La llave de la Lealtad y la Prudencia
Primera Parte.
- ....Y ahora, prepárense para viajar, formen un triángulo y tómense de las manos –Kate y Athena se tomaron de las manos y a regañadientes, Draco lo hizo también – recuerden que para regresar tendrán que tomar la misma formación y pensar justo un minuto después de que partan, bien, ahora cierren los ojos y concéntrense. Para a los del siglo XVI, concéntrense firmemente en Londres en el año 1502 ese el mejor año de Alexa. Bien, suerte chicos.
Los tres magos miraron hacia el lugar en donde acababan de desaparecer sus amigos. El espacio vacío hizo que Kate sintiera un leve temor sobre lo que pudiese sucederles... ¿qué pasaría si no podían o no querían regresar al presente... la voz de Hermond la sacó de sus pensamientos
- Para los del siglo XVIII – continuó Hermond – cierren los ojos y concéntrense en Rusia en el año 1785, seguro encuentran a Ivánovich. Suerte para ustedes también.
Los tres jóvenes magos sintieron como de pronto el mundo se oscureció por completo. Un vértigo enorme se apoderó de ellos y los tres tenían miedo de lo que a continuación ocurriría. Colores, formas, sensaciones... todo fue muy rápido. Cuando todo se detuvo de pronto, sabían perfectamente que habían llegado a San Petersburgo, la ciudad rusa en donde vivía Ivánovich en esa época
Kate abrió los ojos. Athena y Draco hicieron lo propio también. Aparecieron en una calle oscura de San Petersburgo, la ciudad de las catedrales la más hermosa que existía en toda Rusia. A pesar del frío del invierno que los estaba casi congelando, no pudieron dejar de notar que era una maravilla lo que estaban observando. San Petersburgo se veía hermoso en invierno, a pesar de que hacía un frío que calaba hasta los huesos. Las calles llenas de nieve por todos lados, el agua congelada, las pocas personas que se encontraban en la calle a esas horas de la noche, traían puestos enormes abrigos que los cubrían de las inclemencias del tiempo. Kate, Draco y Athena miraban sorprendidos hacia todos lados.
- ¡Es hermoso! – exclamó Athena – en mi mundo no existe esto...
- Es una verdadera lástima que los chicos de tu tiempo no puedan apreciar la hermosura de esta ciudad Athena – sonrió Kate
- ¿Cómo vamos a encontrar a Trosky aquí?, San Petersburgo es enorme... – preguntó Draco
- Podemos ir a La catedral de San Pedro y San Pablo – sugirió Kate – supongo que alguien nos puede dar información ahí...
- De acuerdo, caminemos hacia allá – finalizó Draco
- Primero tendremos que transformar nuestra ropa antes de que alguien sospeche. ¡Cambiare!
La luz blanca de las varitas envolvió a los tres magos por completo. La ropa muggle que traían se transformó por hermosos vestidos de la corte del Zar Ruso, un traje realmente elegante para Draco y enormes abrigos que les proporcionaba el calor que el frío invierno les robaba. Una vez que transformaron sus ropas como la gente de la época, los tres magos emprendieron hacia la Catedral, sorprendiéndose cada vez más y más de la hermosura de la ciudad.
La noche era esplendorosa y las estrellas brillaban tratando de proporcionarles un poco de luz para alumbrarles el camino rumbo a la catedral de San Pedro y San Pablo, en donde según Kate, podrían proporcionarles alguna información sobre Ivánovich, el mago que tenía la llave que estaban buscando.
- ¿Cómo sabemos que realmente Ivánovich va a estar en San Pedro? – preguntó Draco
- Yo jamás dije que estaba segura de que ahí estaría, simplemente que la Catedral era una de los centros más importantes de la ciudad y por lo tanto, me imagino que alguien puede proporcionarnos alguna información
- ¡Tratas de insinuar que Kate es una mentirosa! – exclamó Athena
- ¡Nunca diría que Kate es una mentirosa, pero tal vez tu....
- ¡¡Silencio!! – gritó Kate – vamos a despertar a los vecinos.
- ¿Estás segura que podremos llegar hasta donde se encuentra Ivánovich? – preguntó Draco a Kate
- Si Draco, no te preocupes...
