La llave de la Lealtad y la Prudencia
Segunda Parte.
- No tardarán en llegar...
- Pero señor, ¿qué hacemos si nos descubren?...
- No creo que lo hagan, esto no se lo esperan...
Nidhogg miró confiado a uno de los rebeldes que estaba a su lado. Había tardado mucho tiempo en maquilar el plan que ahora estaba poniendo en acción. Todo estaba calculado: la muerte de Vladimir, la salida de Catalina, la rebelión, el secuestro de Anna y del hermano mayor Trosky... todo estaba listo para que cuando llegase Dmitri tuviera que decir en dónde se encontraba la llave que correspondía al segundo pilar de Avalón.
El mago miró de nuevo a su improvisado ejercito, gente del pueblo a los que había convencido de que los consejeros de la reina estaban tramando alta traición en contra de Catalina e iban a realizar un golpe de estado. No había sido fácil convencerlos, porque los pueblerinos confiaban mucho en m los consejeros que la Zarina había puesto a cargo de San Petersburgo, pero ante la amenaza de la caída de su gobernante, se lo había creído todo y los que no lo habían hecho, basto solo una maldición Imperius para hacerlos obedecer.
Nidhogg sonreía malévolamente... todo iba a salir a la perfección, todo estaba fríamente calculado... Ya le habían quitado una de las llaves de Avalón pero aún le quedaban dos. Esta segunda llave jamás la podrían conseguir aunque los magos enviados por Mimir y Merlín llegaran a intentar fraguar una batalla en contra de él.
- Los mandaron en el tiempo de Alexa, pero aquí no he visto a nadie sospechoso. Tal vez se les olvidó quién portaba la segunda llave. – dijo Nidhogg
En el carruaje, Athena, Draco, Kate y Dmitri, viajaban confiados con dirección al palacio de invierno sin saber la situación real en la que se encontraba. Athena sacó un poco el rostro por una de las ventanillas del carruaje y miró hacia el castillo. Una ola de imágenes revueltas aparecieron frente a ella; Voces que le hablaban a todas al unísono sin saber que era lo que estaban diciendo... o que era lo que querían; pero entre la confusión alcanzó a percibir débilmente el rostro de un hombre... un hombre malvado... un hombre que tenía toda la intención de matar a todo el que se pusiera en frete.
Athena miró a Kate quién tenía la mismas preguntas que ella, pero un brillo diferente en la mirada.
- ¿Lo viste verdad?... ¿lo viste Athena, verdad?
La chica se quedó sorprendida ante lo que Kate le estaba preguntando. Sabía perfectamente que la visión que acababa de tener no había durando lo suficiente ni había sido lo suficientemente clara para que alguien más pudiera notarla y entenderla, a menos que...
- ¿Tú lo sabías? – preguntó Kate algo titubeante
- No, no lo sabía, no se quien demonios sea él... pero no se veía como si fuera un buen chico
- ¿Qué sea quién qué? – preguntó Draco que al igual que Dmitri esperaba respuestas de las dos chicas que los acompañaban y que no entendían absolutamente nada de lo que ellas estaban diciendo.
- Míralo con tus propios ojos – dijo Athena y colocó una mano sobre el hombro de Draco – ¿lo conoces?
Draco cerró los ojos y vió la imagen del mago que Athena le estaba mostrando. Aterrado abrió los ojos de nuevo. Miró a Athena y a Kate tratando de encontrar respuestas, las mismas respuestas que las chicas estaban pidiendo.
- ¿Lo conoces Draco? – preguntó Kate
- Si... pero esto no puede ser... no puede ser posible, él tiene que estar muerto...
- ¿De qué están hablando? – preguntó Dmitri que no entendía nada...
- Un momento Dmitri por favor – pidió Kate - Draco... ¿lo conoces?
- Si Kate, se quien es ese hombre. Pero aún no puedo creer que sea él. Tal vez te equivocaste, se equivocaron... ¿de dónde salió esa imagen?
- Del palacio de invierno Draco – respondió Athena – es algo que está ocurriendo en estos momentos.
- Increíble...
- Draco puedes decirnos quien es – dijo impaciente Kate
- Su nombre es Nidhogg y fue un mago más poderoso que el mismísimo Lord Voldemort... la maldad corría en sus venas. Fue un mago que torturó y asesino muggles a diestra y siniestra... pero tiene que estar muerto...
- ¿Nidhogg está vivo? – preguntó aterrado Dmitri
- Si, esta vivo Dmitri – respondió Draco – y quiere vengarse por lo que veo
- ¿Por qué preguntan si está vivo.. qué tendría que estar muerto? – preguntó Athena
- Ya les he dicho que Nidhogg fue un mago tenebroso muy temido. Su época fue por los años 400 y 500 de la vida muggle... murió en una batalla contra otro mago llamado Mimir, el único que tenía el poder para destruirlo... se enfrentaron en duelo y según lo que contaron los testigos, ambos magos se destruyeron... no puede estar vivo, no debe estar vivo
- Draco tiene razón – comentó Dmitri – si Nidhogg está vivo todos los magos corremos grave peligro, nadie tiene el poder para destruirlo
- Y ahora nos está esperando – señaló Kate – tenemos que hacer algo, no podemos dejar que intente asesinarnos.
