Esta historia la escribi anoche... espero que les guste
-----------------------------------------------------------
Mis
manos están manchadas con sangre. Puedo sentir en estas manos
a cada hombre, mujer y niño que asesine por una simple orden.
Anbu. Ese cargo, para algunos, es de gran admiración y
¡cuantos he conocido que lo anhelan! Diciendo que se sentirían
honorables y orgullosos con ese nombre.... Que equivocados están.
Lo menos que sientes es orgullo. Asesinar a un infante por el simple
hecho de no estar durmiendo cuando debía no te llena de
orgullo. Y no te dan grandes títulos por asesinar a toda una
familia.
Ser anbu es hacer un pacto. Un pacto en que toman tu
alma a cambio de una mascara que oculte quien eres para no sentir
vergüenza al mirar a tus compañeros.
Poco a poco
te vas perdiendo en un mar de sangre y te conviertes en uno con tu
mascara, inexpresiva e insensible, y tu katana, hermosa y mortífera.
Y al llegar a casa, al desprenderte de tu escudo, no puedes
mirarte siquiera al espejo por la vergüenza. Y si ves hacer una
lagrima, ten esperanza, porque esa lagrima, que recorrió tu
cara carente de emociones, te ha demostrado que aun puedes regresar a
la vida que antes creías aburrida y poco valiosa.
Ser
anbu es demostrar que tú ya no eres un humano, más
bien, que eres un juguete, un arma que es manejada por los grandes
titiriteros.
Ser anbu es perder tu existencia y valor como
persona.
