La Resurrección del Mundo Mágico

Pequeñas gotas de lluvia empezaron a caer sobre la destruida cuidad de la Atlántida. Los sobrevivientes de la Hermandad de la Niké trabajaban arduo con los enfermos y heridos que Ginny y Athena habían recuperado de entre los escombros.

Harry miraba por la ventana con los ojos fijos hacia la plaza principal. En su cabeza, cada segundo de la batalla vivida el día anterior en contra de Salazar Slytherin era revivido. El dolor por la muerte de sus amigos también. Harry miró sus manos. No había nada extraordinario en ellas, nada que le dijera que ahora él tenia el poder del libro negro corriendo en sus venas.

Ginny charlaba con Athena. La joven bruja se preparaba para su viaje al futuro. En el hospital improvisado que los chicos habían instalado en la casa más grande de la cuidad, se podía sentir un ambiente bastante tenso respecto a ese viaje. No sabían si las cosas resultarían tal y como hubieran deseado que salieran.

Draco se preguntaba una y otra vez mientras llevaba medicamentos de una sala a otra si la muerte de tanta gente y el sufrimiento de los demás realmente había valido la pena. La única persona que podría saberlo era Athena. Y la joven pelirroja estaba conciente de eso.

Athena podía sentir la presión sobre sus hombros. ¿Y si las cosas no habían salido bien?... ¿si algún factor externo a lo que los chicos pensaban afectó el curso del tiempo y en el futuro las cosas estaban peor?... ¿Si la muerte de todos sus amigos en su tiempo y de sus amigos en el pasado no había servido de nada?... Athena estaba empezando a maquilar un plan extra, en el caso de que las cosas siguieran igual o peor en su tiempo. Aunque ansiaba con todas las fuerzas de su corazón que las muertes hubieran servido de algo.

Ron y Hermione habían estado toda la mañana con Jack, tratando de hacerlo sentir mucho mejor después de las muertes de quienes amaba tanto. Josh caminaba por la cuidad destruida, tratando de encontrar un poco de consuelo para su corazón.

Las cosas para los miembros de la hermandad no estaban resultado fáciles. Sobre todo, el viaje al futuro.

A las 5 de la tarde todos estaban expectantes. Era la hora planeada para el viaje de Athena. La hora de conocer si todos sus esfuerzos habían contribuido a la resurrección del mundo mágico estaba por llegar.

Todos se encontraban frente a los restos de la explanada principal de la Atlántida. Athena sacó la varita, luego miró a todos sus amigos y sonrió. Esa sonrisa les dio un poco de seguridad que necesitaban. La pequeña Potter esperaba que todo en su tiempo estuviera en condiciones óptimas, que la maldad que acechaba su presente y futuro ya hubiese desaparecido. Con el corazón lleno de incertidumbre, Athena realizó un movimiento mas: de entre sus ropas sacó una cadena con un giratiempo muy parecido a los que la hermandad habían utilizado para realizar sus viajes. La chica le dio un par de vueltas y pronunció.

- ¡¡A mi tiempo!!

Ver desaparecer a alguien no era lo mismo que desvanecerse en el tiempo. Harry vio como una luz naranja cubría a Athena y simplemente desapareció. Jack caminó unos cuantos pasos hasta el lugar en donde Athena había desaparecido y lo examinó con cuidado.

- Vamos Jack – dijo Hermione – es tiempo de irnos pequeño, aún tenemos mucho trabajo por hacer.

Jack corrió y tomó la mano de Hermione. Ron se les unió y empezaron a caminar los tres hacia el corredor que los llevaba al hospital. Josh, Ginny y Harry hicieron lo mismo. Solo Draco esperó un momento más. Necesitaba hablar estar a solas.

- Fue una imprudencia de mi parte – comenzó Draco a hablarle al viento – jamás debí habérmelo permitido. Pero... es que se parece tanto a su madre... la misma bondad reflejada en los ojos, la misma determinación, el mismo cabello. Tal vez ni su madre se haya dado cuenta de quien era en verdad Athena. Y sin embargo yo lo noté y tal vez fue el parecido con Ginny lo que me hizo enamorarme de la hija de Harry, de Athena Potter

- ¿Mi qué?

Draco giró al escuchar la voz que provenía detrás de él. Harry lo miraba incrédulo. En sus ojos esmeralda, Draco pudo leer que necesitaba una respuesta.

