Chapter 1: La decisión.

Despertó en la madrugada, había tenido pesadillas, miedos y frustraciones que no lo dejaban descansar en paz, suspiro exasperado y paso su mano por su cara, soplo con resignación, por primera vez en su vida tenía miedo, mucho miedo.

Miro a lado suyo, abrazado a él una joven rubia dormía placidamente, su rostro denotaba paz, tranquilidad, ella no tenía miedo, nunca lo había tenido, era tan fuerte, tan capaz.

Separo con suavidad los brazos de la chica, se incorporo con suavidad y después de arroparla, salió de la habitación, camino por el largo pasillo y se dirigió hacía el balcón, en cuanto sintió el aire frío de madrugada se estremeció, pero se mantuvo en pie, mirando hacía las estrellas, buscando una respuesta, una solución, que sabía jamás llegaría.

Le dio un suave suspiro al viento, y pensó en ella, en su esposa, en su Anna.

Hacía dos meses que se habían casado, aquel día todo sucedió, se confesaron sus mutuos sentimientos, se entregaron con pasión y sin reserva sus cuerpos, su vida cambió, llenándose de una dulce felicidad.

Pero ahora él tenía miedo...

Hace apenas unos días atrás, Anna le había dicho la cosa más espantosa que él jamás pensó que los labios de la chica dirían algún día, ella se mantuvo serena, fría, y acepto todas las palabras que dijo de manera casi mecánica, en cambio él... sufrió el más terrible golpe, su corazón se detuvo al escucharla, sintió como se derrumbaba poco a poco, pedazos de alma fragmentados caían por el suelo... pero fingió, por ella, se limito a sonreír, a adoptar la misma pose de siempre, tranquila, despreocupada, gestos que ella tomo como afirmativos y sintió como pudo respirar aliviada. Pero en sus adentros, el miedo se apodero de él, de su cuerpo, de sus sueños.

Desde aquel funesto día, tenía constantes dudas, sobre él, sobre Anna, sobre su matrimonio, no podía creer que con tan solo dieciséis años, él tuviera que enfrentarse al mundo, un mundo desconocido e imparcial.

Nadie lo había preparado para tal cosa, no había recibido ningún tipo de entrenamiento, jamás imagino que eso fuera tan difícil, que fuera difícil vivir, la vida misma era tan espantosa, inclusive el haber derrotado a Hao, su hermano, su sangre, en aquel torneo de shamanes, le había sido tan fácil, tan sencillo, todo era tan simple, tan posible...

-Amo Yoh-escucho que le decían por detrás.

Se volvió con lentitud y se encontró cara a cara con el espíritu de un legendario samurai, su amigo, su compañero, su escudo en batallas, su fiel protector.

-¿Se encuentra bien amo?-le pregunto con preocupación.

-Sí, no es nada, tan solo pensaba-le respondió tratando de sonreír lo más natural que sus penas le permitieran.

-¿Es sobre lo que le dijo Doña Anna, amo?

-Sí-suspiro y dirigió su mirada hacía las estrellas-¿Sabes?, A ella nadie la obliga, ella ha aceptado su decisión, ¿pero yo?, ¿Alguien se ha molestado en pensar en lo que yo siento, creo y pienso?, no, nadie lo ha hecho amigo, todos creen que he aceptado, pero lo cierto es que tengo miedo, un inmenso temor a vivir, a continuar viviendo así, ella es capaz de hacerlo sola, de continuar sin mí, por eso...

-¿Lo ha pensado bien amo?, ¿No estará cometiendo un error?-le interrumpió el samurai, descubriendo el plan de su amo, tratando de hacerlo desistir.

-Sí, estoy seguro, le he dado muchas vueltas y es lo que quiero hacer, tengo que pensar, solo te pido que te quedes con ella, cuídala, es fuerte, pero tal vez se llegue a derrumbar, no quiero que nadie me acompañe, quiero estar solo, hacer mi voluntad, quizás algún día, un día, regrese.

Se dio media vuelta y regreso a su habitación, no le dio tiempo al samurai para reaccionar, pero de una cosa estaba seguro, el gran Amidamaru cumpliría sus ordenes.

Se vistió en silencio, procurando no hacer ruido para no despertar a la hermosa mujer que era su esposa, tomo su vieja espada y se inclino para darle un beso en su frente.

-Te amo Anna, nunca lo olvides, no es por ti, es por mí-murmuro mientras separaba unos cuantos mechones de dorado cabello del rostro de la chica.

Paso su vista por toda la habitación y antes de salir tomo un gran pedazo de tela roja que se encontraba cuidadosamente doblada en una silla, la metió en su mochila y cerro la puerta. Tomo tan solo un poco de dinero y salió sin hacer ruido de la casa.

-Amo-escucho-Cuídese mucho-le despidió el samurai.

-Tan sola cuídala Amidamaru, cuídala a ella y a... –sonrió con debilidad-mi hijo-termino.

El samurai asintió con seriedad, y él le pudo sonreír abiertamente.

Y junto con los primeros rayos del alba, Yoh Asakura se fue.

CONTINUARA...

Notas: ¡Que inspirada estoy!, Ni yo misma me lo puedo creer, aclaro: este fic no es un anti YohxAnna, es más bien todo lo contrario, y nació durante el concierto de Alejandro Sanz que fui a ver el día de ayer, en mi querido país y en mi muy estimado Auditorio Nacional, me encanta tanto este tipo que me inspire dentro de gritos y canciones, espero les guste este fic, ya que es el segundo que escribo, por favor dejen reviews, se los agradecería mucho, hasta el próximo capitulo.