Visitas Extrañas

Era una noche lluviosa, el aire retorcía a los árboles que parecía que en cualquier momento iban a ser arrancados de su sitio con todo y raíces... algunos de los arbustos no habían soportado el peso y se habían venido abajo, loa animales se escondían en sus guaridas tratando de resguardarse de tan cruel tormenta que los mojaba por completo. Cualquiera que se hubiese tomado el tiempo para observarla con cuidado, hubiera pensado que no era normal que tanta agua cayera sin detenerse desde el cielo... Los relámpagos iluminaban la noche, tanto como si el rey sol estuviera presente, pero una luz más potente iluminó por completo todo el firmamento. Una luz de color dorado apareció de pronto sin que la lluvia dejara de caer...

Cerca de unos enormes árboles del bosque prohibido, en lo más profundo del bosque, se encontraba una roca, un pequeño peñasco que era iluminado con los truenos del cielo, pero que esa noche, la roca tenía algo en especial; una tenue luz dorada la cubría por completo y la roca empezó a vibrar. Algunos animales salieron movidos por la curiosidad que el ruido de la roca provocaba, pero sin acerarse demasiado. Algo extraño empezó a suceder, de la roca, empezaron a salir unas ondulaciones, como si se reflejara alguien en el agua de un lago, y de las ondulaciones, salieron unas manos, a las que siguió una chica de unos 16 años de edad; alta, delgada, de piel blanca, con algunas pecas en el rostro, cabellos color fuego y ojos color verde esmeralda. Venía vestida con ropa muggle, unos jeans y un suéter de color negro, que hacía resaltar perfectamente su color de piel, cabello y ojos. Al cuello traía un extraño amuleto que era un círculo con una figura en el centro. Una estrella de cinco picos con la inscripción tetragramatrón, que le había regalado alguien muy especial para su vida...de hecho, una tía...

La chica salió por completo de la roca y miró para todos lados.

- No hay nadie... es perfecto.

Después caminó hacia la salida del bosque. Puedo ver a lo lejos las luces que salían de la cabaña de Hagrid, el guardián de las llaves del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y prefirió rodear la cabaña, por miedo a que el semi-gigante pudiera verla, aunque tal vez no la reconocería, de hecho, no tenía por qué hacerlo, pero era una chica muy precavida, característica que había heredado de su madre, y optó por seguir el plan que ya habían trazado.

Caminó al lado del lago hasta encontrar la estación de Hogsmeade en donde llegaba el tren de Hogwarts. Echó una última mirada al imponente castillo de Hogwarts y se dirigió a Hogsmeade.

Todo había salido de maravilla. Como la noche era tormentosa, nadie salía de sus casas, aspecto que le ayudó a la chica, así no sería vista. Mientras los magos y brujas, habitantes de Hogsmeade, dormían plácidamente en sus mullidas camas, una silueta femenina observaba con detenimiento todas las tiendas del lugar, como si nunca las hubiera visto. Se detuvo frente a Zonko y examinó todas las bromas que estaban en el aparador.

- ¡Qué rudimentarios!... si mis tíos los vieran....

También se detuvo frente a una tienda en donde vendían túnicas de todos colores.

- Supongo que tendré que comprar una, aquí todavía las usan

Entró a la tienda abriéndola al estilo muggle: sin magia. Escogió una color palo de rosa que combinaba perfectamente con ella, son su colorido rostro y personalidad. Luego dejó un galeón en el mostrador de la tienda y salió de ella con su túnica nueva.

Se paró frente a la calle. Observó que nadie la vigilara y desenfundó su varita. Sonrió un poco, hizo un movimiento en el aire y desapareció, dejando las solitarias calles de Hogsmeade en medio de la noche.

La chica apareció poco tiempo después frente a una gran y elegante casa de ladrillos color café. Una puerta de madera con un pequeño techo de dos aguas y dos columnas al lado la hacían pensar que lo más fácil sería entrar por la puerta, pero no lo creía correcto. Después pensó que lo mejor sería entrar por el jardín.

