Yu - Gi - Oh!

"Color del Cielo"

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Notas1:

 Bienvenidos! n  n Wow! 2º capítulo…. ¡¡WOOOW 22 REVIEWS!! Ok, ahora, imagínense mi emoción. ¡¡Gracias!!

 Un billón de gracias a los que se tomaron la molestia de dejar un comentario en esta historia; eso se llama ánimos! … xD Nadie quiere que Ryu se muera. [Si les soy sincera, yo tampoco].

Eli-chan1: Vaya, gracias!! En serio!! Es increíble la facilidad con la que me estoy sonrojando; gracias por decir cosas tan lindas del fic y mi manera de escribir [xD Es que creo que a algunos no les gusta… =P Pues que no lean, ne?]. Pues ya verás lo que Bakura hará por Ryu [En éste capítulo]; espero te guste, y siga cumpliendo tus expectativas. Muchas gracias por leer! n.n

Narcisa: Épale!! Muchas, muchas gracias por seguir la historia!! Os lo agradezco, y además me haces cumplidos! XP Que linda. [Jeje]. Pues sí, a Ryu se le fue la mano con la confesión [lastimosamente, a veces, las personas se sienten así], pero las cosas se mejoraran, ya verás; y con lo de los nombres: bueno, yo cuando veía la serie, a Bakura (ambos) le decía "Bakura" xD, luego caí en cuenta de que en los fic -para no confundir- le decía al hikari "Ryu" O.óU Aunque alguno me leí donde Ryu era el Yami. Wue! Espero que éste capítulo te guste, y nuevamente, grax por leer.

Palimpsesto: ¡¡Gracias por leer!! Que contenta estoy. Bueno… Si con otros me sonrojé, tú hiciste que todo mi cuerpo se quedara sin sangre. Cuantas gracias, por todo eso!! Vaya, espero de todo corazón que éste capítulo no te decepcione [que para mi mala suerte, me parece que así será u.u], pero, espero que sigas leyendo, porque prometo esforzarme más! n  n Gracias de nuevo. [Por cierto, tu nick está kawaii!]

Alejamoto Diethel: Gracias por leer!! Hey! Tus comentarios son de lo más amenos, ya que siempre tienes mucha energía, y acostumbras poner "amiga" Que linda! Pues, claro que puedes considerar a Ryu enfermo, después de todo, un estado de depresión no es algo de tomarse a la ligera, de echo, creo que no estoy escribiendo bien todo lo que es eso; por otra parte, ya verás como lo que él piensa que es el tumor, será la cura. Jejeje, ruego a Ra que esto te guste, y muchas gracias por leer.

Malale: Te tengo que dar las gracias, no sólo por leer el capítulo y decirme tantas cosas bonitas, sino también, porque adoro tus comentarios extensos y explicativos, ¡¡Gracias!! Siento que ése es un gran incentivo para mí n  n. Síep, he leído tantos fics donde Ryu es golpeado, violado, raptado, usado como podadora de grama por la boca [xD], y que de remate ¡esté enamorado de Bakura! A mí se me hace un tanto más factible que Bakura aprecie a Ryu, que al revez [Pero esa soy yo, tampoco critico los otros fics, porque hay algunos muy bien escritos]. Síe! Yo veo el cielo desde la terraza, la verdad es que también hay muchos edificios, pero se ven lindos matices, y me encanta [xD al punto que tomo fotos], espero que tomes el tren más seguido, porque el mar y el cielo juntos, atardeciendo (o amaneciendo), debe ser un espectáculo digno de pintarse. Gracias por haber leído, y espero que éste capítulo te guste n   n.

Pandorak-chan: La li ho!! Gracias por leer y haber dejado un comentario!! Síe, Ryu ya habló claro, ya verás lo que a Bakura le tocará hacer [bueno, en el próximo capítulo]. Damn, puedes creer que me estoy muriendo del hambre, y no puedo comer?? [¿Qué clase de persona hace comentarios tan irreverentes cómo ése? Discúlpame.]. Sinceramente, ojala éste capítulo te siga gustando!!! [Porque Kura tiene algo que decir también]; Gracias por leer!!!!!

Winged Tigre: La festejada lee, y para remate le gusta!! T   T Peque-san, la que se siente regalada soy yo, cada vez que veo que me dejaste un comentario!! Empiezo "Yyyyyaaaayyy!! La Peque lo leyó" u.uU Luego mi sobrino pregunta si estoy loca [xD Pobre, no se ha dado cuenta aún!]. Jejeje, no digas eso! Tú y yo sabemos que escribes mejor, y ya sabes como soy,… como que no me gustan mis escritos, (jeh). Lamento haberte recordado cualquier cosa, pero recuerda que el fic está hecho para dar esperanza!!! Todo se soluciona n  n. Te quiero muchísimo, y me alegra de sobremanera que leyeras y te gustara! Gracias por eso! Muchas gracias! Espero que éste capítulo no decaiga la imagen tan linda que le tienes; es que ando frustrada por mis cordales.. x.x Y si yo no como, Ryu y Bakura pasan hambre! xD. Gracias!!!

