Holas y que gusto tenerlos de nuevo aqui... :

     Espero que continúen leyendo esta historia que realmente está de  locura... y por favor, déjenme sus comentarios.... no se Olviden de leer "Los Sueños de un Dragón" otro fanfic que muchas quieren que continue.. así que si no lo han leido, que esperan, vayan ya...

Andrea

Un encuentro necesario

Habían pasado apenas tres días desde que Kate se había enterado de su origen.   No le había contado nada a Walter de ese extraño sueño que tenía desde entonces; de  aquel chico  que se aparecía en él con el nombre de Harry Potter y que tanto la protegía.   Kate pasaba todo el día ocupada aprendiendo hechizos, pociones, conjuros, adivinación, propiedades de las plantas, defensa contra las artes oscuras y todo aquello que Walter le enseñaba.   Junto a ella, aprendiendo también, estaba Jos que, aunque era un muggle, hacía todo lo posible por aprender y se sorprendía al igual que Walter, de lo rápido que aprendía Kate sobre magia.

Una tarde, mientras Kate practicaba con algunas arañas las maldiciones imperdonables,  una rata pasó cerca de la puerta del sótano en donde practicaban todos los días.

- ¡Crucio! – gritó Kate, mientras la araña se retorcía de dolor – mira Walter, creo que ya lo logré, aunque sigo sin entender por qué tengo que aprender estas maldiciones que tanto mal hacen a la gente.

- Porque si vas a enfrentarte a los mortífagos, es necesario que sepas como defenderte, no quiero que  vayan a lastimarte – respondió Walter.

- No te preocupes Walter, yo la cuido – dijo Jos – si tuviera también una varita mágica, sería capaz de hacer todos los hechizos que tú y Kate hacen, pero no me la dan.

- Entiende que no eres mago Josua, no podemos dártela – dijo Walter – si así ya me estoy arriesgando demasiado permitiéndote estar presente en el entrenamiento.

- Si, ya entendí Walter, guardo silencio y no digo nada más, sólo observo – dijo Jos un poco decepcionado.

- Oye Walter, ¿Podría practicar la maldición Imperius con Josua?, tal vez él si me obedezca – dijo Kate sonriendo.

- Gracias por la ayuda Kate, de verdad que la necesito – sonrió a su vez Jos.

- No lo creo necesario Kate, ya dominas las tres maldiciones a la perfección, aunque necesitarás más poder si intentas lanzarla a otro mago –dijo Walter – mejor hablemos un poco de la magia y los lugares mágicos

Walter, Kate y Josua tomaron asiento en el piso del sótano, los dos últimos escucharon con atención todo lo que Walter les contaba.    En esa ocasión, Walter les habló sobre el único lugar en donde solamente vivían magos y brujos, al único pueblo netamente mágico del Reino Unido.   Hogsmeade.

Walter les habló sobre todo lo que había en Hogsmeade: desde la famosísima "casa de los gritos", hasta la tienda de bromas de Zonko.    Walter les explicó como llegar hasta allá, las rutas secretas y las contraseñas para entrar a Hogsmeade.   También le explico 12 veces seguidas a Jos, por qué no podría ver absolutamente nada del pueblo ni mucho menos del castillo de Hogwarts. Jos se quedó tan desilusionado que estaba a punto de irse cuando inició la charla sobre la famosa escuela de magia y hechicería de Gran Bretaña.   

