Holap! Quiero hacer un pequeño comentario antes del capítulo. Estoy en medio de una fase horrible de mi vida, deprimida, autocrítica y autocompasiva, que me mantienen en un constante estado de inseguridad. Probablemente en estas fechas diga que todo lo que escribo está malo, pero no es tan así. Creo. Además, tengo un dolor ATROZ (así con mayúsculas) de muelas que me está matando. El único beneficio de este estado anímico malo es que estando tan deprimida y con tanto dolor me dio por escribir... y pronto sabrán más de mí con algún fic corto. Y tb hice un capítulo especial de Condenados con más de Remus que originalmente no existía.

Bien, aquí va el capítulo 9. No voy a hacer ningún comentario, pues... ya explique que puedo decir sólo desastres contra mí.

** NADA de esto es mío. TODO es de J.K. Rowling. (Más corto). **

** Este fic lleva temática homosexual, slash y será gráfico en algunos capítulos. Si no te gusta, no lo aceptas o bla, bla, bla, ¿Qué estás haciendo aquí? **

¿Capítulo 10 mañana? Dejen reviews!

Condenados: Capítulo 9

La magia existe

Madame Pomfrey fue la primera en llegar hasta los caídos. Le bastó una veloz inspección para saber que estaban vivos, pero que la violenta caída los había dejado inconscientes. Draco se veía particularmente pálido, mientras que Harry tan sólo estaba aplastado por el cuerpo de éste. El hecho de caer de una altura de veinte metros provocaba un cambio de presión tan rotundo que antes de golpearse ellos ya estaban inconscientes. Afortunadamente, los hechizos protectores del campo habían servido para reducir los daños. Aún así, ambos muchachos estaban bastante magullados.

- ¿Harry?- la voz de Sarah era insegura. - ¿Cómo está, Señora Pomfrey?

- Bien, bien. No hay daños serios.- dijo ácidamente la interrogada, efectuando un hechizo de levitación en Draco y Harry. Unas camillas blancas aparecieron ante ella, listas para recibir a los heridos- Sólo han perdido la conciencia.

El marcador estaba 80-70 a favor de la Casa de las Serpientes. De no ser por el accidente, los Slytherin ya habrían tenido la victoria. Pero el partido tendría que repetirse apenas los buscadores se repusieran, pues el enfrentamiento entre ambas casas era decisivo. Cuando el director anunció la suspensión del ya mencionado partido, todos ya se alistaban para irse. Menos un muchacho de cabello negro que trataba de abrirse paso entre la multitud, a fuerza de codazos, amenazas y un par rigurosos empujones. Le costó un buen rato dar con la puerta del castillo, desde donde se lanzó a correr como alma que lleva el diablo, rumbo a la enfermería.

Jadeante y despeinado, Blaise llegó a la puerta impecable del esterilizado lugar. Dentro se encontraban la enfermera, el director y el profesor de Cuidado de las Criaturas Mágicas, los tres mirando preocupados a los muchachos dormidos. Harry y Draco estaban en camas vecinas, separadas apenas por un velador en donde una gran jarra de agua era acompañada por un vaso.

- Buenos días, señor Zabini- saludó Dumbledore mirando afablemente al joven.

- ¿Cómo está Harry? ¿Y Draco?- preguntó atropelladamente Blaise, viendo muy preocupado el semblante tranquilo de sus compañeros.

- Ambos están bien. El señor Malfoy tiene los huesos de su brazo derecho quebrados y se fracturó el tobillo en la caída, mientras que Potter tiene contusiones en todo el cuerpo debido a haber servido de colchón, pero básicamente estarán bien. Tendrán, eso sí, que pasar toda la noche en enfermería.- dijo Madame Pomfrey mirándolo muy seria.

- ¿Puedo quedarme un rato?

- Sí.- dijo el director sin hacer caso a la oposición de la rolliza mujer.

Blaise se sentó cerca de la cabecera de la cama de Harry, dispuesto a velar por un rato el sueño de su amigo. Apartó el cabello negro de la frente del joven, dejando ver la cicatriz en forma de rayo que marcaba la blanca piel. El hombre lobo lo miraba curioso.

