Capitulo 30: Dulces amargos.
Eran las diez menos cuatro cuando el automóvil se detuvo frente a las puertas de la gran mansión, bajo su maleta y se coloco las gafas oscuras después de haberle pagado al conductor, camino lo suficiente solo para poder acercarse a la gran puerta de madera y llamar a ella, golpes fuertes que resonaron en el sosiego del espeso bosque donde la casa se hallaba erigida.
Al cabo de algunos minutos, la puerta se abrió de par en par y la rubia entró con paso decidido, recorrió el camino de madre selva que la llevaría al corazón de la mansión, sin casi detenerse, solo se entretuvo en un pequeño templo casi llegando a la casa, oro unos instantes y prosiguió su camino, con su rostro tan inexpresivo como siempre.
En la entrada la anciana Kino la esperaba ya, Anna sintió un vuelco en el corazón, no era propio de la señora esperarla en la puerta principal, al parecer el asunto era de suma importancia, tanta, que la abuela de su marido la esperara al pie de la puerta.
Apretó el paso y se acerco a ella no sin antes quitarse los lentes en señal de respeto para después guardarlos en su maleta, sin siquiera darse cuenta una hoja de papel cayo al suelo.
-Buenos días sensei-saludo la joven inclinando con acato la cabeza.
-Pasa a la casa, el té ya esta servido-contesto la anciana sin devolverle el saludo, lo cual desconcertó aún más a la itako.
Obedeció, caminaron en silencio, recorriendo los interminables pasillos de madera, aquellos corredores donde años atrás conversaría con Yoh y él le prometiera nunca hacerle llorar, sonrió con melancolía al recordarlo, era verdad cuando decían que las promesas solo eran palabras que el viento se lleva, dejando solo atrás interminable dolor y sufrimiento.
Se detuvieron frente a la cómoda estancia, en la misma donde los habían prometido, la misma donde los habían casado, Kino se sentó en un extremo de la mesa e invito a la joven sacerdotisa a hacer lo mismo, ella algo nerviosa pero con el temple firme ocupo el lugar frente a la anciana.
Kino bebió un poco de té, sus cejas arqueadas le demostraban a la rubia que estaba concentrada en buscar las palabras exactas con las cuales comenzar, en tanto que a Anna las manos comenzaban a sudarle y el nerviosismo y la impaciencia la obligaron a estrujar con fuerza la bastilla de su falda negra.
-¿Qué hace Hao en tu casa?-pregunto de golpe la anciana, el arco de sus cejas se hizo aún más pronunciado.
A Anna la pregunta la tomo por sorpresa, tanto que casi se le cae la taza al suelo.
-¿Y bien?-dijo Kino esperando una buena respuesta.
-No lo sé-contesto con sinceridad la itako.
-¡Cómo que no lo sabes!
-Es la verdad, no lo sé, solo llegó con Yoh eso es todo.
-¿Qué llegó con Yoh?-su voz denotaba incredulidad.
-Sí, dijo que era su hermano y que viviría con nosotros, fue toda la explicación que recibimos, no dijo nada más-le explico la joven.
-¿Y tiene cuerpo propio?-cuestionó con incertidumbre.
Anna bebió un poco de té antes de contestar no entendía las razones sobre ese interrogatorio, ella esperaba uno muy distinto.
-Sí, si lo tiene, come, duerme, camina, hace y dice como si estuviera vivo, aunque eso lo aclaró con solemnidad esta muerto, eso dijo ahora que recuerdo.
-No lo entiendo, si esta muerto porque... ah no ser, no, no podría ser eso los grandes espíritus no lo harían-se decía para sí la anciana mientras Anna la contemplaba con curiosidad-O tal vez sí, después de todo... cosas así sucedieron antes.
-¿Sensei? ¿De que habla?-se atrevió a preguntar la rubia.
-Escúchame bien Anna-dijo de pronto la anciana saliendo de su trance-Por ningún motivo confíes en él, no sabemos con que intenciones halla regresado, ni conocemos como los grandes espíritus decidieron volverlo por un instante a la vida, pero te diga lo que te diga no le hagas caso, ese sujeto es peligroso y lo sabes.
