¡¡Hola a todos!! Soy "DracoDormiensNunquamTitilla", más conocida en este mundillo como "Fio" (XD).
Ya sé que no me creeis pero os juro que yo no soy Rowling (ya me gustaría!... así cambiaría la muerte de Sirius U)y todos los personajes son de ella. Esto lo hago por amor a una de mis pasiones favoritas... escribir.
Dejadme vuestros comentarios, ¡por favor!
Por cierto, esto se lo dedico a las "XX"... ellas fueron mi inspiración en el principio de los tiempos.
Título provisional: CAÍDA DEL CIELO Capítulo 1: La magia no existe (¿o sí?)-Otra vez llegas tarde...- dijo con una voz temblorosa.
-Buenas noches- y sin mirarla se fue directo a la habitación. Se escuchó un portazo.
-¡No lo soporto más!- dijo entre sollozos.
Ella estaba cansada de la situación. Hacía varios años que las cosas cambiaron en casa pero a pesar de todo seguía ahí. A veces se llamaba idiota por no irse y liberarse de ese infierno pero entonces recordaba que tenía una hija pequeña que necesitaba un lugar donde dormir, tres comidas al día y a su padre, tanto si le gustase como si no. Esa era la verdad. Había un motivo más (el principal) pero a ella no le gustaba pensar en ello.
Derramó unas cuantas lágrimas como cada noche y se fue a su habitación. Dormían en camas separadas. Él no soportaba sus ronquidos. Ella no soportaba que hablase dormido. ¿Cómo es que llegaron a quererse hasta el punto de casarse?, ¡ah!, ese es uno de los grandes misterios que la pequeña Fiorella jamás pudo entender. "Imagino que cuando sea mayor lo sabré".
Fiorella lo pasaba muy mal ante tal cuadro familiar. Sin embargo decidió no ser una carga así que se creó una falsa sonrisa y se dedicó de lleno al estudio. Casi no tenía tiempo libre pues se apuntaba a todo lo que pudiese en su colegio. Sacaba las mejores notas y por eso nadie creía que "el problemita" (como decían las cotillas del barrio) afectase a la niña. Sus padres no sabían que ella a menudo presenciaba sus peleas. Ella ya se había acostumbrado... más bien, se volvió insensible ante tal espectáculo. ¿Cómo lo conseguía?. Continuamente se evadía mentalmente. En su habitación, luego de cumplir con sus deberes, se encerraba en su mundo imaginario y soñaba miles de cosas, sobre todo soñaba con la magia. Deseaba de todo corazón tener poderes mágicos como había leído en libros. A veces se miraba al espejo y decía "¿y porqué no?" entonces se concentraba y lentamente estiraba la mano hasta que sus dedos entraban en contacto con la fría superficie del espejo. Se supone que el espejo pasaría a ser un material acuoso que le permitiese entrar a otro mundo lleno de fantasía donde nadie gritase a nadie. Naturalmente sus dedos no atravesaban el espejo. Eso la entristecía y con el tiempo estas pequeñas decepciones se fueron acumulando. No sólo lo intentaba con los espejos sino que también buscaba libros de magia, se hacía varitas con ramas que encontraba por la calle, se sentaba al lado de su cama en una pose "yoga" para meditar y levitar (normalmente se quedaba dormida), etc.
Así pasaron los años. Sus padres soportando inexplicablemente una "obra teatral" que llamaban "familia", ella sacando las mejores notas (aunque en lo social nunca tuvo amigos pues se sentía diferente) y manteniendo la costumbre de ir probando si el espejo le dejaba ir a otro lugar mejor que su casa.
Un día todo cambió. Ella simplemente explotó. Vio como sus padres pasaron del mero "intercambio de palabras" a una "sesión de bofetadas" cada cual más fuerte que la anterior.
Sus padres se quedaron boquiabiertos... su pequeña normalmente era callada, tranquila, sonriente y nunca se metía en los problemas de los adultos. No se habían dado cuenta que ella ya tenía 13 años.