- Hay que hacer un plan Kate
- Si Athena, tenemos que hacer un plan.
En las mazmorras del palacio de invierno Alexei, Anna la prometida de Dmitri e Ivánovich trataban de tranquilizar a los reos, ellos también estaban sumamente angustiados con el regreso de Nidhogg
- ¿Por qué cree que Dmitri es el que tiene la llave de Avalón? – preguntó Alexei - ¿Qué no se supone que esa llave la tienes tú Ivánovich?
- No se supone, yo la tengo. Probablemente se confundió de nombre – respondió Ivánovich
- Solo espero que a Dmitri venga a rescatarnos – susurró Anna
- ¿Y si Dmitri no logra salvarnos? – preguntaba Alexei – me refiero a que Dmitri no es un mago lo suficientemente poderoso como para enfrentarse a Nidhogg
- ¿Cómo es posible que esté vivo?... ¿qué no murió en el duelo con Mimir hace no se cuantos años ya?
- Pues parece ser que alguien cometió un error sumamente grave en los libros de historia de la magia Anna – respondió Ivánovich – porque está vivo, para nuestra desgracia...
- ¿Está esperando a que llegue con Dmitri, verdad? – preguntó Anna de nuevo - ¿Y si está esperando a los que vienen con él?... a esos magos que me dijiste que estaban con Dmitri
- La verdad no lo sé Anna – respondió Ivánovich recordando el rostro de Kate – lo único que entiendo es que al parecer Dmitri está a punto de caer en una trampa.
- ¡Qué Merlín lo proteja, no soportaría la muerte de Dmitri! – exclamó Anna
- Creo que no soportaríamos la muerte de nadie Anna – señaló Alexei
- Tenemos que hacer algo para advertirles que están en peligro – susurró Anna – ¿qué no podemos hacer nada?
- No lo creo, no tenemos varitas ni mucho menos podemos hacer magia sin ellas – señaló Ivánovich – pero tengo la seguridad de que los que vienen con Dmitri son magos poderosos... especialmente esa chica...
Anna y Alexei miraban a Ivánovich extrañados, jamás lo habían visto así. Y mucho menos hablar así de una chica. Los presos seguían aterrados, ver a un muerto no era cosa de todos los días. Los presos decían que el que Nidhogg los hubiera capturado era un castigo divino... muchos pecados se habían cometido en San Petersburgo y en toda Rusia para que el hombre más terrible de todos los infiernos emergiera de las profundidades e iniciara una revuelta. Una guerra entre ellos mismos. Jamás se había visto una guerra civil en el mundo de la magia... jamás nadie se había atrevido a desatar alguna, pero Nidhogg, tenía la mala fama de ser terrible... absolutamente terrible y de ser capas de desencadenar las crueldades más inimaginables...
En la sala principal del castillo de invierno de los Zares, Nidhogg estaba sumamente desesperado, Dmitri y la llave de Avalón aún no llegaban al castillo y los centinelas que tenía en el camino decían que el carruaje había desaparecido del camino hacía ya largo rato... ya era tiempo de que hubieran llegado a la trampa. Mandó traer a uno de los aldeanos que le ayudaban y ordenó escuadrones de búsqueda del carruaje... mientras él utilizaba la magia.
Del castillo salieron varios hombres formados en grupos, con armas y antorchas, la noche ya caía y la luz les faltaba. Los hombres parecían estar bajo un hechizo porque obedecían ciegamente a Nidhogg y conociendo los antecedentes del mago tenebroso más temido de toda la historia, no sería raro que realmente así fuera, que hubiera utilizado magia para terminar de "convencer" a los aldeanos de que los cuatro consejeros querían derrocar a la reina.
Mientras tanto, Nidhogg subió hasta el segundo piso del palacio, a la habitación del ya fallecido Vladimir que era el lugar en donde todos los consejeros del mundo mágico se reunían. Nidhogg entró a la habitación. Parecía del todo normal... pero había un baúl que le indicaba que ahí estaría lo que estaba buscando. Con la varita abrió el baúl y efectivamente, la bola de cristal estaba ahí. Nidhogg la sacó con mucho cuidado del baúl, la colocó sobre una mesita y se sentó frente a ella. Cerró los ojos, necesitaba concentración. Una especie de humo de color azul comenzó a verse dentro de la bola.
- Ese carruaje tiene que aparecer... no pudo haberse esfumado así nada más... ese mago enclenque no puede ser tan fuerte para hacerlo desaparecer... no puede ser tan fuerte para lograr ocultarlo de mi magia...
Nidhogg miraba con más y más atención el contenido de la bola de cristal, y esperaba ansioso que el lugar en donde se había ocultado del carruaje donde venían los miembros de la hermandad apareciera de entre la bruma azul. Pero era inútil. Absolutamente imposible, Nidhogg no localizaba el lugar. Podía ver los caminos a San Petersburgo, las calles llenas de nieve, los copos cayendo levemente sobre los tejados del pueblo, los árboles blancos... pero el carruaje no aparecía
- Tal vez... – susurró Nidhogg – tal vez alguno de los que vienen con él pudo ocultar el carruaje de mi magia... eso solo significaría... que probablemente...
