblorosas se decidió por fin a tomar el fragmento y sin importar que algo le decía había algo extraño en todo eso, aceptó la sugerencia de Kagewaki.
Permanecería en el castillo con su hermano, al menos hasta que se le ocurriera algo mejor.

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Y bien ¿que les parece? Ya tengo pensado los próximos capítulos así que no creo que me demore, pero conociéndome quien sabe...

Como siempre cualquier crítica, comentario, tomatazo, sugerencia y parecidos son bien recibidos ya sea en un lindo review o por mail

Bye, bye.
-Nakuru Tsukishiro.