Horokeu de Ren
Cap.3: La leyenda del bosque Vyla
Y el capitulo tres, de una vez les aviso que la leyenda esta…que nomás deprime ¿por qué escribo tan feo?.
Castillo de Selah
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El rey viudo de Selah ama mucho a su prometida, sin embargo¿como será capaz, aquella de Canaan, de remplazar a la reina Eliza, su prometida es de buen corazón, lo hemos visto, así es; pero, la diferencia entre ellas dos es tan grande que hacen ver mal a la primogénita del rey Guerrero. De todos modos, nadie quiso la boda desde un principio. Es una pareja que no debió ser, como tantas en este mundo; la señorita Jun va a sufrir mucho, la señorita Jun va vivir a la sombra de la siempre amada reina de Selah...
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"Madre"
"¿Que sucede, Ren?"
"Jun regresara con nosotros ¿verdad?"
Su madre no respondió, solo tomo la mano de su hijo y salieron del salón principal.
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Jun ya no esta aquí, Jun se fue ¿por qué?;
Yo sé que Jun no es feliz, no es feliz porque no esta conmigo;
Jun debería estar conmigo y no con ese señor.
El pequeño Ren tomo la daga de esmeralda que su padre siempre traía consigo y se dirigió a la habitación nupcial.
Ahí, el rey Fausto y su esposa dormían placidamente.
Ren entró a la habitación sigilosamente; de igual manera se presento ante el adormecido rey y alzó la daga que traía en sus pequeñas manos...
"?Ren!"
Las hermosas manos de mi hermana Jun estaban sangrando, la daga había caído al suelo y ella me miraba como si hubiera hecho algo muy malo.
¿Qué fue lo que hice que provoco la mirada de odio de mi hermana?
A la mañana siguiente regresé al castillo sin mis padres ni mis hermanas.
Jun no me volvió a hablar de nuevo ¿Por qué?
Madre nunca me dijo si Jun volvería.
Quiero ir contigo, hermana...
No quiero que te vayas...
Jun...
No te vayas...
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"Yoh..."
Los gemidos de cierta persona se podían escuchar en la oscuridad...
Anna estaba debajo de Yoh, recorría todo el cuerpo de el con sus suaves pero heladas manos, a pesar de que Yoh, por su parte, estaba estático mientras besaba fríamente a su prometida.
Aún cuando Anna no había besado a nadie más que a su prometido, hasta ella sabía cuando Yoh no estaba siendo 'cariñoso'.
Había algo raro...
Siempre que estaban en Canaan, Yoh era muy complaciente y casi se lanzaba sobre ella como un animal salvaje, sin embargo, cuando estaban en cualquier lugar lejos de su castillo Yoh nunca estaba de 'humor'.
"Anna..."
"¿Qué?"
"No puedo..."
"Sí...supongo"
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Sin duda el pasto no es el lugar mas adecuado para dormir, si nunca has salido de las camas mullidas y cómodas. Contrario a esto, Ren estaba babeando sobre su ropa y quizás unos desventurados insectos que pudieran habitar por allí.
"Herma...na..."
Sintió el cobijo de una prenda de un material diferente con un olor nuevo para él.
Cuando se despertó completamente, miro a su alrededor y no había nada mas que una fogata apagada, su equipaje y una tela amorfa y extraña encima de él.
"¿Horo...horo?"
Se levantó casi como instinto y se dio cuenta de aquello que estaba encima suyo. ¿Qué era? Una camisola vieja y roída de un pálido color azul que ahora había caído al suelo; la levantó y aspiró aquel delicioso olor a tierra mojada...
"Huele a...él"
Pero su pequeño nirvana terminó con el pensamiento que le hizo preguntarse en donde se encontraba su peliazulado preso. Caminó un poco en aquella dirección y luego en esta otra; finalmente terminó su recorrido al ver que aquel había desaparecido, y turbado se sentó en el suelo pensando en como se le había ocurrido dejarlo dormir libre, lejos del castillo y con todas las oportunidades de escapar.
Soy un idiota...
"Mmmm, hasta que te levantas, pues que ¿en tu casa no duermes, mira ya en donde esta el sol, ay principito¿qué voy a hacer contigo?"
Que cambio tan repentino.
"¿En dónde estabas?" preguntó Ren mirando a todas las direcciones (excepto la del esclavo).
"Fui por agua, se nos acabo hace rato"
"¿Se 'NOS' acabo?"
"Esta bien, me la terminé yo... pero ya llené la cosa esa, así que no hay problema"
"'no hay problema...' y se llama cantimplora"
"Sí, eso dije yo..."
Ambos, es decir, Horohoro preparó el equipaje y lo repartió entre las espaldas de los bellos equinos y como había dicho Horohoro, el sol estaba justo arriba de ellos, ya era muy tarde, así que tuvieron que apretar el paso.
Había pasado por lo menos una media hora cuando Horohoro se dio cuenta de que Ren lo había estado viendo todo el camino.
"¿Qué?" preguntó incomodo.
"¿Qué?"
"¿Por qué me ves, 'su majestad'?"
"¿N-no tienes frío?" cuestiono señalando el torso desnudo de Horohoro.
"¿Eh, ah, no…de hecho tengo calor"
"¿Calor¡Si esta helando?Estamos en invierno por Dios santo!"
"Esto no es frío, nunca has ido al norte ¿verdad?"
Habían pasado quizás unos veinte minutos desde que habían comenzado su plática sobre el clima. ¡Que sentimiento más agradable/ pensó Ren, que por primera vez disfrutaba una conversación con alguno de sus subordinados /Pero que sentimiento mas extraño…/
Y hablando así, les llego la noche.