Hitokiri Aoi mFy: Nihao!! n  n Hey! No te disculpes por no haber dejado un comentario en el primer capítulo, ¡las gracias las doy yo por haberme dejado uno ahora! xD. Gracias, que te guste el fic es algo que a todo autor le alegra, y me parece que todos en algún sentido nos identificamos con Ryu [Ok, no creo que a la perfección, o con la misma intensidad; pero aunque sea el desde tomamos a veces las personas]; ánimo más bien!! Porque ése es el propósito del fic presente. Síep, te vi en mi MSN, ya te acepté, ahora falta encontrarnos! xD. Nuevamente, un millón de gracias por haber leído, y espero que éste capítulo te agrade también.

Diosa Atena: Hellos!! Jajaja, gracias por continuar leyendo éste fic!! Uf! Que bueno que te sigue gustando (veamos si eso no cambia! xD). Con lo de Ryu, sí, él fue el que más se me figuró para el papel de deprimido, y luego me di cuenta de que le encaja perfectamente [=P O algo por el estilo]. Con lo otro x  x ¡¿Ah?! ¿Yami hace qué? ¿Bakura se muere? ¡Oh, damn, siento que me deprimo! Cuesta bien eso que no entendí [;    ; yo lo vi, hasta que Mariku lo mandó al reino de las sombras, pero Bakura se fue al rompecabezas del milenio], ¡¡¿Qué YAMI QUÉ?!! O.o!! Ejem.. Jejeje n.nU Me gusta la opinión que tienes acerca del lemon, yo también la tengo; lo malo es que soy pésima en los lemons, y peor para los lemons-Yaoi; pero como buena hentai, prometo hacer al menos la insinuación de que 'algo pasó' xD ¿te parece? Y también, recuerda que no puedo acostarlos de buenas a primeras… ¡Primero que mínimo se lleven bien! XD Por eso, te pido paciencia. Sin embargo, gracias por seguir aquí, y espero que éste capítulo te guste. Grax por los consejos! [Que Yami hizo qué???]

Shi: Hola!! [Me doy cuenta de que mis saludos han estado en los pocos idiomas que conozco, pero sólo éste en español! =P] Primero, muchas gracias por haber leído, de comentarios tan buenos vivimos los autores de fics. ¿Te identificaste tanto? ¡Vaya! Mmm… bueno, te confieso que todo esto es experiencia propia [xDD Jejeje.], supongo que todos nos hemos deprimido alguna vez; y no te creas, para suicidarse no hace falta valor, hace falta cerebro, si vives, todo puede cambiar, porque tú moldeas todo, claro, sino pierdes la esperanza que algún día todo mejorará [Créeme, me tomó una tarde llegar a ésa conclusión, y fue algo mucho más drástico y desesperado que éste mismo fic]; así que ánimo!! Todo estará bien. Hey, cualquier cosa, puedes agregarme a tu MSN, está en el primer capítulo. Muchísimas gracias por leer, y espero que te sientas mejor, ¡Ya verás que todo se solucionará! Nuevamente, gracias n   n!

Guerrera lunar: Épale!! Bueno, muchas gracias por seguir en el segundo capítulo siendo mi lectora! n  n. Siento mucho si te confundí o algo! XD Me parece bien tu filosofía, =P cambiante según el caso, está muy bueno eso! o.óU Entonces ¿Quién es Rex? xD ¿O por qué Rex? [Ah, que tonterías digo! n.nU] Bueno, es un poco lógico que Ryu no quiera cooperar con Bakura, porque está todo deprimido y desdeñoso! xD A uno no le provoca que le ayuden ahí, ¡y síe! Que bueno que ya hablo,… aunque ahora es que vendrán, la mamá de las pláticas entre ellos dos! [xD Ay, también disculpa mis expresiones mamarrachas], xP y la violencia provoca. Espero verlos de nuevo por aquí! xD Su comentarios interactivos están kawaiis, eh? Ojala sí te guste éste capítulo, y de nuevo, gracias por leer!! n.n

 WiCcAn JenNy: Hello moto! [=P Ay… Ando tonta], muchas gracias por leer!!! Síep, Ryu tiene esos pensamientos [Hay ciertas personas que no aprecian la vida, eh? ¡Habrá que cambiar eso! Como que pueden vivir mucho tiempo, como para no hacer nada! xD], y sí, se parece a Shinji [o.óU Evangelio, nop?], supongo que todos tenemos nuestras etapas de no querernos [=P Menos Petra, nunca lo ha vivido la cabra ésta! ¬¬], y estoy totalmente de acuerdo contigo con respecto a Bakura, se me hace más dulce ayudando (a su manera), que golpeándolo, etc; repito, el maldito es muy querido! XD. Espero te guste éste capítulo, y nuevamente, gracias por leer!!

 n  n Hasta ahí los R/Rs; sin embargo, quiero agradecer a mis queridísimas primas quienes (casi contra su voluntad XP) se leyeron el fic, Go Carly y Gaby, go! [=P De pana, gracias.] También, gracias a los que leyeron y no pudieron dejar comentarios [sé que pasa,… me pasa a mí a veces,… Y es frustrante! ù.úU], sin embargo, más gracias a los que sí pudieron dejarlo! XD

 Sin más molestias, espero les guste.

