Horokeu de Ren

Cap.2: La prometida de hielo

-

Amo el capítulo 2, porque no es el 1 ni el 3! Jajaja (si, ya se¡pero que idiota!)

-

Castillo de Canaan

-

"Esta bien, Kanna, solo serán unas semanas...y di que fueron muy suaves contigo..." dijo una menuda pelirroja mientras amasaba el pan junto con una rubia de cabellos largos aprisionados en unos hermosos listones negros.

"No, no esta bien, es culpa de ese tal Horohoro" dijo la hermosa mujer peliazulada que movía el asador perezosamente.

"Si Mati no se hubiera tropezado en las escaleras, Kanna no tendría que-" pero antes de que la rubia de pelo largo acabara su frase, la pelirroja habíale hundido la cara en la espesa masa que yacía sobre la mesa.

"¡Cállate Mari!" susurró la ahora irritada Mati a ella.

Y justo cuando Mari húbose liberado para tomar venganza, Kanna intervino "No fue culpa de Matilda, fue ese Horohoro..."

"Pero Kanna...tú..."

"¡Ustedes tres¡Dejen de parlotear! Tienen que acabar de amasar ese pan" les llamó la atención una de las cocineras mayores que acababa de entrar a la cocina. "Y tú Kanna, se te dijo que estaba prohibido hablar con las demás cocineras¡mueve ese asador!"

"Si, señora"

Me las vas a pagar, mocoso...

-

El príncipe Ren estaba leyendo un ancho volumen lleno de relatos en latín, entre tanto que Horohoro trataba de zafarse los grilletes.

"No van a salir si los sigues jalando así" dijo Ren mientras seguía leyendo (tratando de aparentar que no estaba interesado).

"Tu cállate" dijo Horo aun forcejeando con el pesado objeto aprisionante de hierro.

"Hah" rió "¿'tu cállate'¿así tratas a tu salvador?" El príncipe estaba irritado, había cerrado su libro de golpe, lo cual le había hecho maldecir mentalmente debido a que se había lastimado un dedo en el acto...

"No te debo ningún respeto por eso...", la piel de sus muñecas y manos estaban poniéndose muy roja, pero los grilletes estaban casi por salir.

"Repite eso, oh, solo espera un momento..." El infante inhalo aire y "¡Guardias!"

"¿Qué demo?" los grilletes habían salido ya, pero habían provocado heridas con rumores de sangre.

"Anda, repítelo...repítelo y te aseguro que de un tajo y con una hacha oxidada van a cortarte cada una de tus hermosas extremidades y luego..." Ren comenzó a acercase muy amenazadoramente al esclavo siguiendo su detallada explicación "...van a hacer un a cortada..." y con el dedo índice señaló su ombligo "...aquí..." y acercóse sensualmente hacia el al tiempo que su dedo jugueteaba con los ropajes de Horohoro y casi como un susurro vocifero "...y sacaran tus entrañas una por una y las darán a los perros, para que llenen sus estómagos contigo..., 'esclavo',... y todo por decir: 'no te debo ningún res-...' ..."

"¿Nos llamo, su majestad?" era una de las voces de los tres guardias que acudieron al llamado anterior.

Ren miró a los guardias y luego maliciosamente miró a Horohoro, quien estaba literalmente a punto de mojar sus pantalones y suavemente dijo: "Creo que oí un ruido en los jardines¿podrían ir a revisar, si no es mucha molestia..."

Los guardias asintieron y de inmediato se dirigieron hacia los jardines del castillo.

"Ponte esos grilletes"

"¿

por qué habría d-de?" replico algo temeroso.

"¡Guardias!"

Esta vez no tardaron nada en llagar a la puerta del príncipe "¿Que sucede su majestad?"

"Quiero que le den diez azotes y también que lo tengan en los calabozos toda la noche y me lo traigan en la mañana" y señaló a Horohoro que estaba en el suelo.

"Si, su majestad"

Y así dos de los guardias tomaron a Horohoro por los brazos; el que restaba, se inclinó ante el príncipe y los tres salieron de allí. Se podían oír los reclamos de Horohoro por todos los pasillos, que incluían maldiciones en otro idioma a Ren y a los guardias que era mejor no escuchar.

Ren rió un poco y tomo los grilletes del esclavo que estaban en el suelo, quizás no era tan mala la idea del esclavo...

-

Ya entrada la noche, la temperatura había descendido bastante, el castillo estaba tan horriblemente silencioso y oscuro que podía oírse como caía un alfiler. Pero los calabozos eran una historia diferente, los prisioneros animaban al unísono la voz de "¡¡Horo-horo¡¡Horo-horo!" mientras que el aludido escapaba de las celdas triunfantemente pavoneándose de sus meritos de escapista y ofreciendo incumplibles promesas de liberación al mismo tiempo.

"Vendré por ustedes, amigos, ya verán" decía triunfante a sabiendas de que no haría nada de lo que prometía.

