El ataque. Primera parte
La casa estaba en llamas. Grandes lenguas de fuego se elevaban en el cielo alumbrando a las casas cercanas, a pesar de que era de noche. Algunos muggles se acercaban al lugar para ver si podían ser de ayuda para algo.... hubo quien llamó a los bomberos... pero hasta el momento, nadie había llegado. Se escuchaban los murmullos de preocupación de la gente que ahí se encontraba... pero nadie llegaba. Por fin, aparecieron unos hombres vestidos de manera muy extraña, túnicas o algo parecido, que los reunieron a todos en un círculo y el apuntaron con una varita de madera. Después, todos los muggles salían del lugar del incendio y se iban a sus casas.
Uno de los magos pronunció una palabra extraña: ¡Aquaticus! y un chorro de agua salió de la varita. Los demás lo imitaron y así consumieron el incendio.
- Creo que los mortífagos no nos dejarán dormir esta noche Remus....
- Creo que no Sirius, ¡hay mucho trabajo que hacer! Y sin Harry no los chicos, es más pesado.
- No somos suficientes aurores.....
- Y no creo que vayamos a serlos, aún así todos se están esforzando mucho.
- Vamos Remus, hay que buscar pistas.
Los dos magos empezaron un recorrido por los escombros que alguna vez habían sido una casa hermosa. Los otros dos magos que los acompañaban, miembros de los Guardianes Incontenibles se movieron también a buscar pistas. De pronto, frente a Sirius, apareció otro mago.
- Black, hubo otro ataque cerca de Hogwarts, y como sabes, solo la cuida un squib. Te necesitamos en el colegio.
El mago desapareció... Sirius miró desconcertado a Remus quien le hizo una señal con la cabeza, señalándole que se fuera y se llevara a uno de los chicos que los acompañaba. Sirius fue con uno de los chicos, éste sintió con la cabeza y ambos desaparecieron del lugar, Remus, que había estado observando todo, siguió buscando entre los escombros alguna pista. El grito del chico que se había quedado con él y un resplandor verde hicieron que Remus fuera del lado contrario de la casa y observara que de un trozo de madera provenía la luz. El chico estaba aterrado mirando la imagen que se proyectaba a la altura de un metro de la madera que la emitía. La imagen de una calavera con una serpiente saliéndole de la boca, era lo que tanto había horrorizado a aquel chico. Remus se acercó y notó que debajo de la tabla estaba un cuerpo, de alguien mayor, parecía una mujer... Con la ayuda del otro chico, levantó completamente la madera y pudo ver a la señora ya grande de edad muy lastimada y boca abajo. Cuando Remus la volteó, pudo notar en el brazo derecho, la marca tenebrosa
- ¡Un mortífago!
Y el chico inmediatamente se alejó. Remus llamó a los medimagos que se encontraban en el lugar apoyando al grupo de aurores. Dos chicas se acercaron, una de unos 20 años de edad y la otra, como de la edad de Remus. La chica y el chico se quedaron a examinar a la mujer, mientras que Remus y lo otra medimaga, seguían buscando por los escombros. Como 20 metros más delante de donde habían encontrado a la mujer, vieron que la túnica de alguien salía debajo de otra madera.
- ¡Tenemos que ayudarla! – dijo Remus - ¡Arriba!
La madera se levantó por los aires y salió volando hasta el otro lado del jardín. Otra chica estaba en el suelo, con visibles señales de haber sido torturada.
- Remus, creo que no podré hacer nada por ella – dijo la mujer
- No te preocupes, de todas maneras, creo que no se hubiera podido hacer nada.
- ¿Encontraron otro cuerpo? Ah!
La chica que acompañaba a la mujer mayor ahogó un grito. La mujer notó que la joven medimaga empezaba a derramar lágrimas silenciosas
- Lavender, ¿qué te ocurre? – preguntó la mujer
- Ella..... ella..... es mi amiga..... ¡mi amiga de Hogwarts!
- ¿Tu amiga de la escuela? – intervino Remus
- Si profesor.... ella es Parvati Patil. Mi mejor amiga.
Lavender no pudo continuar porque se sumergió en el llanto amargo de la desesperación y la impotencia.
- ¡Malditos mortífagos! – exclamo Remus
- ¿Sabes por qué atacaron a Parvati? – preguntó la mujer
- No que yo sepa Arath, a menos que....
- ¿A menos que qué? – preguntó Arath, la medimaga grande
- A menos de que la buscaran por su habilidad para ver el futuro. Ella era realmente buena, predijo la muerte de muchos profesores de Hogwarts cuando empezó la guerra, y a últimas fechas hablaba de un tal Jhuen...
