El destino de la bruja muggle

El rayo de luz iluminó por completo el cielo de la isla. Entró por la punta de la pirámide y la puerta del pilar central automáticamente se abrió. Harry y Kate se miraron y después de un movimiento afirmativo de Kate, ambos entraron en el templo principal.

Caminaron por un oscuro pasillo lleno de telarañas. Antorchas tan viejas como la misma historia de la humanidad se iban encendiendo a su paso. Kate podía sentir como la energía del templo la llamaba por dentro. Una transformación en su interior se estaba terminando de efectuar justo mientras caminaba por el que alguna vez había sido su hogar, hacía ya muchos miles de años atrás. Harry era completamente ajeno a las reacciones internas que Kate estaba experimentando en ese momento sin embargo el joven mago recordaba perfectamente el templo. Era el mismo con el que había soñado cuando había visto el futuro del mundo mágico. Guiado por una extraña fuerza, Harry guiaba el camino correcto mientras Kate esperaba el momento oportuno para poder actuar. Ya había tomado la decisión.

Después de doblar a la derecha, siguiendo sus corazonadas Harry se detuvo en seco. Kate, que caminaba tras de él con la varita encendida le toco un hombro. Harry giró a verla. Tenía el rostro pálido y solo pudo señalarle hacia el lugar donde había visto. La chica miró y vió que era el final del camino. No había hacia donde continuar y frente a ellos se encontraba el objeto que tenía a Harry tan pálido: un espejo. Kate entendió a la perfección

- Tenemos que continuar... – dijo Kate

- Voy a ver el futuro... si pasamos por ahí, tendré que mirar el futuro... ¿y si no ha cambiado nada a pesar de nuestros esfuerzos?... ¿qué pasará si miro por el espejo y la misma imagen de muerte y destrucción sigue presente?...

- El futuro no cambiará si nosotros no cumplimos con la misión Harry

- Pero Kate... yo...

- En lo único que tenemos que pensar es que el futuro del mundo mágico está aquí – y Kate señaló el triángulo que traía en las manos – recuerda el sacrificio de Neville y Tom... y de toda aquella gente que ha hecho lo posible porque nosotros estemos aquí y ahora, tratando de darle curso a nuestro mundo

- Si regresamos ese triángulo tú morirás.

Kate intentó responder algo pero las palabras se quedaron ahogadas en su boca. Miró a Harry y le sonrió lo más tranquila que pudo.

- Sé en lo que estás pensando... pero no podrás hacerlo Kate, no voy a permitir que mueras...

- Oh! No Harry... yo jamás he pedido tu autorización... voy a hacerlo.

La chica dirigió la varita hacia Harry y murmuró unas palabras desconocidas para él. Antes de que el chico pudiera hacer algo, cayó inconsciente. Kate colocó ambas manos sobre el cuerpo de Harry y pronunció un conjuro.

- Aba aeterno ecce magis ex toto corde annuntiare negrum líberus continuos master

La misma luz dorada que hubo cubierto a los chicos cuando Hermond dividió los poderes del libro Negro en la Atlántida, apareció de nuevo. Sin embargo, en esta ocasión, Kate la estaba atrayendo toda a su ser. La magia del libro negro que Hermond había dado a Harry, ahora estaba con Kate. La chica sufrió cambios físicos. Su cabello se tornó negro al igual que sus ojos. Las marcas de triángulos que tenía en las palmas de las manos brillaban junto con ella. Jhuen había regresado por completo.

Harry abrió los ojos. La luz que Kate despedía era casi cegadora. El mago se puso de pie y la observó por primera vez como Jhuen. Kate le sonrió y Harry notó en ella el cambio no solo físico, sino espiritual. Estaba envuelta en un halo de luz que le proporcionaba paz y tranquilidad a quien la mirase. Harry también se dio cuenta de que Kate no estaba caminando. Flotaba ligeramente a unos cuantos centímetros del suelo.

- Kate.. ¿por qué...

- No es momento de responder preguntas Harry... las respuestas llegarán solas una vez que se haya cumplido con la misión

- Aunque tengas el poder del libro negro por completo, sabes que no te dejaré sacrificarte...

- Es el destino Harry... el mundo mágico necesita una Resurrección. Hermond lo ha dicho durante toda esta jornada de aventuras épicas... yo soy la clave y ambos lo sabemos...

- ¿Por qué no me dejas participar contigo?

- Quien posea la sabiduría escrita en las sagradas páginas del Libro Negro morirá en cuanto se inicie la Resurrección del mundo mágico. No puedo permitir que mueras. Merlín, Mimir, Hermond... los tres grandes magos fundadores de la Hermandad de la Niké ya han muerto

- Pero Kate, Hermond esta...