-No hacen falta esas recomendaciones sensei, aunque... –la chica dudó en proseguir.
-Aunque que, ¡Habla por un demonio muchacha!
-Se comporta diferente-Anna arqueo una ceja-Como si disfrutara lo que tiene de vida sin problemas, sin traumas, tan solo vive a la par de su propio son, parece libre.
Kino coloco su mano en la barbilla después de escucharla, medito por instantes las palabras de la rubia y luego sonrió.
-De todas maneras Anna no te fíes y tenlo muy bien vigilado, y por nada del mundo permitas que se acerque a Hana hasta no saber sus intenciones-le recomendó.
-Lo haré, si eso es todo yo... –e hizo el ademán de incorporarse.
-No creas que todo terminó aquí-le interrumpió la señora-Por si no mal recuerdo mi nieto regresó y me gustaría mucho que me explicas que situación se vive en esa casa.
Anna volvió a sentarse con resignación, veía venir problemas, claro que sí.
--CDE—
Ren cambio el pañal de Hana, lo vistió y bajó con él al comedor, el pequeño reía encantado al verse en los aires para después bajar a la altura del chino quien frotaba su nariz con la del bebé.
Pronto sus ojitos buscaron a su madre, ella había salido en la noche y no lo había arrullado y tampoco le había dado el dulce beso de todas las mañanas, el bebé sintió un gran vacío y sus ojitos se tornaron tristes.
-Vamos Hana-intento de animarlo Ren-Tú mami volverá pronto, solo fue con tu bisabuela para algo y ya, mientras papá te cuidara-dijo en tanto le hacía una cara graciosa.
Hana rió para luego mirarlo, papá, una palabra rara, pero fácil de repetir.
-Pa-balbuceo inmediatamente después de llenarle de besos la cara a Ren-pa- repitió.
El joven sonrió cariñosamente para después adentrarse al comedor.
Todo igual, un gran silencio e incomodidad invadían el comedor, extraño, ya que antes eran risas alegres y riñas entre amigos, pero nada podía ser igual, no desde que los amigos se dividieron, ahora como si de una verdadera guerra se tratase los dos equipos se hallaban sentados separados en las orillas de la mesa.
Una gran tensión se sentía con tan solo acercarse, Hana lo percibió y sus ojitos se llenaron de lagrimas, ya de por sí era molesto estar sin su madre ahora era doble incomodidad al percibir toda esa atmósfera negra que se halla en la comedor.
Comenzó a llorar y las miradas se dirigieron al pequeño y Ren quien se acomodó en su silla, abrazo con protección al pequeño y con suaves palmaditas intentaba tranquilizarlo.
-Ya bebé-le consolaba-¿qué tienes?, Ya no llores Ren esta aquí.
Protección, eso era, en su pequeña cabecita recordó que su madre decía que un papá era quien daba protección, eso le había dicho, y recordó que ella también había llorado, y había sido Ren quien la consoló de la misma forma que lo hacía con él, entonces ese chico al que siempre conoció era su papá, solo entonces dejo de llorar.
-Así esta bien, ahora a comer-le dijo-Gracias Tamao-murmuro cuando la chica le sirvió el desayuno y le dio el platito con la papilla matutina del bebé- ¿Por cierto alguien ha visto a Fausto?
-No durmió aquí y tampoco ha venido-contesto Manta.
Únicos diálogos intercambiados para después continuar con la rigidez y el silencio acostumbrado.
-Bien, ya que estamos reunidos-escucharon que la voz de Yoh hablaba-es hora de dejar claras algunas cosas-el chico se incorporo.
-¿qué estas haciendo?-pregunto Hao.
-Solo voy a aclarar algunos puntos, algo que debí haber hecho desde un principio-contesto con tranquilidad.
-Porque no te sientas y nos dejas desayunar-dijo Ren con aspereza-Ya sé que tú no lo haces, pero los demás debemos trabajar y solo estas quitándonos tiempo muy valioso.
