En el pequeño pueblo en donde vivían Harry, Sirius y ahora Kate, las calles ya se adornaban para la celebración de noche de brujas. Las tardes de octubre estaban llenas de nostalgia para los habitantes de Suttonfolk que aún solían recordar las hermosas festividades que se organizaban ahí.
Después de Hogsmeade y de su problema con la sobrepoblación de brujos, arpías y demás habitantes del mundo mágico, el ministerio decidió crear, a petición de la Federación Internacional de Magos y de los habitantes de Hogsmeade, otro pueblo netamente mágico protegido por los mismos hechizos y barreras que Hogsmeade tenía, así se fundó Suttonfolk, pequeña provincia lejos de la vista de los curiosos muggles que parecía un pequeño pueblo de la Edad Media. Ese pueblo tenía varios comercios (aunque no tantos como Hogsmeade), pero por lo que era famoso y magos de todas partes del mundo iban a visitarlo era por la tienda de artículos de bromas para toda ocasión que los hermanos de Ron (los gemelos Fred y George Weasley) habían instalado. Cuando Harry tenía que distraerse un poco de los problemas que en el ministerio había, nada era más reconfortante que ir a visitar a los gemelos y probar los nuevos artículos de broma que habían inventado.
A pesar de la guerra civil que había en el mundo mágico, el Hallowen era una de las festividades que no se podía dejar de largo. Evidentemente, las fiestas ya no eran las mismas que antes de la guerra en donde magos y brujas hacían gala de sus mejores hechizos y se divertían haciendo bromas durante todo el día, pero aún los habitantes de Suttonfolk seguían la tradición y lo celebraban. Las calles estaban adornadas con calabazas que tenían una vela al centro y flotaban unos 15cm del suelo. Los faroles de la esquinas tenían un grupo de luciérnagas alumbrando y en la puerta de cada una de las casas, el rostro y nombre de alguno de los magos más famosos dentro de toda la historia del mundo mágico, paradójicamente, en la puerta de la casa de Sirius, había un gran letrero que decía "Jhuen: el Fundador del Mundo Mágico", mismo que había sido asignado por el alcalde del pueblo.
Desde que Kate había llegado a Suttonfolk, tanto ella como los miembros de la hermandad, no habían tenido descanso alguno porque entre perseguir mortífagos y ser maestros de Kate, no les quedaba mucho tiempo de reposo. Afortunadamente Kate ya daba muchísimas muestras de lo poderosa que era su magia. En un par de días aprendió a aparecerse en cualquier lugar, sabía todas las maldiciones que Hermione había perfeccionado durante 8 años, estudió todas las propiedades de las plantas que Neville le enseñó, sabía como defenderse de las criaturas mágicas conocidas en el mundo mágico, podía transformar objetos, aprendió conjuros, pociones, Historia de la magia, y muchísimas cosas más. Cuando los chicos estaban solos porque Hermione y Kate salían a dar un paseo por el pueblo, conversaban sobre los poderes de Kate y lo potente de su magia.
La mañana del 31 de octubre, durante el desayuno, Sirius fue requerido por Arthur Weasley en el ministerio de magia por algunos problemas que había en su departamento. Sin terminar su desayuno, muy preocupado y sin despedirse, Sirius se fue al ministerio. Una vez solos, Kate aprovechó para platicar con Harry.
- Volví a tener el mismo sueño Harry – dijo Kate un poco preocupada – ¿Crees que Jos esté en peligro?
- No lo sé Kate – respondió Harry preocupado también – la verdad es que es muy raro que sigas teniendo ese sueño, debe significar algo.
- ¿Y si Malfoy fuera la reencarnación de Darkthen, Harry?
- No habría ningún problema, porque según lo que nos dijo Dumbledore y lo que hemos investigado sobre la leyenda, tú podrías vencerlo muy fácilmente.
- Se me está ocurriendo una idea Harry, espérame un momento.
Kate se levantó como de rayo y se apareció en su habitación. Luego buscó en uno de los cajones de su tocador una pequeña caja de madera. Apareció de nuevo en la cocina y tomó asiento junto a Harry. Kate abrió la pequeña caja donde tenía la cruz que Jos le había regalado el mismo día que se habían despedido, la tomó entre sus manos y cerró los ojos.