- Dumbledore, el gran sabio de nuestra época murió hace un año también. Yo moriré ahora que coloque todo como debió quedar desde el inicio de los tiempos... el mundo mágico necesita de alguien que lo guíe... ese es tu destino... no el mío. El mío es darle nueva vida al mundo mágico, tal y como lo hice cuando fue creado hace muchas lunas atrás... Ahora Harry, recuerda, que tu destino está escrito... llegarás a ser el mejor mago de todos los tiempos... mejor que los fundadores de la Hermandad... mejor que Dumbledore... mejor que muchos otros que han dado su vida por establecer la paz en el mundo mágico. Ahora es mi turno. Tu deber es otro. No me obligues a utilizar la fuerza...

Kate sonrió a Harry. Harry sintió un vacío enorme que dejó la impotencia que empezaba a sentir al saber que Kate estaba dispuesta a morir por salvar al mundo que ellos tanto amaban. Kate empezó a moverse había el lugar en donde estaba el espejo. Colocó la mano izquierda reflejando la palma de su mano y pronunció "Opantieh"

El espejo se abrió. Tras de él, apareció por fin la cámara en donde se encontraban los dos pilares que sostenían el equilibrio del mundo mágico. Kate tomó el triángulo con fuerza y avanzó en dirección del pilar en donde faltaba un triángulo. Se colocó frente al pilar y poco a poco lo bajó hasta dejarlo en su lugar.

Un rayo de luz dorada iluminó toda la sala. El impulso lanzó a Kate fuera de la cámara que se cerró por completo una vez que desaparecieron todos los restos de luz creados por la acción de Kate.

Harry corrió hasta donde la chica yacía en el suelo. Kate ya había vuelto a su forma original. La transformación había terminado.

- ¡¡¡¡¡¡Kate!!!!! – gritó Harry con un dolor profundo proveniente desde el fondo de su corazón - ¡¡Kathelene no hagas esto por favor!!

Kate no se movía... no respiraba. En el rostro tenía reflejada la satisfacción de haber terminado con su vida por el bien de la humanidad. Harry insistía y lloraba. Había perdido a mucha gente valiosa en esa lucha... no podía creer que se había ido una de sus amigas. Era demasiado.

- No tienes mucho tiempo Harry

Harry miró tras de él y vio al espíritu de Kate en su forma de Jhuen. Vestía una túnica azul claro, el cabello negro hasta la cintura y las pupilas negras también. La chica le sonreía.

- Te he dicho que no tienes mucho tiempo Harry... yo tampoco. Avalón fue creada conmigo y ahora será destruida también para evitar que el equilibrio vuelva a romperse. Tú tienes que irte. Los chicos, Hermione, Ron y Draco te esperan a la salida del templo. Obviamente no podrán entrar... llévate mi cuerpo y entiérralo junto a Hermond... ¡ese viejo mago me hará sentir bien!...

- Kate... no te vayas... quédate con nosotros... podrás ser un fantasma y...

- Soy más que un fantasma y lo sabes...soy el alma del mundo mágico... estoy y estaré siempre con ustedes. Tengo algo para ti.

Kate juntó las manos en forma de triángulo y de ellas salió un rayo de luz dorada. La luz cubrió a Harry quien sintió la misma sensación que cuando había recibido los poderes del Libro Negro.

- Te regalo los poderes del Sagrado Libro Negro de Magia y Hechicería. Sé que sabrás utilizarlos con sapiencia y valor... ahora será mejor que te vayas. La isla está empezando a cimbrarse y no tarda en desaparecer por completo. Dile a los chicos que estaré bien... y a Josh que lo amé más que a nadie en este mundo... Adiós Harry

El espíritu de Kate se disolvió entre la oscuridad de la cueva. Harry miró al suelo de nuevo y supo que era tiempo de marcharse. Tomó el cuerpo de Kate entre sus brazos y empezó a caminar solemnemente hacía la salida del templo. Justo en esos momentos, tal y como lo había dicho Kate, la tierra empezó a moverse. Era un temblor suave que se estaba convirtiendo en terremoto.

Afuera, Draco, Ron y Hermione se alejaban de las paredes de piedra. El movimiento de la tierra se estaba tornando más terrible. Fragmentos del templo caían sobre de ellos. Draco hizo un escudo protector para que ninguno de los proyectiles fuera a lastimarles. Minutos después, Harry estaba afuera del templo, con lágrimas en los ojos y el cuerpo de Kate en los brazos.

