La Isla de Avalón. El primer Pilar.

Athena y Ginny miraron a su alrededor y no pudieron más que horrorizarse por la terrible destrucción que había causado Salazar... la ciudad estaba completamente destruida... los cuerpos inertes de Tom y Neville aún yacían en el lugar en donde Salazar los había atacado... la gran cuidad de la Atlántida no era más que un enorme cementerio.

Ginny realizó un hechizo levitador a los cuerpos de Hermond, Jack y Josh que se encontraban muy heridos y los trasladó a la casa más cercana. Athena hizo lo mismo con los cuerpos de Tom y Neville. Caminando entre los escombros de lo que antes había sido la puerta de entrada de una de las casas cerca de la plaza principal de Atlántida, Athena y Ginny condujeron los cuerpos hasta donde pudieran reposar tranquilos.

La pequeña Athena miró a su madre... aún cuando era más joven la mirada de Ginny seguía demostrando la misma compasión por todos... Athena no pudo más y a pesar del enorme nudo en la garganta que se le había formado gracias al dolor, empezó a llorar desconsoladamente. Ginny la miró y dejando un poco los cuidados de los heridos se acercó a ella y le envolvió en un cálido abrazo.

- No hay porque llorar tanto Athena... sé perfectamente que el dolor que sientes en estos momentos no puedas controlarlo... pero piensa, que ahora, tanto Neville como Tom descansan tranquilamente de tantos sufrimientos que provocan las guerras. Esto que sea una gran lección para ti mi niña, que aunque es bastante dura de soportar, te dejará muchos aprendizajes que podrás compartir con tus compañeros y amigos del futuro.

Athena miró a Ginny. La sonrisa de su madre la hacía recordar los momentos en los que aún había calma y paz en el futuro... y ansiaba con todas las fuerzas de su alma que esos momentos regresaran cuanto antes.

- Muchas gracias por tus palabras Ginny... – sonrió débilmente Athena

- El dolor es muy duro de soportar sola Athena. Tenemos que ser fuertes, recorrer la ciudad y ver si alguien aún esta vivo... hay que traerlo para acá y tratar de aliviarlo... además tenemos que sepultar los cuerpos de Tom y Neville – y al decir esto, una pequeña lágrima de dolor rodó por la mejilla de Ginny – pero no podemos decaer... recuerda que la otra parte de la hermandad ahora estarán llegando a Avalón... ellos tienen una misión que cumplir... y nosotras también...

Después de que Ginny dejara a Hermond, Jack y Josh descansando gracias a un hechizo para dormir, las chicas salieron de la casa, en donde instalarían el hospital provisional, junto con los cuerpos de Neville y Tom. El cortejo fúnebre se dirigió hacia la colina en donde alguna vez estuvo la casa de Hermond. Ahí, precisamente a un lado de las ruinas de la casa, con ayuda de la magia las chicas excavaron las tumbas de sus dos amigos. Con cuidado depositaron los cuerpos y los volvieron a cubrir de tierra. Ginny y Athena elevaron una plegaria al cielo para que las almas de sus dos amigos no tuvieran que penar en el mundo. Después, agotadas moralmente por la difícil tarea de haber sepultado a dos miembros queridos de la hermandad, las chicas regresaban a la cuidad con el fin de encontrar más sobrevivientes de la masacre que había cometido Salazar.

Y mientras buscaban entre los escombros de las casas y la terrible tarea de dar sepultura a aquellos que habían perecido en la batalla contra Salazar, los pensamientos de las chicas viajaban directamente a la misteriosa y peligrosa isla de Avalón, con los demás miembros de la hermandad.