Kate estaba recordando junto con Walter todo lo que había aprendido sobre el mundo mágico en los últimos días: desde el nombre del actual ministro de magia, hasta las tres maldiciones imperdonables.   Y mientras Jos sonreía al ver que con éxito, Kate había logrado hacer las tres maldiciones, Walter se levantó de pronto de su lugar e indicó con una seña a los chicos que guardaran silencio.    Walter se dirigió hacia  un rincón del sótano, al lado derecho de las escaleras y lanzó la maldición Imperius.   Enseguida, del oscuro rincón, salió un hombre pequeño, viejo y gordo; no tenía cabello en la cabeza y obedecía a todo lo que Walter le decía.   Kate y Jos se quedaron asombrados, porque ellos no habían escuchado nada y se acercaron con cuidado hasta donde estaba Walter con el hombre.    Walter le ordenó  que se sentara en el suelo y le dijera quien lo había mandado hasta ese lugar, sin embargo, un chorro de luz amarilla rompió el maleficio y mandó a volar a Walter hasta el otro lado de la habitación.   Jos y Kate miraron hasta el lugar de donde había provenido el nuevo chorro de luz y vieron salir a dos personas, un hombre y una mujer, ya grandes de edad.   El hombre era alto y fornido, con enormes ojeras bajo los ojos de color gris que aparentaban no haber dormido en muchos días; por su parte la mujer era un poco rolliza, con el cabello enmarañado y con unos rizos extremadamente rígidos, tenía el rostro pálido y en él sobresalían unas fuertes mandíbulas que la hacían parecer un perro viejo.   Ambos magos estaban vestidos con túnicas extremadamente viejas y sujetaban las varitas en dirección a ellos.  Caminaron muy lentamente hasta donde los chicos se encontraban y sin pensarlo dos veces, Kate lanzó la maldición cruciatus en contra de la mujer.    El otro mago rió muy fuerte y el sonido de sus carcajadas retumbó por todo el sótano.  La mujer quedó en el piso, aullando de dolor, mientras que el otro seguía caminando hasta ellos.    De pronto, Jos escuchó la voz de Walter que lo llamaba y al darse la vuelta, vio que el primer mago que habían encontrado estaba incorporándose de nuevo, así que le soltó un par de golpes que lo dejaron tirado en el suelo, inconsciente.     Mientras, Walter ya se había puesto de pie y apuntaba con su varita directamente hasta donde estaba el otro mago.    Ambos se lanzaron al mismo tiempo la maldición cruciatus y al salir los chorros de luz de las puntas de las varitas, chocaron en el aire y la energía se dispersó por todo el sótano.

Kate y Jos estaban sumamente asustados.   Kate no dejaba de vigilar a la bruja que estaba en el suelo inconsciente, al igual que Jos al otro mago que él había golpeado.   Mientras tanto, Walter observaba con malos ojos al mago que solamente caminaba y se reía de él.    Nuevamente se lanzaron la maldición cruciatus, pero en esta ocasión, el chorro de luz fue más fuerte del lado del mago malo y Walter cayó vencido por el dolor que esta maldición causaba.    Entre su delirio de dolor, le gritó a Jos que sacara a Kate de ahí y la llevara a un lugar seguro, que la cuidara y que él estaría bien.    Kate luchó desesperada contra Jos porque no quería dejar a Walter solo, ella le quería ayudar, mientras que Jos, solamente seguía las órdenes que Walter le había dado.   Al subir corriendo por las escaleras, Kate alcanzó a escuchar la voz del mago malo que gritaba algo que no hubiese querido aprender jamás.   El grito de Avada Kedavra resonó en toda la casa y Kate se quedó paralizada ahogando un grito de terror.  Jos, que ya sabía el significado de esas palabras, solo la abrazó y la llevó corriendo hasta su auto en el que arrancaron a toda velocidad.

Mientras tanto, en la casa, la escena que había en el sótano era indescriptible.   En el suelo yacía el cuerpo del mago que había sido encargado de cuidar a la pequeña Kate desde el día de su nacimiento.   Los tres magos, ya de pie, desaparecieron y aparecieron nuevamente en la sala central de la resistencia de Azael.    Las cuatro mesas estaban vacías y en cuanto llegaron, tanto Rita como Colagusano se sentaron con visibles síntomas de dolor, sin embargo, Macnair, seguía con el mismo rostro de inapacible.   Malfoy salió a su encuentro y les regañó severamente.

- Ya tranquilízate mi querido Draco, al menos, Macnair mató al guardián de esa bruja – le dijo Rita – creo que no todo fue en vano.

- ¡Es que acaso eres tan estúpida que no lo entiendes Skeeter!, la misión era traer a la bruja, no matar al guardián.   El amo estará muy molesto con ustedes – le grito Malfoy.

- Pero Rita tiene razón, no todo fue en vano Malfoy además ...

- ¡Silencio Colagusano! – Interrumpió Malfoy – lo que ahora tenemos que hacer es averiguar a dónde demonios se fue la bruja.    Macnair, espero que pueda encargártelo a ti.

- Si Malfoy – respondió Macnair sin señal en el rostro – Yo la encontraré.