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Capítulo 3: Lluvia.

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 El reloj proclamaba brillantemente que eran las 11 de la noche; el aparato, no se encontraba en su escritorio, donde normalmente estaba, sino que ahora reposaba en el piso de la habitación de Ryu, siendo ignorado olímpicamente por el último.

 El cuarto del albino menor estaba hecho un desastre, si consideramos que al chico le gustaba el orden. La almohada estaba prácticamente deformada, muestra clara de que horas antes, había recibido varios puñetazos rabiosos de parte de su dueño. Las cosas del escritorio estaban todas regadas por el suelo de la alcoba, y ahora la cama estaba totalmente pegada a la pared de la ventana. (La cual, cabe destacar, estaba abierta, revelando grandes nubes grises).

  Ryu se encontraba tumbado en la cama, con la vista plena de aquel cielo. Hace algunas horas se le había ido bajando poco a poco la rabieta y angustia que por un momento lo dominaron completamente; tal vez, se estaba volviendo loco, después todo.

 Hizo una fea redecoración a su cuarto, pero a la hora de la verdad, le traía con muy poco cuidado. Sintió necesario descargar ésa rabia contenida hacia su persona, y ¿qué mejor forma que hacerlo rompiendo y golpeando cosas? Los nudillos del albino parecían protestar ante el pensamiento, pero la mente ni si quiera los oía.

… El cielo estaba acorde consigo mismo, y quería verlo.

 Era totalmente estúpido, pero el cielo lograba tranquilizarlo poco a poco, como sí fuera el suero que sólo a él le hacía efecto. Sí, definitivamente era estúpido, pero era la verdad; o sea la verdad es estúpida. Y que vivan sus inteligentes conclusiones.

 Ya no lloraba, al menos, hace tiempo sus ojos se habían secado, y también había tomado su famosa pastilla contra el dolor de cabeza, el cual aún no pasaba. Se acomodó un poco más en la cama, acurrucándose.

 -Hice lo peor.- No tardó en notar, como ésa era la primera frase coherente que había dicho esa noche, y que rompía el silencio de tal forma, que a pesar de saber que estaba hablando en un tono normal, creyó haberla gritado.

 De acuerdo, le había dicho la verdad a su Yami… a medias. Sí, Ryu estaba consiente de que detestaba al espíritu, pero no era para él su odio; oh no. Sí, su Yami lo había tratado mal, y todo lo demás, pero fue porque él era débil (lo es aún), y por muchas otras razones. El odio del albino no se concentraba en otra persona, que no fuera él mismo.

 Subió inconcientemente su mano, hasta que su muñeca izquierda quedó expuesta ante sus ojos. Un fina vena azul-verdosa se mostraba en ella, y de forma tranquila, Ryu subió su otra mano, y con el dedo meñique (el pequeño), y repasó el camino que hacía en su piel.

 Sabía que cortarse las venas era algo muy doloroso y angustiante; antes de morir, seguramente, te arrepentirías o algo así, por eso no la practicaría ni siquiera, pero había adquirido ésa rara costumbre: Repasarse las venas de sus muñecas con su dedo, hasta que se formara un camino rojo, sobre el azul de su vena, y lo nívea de su piel.

-Nunca abro la boca, y cuando lo hago, termino de arruinar todo. Aunque no me arrepiento - Meditaba Ryu, aún concentrado en la tarea con sus manos -, le dije cosas verdaderas, es sólo que ahora no sé que demonios hará.

 Sí, definitivamente eso era lo que temía. ¿Ahora qué haría el espíritu de la sortija? ¿Lo obligaría a comer y a dormir? ¿Lo encerraría en su cuarto para siempre? (Sellando la ventana, y sacando todo objeto punzo-cortante, seguramente.) ¿O lo dejaría en paz esperando el fin de sus días? La última, parecía la más irreal de todas. Lo que faltaba, es que fuera su propio Yami quien lo matara a golpes.

 Cuando sintió que le dolía la muñeca, dejó de tocársela, y volvió a su posición inicial de sólo mirar al cielo.

 Estaba tan alborotado, lo más probable es que dentro de algunos minutos empezara a llover; y las nubes parecían prometer ser una lluvia fiera y espectacular.

 El cielo por fin se había apiadado de él, y lo complació poniendo una noche tan insegura, como el mismo Ryu se sentía. No le salió ni siquiera una mueca de sonrisa.

 Vaya, al parecer por fin se había vaciado por dentro. ¡Adiós hipocresía con el mundo!

 Unos audibles pero suaves golpes en su puerta, lo hicieron salir de su incoherente mar de pensamientos.

-Déjame pasar, hikari.- Le dijo la ronca voz de su Yami, detrás de la puerta.

-¿Qué quieres?- Preguntó Ryu, dándose cuenta de que a pesar de la interrupción, no se sentía irritado. Tal vez, gritar había sido bueno, ¿no?

Se oyó un suspiro de paciencia afuera.