Hacía ya cinco minutos que los miembros de la hermandad habían aparecido en la isla de Avalón, sin embargo, ninguno se atrevía a decirles a Kate o Harry qué era lo que tenían planeado hacer. Desde que habían llegado a la isla, ambos no habían dicho ni una sola palabra. Tenían los ojos cerrados, intentando descubrir algo que los guiara por el camino correcto. Draco y Ron esperaban pacientemente sentados bajo la sombra de un árbol. Hermione estaba preocupada por Kate y Harry. La chica observaba todavía sorprendida a ambos. La mirada llena de resentimiento aún no podía quitárseles del rostro. Era como si ambos se hubieran vuelto una sola alma, sintiendo y pensando las mimas cosas. Ron por fin venció el miedo y habl

- Tenemos que averiguar en donde está el santuario de los triángulos – comentó Ron

- Probablemente eso ya lo sepan Ron – dijo Draco dirigiendo una mirada a Kate y Harry – supongo que con los poderes que tienen ahora...

- A decir verdad, estamos buscando el lugar preciso Draco – sonrió Kate al escuchar a los chicos

- Es necesario verla desde lo alto... tal vez así nos demos una idea de la estructura de la isla – comentó Hermione

- No lo creo...

Todos miraron a Harry. El chico buscó algo con que dibujar en la arena y empezó a trazar una especie de mapa. Los demás lo miraban curiosos y Kate seguía sonriendo completamente segura de lo que Harry iba a decir a continuación. En el dibujo de la isla, podían verse las montañas y los ríos que atravesaban Avalón por la mitad... también se veían tres estructuras a manera de torres y pirámides distribuidas en el mapa de tal manera que formaban un triángulo y al centro de éste se encontraba una pirámide más.

- Este es el mapa de Avalón – comenzó Harry – estos tres pilares abren la puerta del templo de los triángulos que se encuentra justo en medio de la isla. Según dijo Salazar, hay guardianes en cada uno de los pilares... tendremos que vencerlos para que podamos activar el campo de energía de cada pilar y con eso abrir la puerta del templo principal.

- Bien, eso déjenlo a nosotros – dijo Ron sonriendo – entre Hermione, Draco y yo activaremos los pilares... ustedes vayan al templo central para esperar a que se abra y depositen esa cosa que tantos problemas nos ha traído.

- ¿No será peligroso que vaya solo uno con cada pilar? – preguntó Kate

- No Kate, confía en nosotros – respondió Hermione sonriendo

- Además Kate, si hemos enfrentado el sin fin de cosas a través del tiempo, no creo que un simple duelo con los guardianes de los pilares vaya a causarnos muchos problemas. – comentó Draco

- De acuerdo, no voy a preocuparme – sonrió Kate – bien, entonces está decidido. Harry y yo iremos al templo central y ustedes a los pilares.

- Confiamos en ustedes, pero recuerden que si necesitan ayuda acudiremos a donde estén, solo llámennos – señaló Harry

- No se preocupen, lo haremos bien – expresó Ron

- Solo díganme como llegó hasta el pilar – preguntó Draco

- En eso si puedo ayudarles – respondió Kate – eso será fácil. Voy a transportarlos cerca de cada pilar... así tendrán algo de tiempo para prepararse para la batalla.

Kate se acercó a donde estaba Draco. Después de colgarle la llave correspondiente al primer pilar, lo tomó de la mano y sonrió al joven de ojos grises que no pudo evitar sonrojarse un poco. Después, Kate cerró los ojos y pronunció palabras en un lenguaje desconocido para todos, inclusive para Harry.

Draco desapareció de la vista de los chicos. Kate abrió los ojos de nuevo y miró ahora a Ron.

- Creo que primero tienes que decirle algo a Hermione – sonrió Kate

Ron contempló a Hermione y se acercó a donde ella se encontraba. La chica le sonreía un tanto nerviosa y preocupada por la suerte que iba a tener Ron.

- Sabes que nunca he sido bueno para expresar lo que siento... siempre he actuado conforme a lo que dicta mi corazón... y conoces perfectamente quien es la dueña de mis noches y mis desvelos... hemos pasado por muchas cosas para verificar qué tan grande era nuestro amor... ahora mismo sé que lo mucho que te amo, será la fuerza que me alentará a cumplir con la misión que se me ha destinado... solo espero poder tener la oportunidad de volver a mirar tus ojos...