- Muy bien, y en cuanto lo hagas,  avísame.   Creo que esto tendré que hacerlo yo mismo – concluyó Malfoy.

Después de decir esto, Malfoy y Macnair salieron de la sala de la resistencia por puertas diferentes, mientras que Rita y Colagusano se quedaron a recuperarse de los ataques sufridos. 

Kate lloraba sin parar en el auto.   Jos manejaba por la carretera entre bosques y barrancas profundas sin saber que decirle.    En algunos momentos Kate se quedaba callada, queriendo entender todo lo que había pasado y enseguida, soltaba un llanto lleno de amargura, tristeza y desesperación.   Jos, que solamente la había subido al auto y había arrancado, al principio no sabía en qué lugar Kate estaría más segura, ya más adelante había tomado la decisión de llevarla a Hogsmeade, el problema era que él solo podía llegar hasta una parte del camino porque por ser muggle, no vería lo demás y si Kate no se recuperaba, jamás podrían llegar a un lugar seguro.    Jos vio un claro en la carretera y detuvo el auto.   Kate se contuvo un poco y lo miró extrañada.

- ¿Qué sucede Jos?, ¿Por qué nos detenemos?

- No puedes continuar así.    Walter dio su vida para que tú pudieras cumplir con la misión que  te han encomendado.   Además sabes perfectamente que no me gusta verte llorar así.

- Pero Jos, Walter está muerto – y Kate aumentó el llanto - ¿Cómo no quieres que sufra cuando alguien tan cercano a mi se ha ido?

- Exactamente Kate, se ha ido, ya no esta con nosotros, a menos que sigas todas sus enseñanzas y consejos y cumplas con lo que él te pidió.   Ahora más que nunca tienes que sacar fuerzas de tu valentía y vencer a Voldemort y a sus mortífagos porque ellos fueron los que te quitaron a Walter ¿Es tan difícil de entender Kate?

- Sabes, tienes mucha razón Josua – dijo Kate limpiándose las lágrimas – tengo que ser fuerte por Walter y todos aquellos que dependen de mí.  No puedo permitir que Voldemort gane.   Tengo que encontrar a Harry Potter.

- ¿Harry Potter?, ¿el chico que derrotó a Voldemort hace 19 años?

- Sí.   Desde hace tiempo he estado soñando con él y tengo la idea de que muy pronto podré encontrarlo.

- Muy bien Kate, entonces ¿por dónde empezamos la búsqueda?

- En el único lugar que sé que está lleno de brujas y magos; en Hogsmeade

- A la orden mi brujita, directo a Hogsmeade, pero tú me dices por dónde está.

- Claro Jos. Y muchas gracias por todo.

- Sabes que para mí es un placer ayudarte y estar contigo, además es un favor que le hago a Walter.   Bueno, Vámonos

El carro de Jos arrancó nuevamente y salió rumbo a la carretera.  Kate le iba diciendo qué caminos y qué veredas tenía que seguir.    Sin embargo, aunque parecía muy tranquila y segura de lo que estaba haciendo, Kate solo tenía un pensamiento en la mente: Encontrar a Harry Potter y destruir de una vez por todas a aquel mago tenebroso que le había quitado a uno de sus mejores amigos.   Josua podía ver que en Kate se había completado una transformación y tenía miedo de lo que su amiga pudiera hacer.

La noche cayó con su negro manto sobre el pequeño auto y los dos chicos.   Después de muchas horas en el carro y al término de un camino de  tierra, totalmente fuera de los mapas, el auto se detuvo frente a un letrero de "Fin del camino".    Kate y Jos salieron del auto a contemplar los primeros rayos de sol que iluminaban a los árboles de aquellos bosques.   Jos solamente veía árboles y montañas lejanas, mientras que Kate estaba extasiada con el paisaje.

- ¡Santo Dios!, es hermoso, como un sueño.   Le hubiera gustado mucho a Walter.

- Vamos Kate, son solo árboles

Kate lo miró extrañada y luego le sonrió como a un pequeño niño al que van a decirle la respuesta de  una pregunta difícil y que no sabe qué contestar.