- Confía en Kate, porque ¿confías en ella verdad? – preguntó inquisitivamente Athena
- Ciertamente confío en Kate, pero solo en Kate...
- Chicos, ¡basta ya! – exclamó Kate – no discutan más por favor, recuerden que si seguimos peleando, jamás podremos encontrar la llave, esto es trabajo de equipo y lamento decirles que nosotros somos un equipo
- De acuerdo Kate – dijo Atenía y miró de reojo a Draco – pero él no me convence...
- Pues tú a mi tampoco...
- Draco, Athena, por favor... nos pueden descubrir y no se que nos puedan hacer si la gente del pueblo se entera a lo que venimos, podrían llevarnos a Siberia y quitarnos las varitas.
- Pero tú puedes hacer magia sin la varita Kate...
- Aún así, debemos de tener precauciones Draco, mejor comportémonos...
- Solo porque tú lo pides Kate – resopló Draco
- No creas que es por otra cosa... – murmuró Athena
- Espero que así sea realmente chicos, y ahora rumbo a la Catedral de San Pedro y San Pablo
Kate siguió caminando con paso firme, mientras que Athena y Draco se miraban con mutua desconfianza. Athena creía que el chico de los ojos grises no era de fiar, había algo en él que no le gustaba, tal vez porque aún conservaba la mirada fría y calculadora, o porque se había enterado de que él había estado del lado de Voldemort o simplemente porque se daba cuenta de que poseía aún la marca que lo identificaba como un fiel vasallo de quien había causado tantos destrozos en su mundo: La Marca Tenebrosa.
Para Draco, Athena era solo una chica que creía saberlo absolutamente todo y que, ante sus ojos, lo único que pretendía era llamar la atención de los miembros de la hermandad porque había sufrido mucho. Draco, mejor que nadie, sabía lo que era el sufrimiento en carne propia y no iba a permitir que una adolescente con problemas existenciales viniera a intentar despertar en él sentimientos de compasión hacia ella. Draco no sabía aún lo que era la compasión para los demás. Él sabía lo que era el dolor, lo sabía perfectamente porque él había sentido mucho dolor a lo largo de toda su vida. La falta de cariño de sus padres por órdenes mismas de Lucius Malfoy, que profesaba que si Draco se hacía duro desde pequeño, no serían necesarios los castigos físicos más adelante. Con el paso de los años, Draco había crecido solo, siempre preguntándose por qué su familia no era como la de los demás chicos, que aunque ser hijos de mortífagos, tenían por lo menos el cariño y la protección de su madre, la que él nunca tuvo. Después en el colegio, no solo había estado dolor por los castigos físicos que su padre le proporcionaba por no ser el mejor de la clase, también estaba Potter (el que ahora consideraba como su hermano) que siempre llamaba la atención de los demás, y siempre era el héroe del colegio... un dolor que se sumó más, fue cuando su corazón padeció el sufrimiento más insoportable de todo ser humano: amar y no ser correspondido. Muchas veces había intentado quitarse la vida para terminar así con su padecer, pero con solo pensar en los hermosos ojos de Ginny, el mundo mágico volvía a ser un lugar habitable. Al terminar, Hogwarts, el sufrimiento se volvió más terrible para él. Su padre lo había enlistado en las filas de los fieles vasallos de Lord Voldemort, del Señor Tenebroso. No había tenido fiesta de graduación, sin embargo, había experimentado la más aterradora iniciación que un mortífago joven pudo tener, enfrentando a Voldemort en un duelo que le dejó como resultado una semana en San Mungo tratando de aliviarse de las heridas provocadas por el sin número de maldiciones Cruciatus que el Señor Oscuro le había aplicado. Las luchas en la guerra civil que el mundo mágico había tenido, siempre, Potter contra él... lleno de odio y de rencor contra todos los que lo rodeaban incluyendo a su padre, el que creía era el causante de todo lo que había sufrido en la vida. Después, enterarse por boca de unos de los mortífagos, Walden Macnair, que su padre había permitido que un mago asesinara a su madre frente a él cuando iba en quinto curso... la batalla final contra Kate y Harry en donde Lord Voldemort había perecido y él había salido vivo de milagro... no era una vida muy sana la que Draco había tenido... no era una vida llena de amor y cariño como los Weasley, o de superación y reconocimiento ante sus logros como la de Potter, había sido una larga jornada de continuos desprecios por ser hijo de un mortífago, un mortífago que había resultado ser un cobarde... Y ahora Athena, que creía haber sufrido mucho en el mundo... ella que sabía de dolor si sus padres la adoraban, ella que sabía del dolor si todos la miraban sin juzgarla por su pasado, un pasado que a él siempre lo perseguiría y no le permitiría conciliar el sueño por el resto de su vida, tan solo por llevar el apellido Malfoy.