- ¿Dijiste que Athena era mi que?

- Tu hija Harry – respondió Draco resignado – Athena es tu hija

- ¿Cómo puedes asegurarlo?

- Potter, hay que ser realmente ciegos para no notarlo. Es idéntica a Ginny cuando tenía su edad

- El hecho de que sea idéntica a Ginny no significa que sea mi hija – dijo Harry con un poco de amargura provocada de tan solo pensar que Ginny no fuera a ser su esposa en el futuro

- ¿Y el color de los ojos? Athena tiene tu mismo color de ojos y es igual de necia, arrogante y orgullosa que tú. Una seña característica de los Potter. Ah! y no olvides a Slytherin que tuvo la gentileza de revelarlo durante la batalla.

- Ahora entiendo el extraño cariño que sentía por ella, no era normal... pero no me atrevía a creer que fuera cierto

- Pues lo es y de seguro Kate lo sabía

- Es probable – Harry se quedó callado por unos segundos y luego miró a Draco sonriendo maliciosamente – Así que te enamoraste de una Potter

- Tal vez del recuerdo de Ginny...

- Pero ella también es una Potter...

Draco miró divertido a Harry en quien se podía percibir, ahora, cierto aire de orgullo paterno e inmensa felicidad. El ojiverde sonrió a Draco y le hizo una seña para que empezaran a caminar rumbo al hospital.

Athena abrió los ojos. Miró a su alrededor y no encontró mucho que le fuera familiar. La cuidad tenía mucho parecido a la antigua Atlántida de Hermond antes de ser completamente destruida por Slytherin. Aferró con fuerza la varita que tenía en la mano y empezó a caminar hacia al bosque que tenía a unos cuantos pasos frente a ella. Un sonido extraño proveniente del bosque la hizo detenerse y apuntar la varita hacia el lugar de donde se originaba el sonido

- ¡Expeliarmo!

Un chorro de luz salió desde uno de los arbustos intentando desarmar a Athena quien, después de haber luchado con mortífagos de muchas épocas del tiempo, mantuvo la varita firme en la mano. Athena miró fijamente hacia el lugar y apuntó la varita de nuevo hacia el punto donde había salido el chorro de luz

- ¡Expeli...

- ¡Espera Potter!

Athena bajó la varita creyendo reconocer la voz. De entre los arbustos salió una cabeza con el cabello color castaño y rizado y sonrió a Athena.

- Veo que lo que decía el profesor Draco es verdad, regresaste más fuerte y eso que te fuiste hace un par de minutos

- ¿Profesor Draco? ¿Par de minutos? ¿A qué te refieres Weasley?

Un chico de la misma edad de Athena emergió del arbusto en el que se encontraba escondido. Era mucho más alto que ella, delgado y musculoso gracias a las prácticas de algún deporte, con pecas en el rostro, ojos azules y el cabello castaño.

- Vamos Athena, debes saber perfectamente a qué me refiero

- No tengo ni la más remota idea Roger. ¿en dónde estamos?

- En la Atlántida. Mi tío dijo que probablemente no la reconocerías. Es más, tengo que avisar que te he encontrado

- ¿Qué?

Roger hizo caso omiso a la última pregunta realizada por Athena y con la varita sacó unas cuantas chispas de colores que iluminaron el cielo. Segundos después de esta acción, varios magos jóvenes aparecieron en el lugar.

- Bienvenida a tu presente Athena

La chica giró lentamente hasta que un par de ojos grises se encontraron frente a ella. Draco Malfoy le sonreía. Athena sonrió al verlo, aunque un poco más viejo, cosa que no le importaba mucho.

- ¡¡Draco!! – exclamó Athena y corrió a abrazarlo. Draco la abrazó también y le dio un beso en la frente

- Te vez exactamente igual a la última vez que te vi

- ¡¡Pero si nos vimos hace un par de segundos!!

- No olvides que has viajado por el tiempo a 16 años de la batalla con Slytherin

- ¿Entonces es cierto?, ¿Estuviste ahí? – preguntó Roger intrigado

- Si joven Weasley – respondió Draco – Athena estuvo ahí y viajo conmigo al pasado

- Así que todo lo que nos ha dicho profesor es cierto – dijo Roger

- Efectivamente Roger

- ¿Cuándo se los dijiste Draco? – preguntó Athena que no estaba entendiendo mucho de la conversación

- Durante las clases en el colegio Hogwarts Athena – respondió Draco – tú no lo recuerdas porque se modificó nuestro pasado y por tanto tu presente. Hay cosas que te parecerán extrañas, hay cosas que cuando te fuiste no existían pero ahora las hay... es complicado, pero poco a poco te acostumbrarás.

