TURBIO DESTINO
Por: SAKURA LI
Capítulo 4:
Hospital de Londres
Las gotas de lluvia nuevamente hacían su aparición llegada la tarde. Golpeaban suavemente el cristal de la ventana que había en aquella lúgubre habitación. Sus lentas y rítmicas respiraciones rompían el abrumador silencio que los envolvía. Nada parecía llamar su atención ni dentro ni fuera de las cuatro paredes que los rodeaban. Su mirada estaba perdida en algún punto del monócromo paisaje. Tan distante se encontraba que apenas escuchó el sonido de una ambulancia que llegaba al recinto hospitalario.
Entre truenos, relámpagos y el sonido del fuerte viento que azotaba las ventanas; una débil sirena anunciaba la llegada de una ambulancia a la mansión Kamiya. El estruendo de un relámpago hizo que la pequeña despertara del profundo sueño en que estaba sumergida. Su asustado semblante volvió la mirada hacia su compañero de nacimiento; él mismo no parecía darse cuenta de la horrible tormenta que sucedía en el exterior. Esperó que su agitado corazón se calmara y se dispuso a ir a la recámara de sus padres. Siempre hacía lo mismo en las noches así y sus padres, conociendo a la que tenían por hija, se limitaban a esperarla y luego la acogían con mucho cariño mientras pasaba la tormenta.
Pero esa noche ocurría algo distinto. Al salir de su alcoba pudo ver cómo dos sujetos llevaban una camilla y, en ella, el cuerpo inerte de su madre. Su padre, que estaba junto a la puerta, la vio por última vez y cubrió su pálido rostro con la sábana blanca que cubría el resto de su cuerpo. Sin más que decir, los sujetos bajaron las escaleras y su padre iba detrás. Por su infantil mente no cruzaba la idea de lo que en verdad estaba pasando. Su espíritu de ímpetu la impulsó a bajar las escaleras.
-¡Papá! ¡Papá! – gritaba tratando de hacer escuchar su voz por encima de la tormenta.
-Kaoru...- dijo el señor Kamiya volteando su desconcertada mirada a la pequeña que yacía a su lado en el umbral de la puerta principal.
-Papá, ¿a dónde llevan a mami? – sus manitas se aferraban a la bata de su padre - ¿por qué se la llevan si está dormida? ¿Por qué?
Aquellas palabras, la mirada de confusión y de angustia de su pequeña hija le hicieron percatarse que nada en este mundo lo había preparado para eso. ¿Cómo explicarle a una niña de 5 años que su madre no dormía sino que estaba muerta y que no regresaría jamás? Simplemente no podía. Las lágrimas que por algo de tiempo trataba de contener finalmente fluyeron y sin decir nada se arrodilló y abrazó a su niña mientras veía alejarse el vehículo que se llevaba a su esposa para no volverla a ver.
-¿Papá...? ¿a dónde llevan a mami?- preguntó nuevamente sin entender por qué su padre lloraba.
-Se la llevan al cielo Kaoru-chan... se la llevan al cielo...
Pum... pum
-Adelante...
-Con permiso... aquí le traigo su cena señor.
Una enfermera bajita y con aspecto rechoncho había entrado con una bandeja en sus manos. Con cuidado la puso sobre sus piernas y por primera vez pudo observar lo que era su "cena". Había un pequeño plato hondo que contenía un líquido amarillo que se suponía era caldo, otro plato igual de chico con un repulsivo puré y en un vasito algo que parecía ser gelatina.
"!Qué asco! " – pensó.
-Espero que la disfrute – sonrió y su rostro se contorsionó de forma tal que parecía una cerdita- si necesita algo ya sabe cómo llamarme – dicho esto salió de la habitación.
Seijuro volvió la mirada sobre la bandeja que yacía sobre sus piernas. Todas las ganas de comer que sentía ºse habían esfumado para ese momento. Se limitó a beber de la botella de jugo de manzana que había dejado la enfermera sobre la mesa y sólo lo hizo porque era un producto sellado muy lejos de ser preparado en el hospital.