Athena sabía leer la mente y había escuchado, por accidente, todo lo que Draco acababa de recordar. Un nudo se le formó en la garganta y se dio cuenta de que no era un mal chico, que lo único que buscaba era iniciar una nueva vida, sin que los demás lo juzgaran. Kate también había podido escuchar lo que Draco pensaba, así que se acercó hasta él y tomándolo del brazo lo detuvo, para que Draco pudiera llorar en el hombro de alguien por primera vez en toda su vida
- Llora todo lo que quieras Draco, descarga tu corazón de tan pesados sentimientos y culpas que aún trae consigo... recuerda que no estas solo Draco, estamos todos nosotros, que ahora somos tu familia, y no vamos a permitir que te sigan persiguiendo y atormentando esos fantasmas de tu pasado... llora y deja que con las lágrimas poco a poco, toda la rabia que aún sientes en el corazón, salga en cada una de esas perlas de cristal que ahora emergen de tus ojos. No eres juzgado por nadie, ni lo serás... tu apellido no es nada para nosotros y no significa que siempre tendrás que ser una mala persona, al contrario, yo se perfectamente que si te hubieran brindado la oportunidad, desde el principio habrías podido tomar tus propias decisiones y así elegir el camino que mejor te pareciera para tu vida... y aunque lamento mucho que no haya sido de esa manera, nunca es tarde para iniciar, para levantar todos los trozos de tu vida del suelo, reconstruirla con tus propias manos y labrar el destino que creas conveniente para ti. Ahora puedes ser libre y tomar decisiones a tu libre albedrío... y no estás solo, nunca jamás lo estarás
Draco lloraba inconsolable... Athena y Kate también, aunque Kate trataba de dominarse para brindarle un poco de su fuerza a Draco, ahora que la necesitaba tanto. Athena se acercó hasta donde Draco abrazaba a Kate como un pequeño chico abraza a su madre cuando necesita el consuelo de alguien, cuando está aterrado, cuando no sabe que va a suceder... Athena abrazó también a Draco y le susurró un lo siento al oído. El chico le dirigió una mirada llena de agradecimiento y con la voz entre cortada le pidió una disculpa también.
Minutos después y con el corazón más blando que antes, los tres magos reiniciaron el rumbo con destino a la Catedral de San Pedro y San Pablo, lugar en donde esperaban encontrar información sobre Ivánovich Trosky, el miembro de la hermandad que poseía la llave de la entrada a Avalón.
Caminaron durante largo rato a las orillas del ahora congelado río Neva hasta que a lo lejos, pudieron apreciar la magnitud de la belleza de la Catedral. Una gran cúpula se veía elevarse hacia el cielo como alzando una plegaria... enormes puertas de madera y vitrales que hacían recordar la etapa del Renacimiento europeo. Con un estilo rebuscado sin dejar de ser estéticamente perfecto, la Catedral de San Pedro y San Pablo ofrecía una visión maravillosa de la genialidad de los escultores renacentistas. Era un verdadero regalo para quienes la miraban.
Los magos quedaron asombrados por el esplendor de la catedral y movidos por una curiosidad natural por querer conocerla por dentro, caminaron mucho más rápido para poder llegar a ella lo más pronto posible, sin embargo, algo los detendría en el camino a la Catedral. Una pelea se estaba disputando entre dos nobles caballeros de alta sociedad, mismos que discutían acaloradamente por cuestiones de dignidad y que tenían las varitas desenfundadas, lo que hizo suponer a los chicos que eran dos magos de la época.