Harry le había contado todo el asunto con Ron y Hermione y se había apenado mucho, pues consideraba a la pareja como grandes personas y sabía que eran los pilares fundamentales en la vida del hijo de su mejor amigo. Al principio había desconfiado de la cercanía del Slytherin, no tanto porque Blaise le desagradara, sino porque lo rodeaba el mismo aura oscura de cualquier serpiente. Pero con el tiempo, todos se dieron cuenta que lo de ellos era en verdad amistad. Y ahora que el chico venía corriendo a todo dar sólo por preocupación, había enternecido a Remus. Al parecer, Harry tenía una capacidad especial al encontrar amigos, todos estos parecían dispuestos a dar sus vidas por él.

- Bien, es hora de irnos Remus. Debe de haber un pequeño desastre después de este incidente y hay que solucionarlo.- Albus observó por última vez el rostro pálido de Draco Malfoy y suspiró quedamente. Salió con sus pasos susurrantes, en medio del siseo constante de su túnica color turquesa.

El licántropo sonrió a Blaise que a su vez lo observó con preocupación. Su profesor se veía demacrado, los colores del rostro perdidos, los ojos dorados sin brillo. Una vez que Remus se hubo marchado, dentro de la enfermería el silencio se hizo pesado. Madame Pomfrey sólo observo con molestia al intruso (cualquiera que no estuviera enfermo o con la nariz colgándole de las orejas era un intruso para ella) y con un movimiento entre grácil, afectado, agresivo e indignado, se encerró en su despacho. Blaise detuvo su mirada en Harry y esbozó una tímida sonrisa... ¿Cómo era posible que se hubiera preocupado tanto? Casi se le había salido el corazón por la boca al verlos caer, viendo espantado como Harry llevaba todas las de quedar como colchón del otro.

Pasó dos dedos suaves por la frente del chico de cabello negro, transformando el sencillo toque en una caricia, en el toque espectral de una pluma, bajo el cual Harry sonrió. Casi un ronroneo se formó en su garganta y su semblante cambió de uno adolorido por los golpes al de la paz más pura y dulcemente infantil. Los dedos siguieron su camino por la sinuosa cicatriz, descendiendo plácidamente por las mejillas hasta alcanzar la línea sonrosada de los labios. Los delineó en un movimiento trémulo, inseguro, casi imperceptible.

Se inclinó con cuidado sobre el rostro de su amigo hasta que las narices se rozaron, las respiraciones de ambos confundidas. Cerró los ojos y quedó unos momentos en expectación, sintiendo el respirar suave de Harry contra sus labios. Prefería sentir ese halo de luz tibia que rodeaba al dormido, ese contacto de invisible cariño antes que a la caricia misma.

Harry se removió en sus sueños y dijo algo en voz lo suficientemente baja como para que Blaise no consiguiera entenderlo. El chico despierto soltó un leve suspiro y admiró el color pulcro del techo de la enfermería.

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"Sólo respira. No te alteres. Inhala, exhala. Eso es. Una vez más. Inhala, exhala." Su treta de preparar pociones hasta quedar aturdido de ver tantos ingredientes juntos no estaba sirviendo. Y el yoga tampoco. Tenía que resistirse al impetuoso deseo de ir a la enfermería y demostrar cuanto le preocupaba el muchacho. Podría ir, diciendo que en realidad iba a ver a su ahijado, pero le daba miedo hacer alguna estupidez, como mirar durante horas a su alumno más odiado dormir.

Cuando cayeron, Severus saltó en su asiento. Vio en cámara lenta como los dos cuerpos se entrelazaban en el aire, como el viento azotaba sus túnicas escarlata y verde, como la bendita snitch desaparecía. El suelo los recibió en medio de la expectación perpleja de todos los asistentes. Y Severus se obligó a quedarse en su puesto junto al director y no correr hacia los chicos que yacían inertes.

Hacía más de tres horas de eso, y él seguía intranquilo. El director le había mencionado al azar que los dos estaban bien y que dormirían en la enfermería, y eso había logrado calmarlo un poco. Pero sólo un poco. Por lo que recurrió a su segunda actividad favorita y castigó a cinco estudiantes con los castigos más difíciles que se le ocurrieron y bajo su vigilancia, un pasatiempo divertido que le serviría para matar el tiempo.

Y aún así no dejaba de pensar en Harry. Recordó cuantas veces había hecho lo mismo con él, castigándolo por el simple hecho de existir, por mirarlo o por responder a una de sus preguntas. En el fondo, siempre había tratado de pasar el mayor tiempo posible con el joven. Y darse cuenta de eso sólo logró empeorar su ya odioso estado anímico.

