Stonehenge

El fuerte golpeteo de una puerta despertó a Harry, que vencido por el cansancio, se había quedado profundamente dormido en la sala de la casa de Sirius. Harry caminó hasta la puerta y al abrirla se encontró con Charlie Weasley y otro chico frente a él. Los tres entraron a la casa, y después de las presentaciones debidas, Thomas Hunt narró a Harry lo sucedido en le sótano de su casa.

- ¿Dices que Alfred Hunt era tu padre? – preguntó desconcertado Harry - ¿conoces a una chica llamada Kathelene?

- Si, la conocí en Azkaban, estaba viendo a los dragones – respondió Tom - ¿por qué me preguntas eso?

- Porque tu padre y el de Kate eran muy amigos, creo que el secreto que Kate creía que tenían era precisamente ese, el señor Hunt era un brujo.

- ¡El señor Hunt un brujo!, ¡imposible Harry! – interrumpió la voz alarmada de Jos, que venía bajando las escaleras junto con Ron y Ginny.

- Es largo de explicar muchachos – dijo Harry – tendré que hacerlo después, ahora lo que tenemos que hacer es prepararnos porque vamos tras Voldemort y Kate

- ¿Ya sabes en dónde están? – preguntó Hermione que bajaba las escaleras - ¿cómo sabes en dónde está Kate?

- Anoche, mientras dormía, Kate me llevó hasta el cuartel general de las resistencias, me dijo que había tenido que cooperar con ellos y que esta mañana partían a Stonehenge, no se porque.

- Porque es el inicio del camino según el mapa – intervino Jos – para poder llegar al Libro Negro es necesario que se parta de ahí, es la entrada.

Todos miraron a Jos con un poco de desconfianza porque no sabían si era cierto que conocía el camino al Libro Negro, excepto Hermione y Ron que ya sabían la razón por la que Jos sabía el camino hacia el Libro Negro, aunque seguían sin poder ver el amuleto que Dumbledore les había dicho.

Los miembros de la Hermandad, Josua Price, Ginny Weasley y Thomas Hunt se aparecieron en Stonehenge y se colocaron en lugares estratégicos para que cuando aparecieran Malfoy, Kate y Voldemort, los atacaran por sorpresa.

Sirius y Charlie se habían quedado en casa, pero Sirius estaba muy preocupado por los chicos, así que fue a la chimenea y lanzó unos polvos de color morado. El fuego chilló pero después apareció la cabeza de Remus Lupin de entre las llamas

- ¿Sucede algo malo con Harry, Sirius? – preguntó la cabeza de Lupin

- Si, no quiero preocuparme mucho, pero los chicos se fueron a Stonehenge a buscar a la bruja que desapareció. Creo que van a necesitar ayuda

- ¿Quieres que reúna al grupo?

- No, Arabella y Mundungus apenas se están recuperando por completo de los ataques de las maldiciones de hace tres años, no quiero que se enfrenten a Voldemort otra vez.

- Pero ellos querrán ayudarnos Sirius.

- Lo sé, pero no es conveniente. Mejor ven tú para acá y nosotros nos encargamos.

- Como quieras Sirius, voy para allá.

Minutos después en medio de la sala, apareció Lupin. Charlie se despidió de los dos magos y se fue a continuar con su trabajo en Azkaban.

Canuto y Lunático se aparecieron también en Stonehenge a unos kilómetros de donde estaban los chicos ocultos. Ellos también se escondieron y decidieron que si los chicos no necesitaban ayuda, no meterían las varitas, pero si notaban dificultades, entonces intervendrían.

Kate estaba muy débil, tanto que no se sentía con fuerzas de poder levantarse del suelo, cada vez que lo intentaba, las piernas se doblaban y le temblaban cada vez más. Sentía enormes náuceas , la cabeza le daba vueltas y le dolía demasiado. Estos eran los efectos que le había provocado pasar toda la noche con un dementor cerca y las maldiciones Cruciatus que Malfoy le aplicó durante todo ese tiempo. Lo único que la mantenía en pie era pensar que pronto los miembros de la hermandad podrían liberarla.

- pero tú eres más fuerte que los miembros de la hermandad – le decía constantemente una voz que provenía de su cabeza – no es posible que pienses que ellos te podrán salvar.

- Los chicos son muy buenos, además se han enfrentado a Voldemort un sin fin de veces.

- Pero todas ha ganado Dumbledore, no la hermandad, piénsalo, lo mejor sería que destruyeras a Voldemort tú sola y así vengarás a tu padre, a Walter y a Alfred Hunt. – respondió la voz

- ¡Basta ya! No puedes tenerme así todo el tiempo. ¡Yo confío en Harry y en los chicos, ellos me ayudarán!

