Holas. Aquí está el quinto capítulo. Espero lo disfruten y no duden en hacerme saber sus opiniones. ¡Ay! Cada vez está más cerca el inicio de clases (sé que falta más de un mes, pero febrero entre las compras, volver a repasar algunas cosas y los nervios se pasa volando v_v).

**NADA del mundo maravilloso y mágico de Harry Potter es mío. TODO pertenece a J.K. Rowling y yo sólo utilizo a los personajes para divertirme, sin fines de lucro. **

**Este fic es slash, lo que quiere decir que involucra una temática homosexual, con escenas gráficas (explícitas). Si el tema no es de tu agrado, eres menor de edad o puede afectar tu sensibilidad, no lo leas. Estás advertido. **

Condenados: Capítulo 5

El corazón no olvida

Antes de que la Navidad llegara, se organizó una visita a Hogsmeade para los cursos superiores. A pesar de la oposición de parte de la mayor parte de los apoderados a causa del reciente ataque a Hogwarts, el director decidió que sus niños se merecían un descanso. Era 19 de Diciembre y por todo el pequeño pueblo corría una ventisca neblinosa. Los alumnos llegaron en grandes carros custodiados por aurores y profesores, envueltos en capaz que a duras penas los protegían del clima.

En el quinto carro según el orden de salida, iba el Chico que Vivió. A su lado estaba Blaise Zabini, su ahora amigo inseparable; también iban una muy melosa Lavender, un nervioso Neville y el siempre indiferente Draco, por no mencionar a un grupo de ruidosas jóvenes de séptimo. Como profesores guardianes iban Severus Snape y Daniel Spencer.

Luego del breve incidente frente a la enfermería, Harry y su profesor de Defensa estrecharon en cierta forma los lazos. A veces conversaban de algún tema de interés en común, y, a pesar de la insistencia que tuvo, Harry no consiguió sacarle muchos datos de su pasado. De lo único que pudo enterarse era que provenía de Irlanda y que no tenía ninguna familia.

Habían sido unos días particularmente decepcionantes para Harry. Había seguido por todas partes a Remus preguntándole sobre lo que le pasaba, pero lo único que conseguía era que este le sonriera de manera amable para luego cambiar de tema. Hasta había lanzado su orgullo por la ventana y se había rebajado a preguntarle amablemente a la señora Pomfrey, pero no sacó nada en claro aparte de un par de furiosos gritos. Daniel no le respondía a las preguntas personales que le hacía, pero en cambio acribillaba al chico con interrogantes que obligaba a contestar.

Y más encima ese grasiento de Snape que andaba más antipático que de costumbre y le quitaba puntos por nada y en clases parecía seguir cada uno de sus movimientos, buscando obviamente algún error o falla para castigarlo de por vida.

- ¿Qué quieres de regalo, Harry?- preguntó Lavender con suavidad, cogiéndole el brazo. Blaise revolvió los ojos, mientras que los colores subían por la cara de la víctima.

- Mmmmm, no sé. Ehhhh, prefiero que sea sorpresa.- balbuceó Harry muy confundido.

- ¿Te gustan las sorpresas Harry, cariñito?- susurró Blaise al oído del chico- Oh, no sabes que sorpresa te llevarás con esta chica.

- Oh, cállate Blaisie-Pooh.

El espíritu irónico y cínico de todo Slytherin siempre estaba presente en Blaise. Era parte de su personalidad y Harry ya había dejado de intentar que lo dejara. Muy en el fondo, el Slytherin seguía siendo sólo un niño al que le gustaba jugar. A veces dudaba realmente de sus intenciones para con él (sobre todo cuando comenzaba a morderle el lóbulo de la oreja) pero pronto reaccionaba dándose cuenta que el chico estaba jugueteando. Como en ese momento, que sólo por el placer de ver la cara de horror de Lavender y Snape, mientras que Daniel reía, lamió delicadamente su cuello.

- Esa chica es bastante tonta. Pero no es tan fea- comentó antes de volver a su lugar.