- ¿Significa que las cosas salieron bien, verdad? – preguntó de nuevo Athena

- Salieron mejor de lo que esperábamos Athena

Una voz más intervino en la conversación. Athena miró rápidamente al lugar de donde provenía la voz y se encontró con sus padres. Harry y Ginny contemplaban a su pequeña hija que había vuelto de una misión sumamente peligrosa

- ¡¡Mamá!!, ¡¡Papá!! ¡¡están bien!!

Athena corrió a los brazos de su padre y luego a los de su madre. Era tan reconfortante poder llamarles mamá y papá y ver que a pesar del tiempo, sus rostros eran casi los mismos que hacía ya 16 años. Harry y Ginny abrazaron lo más fuerte que pudieron a su pequeña.

- Lo hiciste muy bien Athena – dijo Harry mirando con orgullo a Athena – Realmente bien. Gracias a tu intervención esa noche el mundo mágico se salvó. Estamos todos a salvo.

- No todos papá – respondió Athena con lágrimas en los ojos y luego sostuvo el amuleto que la Kate del futuro le había regalado antes de partir al pasado – Tía Kate no está... se fue y no pude hacer nada para impedirlo.

Athena se abrazó de Ginny y empezó a llorar desconsolada. Entre los brazos de su madre, Athena lloró todo lo que no había podido llorar en el pasado. La muerte de Kate la había dolido en lo más profundo del alma, pero no pudo demostrarlo en el pasado dado que los miembros de la hermandad de la Niké de ese tiempo no comprenderían la clase de amor que Athena sentía por Kate. La chica cayó rendida, inconsciente. Harry la tomó entre sus brazos y la llevó a la casa de la familia Potter en la Atlántida.

- Creo que ha sido demasiado para ella – comentó Ginny – espero que mi niña se ponga bien

- No te preocupes Gin, Athena es fuerte y todos nosotros lo sabemos de sobra. Ella se pondrá bien – respondió Draco.

Dos días después, Athena abrió los ojos. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en su habitación. Probablemente todo habría sido un sueño, probablemente Kate estaría viva y toda la pesadilla que había vivido desde que apareció la maldad y los mortífagos había sido un terrible sueño, producto de su ilimitada imaginación. Intentó ponerse en pie, pero sus piernas no le respondían. Se sentía débil, se sentía cansada. Era como si una gran piedra hubiera caído sobre ella. De pronto escuchó pasos que se acercaban a su habitación. Imaginando que sería Kate, Athena se quedó sentada en la cama esperando que su tía abriera la puerta.

- Ah!! Veo que ya estás despierta – sonrió un joven que entraba a la habitación.

El chico era rubio, parecido a Draco pero con los ojos azules. Athena hacía esfuerzo por reconocerlo. Algo dentro de ella le decía que lo conocía y que lo conocía muy bien. Después de dejar la bandeja donde traía el desayuno para Athena, el chico se acercó hasta la cama y le sonrió. Athena forzaba su mente ahora más que nunca, quería saber quién era él. Tendría unos 26 años, probablemente era amigo de sus padres y de ahí lo recordaba

- Veo que no me recuerdas, bueno, después de todo cuando te fuiste no tendría más de 10 años – sonrió el chico

- ¿10 años? – preguntó Athena un tanto sorprendida

- Si, 10 años Athena, ahora el mayor soy yo.

- No puede ser... ¿Jack?

- ¡¡Correcto!!, te acabas de ganar un rico desayuno.

- Pero... pero cuando me fui al pasado tú... bueno, no estabas en el mundo mágico.

- Pero las cosas cambiaron gracias a ti.

- ¿Eso significa que es verdad?, ¿qué todo lo que he visto es verdad?

- Todo

- Incluso Kate...

- Sí, también ella.

Athena suspiró resignada y sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo. Jack se sentó sobre la cama y le tomó una mano.

- Eso significa que Kate está muerta – dijo Athena

- Kate nos dio una segunda oportunidad. Tomó su vida y la transformó en paz y esperanza para el mundo mágico. Ella no está muerta, vive en cada una planta y animal del mundo mágico; en cada roca, en cada montaña, en cada río... en las almas de cada uno de los magos que vivimos gracias a ella y sobre todo, está aquí en nuestros corazones. Ella no se fue, ella no está muerta.

