Horokeu de Ren
Cap.7: ...porque al final, Ren no creía en Dios
Espero haber recuperado la dignidad de Ren...y si no...Ah...pues no y ya no lean, simple.
Soy un idiota, un perfecto estúpido.
¿Podría ser yo mas imbécil?
No.
No se puede.
No hay nadie más tonto que yo.
Simplemente no hay, no puede haber.
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Horokeu volvió a azotarse la cabeza contra un árbol por enésima vez.
Había estado haciendo esto desde hacia ya casi una semana, desde aquel "pequeño" incidente, y aun no se cansaba de hacerlo.
Se sentía tan mal por dentro por haber dejado a su amo en medio de la nada, llorando y miserable, se había llevado el transporte y todo lo que venia con el, le había robado y lo había besado.
Y así, con todo y eso, se había ido.
¿Qué demonios estaba pensando?
Perfectamente sabia que Pilika no podía esperar, pero...
Sin embargo¿con que cara volvería a pedirle perdón, no había manera en que Ren pudiese perdonarle. Ni ahora ni nunca.
Si se lo preguntasen, Horokeu realmente nunca habría querido hacer eso; sobre todo a alguien a quien había llegado a querer tanto.
Ren era una persona tan tierna, una persona en la cual, debajo de su arrogante fachada de príncipe soberbio y orgulloso, se ocultaba un pobre niño indefenso incapaz de reconocer su dependencia a la gente que le rodeaba y rompía un poco la soledad en que vivía. Recluido en el castillo, no había mucha posibilidad de que estuviese en contacto directo con situaciones reales que pudiesen formar su carácter y hacerlo madurar y despertar de la burbuja de cristal en la que había estado durmiendo toda su vida. Era una criatura tan indefensa y tan necesitada de cariño verdadero que hacia olvidar a Horokeu por momentos la razón verdadera de su escape.
Y es que tenia un parecido enorme con su hermana, al ser tan necesitado de protección; pero al mismo tiempo era una persona totalmente diferente, que le hacia sentir de alguna forma "especial". Sentía que Ren era la persona con la que quería pasar el resto de su vida aun sabiendo que eso era virtualmente imposible, siendo el un vil granjero del norte y siendo Ren el príncipe heredero de una nación enemiga...
Nación enemiga...
Fares era su país natal, una colonia; una colonia de Harim.
Harim sin embargo estaba en guerra con Canaan, y eran absolutos enemigos desde que el mundo tenia memoria y actualmente Fares era el "nuevo" juguete por el cual se peleaban.
Harim había colonizado a Fares algunas décadas atrás y no conforme con esto, Canaan le había declarado la guerra a Harim con la excusa de la libertad, cuando en realidad lo único que ambos buscaban era el oro y la cantera del que todo el continente y más allá estaban enterados. En Fares se dedicaban principalmente a la orfebrería así que en su escaso conocimiento acerca de la guerra, fueron relativamente una conquista fácil. Así, Canaan se abrió paso hacia Fares unos meses antes de que Lebana se apoderara del territorio del lado del bosque, obviamente también por sus deseos de apropiarse de las abundantes reservas.
Canaan, al haber invadido el sur de Fares, en la frontera de Celes, de donde precisamente Horokeu era originario, había destruido Celes y había robado recursos e instalado un campamento de soldados en ese lugar.
Tomaron esclavos y mujeres, entre ellas Pilika; los esclavos fueron mandados a Canaan como mano de obra para construcciones, algunos otros fueron colgados sin razón aparente que justificaban como 'acciones de gente turbia que no comprende la definición de libertas' y sus cadáveres fueron usados como advertencia para las pocas personas que quedaron vivas; y los menos vulgares como Horokeu, fueron mandados como esclavos para servir a la familia real...
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Ren no sabía como, pero de alguna forma u otra había llegado a la ciudad de Cafira, que estaba a las costas del río del mismo nombre.