Como un remolino de luces, Kate vió llegar muchas imágenes a su cabeza. Luego, por fin y como si estuviera viendo a través de la ventana de una casa observó a Jos, sentado en la repisa del balcón de la habitación de Kate leyendo el diario de ella. Después, vió como llegaba Marie con unos bocadillos y una carta. Marie se fue y Jos abrió el sobre. Leyó la carta, sonrió y luego la guardó en uno de los bolsillos de su chamarra y continuó con la lectura del diario.
Kate abrió los ojos y una pequeña sonrisa se le dibujó en sus labios.
- ¿ Y bien? ¿Qué viste Kate?
- A Jos, leyendo mi diario por cierto y a Marie dándole la carta que le escribí.
- Creo que la habilidad que tienes para poder ver el presente y el pasado con los objetos se está desarrollando mejor de lo que esperábamos
- Si y ya puedo detener el tiempo durante una hora.
- Ah!, es por eso que siempre bajas bien arreglada al desayuno – y Harry le sonrió pícaramente
- Pues si, recuerda que una mujer siempre tiene que estar bien arreglada y sobre todo para chicos tan atractivos como Sirius y tú.
- Vamos Kate...
- Si esta bien, ya se que tu corazón es solamente para la hermosa bruja de cabello de fuego, hermana de tu mejor amigo, directora de tu departamento y a quien le escribes cartas todos los días: Ginny Weasley – sonrió Kate y notó que a Harry se le encendían las mejillas
- ¿Cómo sabes lo de las cartas? – preguntó sorprendido Harry
- Yo se muchas cosas Harry, no olvides que soy bruja y mujer, una combinación muy peligrosa. Por cierto , haber cuando la puedo conocer por fin.
- Pues yo creo que pronto porque....
Un ruido no dejó terminar a Harry. El chisporroteo de las llamas de la chimenea de la sala les llamó la atención a ambos y se dirigieron a la sala. De las llamas de la chimenea salía el rostro de la bruja que trabajaba como recepcionista en el ministerio.
- Señor Potter, los miembros de la Hermandad de la Niké tienen una junta urgente en el ministerio. Por favor repórtese con la señorita Weasley, ella le dará más información.
- Esta bien, voy para allá.
La cabeza de la bruja desapareció de la chimenea y Harry miró a Kate.
- Ni lo pienses Harry, yo voy contigo. Quiero conocer a Ginny
- ¿No sería mejor que llamara a alguno de los chicos y ....
- Me permito recordarte Potter que llamaron a todos los miembros de la hermandad así que me voy contigo al ministerio
- Esta bien – dijo Harry resignado – dame la mano porque no conoces nada del ministerio y no podrás llegar.
- Esta bien.
Harry y Kate se tomaron de la mano y se trasladaron al ministerio. Al llegar a la recepción, la bruja de los lentes de triángulo le dio un sobre a Harry y miró muy extraño a Kate. Después, los dos magos llagaban a la puerta de la oficina de Ginny. Harry tocó dos veces la puerta y la dulce voz de Ginny los invitó a pasar.
La oficina de Ginny seguía igual, a pesar de que Harry no había estado ahí desde hace mucho tiempo, ninguno de los objetos había cambiado, a excepción de la planta Drócera que ya tenía pequeños retoños que en esos momentos se estaban alimentando con algunas moscas que volaban distraías por ahí.
Kate y Ginny se miraron por primera vez. A Kate le pareció que Ginny era una chica muy bonita y Ginny opinaba lo mismo de Kate, lo que le preocupó demasiado porque desde que había llegado al mundo mágico, había estado cerca de Harry y no creía que Harry no hubiera notado lo bonita que era.
- Hola Ginny, me da mucho gusto verte de nuevo, estas igual de linda que siempre – le dijo Harry
Ginny sonrió y tanto Kate como Harry, notaron el color nacarado de sus mejillas.
- Te presento a Kathelene Britter, la bruja muggle – dijo Harry a Ginny
- Es un placer conocerte Kathelene – contestó cortésmente Ginny
- Por favor, dime Kate, Kathelene me hace parecer muy vieja – sonrió Kate a Ginny y ésta última se tranquilizó un poco – además el placer es mío, moría de ganas de conocer a la chica a la que Harry le escribe tanto.