-Sólo déjame entrar, ¡no pienso hacer nada, por Ra! Ya tú hablaste, y ahora es mi turno, y para eso, necesito tenerte de frente, ¿o no?

-Me trae sin cuidado lo que tengas que decirme.

-¡¡Con un..!! ¡¡Bueno Ryu, ya me cansé!! ¡Yo no soy paciente, ni me las doy de tu amigo, o algo por el estilo! Pero soy tu Yami, y quiero hablar contigo, ¡ábreme!

-¡Piérdete!- Le respondió el albino menor, en el mismo tono de irritado de su Yami.

-¡¡Ahhgrh!! ¡¡Ya verás!!- Luego, sólo retumbaron unos pasos alejándose, por lo que Ryu se relajó notablemente.

 Luego, los mismos pasos acercándose, y el sonido de unas llaves.

-¡No volveré a hacer esto nunca más!- Dijo el espíritu de la sortija, a la par que introducía la llave del cuarto, en la cerradura.

 Ante esto, Ryu se sentó rápidamente en su cama. Su intención inicial era impedir que el de afuera abriera la puerta, pero al segundo, se dio cuenta de que era tarde.

 El Yami entró al cuarto con el semblante molesto y maniático de siempre, sólo era raro el hecho, de que llevara un plato consigo, en el cual, habían unas tres galletas saladas, muy mal ordenadas.

 -No es muy bueno dejar el juego de llaves de todo la casa en la cocina, hikari.- Luego, pasó su mirada por toda la habitación.- Me alegra que hayas remodelado, espero no te importe, pero la sala también parece otra.

-¿Qué quieres?- Volvió a preguntar Ryu, con fastidio. ¿El espíritu sólo hablaba de cosas estúpidas?

 El espíritu dejó el plato de galletas, en la cama, al lado derecho de Ryu.

-Cómelas.- Ordenó.

 El albino menor, sólo suspiró cerrando los ojos.

-No tengo hambre, no pierdas tu tiempo.

 A pesar de que pensaba que el espíritu de la sortija le mandaría verbalmente una maldición, o haría uno de sus típicos berrinches de impaciencia, éste sólo se quedó parado delante de Ryu, con expresión seria. Mmmh… Casi daba más miedo que cuando estaba molesto. Mejor comérselas.

 Girando los ojos, tomó una de las 3 galletas y se la llevó hasta su boca, dándole una muy pequeña mordida.

 -¿Contento?- Le preguntó a su Yami.

-No- le respondió con sinceridad, de la misma forma seria-, pero es un avance.

 Fue turno de Ryu, para suspirar.

-Oye,- Le empezó a hablar el albino menor, sin mucho interés.- no tienes porqué empezar a alimentarme, no pienso morir de inanición. Sin embargo, con esto, no logras cambiar nada.

 El espíritu de la sortija, conservando su serio semblante, recogió la silla del escritorio que estaba por ahí regada, y con en espaldar en su pecho, se sentó en ella, frente a su hikari.

-No he venido aquí a alimentarte, y mucho menos para hacerte cambiar de opinión; la comida es sólo por no dejar, casi no comiste en el desayuno, y te conozco, no has comido más. Sólo quiero hablar, ya que, quiera o no, mí vida depende de la tuya.

 La mirada de Ryu, volvió a tornarse un poco molesta.

-Sí, ya lo sé. Tú volverías a la sortija del milenio, pero no es tan malo cuando lo piensas, pronto tendrás otro hikari, y todos seremos felices.

 Ahora, el espíritu había fruncido notablemente le entrecejo, y volvía a hacer los ademanes raros, de estarse tragando algo que luego se arrepentiría de decir.

-¡Dilo ya!- Le dijo Ryu al verlo- Dime lo que me quieres decir desde ayer. Yo fui claro, ¿por qué tú no?

 El semblante del Yami, volvió a ser serio, con un dejo de locura en sus pupilas. Sonrió burlonamente, y escondió tras sus cabellos sus ojos cafés, dándole un aspecto atemorizante, o psicópata, como diría Ryu. Sin embargo, luego de algunos segundos, se desapareció la sonrisa, y volvió a quedar serio; medianamente cuerdo.

 -¿Cómo pudiste brindarle esperanzas a alguien, si tú mismo no las tienes?

 Definitivamente, de absolutamente todas las cosas que le pasaron a Ryu por la cabeza, ésa fue la menos esperada como pregunta.

-¿De qué hablas?- Preguntó el albino menor confundido.

-¡La pregunta lo dice todo, baka!- Por lo menos había vuelto el mismo espíritu de siempre- ¿Cómo puedes decirle a alguien que siempre hay una solución, si tú crees que no la hay? ¡Es lo más hipócrita que he escuchado de tu boca! ¡Y el mocoso se lo creyó! ¿Cómo? ¡Dímelo! ¿Cómo le brindaste una esperanza para vivir, si tú piensas desesperadamente en morir?

 En éste punto, Ryu por fin entendió a lo que se refería su extraño Yami: hablaba de la conversación que tuvo ésa mañana con su compañero de escuela (Take). No lo recordaba ya, aunque sí sabía que había dicho que todo tenía una solución, porque era por lo general lo que le repetía con frecuencia, a causa de sentirse impotente.