Haciendo una caravana salió de allí y corriendo se dirigió a la habitación de Ren.

Por supuesto que en el proceso hubo que evitar a algunos guardias, tarea bastante difícil, pero en fin, lograda.

De un golpe, Horohoro abrió la puerta de la habitación de Ren, para encontrarlo completamente dormido.

"¡Oye tu!" gritó al tiempo que entraba en la habitación rápidamente "¡¡¿que demonios pasa contigo!" se puso en frente de la cama, sin embargo, al no recibir respuesta alguna, se trepó en ella y comenzó a moverle como un desesperado "No tenias por que mandar los 10 azotes¡¡esas cosas duelen si no te has dado cuenta!"

"No...quiero..." balbuceó Ren

"¿Qué¿Cómo que no quieres¿De qué hablas?" preguntó el esclavo algo embarullado...

"No... Jun...no te vayas..."

Horohoro estaba realmente extrañado¿Quién era Jun? Y ¿porque el príncipe tenía un tono de voz tan lastimero que rompía el corazón?

"Quiero ir... contigo"

Horo pensó que lo mejor era no molestarlo, de todos modos su espalada estaba lo bastante adolorida como para recibir mas azotes por mal comportamiento, cerró la puerta de la habitación, robó una de las cuantiosas sábanas de Ren y se recostó en el suelo de modo que la cama lo cubriese por si llegara a asomarse algún guardia.

Seguramente salir de allí resultaría algo problemático.

-

El Castillo de Canaan recibía la mañana muy ajetreada como siempre, sobre todo ahora que la celebración de las bodas de la segunda infanta del reino y el primogénito de Gidel, Yoh Asakura, estaba a punto de realizarse.

Sin embargo, siempre había algún problema con la futura novia, que el vestido de la princesa, que a la princesa no le gusta el vestido y hay que hacer otro, que la princesa no quiere casarse por que odia a su prometido, que el vestido ya no esta, que la princesa desapareció y que apareció después de tres días para decir que no quería casarse...

La princesa Anna realmente era una princesa muy caprichosa, no se llevaba muy bien con sus hermanas y que decir de Ren, prácticamente no existía para ella y viceversa. Anna siempre torturaba a los sirvientes y por ese hecho su padre jamás pensó siquiera en darle algún esclavo como a Ren o a Tamao.

A la edad de 17 cuando, conforme a la tradición de su país, había que buscarle un marido, sus padres y la muchedumbre habían perdido toda esperanza acerca de su matrimonio, pues no había príncipe que quisiera casarse con Anna y en su lugar pretendían a Tamao debido a que, aunque Anna fuese mucho muy hermosa, era tan antipática y fría que sin duda inspiraba terror a cualquier hombre de buena posición que la conociera.

Y a pesar de su singular actitud, hubo un príncipe que llenaba todos los requerimientos y recuestas que Anna pedía, su madre pedía, su padre pedía y todo el mundo pedía. Lo más extraño era que ya se conocían y aun así, Yoh estaba mas que feliz con la boda.

Faltaban tan solo 2 semanas para que se celebraran las bodas y Anna había desaparecido de nuevo.

Esa misma mañana la madre de Ren entró a la habitación de su hijo y de inmediato ordenó que no dejaran pasar a nadie al aposento.

La mujer se aproximó lentamente al lecho de Ren y se sentó junto a él procurando no despertarlo; aparto los violáceos mechones del rostro del príncipe y admiro un tanto preocupada al muchacho que placidamente dormía.

"Ren" llamó algo dudosa de obtener respuesta "Hijo, despierta..." llamó de nuevo, sólo que esta vez procuro elevar el tono de voz con el objeto de despertarlo.

El príncipe se movió un poco revolviendo las cobijas y perezosamente preguntó al tiempo que se incorporaba de igual forma "¿Madre...?".

La reina sólo se volvió y le sonrió algo luctuosa.

"¿Qué pasa, madre?" trato de inquirir la razón para que su madre se le hubiese presentado de aquella manera.

Se levanto de la cama y las enaguas de su divino vestido azul se desplomaron en el suelo haciendo un gracioso movimiento.

"Anna ha vuelto a huir"

No es que no le importara, pero sinceramente él y Anna habían hablado formalmente tan pocas veces que podían ser contadas con los dedos de las manos, era muy común que se vieran una vez a día y nada más. Además ninguno de los dos manifestó nunca indicios de simpatía en todos los años que llevaban de saber el uno del otro.

¿Anna...?

Indeliberada e involuntariamente lo único que salió de su boca fue un insensible "¿Y...?" que desencadenó una reacción colérica, pero disimulada, en el hermoso rostro que portaba la actitud afable de su madre.

"Irás por ella" ordenó con el mismo tono dócil que había estado usando a pesar de que la rabia la socavaba por dentro.

"¡Pero madre¡Si se fue es su decisión¡No hay razón para que obstaculices su deseo! Además ella siempre hace lo que siempre ha querido".

