Castigos, hidromiel y tristezas.
-Este hecho escapa totalmente a mi autoridad, por lo tanto iremos a ver al profesor Dumbledore.- Nunca, en décadas y décadas, nadie, habría visto a la profesora McGonagall tan enojada. Sus labios estaban tensos a mas no poder, su expresión sombría y sus pasos sonaban fuertes por el corredor. Entraron a su oficina, donde ya estaba el director ahí.
-Denme motivos, por los cuales no debería expulsarlos de Hogwarts en este instante-dijo Albus Dumbledore con la decepción impregnada en cada palabra.-Potter?
-Yo estaba jugando el partido, señor, cuando vi la Snitch y a unos metros vi a Lily cayendo.
-Y la salvaste. Bien hecho-Dumbledore sonrió- 50 puntos para Gryffindor. Puedes irte. Lily tu también, ve a la enfermería. A quien le toca ahora?, Lupin?
-Verá profesor nosotros...-contó con los dedos- seis, verá, nos vimos envueltos en una pelea, porque Malfoy estaba molestando a Rebbeca y yo la defendí. Y vio como terminan esas cosas...la cuestión es que en cierto momento de la pelea Snape le arrojó un hechizo a Peter, quien salió volando y dio contra Rebbeca y Lily, quienes cayeron, pero yo tomé la mano de Rebbeca...y...eso es todo...
-Bueno, muchachos, voy comunicarles que no serán expulsados. Rebbeca, ve a la enfermería. Pero ambas casas, tanto Slytherin como Gryffindor, perderán doscientos puntos. Vayan a la enfermería, y sean concientes, de que si veo uno solo de esos enfrentamientos Gryffindor-Slytherin les advierto que serán expulsados definitivamente. Váyanse.- Dumbledore habló con simpleza y tranquilidad (y hasta adoptó un tono amistoso), pero su cara estaba tan decepcionada, que se le notaba en cada arruga. Suspiró hondo.-Váyanse.
Los seis pugilistas salieron en fila con la cabeza gacha. Remus sabía que no había sido tan malo. Había varios motivos por los que podrían estar hasta felices. Gryffindor había ganado el partido, eso quería decir que había ganado 50 puntos. Con los ganados por él y, sólo habían perdido cincuenta puntos. Por otro lado, su cara sangraba mucho, y la pandilla de Malfoy había recibido una buena tunda y seguro que quería esperar bastante tiempo hasta recibir otra. Ya estaban llegando a la enfermería. Rebbeca parecía triste, y sólo cuando cambió el recorrido de su mirada, Remus vio que los Slytherins no estaban. Adelante y lejos, distinguió una silueta alta, y al lado, tomándole la mano, una mas pequeña, con el pelo rojo. Sonrió, y le susurró a Peter:
-Colagusano, podrías adelantarte? Es que yo...-señaló a Rebbeca.
-No digas mas, mamá. Ya me voy, pero recuerda darle de comer a papá, y sacar a pasear al Gryndylow...-Peter se alejó saltando y Remus se acercó a Rebbeca, que caminaba atrás.
-Y a ese que le pasó?-dijo Rebbeca, soltando una sonrisa.
-Le afectaron los golpes. Estás bien?
-Si si, yo... yo estoy bien. Y tu?
-No podría estar mejor. No no, espera -le tomó la mano a Rebbeca- Ahora si: no podría estar mejor. Me acompañas a la enfermería? Tengo una leve picazón en la nariz. -Su nariz y el resto de la cara que está abajo de ella estaba bañada en sangre. Rebbeca río y juntos fueron a ver a la señora Pomfrey.
Sirius salió de la cabina, preguntándose que había pasado allá abajo, y cual sería el castigo de sus amigos. Estaba muy feliz por ganar el partido, lástima que el héroe de éste había sido llevado furtivamente. Caminaba sólo por la explanada, hacia el castillo, y su felicidad se esfumó por completo cuando contempló a Jane Holmes, besándose en el pasto de la tarde, bajo un árbol, con un chico de Hufflepuff. Sus ojos se abrieron al máximo, sus piernas comenzaron a dejar de caminar, y sus manos a pasarse por su cabello frenéticamente. "No puede ser", susurraba, mientras sus pasos se desviaban hacia el Bosque Prohibido. Se internó en lo mas profundo, y no volvió hacia el castillo.