- Bueno... yo... – titubeó Ginny
- Vamos Ginny – le dijo Kate – a mi no me pueden engañar los dos, así que mejor déjense de juegos por que si no...
Kate fue interrumpida por el golpeteo de la puerta y Ginny dió el paso. Hermione, Ron y Neville entraron a la oficina. Después de los saludos, los seis magos se sentaron a escuchar lo que Ginny tendía que decirles.
- Una vez completos, podemos dar inicio – dijo Ginny – En los sobres que les dio la señorita Kardiner a su llegada al ministerio contienen los nuevos lugares en donde se supone que se encuentran los diferentes frentes de las resistencias. Esta información la obtuvieron los espías del señor Black del Departamento de Espías Mágicos. Lamentablemente, el contenido de esos sobres tuvo que cobrar la vida de varios magos que fungían como espías. Uno de ellos fue compañero nuestro en Hogwarts: Colin Creevey. Espero que recuerden muy bien esto que acabo de decirles. Los mortífagos van a acabar con nosotros si es necesario, así que tenemos que encontrar el lugar en donde se esconden las resistencias si pretendemos que nadie más de los nuestros muera. Bien chicos, creo que eso es todo, ahora a buscar esos escondites y que tengan suerte. Harry, Kate, el señor Arthur Weasley quiere hablar con ustedes.
- Gracias Ginny – dijo Harry
Los cinco magos salieron de la habitación. Estaban aturdidos por la noticia de la muerte de Colin, un gran chico que siempre había admirado a Harry. Los aurores se despidieron y Ron, Hermione y Neville se dirigieron a los lugares que les habían indicado. Harry y Kate subieron las escaleras hacia la oficina del señor Weasley. Dijeron la contraseña (Estrella parlanchina) a la estatua de Merlín y entraron en silencio.
Varios miembros de los departamentos importantes en el ministerio estaban ahí: Alastor "Ojoloco" Moddy del Departamento de Defensa contra los Ataques de las Resistencias del Señor Tenebroso; Sirius Black del Departamento de Espías Mágicos (quien por cierto, estaba muy triste a juzgar por su mirada), Percy Weasley, del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Víktor Krum Embajador de Bulgaria en Gran Bretaña, Fleur Delacourt Embajadora de Francia en Gran Bretaña y por último (y Harry no pudo evitar al verla sentir un pequeño hueco en el estómago) Cho Chang del Departamento de Defensa de Muggles.
Harry y Kate tomaron asiento en la mesa redonda de la oficina de Arthur Weasley. Una vez que se sentaron, el señor Weasley inició el discurso.
- Los he citado a todos aquí el día de hoy porque tengo varias noticias que darles. La primera es que tenemos el informe de la señorita Chang (y Harry se estremeció al oír el nombre) que indica que las desapariciones han cesado gracias a la cooperación de los aurores, los resistems (los magos que trabajaban en el departamento de "Ojoloco" Moddy) y los miembros del departamento muggle ( y Kate no pudo dejar de pensar en su papá). Muchas gracias por su apoyo. La segunda noticia es que lamentablemente hemos perdido a un miembro importante del Departamento de Espías Mágicos, el joven Colin Creevey, quien dio su vida sin vacilar para obtener la nueva información que ya se les ha dado a los aurores. Y la tercera y creo que la más importante, es presentarles formalmente a Kathelene Britter, el arma secreta del ministerio. Ella es la reencarnación de Jhuen y ...
- ¿De qué estas hablando Arthur? – interrumpió Moddy - ¿No creerás en la leyenda del Libro Negro?
- Los mortífagos están como locos buscando el dichoso libro por todo el Reino Unido Moddy, además Dumbledore dio órdenes expresas de que la trajeran al mundo mágico – dijo Sirius – y si Dumbledore la trajo fue por algo. Mejor permite a Arthur terminar.
- Gracias Sirius – dijo el señor Weasley – Como les comentaba, la señorita Kathelene es la reencarnación del fundador del reino Mágico y el único, perdón, única que conoce el lugar exacto en donde se encuentra el Libro Negro.
Todos los magos miraron a Kate como si fuera un bicho muy raro, especialmente Cho, Fleur y Víktor que también veían raro a Harry.
- Es... es un placer conocerlos a todos – saludo Kate, pero los magos aún así la veían raro.