Una vez hubo terminado, puso la bandeja sobre la mesa y la botella a un lado de los platos y se puso de pie. Sin hacer el menor ruido se acercó al sofá que estaba junto a la ventana y con suavidad colocó una cobija sobre la chica que dormía desde mucho antes de que él despertara.
Mansión Kamiya
-¡Te dije que no era buena idea que nos viéramos aquí! ¡¡Pero no!! ¡Tú siempre con que no hay mejor sitio que este!
-¡Por favor ya cálmate! Makoto puede oírnos...
-¡Me importa un comino si me escucha!! ¡Ya Kaoru le dijo e igual no le creyó!
-¡¡KENSHIN YA BASTA!!
-Megumi... - la fría mano de la mujer que yacía frente a él estaba en el aire mientras un ardor comenzaba a surgir en su mejilla izquierda. – Será mejor que hablemos después, ahora lo importante es encontrarla.
Salió del estudió no sin antes posar una fugaz mirada sobre ella, dando paso a un hombre bastante maduro y guapo.
-¿Qué le pasó a Kenshin? ¿Por qué iba tan molesto?
¡Oh Makoto...! – Megumi se acercó al hombre y lo abrazó fuertemente dejando escapar un mar de lágrimas.
-Megumi querida... ¿Qué sucedió? – dijo abrazándola tiernamente.
-Estoy tan asustada... tengo miedo por Kaoru, ella no esta bien... lo sabes... inventa cosas y luego se va de casa.. Kenshin está molesto por su actitud y... está desesperado por no saber su paradero... -dijo entre sollozos.
-Es natural cariño... es su novia y la adora... yo también tengo miedo porque es mi hija... lo único que me queda aparte de ti..
Megumi abrazó fuertemente a su esposo. Ella más que nadie sabía que sus lágrimas no eran por el hecho de que su hijastra estuviera perdida y el temor porque le pasara algo; sino por el temor a quedar en la calle al descubrirse la verdad y sobre todo porque Kenshin la dejara.
Su estómago rugía como nunca antes y aun no podía creer que un sábado pro la tarde y más una tarde lluviosa, tomara algo distinto al sake. Ansiaba con todas sus fuerzas que llegara el siguiente día ya que le darían de alta. Pero aún con mas intensidad deseaba saber por qué ella se encontraba allí, dormida en el sofá junto a la ventana por la que él observaba. Tenía la sensación de haberla visto mucho antes del accidente; sin embargo, no podía recordar nada. Desvió completamente su atención a ella fijándose por primera vez en sus finos y delicados rasgos juveniles, su larga y brillosa cabellera y sus ojos azules y profundos...
-Hermosos... -pensó.
La chica lo miraba un tanto adormilada y esbozó una sonrisa que él no pudo notar por estar perdido en su mirada.
-No pensé que le gustaran tanto..
-¿Eh? – exclamó exaltado al escucharla – ¿No estabas... dormida?
-Usted lo ha dicho... estaba...
grr...
Un tono escarlata cubrió las mejillas de la joven.
-Lo siento, no he comido nada desde ayer... -susurró y bajó la mirada apenada.
En cuanto a él, agradeció a Kami por no ser el único en ese edificio en pasar por la misma situación.
-No te preocupes – sonrió- no eres la única, el ser paciente de este lugar no significa que te den ciertos privilegios- dijo centrando su mirada en la mesita en la que se encontraba la bandeja casi intacta de no ser por el jugo vacío.
-Entiendo – dijo ella haciendo lo mismo.
Un silencio se apoderó del lugar nuevamente hasta que el estómago de Seijuro volvió a exigir algo de comer.
-Perdón- carraspeó.
Kaoru se levantó del sofá y con cuidado dobló la cobija dejándola sobre la cama.
-Gracias, de verdad no planeaba quedarme dormida.
-Descuida, para mí no es problema – afirmó acercándose.
Ella se acercó a la mesita y tomó su bolso que se encontraba junto a la bandeja.
-Supongo que ya te vas... -dijo con voz ronca.
-Mas bien pensaba en comprar algo de comer – le dijo sonriendo al tiempo que rebuscaba en su bolso.