Hambriento y sin un solo centavo, no tenía idea de cómo conseguir comida ni trabajo, y aunque pudiera conseguir uno, no tenía tiempo que perder, pues cabalgando habría llegado hacía ya unos días.
Necesitaba algo de comida para unos días más y algo de ropa decente para poder llegar al castillo como el príncipe que era y no como un pordiosero, impresión que daba a quien se le pusiera en frente, en vista de que tan sólo necesitaba unos dos o tres días mas para llegar si se daba prisa y continuaba su camino en ese instante, según había calculado.
Así que al final con su hábil mente llegó a la resolución de robar...
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En el mismísimo castillo del presente reino (Canaan para los perdidos) la reina había recibido hace poco una carta directa de Gidel.
Una carta de la princesa Anna en la cual expresaba con vehemencia la necesidad de realizar su boda con el príncipe Yoh (aún cuando ella misma era la que había retrasado la dichosa boda con sus acciones); así que en vista de los recientes acontecimientos, decía la carta, las bodas se realizarían en Gidel, pues seria un insulto para el príncipe hacerlo trasladarse desde su hogar hasta Canaan, siendo tantos días viaje y estando el príncipe en tan precario estado emocional.
Pero posiblemente llamarle 'príncipe' al príncipe Yoh no es del todo correcto, en vista de los 'recientes acontecimientos'.
Una semana antes de que la carta llegase, el rey Mikihisa había sido encontrado muerto junto con su esposa, ambos habían muerto o más bien habían sido asesinados la noche anterior.
Con terror, la mucama de la reina que tenia por costumbre levantarla a las siete de la mañana, dejó escapar un sonoro grito de horror alarmando a guardias y ayudantes que subieron inmediatamente al haber encontrado a su majestad, el Rey, que estaba recostado en la misma cama que ella, rodeado de sangre y sin cabeza 'durmiendo' pacíficamente y cubierto por la misma sabana que la señora reina, como si alguien lo hubiera arropado después de haber sido asesinado. Parecía que la reina Keiko de Asakura no se había ni siquiera percatado de lo ocurrido en la habitación, pues dormía placidamente al lado de su amado esposo.
Pronto, al tratar de despertar a la reina, se dieron cuenta de que no había signos vitales en ella y que había muerto también.
Pronto le informaron al príncipe Yoh, quien se encerró en su habitación sin hablar a nadie, salvo a su prometida, por aquella misma semana aproximadamente.
Una noche después de que el terrible suceso había tenido lugar, la princesa Anna de Gidel envió la susodicha carta a su madre en la que le comunicaba el repentino 'cambio' de la fecha de la boda con el consentimiento justo de ambos, el príncipe y la princesa, que creían era lo mejor para las circunstancias, insólitamente no informando de lo sucedido.
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"Su majestad" llamo una de las doncellas de la reina "Se ve algo sorprendida, su majestad ¿Qué es lo que dice en la carta?" preguntó sin atrevimiento de pedirle a la reina que le dejase verla por su obvio analfabetismo.
"Ah, es tan sólo mi amada hija Anna que desea cambiar la fecha y el lugar de la boda, esa niña siempre es tan caprichosa".
La doncella sonrió comprensiva, mientras la reina ponía la mano en su frente denotando su incomodidad al pensar en que todos los planes que había hecho junto con las encargadas de la boda y todas las personas involucradas en ella se derrumbaban por el repentino cambio de opinión de su hija. Por supuesto que con la princesa Anna no había forma de estar seguro.
La reina suspiró rindiéndose y se dispuso a informar el súbito cambio de planes de la futura reina.
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Ren estuvo observando el método de las tiendas y trataba de decidir la tienda idónea para realizar su fechoría, al tiempo que merodeaba disimuladamente por los comercios del lugar.
Pronto, divisó un puesto en el cual había una variedad de mercancía y una bastante generosa cantidad de cada una de ellas; así mismo, tampoco parecía que hubiera mucha vigilancia en el lugar.