- ¿Ya despertó?

Una cabeza roja que ella conocía muy bien se asomó por la puerta de entrada de la habitación de Athena. Otro chico más entró a la habitación con un par de ranas de chocolate en la mano.

- Hola Roger – saludó Jack – pasa, y hazle compañía a esta dulce señorita, yo ya estaba por irme. Hay junta de la hermandad y no puedo faltar. Trata de descansar Athena, come algo y nos vamos al rato.

Jack salió de la habitación no sin antes alborotarle el ya difícil de peinar cabello de Roger, cualidad que había heredado del cabello de su madre, Hermione Granger.

- Ahora que ya despertaste – comenzó su primo – quiero que me lo cuentes todo con lujo de detalle.

- No hay mucho que quiera recordar. Estuve en batallas muy cruentas, vi morir a mucha gente, y no pude hacer nada para que la tía Kate siguiera con vida.

- La tía Kate – suspiró Roger - ¿quieres dar un paseo Athena?

Athena y Roger salieron de la casa de los Potter. Con mucho cuidado, debido a que Athena seguía débil, los chicos iniciaron el paseo por la cuidad. Athena la recordaba distinta. No era la misma Atlántida de Hermond, ni mucho menos era la cuidad destrozada que Salazar había invadido. Era simplemente majestuosa. Las calles, las casas y cada una de las construcciones estaban hechas con mármol color arena. La gente vestía ropa muggle o las túnicas clásicas de los magos. Había jardines de plantas exóticas que solo Neville le hubiera podido decir la clase a la que correspondían. Una punzada de dolor le atravesó el pecho. Tampoco estaban Neville y Tom. Las cosas si que serían distintas de ahora en adelante.

- ¿Quién reconstruyó la cuidad? – preguntó Athena

- Sabes, esto es extraño, es como si tuviera que llenar de recuerdos tu cabeza, como su hubieras perdido la memoria.

- Las cosas han cambiado desde que me fui.

- Nosotros no recordamos nada de lo que era tu presente, para nosotros no existe.

- ¿Entonces a donde pertenezco?

- Aquí, con nosotros. Sigues siendo Athena Potter y yo sigo siendo Roger Weasley. Los dos vamos a iniciar nuestro último curso en Hogwarts que ahora es dirigido por mi madre. El profesor Draco enseña Pociones y tío Harry Defensa contra las Artes Oscuras. Tía Ginny trabaja en el ministerio al igual que mi papá, todos los tíos y demás miembros de la dinastía Weasley. Jack enseña Quidditch y juega para el equipo de la Atlántida que fueron campeones del Mundo Mágico en el último mundial de quidditch.

- ¿Y qué pasó con Josh?

- ¿Quién?

- Josh, Joshua Price, el amigo de la tía Kate.

- Ah!... er... bueno... eso es algo de lo que no sé mucho

- Dime lo que sepas.

- Bueno... según me ha dicho mi mamá y tía Gin, después de que te fuiste Josh pasó días terribles. Ahora vive con los muggles.

- ¿Y viene a visitarnos?

- No, no sabe quienes somos, ni sabe que existimos. Pero nosotros si podemos verlo. A decir verdad son mi papá y tío Harry los que van a visitarlo de vez en cuando.

- ¿Y pueden hablar con él?

- No lo sé. No hablamos mucho al respecto.

Después de caminar por un buen rato, Athena pidió a Roger que lo llevara al lugar en donde habían quedado sepultados los cuerpos de Neville, Tom, Hermond y Kate. En el lugar en donde Jack hizo aparecer las lápidas, había un hermoso jardín de flores de Fénix. Athena recordó, como si hubiese sido ayer, cuando Hermione había hecho aparecer las flores.

- Yo vi esas flores nacer – dijo Athena con tristeza

- Y nosotros las hemos cuidado desde que éramos pequeños.

- Me hubiera gustado que la conocieras como yo la conocí. Tenía 20 años, era muy graciosa y ocurrente. Se llevaba bien con los tíos George y Fred.

- Hay muchas leyendas sobre ella, leyendas que la mantienen con vida en la memoria de los habitantes del mundo mágico. Toda la hermandad de la Niké y hasta tú son una leyenda, pero sabes, el mejor tributo que le rendimos a Kate es este, míralo por ti misma.