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Al despertar, sintió como la cabeza parecía estallarle, para luego ir reconstituyéndose dolorosamente lento, quedando en un orden cerebral diferente al acostumbrado. Abrió los ojos con deliberada lentitud, para luego cerrarlos cansadamente, repitiendo el proceso varias veces hasta que sintió que la vista le volvía. Aún así no podía ver nada. Era de noche y donde fuera que estuviese estaba muy oscuro.

Su brazo derecho le dolía. Era como si cientos de astillas estuvieran enterradas en su hueso y músculos y moverlo era una tortura. Los dedos de su mano parecían estar adormecidos y no respondían a la llamada de su cerebro a despertar. La posición en que se encontraba, de espaldas en una cama que no reconoció como la propia, no le era para nada cómoda, por lo que trató de moverse, de modo de quedar de costado. Hizo un esfuerzo sobrehumano por controlar su cuerpo y se ordenó a sí mismo a pasar todo el peso de su persona al lado izquierdo, ya que el derecho no resistiría. Cerró fuertemente los ojos y apretó los labios en signo de esfuerzo. Evitando cualquier sonido y poniendo en funcionamiento cada célula, se giró.

- Auch eso dolió... – su voz sonó particularmente rasposa, desagradable. Ahora le dolía el lado izquierdo y eso era sinónimo de un cuerpo inútil casi por completo. Abrió los ojos de nuevo, en un gran esfuerzo y estos rápidamente adquirieron el doble de su tamaño natural.

En la cama del lado estaba Harry Potter. Sonreía y parecía muy despierto y en buen estado, a diferencia de como se sentía Draco. Sus ojos brillaban en la penumbra de la habitación.

- Creí que no ibas a despertar nunca.

- ¿Dónde estamos?- Draco se sentía demasiado aturdido como para razonar.

- En enfermería.- viendo la cara de pregunta del otro chico, se apresuró a completar- Durante el partido caíste sobre mí. Supongo que debimos haber quedado muy lastimados como para que nos hayamos tenido que quedar toda la noche aquí.

- Oh, vaya lo siento.

- ¿Perdón? ¿Un Malfoy pidiendo disculpas? Lamento no tener aquí una grabadora, porque este es un milagro.

Draco sonrió, recuperando una parte de su natural orgullo, adquiriendo una expresión autosuficiente y pagada de sí misma. Justo la que Harry estaba esperando. El pelinegro se había sorprendido de muerte al no recibir insultos o sarcasmos cuando Draco despertó. A decir verdad, esperaba que se hubiera quedado dormido, porque estar así, en pleno silencio, le servía para reflexionar. El hecho de tener una compañía (molesta y pedante eso sí) le evitaba el suplicio de las pesadillas. Ahora Draco había despertado y pronto comenzarían los "Cabeza rajada" "Potter el santurrón" o cualquier otro insulto que la privilegiada mente del chico rubio fuera capaz de idear.

Por la adolorida cabeza de Draco, ideas cobraban forma lentamente. Estaba bajo el mismo techo, a un escaso metro de distancia, de su enemigo favorito, y aún no se arrancaban la cabeza o la enfermería estallaba a fuerza de hechizos. Eso era todo un logro en su relación y Draco anotó mentalmente las conveniencias que tenía el jugar quidditch. Y hablando de quidditch. ¿Qué había pasado con el partido?

- ¿Y el partido?

Harry soltó una breve carcajada. Sabía a la perfección que de hallarse ambos con todas sus condiciones físicas y mentales intactas no estarían hablando precisamente, pero era bastante divertido jugar a que no eran enemigos. Probablemente los anestésicos y los hechizos curativos causaban efectos secundarios en ellos, dejándolos anormalmente tranquilos, pero eso no era lo importante ahora. Harry estaba cansado de ver su vida como algo que no podía guiar y la impresión de que alguien más lo controlaba le era insoportable. Sentía eso desde muy niño, cuando pasaba largas horas de castigo en su alacena y la sensación había persistido al llegar a Hogwarts. Tal vez acercarse a aquel que llevaba años haciéndole la vida imposible era sinónimo de tomar las riendas de su destino por fin.

- ¿Potter?

- Ah, claro. Mmmm, creo yo que deben haberlo suspendido porque ninguno de los dos equipos tenía a su buscador.- respondió Harry, tratando de divisar el rostro de su acompañante en la oscuridad.