- También está con nosotros el mejor auror que tenemos en estos momentos en el ministerio – continuó el señor Weasley – Señor Potter – y se dirigió directamente a Harry – es mi deber informarle que los miembros del ministerio, aquí presentes, hemos decidido que la señorita Britter quede bajo su responsabilidad. Estará bajo el cuidado de todos los aurores, pero será usted quien se encargue directamente de cuidarla y protegerla de los mortífagos.
A Kate eso le pareció un insulto. Ella era lo suficientemente capaz de poderse proteger de los mortífagos, pero como no sabía la reacción de los miembros del ministerio, prefirió quedarse callada. Por su parte Harry, desde el momento que había escuchado las palabras "Su responsabilidad", recordó lo que el oráculo le había dicho un mes atrás: "Muy pronto tendrás que enfrentarte a muchas dificultades que afectarán tu vida para siempre. La primera tienes que aceptarla, es tu responsabilidad".
- Si señor – respondió Harry – yo me encargo de Kate.
- Muy bien – continuó el señor Weasley – ahora si, creo que ya es todo. Pueden retirarse
Los miembros del ministerio se levantaron de la mesa y salieron de la oficina del señor Weasley. Todos saludaron y le dieron la bienvenida a Kate, pero Cho, se quedó al último.
- Que gusto me da verte de nuevo Harry – le dijo Cho – de verdad que has cambiado mucho.
- Gracias Cho – dijo Harry un poco apenado.
- Y es que tienes tanto trabajo que no tienes tiempo de nada y ahora que te pusieron de niñera... – dijo Cho y miró a Kate muy despectivamente
- No soy la niñera de Kate, soy....
- ¿Eres qué de ella Harry? – dijo molesta
- Vaya Cho – intervino Kate – parece que no te gustó mucho la idea de que esté mucho tiempo con Harry.
- Te equivocas Kathelene – dijo muy altiva Cho – a mi no me molesta en lo absoluto. Un placer conocerte y Harry por favor ya no te desaparezcas, mándame aunque sea una lechuza. Por favor.
- Hasta luego Cho.
Cho salió de la habitación visiblemente molesta. Kate se soltó a reír sin parar y Harry la miraba extrañado.
- No me mires así Potter –dijo aún riendo Kate – Lo que pasa es que Cho es una niña muy mimada
- No fue la misma desde la muerte de Cedric en el colegio.
- Vaya, así que esa es la chica de la que ya te enamoraste. ¡Qué gustos Potter!, Ginny es mucho más bonita.
- Kate por favor, aún duele.
- Lo sé Harry, esas heridas solo sanan con el tiempo. Pero por el momento, tenemos mucho trabajo que hacer, así que vamos al lugar que dice el sobre.
Harry sacó el trozo de pergamino que le habían dado a la entrada al ministerio y tomando a Kate de la mano de nuevo, se transportaron al lugar que la nota les había indicado.
Harry y Kate aparecieron en medio de un bosque de Escocia. Se encontraban cerca de los Montes Grampianos como a dos horas de la localidad de Struan, o al menos, eso fue lo que les indicó la brújula mágica que en uno de sus cumpleaños, Ron de había regalado a Harry y que indicaba el lugar, la localidad y hasta mostraba un pequeño mapa de donde se encontraban.
Siguieron el mapa trazado por los espías mágicos y caminaban por las veredas del bosque. En algunas ocasiones, era necesario que caminaran entre los árboles, fuera de las veredas, tropezando con las plantas y los pequeños animales que se cruzaban por su camino.
Ambos traían las varitas desenfundadas por si las necesitaban de urgencia y Harry volteaba y se colocaba en posición de ataque al más mínimo sonido que escuchaba. Kate, por el contrario, estaba muy tranquila y serena (aunque ya en otras ocasiones había tenido la oportunidad de presenciar los duelos entre sus amigos aurores y algunos mortífagos) sin preocuparse por nada. Continuamente le decía a Harry que no se preocupara tanto, que no eran los mortífagos, pero él no le hacía caso. Kate no podía explicarse por qué no tenía miedo, solo sabía que por ahí no estaban los enemigos.