Pensó entonces que si tomaba un poco de esto y un poco de aquello no haría mucha diferencia, así que procedió al robo. Tomó un poco de fruta y algo de pan que considero necesario y suficiente para los días que tardaría en llegar a su destino.
Robar parecía fácil, pensó mientras introducía sus futuros alimentos por debajo de su polvoriento blusón; no entendía como era que ejecutaban a aquellos tristes ladrones que cometían los mismos bajos actos que él estaba cometiendo en ese instante, siendo estos de lo mas sencillo.
A punto estaba de salir de aquel mercado cuando un hombre muy extraño se le acercó, le tomó del hombro suavemente y con voz firme le dijo "Vacía tu camisa, amiga".
¿Qué me vacíe la camisa¿Está loco¡Me rebaje a cometer estas soeces para que un rapaz como el se atreva a decirme que me vacíe la camisa y le devuelva la comida¿MI comida? ...un momento ¿amiga¡Ya se las vera conmigo éste.../ Pensó al tiempo que volteaba a ver al hombre y le encaraba con paciencia e inmutación (y tal vez una muy leve señal de irritación casi imperceptible...), para encontrarse cara a cara con un buen hombre que fácilmente le doblaba la edad y la estatura y siendo algo atrevidos...la fuerza.
Entonces con su hábil mente llegó a la resolución de... ?Correr!
Así se encontró corriendo a toda velocidad por su supervivencia, en vista de que el hombre traía consigo otros tres con hoces y guadañas que lo perseguían; al parecer el meterse con comerciantes era peor que blasfemar...
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El día posterior del informe de la muerte de sus padres el príncipe Yoh fue visto tan sólo una vez en la mañana, cerca del rió limpiando la espada favorita de su padre, usada en una batalla contra Lebana al lado del presente rey de Canaan.
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Para Horokeu no quedaba más que continuar su camino a Harim, por supuesto que le dolía en le alma tener que olvidarse de cierto ya-saben-quien, pero luego le volvía a la mente la ultima imagen que tenía de su hermana, con esos soldados...
Decidió darse prisa, porque aun le faltaban bastantes días de camino.
Podía quedarse en el siguiente pueblo, pensó, tenía algo de dinero del innombrable (wa-ha-ha). /Por cierto ¿Qué estaría haciendo el innombrable ahora?/ caviló /Con eso de que estaba solo y perdido, abandonado en un pueblo sin nombre sin comida y sin agua ?Oh Dios Ren/
Pensó en regresar, unas cuantas veces o más bien muchas veces, había estado pensando eso tanto que olvidaba el motivo de su viaje. Quizá Pilika podría esperar un poco, quizá no.
Lo mejor ser'ia no arriesgarse, pero, Ren.
Repentinamente, un "?Ven acÂ?Perra!" oyó a lo lejos "?maldita!" se volvió a oír un poco más cerca.
¿Estarían asaltando a aquella pobre mujer, se detuvo para oír mejor y se dio cuenta de que quien quiera que fuesen aquellas personas, se estaban acercando hacia donde estaba él.
Pensó que quizás podría ayudar a la dama.
Ahora se oían mas cerca y estaban a punto de cruzar unos arbustos justo en frente de Horokeu, quien esperaba encontrar a una chica o una mujer, pero para su sorpresa, no era una niña, ni siquiera una mujer, era¡Ren!
Ren que no se había dado cuenta de lo que sucedía, fue a estamparse contra Horohoro, quien había olvidado pensar pues iba corriendo sin fijarse siquiera por donde iba (cosa que no se debe hacer) y ambos cayeron al suelo, con Ren encima de Horokeu.