Un silencio espeso siguió a sus palabras, ninguno sabía que decir. Poco acostumbrados a la cercanía del otro, miraban el techo de la enfermería fingiendo que en verdad les interesaba, hundidos en sus propios pensamientos, sin deseos de discutir.

- ¿Malfoy?- Harry rompió el silencio.

- ¿Qué quieres?- el chico rubio se maldijo. Él no había querido sonar tan agresivo, sólo que la costumbre era más fuerte.

- ¿Por qué me odias tanto?

Está bien. Harry admitía que no era una pregunta ciertamente brillante, era sólo que no había sabido plantear bien su duda. Su cerebro adormecido estaba ocupando la mitad de la cantidad de neuronas normales y eso lo hacía pensar más lento. Lo que en verdad quería saber era cual era la raíz real de esa rivalidad tonta, porque el chico rubio parecía empecinado en estropear su vida a toda costa, porque siempre Draco estaba ahí para atormentarlo. Para esas preguntas no había respuesta lógica en su cabeza. Por eso había sentido la necesidad imperiosa de preguntarlo ahora, pues tal vez nunca más tendría la oportunidad de volver a estar a solas con un Draco Malfoy pacífico.

- ¿Es una pregunta retórica o quieres que te responda?- preguntó Draco confuso.

- Quiero una respuesta, Malfoy.

- Pues... no sé. Son muchas cosas.

- Vamos, tenemos toda la noche y ten por seguro que no dejaré que te duermas sin contestarme.

Contra su voluntad, en la mente de Draco se dispararon diversas ideas sobre lo que podían hacer en vez de dormir y el chico agradeció que estuviera tan oscuro. Así Harry no podía ver sus mejillas sonrojadas. "Oh, Draco. Mejor concéntrate en responder. ¿Por qué lo odias?"

- Podría decirse que es porque eres todo lo que yo no soy, tienes todo lo que yo no tengo, representas todo lo que se supone debo odiar. Crecí con la enseñanza de que debía matarte (no es nada personal, no te preocupes) aunque yo no lo llamaría odio a todo esto. Más bien, desprecio e intolerancia mutua.- explicó Draco. No estaba pensando demasiado en lo que decía, su cabeza imaginaba cien formas diferentes de... bueno, de lo que fuera que pudiera pensar él a mitad de la noche con respecto a Harry Potter. Trató de apartar las imágenes perturbadoras de Harry, moviendo frenéticamente la cabeza de un lado a otro, tratando de borrar el vestigio siquiera de lo que sus hormonas eran capaces de idear. Misión imposible.

- ¿Eso es todo?- Harry se oía indignado.- ¿Por qué te criaron odiando mi nombre tu vas a hacerlo? ¿No puedes tomar decisiones propias o qué?

- No tientes tu suerte Potter. Tú no sabes a lo que me refiero con "Me criaron creyendo que debía matarte" En verdad es así. Así que mejor date la vuelta y duérmete, Chico Dorado.

- ¿O sea que si viniera tu adorado padre y te dijera que me matases porque si, tú lo harías sin vacilar?- ¿Era tristeza lo que se oía en la voz del chico o era sólo producto de su imaginación?

- Cállate, Potter.

Por supuesto, había nacido con la intención clara de seguir la tarea Malfoy en el mundo. No tenía tiempo como para pensar si era lo correcto, no lo era y jamás lo sería. El problema es que no había otro modo, simplemente ese era su destino. Él no había nacido como producto de una relación llena de amor, sólo era un eslabón más en la cadena de su familia, un instrumento para llevar a la gloria a las Artes Oscuras y a Su Señor. Daba lo mismo si su corazón dictaba otra cosa, había sido entrenado para no tenerlo y en verdad que era un fastidio. Si sus padres eran capaces de vivir sin necesidad de amor y sentimientos tan irreales y melosos como ese, él también podía.

Nadie le respondió, por lo que asumió que Harry se había dado por vencido o aburrido y que lo iba a dejar en paz con sus fantasías. Se dio una dolorosa media vuelta mordiéndose la lengua para no gritar y cerró los ojos para poder percibir con mayor claridad las sensaciones. Pero, no. Draco no tenía tanta suerte. Con todos sus instintos y sentidos adormilados, no percibió a la figura que se movía cerca, hasta que el colchón se hundió bajo el peso de su rival.