- ¿Harry qué paso? – preguntó Ron

- ¿Kate está...

- No hay tiempo para explicaciones de ningún tipo – interrumpió Harry a Hermione – tenemos que irnos de aquí... la isla desaparecerá en cuestión de minutos.

- ¿Desaparecer? – preguntó Draco en vano debido a que Harry no prestaba atención en esos momentos - de acuerdo, vamos...

Harry no movió la varita... ni mucho menos pronunció un hechizo complicado. Solo los miró y dijo el destino en el que aparecerían

- Atlántida.

Justo en el momento en el que desaparecieron del lugar, como si una fuerza mágica hubiera estado esperando el momento en el que ellos se desvanecieran, la isla de Avalón con todos sus secretos y misterios fue consumida por un agujero negro para no regresar nunca jamás.

Harry y compañía aparecieron en la plaza central de la Atlántida que seguía siendo un desastre total. Ya no había cuerpos, solo quedaban las casas en ruinas como fieles testigos de la batalla más sangrienta que se pudo haber librado en aquella ciudad mágica. Potter colocó el cuerpo de Kate en medio de los restos de la plaza principal, bajo los influjos de un hechizo levitador, en el mismo lugar por donde había desaparecido Slytherin horas antes. Después de eso, miró a los chicos por primera vez después de haber salido de Avalón, dispuesto a resolver las dudas que tuvieran.

Para Ron, Hermione y Draco estaba más que claro, no necesitaban explicación alguna. Hermione se acercó con cuidado hasta donde el cuerpo de Kate flotaba y le examino el rostro. No había duda alguna de que Kate había muerto feliz y satisfecha de haberse sacrificado por el mundo mágico. Hermione no soportó más y comenzó a llorar sobre el cuerpo de su amiga. Era doloroso, a pesar de todo, aceptar que Kate se había ido. Los chicos se acercaron también hasta el cuerpo de la bruja muggle.

- Ha sido mi culpa después de todo – dijo Harry después de haberse librado del terrible nudo en la garganta – yo no hice nada para impedir que muriera... me quitó la magia del libro negro... y luego me hechizo... nada iba a detenerla...

- Entendemos amigo mío – contestó Ron que ahora abrazaba a Hermione que seguía llorando en silencio sin poder decir nada – Kate ya había tomado la decisión... y Hermond nos había advertido que algo así iba a pasar

- ¿Al menos tuvo provecho? – preguntó Draco mirando a el trío maravilla – respondan... ¿la muerte de Kate sirvió para algo?

Los tres se encogieron de hombros. No tenían respuesta a esa pregunta... la única persona que podría decirles si la muerte de Kate, Neville y Tom, además del sacrificio de todos los magos que habían puesto de su parte para que el mundo mágico no pereciera, era Athena. La pequeña pelirroja de ojos verdes.

- Tendremos que averiguarlo – señaló Harry – hay que ir a buscarlas

- Y ver como sigue Hermond... – dijo por fin Hermione

Harry miró a los chicos de nuevo. Tenía presentes las palabras de Kate "...No puedo permitir que mueras. Merlín, Mimir, Hermond... los tres grandes magos fundadores de la Hermandad de la Niké ya han muerto..." Eso solo podía significar que Hermond también había muerto ya... no sabía como lo iban a tomar Hermione, Draco y Ron.

- Hay algo que tienen que saber antes de que vayamos a buscar a Ginny y Athena – dijo Harry muy solemne – Kate me dijo antes de morir que los tres grandes magos fundadores de la Hermandad de la Niké ya habían muerto... lo que quiero decir es...

- ¿Hermond murió también? – preguntó Draco

- Pero Hermond estaba vivo después de la lucha con Salazar – dijo Hermione

- Creo que las heridas de Hermond le costaron la vida... – señaló Ron

- No... no puedo creerlo... Hermond no puede estar muerto... él no... ¿quién va a guiar al mundo mágico ahora? – preguntó Hermione incrédula

- Solo hay una forma de verificarlo... pero primero... – Harry sacó la varita y señaló hacia el cuerpo de Kate – ¡¡Krystallus Fortem!!

Sobre el cuerpo de Kate se formó un escudo de luz que la protegería de todo. Harry empezó a caminar hacia una calle cerca de donde se encontraban. Iban en búsqueda de Athena.