-Ese es el primer punto-Yoh sonrió-Tú no darás más ordenes en esta casa-le dijo desafiante con la mirada clavada en la del chino que se tornó fría como el hielo con el ultimo comentario del shaman.
Horo al escucharlo dejo caer el tenedor, Ryu abrió los ojos muy grandes, Manta tosió, Tamao se llevo con prisa un poco de pastel y Hao exclamo algo parecido a "Vaya hasta que te comportas como lo que eres: Un hombre"
-Já-soltó con ironía el chino-Por si no lo recuerdas anna me dejo encargada la casa.
-Por mí que Anna diga misa-dijo con dureza-Esta es mi casa, y aquí se hace lo que yo digo, ningún tipejo cualquiera va a venir a quitarme lo que me corresponde.
-Vaya, ahora si quieres un lugar-dijo Ren comenzando a disgustarse, se incorporo y le paso a Tamao al bebé-déjame recordarte que tú te largaste de aquí, no tienes derechos Asakura, Anna me ha dejado a cargo y aquí se hace lo que yo ordeno.
-Disculpa que te corrija Tao-Yoh avanzaba hacía él amenazadoramente-Pero aquí vivo, esta casa es de MI FAMILIA, ANNA ES MI ESPOSA Y TÚ NO TIENES PORQUE VENIR E IMPONERTE y a quien lo le guste-se dirigió a los demás que temblaron jamás habían visto al pacifico shaman tan enfadado-Ahí esta la puerta ya pueden irse largando-les señalo la puerta.
Manta así como Horo se incorporaron.
-Deténganse-les ordeno Ren-Aquí el único que debe irse es Yoh.
-Así y que vas a hacer, vas a sacarme, vamos atrévete, hazlo-lo incito- Vamos a ver que tan hombre eres para sacarme de mi propia casa.
Ambos shamanes se miraron con infinito rencor, Ren avanzo hacía él dispuesto a sacarlo, a destruirlo si era posible, solo así se quedaría con Anna con Hana.
El bebé miraba aprensado la discusión, el otro señor era malo, gritaba mucho y miraba feo, pero algo en su rostro se le hacía familiar, su sonrisa era igual a la de él, y el bebé no sabía porque, eso lo confundió.
Jadeaban con furia y el odio se reflejo terriblemente en sus rostros, iban a matarse a destruirse el uno al otro cuando cierto sonido desarmó por completo a Yoh.
-Papá-dijo Hana con fuerza, se movía frenéticamente dentro del abrazo de Tamao, sus brazos se estiraron en dirección a Ren.
-Papá- repitió, reclamaba protección.
Ren lo tomo en sus brazos y lo abrazo con fuerza, lagrimas de emoción salían de sus ojos y resbalaban por sus mejillas al mismo tiempo que Hana repetía "papá, papá"
Se miraron unos a otros incluso el cínico de Hao estaba atónito, por una fracción de segundos sintió en su pecho dolor, miro en dirección a Yoh y comprendió, su gemelo se estaba desmoronando por dentro.
Yoh tenía la boca ligeramente separada por la sorpresa, sentía como las piernas le fallaban y las fuerzas le abandonaban por completo, creía estar soñando, esa pequeña boca había dicho algo que le partió el alma, esas palabras eran para Ren no para él, Un golpe agudo se hundió en su pecho, su hijo no lo quería y todo era su culpa, su culpa, no aguanto más, sus rodillas se doblaron y cayó hincado, sus manos en la cara ocultando las lagrimas que comenzaron a salir, saladas y amargas.
CONTINUARA...
Notas: Tengo un dolor agudo y punzante en el alma, por lo tanto les pido una sincera disculpa por si el capitulo quedo un tanto feo y por que por esta única ocasión no contestare sus reviews, me siento muy triste y muy decaída para hacerlo, de todas maneras se los agradezco los he leído y me han levantado el animo, gracias de verdad, les prometo que para el siguiente contestare con creces sus reviews, por su comprensión mil gracias, no me dejare vencer así que esperen el próximo capitulo muy pronto, nos vemos en el próximo capitulo, chao.