La voz en la cabeza de Kate se cayó y por fin la dejó pensar objetivamente. La voz tenía razón en algo: Ella era más fuerte que la hermandad, pero lo que la voz no recordaba era que la magia de Kate no afectaba a Voldemort, que él había logrado escapar aquella vez que Kate había intentado detener el tiempo y eso le preocupaba, ¿Cómo pensaba detener al asesino de su padre y su maestro si no podía atacarlo? "Debe de tener un punto débil, algo que Dumbledore y Harry aún no descubren, tengo que saber cuál es..."

- Pensando en mi Kate

- ¿Perdón Malfoy?

Draco Malfoy atravesó la pared y apareció frente a Kate sonriendo sarcásticamente. Luego sacó una venda que le puso en los ojos.

- El amo no quiere que lo veas, dice que tienes una mirada muy fea

- Jamás imaginé que Voldemort le tuviera miedo a la mirada de una mujer.

- Así es él. Bueno, camina Kate

Kate intentó ponerse de pie nuevamente, pero sin éxito alguno, así que Draco la ayudó a levantarse y caminar hasta la mazmorra en donde ya los esperaban Jack (el niño que había sacado a Malfoy de Azkaban), Colagusano, Rita y Voldemort, o al menos, la nube de humo en la que estaba convertido.

Ellos creían que Kate no podía ver nada y así era, pero otro los poderes de Kate, que se estaban despertando uno por uno, le permitía poder ver gracias a la energía calorífica que cada cuerpo desprendía, así que podía verlos a todos, ¡Hasta a Voldemort que era solo una nube de humo!

- Muy bien, bruja – dijo la voz de Voldemort – espero por el bien de tus amigos que lleves a estos inútiles directamente hasta donde está el Libro Negro. Si no es así, no dudes que voy a matarlos a todos

- Si señor – respondió Kate, que parecía estar resignada a obedecer a Voldemort.

- Perfecto, así tienes que obedecer. Ahora ¡Lárguense!, y más les vale si aprecian en algo sus vidas, que me traigan ese libro. ¡Y no regresen sin él!

Los cuatro mortífagos y Kate salieron de la mazmorra y se transportaron a Stonehenge.

Los miembros de la hermandad ya tenían un buen rato esperando la llegada de ellos, pero ninguno se había movido de su lugar. En cuanto notaron la energía de los mortífagos en el ambiente, se alistaron para atacar y rogaron que ninguno de ellos fuera lastimado.

Malfoy traía a Kate sujeta de un brazo. Rita y Colagusano la insultaban y le decían palabras horribles. Jos no podía aguantar más, pero la gota que derramo el vaso, fue cuando Malfoy se acercó a ella y le dio otro golpe en la cara cuando no quiso cooperar con ellos.

- ¡Déjala en paz maldito! – gritó Jos saliendo de su lugar - ¡Déjala o te mato!

- ¡Jos no! – gritó Ginny

Pero ya era tarde, Jos había salido de su escondite y le había lanzado contra Malfoy. Draco reaccionó tarde, pero Rita no y le lanzó una maldición Cruciatus a Jos. Los partidarios de Dumbledore salieron y enfrentaron a los mortífagos. Colagusano, estaba enfrentándose a Neville y Thomas, mientras ellos le lanzaban hechizos aturdidores, Colagusano los esquivaba con un escudo de luz; Rita se enfrentaba a Hermione y Ron quienes le lanzaban hechizos inmovilizadores y Rita los enfrentaba con maldiciones Imperius y Cruciatus; Jack atacaba con fuertes hechizos a Harry, éste último le mandaba el hechizo Somnus Letalis en lo que Jack se burlaba de él esfumándose en el aire. Jos y Ginny vigilaban a Malfoy, Jos para quitarle a Kate y Ginny lo apuntaba con la varita, extrañada de que Malfoy no la hubiera atacado ya. Kate veía la escena, cuando Malfoy la tomó de un costado y amenazó con matarla si no dejaban de luchar. Las acciones se detuvieron y el ver esto, Draco lanzó una estruendosa carcajada que resonó por las colinas cercanas a Stonehenge.

- Vaya, vaya, no puedo creer que Harry Potter se detenga y baje la varita por defender a una bruja cualquiera – se burlaba Draco de los chicos, mientras ellos bajaban las varitas – si te viera tu padre, estaría orgulloso de ti, él hizo lo mismo...

- ¡Cállate Malfoy! – gritó Harry

- ¡Cállate tú Potter, ¡Krystallus homine! – gritó Malfoy y de su varita salió un chorro de luz que se dirigió a Ginny.