 Cuando iba a decir alguna otra incoherencia en voz alta, una duda llegó a su cerebro: ¿Como el espíritu milenario escuchó la plática?

-Aja, y ¿se puede saber cómo tú sabes eso? No te vi por lo al rededores.

-No necesitas verme, para saber que estoy ahí, baka.- Jumh, que rara costumbre tenía el albino mayor de insultarlo cuando tenían tan ameno intercambio de opiniones.

 El chico meditaba su respuesta, aunque no era tonto. Logró percatarse de algo, el Yami tenía algo atrapado en su garganta desde hoy en la madrugada, cuando se vieron frente al baño, algunas horas antes de la conversación en el salón.

 -Sólo porque no quería verlo triste.- Por fin respondió Ryu en un tono de voz calmado, con un dejo de tristeza.- No quiero que sea como yo, ¿sabes? Que se deprima y piense que es mejor no existir; no quiero que llegue a desear con todas sus fuerzas desaparecer. Yo quería… necesitaba, darle esperanza. Lo mío no se soluciona, porque soy así, y me he dado cuenta de que no quiero cambiar.

-Entonces,- le interrumpió el espíritu albino- lo que quieres decir, es que todo tu enojo, no es sólo hacia mí, sino también a ti mismo.

 Ahora fue Ryu quien escondió la mirada bajó sus cabellos, y se apresuró a darle otro pequeño mordisco a la galleta que su Yami le había traído.

 Dándose cuenta de que el hikari no iba a hablar, el otro quiso seguir su diálogo.

-Sí,… debe ser patético sólo tenerme como acompañante, aunque algunos lo verían como algo muy bueno; no eres como los demás, ya lo sé; y lo puedes creer o no, pero es tu decisión que haces con tu vida, yo no me meteré en eso. Sólo avísame el momento, que quiero regresar a la sortija sintiendo la fascinación de molestar a cientos de personas.- Sin más que decir, el Yami se levantó de la silla, y se encaminó a la puerta para salir.- Espero que no te importe si demuelo la cocina o algo así; termina de comer.

 Y trancando la puerta, Ryu quedó sólo en su habitación, con la ventana abierta revelando el tormentoso cielo, con una galleta en su mano, y sus ojos fuera de vista.

 Se quedó unos minutos estático, sin saber a ciencia cierta qué pensar o hacer. Prácticamente, le había dado luz verde para que se matara, y había dejado claro que no le importaba su muerte. Cuando sintió que el viento traía consigo fuertes gotas de agua, de giró para cerrar la ventana, y dedicarse a mirar con las gotas chocaba violentamente contra el vidrio.

… Y a su vez sus mejillas eran bañadas por lágrimas, porque nunca sintió tanto soledad como en ésa noche; y eso de por sí, es mucho decir.

-Ni si quiera a él le importa. Prefiere volver a la sortija, a estar viviendo conmigo.

 Maldita su realidad, su debilidad, y la gran desesperación y angustia que lo iba dominando poco a poco. Volvió a encogerse en sí mismo, y seguía llorando.

Iba a necesitar comprar muchas cajas de pastillas contra el dolor de cabeza, si seguía así.

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 A la mañana siguiente, Ryu se levantó mucho antes de ser despertado por los rayos del Sol (lo cual estarían algo fuera de lugar, puesto que había amanecido tan nublado como la noche pasada), y se encaminó hasta el baño, para asearse.

 Era malo llorar para su pálida piel, ya que se le notaba enseguida, por eso, prefirió ducharse, tratando de calmarse, y mantener la respiración coordinadamente.

 Luego de terminar, (y tomarse sus famosas pastillas), bajó las escaleras de su departamento con una calma impuesta por su estado de depresión. Una calma irritable, fingida, y sólo con el fin de amansarle su cerebro.

 Entró a la cocina sabiendo muy bien que el espíritu albino estaba sentado en la mesa; ambos se sintieron, ninguno se miró, ni hizo nada más que seguir en su asunto.

 El albino mayor (en tamaño, y edad en milenios) estaba comiendo tranquilamente un serial con extra de azúcar y canela; Ryu lo había probado y lo detestó: mucho dulce junto empalaga, pero parecía que al otro le gustaba, porque siempre le mandaba a comprar más. Ryu, por su parte, sólo tomó un vaso de jugo de la nevera, y un pan sin tostar ni nada untado.

 La verdad era que no tenía hambre, sin embargo, prefería comer poco, a luego sentirse mareado. (O más mareado, de cualquier forma, era desesperante)

 Antes de salir para tomar el ascensor que lo bajaría hasta la calle, pensó por unos momentos gritarle algo a su Yami, como normalmente hacía (Es decir un "Me voy a la escuela", lo que tenía una respuesta determinada: "Grrrh ¡como sea!", a veces cambiaba, según los días de la semana), pero, prefirió dejar de hacerlo, puesto que las cosas con su espíritu no pudieron estar más claras, mostrando el enrome desinterés que entre ellos había.

 Portaba una sombrilla de color verde opaco arriba de su blanca cabellera, mientras caminaba con dirección a su escuela, sintiendo como las gotas paseaban por su paraguas.