"¡Qué demo!" estaba por exclamar Ren cuando abrió los ojos y se dio cuenta con quien había tropezado. ...Horokeu... Con la misma sorpresa que su esclavo, lo miró atónito sin poder hablar. Era un momento extraño de felicidad, algo que creyeron que jamás llegaría, algo que deseaban que sucediera y sin embargo ninguno de los dos creía en verdad que pasaría.
Y Horokeu, con la embriaguez del encuentro, lo único que se le ocurrió hacer fue abrazar a Ren, vigorosamente, como si temiera que si lo soltase un poco se le escaparía de las manos y jamás lo vería de nuevo.
"...ah...Ren..." gimió Horokeu para si.
Al ser abrazado, Ren se sintió triste y feliz al mismo tiempo, aunque seguro de alguna manera, pues jamás en su vida había sido abrazado así. Pero al oír su nombre en labios de Horokeu, despertó del letargo en el que estaban sumidos ambos, letargo en el que parecía que el tiempo se hubiese detenido.
Ren se apartó un poco de Horokeu, y, aunque podía notársele un poco de abatimiento en los ojos, le miró con crueldad y rencor.
Pronto, vació su camisa, dejó caer la comida que llevaba consigo encima de Horokeu y huyó de ahí.
/Oh Dios.../ pensó Horokeu, los perseguidores lo matarían...
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Un chico de los alrededores del castillo de Lebana cuidaba de las flores de la tienda de su madre.
El chico era bien conocido por esa parte del pueblo por su singular buen parecido y su amabilidad con toda la gente.
A pesar de que su madre no ganaba mucho y ella y el chico tenían que mantenerse por si mismos, pues su marido y padre había muerto en la guerra, el chico lucia muy bien e incluso parecía de la realeza.
Tenía muchas pretendientes y sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de casarse con alguna de ellas. Antes de cumplir los diecisiete años, la poca alimentación que recibía repercutió finalmente y murió.
A la edad de quince tuvo la oportunidad de conocer al príncipe Nichrom en alguno de los esporádicos viajes que este realizaba para, según el"estar en contacto con su población". El príncipe Nichrom se enamoró de inmediato del chico, pero tuvo que acompañar a su hermano a una de sus campañas a Canaan y nunca lo volvió a ver.
El príncipe Nichrom volvió al pueblo algunos años después para encontrarse con la noticia de la muerte de su amado.
El príncipe no volvió a esa parte del reino jamás y a pesar de eso su gente lo siguió amando.
Aquel chico de singular buen parecido llevaba por nombre Lyserg, como aquella leyenda que su padre había traído de Canaan.
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Con lo frágil y todo, Ren sabía pensar rápido y, evidentemente, sabía como vengarse.
Horokeu yacía en el suelo con un no tan inusual sabor metálico en la boca. Le dolía todo el cuerpo; según el, las heridas no eran tan graves, pero dolían. Su cabello se esparcía por el pasto mezclándose con la tierra, revuelto y libre de la banda que lo sostenía. Su ropa estaba sucia y no se sentía muy bien, pero la brisa de la tarde y el rojizo cielo que alcanzaba a apreciar mientras soplaba el viento que movía las ramas de los árboles lo reconfortaban en gran medida.
Quienes perseguían a Ren lo habían golpeado sin mucha piedad, pero por lo menos ahora podía descansar (aunque contra su propia voluntad). Tal vez tardaría un buen rato en moverse y continuar, Horokeu sonrió, sin embargo sentía que de algún modo Ren le había perdonado.
Ren...
No se veía su magnánima presencia por ningún lado; probablemente se había ido solo al encuentro de su hermana y lo abandonaría ahí.
Horokeu cerró sus ojos y se durmió.
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"¿No sientes remordimiento?" preguntó ella.
"No" contestó él.
"¿Por qué, eran tus padres¿no es así?"
"Pues...si"
"¿Y entonces?"
"Me gusta el poder y creo que mi padre era muy indulgente"
"¿Y tú, es tu hermano"
"¿Y?"
"Tal vez...en un futuro muy lejano, tú y yo podríamos llegar a ser amigos..."