El mago tenebroso dejó de pensar. La idea era absurda, nadie, absolutamente nadie de esa época tendría los poderes suficientes para poder ocultarse de su magia, inclusive Mimir lo intentó un par de veces durante la batalla sin éxito alguno. Se estaba enfrentando a alguien realmente poderoso y tenía que hacer algo para remediarlo y averiguar quién era.
Nidhogg salió de la habitación y bajó lentamente hacia la sala de nuevo, tenía que pensar en una forma de descubrir en contra de quien iba a luchar y obtener la llave de Avalón... no podía olvidar su objetivo primordial. Nidhogg llegó a la sala y tomó asiento visiblemente más preocupado que antes, y empezó a maquilar una idea para poder contrarrestar el poder de quien fuera que se estuviese atreviendo a desafiarlo abiertamente ocultando el carruaje y al dueño de la llave de sus ojos.
En las afueras del castillo, Dmitri veía con tristeza y asombro la cantidad de hombres y mujeres del pueblo que salían armados en busca del carruaje, en busca de ellos. Dmitri, de los consejeros de la zarina, era el mago que más defendía los intereses de los muggles, las formas de vida de los aldeanos y creía que ellos estaban agradecidos con el apoyo que el gobierno de la zarina les brindaba. Estaba extrañado, jamás se imaginó que los muggles por los que tanto había discutido con su hermano y con Alexei les dieran la espalda tan pronto.
- La mayoría de la gente está bajos los influjos de la maldición Imperius Dmitri – comentó Athena leyendo el pensamiento de Dmitri, un poder que no podía controlar estando en otros tiempos diferentes al de ella – seguramente Nidhogg lo ha hecho con el único fin de que se desmoralicen ustedes que tanto han luchado por ellos, especialmente tú, pero no debes de perder la Fe y la esperanza, verás que pronto, más pronto de lo que imaginas, las cosas volverán a la normalidad
- Athena tiene razón... ten Fe Dmitri...
Kate continuaba con los ojos cerrados, concentrada fuertemente en mantener el hechizo que le había lanzado al carruaje. Sus acompañantes, Draco, Athena y Dmitri estaban asombrados de la magnitud de poder que Kate podía desplegar en unos cuantos segundos. Draco miraba a la chica... tenía los ojos cerrados tal cual como si durmiera... no parecía haber hecho un enorme esfuerzo, y sin embargo , el hechizo era muy potente. Los centinelas y los guardias que habían salido en su búsqueda no sospechaban ni un poco el lugar en donde se encontraba el carruaje. El hechizo era perfecto y de enorme dificultad. Draco recordaba la sonrisa de Kate diciéndole "tranquilo Draco, no pasará nada y ni Nidhogg podrá encontrarnos con este hechizo". Desde ese momento, y después de pronunciar unas extrañas palabras que Draco jamás había escuchado en su vida, Kate cerró los ojos. El carruaje siguió su curso normal hacia el castillo de invierno, pero nadie podía verlos. En algunos momentos, se veía en el rostro de Kate que estaba haciendo un esfuerzo increíble por continuar el hechizo (que era sumamente agotador), sin embargo la chica seguía firme. De eso dependía el plan que tenían maquilado para atacar a Nidhogg y rescatar a los magos que tuviera ya presos.
Sin que nadie advirtiera la presencia del carruaje, llegaron hasta las caballerizas del castillo de invierno. La primera parte del plan había dado resultado, nadie los había visto, ni el mismísimo Nidhogg. Athena miró a Kate, luego a Draco y a Dmitri. Faltaba muy poco tiempo para iniciar el ataque.
- Nidhogg mandó ya a casi todos sus muggles a buscarnos, tal y como lo predijo Kate – comentó Athena – ahora tenemos que proceder con la siguiente parte del plan.
Draco y Dmitri asintieron y desaparecieron del carruaje. Athena se quedó esperando a Kate, muy pronto, el hechizo de invisibilidad tendría que terminar.
En las mazmorras, Ivánovich no pensaba quedarse con las manos cruzadas. Podía sentir la energía de los extranjeros, en especial de la chica de los ojos color miel... y la de Dmitri... no podían estar lejos. Pero ellos también debían de hacer algo. Alexeí y Anna lo miraban preocupados. La actitud de Ivánovich era radicalmente distinta a todo lo anterior.
- La única forma que tenemos de salir de aquí es recuperando nuestras varitas – dijo por fin Ivánovich acercándose hasta donde estaban Anna y Alexei sentados – necesitamos hacer algo para recuperarlas... ¿alguna idea?
- Pues... primero tenemos que hacer que el guardia entre a la celda – sugirió Anna
- Tal vez si le dijésemos al guardia que alguno de nosotros está enfermo... él podría entrar y ahí le quitamos las varitas... – comentó Alexe
- ¿Y estuviéramos bajo los influjos de alguna maldición?