 Era increíble,… Antes de hablar con su Yami, sentía la soledad, y también sentía el desinterés, pero ahora… sentía como la soledad lo había ahogado completamente. Supuso que inconcientemente, pensó en el espíritu del milenio como una esperanza, como algo que no lo iba a dejar morir. Pero se equivocó… Falló espectacularmente.

 Apretó los ojos con fuerza, rogándole al cielo (al cielo, no a los dioses o algo por el estilo) que no fuera a llorar ahora, si lo hacía, no podría ir a la escuela sin que se dejara de notar. Aunque estaba lloviendo, llegar goteando no era una novedad; y además, ¿alguien notándole algo? ¡Por favor! ¿De dónde había salido eso?

 Llegó al colegio, y con la mirada gacha, y sus manos heladas en los bolsillos, entró al aula sentándose en su puesto. Casi todos de una manera u otra lo saludaron, él ni se molestó en responder, y los demás no se molestaron por ser ignorados. Todos felices.

 La mañana pasó a paso lento, y ahora la tarde prometía perder una carrera contra una tortuga. Ryu miraba la ventana, y lo poco que se veía de cielo, gracias a todos los edificios, y techos a su alrededor; al menos sentía que le cielo lloraba por él, ¿o no? ¿O hasta el cielo se burlaba de su ingenuidad?

 Vio el cuaderno abierto de la materia que correspondía lleno que pequeños y deformes dibujos, (que no eran más que cartas del duelo de Mounstros), además de uno que otro escrito por aquí y por allá; nada de eso, tenía que ver con inglés, estaba seguro.

 Luego observó a sus compañeros, todos parecían concentrados, o por lo menos alegres. Yuugi estaba atrás leyendo, Joey a su lado izquierdo jugando distraídamente con un lápiz y una sonrisa; Tea al lado izquierdo de Yuugi tan enfrascada en la lección como el recién nombrado. Tristán, un poco más lejano, le hacía muecas a Duke quien retenía el instinto de golpearlo. Kaiba, en la parte de atrás del salón, escribía con asombrosa rapidez en una hoja.

 Sí,… ése era su grupo; era una lástima que Malik no estudiara en la misma escuela, pero ya había hecho la solemne propuesta de cambiar para el próximo año. Para el próximo año… no sabía si iba a vivir tanto.

 Además, ése podía ser su grupo, pero ya había establecido la amistad que tenían: Más profunda que superficial, pero no tan fuerte como para confiarle todo. Así de simple.

 Sabía que con Malik era otra cosa; no hablaban mucho de cosas personales, sino que se iban a temas superfluos de interés mutuo. Si se veían descubría que otro andaba triste, y se entendían con mucha rapidez. Casi le podía dar el título de 'mejor amigo' (aunque en su opinión era un tanto patético), y el 'casi' es porque aún no se aventura a contarle todas las inseguridades que tiene. ¿Y qué ande con él por lástima? No gracias.

 Por Ra, ¡incluso su Yami prefería estar encerrado, a seguir viéndole la cara! Y si eso no era deprimente, patético y digno de burla, no tenía ni la más mínima idea de lo que lo fuera.

 Sonrió tristemente. Había dicho que detestaba al espíritu y a la sortija del milenio,… y aún así, le causó tanta desolación saber que verdaderamente poco le importaba que se suicidara, que ahora podía llorar con facilidad ahí mismo, sin esperar a la ducha de la madrugada.

-¿Cuánto puede costar desaparecer?- Susurró inaudiblemente.

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 Debían ser ya más de las 6 de la tarde, y se encontraba caminando hacia su departamento, de la misma forma de siempre. Al menos no llovía, aunque, no podía estar seguro de que el cielo estuviera tranquilo esa noche, ya que soplaban fuerte vientos.

 El inmenso cielo estaba cubierto de nubes que se coloreaban de varias escalas del grises, la que estaba justo arriba de su ubicación parecía amenazante, advirtiéndole que pronto se rompería. Sonrió de medio lado. Le agradaba que el vestido del cielo hiciera juego consigo mismo.

 Venía tan distraído pensando en eso, que no se percató de que un hombre de había plantado frente a él impidiéndole el paso, hasta que otros dos salieron mostrando delicados brillos de navajas.

"Genial" Pensó Ryu con desdén "¡Lo que me faltaba! Me asaltarán hoy. ¿Qué tengo? 300 yens en el bolsillo. Oh, que gran ganancia para el señor ladrón."

-Bien, Bakura- Habló el que estaba frente a él asustándolo, ¿y cómo ése hombre sabía su apellido? -, dánosla.

-¿… El qué?- Preguntó con nerviosismo.

-¡Jajaja!- Rió, nuevamente el del centro- No te hagas el inocente, sabemos que tú tienes la Sortija del Milenio, y ése es un tesoro muy valioso para nosotros, ¡dánosla ahora! No tenemos paciencia.

Ryu observó extrañado las 3 desconocidas y feas caras; tragó saliva, y empezó a explicar:

-Yo no la tengo.