- ¡¡Ron para ya!! – interrumpió Hermione que lloraba en esos momentos por las palabras de Ron – parece ser que te estás despidiendo de mi... Ronnie, corazón, las cosas saldrán bien... yo también te amo y eso lo sabes con certeza... mi alma dice que volveremos avantes de la misión... no te despidas de mi Ron, no así como si quisieras perecer en la batalla...

- Tenemos que estar preparados Herm...

- Para lo único que tenemos que estar preparados amor, es para disfrutar de los incontables momentos de felicidad que tendremos en el futuro... después de que todo este terror termine...

- ¡¡Te amo Hermione!!

- ¡¡Y yo a ti Ron!!

Hermione y Ron se fundieron en un abrazo cálido, lleno de amor. Ron soltó a Hermione y sonriéndole se dirigió a donde se encontraban Harry y Kate observando toda la escena anterior.

- Estoy listo para irme Kate – dijo Ron

- De acuerdo, te transportaré...

- Ron...

- ¿Si Harry?

- Ten mucho cuidado hermano

- No te preocupes Harry, lo tendré

- ¿Estás listo Ron? – preguntó Kate

- Claro, cuando tú quieras – sonrió Ron

Kate le colgó al cuello la llave del segundo pilar, tomó la mano de Ron y cerró los ojos. Ron miró por última vez a Hermione y desapareció. Hermione miró hacia el lugar ahora vacío en donde antes se encontraba Ron y rompió a llorar. Harry se acercó a ella y la abraz

- No debes llorar Herm, tenemos que ser fuertes...

- Sé que tengo que ser fuerte Harry, pero no soportaría que algo malo le pasara a Ron... o alguno de ustedes... Draco, Gin y Athena también... suficiente he tenido con la muerte de Neville y Tom... no quiero que nadie más muera Harry...

- Te prometo que eso no pasará... – sonrió Harry

Kate miraba a Hermione llorar por el dolor que su alma estaba sintiendo en esos momentos. Las lágrimas de su amiga hicieron que Kate empezara a tomar conciencia real de la situación. Ella era la reencarnación de Jhuen, el primer mago del mundo mágico. El mundo mágico había sido creado por él... lo que significaba que Hermond tenía razón, el mundo mágico necesitaba una Resurrección. Kate pensaba en lo que tendría que hacer para lograr que ese proceso se diera.

- Herm... si lo deseas, yo puedo ir en tu lugar al pilar – dijo Harry

- No Harry, es mi deber... mi destino... ahora, como dijo Ron, hay que cumplirlo – sonrió Hermione

- Bien, entonces... ¿Kate?

Hermione y Harry dirigieron las miradas hacia Kate. La chica estaba tomando algunas decisiones en esos momentos, decisiones definitivas que afectarían el curso del mundo mágico.

- Lo siento – sonrió Kate – estaba pensando en... cosas...

- No te preocupes Kate, nosotros también estamos alterados – comentó Harry

- ¿Lista para viajar Hermione? – preguntó Kate

- SI Kate

Kate le entregó la llave del tercer pilar y repitió el proceso que había realizado con Draco y Ron anteriormente. Hermione también desapareció y solo quedaron Harry y Kate.

- Creo que también tendremos que desaparecer – dijo Harry

- Efectivamente Harry – sonrió Kate con un dejo de tristeza en la mirada – hay que desaparecer...

- ¿Te sientes bien Kathelene? – preguntó Harry bastante preocupado por la actitud que desde momentos antes de la partida de Hermione estaba mostrando la reencarnación de Jhuen

- Si Potter, me siento perfectamente... asuntos sin importancia... es tiempo de partir...

La chica tomó la mano de Harry y ambos desaparecieron con dirección a el pilar central, a encarar la lucha que el destino les había preparado.

Draco apareció entre la selva, a unos cuantos metros del pilar. Era una construcción enorme. Una gran pirámide con el símbolo del sol en el centro como si el astro fuera el gobernante del pilar. Con mucha precaución y la varita en la mano, Draco empezó a caminar hacia la pirámide. Era extraño que ningún animal se escuchara... de hecho, no había sonido alguno. El rubio de ojos grises seguía su camino con mucho cuidado. La actitud de los animales le preocupaba, no era normal.