- Eres un idiota.

El camino para llegar a Hogsmeade era realmente bello con toda esa nieve por todas partes. Los árboles aparecían cubiertos por el fino manto blanco, sus ramas desnudas de hojas, cargadas de escarcha y hielo. Pocas personas se aventuraban solas por ese camino en esos tiempos inseguros, pero se podían ver a esas horas de la mañana a unos cuantos grupos desperdigados de campesinos. Las casitas del pueblo comenzaban a aparecer lentamente, con sus paredes coloridas y sus techos puntiagudos; los comercios siempre abiertos: los bares, la tienda de dulces Honeydukes, las tiendas de ropas y juegos, todo lo que se podía necesitar estaba ahí.

- Bien. No pueden salir de los límites estipulados del pueblo, ni alejarse del grupo. A las cinco los quiero a todos aquí, así que, señor Potter, le rogaría que por una vez en su vida se comporte.- dijo Snape con voz particularmente venenosa.

Nadie respondió nada, se limitaron a bajar apresuradamente del carruaje, desperdigándose por doquier. Finalmente, sólo quedaron allí los dos profesores.

- ¿Por qué lo odias tanto, Severus?- preguntó Daniel ahogando una risa, sabiendo a la perfección la respuesta.

- Eso no es de tu incumbencia, Spencer.- terció el otro fríamente, añadiendo- Y no recuerdo haberte dado permiso para llamarme por mi nombre.

- Ay, Snivellus... - Daniel calló de golpe, dándose cuenta de como estaba llamando a su compañero.

- ¿CÓMO ME LLAMASTE?- gritó Severus entrecerrando los negros ojos.

- Yo...

- ¡Maldito Potter!

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Neville, Lavender, Harry, Blaise y, para total asombro de los Gryffindor, Draco, fueron de primeras cuentas a la tienda de dulces. No se habían organizado para ir juntos ni mucho menos, pero Lavender estaba decidida a no despegarse de Harry, este no quería estar a solas con ella, Blaise había invitado a acompañarlos a Draco y Neville no quería estar solo.

- ¡Mira! ¡Hay varitas rellenas de yoghurt! Son perfectas para peleas de comida... - exclamó Blaise arrastrando a Harry y con eso a todo el grupo. Viendo la constante persecución de la única chica por ahí, se decidió a jugar un poco más-... o de cama.

- Blaise, por favor... - suplicó Harry enrojeciendo.

Draco observó sonriente a los dos chicos de cabellos negros. Él alguna vez quiso tener esa misma amistad con Harry, pero él lo había rechazado, rompiendo su orgullo y sus esperanzas. Hacía tiempo que había superado la decepción de ser uno de los que no eran dignos de recibir una sonrisa del GRAN Harry Potter, pero eso no quitaba el sentimiento confuso que había en su pecho cada vez que lo veía jugar con Zabini. Pero la alegría que emanaban afectaba a todos los que los rodeaban.

- Bien, Harry, yo me voy a buscar tu regalo. Encuentra algo lindo para mí y, no es que quiera influenciarte, pero mira las vitrinas de por allá- dijo Blaise antes de desaparecer.

- Está loco- murmuró Malfoy entrando en una tienda de túnicas.

- Creo que yo también voy a ir a buscar los regalos. Nos vemos.- sin dar tiempo de nada a los otros dos chicos, Harry se echó a correr calle abajo.

No le gustaba estar en ese pueblo. Verlo le traía dolorosos recuerdos. Sin demasiadas fuerzas, Harry entró a Las Tres Escobas. Madame Rosmerta le sirvió una gran jarra de cerveza de mantequilla, que él tomó con particular rapidez, tratando de sacar de su cabeza el recuerdo de Sirius. No sabía porque se había dejado convencer por Blaise de ir allí. "Tal vez querías venir. Este fue uno de los lugares que albergó a tu padrino durante el tiempo que te estuvo protegiendo. Tal vez tu querías volver aquí a encontrarte con el pasado del que tratas de huir..." Realmente Harry comenzaba a odiar a esa voz interna que lo aconsejaba o se burlaba de él con particular acierto. Era insoportable oírla en todo momento, sobre todo porque en vez de aclarar sus dudas, lo confundía más.