- Bueno, creo que no podemos hacer nada más aquí – interrumpió Remus – lo mejor será que nos vayamos al ministerio. Nos deben de necesitar.
Todos los magos se transportaron al ministerio de magia a rendir su informe. Remus se dirigió a la oficina de juntas generales, en donde lo esperaban, Arthur, Alastor, Cho y Thomas, quien se había vuelto un miembro importante en la lucha.
Sirius llegó cansado y muy fatigado al ministerio. La señorita Kardiner lo miró fríamente y le entregó otro fólder, luego hizo algo que sorprendió mucho a Sirius, porque jamás lo había hecho antes...
- Señor Black – dijo la señorita Kardiner – por favor, cuídese mucho, los rumores dicen que va tras de usted y si le pasara algo.... bueno por favor, cuídese.
- No se preocupe señorita Kardiner, yo me cuidare y muchas gracias por su preocupación.
Esta acción de la señorita Kardiner le hizo pensar a Sirius que realmente estaban en serios problemas. Subió las escaleras a la oficina central y entró en ella. Todos los miembros del ministerio (excepto Ginny) estaban sentados alrededor de la mesa. Vieron llegar a Sirius, quien se sentó y la reunión dio inicio.
- Tenemos muchísimos problemas con los mortífagos – dijo Arthur – parece ser que como saben que no están los miembros de la hermandad, es el momento en el que estamos vulnerables...
- ¡Pero no necesitamos a los chicos Arthur, nosotros podemos con ellos! – interrumpió Alastor
- Nosotros ya somos grandes Moddy, no podemos solos, necesitamos a los chicos – dijo Arthur
- Creo que lo que debemos hacer es pedir ayuda a los muggles....
- ¡Estás loca Cho! – exclamó Sirius – los muggles jamás entenderían la situación en la que nos encontramos, además, ellos no pueden hacer nada en contra de la magia
- Pero señor Weasley – continuo Cho – ya nos ayudaron una vez y yo creo que...
- Sirius tiene razón Cho – continuó Arthur – no podemos pedir ayuda a quienes no nos servirían de nada, solo de estorbo, así que olvida esa loca idea.
- ¡Todos están equivocados! – gritó Cho – ¡es una estupidez no avisar a los muggles!
- Cho, tranquilízate por favor – le dijo Percy
- ¡No me calmo!, ¡no es una buena idea!, ¡Hay que avisar a los muggles!
- ¡Cho basta por favor! – gritó Sirius - ¡guarda silencio!.
- Creo que lo más prudente es aguantar señor – dijo Remus – no creo que los chicos tarden mucho
- Eso no lo sabemos Remus.... – dijo Moddy
- Pero confío en que no tardarán – afirmó Remus – algo me dice que están cerca del libro, no tardarán, lo presiento.
- Como sea – expresó Arthur – lo único seguro que podemos hacer es seguir luchando hasta que la hermandad vuelva.
- Esta bien, señor
Los miembros del ministerio salieron poco a poco de la habitación. Remus, Sirius, Percy y Arthur se continuaron en la habitación
- Papá, creo que lo de los muggles es lo más estúpido que le he oído a Cho – dijo Percy – a mi se me hace que el Señor Tenebroso tiene que ver con eso.
- ¿Crees que Cho sea un mortífago? – preguntó Arthur
- Un mortífago no lo creo, pero tal vez la maldición Imperius si puede estar tras de eso – dijo Sirius
- Muy bien entonces, Remus por favor, busca a alguien que esté cerca de Cho para vigilarla y averiguar qué le sucede. Sirius, ¿qué pasó en Hogwarts? – preguntó Arthur
- Nada importante Arthur. El ataque fue a las afueras de Hogwarts, cerca de Hogsmeade pero no hubo heridos, creo que solo fue para separarnos a Remus y a mi. Además el colegio está protegido por la magia de Dumbledore y nadie puede hacerle nada
- ¿Y tú Remus?
- Nada señor Weasley, bueno, creo que algo que si es crucial es que atacaron a una chica llamada Parvati Patil...
- ¡¡¿Atacaron a Parvati?!! – gritó Percy
- Si, una mujer ya grande que era vasalla de Volde... de él y que al parecer la buscaba porque sabía algo de Jhuen
- ¿De Jhuen? – preguntó Arthur
- Los magos se están enterando de Kate y si no hacemos nada para que aparezcan Harry, Kate y los demás chicos, todo el reino va a entrar en conflicto. No es fácil enterarse de que el fundador del reino mágico está vivo y que no puede ayudarnos a derrotarlo a Volde..... a él y a sus tropas.
