Sábado de Merodeadores
James estaba sentado en un banco del patio del castillo, donde los alumnos
acostumbraban a hacer el recreo. No había nadie. Se escuchaba el sonido de los
vientos arreciar en los árboles del Bosque Prohibido, y hasta el ulular de las
lechuzas en la pajarera. Pero de pronto, vio una extraña forma que contrastaba
contra la pared. Ese pelo rojo furioso era inconfundible, y ese pelo negro
grasiento también, pero no podía ser...era imposible .Eran Lily Evans y Severus
Snape, que se besaban apasionadamente, Evans entre la pared y el muchacho, y
éste agarrando el trasero de la chica como si fuera lo último que le quedara en
el mundo. James se dio vuelta, estupefacto y furioso a la vez, y encontró la
misma escena, pero esta vez la pareja se había multiplicado, ocupando todas las
paredes. Apartando la vista de tan horrenda visión, salió corriendo...
Peter Pettigrew, Remus Lupin y Sirius Black habían estado observando como
sudaba y murmuraba su amigo, los tres inclinados sobre su cama, y preguntándose
que tremenda pesadilla estaba viviendo el subconsciente de James Potter. Era
sábado a la mañana y los rayos del Sol entraban por la ventana. De repente,
James se levantó, rojo, con la vena de la sien palpitando sin parar, y gritó:
-¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!! ¡¡¡SNAPE VOY A MATARTE!!!- Los tres
amigos saltaron de la sorpresa. Remus y Sirius quedaron contra la pared, pero
Peter retrocedió, resbalando con las Grajeas Bertie Bott de Todos los Sabores
que había tiradas al pie de la cama, cayendo y golpeándose la cabeza contra el
suelo, quedando sin sentido.
-¡¡Peter!!-gritó Remus, mientras que James tomaba a toda velocidad su varita y
salía furioso del cuarto. Sirius hizo lo mismo, mientras que Lupin se quedó
cuidando a Peter.
-¡¡James!!. ¡¡Son las 8 de la mañana!! Snape todavía no puede haberte hecho
nada!!
Pero su amigo, sonriendo como un demente, todavía con la cara roja de furia,
murmuraba:
-Sacarle el corazón....quemarle el pelo grasiento...si....matarlo...si...
Sirius lo miraba aterrorizado...nunca lo había visto tan furioso. Lo detuvo.
-James!! Era un sueño, un sueño. IRREAL...¿captas amigo?
Pero James no lo escuchaba. Habían recorrido un largo trecho...Sirius tratando
de que su amigo vuelva en si y James murmurando cosas repugnantes, desde
desmembramiento con cucharas y colgamiento de Slytherins por los testículos.
Estaban cerca de la torre de la profesora Trelawney, de Adivinación, cuando
Sirius gritó:
-¡¡BASTA!!. ¡¡Electro!!-James recibió una pequeña descarga eléctrica, que lo
dejó tirado en el piso.
-Uhhh...ahhh...ouch...me duele todo...¿Dónde estoy?¿Sirius?¿Que hago aquí?
Sirius estaba irritado.
-Estas en calzones, en el medio del corredor del séptimo piso, son las siete y
media de la mañana, y estás tratando de recordar porque querías matar a Snape
después de una PESADILLA.
-No me puedo mover...
-Oh...no...-Sirius levantó a su amigo, lo puso en su hombro y emprendió el
camino hacia la torre de Gryffindor. El transporte de James no era muy
confiable, ya que tenía bastante sueño y vacilaba en cada recodo, pero no se
podía pedir mas.- Tomaremos el pasadizo de la estatua de Helga Hufflepuff, es el
mejor atajo.-Informó Sirius. El otro ni lo escuchó. Respondió con un vago
"Bueeeeeeeeeeno" y siguió intentando recordar su pesadilla. Así
siguieron un tramo hasta el pasadizo...caminaron por él y de repente, al final,
entraron en un cuarto. Se veía una cama, un escritorio, una lámpara, y, sin
equivocación posible, un profesor: Corrs, de Pociones, los miró con cara de
sorpresa, mientras Sirius gritaba:
-¡AHHHH! ¡¡CORRE!!-
-¡¿QUE?! ¡¿QUE PASA?!- Pero Sirius había echado a correr en sentido contrario
por el túnel. Mientras, en el cuarto de los chicos de 5to año de Gryffindor,
mejor conocidos como Los Merodeadores, Remus cuidaba de Peter, que seguía
inconsciente, hasta que...
-¡¡SNAPE!! ¡¿DÓNDE?!- Gritó, y le pegó un puñetazo en el pómulo a su amigo, que
cayó pesado sobre él, provocando que los dos se desmayaran.
Sirius corría a toda velocidad, alejándose del seguro castigo que se iban a
ganar, al estar semidesnudos en el cuarto de un profesor a las siete y media de
la mañana. De pronto, al doblar una esquina, se encontraron cara a cara con
Argus Filch, el molesto celador, acompañado de su gata, la Señora Norris. En su
fea cara se dibujó una sonrisa, al ver a los dos muchachos en calzoncillos, uno
cargando al otro. Los fugitivos no frenaron, sino que Sirius aceleró el paso,
atropellando a Filch, quien dio un grito, se levantó del piso, y, con el
profesor Corrs, que lo acababa de levantar, emprendieron la persecución.
-¡¡Maldición, no puedo correr tan rápido como esa gata asquerosa contigo encima
James!!
-¡¡Déjame aquí Sirius, no valgo la pena!!-Bromeó James.
-Jaja-se rió sarcásticamente Sirius, a la vez que hacia una mueca de
cansancio.-¡¡Tengo una idea!!-Sacó la varita de su calzoncillo y gritó-
¡Sikus!, de repente, delante de ellos apareció una camilla de enfermería con
ruedas, andando a la misma velocidad que ellos. Con mucha habilidad, el
muchacho tiró a James en la camilla y luego se subió el, utilizándola a modo de
auto de carreras.
Peter y Remus se levantaban después del golpe, en la torre de Gryffindor.
Bajaron a la sala común, donde ya había bastante gente, pero sus amigos no
estaban ahí...
-Black toma la delantera, seguido de cerca por Filch y Corrs...¡¡Me lo enseñó
Evans cuando le gané una carrera a Peter!!- gritó ante la cara de desconcierto
de James.
Después de unos 15 vertiginosos minutos a bordo de una camilla, habló el
copiloto, James Potter.
-Creo que ya los perdimos-
-Ya estamos llegando- Se veía cerca la escalera que llevaba directo al retrato
de la Señora Gorda.-Ehhh...James?
-Que?-contestó sin mirarlo
-No se como frenar...-Dijo casi en un susurro, mientras se acercaban a toda
velocidad a la escalera.
-¡¿QUE?!
-¡¡QUE NO SE CÓMO FRE....!!Chocaron con tremenda fuerza contra el primer
escalón y salieron, literalmente, catapultados hacia la entrada secreta de la
torre de Gryffindor, mientras, en el aire, vieron que Remus y Peter aparecían
por ésta...
-¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHHHHH!!!!!-gritaron todos los Merodeadores a la vez. Sirius y
James se estrellaron con Peter y Remus, resbalando todos hacia atrás gracias a
la magnífica técnica de lustrado de pisos de los elfos domésticos, aterrizando
contra el sillón de cuatro piezas, desmayados. La sala común estalló en
aplausos tras la magnífica entrada de los dos chicos mas populares del colegio.
-Lily...mi amor...Snape...voy a matarte- murmuró James Potter antes de caer inconsciente.
