¡Bueno!, aquí el siquiente capítulo. Espero os guste y por favor, mandadme reviews. (Y recordad que yo no soy Rowling así que todos los personajes son suyos, excepto Fiorella y el ministro de magia).

Fio

Capítulo 4: Slytherin

-¿Sly qué?- preguntó por tercera vez.

-¡¡S..LY..THE..RIN..!!!, no es tan difícil- McGonagall ya empezaba a desesperarse con la muchacha.

- ¡Ah! ¡Slytherin!, no le entendía por los macarrones que lleva en la bo... ¡ay! Perdón- El ambiente era agradable y Fio se dejó llevar por ello pero recordó que hablaba con la profesora de Encantamientos. Mc Gonagall miró hacia otro lado llevándose la servilleta a la boca. Albus rió de buena gana.

-¡Hora del pastel de limón!- dijo como si fuese un niño. El pastel lo trajo un elfo doméstico que se sintió algo incómodo pues Fio no dejaba de examinarlo con la vista de pies a cabeza.

Luego ambos le explicaron la historia de Hogwarts a grandes pinceladas. Le hablaron del sistema de enseñanza, profesores, asignaturas, etc. Le contaron la historia de los 4 fundadores de la escuela y también del mundo mágico. Ella prestaba atención embobada, era fascinante todo aquello que pronto sería parte de su vida (?si eres una bruja, claro? pensó y su mirada se ensombreció).

El viejo director lo notó y para distraerla cogió su varita y dijo: ¡Wingardium leviosa!. El pastel se elevó unos centímetros del suelo. La chica hizo un movimiento con el cuerpo hacia atrás como si el pastel fuese a caer llenando de nata y limón a todos. El pastel bajó con suavidad. Ella sonrió.

-Señor, ahora le preparo su infusión de Allysum- dijo a lo lejos una elfa

-¿Qué?- se puso en pie y fue hacia ella para convencerla de que no lo hiciese (?ordenes de la señora Pomfrey?), Minerva también se fue para impedir que Albus convenciese a la elfa. Mientras tanto Fiorella observaba alucinada algo muy valioso...

Miró hacia donde estaban todos (Albus enumeraba las razones para no tomarse tal infusión horrible, Minerva le decía más motivos para que la tomase y la elfa en medio sin saber a quién obedecer) entonces cogió la varita de Dumbledore con cautela y repitió el movimiento que él hizo diciendo en voz baja ?Wingardium leviosa?. No pasó nada. Su objetivo era volver a elevar el pastel. Desanimada dejó la varita y salió de la cocina. No se dio cuenta de que ellos la habían observado.

-¿Lo ves Albus?, esto quiere decir que...-

-Así es Minerva, así es. Es hora de que la lleves a su habitación y luego al comedor. Falta poco para la cena.-

La profesora McGonagall salió de la cocina y llevó a Fiorella por unas escaleras. Dumbledore cogió su varita y también la cuchara que flotaba en el aire.

Ángela Parkinson movía las caderas de forma exagerada en el Gran Salón. Intentaba llamar la atención de un chico mucho mayor que ella pero sus esfuerzos fueron en vano. Él sólo tenía ojos para su querida novia, Narcisa.

Desistió y se dirigió a su asiento. A su lado estaba un chico callado, de ojos negros y pelo oscuro y grasiento. No es que a ella le cayese bien pero sabía que era el mejor en Pociones y ella necesitaba toda la ayuda posible. Sus padres no aceptarían que su única hija no aprobase una asignatura. Ella era de familia ?sangre pura?, cómo decía Malfoy, el chico que le gustaba. Era una chica alta, rubia y a pesar de tener sólo trece años tenía un cuerpo bastante desarrollado. Muchos hubiesen pensado que era una chica muy bella pero aquella mirada de ?no eres de mi nivel, soy mejor que tú?, su sonrisa sarcástica y su carácter vengativo la hacían horrible. También creía que el mundo se dividía en ?Sangre sucia? y ?sangre limpia? y a menudo lo comentaba delante de muchos hijos de muggles.

El día de la selección, hace dos años, el sombrero no lo dudó ni un segundo... ¡Slytherin!, dijo. Ella sonrió pues toda su familia había pertenecido a esa casa. Su madre le habló muy bien de la familia Malfoy y el día antes de ir por primera vez a Hogwarts le recordó que debía ganarse el cariño de ese chico aunque fuese mucho mayor que ella. Era la salvación de la familia. Esto no era algo de un día, sino más bien una idea con la que su madre machacó a su hija durante años.

Lucius Malfoy tenía unos 15 años, estaba en quinto. No soportaba a la niña rubia que cada día se le acercaba. No la trataba mal por ser quien era y por estar Slytherin, por eso intentaba evitarla.

Desde otra mesa comentaban el lamentable hecho.

-¿Has visto lo idiota que se ve la tia intentado llamar la atención del capitán del equipo de Slytherin?- comentó en voz baja una linda chica pelirroja de Gryffindor. No le quitaba la vista de encima a Ángela. Ellas no se llevaban bien desde primero y mucho menos cuando ella se enteró de su forma de pensar y esta a su vez de que era muggle.