- ¡Es imposible lo que me está diciendo señor ! – gritó el más joven - ¡me niego a creer una sola palabra de lo que usted me informa!
- Tienes que creerlo – dijo el hombre mayor, tratando de tranquilizar la situación – es la verdad, no gano nada mintiéndote...
- ¡¡Gana a Anna!!
- Anna no tiene nada que ver en esto...
- Mucho me temo que si señor, se perfectamente que sus intenciones con Anna no son solo las de un protector, son de un hombre... usted la ve como una mujer a la que quiere tener junto a usted... ¡Eso no voy a permitirlo!
- Dmitri tranquilízate por favor, Anna es como si fuera mi hija...
- No lo creo señor, usted...
- ¡Avada Kedavra!
La luz verde que emite la maldición imperdonable salió de tras de unos árboles que se encontraban cerca del río. El rostro del hombre mayor quedó inmóvil. Del rostro de Dmitri brotaron algunas lágrimas por lo que acababa de suceder. Kate se dio cuenta que todo dejó de correr. El tiempo no se movía.
- ¡¡El tiempo!!... – exclamó Kate
- ¡Somnus Letalis!
- ¡Quien demonios...!
Kate corrió hasta los árboles de donde provino la voz que había pronunciado la maldición que solo Kate y Harry eran capaces de hacer. Al legar hasta el lugar, lo único que pudo encontrar fue un trozo de túnica rasgado. Kate regresó con sus amigos no sin antes guardar perfectamente ese pedazo de tela que probablemente le revelaría la identidad de los magos que habían atacado esa noche. Kate regresó el tiempo a su curso normal, lista para desafiar la dura situación a la que estaba por enfrentarse.
Kate, Athena y Draco corrieron hasta donde Dmitri se encontraba aún paralizado. Draco se agachó hasta donde se encontraba el hombre que ahora yacía muerto. Kate y Athena trataron de hablar con Dimitri, pero no fue posible, el chico seguía sumido en un mar de confusiones. Draco miró a Dmitri y notó también que las chicas no podían hacer nada, así que sacó su varita y la apuntó hacia en donde se encontraba Dimitri.
- Será mejor que hables si no quieres sufrir...
- ¡¡Draco tranquilízate por favor!! – exclamó Kate – el chico está paralizado por lo que sucedió...
- Tienes que entenderlo Draco...
- ¿Y cómo pretenden que lo ayudemos si no puede explicarnos nada, ni quien es él, ni quien es este señor que ahora está muerto... ¿qué no saben que los que podemos cargar con esta muerte somos nosotros?
- Draco no seas paranoico... – dijo Athena en un tono retador...
- No creo que su amigo sea paranoico señoritas...
Dmitri había recuperado el habla y el color, sin embargo, aún miraba atónito el cuerpo de su antiguo interlocutor. Draco, Kate y Athena esperaban con ansias que el mago Dmitri siguiera hablando, pero no fue así...
- ¿Podrías ser tan amable de decirnos quien eres y qué era lo que estaba sucediendo aquí? – preguntó Draco directamente al joven de ojos azules y piel blanca que ahora lo miraba preocupado...
- Tienen razón, he sido un descortés... Mi nombre es Dmitri Trosky, miembro de la hermandad de la Niké de los magos de Rusia y caballero con la 2ª. Orden de Merlín...
- ¿Trosky... Dijiste Trosky? - preguntó Athena
- Así es señorita...
- Lo siento, mi nombre es Athena Portman y ellos son mis amigos, Kathelene Britter y Draco Mal...
- Solo Draco por favor – interrumpió Draco.
- Disculpe Dmitri... ¿usted conoce a un mago llamado Ivánovich Trosky? – preguntó Kate
- Si, Ivánovich es mi hermano, de hecho, ahora tendría que estar con él porque...
El ruido de cascos de caballos interrumpió a Dmitri. Los chicos se aterraron solo de pensar que alguien pudiese encontrarlos con el cadáver de un hombre frente a ellos. Muchas ideas se les vinieron a la mente :correr, huir, esconderse, desaparecer.. pero Kate no se movió un solo centímetro. Draco y Athena comprendieron perfectamente el mensaje que quería dar a entender Kate y tampoco se movieron. Dmitri aún se sentía culpable por lo que había sucedido y decidió quedarse listo para asumir su responsabilidad.