Harry no podía creer lo que veía, ¡iban a cristalizar a Ginny!. Harry intentó colocarse frente a ella, cuando todo se detuvo. Kate había hecho uso de su poder de detener el tiempo y había impedido que el chorro de luz llegara a Ginny.

- ¡Te ordeno que devuelvas el movimiento del tiempo Jhuen! – gritó Malfoy, quien a diferencia de la primera vez, era el único que no estaba congelado en el tiempo.

- ¡No lo haré Darkthen! – le dijo Kate

- ¿Cómo puedes hacer magia si no puedes enfocar a quien vas a tacar?

- Ese es mi secreto.

Kate enfocó la figura de Harry en su mente y le lanzó la variante de la maldición Imperius. En uno de los puños cerrados de la chica estaba una pequeña semilla de girasol.

Harry abrió los ojos bajo el dominio de la maldición Imperius. Tomó a Ginny de una mano y la movió solo unos centímetros para que el rayo de luz no la tocara. Luego se colocó a su lado y Kate dijo en voz baja ¡Contínue Tempa!, justo antes de desmayarse.

El rayo de luz pasó a un lado de Ginny y congeló una roca de Stonehenge. Ginny no entendía lo que había pasado y Harry se sentía muy raro. Malfoy miraba atónito a Kate, quien estaba en el suelo, a causa del desmayo provocado por la gran cantidad de magia y energía que había tenido que utilizar momentos antes. Malfoy lanzó otro hechizo ¡Bullula Luce! y una enorme burbuja de luz blanca apareció sobre los mortífagos. Los miembros de la hermandad intentaron con muchos hechizos romper la burbuja de luz que Malfoy había creado, sin embargo, todo fue inútil. Dentro de la burbuja, los mortífagos se burlaban de ellos y Kate no podía hacer nada porque la tenían bajo los efectos de un hechizo inmovilizador, además de que seguía inconsciente.

- No sabes cuánto lamento Potter que no puedas salvar a Kate, esta vez yo gano – dijo Malfoy

- Por el momento Malfoy, no me voy a rendir tan fácilmente, te voy a encontrar en donde quiera que estés y liberaremos a Kate

- Bueno Potter, veamos si tienes ganas de seguirnos después de esto.

Malfoy miró a los mortífagos y los cuatro dijeron a unísono ¡Krystallus Homine!. Cuatro chorros de luz se dirigieron hacia cuatro miembros de la hermandad. Thomas, Hermione, Ginny y Jos fueron alcanzados por los rayos y se empezaron a trasformar en enormes figuras de cristal. Neville, Harry y Ron miraron con desprecio a los mortífagos y luego corrieron hasta donde estaban los heridos. Draco se rió de ellos y de sus rostros de desesperación al ver las estatuas de cristal en las que se habían transformado los chicos.

Draco tomó la varita y con una seña le ordenó a Rita que levantara a Kate. Rita le lanzó a Kate el hechizo Levitecorpus y el cuerpo de Kate se elevó a una distancia considerable del suelo. Draco dijo unas palabras en latín y los cuatro mortífagos, Kate y la burbuja de luz desaparecieron del lugar.

Sirius y Remus llegaban corriendo hasta donde estaban los chicos que no sabían que hacer : mover a los cuerpos o dejarlos en su lugar.

- Es necesario que revirtamos el hechizo – dijo Harry que tomaba la mano de cristal de Ginny - ¡No debimos traerlos!

- Son miembros del equipo Harry, no podemos dejarlos así en Suttonfolk – le contestó Ron que miraba muy triste a Hermione

- ¿Ustedes saben cómo revertir el hechizo? – preguntó Remus

- Si - contestó Harry muy seguro de lo que decía.

Harry levantó la varita, la dirigió a Ginny y con voz firme y fuerte dijo ¡Consummatum est! y los chicos iniciaron de nuevo la transformación, pero ahora, a brujos normales. Ron sujetó a Hermione fuerte para que no se cayera, Sirius revisó que Jos se encontrara en buen estado, Remus movía cada una de las extremidades de Tom con ayuda de Neville, y Harry abrazó muy fuerte a Ginny.

- Harry ¿qué hacemos ahora? – preguntó Ron – se escaparon y se llevaron a Kate con ellos

- Van tras el Libro Negro – respondió Harry, soltando a Ginny que ya podía sostenerse en pie – Sirius, ¿Jos está bien?

- No lo creo Harry, para los muggles no es muy fácil resistir éste tipo de ataques. Pero con unas horas de reposo se pondrá bien

- Muy bien, entonces creo que tendremos que regresar a Suttonfolk y esperar a que Jos se recupere – dijo Harry – después regresaremos aquí para poder encontrar a Kate y al libro.