- No se preocupe señor Weasley – dijo Remus – créame cuando le digo que los chicos ya están por llegar
- Por nuestro bien, espero que así sea Remus, porque si no, no sabré que hacer con el problema
Los magos se despidieron y Sirius y Remus se dirigieron a la casa de Sirius, a esperar noticias de los magos perdidos.
Cho Chang había llegado muy agotada a su casa. Se sentó en el sofá y miró a al alrededor. La sala estaba cubierta de premios por Magia Avanzada, Matriculas de Honor en Brujería, El Premio Anual y trofeos de Quidditch... todos con el nombre de la chica: Cho Chang. Ella se dirigió a un pequeño escritorio de donde sacó un cuadro. Era una foto enmarcada en donde se encontraban una pareja de novios que primero aparecían abrazándose y luego se daban un beso. Ambos parecían felices.
- Harry.... – murmuró Cho – jamás debí dejarte, no puedo creer que me haya enamorado de ti... de un niño..... pero ahora vas a ser mío, para siempre...
- Eso depende de ti Cho – dijo una voz ronca y áspera que provenía del fondo de la habitación
- Ya lo sé señor, ¿en qué puedo ayudarle ahora?
- ¿Funcionó lo de los muggles?
- No señor, el estúpido de Weasley dijo que no era buena idea y lo apoyaron los entrometidos de Black y Lupin
- Son un estorbo para nosotros. Hay que eliminarlos
- Si señor, como usted mande
- Tendrás que tenderles una trampa. Hay que atacarlos por sorpresa, por separado, además nadie sospechará de ti... de un miembro del ministerio
- No creo que lo hagan señor. Además, soy capas de hacer cualquier cosa con tal de que Harry regrese conmigo.
- Mujeres..... como quieras. Potter será tuyo si logras que el ministerio se venga abajo.
- Si señor
- Y recuerda que debes atacar cuando estén separados... juntos no podrías derrotarlos
- Si señor
Voldemort desapareció y Cho volvió a su sofá con la única foto que tenía de cuando Harry y ella estaban juntos. Luego se escucho un ruido cerca del librero, como si alguien chocara con algo. Cho no volteó la mirada, pero sujetó la varita. Contó mentalmente hasta tres y unas palabras salieron de su boca
- ¡Crucio!
Percy Weasley salió del hechizo que lo escondía a los ojos de Cho. Sufría de la maldición Cruciatus y se retorcía vilmente en el suelo. Cho sonreía y le lanzó varias maldiciones más. Cuando Percy dejó de luchar contra el dolor, Cho dejó de atacarlo, levantó la varita del chico y la rompió. Después lo miró con desprecio, como si fuera peor que basura.
- Así que nuestro honorable ministro mandó a espiarme – dijo en tono sarcástico - ¡que estúpido es tu padre Weasley!, pero creo que eso se hereda.... como sea, supongo que habrás escuchado lo que hable con mi maestro. Pues si, el Señor Tenebroso es mi maestro, el único que me a brindado su ayuda cuando más la necesite. Él me escuchó y se ofreció a ayudarme para tener conmigo a Harry ¡porque la estúpida de tu hermana no va a ganarme la partida!, ¡Harry es mío y siempre lo será!, es una lástima que no estés para ver sufrir a la tonta de Ginny cuando Harry regrese a mis brazos.... ¡y lo único que tengo que hacer es hacer quedar mal a tu padre!... ¡algo tan fácil...!. Lo siento Percy, pero tendrás que morir... sabes demasiado....
Cho levantó la varita, pero se detuvo en el aire. A pesar de que se había unido al lado tenebroso, que era una mortífago, jamás había matado a nadie y no era momento de empezar a hacerlo. Lo único que quería era tener a Harry otra vez junto a ella, y para eso solo tenía que herir a Sirius, a Remus, y desprestigiar al ministro de magia. No era cosa de asesinar a nadie. Así que levantó la varita de nuevo, pero pronunció algo muy diferente al Avada Kedavra
- ¡Obliviate!– dijo Cho – espero que con un hechizo desmemorizante sea suficiente...