Los caballos se acercaron más rápido y galopando hasta el lugar en donde se encontraban los cuatro magos. Unos 6 caballos conducidos por hombres solamente llegaron hasta la escena del crimen. La mayoría de los jinetes se veía que eran de la clase trabajadora o como Draco aún les llamaba, simples sirvientes, pero había dos chicos que no lo eran. Vestían igual que Dmitri, ropas muy elegantes que solamente se utilizarían en una fiesta. Los dos jóvenes que venían a caballo miraron a Dmitri y luego exploraron con la vista a Athena, Draco y Kate. En particular, uno de ellos posó su mirada demasiado tiempo en Kate
- Ivánovich... hermano – murmuró Dmitri – ha ocurrido una terrible desgracia
- ¿Qué está sucediendo aquí Dmitri? – preguntó el joven que había estado observando detenidamente a Kate. Era alto, de piel blanca, cabello negro y ojos color azules, una combinación bastante peculiar...
- Ivánovich, alguien utilizó una maldición imperdonable en contra de Vladimir... te juro que no se quien fue ni de donde provino... una voz de hombre lanzó la maldición desde aquellos arbustos.
El otro chico que venía a caballo y que acompañaba a Ivánovich miró a dos de sus sirvientes y movió la cabeza indicando que fueran a investigar si por alguna razón aún se encontraba el asesino de Vladimir. Los hombres que fueron a investigar no encontraron absolutamente nada, ni una sola huella ni un solo indicio de quien era el culpable
- Parece ser que todo apunta a tus compañeros – dijo el chico que había enviado a los sirvientes y miró de nuevo a Draco, Athena y Kate
- Ellos no tienen la culpa de nada, al contrario, solo que estuvieron en el momento equivocado a la hora inadecuada. Tienes que entenderlo Alexei – señaló Dmitri
- Si me permiten podré explicar lo que está sucediendo – inició Kate y atrajo la mirada de todos los presentes – nosotros no tuvimos nada que ver con la muerte de este señor y por lo tanto de semejante crimen somos inocentes sin embargo...
- ¡Entonces qué hacen aquí y con las varitas desenfundadas! – exclamó Alexei
- Si me permite continuar – dijo Kate y miró de reojo a Alexei que también la miraba hipnotizado – nosotros somos miembros de la Hermandad de la Niké del futuro, exactamente del siglo XXI y venimos aquí en busca de Ivánovich Trosky. Necesitamos su ayuda urgentemente para salvar el futuro del mundo mágico.
Kate dirigió la mirada hacia donde se encontraba Ivánovich. La chica no pudo evitar sentir un leve escalofrío recorrerle el cuerpo cuando sus ojos se encontraron con los ojos azules y la mirada inquisitiva de Ivánovich, que ahora sonreía levemente al notar que el rubor se había apoderado de las mejillas de Kate.
- ¿Y para qué quieren a Ivánovich? – preguntó de nuevo Alexei
- Ese es un asunto privado señor – respondió en un tono muy severo Athena que sin darse cuenta, desde que habían llegado los señores a caballo, estaba sujeta del brazo de Draco – solo lo trataremos con el señor Trosky
- Entonces lo mejor será que regresemos al castillo, aquí no podremos hablar. Petrov y Alexander, háganse cargo del cuerpo de Vladimir y lo llevan al palacio también.
Después de decir esto, Ivánovich, Alexei y los demás hombres a caballo dieron la vuelta y comenzaron el galope de regreso de donde sea que hubiesen partido. Petrov y Alexander levantaron el cuerpo y desaparecieron con todo y caballos de la escena del crimen. Dmitri estaba un tanto más tranquilo y miró a los chicos ya con otra expresión en el rostro.
- Si desean hablar con Ivánovich, lo mejor será que vayamos a palacio... vengan , tomaremos mi carruaje...
Después de un movimiento de varita, frente a ellos apareció un elegante carruaje y hermosos caballos que lo halaban...