Mientras tanto, dentro del pilar un hombre de cabello blanco miraba fijamente un espejo. En él, la imagen de Draco observando el movimiento cercano al pilar, le hacía sonreír. El mago tomó su varita y caminó hacia la salida de la pirámide. Era hora de darle la bienvenida a quien quiera que se atreviese a llegar hasta su pilar.

Draco había caminado ya hasta la entrada de la pirámide y estaba tratando de averiguar una forma de poder entrar cuando varias de las rocas que edificaban el monumento comenzaron a moverse hasta dejar una puerta. De ahí emergió el mago de cabello blanco y miró fijamente a Draco

- Bienvenido al Pilar del Sol – habló el mago mientras caminaba hasta donde Draco estaba de pie – mi nombre es Idunne y soy el guardián del primer pilar de la Isla de Avalón.

Draco observó con calma al mago. Era mucho más pequeño que él, con el cabello completamente blanco por las canas y una sonrisa maquiavélica que a Draco no terminaba de gustarle.

- Soy Draco – respondió secamente – y vengo a activar el campo de energía de tu pilar

- Veo que llevas la llave al cuello...

- Te pido por favor que me des permiso de activar el campo de energía

- Olvídalo. Nidhogg nos advirtió de su llegada... Jhuen también está aquí, puedo sentir su presencia... ¡¡jamás recuperará el poder de la isla!!... es nuestra...

- Eso significa que...

- Que tendrás que matarme primero si es que pretendes activar la energía del sol. Y te advierto de una buena vez que eso será prácticamente imposible, es una lástima que hayan pasado por tantas penalidades para nada... ninguno de ustedes, saldrá vivo de Avalón... ¡¡Somnus Letalis!!

De la varita de Idunne salió un rayo de luz que iba a impactarse directamente en el cuerpo de Draco. El chico de ojos grises esquivó la luz, pero al hacerlo, cayó al suelo y perdió la varita.

- Es una lástima que quieras alargar tu muerte Draco... no podrás hacer nada en mi contra...

- ¡¡Accio Varita!!

Draco se puso de pie con la varita en la mano. Idunne sonreía aún, confiado en si mismo, sabiendo que era muchísimo más fuerte que el joven mago.

- Es inútil que te resistas... ríndete y te daré una muerte menos dolorosa... ¡¡Jamás lograras vencerme!!

- Eso está por verse... ¡¡Krystallus Homine!!

- ¡¡Aestis Fortem!!

El duelo se dio por iniciado. Mientras Draco atacaba con el hechizo que convertía a los hombres en hielo, Idunne lo repelía con un escudo de fuego. Pronto, el cielo se vió iluminado con luces de todos colores; Draco e Idunne atacaban con toda la fuerza que tenían.

Para el joven mago era mucho más difícil lanzar un ataque efectivo dado que Idunne lanzaba hechizos de magia antigua que él había escuchado solo una vez antes en boca de Kate y no conocía muchos contra-hechizos para poder evadirlos. Idunne sabía de la inexperiencia de Draco y trataba de aprovecharse de ella lo más que pudiera.

- ¡¡Jamás lograrás tocarme ni un solo cabello Malfoy!!

Draco se quedó pasmado, sin movimiento alguno. Idunne sonrió sarcásticamente al ver la reacción de Draco cuando le había hablado por su apellido... aquel legado de su padre que le había traído tantos problemas.

- ¿Cómo demonios....

- El cómo no importa Malfoy, lo importante es que lo sé... y lo que tú no sabes de tu familia es que perteneces a una gran elite de magos tenebrosos... todos a lo largo de la historia del Mundo Mágico han sido el terror de los muggles y magos por igual... y tú deshonras nuestro apellido...

- ¡¡Qué estas diciendo!!

- Nuestro apellido... yo también soy un Malfoy, convocado por Nidhogg para cuidar y proteger la energía de los pilares de Avalón... y tú, aunque seas descendiente mío, por el solo hecho de intentar ponerte en mi contra te espera la peor de todas las muertes imaginables... ¡¡Morthenat!!

- ¡¡Finite Incatatem!!