Athena lloraba en silencio. Ginny la tenía entre sus brazos y lloraba ella también. Estaban sentadas en el suelo, al pie de la cama en donde descansaba el cuerpo de Hermond ya sin vida. Las palabras de consuelo con las que Ginny había intentado calmar el dolor de Athena ya no eran suficientes ni para ella. Las chicas sufrían por la pérdida de uno de los mejores magos de todo el reino mágico.

Ginny escuchó pasos entre los escombros y miró hacia la puerta de entrada a la habitación de la que no se habían movido desde el deceso de Hermond minutos antes. La chica trató de calmar su llanto en cuanto vio los ojos verdes esmeralda del hombre que tanto amaba, sin embargo, no pudo resistir ser valiente por mucho tiempo... y se dejó dominar por las emociones.

- ¿Se encuentran bien? – preguntó Draco

Athena miró hacia la puerta y vio a Harry, Hermione, Ron y Draco. La pequeña tampoco pudo resistirlo y corrió a los brazos de su padre

- ¡¡Lo siento Harry!! – lloraba Athena – no pude hacer nada... yo ... yo no quería que esto pasara, lo juro... las cosas no tenían que ser así...

- Tranquila Athena... nada ocurre por casualidad... Hermond tenía que morir porque así era su destino – dijo Harry abrazando a Athena

- No era su destino... yo no pude hacer nada para salvarle... ¡¡No sirvo para nada!! – exclamó Ginny dejando salir todo el dolor que tenía en el alma.

Harry soltó a Athena y le dio un beso en la frente. Athena fue a refugiarse en los brazos de Draco en donde lloraba en silencio viendo la impotencia que sentía su madre. Harry se acercó hasta donde Ginny seguía en el suelo y la abrazo.

- No Gin... no ha sido tu culpa... ni culpa de nadie... sé que has de haber hecho todo lo que estuvo en tus manos, pero como le dije a Athena, también la muerte de Hermond era necesaria para salvar al mundo.

- ¿También Hermond? – preguntó Ginny mirando a Harry – ¿A qué te refieres Harry?

- ¿Dónde está Kate?.

Hermione se escondió en los brazos de Ron mientras él bajaba la mirada. Draco abrazó más fuerte a Athena que esperaba una respuesta a su pregunta

- Harry – dijo la pequeña con un hueco en el estómago temiendo la respuesta – Harry... dime en dónde está Kate...

Harry ayudó a Ginny a ponerse de pie. Luego tomó un poco de aire y miró el rostro de Hermond. Parecía que dormía. Tenía la misma sonrisa de satisfacción que Kate dibujada.

- Harry... responde por favor – pidió Ginny

- Kate, así como todos nosotros, cumplió con la misión que se le había encomendado desde el momento de su nacimiento. Ella tomó las riendas de su destino. Kate sacrificó su vida por el bienestar del mundo mágico

- ¡¡NO ES VERDAD!! – gritó Athena mientras más lágrimas le salían sin previo aviso de los ojos - ¡¡no es verdad!!... dime que no es verdad Harry...

- Si Harry lo ha dicho es porque es verdad Athena – respondió Ginny que lloraba sin poderse contener – Kate tiene que estar...

- ¡¡NO!!... – gritó Athena y se refugió en los brazos de Draco sin poder dejar de llorar - ¡¡Kate no!!... ¡¡que esto sea un sueño... una mala pesadilla!!

- Lamentablemente no lo es Athena – le susurró Draco al oído – nosotros tampoco podíamos creerlo... pero así es... y no tenemos más que resignarnos y aceptar la verdad. Kate está muerta y no podremos hacer nada por regresarla con nosotros.

Un silencio pesado se produjo después de que Draco se cayó. Los seis lloraban. Era terrible... Kate y Hermond habían muerto... y nada ni nadie en el mundo mágico los podría regresar a la vida.

Una vez que se calmaron un poco, Harry realizó el mismo hechizo levitador que con el cuerpo de Kate y condujo el cuerpo de Hermond hasta el cuerpo de Kate. Athena lloró al verla y Ginny confirmó lo que Hermione le había dicho: Kate había muerto feliz de haberse sacrificado por el mundo que tanto amaba.

Una vez juntos los dos cuerpos, los chicos miraron a Harry. El ojiverde tenía la vista fija en ambos cuerpos que flotaban juntos. Sabia que la decisión era ahora de él.

- Lo mejor será que los sepultemos junto a Neville y Tom. Los cuatro lo hubieran querido así.