- Ahora entiendo lo que Walter decía.   No puedes ver Hogsmeade porque eres un muggle – le sonrío Kate cariñosamente

- ¿Puedes ver el pueblito?, ¿Dónde está?, Yo no veo nada.   Kate, espero que no me  juegues una mala broma porque no creo que sea el momento de...

- Claro que no Jos, aquí, justo donde dice fin del camino, está la vereda que me lleva directamente a Hogsmeade – y Kate señaló hacia un lugar donde Jos solo podía ver árboles.

- No Kate, no puedo verlo, ¿Dime cómo es?

- Es un pequeño pueblo por el que el tiempo no pasó.   Hay muchas casas pequeñas con humo blanco saliendo por la chimenea.    Están las tiendas Honeydukes,  Zonko y las Tres Escobas, también puedo ver más allá lo que parece ser la casa de los gritos.   Vaya, la oficina de correo y calles pequeñitas.   Todo es tan rústico y tan mágico...

- Ojalá pudiera verlo – dijo desalentado Jos – Creo que este es el final de mi viaje y el inicio del tuyo.  Será mejor que te vayas, antes de que nos encontremos con algunos mortífagos por aquí.

Aunque Kate no quería aceptarlo, Jos tenía razón.  Ese era el lugar en donde sus vidas se separaban.    Ahí, Kate tenía que aceptar su destino y continuar adelante, ahora sin la ayuda de su mejor amigo y confidente.   Desde ese momento tendría que estar sola.   Kate abrazó muy fuerte a Jos, deseando que nunca terminara.   Luego se soltaron y se miraron.   Kate notó que en los ojos de Jos había lágrimas y se sorprendió de sentir las suyas rodando por sus mejillas.   Aun así le sonrió y le habló con voz entrecortada.

- ¿Ya viste el amanecer?, está hermoso y lo  mejor es que todavía hay algunas estrellas por ahí.

- ¿Recuerdas nuestra estrella Kate?

- Si Jos, te la regalé en uno de tus cumpleaños.

- Pues bueno, cuando me necesites solo mírala y no sé como, pero llegaré hasta donde tú estés para brindarte mi ayuda.

- Muchas gracias Jos, recuerda eso tú también.   Creo que tengo que irme.

- Kate no te puedes ir sin que te dé esto – y Jos se quitó una pequeña cruz de oro del cuello – quiero que la conserves y bueno, yo quiero decirte que... que yo estoy..... no, bueno que tú.....

- Si Jos, yo también te quiero mucho.

 Kate abrazó nuevamente a Jos y esta vez sintió como él estaba llorando.   Con lágrimas en los ojos, Kate se despidió de nuevo de Jos con un pequeño beso y sin decir nada más, caminó por donde Jos solo veía un montón de árboles.   Jos intentó ir con ella, pero sabía que no podía obligarla a regresar y que ella volvería cuando fuera necesario.   Kate miró hacia atrás y vio como Josua se sentaba en unas rocas que estaban cerca para observar como ella desaparecía.   "No lo hagas más duro, Josua" pensaba Kate mientras seguía caminando y lloraba  en silencio.    Josua se quedó sentado hasta que Kate, como por arte de magia, solo desapareció.   Despacio se levantó, se limpió las lágrimas de los ojos, subió al auto y se fue de regreso por la misma carretera, mirando siempre por el retrovisor, hacia el lugar en donde había visto a Kate por última vez.  "Regresaré por ti Kate, lo juro" pensaba Josua mientras el carro se alejaba.

Kate, por su parte, había acelerado el paso y no había vuelto a mirar hacia atrás.  Llegó hasta la entrada del pueblo y los magos y brujas que ya estaban de pie la miraban extrañados porque su aspecto no era precisamente el de una bruja.   Kate no traía puesta una túnica como ellos y muggle no podía ser porque ellos no conocían Hogsmeade.  Sonriendo a quienes le sonreían y tratando de evitar las miradas de curiosidad, Kate siguió su camino por el pueblo.    Muy poca gente le decía algo decidió que mejor preguntaría por Harry en alguno de los comercios.   Zonko y Honeydukes estaban cerrados aún,  así que se fue directamente a Las Tres Escobas.   Ahí, una mujer muy rara pero muy amable y guapa le dijo que lo buscara en la posada que estaba al final de la calle, porque de casualidad, Harry estaba por ahí tomando unas pequeñas vacaciones.  "Genial, estamos en medio de una guerra y Harry Potter toma vacaciones, ¿Qué tipo de mago es él?", pensaba Kate mientras le daba las gracias a la mujer de Las Tres Escobas y caminaba por esa misma calle.  No tardó en encontrar una gran casa con unas enredaderas en la pared.   La casa tenía tres pisos y cada uno de ellos, contaba con cuatro ventanas.   Kate leyó el letrero "Posada Zyndel" y sin pensarlo dos veces se encaminó hasta la puerta.   De pronto, sintió una inexplicable paz en todo su cuerpo, como si flotara; tenía la sensación de que nada malo ocurría y a lo lejos, escuchó la voz de un hombre que le ordenaba