- A veces pienso que no controlo mi vida, que los que me rodean llevan las riendas de mis acciones. Con tal de no estar solo, siempre termino haciendo lo que el resto quiere y me quedo con un sabor amargo a derrota en la boca. He sido todo este tiempo un cobarde, que lucha por los demás y nunca por sí mismo.- la voz de Harry era monótona.- Ahora me doy cuenta que no soy el único... ¿No sientes a veces, Draco, como la vida se te escapa de las manos?

¿Cuándo había dejado de ser Malfoy para pasar a ser Draco? Su nombre en labios de Harry adquiría una sonoridad especial, sonaba más melodioso, más dulce. Sentía como si fuera la primera vez que lo llamaban Draco. El calor de su cuerpo era algo embriagante, que lo iba envolviendo en redes de fuego de las que Draco sabía jamás escaparía. Mataría por volver a oír el ronroneo casual de las cinco letras rígidas en los labios del otro muchacho.

- Lo he sentido cada minuto de mi vida. He vivido toda mi vida basándome en lo que mi familia cree que tengo que hacer, hundido en mis sombras, en los abismos que fueron creados para mí. La oscuridad es más profunda cuando estás solo, es más difícil salir de ella, pero te hace apreciar de un modo nuevo la luz. Es como perder la vista y recuperarla pasado un tiempo.- suspiró Draco, hundiéndose en la sensación de compañía que le proporcionaba el muchacho a su lado.- Pero si te haces acompañar por alguien, terminas infectándolo con tu oscuridad.

Harry se estremeció al oír eso. Era como si Draco supiera en lo que estaba pensando. Esa frase le había servido a la perfección con respecto a su actual relación con Snape. Él estaba usando a su profesor de un modo horrible, intentando llenar el vacío en su vida después de la muerte de Sirius, tratando de escapar del pasado. Pero el pasado ya está escrito y Harry no podía remediarlo.

Con extremos cuidados, Harry hizo algo de lo que sabía luego se arrepentiría. Se acurrucó a un lado del muchacho rubio, hundiendo el rostro en el cuello de este, entrelazando los brazos alrededor de la cintura de Draco. Cerró los ojos y buscó en sus pensamientos alguno que explicara lo que acababa de hacer. No lo encontró, pero se resignó a pensar que tal vez el amanecer aclararía las cosas.

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Daniel estaba estático sentado en su cama. La camisa a medio desabrochar, revelando un pecho trabajado y perfectamente esculpido, el cabello en sutil desorden enmarcando su rostro, los ojos azules fijos en el suelo. Sus dedos resbalaron por los botones de su ropa, para quedar inertes a sus costados. La expresión era fría, impenetrable. Aunque si se estudiaba mucho, podría detectarse cierta tensión en sus músculos.

En medio del marco dorado y plata del espejo, la imagen aparecía poco nítida. Los ojos azules escudriñaron en la oscuridad buscando ver mejor la silueta, tratando de reconocer lo que se veía frente a él. Podía ver los contornos firmes y fuertes del cuerpo compacto de un hombre, un muchacho. Podía percibir el cabello en oscuras hebras azabache y el refulgor valiente y estrellado de ojos del color del cielo nocturno. Estaba de pie, observándose en el espejo empañado, el cuerpo desnudo y con gotas de agua cristalina resbalando por el pecho, perdiéndose en el borde de la toalla en sus caderas.

De la nada, dos brazos asieron con suavidad los hombros de la figura. Pero ya no había más figura, el recuerdo se iba perdiendo, la mente de Daniel iba cayendo en las profundidades de la perdición, ya no podía recordar. ¿Qué estaba viendo? Pero el color oro de unos ojos que no podían ser humanos, que poseían un color demasiado intenso y felino como para ser reales apareció de la nada, desapareciendo al tiempo que su memoria dejaba lugar a la más casta de las emociones, el corazón henchido, la respiración convertida en nada, el alma naciendo dentro de...

Daniel cayó inconsciente sobre el mullido colchón, a medio vestir y con los puños apretando fuertemente el edredón azul. Un reloj sonó tímidamente en la penumbra de la habitación.

Aquí tuvimos un poco más de Blaise, poquito pero hay más. También un pequeño detallito de Daniel y un acercamiento entre Harry y Draco.

En el capítulo siguiente "A tu lado" ya veremos que Severus no dejará a ir a Harry y también lo confundidos que están los pobres.