Las estrellas eran hermosas, brillaban deliciosamente en el obscurecido cielo del Rey En, aún cuando estaban en medio del bosque se podían ver en todo su esplendor. La noche estaba tranquila, se oían los grillos cantar los lejos y los torpes pasos de amo y esclavo sobre sus caballos también.
Y de nuevo con las indiscreciones.
"¿En dónde esta tu hermana?", y alzando una ceja Ren respondiole "¿Cuál de las tres?"
"¿Tienes tres?" extrañado.
"No, pensé que seria interesante inventar familiares"
"Ahh…claro" Horohoro pensó un rato "La uno y la tres"
"Jun esta en... Selah y Tamao..." Ren pausó para suspirar sonoramente.
"¿Tamao que?"
"Esta muerta"
Horohoro dejo de hablar algo apenado por su atrevimiento y de repente sintió como una prenda conocida lo golpeaba en la cara. "¡Oye, yo que de buen corazón te la presto y ve como me la devuelves!"
Pero Ren no respondió y se recostó junto a la fogata.
Si, eso me pasa por bocón...
Horo decidió dormir también, sin embargo no pudo, sorprendentemente Ren habló.
"No puedo dormir"
"Yo tampoco"
"Horohoro"
"¿Mmm?"
"¿Por qué estas en Canaan?"
"Ahh...pues..."
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Le he tomado cariño...
No voy a decirle...
Pero debo dejarlo...por mucho que duela...
Pilika me necesita y él esta bien como esta ahora...
Levantaron sus espadas contra nosotros, que no habíamos hecho más que existir. Mataron a mis amigos y familiares, sólo quedó ella; pero se la llevaron los soldados a un campamento con las otras mujeres prisioneras.
No me dejaron ir por ella, me golpearon y solo supe que estaba aquí.
Para servirle...
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"Porque…soy un esclavo"
"¿Has oído la historia del príncipe de Nefisesim?" cambió abruptamente de tema.
"No creo"
"Bueno, es algo larga y quizás para cuando haya acabado de contártela, ya te hayas quedado dormido"
"quizás...habla"
"Bien, hace mucho tiempo se dice que hubo un gran reino más allá de un bosque extraño.
Ahí, reinaba una gran familia, la familia Diethel; que gobernaba con mano de hierro su pueblo y los alrededores. Constaba de tres miembros, los reyes y su hijo, Lyserg. El reino, a pesar de la dureza con que lo gobernaban, era muy feliz; los habitantes estaban contentos con su rey y con su país.
Un día el príncipe se enamoró de un plebeyo, el hijo de un herrero; aún cuando ambos sabían que no podían estar juntos, continuaron su romance.
Su padre se opuso y ambos tuvieron que huir.
Dicen que fue éste el bosque al que llegaron..."
Horohoro miró a su amo maliciosamente mientras éste le devolvía la mirada, contrariado pero sin duda interesado, haciendo que continuara el relato.
"...entonces llegaron a un pequeño pueblo que se encontraba cerca de aquí y vivieron allí durante un tiempo.
Pero resultó que en ese año, el rey de Nefisesim había muerto por asesinato, algunos presumen que fue su esposa y otros que fue el hechicero del palacio, y por ende Lyserg debía heredar el trono pero, al haber escapado, tuvieron que mandar por él.
Decidieron mandar el jefe de la guardia real, un hombre alto y bien parecido llamado Marco, junto a unos cuatro o cinco soldados más.
Gran error.
Marco amaba a Lyserg, pero nunca se lo dijo, y cuando le encontró en brazos de otro se lleno de rabia y los trajo a este bosque...
Primero asesinó al amante de Lyserg delante de él, y luego mancilló a este reclamándole el engaño de una relación inexistente, dicen que Marco se había vuelto loco.
Así, Marco usurpó el trono de Nefisesim y se cambió el nombre fundando un nuevo reino.
Dicen que Lyserg y su amante quieren venganza...y la tomarán con la vida del último descendiente de la familia de Marco…" finalizó ufano sonriendo a la vez con ojos adormilados pero irradiando felicidad.
"No te creo" proclamó Ren.
"¿Como que no me crees?"
"No lo sé, porque tu historia es estúpida ¿Tal vez?Además dijiste que seria larga y me dormiría!"
"Tu siempre quieres todo ¿verdad?"
"Si y tu historia es una tontería, me ofende el que haya gastado mi tiempo en ti, esclavo soez"
"Tienes el peor carácter"
"Cállate"
"Si, 'señorito'"
Ambos se recostaron en sus respectivos lugares; Horokeu se durmió al instante pero Ren realmente había creído la historia y no pudo cerrar los ojos ni para parpadear.
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"¡Trae esa comida, perra!"
La esmirriada muchacha de largo cabello azul se esforzaba por cargar el agobiante peso de lo que simulaba ser una bandeja llena de carne y otros alimentos.
Los hombres a quien servia le arrebataron la bandeja violentamente y la chica fue a dar al suelo. Uno de los hombres a tomó del cabello y lascivamente le dijo "que linda eres, niña, aunque seas tonta; ustedes solo sirven para una cosa..."
La tiró de nuevo al suelo y otros le arrojaron vino a su astroso vestido azul.
"Aun nos debes muchas cosas, zorra" dijo otro más.
La chica solo podía esperar a que alguien viniese por ella, ella misma no podía hacer nada, era tan enjuta y débil.
Hermano...
Ñaaa, tampoco tengo nada en contra de Pilika, pero es que también es un recurso literario (A ver discútanme eso, jeje, no se crean).