- "No entres a la posada"

- ¿No entrar a la posada?, recuerda que ahí está Harry – le decía otra voz que provenía de su cabeza

- "Te ordeno que no entres a la posada"

- Esta loco – le decía la voz – tienes que encontrar a Harry

- Si das un solo paso más, vas a lamentarlo

- No puede obligarte a hacer lo que no quieres – le decía la voz

Kate soltó un grito "Cállate ya, no voy a obedecerte" y la maldición imperius se rompió.   Después miró hacia su izquierda y se dio cuenta que había dos magos a pocos metros de donde ella se encontraba.   Un mago joven, alto, extremadamente delgado y con el rostro pálido y extrañado  le apuntaba con la varita mágica.    Cuando Kate miró al otro mago, notó que era el mismo que la había atacado  su casa y que había matado a Walter y sintió como en el corazón se le llenaba de una rabia infinita.   Ambos magos, estaban inmóviles y Kate los observaba detenidamente.   De pronto, el mago más viejo sacó su varita y otra voz  gritó:

- ¡Expeliarmo!

La varita del mago viejo salió por los aires pero  la del mago joven no.   Kate miró hacia atrás para ver quien era el que le había ayudado y para su sorpresa, vio a dos magos jóvenes con la varita apuntando en dirección de los otros magos.  Eran el chico que aparecía en sus sueños y  otro chico más alto y con el cabello rojo.

- ¡Aléjate de aquí Malfoy si no quieres sufrir las consecuencias! – dijo el chico que acompañaba a Harry

- ¡Cállate Weasley!, crees que porque tu padre es del ministerio ya puedes gritarme.  Yo soy mejor mago que tú.

- ¡Cierra la boca Malfoy! La chica se queda con nosotros así que lárgate de aquí – le dijo Harry – Ron llévatela a un lugar seguro.

El chico que no conocía se acercó a Kate, la tomó del brazo y la metió a la posada.   Desde una ventana, Kate observaba lo que sucedía en la calle.   Malfoy le había dicho al mago que lo acompañaba que se fuera y así lo hizo.   Harry y Malfoy se miraron con un odio intenso y al mismo tiempo, levantaron las varitas y lanzaron dos hechizos que Kate no había escuchado jamás

- ¡Krystallus homine!

- ¡Somnus letalis!

Harry alcanzó a esquivar el hechizo que Malfoy le había lanzado, pero a Malfoy el hechizo le había dado en el brazo derecho y  se estaba convirtiendo en cristal.    De pronto y de golpe se soltó una lluvia,   Las gruesas gotas caías con todo su peso sobre el suelo y las ventanas de la posada.   Malfoy le sonrió sarcásticamente y le dijo "Será después Potter" y desapareció.   En ese momento, Kate salió corriendo a donde estaba Harry.   Después de examinarse mutuamente, Kate le preguntó

- ¿Eres tu Harry Potter?

- Te vez igual que en mi sueño.   Vaya, así que la bruja muggle si aparecería en Hogsmeade,   El oráculo tenía razón.

- ¿Disculpa? – dijo Kate

Harry le sonrió y la invitó a pasar a la posada.   Minutos después, aparecieron Neville y Hermione y Harry les presentó a Kate a los tres jóvenes magos.   Después de tomar una rica cerveza de mantequilla para recuperarse del susto, Kate les narró todo lo que le había sucedido desde aquel día en la tienda con Ollivander hasta la reciente  muerte de Walter.   

La noche sorprendió a los cuatro miembros de la hermandad  que estaban atónitos ante todo lo que Kate les decía.