Esa casa pertenecía a una gran familia de Londres, de hecho, era de un miembro del parlamento inglés que había muerto hacía ya un año, era la casa de verano de Richard Britter y por el momento, solo la ocupaba su hija y algunos amigos de ella. Kate había terminado el semestre en la universidad y estaba tomando un pequeño reposo junto con Josh, Tom y toda la hermandad, en la casa de campo de la familia Britter

Ese día habían llegado a la casa y estaban dispuestos a comenzar las vacaciones que tanto merecían y que no habían tenido desde hacía ya mucho tiempo. A pesar de que con la muerte de Voldemort ya no se habían presentado graves problemas en el mundo mágico, aún existían seguidores del Señor Tenebroso que llegaban a acusar pequeños contratiempo, nada de cuidado.

La hermandad de la Niké, formada por Harry Potter, Hermione Granger, Ron Weasley, Neville Longbottom, Kate Britter y Ginny Weasley habían tenido que lidiar con los magos renegados y con la difícil tarea de buscar en todo el reino mágico a cualquiera que siguiera aún del lado de Voldemort. Josh Price y Tom Hunt no tenían mucho tiempo para distraerse: entre la universidad y sus trabajos en el ministerio de magia, ese año se les había pasado volando. Jack acababa de regresar del colegio Hogwarts y todos se habían ganado a pulso el descanso, por eso, decidieron que la casa de campo de Kate sería el mejor lugar para hacerlo.

Esa casa tenía algo de especial: era una casa de magos, Kate había pedido permiso al ministro de magia, Arthur Weasley, para embrujarla y que los chicos pudieran utilizar magia en ella, petición a la que el ministro aceptó felizmente.

Los ocho magos y Josh llegaron esa mañana a un poblado cercano a Aberdeen Escocia, de donde tuvieron que ir montaña arriba para poder llegar al apartado paraje en donde estaba la casa de los Britter. Como a las 10 de la mañana avistaron por fin la enorme casa de Kate y a eso de las 2 de la tarde ya estaba comiendo un refrigerio después de haber acomodado todo el equipaje. Tenían todo el verano planeado: lecturas, paseos por el bosque, visitas al pueblo, caminatas al atardecer... y lo más importante, dentro de unos días recibirían la visita de un mago muy especial.

Esa tarde, después de dar un paseo por el bosque y los alrededores de la casa, los nueve chicos regresaron agotados del paseo y se sentaron cómodamente al fuego de la chimenea a disfrutar de la tarde. Mientras Kate le leía una historia a Jack, Ginny y Harry practicaban un hechizo que permitía que Ginny aprendiera a leer la mente de los demás, Hermione y Ron jugaban una partida de ajedrez, Tom y Josh jugaban póquer explosivo y Neville observaba el juego de los cuatro, riendo de la cara que ponía Josh cada vez que explotaba una carta.

Ya en la noche, casi todos estaban en la cama, solo la lluvia mantenía despiertos a Harry, Kate, Josh y Ginny

- Espero que este verano podamos descansar, el año pasado nos fue muy mal – dijo Ginny

- Vamos Gin – señaló Harry y la abrazó – no todo lo que pasó en año pasado fue malo, ya vez, por estas fechas Kate estaba ya con nosotros

- Si claro, después de que mataron a Walter...

- ¡¡Josh!!, deja de recordarme esas cosas por favor – le reclamó Kate al chico que estaba junto a ella

- Lo siento Kate

- Basta ya, yo creo que lo importante es que estamos todos juntos ahora ¿no?

- Gin tiene razón – comentó Harry – lo importante es que todos estamos juntos y vamos a tener un verano inolvidable

- Estoy de acuerdo contigo Potter – le sonrió Kate al chico de cabello negro y ojos verde esmeralda – bueno, creo que yo me retiro a dormir, es hora de descansar un poco

- Y yo me voy contigo Kate, ¿qué tal si te pierdes en tu casa?, ¿o te secuestran de nuevo?