Anna y Alexeí miraron a Ivánovich... la idea que sugería no era muy mala después de todo. Durante unos minutos hablaron con los presos. Todos y cada uno de ellos estaba aterrado con la idea de enfrentar a Nidhogg, pero también estaba su orgullo nacional, que los hacía defender hasta la muerte el honor de los zares. Si las cosas continuaban bajo el poder de Nidhogg, le pueblo se enteraría de que Catalina la Grande era una bruja y no sabían las consecuencias de esa revelación, el pueblo tal vez intentaría quemarla como aún lo seguían haciendo en algunas partes de Europa. Minutos después todo estuvo listo y Alexeí fue el encargado de ir por el guardia que se encontraba en la puerta.
- ¡¡Guardia, guardia!! ¡¡nos atacan!! – gritó desesperado Alexei por la rendija de la puerta de entrada a la celda - ¡¡Han controlado a los hombres... Nos van a matar a todos!!
El guardia abrió un poco la puerta y pudo ver a unos cuantos presos golpeando a los demás. Era como si estuvieran controlados por la maldición Imperius. El guardia entró a la habitación con la fusil en la mano, dispuesto a disparar... pero al caminar unos cuantos pasos más, Ivánovich lo golpeó fuertemente con una roca. El guardia quedó inconsciente y Anna y los otros seis magos se encargaron de amarrarlo. Revisaron todo lo que el guardia cargaba consigo, pero no traía las varitas.
- Anna, quédate aquí con los chicos. En cuanto encontremos las varitas, Alexeí volverá a entregárselas para que se unan a nosotros, mientras tanto, es más seguro que se queden aquí. No salgan.
Ivánovich fue muy claro con las órdenes que quería que siguieran. Anna asintió con la cabeza e hizo la pantomima de que la puerta estaba cerrada. Alexeí e Ivánovich subieron por las escaleras de las mazmorras buscando en todos los lugares que suponían, tenían que encontrar las varitas.
Kate abrió los ojos y el carruaje se hizo visible de nuevo. Athena sabía que no tenían mucho tiempo para que el carruaje fuera encontrado.
- ¿Estas bien para intentar desaparecer? – preguntó Athena
- Si, me siento algo cansada, pero estoy bien. Tenemos que salir de aquí... ¿Draco y Dimitri?
- Ya se fueron de acuerdo al plan...
- Bien, es nuestro turno.
Athena y Kate desaparecieron del carruaje. Aparecieron después en una de las habitaciones del piso superior del castillo. En la habitación de Ivánovich Trosky. Kate sentía algo de ese lugar familiar... lo recorrió con la mirada, la chica estaba segura que conocía ese lugar.
- Tenemos que ir a buscar a Nidhogg antes de que los chicos lancen los hechizos contra los muggles para que regresen a la normalidad... ¿Kate?...¿qué te sucede?
Kate tenía la mirada perdida, o tal vez trataba de buscar en lo más recóndito de sus recuerdos por qué esa habitación se le hacía tan familiar. Recorrió de nuevo la habitación con la vista, hasta que se detuvo en Athena que la veía muy extrañada.
- Kate... ¿te sientes bien? – preguntó Athena angustiada
- Yo conozco este lugar Athena, he estado aquí antes...
- Imposible, jamás habías viajado en el tiempo... ¿o si?
- No, nunca había viajado... pero te juro que había estado aquí antes.
- Tal vez sea un Deja Vuh...
- Es más que un Deja Vuh... es como si yo hubiera vivido aquí... sabes Athena, olvídalo...
- ¿Qué?
- Es más importante que vayamos a cumplir con nuestra parte del plan, tenemos que terminar a Nidhogg antes de que nos descubra. Además Draco y Dmitri esperan nuestra señal...
- De acuerdo Kate, vámonos... pero... ¿te sientes bien?
- Si Athena... por el momento si.
Kate y Athena salieron de la habitación. Kate lanzó el mismo hechizo de invisibilidad que con el carruaje pero ahora dirigido a ellas. Empezaron a bajar las escaleras esperando encontrar algún indicio de Nidhogg en su camino.
Draco y Dmitri esperaban pacientes la señal de las chicas. Kate llamaría a Draco con la mente para que supieran a donde dirigirse y las apoyaran a atacar a Nidhogg. Dmitri se sentía desconfiado del chico de ojos grises, pero no había tenido más remedio que confiar en lo que Kate le estaba pidiendo.
- Se que no soy digno de confianza...
- ¿Por qué me dices eso Draco?
- Es simple, en tu rostro se ve que no confías mucho en mi...
- Me recuerdas mucho a un mago tenebroso que fue muy temido en la Edad Media...
- ¿A quién? – preguntó Draco
- A Joseph Malfoy.
- ¿QUIÉN?... nunca he oído hablar de él...
- Joseph Malfoy… el ayudante más cercano a Salazar Slytherin ¿has oído de Salazar verdad?
- De Salazar si...