- Vaya, así que Macnair, Rita y Colagusano estuvieron en tu casa y mataron a Walter – dijo Harry – lo bueno de todo esto es que pudiste escapar.

- Y que saliste con bien – le sonrió Ron – que bueno que te enseñaron todos esos hechizos.

- Realmente debes de ser una bruja con poderes muy especiales para poder haber aprendido las maldiciones imperdonables en unas cuantas horas – dijo Hermione

- Cierto, a mi me costó muchos años de práctica – comentó Neville – chicos, este ha sido un día con muchas sorpresas.

- Así es Neville – dijo Harry – creo que lo mejor será que nos vayamos a descansar.   Mañana será un día muy largo.

- ¿Muy largo?, ¿por qué?, ¿qué vamos a hacer? – preguntó Kate

- No  te preocupes Kate no es nada malo, solo iremos a visitar a un gran amigo – dijo Harry.

- Esta bien, como no van  a decirme nada, lo mejor será que nos vayamos a dormir – terminó Kate.

Los cinco magos subieron por las escaleras de la posada.   Llegaron a  un largo pasillo adornado con cuadros en los que se mostraban algunos magos ya dormidos. Hermione y Kate se despidieron en una de las puertas y los chicos siguieron más adelante.    Ya dentro de la habitación, Hermione se vio atacada de pronto por un mar de preguntas que Kate le dirigía sobre Harry, Ron y Neville y muchas cosas más del mundo mágico.   Hermione, simplemente le respondió que todas sus dudas se resolverían  a su debido tiempo y que por ahora, solo descansara.

Kate se metió a la cama, pero por más que lo intentó, no pudo conciliar el sueño. Daba vueltas una y otras vez sin lograr dormir.   En cuanto cerraba los ojos, podía ver el rostro de  el mago viejo que había matado a Walter, o la imagen de Jos sentado en las rocas despidiéndose en silencio de ella, o el rostro del mago apellidado Malfoy mirándola con intenso odio en los ojos...   El caso era que por mucho que lo intentaba, no podía descansar.   Hermione hacía mucho que ya se había dormido y Kate la observaba detenidamente.  Se le hacía raro que solamente ella estuviera con los muchachos y se preguntaba por qué no había más brujas en la hermandad.   Cansada de tanto pensar y desesperada, Kate se levantó y se dirigió a la sala de la posada.   Se sentó en el sillón, tomaba una cerveza de mantequilla e imaginaba lo que estaría haciendo Jos en esos momentos cuando Harry interrumpió sus pensamientos.

- ¿Despierta todavía?, ¿no puedes dormir Kate?

- No, no puedo.   Es que me han pasado tantas cosas en tan poco tiempo.   No puedo creer que la semana pasada estaba pensando en la universidad, las aburridas de mis amigas, los problemas de papá en el parlamento... y ahora, mírame, estoy sentada en una posada que se encuentra en un pueblo de magos y brujas, con mi maestro muerto, mi mejor amigo lejos de aquí y tras la búsqueda de un libro de magia que solo yo se donde encontrarlo y que no tengo ni idea de por dónde empezar a buscar..    Es difícil de creer ¿no?

- Bastante, pero luego te acostumbras.   Yo  tampoco sabía que era mago hasta que me llegó la carta de Hogwarts.   Si no es por eso, no se que hubiera sido de mi vida con mis tíos.

- Siento mucho lo de tus padres Harry, de verdad.   Yo crecí sin mi madre.   Ella murió el día que yo nací, así que jamás tuve la oportunidad de conocerla.

- ¿Es cierto que tienes poderes inimaginables?

- No lo sé.    Aún no  termino de descubrirlos todos.   Walter me enseño algunas cosas, pero creo que era lo básico porque hace rato que te enfrentaste a Malfoy, escuché dos hechizos que no conozco.

- ¿Te refieres a  Krystallus homine y a Somnus letalis?

- Si.    Esos no me los enseñaron.

- Mira Kate.   Krystallus homine es un hechizo para volver en cristal o vidrio a tu contrincante.   Es muy difícil de romper pero no imposible.      Y Somnus letalis es "El sueño letal".   Para quienes caen bajo ese hechizo, es la muerte en vida porque los sume en un sueño muy profundo lleno de pesadillas que poco a poco terminan con su alma y su fuerza de voluntad, hasta que tu cuerpo queda inerte.   Sigues vivo, pero sin conciencia.