Respuesta a los reviews:

MARIA-JONAN: Hola amiga mía!!!! En verdad que intento mostrar de esa forma a Sev y es un alivio saber que lo estoy logrando... en el próximo capítulo creo que será mucho más tierno. Pues sí, Draco es bastante calculador para sus cosas y muy inteligentemente se dio cuenta de que iba a tener colchón y no iba a salir demasiado lastimado (tan lindo él). Harry... estoy tratando de no ponerlo como un tonto, si no como un niño confundido, aunque hay momentos en que me da la impresión de que es muy despistado... ¿Qué opinas de este capítulo? Estaré esperando ansiosa tu opinión, es algo rara la interacción Harry y Draco, pero... espero que te guste. Besos a ti tb.

Latifa: Sí, lo sé. Me estoy torturando yo misma. Es que como explicaba al principio, estoy pasando por un momento en que nada de lo que hago me gusta y lo hago mil veces más. Yo que tú trataría de no hacer caso de las cosas que diga (me harías un favor) y trataría de juzgar por ti misma (tus opiniones son mejores que las mías v_v me suben el ánimo). Pues a Harry le provocó ternura ver a ese hombre, tal vez se vaya dando cuenta de a poco que podría ser muy feliz con él. En el capítulo de mañana (supongo que lo subiré mañana) ya habrá más reacciones de Severus y algo más entre ellos, aunque todo muy tierno, creo. Espero te haya gustado este capítulo y espero tu opinión.

Catalina Malfoy: Tienes razón, siempre una detesta a los personajes originales, pero en este caso me alegro mucho de que a ti te agrade Daniel y lo extrañes. Yo tb lo amo! Aquí tuvimos una pequeña aparición de él, no te creas que lo he olvidado, pues es importante en la historia. No soy malvada, yo soy una niña buena... que le encanta hacer sufrir a los personajes. Severus hablara con Harry en el capítulo que viene y tú te mejorarás porque subí pronto el capi ¿Cierto? Espero te guste este capítulo. Besitos, cuídate y deja de toser!

Artemisa de Black: Leer tu review me animó mucho y sé que soy mala conmigo misma, es inevitable en mí y me trae muchos problemas. Insisto en que no hagas caso en lo que yo diga. Aquí vimos un poco de Blaisie-Pooh y seguirá apareciendo y será importante. Que bueno que te guste el fic!!!!!! Es muy halagador saber que crees que escribo bien... se hace lo que se puede. ¿Serán felices? Ay, no sabes lo que va a suceder ¿Te cuento? ¿No te cuento? Una pista, todo va a cambiar... espero te haya gustado este capítulo y espero tu opinión.

Kat "la gata" basted: Gracias por tu review y apoyo, ni yo sé lo que digo! Oyep, con respecto a lo de Remus he estado pensando muy seriamente en acercarlo un poco a Daniel ¿Qué opinas? Tengo un capítulo extra para ellos dos, a ver si Remus se nos anima un poquito que sea. Esos dos que se están consumiendo el cerebro en vez de actuar... es que no sabes lo que les espera... gracias por el apoyo. Espero te haya gustado el capítulo. Besos.

Säru: Es un alivio saber que ambas estamos vivas, aunque yo esté agonizando de dolor. El capítulo no era como nadie esperaba, pero no me salió nada mejor. Aquí vimos que Severus está preocupado, pero no se atreve a ir a ver a Harry y por mientras se entretiene castigando... en el capi que viene ya llega el encontronazo que me mencionaste. Sólo fue una caída y no hay nadie particularmente grave, pero de todos modos Sevvie está preocupado, al igual que Blaise. Otro beso para ti y nos estamos leyendo.

The Kissie Aome: Gracias por el apoyo, es muy reconfortante saber que sigues leyendo. Sevvie es muy inocente al creer que nadie se da cuenta de que se derrite por Harry, pero es parte de su encanto natural (lo amo). Harry fue muy tierno, estoy de acuerdo y van a conversar seriamente el próximo capítulo. Aquí hubo algo de Blaise que agregué en último momento. ¿Qué te apreció? Espero tu opinión, besos.

Cloe-Clow: ¿Te gustan como me han quedado esas escenas O_o? El de Una Noche fue el primer lemon que había escrito, porque el del capítulo 7 lo agregué después... no creo que sean la gran maravilla pero han sido los primeros. Espero poder mejorar. Harry quiere seguir escapando, pero Sevvie no va a permanecer más tiempo con los brazos cruzados, no te preocupes. Espero te haya gustado el capítulo. Besos.

** Ya lo saben. Capítulo 10 para mañana si dejan reviews!!!! Besos a tod@s!!!