Él levantó una ceja algo dudoso de decir lo que pensaba, no dudaba que era hermosa pero...
-¿Vas a salir así? – preguntó.
-¿Cómo?- lo miró confundida sin entender lo que decía.
-Me refiero si vas a salir así... en pijama... - comentó y dirigió su mirada hacia otro lado.
-¿Eh? AHH!!! Jajajajaja! – rió nerviosa- Bueno... yo... este... una enfermera me la prestó ya que mi ropa estaba mojada...
Pum... pum
-Permiso – una voz chillona se dejó escuchar antes de que se abriera la puerta, nuevamente la enfermera rechoncha hacía su aparición – Disculpen si interrumpo, pero vengo a recoger esto y a traerle su ropa señorita – añadió entregándole la ropa a Kaoru – Señor Hiko veo que no comió nada... - dio un respingo- espero no recibir ninguna queja por parte suya hacia el hospital... - dijo saliendo de la habitación, mientras que el aludido y su salvadora soltaban una risita de complicidad.
-... Uno trata de dar un buen servicio... - se escuchaba decir a los lejos tras la puerta.
Después de unos segundos, Kaoru optó por entrar al baño del recinto a cambiarse, mientras Seijuro se metía entre las cobijas de su cama temporal.
-¿Algo en especial? – preguntó la chica cerrando la puerta tras si y con la pijama doblada en sus manos.
Sé que dirás que no debería... pero desearía comer algo así como Mc Donalds – sonrió nervioso.
-Jajajajaja! Está bien, iré a Mc Donalds y ya me ingeniaré la forma de pasar la comida sin que seguridad o aquella enfermera lo note.
Sin más que decir la chica emprendió su camino sin percatarse que los negros ojos de su nuevo amigo no se despegaron de ella hasta que desaparecido tras la puerta.
Jefatura de Policía de Londres
-Buenas tardes joven, ¿En qué puedo ayudarle? – preguntó una joven policía que se encontraba sentada tras un escritorio.
-Vengo a reportar a una persona desaparecida
-Una persona es considerada desaparecida si no hay rastro de ella en las últimas 24 horas, ¿es ese el caso?
-Así es...
-Por favor, déme el nombre y descripción de la persona – solicitó la joven mientras sacaba una hoja de formulario.
-Su nombre es Kaoru Kamiya...
"Mou! ¡A todo el mundo le dio antojo de comer aquí hoy!" pensó.
Llevaba 15 minutos en una fila del restaurante de comida rápida. Por suerte, ya sólo quedaban dos personas por delante de ella. Estaba muy concentrada tratando de escoger entre un sundae de caramelo o de chocolate para postre, cuando sintió una mano sobre su hombro. Ella volteó su mirada algo asustada pensando que podría tratarse de algunas personas de las que quería ocultarse. En vez de eso, se encontró con un chico alto, bastante apuesto con ojos cafés al igual que su descuidado cabello.
-Sanosuke... - dijo la chica con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
-Hola Kaoru-chan – sonrió mientras señalaba que la fila avanzaba - ¿Cómo estás? Te estuve llamando y Megumi me dijo que no estabas.
-Así es – afirmó avanzando mientras sentía como la rabia consumía su interior – he estado en casa de unas amigas estudiando.
-¡¡¿¿Cómo??!! – sonrió irónicamente – Ahora si me sorprendiste cariño. Si de a milagro hablas conmigo desde que...
-En algún momento tenía que volver a socializar ¿no crees?- exclamó interrumpiéndolo. Para este momento el tono de su voz había subido convirtiéndose en el blanco de las miradas de los presentes.
-Calma Tanuki-chan... no quise decir eso...
La fila avanzó nuevamente siendo el turno de ella, el sólo se limitó a observarla. Desde que la conoció fue el amor de su vida, el flechazo repentino de Cupido, amor a primera vista pero justo cuando captaba su atención, ella se enamoró de su mejor amigo.