Percy perdió la conciencia. Cho lo inmovilizó con otro hechizo y se lo llevó fuera de su casa. Se transportó a las afueras del Bosque Prohibido en Hogwarts e hizo mucho escándalo para que Fang, el perro de Hagrid, la escuchara y pudieran encontrar a Percy. Después regresó a su casa, a planear los ataques a Sirius y Remus
En el ministerio, todo era caos total y absoluto... desde que la noche anterior habían encontrado a Percy a las afueras del Bosque Prohibido, nadie estaba tranquilo. A todos los miembros del ministerio se les veía con el rostro pálido, y sus facciones denotaban que no habían podido dormir de la preocupación. Arthur Weasley se culpaba constantemente de lo ocurrido a su hijo, que se encontraba en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, recuperándose de las heridas causadas por el ataque que había sufrido. Su mujer, Molly, no podía creer que lo había mandado a semejante misión, por su parte, Sirius y Remus, buscaban pistas que relacionaran a Cho con el ataque de Percy. Todo sin éxito alguno.
Esa tarde, Sirius y Remus se dirigían al Hospital a visitar a Percy, cuando se apareció la imagen de Arthur Weasley en la chimenea del compartimiento del tren en el que viajaban.
- Señores, creo que la visita a Percy tendrá que esperar. Tenemos nuevos ataques: Sirius, necesito que vayas a las afueras de Suttonfolk, probablemente pretendan atacar el pueblo. Remus, por favor, ve a las afueras de Hogsmeade, Dennis Creevey trajo información sobre el paradero del cabecilla general de una de las resistencias, ¡suerte chicos!
Sirius y Remus se miraron el uno al otro y sin decir palabra alguna, ambos desaparecieron.
Remus apareció a las afueras de Hogsmeade e inmediatamente se escondió. No sabía en donde podían estar los mortífagos, así que conjuró en hechizo de invisibilidad y empezó a caminar con mucho cuidado y cautela para encontrar a los mortífagos. Como 100 metros adelante del lugar donde él había aparecido, vió una túnica conocida. Se quitó el hechizo de invisibilidad y caminó hasta donde la bruja estaba de pie.
- ¡Qué haces aquí! – exclamó Remus un poco alarmado – podrían lastimarte los mortífagos
- El señor Weasley me pidió que viniera a ayudarte....
- Ah, ese Arthur, no entiende..... bueno, quédate conmigo y trataré de defenderte
Remus caminó frente a ella. La bruja sonrió maléficamente, levantó la varita y le lanzó a Remus la maldición Cruciatus. Remus cayó al suelo, sin poder dominar el horrible dolor que sentía. La chica fue hasta donde él estaba en el suelo y volvió a reírse.
- ¡No puedo creer que seas tan estúpido!... ¡no cabe duda que el Señor Tenebroso tenía razón! ¡Crucio!
Remus se volvió a paralizar de dolor ante el nuevo ataque de la maldición. A pesar de que el dolor era inmenso, no podían entender por qué ella lo estaba atacando. Luego, la bruja lanzó "La luz de Azael" y la planta empezó a rodear las piernas de Remus.
- Bueno señor Lupin, profesor..... creo que tengo que retirarme, Sirius debe de estarme buscando...
Remus miraba con los ojos desorbitados a la chica, pero el dolor provocado por la planta le hizo perder el conocimiento. Ella sonrió débilmente y luego desapareció. Cho iba a buscar a Sirius.
Sirius había recorrido ya dos veces los alrededores de Suttonfolk y aún no veía nada fuera de lo común
- Esto es muy extraño... no creo que Arthur me haya dado una pista falsa... aunque es muy raro que no haya visto nada aún...
Sirius siguió su recorrido y al dar una vuelta en una pequeña casa abandonada, encontró a Cho, tirada en el suelo, con la túnica desgarrada, como si hubiese sufrido un ataque por varios magos....
- ¡Cho! – gritó Sirius y corrió hasta donde estaba la chica
La tomó entre sus brazos y la movió un poco, tratando de que recuperara el conocimiento. Ella no abría los ojos, su respiración era débil y muy cortada, los latidos de su corazón cada vez eran menos y Sirius no sabía que hacer
- ¡Demonios! – pensó – esto tiene que ser obra de los mortífagos, pero.. ¿qué hacia esta chica aquí?
Cho movió un poco el cuerpo y Sirius dejó de preocuparse mucho. Luego, ella abrió los ojos y con lágrimas le dijo a Sirius
- Ayúdame....
Sirius sintió un enorme odio recorrer por sus venas, aunque la chica nunca le había caído muy bien, no dejaba de preocuparse por ella, al fin y al cabo, era una compañera de lucha...