-Ja, que siga así Lily. Al menos su espectáculo lamentable nos hace reir. Es como... la bufona del castillo- respondió su amiga. Tenía los cabellos negros hasta la cintura, ojos oscuros que le daban fuerza a sus facciones delicadas. Era una chica con carácter.

Lily soltó una risita tapándose la boca con las manos. Vio que su amiga tomaba un vaso de leche y aprovechó para decirle otro comentario gracioso sobre la Slytherin. Arabella o Bella, como le gustaba que le llamasen, soltó una carcajada al mismo tiempo que la leche salía de su boca como un spray hacia un lado.

-¡Maldición!, hace media hora que me he duchado- Era Sirius. La leche goteaba de sus cabellos.

-¡ja, ja, ja!-

-¿te hace gracia verme así? ¿eh?- le dijo en tono desafiante.

Bella dejó de reírse, se limpió con una servilleta y con mirada fría le contestó ?Me hace gracia, mucha gracia el que digas que te has duchado. ¿La ducha del mes?-

-Me confundes con el pelo grasiento, niña. Por cierto, no te sientes a mi lado hasta que aprendas a beber como una persona normal- Giró la cabeza hacia sus amigos.

Lily tuvo que sujetar a Bella porque esta tenía la intención de tirarle el resto de leche de su vaso sobre la cabeza del chico de ojos azules.

Remus, que observó lo sucedido con una leve sonrisa, le dijo algo gracioso a Sirius sobre Snape (?Seguro que al pelo de Snape le hubiese venido bien la leche, para revitalizarlo?). Esto provocó el muchacho soltara una estruendosa carcajada haciendo que trocitos de pan cayeran sobre la cara de Peter.

-¡Vaya!, para ser que no sabes tener la boca cerrada.- Bella le mostró la lengua a Sirius con una mueca.

...Peter con la cara llena de comida... ¬¬

La discusión hubiese seguido un rato más pero en eso la puerta se abrió de golpe y todos callaron y giraron para ver a los recién llegados. Era la profesora McGonagall y una chica de cabellos castaños que Remus ya conocía. Un murmullo general invadió el lugar.

Todos volvieron a callar pero esta vez giraron hacia la mesa de los profesores. Dumbledore, que ya estaba ahí (NdA: je, je, imagino que el viejete tiene sus trucos para llegar tan rápido), se puso en pie y tomó la palabra.

-Quiero dar la bienvenida a la señorita Fiorella. No es una alumna, o por lo menos todavía no (a Fio se le aceleró el pulso), es una invitada así que estoy seguro que la respetaréis y mantendréis buenas relaciones con ella. Le doy la bienvenida y la invito a que tome asiento- Ella miró hacía ambos lados buscando un sitio, vio la mano estirada de Lupin y se acercó a él. Había un asiento libre. ?Por favor, continuad con la cena- tomó asiento y el murmullo general volvió con más fuerza.

Nunca le habían hecho tantas preguntas como aquella noche. Desde su nombre hasta cual era su color preferido. No estaba acostumbrada a ser el centro de atención por lo que se puso nerviosa. Lily, que también lo pasaba mal si la gente se fijaba en ella, decidió echarle una mano.

-Venga chicos, ¡dejadla comer! No seáis tan pesados. Hola, me llamo Lily y esta es Bella-

-¡Hola!- sonrió Bella

-Yo también soy hija de muggles como tú así que entiendo que todo esto te parezca tan extraño-

-Vaya... es un verdadero alivio saberlo... lástima que no esté en vuestra habitación-

-¿Dónde dormirás?- preguntó Remus

-En... espero decirlo bien... en la torre de Slytherin-

Silencio. Los que estaban a su alrededor callaron y se la quedaron mirando como si hubiese dicho algo terrible. En realidad para ellos lo era. Por los extremos de la mesa se escuchaban... ?pobre chica?... ?¿será una slytherin??... ?tal vez no debamos acercarnos tanto?...

Remus la miró con tristeza y eso enfadó a la chica.

Era bastante tarde y todos dormían en la torre de Slytherin. Fio no tenía nada de sueño así que se entretuvo analizando todo lo sucedido desde que dijo donde dormiría. Lo primero que le enfadó fue aquel cambio de actitud que apareció, ya nadie era amable sino que la miraban de reojo como si fuese algo peligroso. Remus sólo llegó a decirle que muchos magos tenebrosos salieron de esa casa y cuando le iba a contar más cosas el prefecto de Gryffindor los separó pues era hora de dormir.

Incluso aquella chica pelirroja dejó de hablarle. El recibimiento en la sala común de Slytherin tampoco fue un lecho de rosas sino todo lo contrario. Era hija de muggles y eso hizo que nadie se acercase a ella. Ángela Parkinson la miró con desprecio y le indicó la cama donde dormiría. Estaban en la misma habitación. Le llamó la atención un chico llamado Snape que no dejaba de mirarla como si intentase estudiarla a fondo. No se sentía cómoda en ese lugar.

?Yo no elegí estar aquí? pensó ?era la única cama libre?. Giró sobre sí misma intentado buscar una posición cómoda, una de sus compañeras de habitación empezó a roncar.

-Genial...- dijo sarcásticamente y se puso la almohada encima de la cabeza.