- Pues Joseph Malfoy provenía de una familia de muggles... era un terror encontrárselo en un duelo... nadie que se enfrentara con él salía vivo... un mago sin piedad ni una sola gota de compasión por nadie... asesinó a miles de muggles a pesar de que él se había criado con ellos..
- ¿Y piensas que yo soy igual?
- Solo digo que te pareces mucho a él...
- No te dejes guiar por las apariencias Dmitri, a veces la gente no es lo que su apariencia dice...
- ¿A qué te refieres con eso Draco?
- Lo averiguarás después...
Draco volteó la mirada hacia una ventana por donde caía la nieve en la noche. Dmitri se quedó con más dudas que respuestas, especialmente con lo que le había dicho Draco... ¿a qué se refería cuando le dijo que no se fijara en las apariencias?...
Nidhogg seguía sentado en la sala principal del palacio, esperando que los muggles que tenía controlados aparecieran con noticias sobre el carruaje, los magos del futuro que buscaban la llave y Dmitri. Tenía los ojos cerrados y frente a él, en la mesa de centro, estaban las varitas de los magos que tenía en las mazmorras.
El mago abrió los ojos. Sentía energías de alguien mágico cerca, tal vez un mago o dos.. o más... Nidhogg miró a su alrededor. No había nada que le indicara que lo estaban observando, sin embargo las energías provenían de ese salón, alguien lo estaba espiando. Sujetó su varita fuertemente y susurró con calma "Alfa Iluminates" un hechizo que le permitía encontrar a los enemigos que se escondían. Pero ellos saltaron sobre él primero.
Alexei e Ivánovich habían llegado hasta donde se encontraba Nidhogg. Habían visto las varitas y trataron de acercarse a ellas mientras el mago tenía los ojos cerrados. Sin embargo, Nidhogg los percibió llegar y los atrapó con un hechizo inmovilizador. Ahora, Ivánovich y Alexeí estaban suspendidos en el aire, sin poderse mover, frente al mago más poderoso de todo el mundo mágico.
- ¡Pobres idiotas! – Nidhogg reía como un chiquillo con un juguete nuevo - ¿de verdad creyeron que no me daría cuenta de que estaban ahí?... pero pagaran por haber tratado de recuperar sus varitas y por haber escapado de las mazmorras... ¡Avada...
- ¡Krystallus fortem!
Desde el otro extremo de la habitación salió un chorro de luz de color azul que atravesó el lugar y formó un escudo frente a Ivánovich y Alexeí. Nidhogg dirigió la mirada hacia el lugar donde había salido el chorro de luz. Sus ojos mostraron terror por unos cuantos segundos, pero odio infinito inmediatamente después.
- Supongo que ustedes son quienes ocultaron el carruaje de mi magia. Jamás imaginé la rapidez con la que iban a aliar con Dmitri – dijo Nidhogg sin ocultar el odio que sentía por las chicas
- Supones bien, yo soy Athena y ella es Kate y venimos por ti
- ¡Eso jamás!... ¿Quién hizo el hechizo de invisibilidad? – preguntó Nidhogg curioso
- Yo – respondió Kate
- Solo alguien realmente poderoso tendría la facultad de ocultarse de mi. ¿Quién eres en realmente?
- Kate Britter, la reencarnación de Jhuen
Nidhogg se quedó atónito ante aquella revelación. Recordaba aquella discusión con Mimir y Merlín en cuando a desaparecer al bebé que significaba la resurrección del mundo mágico. Quería matarla con todas las fuerzas de su alma. Esa chica, significaba su perdición, era muchísimo más fuerte que él.
En esos momentos, Draco también iba entrando a la habitación seguido de Dmitri. Nidhogg vio a Dmitri y supo entonces que tendría graves dificultades para poder conseguir la segunda llave.
- Podrás ser quien tu quieras, pero yo siempre seré más poderoso que tú Jhuen... no importa que nos hayas encerrado en Avalón por ser discípulos de Darkthen, ahora clamaré venganza por mis compañeros y mi maestro – sonrió Nidhogg malévolamente
- ¡Nadie es más fuerte que Kate! – gritó Athena
- ¡Aestis Bullula!
De la varita de Kate salió un nuevo chorro de luz que fue a dar directamente a donde se encontraba Nidhogg, pero el mago fue más rápido y logró desviarlo, sin embargo, las varitas de Alexeí e Ivánovich cayeron al suelo de la sala. Nidhogg aparentemente no se dio cuenta de esto.
Draco miró a Kate y supo que era el momento de atacar, antes de que Nidhogg se diera cuenta de que las varitas de los demás magos ya no estaban en su poder.
- Espera Draco – dijo la voz de Kate en la mente de Draco – no podemos atacar aún, podría escudarse en Ivánovich y Alexei, tenemos que distraerlo con algo mientras Athena rompe el hechizo que les lanzó. Dile a Dmitri que se quede ahí, él y Athena tendrán que protegerlos una vez que se rompa el hechizo.
Draco asintió. Nidhogg los miraba esperando un ataque, cosa que ocurriría en cualquier momento.