- Pretextos Josh, pero bueno, acepto la compañía.

Kate y Josh se despidieron de Harry y Ginny, que no querían desaprovechar la oportunidad que tenían ahora de poder estar solos un rato más.

- Oye Gin…

- Si Harry

- Ahora que no hay mortífagos que perseguir... ¿podemos planear cosas a futuro, verdad?

- ¿Cosas a futuro?

- Claro, imagínate: tu y yo juntos frente a una chimenea como esta, en medio del bosque, tomando una copa de cerveza de mantequilla y arriba, los niños durmiendo

- ¡Niños!, vaya Harry, si que tienes planes a futuro...

- Solo contigo Gin... en fin, será mejor que también vayamos a dormir.

- Estoy de acuerdo contigo Harry

La pareja subió por las escaleras y Harry acompañó a la chica hasta la puerta de su habitación. Después de un pequeño beso de las buenas noches, Harry se dirigió a su habitación, que se encontraba al otro extremo del pasillo. Harry entró a su habitación, se colocó el pijama para dormir y se recostó pensando en lo afortunado que era ahora, tenía a la chica que amaba a su lado, a grandes amigos a los que apreciaba como hermanos, un padrino y un tío que lo querían mucho, un buen trabajo en el ministerio y suficiente dinero en sus bodegas como para asegurar un futuro próspero junto con Gin... Poco a poco, el sueño se apoderó de Harry y por fin cerró los ojos, vencido por el cansancio.

Harry tuvo un sueño muy extraño. Él y Kate se encontraba frente a un enorme árbol, lleno de hojas verdes y de flores color rosa pálido, entonces, Kate lo miraba y le indicaba que tenían que hacerlo, entonces ambos tocaban el árbol y los transportaba a otro lugar, a una especie de cámara oculta que se encontraba bajo el árbol. Ahí, un mago viejo con la túnica maltratada les señalaba un túnel que tenían frente a ellos. Los dos chicos caminaban por el túnel y algo distraía a Harry, era un espejo. Harry miró su imagen reflejada en el espejo, pero segundos después, la imagen desapareció y en lugar de aquel chico de cabello negro azabache, ojos verdes esmeralda y piel blanca, apareció un desierto, con miles de cuerpos de magos muertos por todo el lugar, y a lo lejos, podía verse a si mismo, un poco más viejo, sujetando su varita y cayendo de rodillas frente a los cuerpos de dos mujeres: una era Ginny, aunque más grande de edad y la otra, era la combinación perfecta de Harry y Ginny, una chica de unos 15 años que se aferraba a la mano de la que Harry sabía que era su madre... El Harry del sueño, el que estaba viendo la imagen del espejo, retrocedía y chocaba con Kate. La chica lo miraba con repulsión y le gritaba algo que Harry no esperaba oír

- ¡Tú las mataste Potter!, ¡tú eres el asesino!

El Harry de la vida real despertó gritando como nunca antes lo había hecho, a tal grado que todos los habitantes de la casa, llegaron corriendo a su habitación. Cuando las chicas llegaron, encontraron a Ron, Josh, Neville y Jack consternados y a un Harry que no reaccionaba. Ginny no sabía que hacer y mientras los demás chicos miraban anonadados a Harry que estaba sentado con la mirada perdida, Neville lo revisaba, pero todo era inútil, nada hacía reaccionar a Harry

- Voy por un poco de agua, tal vez eso ayude.

La chica extraña seguía de pie frente a la puerta de la cocina, sin atreverse a entrar. Ella conocía perfectamente esa casa y casi nada del paisaje había cambiado con los años: el bosque, las puertas, la construcción, aunque ella la recordaba un poco más vieja... Llegó por fin al gran jardín que tenía algunos muebles y pensó que le faltaban todavía algunas plantas

- Tal vez las sembrarán después....