- ¡Qué horror!.   Ese fue el hechizo que te lanzó Malfoy.   De verdad debe de odiarte bastante.

- Y el sentimiento es mutuo.   Draco Malfoy es un ser despreciable, sin corazón, fiel partidario de Voldemort y capaz de entregar a su familia con tal de ganar favores con él.   A decir verdad, eso fue precisamente lo que hizo.

- ¿Entregó a su familia?

- Si, a su padre.    Malfoy es uno de los mortífagos más peligrosos.     Kate, ¿Puedo ver tu mano izquierda?

- Si Harry – Kate mostró la palma de la mano izquierda a Harry y él se sorprendió al verla - ¿Hay algo malo con mi mano Harry?

- No Kate, verificaba lo que Dumbledore nos dijo.

- ¿Dumbledore, el mismo que se enfrentó a Voldemort?

- Si, a él lo iremos a ver dentro de unas horas. Creo  que tendrá algo importante que decirte.

- Y yo tengo varias preguntas que hacerle.   Harry, ¿Puedo preguntarte ...

- Lo que quieras Kate

- ¿De verdad estas de vacaciones en Hogsmeade?

- No, ese fue el pretexto que utilizamos para poder venir sin que nadie sospechara que te veníamos a buscar.   

- ¿Buscarme?

- Mira, nosotros cuatro somos miembros de la Hermandad de la Niké.  Es una agrupación de aurores que se dedica a destruir a las resistencias de Voldemort

- ¿Así que eres un auror?, muy interesante, bastante.

- ¿Sabes que es un auror?

- Si, Walter me lo explicó.   Oye ¿Y tú también puedes detener el tiempo?

- ¿Puedes detener el tiempo Kate? – dijo Harry sumamente sorprendido

- Si, ¿es malo?

- No Kate, al contrario, muy pocos son los magos que pueden hacerlo, de hecho, yo no conozco a ninguno que lo pueda hacer.   ¿Cuánto puedes detenerlo?

- Solo tres segundos

- ¿Walter te enseñó?

- No, Walter no lo sabía, los mortífagos no me dieron tiempo de decírselo

- Es realmente lamentable la muerte de un mago tan poderoso como él.

- Era uno de mis mejores amigos.   Él y Josua siempre estaban cuidándome y ahora, ya no los tengo.

- Pero estamos nosotros Kate, oye ¿Jos es tu novio?

- No,    es solo mi amigo, de hecho, mi mejor amigo.   ¿Y tú tienes novia Harry?

- Hubo alguien, hace un año a quien quise mucho

- ¿Y qué pasó?

- Me dejó porque esta enamorada de un chico que murió en un torneo en Hogwarts hace cuatro años

- Lo siento, de verdad.   Se ve que todavía te duele.

- Si, bastante

- Sabes, mi padre suele decirme que cuando alguien a quien queremos mucho se va es porque alguien mejor va a llegar muy pronto.

- Eso mismo me dijo Ginny

- ¿Ginny?

- Si, es la hermana menor de Ron y la jefa de nuestro departamento en el ministerio, además es una gran amiga mía

- ¿Amiga Harry?, uno no se apena cuando habla de una amiga

- Por favor Kate, no me hagas pensar en eso ahora que tengo que tomar algunas decisiones.

- De acuerdo Harry, solo que no te tardes, porque podrías arrepentirte después. Ahora yo solo lamento el no poder tener a Jos en estos momentos

- Espero que en poco tiempo puedan estar juntos Kate

- Así será justo después de que me vengue de los que Voldemort le hizo a Walter

- Y de que yo clame venganza  por la muerte de mis padres y de todos los magos que  han perecido en la lucha contra Voldemort.

Kate y Harry guardaron silencio, como sellando un pacto que acababan de proclamar.   Ambos querían la venganza y estaban seguros de que si unían fuerzas, ésta no tardaría en llegar.     En silencio, sin decir una solo palabra más, Harry y Kate se quedaron sentados en la sala de la posada, bebiendo su cerveza de mantequilla, mientras sus mentes volaban fuera de la posada.