FLASHBACK
Sanosuke trataba de abrirse paso entre la multitud de personas que había en el salón principal de la mansión Kamiya. Una gran fiesta se llevaba acabo en ese momento. El motivo de la celebración era el 25 aniversario de Kamiya Co. Empresa que se dedicaba a la compra de otros negocios en bancarrota para venderlos a precios muy altos en el mercado. Imperio en la que se basaba la fortuna del señor Kamiya y de la que su padre era socio.
-Kaoru! Kaoru!
Cuando después de mucho tropezar con gente de la alta sociedad de Londres, alcanzó a su compañera de infancia que se había sentado en una mesa alejada de la multitud. Se veía muy hermosa, pero su belleza no escondía la profunda tristeza que sentía, y él lo sabía.
-Al fin te encuentro Jou-chan – dijo alzando su voz sobre la música.
Ella le dedicó una sonrisa y le hizo ademán de que se sentara junto a ella.
-Llevas mucho tiempo buscándome? – dijo bebiendo un sorbo de su refresco.
-En realidad no mucho... - mientras echaba un vistazo al salón – lo he dicho y lo vuelvo a repetir, tu padre hace las mejores fiestas de todo Londres.
-Supongo que sí, pero estoy en total desacuerdo con esta fiesta. Sólo ha pasado un año desde la muerte de mis hermanos y él hace esto? No debería...
-Kaoru... – dijo tomando una de sus manos entre las de él – tienes que seguir con tu vida, estoy seguro que Misao y Soujiro no querrían que te estacionaras en su recuerdo.
La chica lo miró por unos segundos y afirmó con su cabeza, Sano sonrió y se puso de pie.
-Ven... –dijo extendiéndole la mano – quiero presentarte a mi mejor amigo.
-Hai – respondió tomando su mano y poniéndose de pie al igual que él.
Justo cuando se disponían a encaminarse hacia el tumulto de gente, un joven de cabellera roja como el fuego y ojos violetas poco comunes se aproximó a ellos.
-¡Hey Kenshin! – exclamó Sanosuke – ¡íbamos a buscarte amigo!
Kaoru, él es Kenshin... –dijo mirando a su amiga que se encontraba algo ensimismada – Kenshin... ella... es... Kaoru... –mientras observaba a su compañero.
Sano no volvió a pronunciar palabra, sólo contempló cómo sus dos amigos se perdían en la mirada del otro. No pudo evitar recordar que a él le sucedió lo mismo la primera vez que vio a Kaoru pero... ella jamás le devolvió la mirada de esa manera... jamás...
Fin del Flashback
Kaoru guardaba el cambio que le dio la cajera al tiempo que tomaba los paquetes con la comida.
-Bueno Sano... –suspiró- es aquí donde me despido... Mándale saludos a mi tío Hajime y a Yahiko – dijo tranquilamente.
-Sí, como digas... nos vemos!!!
Observó cómo la chica desaparecía al salir del restaurante y no le quedó más remedio que formar la fila que en un principio no pensaba hacer al pedirle a su amiga que ordenara por él; sin embargo lo había olvidado.
-¡GOOOOOOOOL!!!!!!!!!!!!!! DEL ARSENAL!!!!!!!!!!
Sano desvió la mirada a uno de los tantos televisores laterales que habían en el lugar.
-SIIIII!!!!!!! – exclamó de la emoción ganándose la mirada del resto de los presentes.
-Lamentamos interrumpir la programación, pero tenemos un aviso de última hora... – anunció un reportero algo entrado en años.
-NOOO!!! ¿POR QUÉ AHORA???- gruño.
-La chica que aparece en pantalla está desaparecida desde la tarde de ayer, su nombre es Kaoru Kamiya hija del reconocido magnate Makoto Kamiya... Le rogamos que si conoce su paradero llamar a los números que aparecerán a continuación... Gracias...
-De vuelta con la trasmisión del partido, el Manchester sigue a la cabeza....
El joven no creía lo que acababa de ver... ¿Cómo era posible que Kaoru estuviera desaparecida si hace 5 minutos la había visto y lo peor que había llamado a casa y Megumi le dijo que estaba todo estaba bien?... definitivamente algo no cuadraba...
-Joven... – llamó una anciana que se encontraba delante de él - ¿no es la chica con la que usted conversaba?
-Sí, pero...