Muy cerca de donde se encontraban Kate y Harry descansando un rato después de tanto caminar, había una gran mansión que por su aspecto pertenecía a una familia de gran prestigio en el Reino Unido, aunque por el deterioro que presentaba por fuera, dejaba ver que hacía ya mucho tiempo que nadie la habitaba y mucho menos la cuidaba. A pesar de ser sumamente bella por el refinado toque de la construcción, los rayos de sol del atardecer la hacían parecer como una casa embrujada, en la que cualquier fantasma maligno podría vivir.
De entre los árboles apareció la sombra de un hombre alto, muy joven, con el rostro pálido y el pelo de color rubio peinado hacia atrás. Vestía una túnica negra, algo maltratada pero de tela muy fina y en la mano derecha, que tenía vendada, traía una varita de madera.
El chico se acercó al portón de la casa y en la gárgola que tenía en uno de los extremos, dio un toque con la varita y dijo en voz baja ¡Draconis Letalis!. El portón se abrió y Draco Malfoy ingresó a la que hasta hace algunos años, había sido su hogar, la famosa Mansión de la familia Malfoy.
Draco caminó entre los jardines ya secos y llenos de hierbas malas que habían crecido por doquier. Llegó hasta la entrada principal de la casa y sacó una pequeña llave plateada. La introdujo en el orificio de la puerta y un click le indicó que estaba abierta. Malfoy entró a su casa observando todo el polvo y las telarañas que habían cubierto los muebles, las paredes y el piso. Sin perturbarse un momento, Draco siguió su camino hasta las largas y grandes escaleras que llevaban al piso superior. Poco a poco subió los escalones como si quisiera que no terminaran. Al llegar al pasillo, caminó hacia la izquierda y se detuvo al final, frente a una puerta de madera muy fina; giró la perilla y se metió. Era una habitación enorme con una chimenea, dos grandes ventanales cubiertos con cortinas rojas llenas de polvo. Al centro se encontraba una cama con dosel, con el mismo tipo de cortinas que las ventanas, un gran espejo donde Malfoy podía verse de cuerpo entero, un escritorio de nogal en donde estaba un tintero de oro con la figura de un dragón, unos cuantos rollos de pergamino atados con un listón rojo, un sello con el escudo de armas de la familia Malfoy (un dragón y una serpiente enlazados), una fina pluma de águila sobre la que caminaba una pequeña araña y un marco con una foto en donde se podía ver a los tres miembros de la familia Malfoy (Draco y sus padres) muy molestos.
Malfoy fue directamente hasta el escritorio y se sentó en el sillón de piel. Abrió el primer cajón de la derecha y sacó unas cuantas plumas y tintas mágicas. Después abrió el cajón de abajo de donde obtuvo un pequeño maletín negro y cubierto de polvo. Lo abrió y metió, la plumas y las tintas. También algunos libros que sacó que al cajón grande del lado izquierdo y lo cerró. Se levantó del escritorio y se dirigía a la puerta cuando se detuvo en seco. Dio la vuelta, regresó al escritorio, se sentó de nuevo y cogió de su cuello una cadena de oro en la que colgaba una pequeña llave del mismo material. Con la pequeña llave abrió el cajón del centro. Dio una mirada rápida al contenido del cajón y exhaló un suspiro lleno de nostalgia.
Dentro del cajón tenía lo que él consideraba como los mejores recuerdos de sus años en Hogwarts y que no podía llevar consigo cuando se fue de su casa para servir fielmente a Lord Voldemort.
Había recortes del diario "El profeta" en donde desprestigiaban a Potter, Granger y los Weasley; también tenía copias del decreto en donde La Comisión para las Criaturas Peligrosas ordenaban el sacrifico de un hipogrífo que lo había arañado, notas de felicitación escritas por su profesor de pociones, dibujos mal hechos de algunos de los profesores en donde se veían sufriendo torturas indescriptibles y en el fondo, una fotografía que tenía la imagen de una chica sentada en una mesa de la biblioteca muy entretenida en la lectura de un libro enorme. Draco tomo la fotografía y la guardó en uno de los bolsillos de la túnica, cerró el cajón y salió de su habitación. Bajó rápido por las escaleras y salió de vuelta al jardín, pero en lugar de dirigirse a la puerta de entrada, tomó camino hacia la izquierda, por un estrecho pasillo cubierto por una enredadera que lo condujo a la parte trasera de la casa. En un extremo del jardín trasero, había sembrados unos tulipanes negros que eran los únicos que estaban bien cuidados, al parecer, por magia. Draco cortó algunos tulipanes y los llevó al otro lado del jardín en donde estaba una pequeña lápida que tenía la siguiente inscripción:
A Mi MadreCon todo amor a quien me cuido y protegió.