-¡Basta!- Gritó. Su mirada estaba llena de furia y rabia. – ¡Estoy harta de que os comportéis como estúpidos críos incapaces de arreglar vuestras diferencias como personas civilizadas!- respiraba de forma rápida y entre cortada. - Si tanto os odiáis, ¿porqué demonios seguís juntos?. No me vengáis con el cuento de que es por mí, si realmente fuese así hace años que os hubieseis separado. La cruda realidad es que tenéis miedo de estar solos. Yo me largo de aquí.- Subió a su habitación y abrió su maleta. La llenó de lo mínimo necesario para pasar toda una vida en la Antártica y salió por la ventana. "Es mejor así...".
En medio de la calle se escuchaban sus pasos. "¿Y ahora a dónde demonios voy?" pensaba. "Tal vez debí quedarme callada como siempre. No... no... tenía que decirlo, era necesario decirlo."
Pasaron horas...
-¡¡¡Maldición!!!! Tantos años perdiendo en tiempo en creer en la magia en vez de crear algún plan por si esta situación ocurría. Yo sabía que pasaría, lo sabía...- Entonces calló y se paró en seco. Algo brillaba en la esquina, al final de la calle. Escuchó dos gritos. Primero el de un hombre el cual se fue corriendo y luego el de un niño que se fue en dirección contraria y llorando.
Se acercó a aquel objeto y sin pensarlo dos veces lo cogió. Era un... una... "¿una varita?". Vio a sus pies una linterna. "Eso era lo que brillaba".
-¡Por Dios Fiorella! Con tu edad y sigues creyendo en varitas mágicas. No es más que... (dándole vueltas en su mano) una rama bastante pulida. Tal vez aquel niño lo hizo y lo ha perdido o forma parte de otro trasto de madera y se ha desprendido por algún golpe. (Con la mano en la frente) ¡Estoy enloqueciendo!-. Guardó "aquel objeto de madera que aunque tiene forma de varita mágica no lo es porque son tonterías de niños" en su bolsillo y regresó a su casa. (Había asumido que no servía en el papel de "fugitiva víctima del mal ambiente familiar").
Subió por la parte de atrás de la casa. Entró por la ventana y ahí se quedó... en su cama, contemplando aquella cosa.
-No puedo negar que es bonita- La acarició. -¡¿Y porqué no?¡-. La agitó con fuerza sobre su cabeza y dijo –Llévame a tu lugar de origen, ¡ya!-
...Silencio...
-Mmm... ¿por favor?- Era el último intento.
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Todo era muy confuso. Sentía voces a lo lejos. Sabía que estaba estirada en el suelo, la cabeza le daba vueltas y tenía el estómago revuelto. Veía entre parpadeos unas caras extrañas. ¿Una mujer con una enorme verruga en la nariz y un sombrero fucsia típico de Halloween?. ¿Un Hombre con una capa azul marino que llevaba en las manos un libro sobre "Hechicería"?. ¿Una señora pidiendo diferentes modelos de varitas que tenga pelo de unicornio para sus hijos que empezaban el curso escolar?. ¿Niños que hablaban sobre el último modelo de escoba voladora?.
-Esto me supera... quiero ir a casa...por favor-. Su mano apretó fuerte la varita o rama o lo que fuese. Cerró los ojos.
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Todo oscuro. Con dificultad abrió los ojos y vió el rostro de su madre.
-Cariño... ¿te encuentras bien?-
-¿qué... qué sucede?, ¿dónde estoy?-. Miró hacia la ventana y vio que era de día.
-Te has quedado dormida en el suelo, querida. Luego de la bronca que nos echaste ayer (sonrisa) te fuiste enfadada a tu habitación. Creí conveniente dejarte descansar pues estabas alterada. Cariño, ya son las nueve de la mañana. Vístete y baja a desayunar, tu padre y yo queremos decirte algo importante.- Le dio un beso en la frente y salió de la habitación.