"Tal vez..."
Él dio la vuelta y se fue.
Ella sólo sonrió.
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Ahora no se sentía sucio y la brisa era frío ya.
Con pesadez abrió los ojos sin poder hacerlo completamente, el cielo ahora estaba muy oscuro y la luna brillaba en medio de él. Había estrellas muy hermosas encima y al lado suyo, Ren.
Sentado a su lado, lo miraba firme pero con algo de preocupación. Horokeu quiso tocar su mejilla, pero no pudo levantar su brazo totalmente debido al dolor. Gimió un poco, angustiando el rostro de Ren.
Horokeu dejó caer su brazo en la hierba y giro su cabeza lentamente, con cuidado de no sentir dolor, al lado contrario de donde se encontraba el príncipe.
Sonrió con tristeza.
Que estúpido era, Horokeu se había enamorado de Ren.
En las suyas, el príncipe tomo la mano que su esclavo había dejado caer hace tan solo unos momentos, rozándola contra la misma mejilla que Horokeu había tratado de alcanzar, provocando la sorpresa de este último.
Horokeu quiso hablar, pero no pudo; Ren lo miró y se recostó suavemente sobre el pecho lastimado del esclavo, aun con sus manos sujetando la de él.
Permanecieron así, en silencio, unos momentos.
"Te amo, Ren" dijo casi como suspiro Horokeu.
Ren se lo había prometido, no lo diría de nuevo, lo había jurado...
"...te amo"
Pero no le importaba, porque al final, con todo y lo que había prometido, Ren no creía en Dios.
TBC
-Yake: Ah si, a mi también me gusto el Ren del principio pero como que la historia me empezó a dominar a mi y ve lo que quedo, chale - gracias por leer!
-Lady Tao: Ahí sta el fic POR FIN! Y hay algo de HxR al rao va a haber mas, créeme que si ;)
-Makita: Siii! Hakuna matata, jajaja gracias, me hiciste sentir bien y luego les hago una guía a los perdidos, créeme que hasta yo me confundo, hasta hice un mapita para que no me perdiera y la historia tuviera algo sentido, en fin bye y gracias
-Ishisu-Magy: Ah YohxRen? Mmm si pero no, se puede decir que Yoh se quedara con las ganas, además el ya se va a casar, que no este de perro, estoy pensando en no ser tan mala onda con la Anna y darle un esposo de los buenos, pero no se...- uuuh en fin... gracias por el review!
-Pilikita y Kororito: Oh gracias! Espero que te guste este capitulo también
-Mailyn Asakura: Ah! Que bueno tener nuevos colegas! Que bueno que de los primeros fics que lees sean los mios ah...creo que voy a llorar...(buuujuuujuuu) sigue leyendo!
-Asami1: Si, si va a haber HxR, y oh Dios mío! Y también olvido su cepillo de dientes y su enjuague para la gingivitis noooo! (Ren tiene gingivitis?), oh yo también estoy idiota... -
-Hikarimako: Ah que bueno que te guste el fic y también que bueno que te lo hayas aventado todo de un jalón, no se porque pero que bueno! U
-Zac Malfoy Snape: No eres la única perdida créemelo que no, y si, ese ganso de Lyserg esta muerto, la mera verdad sale hasta despuesito. Y creo que si me complico la vida - chale...
-CrazygirlXhiei: Uh, yo también amo a Hiei, es tan sexy... ah! Bueno Horokeu es el verdadero nombre de Hororhoro, que completo es Horokeu Usui. Y se supone que confunda y la haga de emoción pero si al final nomás no ahí luego te doy un resumen o algo. Sigue leyendo
-Kizna-chan: No creo ser una gran escritora, pero con que le guste a alguien mi fic, me basta, gracias por el review!
-Lucy: Espero que este capitulo no se te haga tan recto y si sí, dime para darme un tiro - Que bueno que lo lees :)