Eran las diez menos cuatro cuando el automóvil se detuvo frente a las puertas de la gran mansión, bajo su maleta y se coloco las gafas oscuras después de haberle pagado al conductor, camino lo suficiente solo para poder acercarse a la gran puerta de madera y llamar a ella, golpes fuertes que resonaron en el sosiego del espeso bosque donde la casa se hallaba erigida.
Al cabo de algunos minutos, la puerta se abrió de par en par y la rubia entró con paso decidido, recorrió el camino de madre selva que la llevaría al corazón de la mansión, sin casi detenerse, solo se entretuvo en un pequeño templo casi llegando a la casa, oro unos instantes y prosiguió su camino, con su rostro tan inexpresivo como siempre.
En la entrada la anciana Kino la esperaba ya, Anna sintió un vuelco en el corazón, no era propio de la señora esperarla en la puerta principal, al parecer el asunto era de suma importancia, tanta, que la abuela de su marido la esperara al pie de la puerta.
Apretó el paso y se acerco a ella no sin antes quitarse los lentes en señal de respeto para después guardarlos en su maleta, sin siquiera darse cuenta una hoja de papel cayo al suelo.
-Buenos días sensei-saludo la joven inclinando con acato la cabeza.
-Pasa a la casa, el té ya esta servido-contesto la anciana sin devolverle el saludo, lo cual desconcertó aún más a la itako.
Obedeció, caminaron en silencio, recorriendo los interminables pasillos de madera, aquellos corredores donde años atrás conversaría con Yoh y él le prometiera nunca hacerle llorar, sonrió con melancolía al recordarlo, era verdad cuando decían que las promesas solo eran palabras que el viento se lleva, dejando solo atrás interminable dolor y sufrimiento.
Se detuvieron frente a la cómoda estancia, en la misma donde los habían prometido, la misma donde los habían casado, Kino se sentó en un extremo de la mesa e invito a la joven sacerdotisa a hacer lo mismo, ella algo nerviosa pero con el temple firme ocupo el lugar frente a la anciana.
Kino bebió un poco de té, sus cejas arqueadas le demostraban a la rubia que estaba concentrada en buscar las palabras exactas con las cuales comenzar, en tanto que a Anna las manos comenzaban a sudarle y el nerviosismo y la impaciencia la obligaron a estrujar con fuerza la bastilla de su falda negra.
-¿Qué hace Hao en tu casa?-pregunto de golpe la anciana, el arco de sus cejas se hizo aún más pronunciado.
A Anna la pregunta la tomo por sorpresa, tanto que casi se le cae la taza al suelo.
-¿Y bien?-dijo Kino esperando una buena respuesta.
-No lo sé-contesto con sinceridad la itako.
-¡Cómo que no lo sabes!
-Es la verdad, no lo sé, solo llegó con Yoh eso es todo.
-¿Qué llegó con Yoh?-su voz denotaba incredulidad.
-Sí, dijo que era su hermano y que viviría con nosotros, fue toda la explicación que recibimos, no dijo nada más-le explico la joven.
-¿Y tiene cuerpo propio?-cuestionó con incertidumbre.
Anna bebió un poco de té antes de contestar no entendía las razones sobre ese interrogatorio, ella esperaba uno muy distinto.
-Sí, si lo tiene, come, duerme, camina, hace y dice como si estuviera vivo, aunque eso lo aclaró con solemnidad esta muerto, eso dijo ahora que recuerdo.
-No lo entiendo, si esta muerto porque... ah no ser, no, no podría ser eso los grandes espíritus no lo harían-se decía para sí la anciana mientras Anna la contemplaba con curiosidad-O tal vez sí, después de todo... cosas así sucedieron antes.
-¿Sensei? ¿De que habla?-se atrevió a preguntar la rubia.
-Escúchame bien Anna-dijo de pronto la anciana saliendo de su trance-Por ningún motivo confíes en él, no sabemos con que intenciones halla regresado, ni conocemos como los grandes espíritus decidieron volverlo por un instante a la vida, pero te diga lo que te diga no le hagas caso, ese sujeto es peligroso y lo sabes.