Athena miró hacia donde Roger le señalaba. La vista de la cuidad era hermosísima. El trabajo que había hecho Harry con la reconstrucción de la Atlántida era formidable. Sin embargo, aunque la labor la había realizado su padre, había algo de Kate en la cuidad, de hecho, si se ponía a observarlo todo con detenimiento, había algo de Kate en todo. Athena sonrió por primera vez desde que había llegado del pasado.

- Todo el mundo mágico es el tributo a Kate – dijo Roger

- Ya lo entiendo. Ahora lo entiendo. Vamos a regresar Roger, necesito hacer una cosa más.

Los chicos regresaron a la casa de la familia Potter. Ginny ya los estaba esperando con una enorme sonrisa en el rostro y su sorpresa fue mucho mayor cuando vio el cambio de actitud en Athena. Después de comer en familia, Athena dijo a todos que le faltaba algo más por hacer. Los chicos lo sabían y lo entendían. Tenía que regresar al pasado. Athena tomó el giratiempo y pronunció fuerte

- ¡¡Dos minutos después de que partí en la Atlántida del pasado!!

Harry y Draco se alejaban caminando con rumbo al hospital improvisado en la destruida Atlántida. Ambos se veían tranquilos, aunque Draco estaba un poco más triste de lo que quería y pretendía estarlo.

- ¡¡Harry, Draco!!

Al escuchar el llamado, los dos chicos voltearon y miraron a Athena corriendo hacia ellos. Asustados por ver correr a la chica de ese modo, los dos corrieron a su encuentro.

- ¡¡Qué bueno que aún los alcanzo!! – exclamó Athena sonriendo – no es que no quiera ver a los demás, pero me sería muy difícil despedirme de nuevo.

- ¿Qué pasa Athena? – preguntó Harry un tanto preocupado

- ¿Las cosas salieron bien? – preguntó Draco

- No puedo decir que no es extraño porque muchas de las cosas que yo conocía como mi mundo ya no existen, pero las cosas en su futuro están muy bien.

- Eso me hace respira tranquilo – sonrió Harry

- Yo... bueno, solo venía a decirles que triunfamos y que el sacrificio de Tom, Neville, Hermond, Kate y de todos aquellos que murieron por el bienestar del mundo mágico no fue en vano. Todos nosotros les estamos muy agradecidos.

- No hay nada que agradecer pequeña – sonrió Harry y luego miró a Draco que se había quedado callado observando detenidamente a Athena – Er... tengo algo que hacer. Me despido de ti Athena, cuídate mucho y nos vemos en el futuro.

- Hasta pronto Harry

Harry se alejó dejando a Draco y Athena solos. Ambos no sabían que decir. El rubio de ojos grises miraba detenidamente a los ojos a Athena quien lo miraba también.

- Tú ya existes en mi futuro Draco

- Desgraciadamente soy más grande que tú.

- ¡¡Eso no se nota mucho!! – sonrió Athena

- Athena yo...

Draco no pudo terminar la oración. Athena se había acercado a él y lo había callado con un beso. Draco se sentía en la gloria y lo correspondió lo mejor que pudo.

- Nos vemos en el futuro Draco... aunque tengas 20 años más que yo.

- Nos vemos en el futuro Athena.

Athena tomó su giratiempo y le dio un par de vueltas para luego desaparecer. Draco Malfoy se dio la vuelta y caminó con rumbo al hospital.

- Hey!! Te tardaste con Athena – sonrió maquiavélicamente Harry cuando lo encontró a la entrada del hospital.

- Eso no es asunto tuyo Potter

- Es mi hija y me incumbe.

- No será tu hija hasta que te cases con Ginny.

- Eso no será problema.

Los chicos llegaron al hospital en donde ayudaron a todos los demás con el cuidado de los enfermos y la reconstrucción de la cuidad. Harry había dicho que el primer paso para darle un nuevo sentido al mundo mágico era reconstruir todo aquello que la maldad había tomado de su lado.

- Lo haremos juntos – dijo Harry a toda la hermandad de la Niké – juntos reconstruiremos la cuidad y la haremos la más hermosa de todo el mundo mágico. Solamente así conmemoraremos el sacrificio de todos los caídos. El mundo mágico tendrá la resurrección por la que luchamos. Y aprovecharemos esta segunda oportunidad de vivir...