-Estás bien? - le preguntó James a Lily, viendo su expresión
-Perfectamente- no quería hablar con ese idiota en ese mismo momento- Pero...-después de todo, él le había salvado la vida-gracias.
-Por nada! Es una situación en donde se supone que tenemos que volvernos amigos, porque-
-Porque pasan esas cosas que jamás se olvidan...- lo interrumpió Lily
-Eso es lo que iba a decir.- dijo James, extrañado. Siguió un silencio de lo mas incómodo.
-Bueno...-llegaron a la puerta de la enfermería-aquí te dejo, Lily. Nos vemos. Todavía tenemos que hacer el trabajo de Defensa!
-Cierto! Todavía hay tiempo. Nos vemos.-Lily entró, y, cuando James ya se había ido, esbozó una sonrisa.
Rebbeca y Remus caminaban de la mano hacia la enfermería. Al llegar a la puerta, Remus la dejó pasar y vieron a Lily durmiendo en una cama y a Peter, siendo atendido por Madam Pomfrey .
-Verá, profesor Dumbledore, mi hermana es la primera mujer en llegar a ser Ministro de la Magia, así que no me diga donde tengo que ir, ni que tengo que hacer, porque mi hermana le va a pegar, y cuando mi hermana pega, no hay quien se salve! Porque...-Peter siguió con su perorata, mientras la Madam Pomfrey iba por una poción para dormir. En la puerta encontró a Remus y a Rebbeca.
-Dios mío! Lupin ven aquí rápido!, tu espérame unos minutos Watson...-mientras llevaba a Remus por entre las camas, le decía.-pero que han hecho para quedar así!, has perdido bastante sangre, pero no es nada grave, en cambio creo que el señor Pettigrew se quedará todo el día aquí...Ven Watson, recuéstate...
-A mi no me pasó nada, señora Pomfrey.
-No importa, no importa, te quedarás un rato aquí.
Pasaron un día agradable, charlando, riéndose. A la tarde se despertó Lily, que se levantó rápido, saludó, y salió volando para la torre de Gryffindor, y a la hora de la cena salieron ellos. Llegaron al Gran Salón, Rebbeca fue a la mesa de Ravenclaw y Remus a la de Gryffindor. Fue recibido con aplausos y vítores. Se sentó al lado de James:
-Donde está Canuto?
-No se, no lo he visto en todo el día...
Al lado, Jane charlaba en voz baja con Lily.
-En que andan estas dos?
-Cosas de mujeres...nunca las vamos a entender...
Jane parecía muy emocionada, mientras Lily escuchaba poniendo mucha atención.
Los muchachos suspiraron y volvieron a sus papas al horno.
Sirius miraba el cielo con tristeza.
-No puede ser...no puede ser...no puede ser...
-Basta! me cansé de escuchar esa frase desde hace 8 horas. Basta!-Sirius miró para ver quien le había dirigido la palabra. Quedó impresionado al ver una criatura con patas cortas, mucha barba, de mas o menos un metro de alto, voz gruñona y una jarra en la mano.
-Que? Tengo un basílico en la cara? Ven aquí, tómate unas copas! Estás con Wofie, ven y diviértete!-le gritó, agitando su jarra. Mientras caminaban, Sirius preguntó:
-Y que es Wofie, exactamente?-
-Un holsow, por supuesto!
-Y que es un holsow por supuesto?
-En que año estás muchacho?-le dijo serio el enano
-Quinto, señor.
-No parece- Wolfie sonrió.
Caminaron, hasta llegar a una pequeña cueva en la tierra. Era la morada del hombrecito, quien ya estaba sirviendo hidromiel con especias en unas jarras medio litro cada una.
-Bebámos y hablemos! Porque estás aquí?
Sirius contó todo lo que había pasado en el día. Cuando terminó, ya habían tomado varios litros de hidromiel, sus caras estaban rojas y su risa fácil.
-Pero tú que sientes?-dijo Wolfie entre carcajadas.
-La amo.-comenzó a reírse y repitió-la amo.
-Pero que esperas, maldición! Que tontos que son los humanos, jaja, es que...esto...
-Cierto! que he estado esperando...jaja...-suspiró y dijo- pero ya está con ese idiota de Hufflepuff.
-Yo digo...jeje..."Los que nos quieren, sean bienvenidos, y los que no...que alguien cambie sus corazones". Ve a buscarla, y deja a este pobre perdedor...jaja...- El hombrecito no podía parar de reírse...tomó la botella y sirvió mas, sin darle a la jarra.