Caminó hasta la puerta de la cocina y se detuvo ahí para esperar el momento perfecto para entrar a la casa. La chica escuchó el grito de Harry y fue entonces cuando entró a la cocina, dejando la puerta abierta.

Kate salió de la habitación y bajó corriendo de las escaleras. Entró muy rápido a la cocina y corrió a buscar un vaso cuando se dio cuenta de que la puerta estaba abierta, entrando el agua de la horrible lluvia que caía y el viento helado que soplaba esa noche. Kate cerró la puerta y al dar la vuelta, se encontró con la chica, toda mojada que le sonreía como si ya la conociera. Del susto, Kate tiró el vaso al suelo, y la chica sacó la varita y dijo una palabra

- ¡Reparo!

El vaso se unió de nuevo, la chica lo tomó y se lo dio a Kate en las manos, sin dejar de sonreírle. Kate reaccionó por fin de la impresión y pudo articular una oración completa

- ¿Quién eres y qué haces aquí?

- Mi nombre es Athena Potter y estoy aquí para salvarles la vida, tía Kate

- ¿Potter?, dijiste Potter ¿Athena Potter?, ¿Tía Kate?

- Vengo del futuro, de un futuro que es un caos para nosotros los magos. Mi padre me mandó al pasado para advertirles del peligro en el que se encuentran

- ¿Peligro? – preguntó Kate un poco más tranquila y analizando detenidamente a la chica. Era cierto que se parecía mucho a Ginny y Harry, de hecho, podría ser la combinación perfecta entre ambos: alta como Harry, delgada y con el cuerpo de Ginny cuando tenía su edad, de piel blanca como ambos, con algunas pecas en el rostro, característica de los Weasley, cabellos color fuego como Ginny y ojos color verde esmeralda, al igual que Harry

- Si, en grave peligro, todos ustedes y por lo tanto, nosotros su futuro, tenemos que hacer algo para salvar al mundo mágico

- Esto es increíble...

- Lo sé tía Kate, por eso, tú me diste esto para que la Kate del pasado me creyera

Athena le mostró el amuleto que en esos momentos Kate tenía en el cuello

- ¡Increíble!, es mi amuleto

- Tú me lo regalaste cuando cumplí 16 años... y antes de venir al pasado, me dijiste que lo trajera para mostrártelo

En esos momentos llegó Hermione con el rostro de preocupación, entró a la cocina e interrumpió la conversación de las dos brujas

- Kate ¿qué sucede por qué tardas tanto con... ¿quién es ella?

- Mi nombre es Athena Po....

- Portman, Athena Portman – interrumpió Kate – es una amiga que conocí en Suttonfolk mientras vivíamos allá con Sirius

- ¡Ah!, vaya... ¿y que hace aquí tan noche y toda empapada?

- Bueno.... es que cuando nos fuimos de Suttonfolk le dije que estaríamos aquí en el verano y decidió venir a visitarme, solo que no esperaba que tan pronto

- Bueno, bienvenida Athena, yo soy Hermione Granger

- Eso ya lo sé... – y Athena sintió la mirada de represión que Kate le lanzaba en esos momentos – Kate me a hablado mucho de todos ustedes.

- Bueno, toma Hermione – Kate le entregó el vaso con agua . llévaselo a Harry, nosotras en un momento subimos.

Hermione tomo el vaso y salió de la cocina con el extraño presentimiento de que esa chica le recordaba a alguien, aunque no sabía muy bien a quien. Kate respiró profundo y miró de nuevo a Athena, que la miraba extrañada

- ¿Por qué no me permitiste decirle a la tía Hermione quien era yo?

- Si es verdad que conoces a Hermione, sabrás lo alterada que se hubiera puesto si le decimos la verdad, además, algo extraño le acaba de ocurrir a Harry, ya encontraremos el momento de decirles...

- Se lo que le pasó a mi papá, él tuvo un sueño

- No me lo digas por favor...

- ¿Por qué tía Kate?

- No es bueno saber mucho del futuro, y deja de llamarme tía Kate.