"¿Qué has dicho?" sin duda esto ultimo había hecho que la reina cambiara su inmutable semblante a uno lleno de disgusto y casi cólera.

"Irás por ella, Ren, es una orden"

Diciendo esto dio unos pasos hacia a la puerta y finalizó diciendo "No vuelvas a hablarme en ese tono," pausó "No volverás a entrar al castillo si es que no vuelves con ella..."

"Ahora toma tus cosas y vete"

Y salió de allí.

"Hmf..."

"Que carácter ¿no?" dijo una voz detrás de Ren causando que este saltara del susto y casi cayera al suelo.

"¡¿Que demonios haces aquí¡¡Me asustaste, so animal!"

"No¿en serio, pensé que esa era la reacción que tenías con toda la gente"

"¡Agh! Vete al demonio"

"Claro, para que me encuentre contigo de nuevo. ¡¿Qué diablos fue eso de los azotes!"

"¿Eh, ah, ya veo¿quién te trajo?"

"Ja¿quien crees que soy, no iba a dormir en un lugar tan repugnante como ese, estaba lleno de cadáveres ¡y olía horrible¿Crees que es agradable estar en un lugar que huele a muertos pudriéndose y sangre, pero como el señorito no sale del su cuarto..., apuesto a que nunca has visto como matan a alguien, principito"

"Hn"

/Así que vino él solo, y durmió…en mi cuarto/ Imperceptible el rubor que teñía sus mejillas /que esclavo tan…voluntarioso, Ren había comenzado a hacer una maleta con lo necesario para un viaje de por lo menos tres días y cuando hubo acabado, se puso sus botas para montar y se dirigió a la salida del cuarto. "Solo falta la comida..." se dijo a si mismo.

"Vamos" dijo Ren a Horokeu

Horokeu, que jugaba con papeles del escritorio de Ren, lo miró extrañado "Ahh… ¿A…dónde?"

"Ahh… ¿Por mi hermana?" respondió como si fuera la cosa mas obvia del mundo.

El príncipe salió de la habitación seguido de su esclavo.

Horohoro pensó que si pudiera presentarse la oportunidad, huiría de Ren.

Fueron al establo y Ren fue por su hermoso caballo blanco mientras que a Horohoro, que por supuesto cargaría el equipaje(a regañadientes) le fue proporcionado una yegua de un lindo color café claro.

Se habían alejado una distancia considerable cuando Horohoro pregunto "Y si se puede saber... ¿en donde piensas buscar a la tal Anna esa?"

"Confiaba en que tu me dijeras en donde podría estar"

"¿Qué? Se supone que TÚ sabes en donde vive tu hermana, no yo; yo no la conozco ¡Cómo se supone que lo voy a saber¡¿Eh¡¡¡Anda dime!"

"Por favor, cállate; era una broma so torpe, vamos a Gidel"

"¿Gidel¿Y que tiene que hacer esa ahí?"

"Ahí estaba la otra vez, por que fue a ver a su novio"

"Ahhh"

Cabalgaron durante medio día sin decir palabra alguna. Seguramente faltaban algunas horas para la media noche, así que ambos decidieron descansar. Hicieron una fogata y Ren comió un refrigerio mientras Horohoro babeaba su camisa por el antojo y trataba de robar un pedazo de comida de cuando en cuando, sin mucho éxito.

"Oye, principito" comentó Horohoro una vez que Ren se hubo apiadado de él dándole un trozo de refrigerio.

"¿Que, rata?" contestó de igual forma.

"¿Quién es Jun?" preguntóle imprudentemente el esclavo que devoraba su pequeña ración.

Ren por su parte estuvo a punto de ahogarse con el pedazo de comida que traía en la boca.

"...aba...hhh..."

"Interesante...y dime, si es que esta vez puedes articular alguna palabra¿es tu hermana?"

"Si..." dijo. "Quien te manda a preguntar semejante cuestión" señaló algo molesto.

"¿Por qué¿es que te gusta mucho?" cuestionó con una sonrisa burlona.

"¡Claro que no, enfermo!" replico el príncipe.

"Entonces¿como es que sueñas con ella?"

"¿Y que si sueño con ella¡eh, alimaña?"

"No es para que te enojes, principito, yo se que se siente"

"¿Qué?"

"Pues yo tengo una hermana menor, que dejé allá en mi tierra; y esta sola ¿Sabes? No tienes idea de cuantas ganas tengo de verla otra vez"

"¿Y tus padres?" preguntó Ren.

"No tengo, los mataron hace unos 7 años" dijo inmutable Horokeu, como si fuese lo más natural.

"Oh"

Fue lo único que atinó a decir Ren; él no tenía la mejor relación con sus padres, pero jamás se atrevería a hablar así de ellos.

Después de esa breve conversación, los dos trataron de dormir

"Oye..."

"¿Que?"

"¿Como te llamas?"

"Horokeu Usui, pero si te confundes, me puedes decir Horohoro"

"..."

TBC