Salió de Las Tres Escobas más decaído que cuando entró. La cerveza le había despejado un poco la entumecida mente, pero aún no se sentía bien. Tal vez debía hacer caso a esa condenada vocecita suya e ir a buscar sus recuerdos. Más decidido aunque algo embriagado, se encaminó a las afueras del pueblo, a esa cueva en que una vez el prófugo más buscado, el único que se había escapado de Azkaban, se ocultó en compañía de un hipogrifo también fugitivo de la justicia. Entró y las imágenes volvieron de golpe.

- Sirius... – lloró apoyándose en las paredes de roca.

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En el castillo, los niños de menos de 16 años permanecían ya sea en sus salas comunes, en los pasillos conversando, en la biblioteca o en sus cuartos. Algunos conversaban sobre como sería poder ir a Hogsmeade, diciendo lo que le habían encargado comprar a algún alumno mayor. Otros hablaban de lo cerca que estaba navidad, que ese año deberían celebrar la mayoría allí, ya que sus padres estaban seguros de que el lugar más protegido seguía siendo Hogwarts. También había unos pocos que hablaban de la guerra, aunque estos eran los menos. La mayoría rehuía el tema, como temiendo que si lo hablaban el mal llegaría a ellos. No se daban cuenta que el mal ESTABA en ellos. Muchas chicas cotorreaban sobre lo guapo que era tal o cual chico, o lo caras que eran sus túnicas nuevas, o los regalos que pensaban recibir. Muchos chicos hablaban de lo buena que estaba esta chica, de lo fácil que era esta otra o, y eran varios, nuevas técnicas para jugar snap explosivo. Pero la mayoría eran muy felices en esos momentos.

Aurores habían quedado a cargo de velar por la seguridad de los alumnos y lo hacían muy bien. Se deslizaban por los rincones como sombras, vigilando todos los lugares, distrayéndose de vez en cuando por la aparición de Filch o su gata, que para el caso era igual de desagradable.

En la biblioteca, Madame Pince regañaba a dos alumnas de primer año que estaban entregando un libro con pálidas huellas de dedos en las hojas. Las niñas se veían a punto de llorar, por el miedo que causaba esa señora con aspecto de buitre en todos; la mujer reía interiormente, encantada por hacer sufrir a esas molestas alumnas.

En enfermería, Madame Pomfrey era otro caso. Al mismo tiempo, curaba a un chico de segundo año y a otra de quinto. El niño tenía una gripe horrible que empeoraba a cada momento, su cara estaba pálida pero su nariz muy roja, formando un conjunto algo extraño. La chica tenía un grave problema con sus manos, que habían recibido una fuerte poción contra las alergias mal hecha, quedando convertida en un maloliente líquido corrosivo que carcomía la piel de la niña. La chica lloraba sin cesar, poniendo cada vez más nerviosa a la enfermera.

En su despacho Dumbledore meditaba. Con los codos apoyados en su escritorio y la barbilla en sus manos, los ojos cerrados, el cuerpo tenso. Su larga barba le cubría el pecho y caía por sus rodillas indolentemente. Pensaba en todo lo que vendría después. Él sabía que su final estaba cerca, por lo que tenía que organizar rápidamente todo lo que ocurriría después. No podía dejar a sus condiscípulos a su suerte. Veía que pronto estallaría la guerra en todo el sentido de la palabra y necesitaba buscar una forma de hacerle frente. Pensaba en Harry, que se llevaría la parte más difícil y no sólo en la guerra. Algo más allá de eso sucedería y él ya no estaría ahí para evitarlo. Muy a su pesar, por la mejilla del anciano corrió una lágrima.