- De acuerdo, aunque puedo notar que sigues sin creerme una sola palabra de lo que te he dicho

- Es difícil, tienes que reconocerlo

- Bueno, y ¿por qué no tocas mi brazo?, así lo puedes comprobar

Kate miró asombrada a esa extraña chica, porque nadie más en el reino mágico que no fueran los miembros de la hermandad, Josh y Draco conocían ese poder suyo. Aún así toco el brazo de Athena. Ella cerró los ojos también y se concentró en las imágenes que tenía del futuro. Para Kate, fue un choque de muchos recuerdos y energías. Pudo ver que el mundo mágico, como ella lo conocía, había desaparecido, que habían miles de magos muertos sobre una especie de desierto y que los miembros de la hermandad se encontraban derrotados y casi destruidos. Kate soltó inmediatamente el brazo de Athena y la miró con muchas dudas en los ojos.

- Ese es mi futuro Kate, el futuro que podemos detener

- ¿Cómo fue que pasó?, no entiendo, es como si nos hubiéramos atacado unos con otros... ¿va a surgir otro mago tenebroso?

- Tranquila Kate, yo tengo más dudas que tú, porque ahora que veo el mundo mágico que recuerdo cuando era chica, yo tampoco me explico qué fue lo que ocurrió, pero te contaré algo. Lo único que sabemos, y eso nos lo dijo un mago llamado Hermond antes de morir, es que en el pasado, en los años en los que mis abuelos, los padres de mi papá estaban en el colegio, alguien había alterado el curso del mundo mágico robando un objeto muy valioso de una isla de la que no recuerdo el nombre y que con tu nacimiento, la cuenta regresiva del final del mundo mágico había empezado

- Esta muy complicado. Dices que alguien robo algo de un lugar que no recuerdas y que cuando yo nací empezó la cuenta del final de nuestro mundo

- Algo as

- ¿Y Por qué te mandamos a ti al pasado?

- Porque ustedes no estaban en condiciones: ustedes están capturados en una dimensión del espacio-tiempo de la que no pueden salir, y se comunicaron telepáticamente conmigo, mi mamá, mi papá y tú, dándome las instrucciones para volver a esta época

- ¿Estamos atrapados?, ¿por qué?

- No puedo decirte quien lo hizo, porque no es bueno que sepas mucho del futuro ¿recuerdas?

- De acuerdo, tienes razón, lo importante es lograr que nuestro mundo no quede así, como en tu futuro, ¿qué tenemos que hacer?

- Mi papá me dijo que vayamos a ver a Hermond, que él nos puede dar las repuestas que necesitamos

- Por el momento me temo que eso no será posible, tú papá está muy raro, de hecho, será mejor que vayamos a verlo, ¡Ah!, pero recuerda que no puedes decirles una sola palabra a los chicos. Para ellos seguirás siendo Athena Portman, ya después les diremos que vienes del futuro, lo que si no mencionaremos por nada del mundo es que eres hija de Harry y Ginny

- Entiendo, eso no sería bueno

- Muy bien, vamos Athena

Las dos brujas subieron por las escaleras y llegaron al cuarto de Harry, donde Athena se quedó muy sorprendida de ver a toda su familia reunida, siendo todos muy jóvenes y no pudo evitar sonreír al ver al más joven de todos, al pequeño Jack de tan solo 10 años, ella no lo recordaba así. Kate hizo las presentaciones debidas con Athena, omitiendo la información que no podían saber en esos momentos. Por su parte, Harry seguía sin cambio alguno en la conducta, solo que ahora ya estaba acostado, pero su mirada no expresaba nada.

Esa noche fue interminable, ninguno de ellos se separó de la cama de Harry, aunque a Athena y a Jack los venció el sueño y terminaron durmiendo en sus habitaciones. La hermandad estaba preocupada por lo que le había ocurrido a Harry y Kate no sabía si eso era una de las consecuencias del robo del objeto que le había contado Athena, esa extraña chica que había llegado del futuro.