-¡Por favor!- Ahora habló el de la derecha- Sabemos que sí eres su dueño, así que no intentes nada, te advertimos que nosotros también sabemos algo de la magia de la sombras, y no estamos dispuestos a negociar nada. Dánosla, contigo incluido.

 Ahora los ojos cafés de Ryu se agradaron.

-¿Conmigo?

-¡Claro! ¿Qué sería la sortija sin el espíritu que por ella sigue vagueando por aquí?

 En ése momento, el albino quiso suspirar contento, pero no pudo. Ahora entendía que lo estaban confundiendo con su Yami (a quien malamente le decían Bakura estos infelices), y querían la sortija del milenio.

 En tiempos anteriores, habría regalado la pieza como si nada; pero ahora era diferente. Sentía que le debía algo su Yami, y creía que era gracia a la sinceridad con la que le había hablado la noche pasada.

 Sabía que el espíritu contaba con él para pasar sus mejores y más libres últimos días; no podía dárselos a ellos para que hicieran quien-sabe-qué-cosas. ¡¡No quería dárselo a ellos!! ¡Claro que no! Era su Yami, y se quedaría con él hasta el final.

 Recordó, una parte de su conversación, específicamente, algo dicho por el espíritu: "Debe ser patético sólo tenerme como acompañante, aunque algunos lo verían como algo muy bueno"

 Es decir que ya él sabía que lo buscaban, no había duda, por eso poco le importaba si moría, porque ya tendría otros dueños fijos; En éste punto, Ryu no supo si sentirse mejor o peor, aunque sentía su desesperación y tristeza en aumento.

 Sin embargo, no era el momento para pensar, y los 3 hombres frente a él parecían querer recordárselo.

 -Perdimos la paciencia.- Se posó atrás de Ryu uno de todos ellos, y el nombrado a penas lo notó, el otro sacaba la bonita navaja, mientras el tercero, le mostraba algún tipo de carta del duelo de mounstros, que el albino ni vio.

 Sintió como lo tomaban por los hombros fuertemente, y también como sus manos fueron apresadas por otras más fuertes y grandes, ásperas al tacto.

-¡No pienso dárselas!- Les gritó sin pensar en la reacción que eso podría generar- ¡Para nada! ¡Es sólo de mi Yami y mía!

-Entonces, tú eres el hikari.- Sonrió uno.- Bueno, si te matamos, tendremos al Yami atrapado en la sortija, y podremos quitártela sin ningún problema.

-Yo no tengo la sortija.- Les dijo con los dientes apretados, ya que sentía que si hablaba, le temblaría la mandíbula del nerviosismo que sentía. - No lograrán nada…

-Nada nos cuesta probar.- Dijo alguno.

 A este punto, el nerviosismo de Ryu se apoderó de sus rodillas, y el resto de su cuerpo. Temblaba de pies a cabeza, y todo su semblante serio se fue por un caño.

 Esa no era la forma con la que tenía planeado morir, ni aquella tarde. No asesinado, sino asesinándose; no por una navaja y 6 brazos, sino por 500 pastillas contra el dolor de cabeza en un vaso.

 No quería morir ahí, definitivamente no. Quería correr hasta su apartamento, lanzarse en su cama, ver el cielo, sentir a su Yami cerca, y poder sentir de forma desesperante correr las horas.

 Aunque le parecía fuera de lugar, mientras los tipos esos hablaban decidiendo quién sabe qué cosas, Ryu se paseo por la memoria de sus recuerdos más próximos. Él en la cama mirando el cielo, discutiendo con su Yami, mirando a su Yami, sintiéndose triste por su Yami, preparándole comida, esperándolo con una sonrisa.

 Hace mucho tiempo que no le sonreía; hace mucho tiempo que no se trataban de una manera civilizada. Quería volver a verle, aunque fuera para pedirle perdón por ser tan mal hikari, por ser tan débil… por dejarse vencer.

Quiso gritar, pero nada salió de su garganta. Quería llamar a su Yami,… tenía, cierta esperanza.

 -¡NO LO TOQUEN!- Se oyó la voz del otro albino, con fuerza.

 Los tres hombres apenas dejaron notar su sorpresa. ¿Quién se esperaría ver al Yami albino rugir como un león, sólo por aquel débil niño?

 Las manos que lo sujetaban le soltaron, haciéndolo caer al suelo. Sin perder tiempo abrió los ojos, y se levantó. ¡Tenía que ayudar! ¡Debía hacer algo! ... Demostrar que no era débil, maldita sea.

-Ustedes fueron los que me hartaron a mí.- Rápidamente, el Yami reveló el Sortija del milenio que estaba oculta entre su ropa.

 Esos malditos la pagarían. Y si le llegaron a poner más de dos dedos encima a Ryu, se las pagarían al doble.

 La codiciada sortija del milenio empezó a brillar sobre su pecho, a la vez que hablaba con su voz ronca, y la mueca típica de cuando se encontraba más psicópata. (Opinión del hikari)

 Las caras de horror del semblante de los 3 hombres no se hicieron esperar; el albino menor cerró los ojos, odiaba cuando el espíritu hacía eso. (Incluso si se lo merecían)

-Vayan al Reino de las Sombras, infelices.- Escuchó, para luego ver una intensa luz; después, todo cesó.