-No hacen falta esas recomendaciones sensei, aunque... –la chica dudó en proseguir.
-Aunque que, ¡Habla por un demonio muchacha!
-Se comporta diferente-Anna arqueo una ceja-Como si disfrutara lo que tiene de vida sin problemas, sin traumas, tan solo vive a la par de su propio son, parece libre.
Kino coloco su mano en la barbilla después de escucharla, medito por instantes las palabras de la rubia y luego sonrió.
-De todas maneras Anna no te fíes y tenlo muy bien vigilado, y por nada del mundo permitas que se acerque a Hana hasta no saber sus intenciones-le recomendó.
-Lo haré, si eso es todo yo... –e hizo el ademán de incorporarse.
-No creas que todo terminó aquí-le interrumpió la señora-Por si no mal recuerdo mi nieto regresó y me gustaría mucho que me explicas que situación se vive en esa casa.
Anna volvió a sentarse con resignación, veía venir problemas, claro que sí.
--CDE—
Ren cambio el pañal de Hana, lo vistió y bajó con él al comedor, el pequeño reía encantado al verse en los aires para después bajar a la altura del chino quien frotaba su nariz con la del bebé.
Pronto sus ojitos buscaron a su madre, ella había salido en la noche y no lo había arrullado y tampoco le había dado el dulce beso de todas las mañanas, el bebé sintió un gran vacío y sus ojitos se tornaron tristes.
-Vamos Hana-intento de animarlo Ren-Tú mami volverá pronto, solo fue con tu bisabuela para algo y ya, mientras papá te cuidara-dijo en tanto le hacía una cara graciosa.
Hana rió para luego mirarlo, papá, una palabra rara, pero fácil de repetir.
-Pa-balbuceo inmediatamente después de llenarle de besos la cara a Ren-pa- repitió.
El joven sonrió cariñosamente para después adentrarse al comedor.
Todo igual, un gran silencio e incomodidad invadían el comedor, extraño, ya que antes eran risas alegres y riñas entre amigos, pero nada podía ser igual, no desde que los amigos se dividieron, ahora como si de una verdadera guerra se tratase los dos equipos se hallaban sentados separados en las orillas de la mesa.
Una gran tensión se sentía con tan solo acercarse, Hana lo percibió y sus ojitos se llenaron de lagrimas, ya de por sí era molesto estar sin su madre ahora era doble incomodidad al percibir toda esa atmósfera negra que se halla en la comedor.
Comenzó a llorar y las miradas se dirigieron al pequeño y Ren quien se acomodó en su silla, abrazo con protección al pequeño y con suaves palmaditas intentaba tranquilizarlo.
-Ya bebé-le consolaba-¿qué tienes?, Ya no llores Ren esta aquí.
Protección, eso era, en su pequeña cabecita recordó que su madre decía que un papá era quien daba protección, eso le había dicho, y recordó que ella también había llorado, y había sido Ren quien la consoló de la misma forma que lo hacía con él, entonces ese chico al que siempre conoció era su papá, solo entonces dejo de llorar.
-Así esta bien, ahora a comer-le dijo-Gracias Tamao-murmuro cuando la chica le sirvió el desayuno y le dio el platito con la papilla matutina del bebé- ¿Por cierto alguien ha visto a Fausto?
-No durmió aquí y tampoco ha venido-contesto Manta.
Únicos diálogos intercambiados para después continuar con la rigidez y el silencio acostumbrado.
-Bien, ya que estamos reunidos-escucharon que la voz de Yoh hablaba-es hora de dejar claras algunas cosas-el chico se incorporo.
-¿qué estas haciendo?-pregunto Hao.
-Solo voy a aclarar algunos puntos, algo que debí haber hecho desde un principio-contesto con tranquilidad.
-Porque no te sientas y nos dejas desayunar-dijo Ren con aspereza-Ya sé que tú no lo haces, pero los demás debemos trabajar y solo estas quitándonos tiempo muy valioso.