En las habitaciones de los profesores, sólo una estaba ocupada. Remus había insistido en querer ir a la visita a Hogsmeade, pero dado su estado de salud, Dumbledore lo había prohibido. El viejo sabía que estaba enfermo, pero había decidido no presionarlo, sino dejarlo elegir él mismo. Y Remus ya había elegido. Era un cobarde, estaba perfectamente consciente de eso. No quería afrontar su vida y por eso permitía que se la quitaran. Iba a dejar a Harry solo de nuevo. Pero no se sentía capaz de seguir así. Él no podía ayudar en nada al hijo de uno de sus mejores amigos y a pesar de habérselo prometido a Sirius, no lo acompañaría hasta el final. Pero creía que debía confiar en Severus. Había visto la expresión de sus ojos al mirar al chico y sabía que había más en ellos de lo que el mismo Severus creía. Lo dejaría junto a una persona que lo cuidaría y amaría hasta el final.

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Pasaron varias horas y Harry permanecía acurrucado en posición fetal en el suelo de la cueva. Desde hace un rato que había dejado de llorar. Se había dado cuenta que no le servía para nada y optó por quedarse recostado, esperando a que Voldemort llegara y le arrancara la cabeza de una buena vez. Observaba sin ver el techo desprolijo del lugar, pensando en como habría sido vivir ahí tanto tiempo como había hecho Sirius. Pasar las horas encerrado en esa cueva con un hipogrifo, sabiendo que afuera, libre por el mundo, andaba el hombre por el cual eres fugitivo, una rata asquerosa y traidora que no dudó en vender a sus amigos.

Era hora de levantarse e ir con sus compañeros de vuelta al colegio. Aparentar frente al mundo que era muy feliz y que adoraba estar vivo. Esa máscara lo cubría frente a todos, aunque con Blaise no le duraba mucho. Él siempre sabía lo que pasaba por su mente.

- ¿Se puede saber que hace, Potter?- ese tono odioso que sólo una persona era capaz de usar de modo tan perfecto. Severus Snape reportándose para terminar de hacer su vida aún más patética.- Es hora de que nos marchemos y veo que no ha comprado nada.

- Eso no es de su incumbencia, profesor.

- Es inútil llorar, Potter. Él no volverá con eso- Severus sonaba molesto- Dios quiera que no vuelva.

Provocó el resultado esperado por el hombre. Harry llegó a saltar al escuchar eso y se irguió hasta estar a la altura de su profesor, los ojos relampagueando con furia asesina, como si tuviera a la misma Bellatrix Lestrange frente a sí.

- No se atreva a decir nada sobre Sirius. Él está muerto gracias a un mortífago demente como usted.

Severus hubiese querido responder algo hiriente o al menos poder defenderse de la agresión del joven, pero su mente trabajaba horas extras pensando en lo apetecibles que se veían esos labios estando tan cerca. No podía ni quería despegar sus ojos hambrientos de la boca que se le ofrecía, del rostro pálido, los ojos tan verdes...

- ¿Qué diablos le pasa?- chilló Harry viendo la expresión en la cara de su profesor. Este reaccionó violentamente al oí la voz del niño y se alejó antes de hacer alguna estupidez de la que luego se arrepentiría.

Harry observó perplejo al hombre. Por primera vez se detuvo en cada facción, analizando cuidadosamente cada rasgo, cada gesto de su odiado profesor. Había visto una mirada... diferente a la habitual y creía reconocerla.

"¿Por qué haces esto, Harry? A ti ni te agrada, ni te atrae este hombre, entonces ¿Para qué confundir más las cosas? La soledad no es algo de lo que uno se aleje haciéndose acompañar por la primera persona que encuentras. Tu dejarás de estar tan solo cuando ames de verdad. ¿Cuál es el afán de meter personas inocentes en tus problemas?" "Oh, cállate por un segundo. Sólo quiero saber que es lo que se siente. Quiero saber si lo que leo en sus ojos es verdad."

