Primero quiero disculparme por dejar pasar tanto tiempo sin actualizar y... mejor dejo mis notas para el final.
Disclaimer: Inuyasha y los demás personajes le pertenecer a Rumiko-sensei.
Fuego, sangre, confusión.
Por más que lo intentaba no conseguía entender lo que sucedía.
Cuando llegaron al pueblo ella se separó de los demás para conseguir algo de información sobre el castillo mientras Miroku conseguía un lugar donde dormir, pero antes de poder hacer algo se encontró en un infierno.
No estaba segura en que momento habían comenzado a atacar cientos de youkais a aquella pequeña aldea, lo que sí sabía era que si no encontraba pronto a Inuyasha corría el peligro de morir en cualquier momento.
Al fin de cuentas le quedaban pocas flechas y su mala puntería no ayudaba mucho y aunque Shippo hacía lo que podía para que ambos pudiesen escapar eso no podría durar mucho tiempo.
No, esconderse tampoco era una opción teniendo en cuenta que toda la aldea y gran parte de sus alrededores estaba en llamas.
-¡Inuyasha!- llamó de nuevo a coro con el pequeño kitsune -¡Miroku!- necesitaban encontrar rápido a alguien que no fuese un aldeano asustado, herido o peor aun... muerto.
Desde que el pequeño abrió sus ojos de ellos solo se vieron salir lágrimas que ninguna de las palabras de su hermana, quien intentó consolarlo, consiguieron detener.
-Kohaku...- en la voz de la taijiya se notaba clara desesperanza por la condición de su hermano; era obvio que todo lo sucedido antes de su muerte lo había afectado demasiado -Me equivoque ¿no es así?- sin esperar más abrazó a su hermano contra si -No supe tomar la decisión adecuada.-
-Sango- la mano en el hombro de la joven continuaba dándole apoyo, el hombre buscó las palabras adecuadas antes de continuar -Todos nos equivocamos en algún momento.-
Poco a poco el llanto del niño fue disminuyendo hasta que el silencio pareció reinar en la habitación a pesar del ruido fuera de esta donde los hombres del palacio se disponían a partir a la aldea para acabar con Inuyasha.
Intentando no hacer ningún ruido, Sango colocó al niño recién dormido en un futon antes de salir, seguida de cerca por el amo del castillo.
-Maldito Inuyasha, si no fuese por él...- dijo con rabia -Me gustaría poder vengarme, pero...-
-¿Hay algo que lo impida, Sango?- preguntó a pesar de conocer la respuesta, al ver que la taijiya no tenía intenciones de decir nada decidió, por esta vez, hacerle las cosas algo más fáciles a la joven -En el castillo él estará bien.-
-Pero...-
-Sango, pensé que su deseo era vengarse.-
Akinari Kiba era tan solo uno de los tantos hombres que servían fielmente a la familia Hitomi desde hace muchísimo tiempo.
En
ningún momento había recordado que su padre o su abuelo le hubiesen
hablado sobre una gran cantidad de youkais a la que hubiesen tenido que
enfrentarse.
Ahora él sí podría hablar de como más de cien hombres fueron derrotados por una cantidad igual de youkais, eso si conseguía continuar vivo escondido entre los escombros, cosa que cada vez veía mas difícil.
Cuando llegó al pueblo no se había encontrado con el único hanyo del que les habían informado originalmente, lo que encontraron fue una ciudad en llamas siendo atacada por una gran cantidad de poderosos youkais y aunque lucharon valientemente era imposible para ellos vencer y así lo atestiguaban los cadáveres de sus compañeros a su alrededor.
El ruido de más cuerpos cayendo al suelo le hicieron tensarse en su escondite, pero la curiosidad lo obligó a intentar observar los que sucedía. Lo primero que pudo ver fue algo de gran tamaño que regresaba dejando por su camino una gran cantidad de youkais muertos o al menos lo bastante heridos para no contraatacar, la técnica era la misma que había apreciado en el castillo unos días antes.
La taijiya había llegado ¡estaba salvado! Esos fueron sus pensamientos antes de que algo atravesara su pecho y su cuerpo cayese sin vida entre los demás.