- Ahora se de donde obtuvieron la inspiración para el carruaje de la cenicienta – susurró Athena
- ¿Qué es la cenicienta Athena? – preguntó Draco
Athena lo miró y estaba apunto de explicarle cuando Kate le hizo una seña para que se callara. Draco y Athena asintieron y subieron al carruaje de Dmitri Trosky
Se inició el camino hacia al palacio de invierno de los Zares rusos. El paisaje invernal que observaban en el camino era simplemente majestuoso. Los bosques eran completamente blancos al igual que el camino. Gruesos copos de nieve empezaron a caer... Athena miraba a Draco y trataba de encontrar una explicación de todo lo que su padre le había hecho. Kate y Dmitri no pudieron más con el silencio que imperaba en el transporte.
- Se que no es correcto preguntarlo señor Trosky – inició Kate un poco temerosa – me gustaría saber quien era el hombre que murió.
- No se preocupe señorita, no es molestia, además, ustedes intentaron ayudar, así que me veo obligado moralmente a rendirles una explicación. Ese hombre era unos de los consejeros de la Zarina Catalina la Grande, reina de toda Rusia. Su nombre era Vladirmir Pavlova, y también era el padrino de mi prometida Anna Vasilievich. Ahora no se cómo voy a darle la noticia, creerá que yo lo he asesinado...
- Pero no fue así señor Trosky – dijo Athena en un impulso – nosotros podemos servirle como testigos, usted no lo mato.
- Muchas gracias señorita Athena, pero aún así, las cosas entre Anna y yo, no iban muy bien del todo...
- Perdone el atrevimiento Dmitri, pero ¿ustedes tienen problemas? – preguntó intrigada Kate
- Mucho me temo que si, Kate, últimamente hemos discutido por asuntos sin mucha importancia...
- Si te rindes Dmitri, jamás podrás perdonártelo nunca... tienes que luchar por la mujer que amas... y no permitas que pequeños mal entendidos los distancien... después podrías arrepentirte por el resto de tu vida.
Los tres magos del carruaje miraron asombrados a Draco, que acababa de mostrar que en alguna parte de su dolor, aún tenía sentimientos hermosos guardados para que alguien viniera a rescatarlos de la oscuridad.
- Muchas gracias por el consejo Draco, creo que lo tomaré en cuenta... damas, señor, es mi deber informarles también que nos dirigimos al palacio de invierno de la Zarina Catalina La Grande... ella es bruja también. Lamentablemente no se encuentra en casa, tuvo una salida fuera del país, hubiera sido todo un honor que la conocieran...
- ¿Dijiste bruja? – preguntó Athena
- Nunca supe que una reina fuera bruja... – dijo pensativo Draco
- Ah!! si, ella es una bruja muy poderosa, lamentablemente su condición de Zarina no le permite hacerlo público, sin embargo, pidió como favor especial al ministerio de magia que le enviaran brujos rusos para que fueran sus consejeros durante su mandato... por eso nos encontramos aquí.
- ¿Y su hijo Pablo también es mago?
- Lamentablemente no lo es Kate, él príncipe Pablo es un squib, y por eso, la verdad sobre su madre no ha sido revelada, ni lo será jamás, podría causar un enorme problema en el pueblo... ahora es lo que menos deseamos, recién acabamos de salir de una rebelión y de una guerra contra los otomanos
- Así que estamos en el momento de más calma en Rusia – sonrió Kate
- Al menos en el mandato de mi señora si Kate, estamos en el momento de más calma.
La charla siguió durante el recorrido. Los cuatro magos conversaban tranquilamente sin imaginar que al llegar al palacio, calma y tranquilidad sería lo que menos obtendrían en aquella visita. Un grupo de gentes del pueblo habían tomado el palacio aprovechando la ausencia de los cuatro responsables del palacio: Dmitri e Ivánovich Trosky, Alexei Navokov y Vladimir Pavlova. Una vez que Ivánovich y Alexei habían regresado al palacio, los habían tomado como prisioneros, junto con Anna Vasilievich y llevado a las mazmorras de castillo. Ahora Nidhogg y su grupo de rebeldes, esperaban ansiosos la llegada de los miembros de la hermandad de la Niké del futuro y de Dmitri.