- Buena decisión Harry – comentó Remus

Los ocho magos se transportaron a la casa de Sirius y llevaron a los enfermos a sus camas. Mientras la señora Pomfrey revisaba a los chicos (ella se había convertido en la enfermera particular de los aurores porque siempre que tenían batallas muy duras, salían muy lastimados), Neville, Harry y Ron estaban en la sala de la casa. Sirius y Remus habían partido al ministerio y la cueva de Dumbledore respectivamente a narrar lo sucedido a Dumbledore y el señor Weasley, quien seguramente se iba a preocupar por el estado de salud de Ginny

- No puedo creer que Malfoy se haya escapado – dijo Ron muy enojado - ¡Y que haya intentado lastimar a las chicas, ellas no tienen la culpa!

- Realmente es muy extraño que haya lanzado los hechizos contra las chicas –comentó Harry

- Lo extraño es que les haya lanzado esos hechizos, ¿Por qué no les envió el Somnus letalis?

- ¿De qué lado estás Neville? – preguntó Harry

- ¿Te hubiera gustado que los mataran a todos? – siguió Ron

- No chicos, yo me refiero a que nos tenía en las manos, por qué ordeno solo un hechizo de cristal y no uno mortal. La reacción de Draco no es la que me esperaba

- Pues tenemos que agradecer que Draco no reaccione según lo que tú crees Neville, si no ahora estaríamos llorando la muerte de 5 amigos – agregó Ron

- ¿5 ? – preguntó Neville - ¿De dónde sacas cinco?

- Es fácil, cuatro que atacaron hace rato y Kate, porque sin Jos no podríamos saber el lugar en donde se encuentra el Libro y por lo tanto, Kate y los mortífagos – explicó Ron

- Ah!, vaya – dijo Neville - ¿qué te sucede Harry, te quedaste muy callado?

- No chicos solo pensaba en lo que Neville dijo, ¿por qué Draco no ordenó que nos mataran a todos?

- Creo que le están dando mucha importancia al hecho de que no nos hubieran asesinado – comentó Ron – deberíamos agradecer que estamos todos vivos.

- Ron tiene razón Harry, es una fortuna que Draco no haya actuado como siempre.

Harry no dijo nada. Él sabía perfectamente la razón por la que Draco no había matado a las chicas: Ginny, pero lo que realmente le preocupaba era saber por qué Draco había atacado a Ginny justo cuando él estaba cerca, eso solo significaba una cosa, y tomar esa decisión le había costado mucho a Harry porque le dolía hacerlo, tenía que alejar a Ginny de él.

- ¿Harry te encuentras bien? – preguntó Ron preocupado por la ausencia de su amigo

- Si Ron, no te preocupes, ¿Dónde está Neville?

- Fue por un té para ti, porque te vimos muy mal

- No es para tanto, solo estaba pensando y reflexionando en unas cuantas cosas

- ¿Ginny tiene que ver en eso?

- Si, no me agrada la idea de que la lastimen por mi culpa

- ¿De qué hablas Harry?

- Por si no lo habías notado, Malfoy atacó a Ginny por primera vez con el hechizo cristalizador cuando yo me acerqué a ella

- ¿Insinúas que Draco está enamorado de mi hermana?

- Solo digo que si Ginny está cerca de mi, podría salir lastimada, y yo no quiero que eso pase, por eso, decidí alejarme de ella

- ¡¡¿Estás loco Harry?!! – y Harry miró muy extrañando a Ron, quien se suponía que estaba en contra de que su mejor amigo y su hermana iniciaran una relación

- ¿Qué no estabas en contra de que saliera con Ginny?

- ¿Cómo crees que se sentiría mi hermana si después de un ataque le dejas de hablar? ¿No que no pretendes lastimarla Harry?

- Ya está listo el té – dijo Neville que iba llegando a la sala con una charola que tenía servicio de té para tres – lo siento, ¿interrumpo algo?

- No Neville, fue mejor que llegaras – comentó Ron – toma Harry para que se te acomoden las ideas

- ¿Sigues perdido en el espacio Harry? –preguntó Neville

- ¡Peor, estoy tomando una decisión!

Los chicos disfrutaron del té de hierbas que les preparó Neville. Una de sus especialidades. Despidieron a la señora Pomfrey una vez que terminó de revisar a los chicos y los tres aurores fueron a visitarlos en el siguiente orden: Neville fue a ver a Ginny, Hermione, Jos y Tom; Ron fue a ver a Tom, Jos Ginny y Hermione y Harry fue a ver a Jos, Tom, Hermione y Ginny.