Kagome cerró los ojos y apretó a Shippo contra su pecho al ver ir hacia ella el ataque de un youkai; sus flechas se había agotado y no quiera que el pequeño kitsune se arriesgase más por ella, por eso solo esperó el golpe. Y esperó...
Cuando abrió sus ojos de nuevo observó el cadáver del youkai a pocos metros de ella y a una joven de su edad luchando contra otros tantos sin mucho problema. No tenía ninguna duda, esa mujer tenia que ser una sobreviviente de la aldea de exterminadores.
-¿Estás bien?- la voz de la joven la regresó a la realidad y no tardó en darse cuenta que la pelea había llegado a su fin en esa zona y ella aún se encontraba con vida.
-¡Estamos salvados!- exclamó el menor del grupo saltando en los brazos de la sacerdotisa.
-Si, muchas gracias. E-esto... ¿tu nombre es?-
-Sango.- la joven taijiya observo el lugar algo nerviosa -Es mejor que te alejes de aquí lo más pronto posible.- sin decir más se alejó rápidamente del lugar dejando a Kagome y a Shippo solos.
Pero eso ya no le importaba a Kagome, volvía a tener esperanza en salir viva y acabar pronto a Naraku; por lo tanto, sin perder tiempo, siguió por el mismo camino que Sango había tomado momentos antes.
Cuando Sango salió del castillo no estaba muy segura de dejar a su hermano solo, pero quería acabar lo mas pronto posible con el culpable de sus desgracias; luego sí se dedicaría a recomenzar su vida junto a su único pariente vivo.
Mas en el instante en que llego a la aldea cualquier duda que todavía le quedaba en la cabeza se esfumó por completo. ¡Maldito Inuyasha! La crueldad de aquel hanyo era tanta que había llegado al punto de aliarse con otros youkais y acabar con todos los de la aldea, incluyendo mujeres y niños; ya no solo se trataba de su venganza personal, tenía que detenerlo a cualquier costo por el bien de los demás.
En el momento en que se adentró a la aldea su paso se vio detenido por la cantidad de youkais que estuvo obligada a acabar para continuar sin problemas. De camino pudo encontrarse a la primera persona viva en la aldea: una joven de extrañas ropas que llevaba a un pequeño kitsune youkai en sus brazos.
Para ella era un verdadero misterio como había conseguido mantenerse viva en aquel infierno cuando todos los soldados del castillo que vio en su camino se encontraban muertos.
Aun así no tuvo más remedio que dejarla atrás y continuar su camino, confiando en que ella le hiciese caso y se alejara del lugar lo más posible, ya que presentía que pronto encontraría al culpable de todo y, efectivamente, no se equivoco.
Después
de menos de diez minutos corriendo en la misma dirección pudo ver a un
ser de forma humana con orejas de perro que peleaba rodeado de cuerpos
contra otros youkais. ¿Acaso le habían traicionado después de destruir
la aldea?
Era posible, teniendo en cuenta que los mitad humanos no eran muy queridos, pero eso a ella no le importaba.
-¡Inuyasha!- gritó con odio antes de atacarlo con su hiraikotsu.
Notas de Nakuru:
Bueno, aquí termina este capítulo. Sé que es corto y me demoré mucho en
actualizar, pero es que he tenido que darle prioridad últimamente ha la
vida off line, además que andaba sin muchas ganas de escribir.
No
prometo subir pronto el próximo capítulo ya que si lo hago seguro me
demoro el triple en hacerlo, pero tengan por seguro que terminaré este
fic.
Gracias a YaShi (Me alegra que te gustará Aunque ya ves que no me duró mucho el juicio y al final termine demorándome. Yep, Kagewaki es Naraku y también es cierto que en futuros capítulos será Miroku/Sango así que no te preocupes; eso si, no se cuando llegaré a esa pareja ya que soy feliz escribiendo de parejas raras.) y a yuzuriha (Que bueno que te guste la idea y como ya dije, aun cuando me demore mucho terminaré este fic.) por sus reviews.
Bueno como siempre cualquier comentario, regaño por demorarme, tomatazos y demás son bienvenidos ya sea por review o mail.
Por ahora me iré a escribir un poco más aprovechando la inspiración del momento.
¡Hasta el próximo capítulo!
-Nakuru Tsukishiro.