- ¿A caso me tienen miedo?... vamos, por favor, ataquen, quiero ver qué tan fuertes son juntos... Aunque traigan a uno de los descendientes de Joseph Malfoy no podrán conmigo... ¿Sabes que eres idéntico a él? – preguntó sarcásticamente Nidhogg a Draco
Dmitri miró a Draco que observaba a Nidhogg lleno de odio en su corazón. Había descubierto ante Dmitri que era un Malfoy y si el joven mago ruso no confiaba en él, ahora lo haría menos.
- ¡Crucio!
- ¡Actio varitas!
Kate lanzó el primer ataque que dio junto en el blanco. Nidhogg ahora era presa de los terribles dolores de la maldición Cruciatus. Draco adelantó filas y llegó hasta donde Kate se encontraba, justo frente a Nidhogg que seguía sufriendo espantosos dolores. Athena tampoco había perdido el tiempo. Inmediatamente después de la maldición Cruciatus de Kate, ella había invocado las varitas de Ivánovich y Alexeí y ahora iba rápidamente hasta donde seguían flotando los cuerpos de los magos rusos.
Draco lanzó una segunda maldición Cruciatus. No iba a perdonar por nada del mundo que Nidhogg lo descubriera como un Malfoy, un apellido que lo ataba a su pasado de por vida, un pasado lleno de magia oscura y magos tenebrosos.
Kate llegó hasta donde estaban los magos rusos. Dmitri había llegado con ella y la miró aterrorizado. Tenía que decirle que Draco era un mago tenebroso.
- ¡No es posible que hayan confiado en un Malfoy!
- Draco no es un Malfoy – dijo Athena
- ¡Si lo es!, Nidhogg lo dijo... tú también lo escuchaste...
- ¿Y le vas a creer al mago más tenebroso que ha existido?... vamos Dmitri, creí que eras más inteligente... ¡Finite Incantatem!
El hechizo inmovilizador que tenía atrapados a Ivánovich y a Alexeí. Ambos magos cayeron al suelo y fueron ayudados y resguardados por Athena y Dmitri quien estaba cayado... Athena tenía razón, no debía creerle a Nidhogg, Draco tal vez no era un Malfoy, después de todo, los Malfoy tenían fama de ayudar a los magos tenebrosos y Draco estaba combatiendo uno.
Al otro lado de la habitación, Nidhogg se ponía de pie. Kate y Draco le apuntaban con la varita sin dejar de vigilar ni uno solo de sus movimientos.
- Ah!! Dos contra uno, digno de cualquier mago tenebroso, la ventaja es buena...
- ¡Cállate Nidhogg!, ¡no tienes idea de con quien estas hablando! – gritó Draco
- Pero tiene razón Draco, déjamelo a mi...
Nidhogg sonrió malignamente. Draco miró sorprendido a Kate. La chica no quitaba la vista de Nidhogg. El mago hacía lo mismo
- ¡Kate estás loca, no voy a dejarte luchar sola contra él!
- Draco, Ivánovich y Alexeí te necesitan, tienes que librarlos del hechizo de Nidhogg
- ¡Eso lo pueden hacer los demás!- objetó Draco
- Entiende que esta es una lucha entre él y yo.
Draco había visto tan decidida a Kate solo una vez, cuando había luchado contra ella en la caída de Voldemort. El chico sabía que Kate no cambiaría de opinión, así que optó por retirarse del lugar hacia donde estaban Athena y Dmitri tratando de hacer recuperar la conciencia a los magos rusos.
Kate seguía con la varita apuntando directamente al pecho de Nidhogg, quien no dejaba de sonreír.
- Eres una chica muy valiente, estúpida pero valiente... ¡Crucio!
- ¡Aestis fortem!
Los chorros de luz chocaron en el aire y salieron disparados en todas direcciones, Draco tuvo que formar otro escudo de cristal para evitar que los rayos dañaran a los chicos. Pero la habitación, quedo casi desecha.
- ¿Vas a seguir evadiendo mis ataques?... ¡¡Eres una cobarde!!... ¡Avada Kedavra!
- ¡Somnus Letalis!
La luz negra que salió de la varita de Kate dio directamente en el pecho de Nidhogg. El rayo de luz verde proveniente del Avada Kedavra de Nidhogg quedó en uno de los sillones de la sala.
Nidhogg empezó a sentir como el cuerpo dejaba de obedecerle, las piernas se le doblaron. Era como si una fuerza sobre humana lo obligara a hincarse. Su cerebro estaba apunto de estallar por la presión, no iba a soportarlo, pero de lo más profundo de su maldad, sacó fuerzas para hacer un hechizo más. Sacó un reloj muy parecido a los giratiempos que Hermond les había entregado a los chicos para poder viajar en el tiempo. Le dio unos cuantos toques con la varita y desapareció.
Todo fue muy rápido. Ninguno de los chicos pudo hacer algo para evitar que Nidhogg desapareciera. Kate estaba furiosa. Nidhogg había escapado.