Haciendo caso omiso a la molesta conciencia, Harry se acercó tentativamente a su profesor. Sonrió al ver el asombro en cada poro de la piel de Severus. Sin saber muy bien lo que hacía, pasó la lengua por sus labios resecos. Bingo. La mirada de asombro de Snape cambió por una de completo deseo. Parándose en la punta de los pies, acercó su rostro al del mayor. Rozó los labios del otro con los suyos y se separó un poco.

- ¿Es esto lo que quiere profesor?

Con mucho cuidado y lentitud, besó a Severus. Sintió los brazos de este rodear su cintura mientras ejercía más presión en su boca, forzándolo a abrirla. Una lengua intrusa se enredó con la propia. Antes de que Snape saciara siquiera un sexto de su deseo, Harry se separó jadeante.

- Es hora de marcharnos, profesor. Nos deben de estar esperando.

Se marchó presuroso, casi corriendo, para que el profesor no viera las lágrimas que bañaban sus mejillas.

¿Qué opinan? Espero sus reviews con críticas, sugerencias, comentarios, dudas, cualquier cosa.

Respuesta a los reviews:

MARIA-JONAN: Hola estimadísima amiga!! Siempre la primera!!!!!! Mil gracias por estarme apoyando!!!!! Veamos, un beta-reader es una persona que lee la historia o el capítulo antes de que el autor lo publique y le informa a este de posibles errores, ya sea gramaticales, de trama o incluso ortográficos. Considero que es bastante necesario sobre todo para escritoras inseguras (como yo por ejemplo) ya que tb da su opinión y da consejos sobre que cosas se pueden mejorar (si tuvieras tiempo... me gustaría poder contar con tu ayuda). Y bien. ¿Qué opinas de este capítulo? Ya hay un poquito más de interacción entre Harry y Sev. Opino lo mismo... Remus es demasiado tierno!!!! Besos y suerte.

Kat basted: Holas!!!! Que bueno que te haya gustado el capi... en cuanto a Daniel, su historia es muy compleja diría yo. Tiene que ver algo con Sirius, si, pero a lo largo del fic se va a ir entendiendo. Jijiji, en verdad que parece haber varios tras Harry ¿Eh? En especial Sevvie-Pooh, mira los sueños que tiene el hombre. Espero que te haya gustado este capi, aquí hubo otra pequeña pista sobre Daniel. Saludos.

Artemisa de Black: Bien, la idea es que quedaras intrigada así que cumplí mi cometido. Estás yendo por un buen camino con las sospechas, pero no todo es tal como parece (uy, que ambigua esa pista). Ojalá y te haya gustado este capítulo. Espero tu comentario.

Catalina Malfoy: Jijiji, gracias por tu apoyo. En este capítulo vimos un poco más de Severus y Harry, espero que eso haya calmado un poco tus ansias. Ya verás que pronto habrá más. Pobre de ti, ya te imagino cuando leíste lo de Remus y Severus... jijiji que mala soy, en verdad. Besos a ti tb.

Cloe-Clow: Muchas preguntas, chica, que se van a responder con el tiempo. La paciencia es una virtud (odio que me digan eso). Que bueno que te guste la historia y tengo la impresión que no he desarmado el lío que tienes en la cabeza... oops. Tal vez lo enlié más. ¡hey! Ya somos dos que amamos a Sevvie. Besos y cuídate.

The Kissie Aome: Gracias por apoyarme. ¡Siiiiiii! Remus es adorable!!!!!!! Me encantaba Sirius (da pena decirlo en pasado, aun no puedo aceptar que esta... no he leído el libro 5°, J.K. Rowling es una asesina T_T) espero que te haya gustado este capítulo y cuídate mucho. Saludos.

Mi plan para el siguiente capítulo era el de subirlo mañana mismo o a mas tardar el martes (eso es lo que se llama velocidad). ¿Que opinan? ¿Les gustaría que les dejara el sexto capítulo "Cicatrices de tiempo" mañana?

Ya saben. Si lo quieren háganmelo saber, es que tengo que apresurarme.

Besotes, críticas, comentarios, sugerencias, dudas y lo que se les ocurra seré muy feliz de saberlas.

Nos vemos.