Cho miró a Sirius y le tomó la mano en donde tenía la varita. Entonces con un brusco movimiento se puso de pie, derribando a Sirius y le lanzó un hechizo inmovilizador. Luego se sonrió, como si nada le hubiera pasado
- ¡no puedo creer que ambos sean tan estúpidos! – dijo sonriente Cho – Remus también cayó muy rápido.... ¡Sus estúpidas almas caritativas no van a llevarlos a ningún lado!
Cho estaba a punto de lanzar la maldición Cruciatus, cuando una voz resonó por todo el pueblo, alcanzando también al lugar en donde se encontraban Sirius y Cho.
- ¡Muy bien hecho! – dijo Lord Voldemort – eres muy inteligente Cho... Atrapaste a ambos ¡y de qué manera!, yo tampoco creía que fueran tan estúpidos
- Muchas gracias maestro
- ¿Te sorprende Black? – dijo Voldemort mirando hacia donde estaba Sirius, que no podía creer lo que veía y oía – pues ya lo viste. Cho es mi espía y ella se encargó de quitarlos del camino.... Sin embargo ¡no los mataste!
- Bueno, señor... yo, mire.... lo que sucede es que usted llegó cuando iba a matar a Sirius y bueno pues ya no pude hacerlo
- ¿Y al licántropo?, ¡Por qué no lo mataste!
- Señor yo...
- ¡Estúpida sentimental! ¡Crucio!
Cho se rindió de inmediato antes los embates y los dolores de la maldición Cruciatus, aún sin poder entender por qué su maestro la había atacado. Voldemort susurró algo como "imbécil", mientras la veía retorcerse de dolor en el suelo. El Señor Tenebroso se acercó a Sirius, quien todavía tenía los efectos del hechizo inmovilizador y que se sentía aterrado con la sola idea de pensar que iba a morir sin poder enfrentar a quien había asesinado a sus mejores amigos y perseguía con su fantasma a su ahijado.
- Sabes, creo que morirás de la misma manera que lo hizo Potter, sin dignidad alguna. Aunque así tenía que ser, un heredero del Gryffindor no puede tener dignidad, además tenía que vengarme por lo de Lily... mi pequeña y dulce Lily, jamás debió haberse ido de mi lado, éramos tan felices.... ¡pero llegó el estúpido de Potter!, ¡él la arrebató de mi lado!, es una lástima en verdad que haya muerto, sin saber lo de Harry... Pero creo que tú tampoco lo sabrás.... ¡muere Black!
- ¡No!, ¡Expeliarmo!
La varita de Voldemort salió volando por los aires y cuando se dio vuelta para mirar a quien había osado a levantar la varita en su contra se sorprendió al ver quien era. Cho estaba de pie, con las piernas temblorosas, la túnica maltratada y sucia, el cabello alborotado, y la varita desenfundada apuntando directo a Voldemort
- No voy a permitir que hagas sufrir más a Harry... ¡Él no lo merece!
- ¡Silencio escuincla! ¡cómo te atreves a desafiarme!
- ¡te repito que no voy a permitir que hagas sufrir más a Harry!
- ¡Eres una idota! ¡Somnus letalis!
Sirius ya se había librado del hechizo inmovilizador, pero fue demasiado tarde, el chorro de luz ya había tocado a Cho, que estaba a punto de caer rendida al sueño profundo de la muerte.
- - Per....dón... Sirius.... to..do lo hice por .....Harry
Cho murió casi al instante. Sirius se levantó de nuevo y desafió a Voldemort con la varita desenfundada. Voldemort se rió estridentemente y aceptó el duelo. Lanzaron dos hechizos que no dieron en el blanco. Luego, Sirius lanzó un hechizo inmovilizador que Voldemort le regresó, dando en el blanco.
Sirius cayó al suelo, sin poder mover ni una sola parte del cuerpo. Voldemort se acercó a él y lo observó con una mirada de burla infinita. Le lanzó dos maldiciones Cruciatus más y Sirius sufría intensamente.
- ¡Pobre de ti Black! – le dijo Voldemort – debe de ser difícil cargar con la conciencia de la muerte de tus amigos y de la futura muerte de tu ahijado. Pero en fin, para que veas que no soy tan malo, te voy a permitir morirte . ¡Avada Kedavra!
- ¡No!, ¡Aeternus tempa!
El tiempo detuvo su marcha. La luz verde que salió de la varita de Lord Voldemort estaba suspendida en el aire. El señor Tenebroso miró hacia el lugar y donde había provenido la voz y los vio entonces. Un joven mago con una cicatriz en forma de rayo sostenía la varita de donde había provenido el hechizo para congelar el tiempo. Harry Potter y la hermandad había regresado a la superficie.