- ¿Qué paso aquí? – preguntó Dmitri
- ¿Dónde está Nidhogg? – preguntó Athena
- Eso mismo quisiera saber yo Athena – respondió Kate
- ¡Ese maldito escapó! – exclamó Draco furioso
- Pero no por mucho Draco – dijo Kate – el Somnus Letalis fue el más fuerte que jamás hubiera lanzado en mi vida... creo que Nidhogg morirá pronto...
- ¿Estas segura Kate? – preguntó Athena
- Eso espero pequeña... eso espero...
Los muggles regresaron horas más tarde buscando a Nidhogg, pero los hechizos desmemorizantes de la Hermandad de la Niké rusa hicieron que no recordaran absolutamente nada de lo que les había pasado. Ivánovich y Alexeí estuvieron varios días en cama sin poder recuperarse por completo del ataque de Nidhogg, pero eran atendidos por todos los magos, especialmente por Kate. La chica se encargaba personalmente de Ivánovich, había algo en él que le era muy familiar, parecía como si lo hubiera conocido antes. Todas las tardes, Kate llegaba hasta la habitación de Ivánovich y se sentaba junto a su cama a leer algo, esperando pacientemente que pronto reaccionara y despertara del sueño.
Por fin, una tarde, mientras Kate continuaba leyendo libros de Historia de la Magia para documentarse más sobre Nidhogg, Ivánovich por fin abrió los ojos. Kate se acercó sonriéndole, tenía que pedirle la llave lo más pronto posible...
- ¿Te sientes mejor?
- Creo que si... ¿qué fue lo que paso?
- Nidhogg te atacó... pero no vale la pena que recuerdes eso...
- Tuve un sueño... un sueño muy raro... estabas tú... era como si recordara algo que nos sucedió...
- ¿Cómo en otra vida?
- Si... ¿por qué lo sabes?
- Porque siento que te conociera de toda la vida Ivánovich...
- A mi me pasa igual... ¿Ahora si me dirás quien eres?, tal vez eso nos dé una señal...
- Mi nombre es Kathelene Britter, miembro de la hermandad de la Niké, y ... la bruja que es la reencarnación de Jhuen...
- ¿El primer mago que existió en la tierra?
- Si, él mismo...
- ¿Y por qué vinieron al pasado?...
- Venimos a buscarte... tú tienes la llave en entrada a Avalón... la necesitamos, alguien robó un triángulo de poder y desestabilizó el mundo mágico, si no llegamos a Avalón y descubrimos quién fue, el mundo mágico de mi época desaparecerá...
- Entiendo, quieres la llave...
- Exacto.
- Bien, te la daré con todo gusto, es necesario que regresen rápido a su tiempo.
Ivánovich sacó una cadena dorada, con un amuleto bastante peculiar, muy parecido al que Kate tenía antes de descubrir que era bruja,
- ¿De dónde...?
- ¿Qué sucede Kathelene? – preguntó Ivánovich
- ¿De dónde sacaste ese amuleto?
Ivánovich sonrió divertido. Estaba a punto de revelarle una verdad muy importante a Kate
- Jhuen resurgirá muchos siglos después de su muerte... eso dice la profecía... también dice que Darkthen regresará... Gádisha...
- ¿Ese amuleto es de Gádisha, verdad?
- Verdad. Tú tienes en las manos las marcas que te reconocen como la reencarnación del mago Jhuen... Gádisha solo tenía un amuleto, un amuleto que está solo en familias de magos... el amuleto esperará paciente a descubrir quién será su próximo dueño, que en realidad es el mismo que lo creo...
- ¿Eres la reencarnación de Gádisha?
Ivánovich sonrió y asintió con la cabeza. Kate sonrió también. Ahora entendía perfectamente porque todo lo que tuviera que ver con Ivánovich se la hacía familiar, el chico era la reencarnación de una de las brujas más poderosas del inicio de los tiempos en el mundo mágico. La pareja de Jhuen. Ivánovich hizo un movimiento con las manos y la llave apareció entre ellas. Era pequeña y tenía el símbolo del agua en la parte superior. Se la dio a Kate y la chica la sonrió.
- No quiero irme ahora que sé quien eres
- Tienes que irte a salvar a tu tiempo...
- Lo se... ¿volveremos a vernos?
- No estoy seguro, tendríamos que reencarnar en el mismo tiempo y espacio...
- Tal vez en alguna de nuestras vidas Ivánovich...
- Tal vez Kate...
Kate le dio un beso en los labios a Ivánovich, un beso muy diferente a todos los demás. La chica salió de la habitación y se dirigió a donde estaban Draco y Athena, la sala ya reconstruida del palacio de invierno. Kate tenía un mar de dudas y confusiones que la estaban atormentando, pero ya tendría tiempo de reordenar sus prioridades, ahora, lo que importaba era salvar al mundo mágico.
Con la llave en su poder, Kate, Athena y Draco se despidieron de sus amigos los magos rusos. Le dieron varias vueltas al giratiempo e iniciaron el camino de regreso a la cabaña de Hermond.
Una vez que aparecieron ahí, los demás chicos que ya habían regresado de su viaje por el tiempo los miraban contentos.