Los dos chorros de luz chocaron de nuevo en el aire haciendo que miles de chispas de colores volaran por todo el cielo iluminándolo de nuevo. Draco estaba muy cansado, agotado y sorprendido, la confesión de Idunne podría ser solo un distractor, sin embargo, había algo en la mirada de ese viejo mago que le decía a Draco que estaba diciendo la verdad, que él también era un Malfoy. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Draco se colocó en esa posición de arrogancia que lo había caracterizado durante la época en la que había sido miembro de los mortífagos, le sonrió a Idunne y le apuntó con la varita.

- Bien has dicho que eres un Malfoy... y probablemente compartamos el mismo apellido, pero jamás podrás tener lo que yo he conseguido y he aprendido a lo largo de estos años... Yo sé lo que es estar envuelto en la más terrible de las oscuridades, provocadas por un ser terrible, maligno y muy poderoso... Hubo quien me mostró la luz y ahora haré lo que sea necesario para ayudar a cumplir con la misión que nos encomendaron... salvaremos al mundo mágico así tengamos que morir en batalla... Y si, Soy Draco Malfoy... pero al menos tengo corazón... y gracias a él voy a poder vencerte. ¡¡Morthenat!!

- ¡¡Morthenat!!

Los dos chorros de luz negra salieron de las varitas. Draco sabía que Morthenat era el hechizo prohibido, el hechizo que Kate le hizo jurar que nunca utilizaría a menos que fuera necesario, porque era mucho más terrible que el Avada Kedavra porque con Morthenat, antes de morir, en tu mente podías ver a tus más terribles miedos.

Las luces chocaron nuevamente en el aire, pero en lugar de expandirse por todo el cielo como los otros ataques lo habían hecho, las luces quedaron fijas formando una especie de hilo de energía que no podían romper. Draco sintió como las fuerzas empezaban a abandonarle, las piernas le temblaban y sabía que la fuerza de Idunne no se estaba aminorando, al contrario, el viejo mago a cada momento se veía más y más fuerte. Fue entonces cuando Draco escuchó la voz. Era la voz de una mujer, era una voz dulce y que lo invadió de paz y de ternura.

- Mi querido Draco... mi pequeño dragón... jamás te rindas... jamás... lucha por los ideales que persigas... está escrito que tu ayudarás a rescatar al mundo mágico... el destino te esta dando la oportunidad de reivindicarte por todo el dolor y sufrimiento que causaste cuando eras mortífago... demuestra que eres el chico de noble corazón que siempre supe que estaba dentro de ti y de tu corazón... Nunca te rindas... Y recuerda que siempre te estaré cuidando y protegiendo...

La voz de la madre de Draco se desvaneció de su cabeza dejando a Draco con un sentimiento extraño dentro de si. De ese sentimiento fue de donde obtuvo las fuerzas suficientes para repeler el rayo de energía de Idunne. El viejo mago no lo podía creer. En la mirada, Draco ya no mostraba la resignación de saber que Idunne era más fuete que él... ahora, los ojos grises del rubio mostraban determinación y confianza. El rayo de Draco se hizo más y más fuerte hasta que por fin logró darle en el centro del pecho a Idunne. El mago cayó al suelo dando horribles y estremecedores gritos de terror para segundos después, perder la mirada en la nada.

Draco sabía que había ganado y que no tenía mucho tiempo. Tomando fuerzas el amor de su madre, entró corriendo al templo por un corredor frío y húmedo. Al llegar al final del pasillo, encontró un altar al Sol. El centro del altar había una escultura del astro rey que tenía una pequeña abertura, justo para que la llave entrara en ella. Draco colocó la llave, la giró y escuchó un pequeño clic que hizo cimbrar el templo. De la punta de la pirámide correspondiente al primer pilar de Avalón, un rayo de color amarillo se elevó en el cielo.

El chico de ojos grises sabía que su labor estaba hecha, solo faltaba esperar a que Ron, Hermione, Harry y Kate cumplieran con la suya.

Sumamente cansado, Draco se recostó a los pies del altar y cerró los ojos.