Cuando Harry entró a la habitación de Ginny, ya había tomado una decisión.

- Hola Weasley, ¿Te encuentras mejor?

- Mejor ahora, gracias

- Eso espero, porque me sentí muy mal cuando te vi convertida en una estatua de cristal

- Bueno Harry, afortunadamente estabas cerca

- ¿Pero que no te das cuenta Ginny de que te lastimaron por mi culpa?

- ¿Por tu culpa?

- Si, por estar cerca de ti

- Es un riesgo que me gusta correr Harry

- Pues a mi no me gusta que lo corras, si algo peor te pasara te juro que no se qué hago

- Tranquilo Harry, no va pasarme nada

- ¡Eso lo dices para que me calme!, pero ya tomé una decisión

- ¿Y cuál es?

- Ginny, no te quiero cerca de mi, entiende que es por tu bien y...

- ¿Esa es tu decisión?, está bien, la acepto, entonces vete de aquí – Ginny le señaló a Harry la puerta de la habitación y Harry notó que a pesar de que sus ojos le rogaban que no se fuera, la expresión que tenía el rostro de Ginny denotaba madurez y aceptación en la decisión que acababa de escuchar

- ¡Perdóname Ginny! – dijo Harry y se recostó sobre el estómago de Ginny. Ella le pasó la mano por el cabello

- Harry, no tengo nada que perdonarte.

Cuando Harry miró a Ginny a los ojos, entonces, él supo qué era lo que tenía que hacer.

- Jamás me alejaré de ti Ginny, lo prometo

- Pero Harry no acababas de...

- No importa lo que dije. Siempre voy a estar cerca de ti, para protegerte y ayudarte ¿Tú quieres estar conmigo?

- ¡Aunque se vaya mi vida en eso Harry!

Harry y Ginny se miraron de nuevo, y Harry se recostó otra vez en el estómago de Ginny, deseando que con esa acción le otorgara a Ginny un escudo especial contra el mal y la magia de los mortífagos.

Los mortífagos y Kate habían llegado a una ciudad muy extraña. Tenía dos altas columnas a la entrada de la ciudad, el piso estaba empedrado, las casas de los habitantes del pueblo estaban hechas de un material blanco, muy parecido al marfil y todas eran iguales: eran muy altas, estaban adornando la puerta y pequeños escalones las levantaban a un nivel un poco más alto que la calle. Toda la gente vestía túnicas también, pero blancas y sandalias en los pies. Kate empezaba a despertar para fortuna de los mortífagos porque los pocos habitantes que podían verse en la calle, los miraban de forma extraña.

- ¿En dónde estamos Kate? – preguntó Malfoy

- ¡Imposible! – dijo Kate sorprendida - ¡Esto no puede ser real!

- ¡Te hice una pregunta y será mejor que me respondas!

- De acuerdo Draco. Estamos en la Atlántida

- ¡Estás locas Kate!, aún para nosotros los magos eso sería imposible – le respondió Rita

- Pues si no quieren creerme, adelante.

- ¿Cómo puedes asegurar eso? – preguntó Colagusano

- Por la estructura de las casas, el acabado estilo griego clásico de las fachadas, los monumentos y por la forma en la que nos mira la gente – explicó Kate

- ¿La gente nos mira? –preguntó Rita

No se habían dado cuenta que desde que había aparecido a la entrada del la ciudad un círculo de curiosos se había formado alrededor de ellos. Inmediatamente Draco desenfundó la varita y mucha fue su sorpresa al ver que todos los que los rodeaban, sacaban su varita también. Una chica que estaba entre los curiosos, pronunció algunos palabras en voz baja e hizo que salieran de la punta de su varita, luces de colores.

Inmediatamente después de que la chica lanzó las luces, un grupo de guardias, con armaduras y varitas mágicas en las manos, llegaron hasta donde ellos se encontraban.

- ¡Atrás o morirán! – gritaba Draco.

Los otros mortífagos y Kate habían sacado las varitas también. Los guardias se acercaban más.

- ¡¡¿Quiénes son?, ¿Qué es lo que quieren?!! – preguntaba desesperado Colagusano

Pero los guardias no respondían y cada vez se acercaban más amenazadoramente hasta los magos extranjeros.

- Sabes, quien quiera que seas – dijo Kate dirigiéndose a Colagusano – estoy segura de que no es el comité de bienvenida.

Los guardias cercaron por completo al grupo de mortífagos y Kate, quienes empezaron a lanzar hechizos a los guardias, sin que ninguno de ellos surtiera efecto alguno.