Harry sacó la varita y los cuerpos empezaron a moverse. Los seis magos caminaron tras de ellos hasta que llegaron al lugar en donde Ginny y Athena habían sepultado a Neville y Tom. Draco y Ron se encargaron de hacer las fosas con ayuda de las varitas mágicas. Las chicas solo observaban con el corazón hecho pedazos. Una vez terminado, Harry colocó ambos cuerpos en su lugar y entre los tres terminaron el trabajo. Sobre las dos nuevas tumbar, Hermione lanzó un hechizo para que salieran flores de Fénix, una extraña flor de fuego que solo crecía en pueblos mágicos con un Suttonfolk y Atlántida. Era la flor favorita de Kate.

Los seis regresaron más cansados a la ciudad, a la casa en donde Ginny y Athena habían instalado el hospital provisional. Su misión aún no estaba inconclusa, había muchas cosas que terminar.

Mientras todos revisaban a los enfermos para ver la forma mágica en la que podrían ayudarlos, una voz hizo que todos miraran hacia la puerta de entrada de esa habitación.

- Sabía que habían regresado... los escuché hablar... supongo que les fue bien porque todos están completos... ¿Dónde esta mi brujita?

Josh estaba en la puerta, con algunos vendajes y sonriendo como era su costumbre. Buscaba entre todos a Kate.

- ¿En dónde está Kate? – preguntó nuevamente Josh

Harry y Ron salieron de la habitación con Josh. Las chicas no iban a soportar darle la noticia. Draco salió un par de minutos después para ver cómo lo había tomado Josh y tratar de ayudar a los chicos.

Josh estaba sentado en una silla mirando al suelo. Lloraba en silencio. Harry y Ron lo miraban. Draco los contemplaba desde lejos y luego se acercó a donde estaban Harry y Ron. Potter tomó un poco de aire y continuó.

- Me dio un último mensaje para ti. Me pidió que te dijera que siempre te iba a amar... Realmente lo lamento Josh... créeme, hicimos lo que estuvo en nuestras manos.

- Lo sé Harry – dijo por fin Josh mirando a los chicos – sé que hicieron lo que creyeron conveniente... ella también y Hermond. Era su destino y tenían que cumplirlo... es solo que.. no deja de doler...

- Y la herida no se cerrará en mucho tiempo Josh – comentó Draco – pero tenemos que ser fuertes y continuar con nuestras vidas... Kate nos dio la oportunidad de un mundo mejor... y no vamos a desaprovecharla. Kate no nos lo perdonaría...

- Entiendo Draco... ¿Ya lo sabe Jack?

Los chicos se miraron y negaron con las cabezas. Josh pidió permiso de decírselo y Harry aceptó. Minutos después, Josh y Jack lloraban juntos en la cama en donde Jack estaba leyendo un libro de magia. Para el pequeño Jack, era como perder a la madre que Skeeter le había quitado... ahora perdía una madre más...

- ¿Mi destino es no tener mamá?- preguntó Jack entre sollozos - ¿Jamás podré tener una madre?...

- Encontraremos una madre para ti Jack – decía Josh tratando de contener el llanto - además, te puedes quedar conmigo...

- ¿Y Hermond también se murió?

- Sus heridas eran muy graves pequeño... más difíciles de curara que las nuestras... Hermond ya era grande de edad, no se curó como nosotros.

- ¿Dónde vamos a vivir Josh?

- En casa de Kate, en la casa en donde estábamos antes de embarcarnos en esta nueva aventura...

- Voy a extrañarlos Josh...

- Yo también Jack.

A la mañana siguiente, Josh y Jack caminaron hasta el lugar en donde habían sepultado los cuerpos de los cuatro magos. Durante un rato, estuvieron guardando silencio en respeto a quienes tanto amaban y habían caído en la batalla. Luego, Jack oró por las almas de los cuatro. Al terminar, Jack miró a Josh con duda en los ojos.

- ¿Por qué no tienen lápida?

Josh se encogió de hombros. Jack sacó la varita mágica y apareció tres lápidas con los nombres de Neville Longbottom, Thomas Hunt y Hermond. Luego miró a Josh de nuevo

- ¿Qué le pongo a la de Kate? – preguntó Jack

- Lo que creas conveniente pequeño.

Jack sonrió débilmente y apuntó la varita a donde estaba la piedra que sería destinada para la lápida de Kate. En ella, con magia, Jack escribió.

"Por el Destino del Mundo Mágico... En Honor a Kathelene Britter, La bruja muggle"

Después de visitar las tumbas de los caídos, Josh y Jack regresaron a la cuidad. La misión aún no había sido confirmada. Athena tenía que viajar al futuro para comprobar si se había logrado el propósito y la Atlántida tenía que ser reconstruida... tenían muchas cosas que hacer por delante.