-Ese es el primer punto-Yoh sonrió-Tú no darás más ordenes en esta casa-le dijo desafiante con la mirada clavada en la del chino que se tornó fría como el hielo con el ultimo comentario del shaman.
Horo al escucharlo dejo caer el tenedor, Ryu abrió los ojos muy grandes, Manta tosió, Tamao se llevo con prisa un poco de pastel y Hao exclamo algo parecido a "Vaya hasta que te comportas como lo que eres: Un hombre"
-Já-soltó con ironía el chino-Por si no lo recuerdas anna me dejo encargada la casa.
-Por mí que Anna diga misa-dijo con dureza-Esta es mi casa, y aquí se hace lo que yo digo, ningún tipejo cualquiera va a venir a quitarme lo que me corresponde.
-Vaya, ahora si quieres un lugar-dijo Ren comenzando a disgustarse, se incorporo y le paso a Tamao al bebé-déjame recordarte que tú te largaste de aquí, no tienes derechos Asakura, Anna me ha dejado a cargo y aquí se hace lo que yo ordeno.
-Disculpa que te corrija Tao-Yoh avanzaba hacía él amenazadoramente-Pero aquí vivo, esta casa es de MI FAMILIA, ANNA ES MI ESPOSA Y TÚ NO TIENES PORQUE VENIR E IMPONERTE y a quien lo le guste-se dirigió a los demás que temblaron jamás habían visto al pacifico shaman tan enfadado-Ahí esta la puerta ya pueden irse largando-les señalo la puerta.
Manta así como Horo se incorporaron.
-Deténganse-les ordeno Ren-Aquí el único que debe irse es Yoh.
-Así y que vas a hacer, vas a sacarme, vamos atrévete, hazlo-lo incito- Vamos a ver que tan hombre eres para sacarme de mi propia casa.
Ambos shamanes se miraron con infinito rencor, Ren avanzo hacía él dispuesto a sacarlo, a destruirlo si era posible, solo así se quedaría con Anna con Hana.
El bebé miraba aprensado la discusión, el otro señor era malo, gritaba mucho y miraba feo, pero algo en su rostro se le hacía familiar, su sonrisa era igual a la de él, y el bebé no sabía porque, eso lo confundió.
Jadeaban con furia y el odio se reflejo terriblemente en sus rostros, iban a matarse a destruirse el uno al otro cuando cierto sonido desarmó por completo a Yoh.
-Papá-dijo Hana con fuerza, se movía frenéticamente dentro del abrazo de Tamao, sus brazos se estiraron en dirección a Ren.
-Papá- repitió, reclamaba protección.
Ren lo tomo en sus brazos y lo abrazo con fuerza, lagrimas de emoción salían de sus ojos y resbalaban por sus mejillas al mismo tiempo que Hana repetía "papá, papá"
Se miraron unos a otros incluso el cínico de Hao estaba atónito, por una fracción de segundos sintió en su pecho dolor, miro en dirección a Yoh y comprendió, su gemelo se estaba desmoronando por dentro.
Yoh tenía la boca ligeramente separada por la sorpresa, sentía como las piernas le fallaban y las fuerzas le abandonaban por completo, creía estar soñando, esa pequeña boca había dicho algo que le partió el alma, esas palabras eran para Ren no para él, Un golpe agudo se hundió en su pecho, su hijo no lo quería y todo era su culpa, su culpa, no aguanto más, sus rodillas se doblaron y cayó hincado, sus manos en la cara ocultando las lagrimas que comenzaron a salir, saladas y amargas.
CONTINUARA...
Notas: Tengo un dolor agudo y punzante en el alma, por lo tanto les pido una sincera disculpa por si el capitulo quedo un tanto feo y por que por esta única ocasión no contestare sus reviews, me siento muy triste y muy decaída para hacerlo, de todas maneras se los agradezco los he leído y me han levantado el animo, gracias de verdad, les prometo que para el siguiente contestare con creces sus reviews, por su comprensión mil gracias, no me dejare vencer así que esperen el próximo capitulo muy pronto, nos vemos en el próximo capitulo, chao.