Recuerdo de quién te adoró en vida
y te venera en la muerte
Draco dejó las flores recargadas sobre la lápida y dijo en voz baja: "Ya dio inicio mi venganza madre. Ya cumplí una de las tantas cosas que te prometí. Mi padre ya está pagando lo que te hizo. Falta lo mejor, pronto vendré por ti".
Malfoy guardó silencio un rato y luego regresó por el pasillo al jardín de enfrente. Caminó hasta el portón y sin mirar atrás cerró la puerta.
Apenas había caminado unos diez pasos cuando un ruido lo hizo voltear y colocarse en posición de duelo. De entre los árboles emergieron las figuras de dos magos, un chico y una chica de la misma edad de Draco.
Harry y Kate se detuvieron a unos 20 metros de donde Draco estaba de pie observándolos. Los tres estaban inmóviles hasta que gritaron:
- ¡Expeliarmo!
Sin embargo, no hubo cambio alguno. Los tres magos seguían con las varitas en la mano y Malfoy dio el siguiente golpe
- ¡Aestis bullula!
Pero antes de que el hechizo de Malfoy llegara a ellos y sin saber de dónde provenían, Kate pronunció unas palabras
- ¡Aeternus tempa!
Y el tiempo dejó de correr. Se veía extraña la luz de color marrón suspendida en los aires, con dirección hacia Harry que tenía la varita levantada y estaba a punto de lanzar otro hechizo. Malfoy tenía la mirada llena de odio y terror a la vez. Kate caminó despacio hacia donde estaba Draco. Llegó frente a él, lo tocó en el brazo y cerró los ojos. Un sin fin de imágenes le llegó de golpe. Eran demasiadas y no podía enfocar nada en específico. Presente, pasado y futuro se mezclaron en un río de pensamientos y sentimientos encontrados que Kate no podía descifrar. Lo único claro que pudo notar fueron las últimas acciones que Draco había hecho. La foto de la chica, la lápida de su madre y las figuras de Harry y Kate. Kate soltó a Malfoy. Se sintió mareada y muy desorientada, pero con lo que había visto, era suficiente. Sabía que no podía atacar a Malfoy estando él congelado junto con el tiempo, así caminó como pudo hasta el lugar que ocupaba, junto a Harry, antes de que el tiempo volviera a su marcha. Una vez que estuvo en su lugar, pronunció otras palabras. - ¡Contínue tempa! El rayo de color marrón se dirigió hacia donde estaban de pie mientras Harry gritaba - ¡Krystallus fortem! Un enorme escudo de luz blanca apareció frente a ellos; rechazó el hechizó de Malfoy y le dio a éste último en el mismo brazo que la vez anterior. Malfoy quedó en el piso, con el brazo en llamas y un enorme círculo de fuego de color marrón lo rodeaba - ¡Harry, haz algo, se va a quemar! – decía desesperada Kate - No Kate, eso se merece y más – respondió Harry en un tono de maldad que Kate no le había oído nunca - Pero puede decirnos en donde están las resistencias, nos puede servir - De acuerdo, podrá sufrir después – dijo finalmente Harry. Harry dijo "Aquaticus" y el fuego que estaba alrededor y en el brazo de Malfoy se apagó. Malfoy estaba en el piso, inconsciente. Harry lanzó un hechizo inmovilizador y luego le ataron las piernas y los brazos con otro para lazar objetos. Harry tenía en la mirada una combinación entre satisfacción y repudio cuando vió por fin a Draco listo para ser transportado a Azkaban. - ¿A Azkaban Harry? – preguntó horrorizada Kate - Es el único lugar en donde podremos interrogarlo sin que se atrevan a ir los mortífagos – dijo Harry levantando del suelo el maletín negro de Malfoy - Como digas, tú mandas. Kate dijo "Levitecorpus" y el cuerpo de Malfoy se elevó a un metro de distancia del suelo. Kate lo tocó del hombro, porque Harry se rehusó a hacerlo, y se transportaron a Azkaban, dejando la mansión de los Malfoy y el bosque tal como los habían encontrado antes de llegar.