- Bienvenidos de regreso chicos, creo que la primera parte de la misión ha sido todo un éxito – sonrió Hermond – ahora, un nuevo grupo tendrá que ir al año 502, con el mago Mimir y con el mago Merlín, ellos conocen el camino a Avalón. Pero tengo que advertirles que esta segunda parte es mucho más difícil, porque tendrán que poner a prueba sus habilidades como magos y aurores.
Los chicos se miraron de nuevo. Ninguno se veía cansado ni agotado, pero sabían perfectamente que no podían viajar todos.
- Bien, esta ocasión, yo les diré quiénes no podrán hacer el viaje. Neville y Tom, se quedarán con Josh, Jack y conmigo, los vamos a necesitar.... aquí, los demás, ya saben como viajar en el tiempo. Que tengan éxito y espero que regresen pronto, un minuto después de que se vayan. Ah! Y antes de que se vayan, por favor, díganle a Merlín que se aleje de la dama del lago y envíenle mis saludos a esos dos viejos magos
- De acuerdo Hermond- sonrió Harry
Hermione, Ron, Harry, Ginny, Draco, Athena y Kate partieron de nuevo a cumplir con la segunda parte del plan que habían fraguado para salvar al mundo mágico.
Kate, emprendió el camino en búsqueda de el camino a Avalón, pensando en la suerte de Nidhogg... ¿realmente habría muerto?...
Minutos después de que desapareciera de la sala del palacio, Nidhogg apareció en su cueva, sufriendo los mortales efectos del hechizo que Kate le había lanzado. Sus serpientes seseaban junto a él, esperando a que muriera. La mamba negra se acercó a Nidhogg y lo acompaño hasta su lecho, donde probablemente perecería.
- ¡Eres una porquería Nidhogg!
Nidhogg escuchó la voz de un hombre, una voz que conocía muy bien, la persona a quien menos esperaba ver en esos momentos de agonía.
- ¿Qué quieres aquí Salazar? – preguntó Nidhogg con un amargo sabor de boca al ver que Salazar Slytherin estaba en su cueva.
- Vine a ver tu derrota... ¡nunca creí que te dejarías vencer por la chiquilla!
- ¡Tú no sabes lo fuerte que es esa chica!
- Claro que lo se... es la reencarnación de Jhuen...
- Entonces estás enterado – gritó Nidhogg
- Así es, peleaste con quien querías destruir... no cabe duda que es muy poderosa... utilizó magia antigua... solo la magia antigua pudo haberte dejado así...
- ¡Quieres largarte de aquí y dejarme morir en paz!
- Tranquilo... puedo darte la oportunidad de vengarte... pero solo será una...
- ¿De qué estas hablando Salazar?
- Es simple, con el reloj del tiempo puedes regresar al momento en el que Jhuen llegó a San Petersburgo... así la matas antes de que llegue al palacio...
- No puedo moverme, no tengo magia...
- Yo puedo dártela... pero tendrás la suficiente solo para poder ir y regresar... después morirás...
- No importa... si puedo vengarme de Jhuen, no me importa morir...
- Bien... prepárate...
Salazar alzó la varita y lanzó un rayo de luz negra hacia el cuerpo de Nidhogg. Nidhogg, sintió como sus energías se recobraban poco a poco, y se levantó de su lecho. Tomó el reloj del tiempo y le dio unas cuantas vueltas.
Nidhogg apareció en San Petersburgo de nuevo, justo antes de que apareciera Kate y los demás miembros de la hermandad. Vio como dos hombres, uno viejo y uno joven se acercaban hasta donde él había aparecido. Los dos discutían muy acaloradamente y prefirió esconderse tras unos árboles que se encontraban en el lugar. Nidhogg estaba pendiente mientras escuchaba los gritos de Dmitri, uno de los que lo habían atacado en la sala del palacio y de un hombre más grande que él. A lo lejos observó lo que estaba buscando. Athena, Draco y Kate estaban a punto de llegar, era el momento de atacarla. Un Avada Kedavra y nadie nunca sabría quién había sido el asesino. Nidhogg levantó la varita y la dirigió hacia en el lugar de donde venía Kate caminando.
- No será tan fácil Nidhogg...
La voz de otro chico hizo que Nidhogg mirara hacia atrás de él, de donde había provenido la voz. Un chico alto, de cabello negro rebelde y ojos verdes lo miraba con la varita desenfundada...
- No te permitiré que le hagas daño a Kate...
- ¡No podrás impedirlo! ¡Avada Kedavra!
- ¡Somnus Letalis!
Harry lanzó el hechizo contra Nidhogg instantes antes de que el mago lanzara la maldición imperdonable. El hechizo de Nidhogg se desvió y fue a dar directamente a el hombre mayor que discutía con Dmitri, mientras que Nidhogg caía muerto por los influjos de la maldición del sueño mortal que Harry le había lanzado. Harry tomó el cuerpo de Nidhogg en sus brazos y desapareció del lugar, justo segundos antes de que Kate llegara a investigar quién había lanzado las maldiciones.