 Ryu seguía con los ojos fuertemente cerrados, para luego sentir como gruesas gotas le bañaban no muy amablemente la cara. Alguien lo cubrió.

-¿Te hicieron algo más allá de un trauma psicológico?- Preguntó el Yami, sonriendo de medio lado casi con burla.

 El albino menor quiso llamar a su Yami de alguna forma. No le diría "Bakura", tampoco "Yami". ¿Entonces? ¿Cómo se suponía que debía llamarlo?

-Vámonos.- Le dijo secamente.- ¿No puedes caminar?

 Ryu rápidamente asintió con la cabeza, a la par que se levantaba, y empezó su recorrido hasta su departamento, unos pasos atrás del espíritu maniático.

 Sintió sus ojos llenarse de lágrimas, y no trató de reprimirlas; estaba lloviendo, no lo notaría. Entonces las soltó, sintiendo como pequeñas convulsiones en sus hombros lo hacían casi perder el aire. Estuvo a punto de dejarse caer en el suelo, pero se contuvo.

 Sin embargo, no pudo tragarse ciertos gemidos de angustia, provocados por el llanto. Sabía que así el espíritu se daría cuenta de su estado, pero… ¡Ya sabían ambos lo débil y estúpido que era! ¿Qué importaba?

-No llores, hikari.- Le dijo su Yami antes de entrar al apartamento.

 Apenas el albino menor puso un pié en el inmueble, se encaminó directamente a su cuarto. Sentía las manos heladas, y los dedos tan temblorosos como sudados. Tenía mucha angustia guardada.

 Esas personas (de las cuales luego le pediría cuentas a su Yami) no habían causado todo esto en él; fue el espíritu de la Sortija del Milenio. ¿Cómo? Salvándolo, y no sólo eso; cuando Ryu quedó sordo gracias al nerviosismo de saber los planes de los ladrones, sólo pensó en su Yami.

 Se dio cuenta, de que el que primero cambió el trato (casi obligado, y un tanto hipócrita) entre ellos, fue él mismo: alejándose, pasando mucho tiempo en su habitación. Contemplando la belleza de los amaneceres.

 Llegó al piso de arriba en dónde estaban los cuartos, pero se sentía muy cansado y lleno de pensamientos más bizarros que antes, y todos lo confundían cada vez más.

-Que alguien detenga el mundo.- Suspiró al aire, mientras se dejaba caer en el pequeño y oscuro pasillo.

 El Yami, que subía detrás de él, dejó ver en su semblante el susto de ver a su hikari de rodillas al suelo llorando con gran sentimiento. Tenía mucha tristeza, demasiada para su bien, y el reciente hecho, no hizo más que alterarlo.

 -Ven.- Le dijo mientras lo movía como podía, hacia la pared frente a la escalera. Se sentó a su lado, ya que no pudo evitarlo, al ver como los ojitos café de Ryu, ahora estaban brillantes por las lágrimas, y vacíos por la tristeza.

 En ése momento, el Yami sintió lo inesperado: Ryu lo estaba abrazando. El albino menor había puesto sus manos en su cuello, y llevaba su cabeza hasta su pecho, buscando un poco de calor, que luego de unos segundos, el espíritu le brindó con mucha duda.

 -¿Qué sucede?- Preguntó con voz calmada, a la vez que peinada delicadamente la cabellera blanca de su hikari.

-¿Por qué sigues conmigo si soy tan débil? ¿Por qué todo está mal? ¿Por qué no es tan fácil desaparecer o dejar de sentir?

 Y un trueno afuera, anunció que una tormenta se desataba.

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Fin del capítulo 3.

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Notas:

… Creo que éste capítulo salió un poco más psicópata, y es el peor del fic, ¿ustedes no? o.óUUUUUU

 n  nU A ver… Sé que el capítulo no está muy bien narrado [Sobretodo si hablamos de la parte con los 3 hombres, que no describí ni siquiera… que pésimo; Wow! ¡Gracias por seguir hasta aquí!]; anyway, ojala les haya gustado. [Como especial, a la que está dedicado.]

 Como verán, ya Ryu y Bakura se acercaron un paso más, ya estoy loca por narrar a Bakura poniendo sólo el nombre! xD A veces se me olvida, y tengo que corregir! u.uU

 Ejem, siempre le leo éste fic a una prima, la cual se quedó así --»    o Luego de leer la parte de las venas y Ryu; bueno.. eh… creo que cada quien tiene sus raras manías, ne? -Silbando- Jejeje.

 Aclaro, que el capítulo seguramente salió tan malo, porque lo escribí como un modo total y completo para descargar frustraciones, las cuales son estúpidas, porque son provocadas por 3 muelas sacadas! xD

Bueno, muchísimas gracias por haber leído, espero les haya gustado. El siguiente capítulo, se arreglarán (medianamente), las cosas entre los albinos.

Ya saben, mi e-mail, MSN, etc: en el primer capítulo. [=P]

¡Inmensas gracias por leer!

¡No se pierdan!

Zelshamada.