Miró su mano. No tenía ninguna varita ("¡Bueno! ¡Bueno! algún nombre le he de poner!", se dijo a sí misma). La buscó por toda la habitación sin ningún resultado. "A lo mejor sólo fue un sueño".
...
El sol ya se ocultaba tras una de las casas de su barrio. Sentada en los escalones de la entrada de su casa, pensaba en todo lo que sus padres le dijeron. Habían decidido separarse por un tiempo. Ellos siempre viajaban (nunca decían el lugar exacto) pero esta vez se irían a lugares distintos... como unas vacaciones por separado. Ella se quedaría en casa, sola, con aquel horrible gato que le regaló su madre, por unas semanas. Al menos habían tomado en cuenta sus palabras. Regresó a su habitación bastante desanimada (miró detrás de la puerta por si la encontraba). Nada.
-Realmente ha sido el sueño más extraño que he tenido... parecía cómo si me hubiese transportado a otro mundo.- Se echó en su cama. "Aquella mujer de fucsia tenía toda la pinta de ser una bruja. Por los comentarios y por lo poco que vi juraría que estaba en una tienda bastante extraña. La señora que estaba junto a una especie de mostrador pedía varitas de... de... ¿pelo de unicornio?. Y aquel hombre con ese libro de Hechicería. ¡Qué locura!". Se giró en su cama. No estaba cómoda, algo en su almohada le fastidiaba. La cogió y la arreglo a base de pequeños golpes. Y ahí estaba... bajo su almohada.
-Vale... vale... estoy soñando de nuevo o en realidad he llegado a mi límite de demencia... (coge la varita) aunque tiene sentido el que le haya dicho que me llevase a su lugar de origen y apareciese en una tienda de varitas... ¡Pero qué digo!.-. La dejó en la mesita de noche, se echó de nuevo y cerró los ojos.
No pasó ni medio segundo hasta que la cogió y agitó como había hecho antes.
–Llévame a... a aquella escuela de la que habló la mujer de la tienda, ¡¡por favor!!-
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-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!-
Estaba en medio de la nada, cayendo sabe Dios a qué velocidad. Hacía un frío de los mil demonios. Llovía. Era como si estuviese en medio de una tormenta.
Escuchaba a cientos de personas gritar a lo lejos aunque el sonido cada vez se acercaba más.
-¡¡¡Auxilio!!!! – gritó de forma desperada mientras agitaba los brazos y piernas como si pudiese volar.
El ruido seguía aproximándose. Ella seguía gritando. Cogía con fuerza la varita.
No supo cuanto tiempo estuvo cayendo, para ella fue una eternidad pero en realidad sólo fueron unos segundos. Sin embargo toda su vida pasó a través de su mente, habían hechos de su infancia que antes no sabía que había vivido. Era como si todos los recuerdos de su memoria saliesen a la luz dejando al descubierto escenas nuevas. Tiempo más tarde se daría cuenta de lo mucho que le serviría esto.
Entonces... ¡BOOM! Algo la detuvo pues ya no sentía que caía al infinito. Con mucho esfuerzo abrió los ojos y vio unos hermosos ojos dorados... pero no estaba en el suelo... alguien la tenía en brazos... aquellas personas seguían gritando... el cielo era oscuro... y esos ojos...
-¡¡Se suspende el partido por hoy!!- Gritó una mujer luego hizo sonar un silbato.
"¿Qué partido? ¿Quién lo ha dicho? ¿Dónde estoy?". -... Tengo frío...- murmuró antes de desmayarse.
Fio: aquí termina el primer capítulo. Sé que es algo dramático pero os aseguro que es necesario para el desarrollo de un trama más interesante. Este rollo dramática y algo soso continuará unos capítulos más... luego mejora (¡en serio! ¬¬U).
¡Saludos! (M.O.S.)