-Tienes razón!-tomó un trago largo de su jarra- no la puedo dejar ir! Gracias! Me llevo la botella! jeje....para el camino!-su rostro estaba colorado, y no podía respirar de tantas carcajadas.
-Adiós! y vuelve de vez en cuando! Y trae a una amiga, jeje!!
-Adiós!- Sirius salió de la cueva haciando eses, hipando. Tardó varias horas en salir del Bosque Prohibido, y sus ojos pudieron contemplar una espléndida noche estrellada. La botella ya estaba vacía. Entró en el castillo, y vio como el gran reloj que había en la pared (que empezó a dividirse en dos) le indicaba que eran mas de la una de la madrugada. Caminó, vagando por el castillo, apenas conciente de que si era atrapado sería duramente castigado. Llegó hasta un retrato, que parecía el de la Dama Gorda. Pero no podía recordar la contraseña. Dio media vuelta, y, sin una pizca de preocupación, comenzó a caminar hacia el otro lado. Escuchó voces. Eran las voces de Remus y James.
-Donde estará? No puede estar afuera del castillo...
"Estoy alucinando" pensó, ya que no veía a nadie a su alrededor. Comenzó a caminar de vuelta, mientras las voces iban en sentido contrario, alejándose. Pasó por un cuadro de una torta de merengues y recordó...Luego de un rato de divagar, encontró a la Dama Gorda, y gritó:
-MERENGUE!
De repente, vio como la Dama Gorda sacaba un cuchillo y le decía:
-No vuelvas a hacer eso. Jamás.
Asustado, y convencido de que no era una alucinación provocada por el alcohol (que sí lo era, de hecho, la Dama Gorda le abrió y volvió a dormirse).
Comenzó a subir las escaleras de caracol. Subió, subió... entró a la puerta que decía "Quinto año" y sorprendido vio que las letras eran rosas. Pensó que era una alucinación provocada por el alcohol (que no lo era esta vez) fue a su cama e inmediatamente comenzó a dormir.
El Sol entró por las ventanas de cortinas blancas e iluminó la cara de Sirius. No sólo la cara, si no también la botella que tenía en la mano, las cortinas de terciopelo rosa y a Jane Holmes durmiendo a su lado. Ella se incorporó, y se dirigió al baño, sin ver a Sirius, quien dormía sonriente. Luego de unos minutos, Jane volvió a su lecho, se recostó, y volteó su rostro, que quedó a un dedo de distancia del rostro de Sirius. Su rostro pareció relajado, hasta que cayó en la cuenta de que alguien que no era su oso de peluche estaba durmiendo al lado suyo. Abrió grandes los ojos, saltó de la cama, pegando un grito:
-SIRIUS BLACK!!!
-Soy yo...señorita...cual es su nombre?-dijo, despertando a medias.
-Que demonios haces aquí?!- dijo con una voz sutil que se parecía mas a una manada de toros furiosos que a su propia voz.
-Eh! Que haces tu aquí? Éste es el cuerto de los...- contempló a las chicas de Gryffindor, despeinadas y en camisón, que había alrededor.- Por las barbas de Merlín...-miró su botella-...no...miren, lo puedo explicar...eh...ayer me emborraché...aquí está la botella...y me equivoqué de cuarto...eh...no me creen no? Mira...eh...
-Vete ahora Black, antes de que te mate...
-Si si, ya me voy...me puedo llevar las sábanas de recuerdo?- Jane amagó a darle un puñetazo- Bueno, bueno, está bien, ya me voy.-Sirius salió con la cabeza gacha, volviendo a recordar la imagen que había visto ayer a la tarde..
-Canuto! Aquí estás! Donde te habías metido?!
-No importa chicos...es que...
Les contó todo lo que le había pasado a partir del final del partido.
-Y bueno...hoy me levanto y veo que estoy en el cuarto de las chicas, que dormí con Jane Holmes, y que creo que es una situación sin arreglo.
-No te preocupes, Sirius, ya se va a olvidar...
-Si Sirius, alégrate. Vamos a buscar a Peter, que está en la enfermería! Ya debe estar mejor...
-Si vamos...-dijo Sirius con desgano.
En la puerta de la enfermería se cruzaron con el mismo Peter, que salía.
-Colagusano! Como estás?
-Mejor, mejor. Todavía me duele un poco la mandíbula...pero ya está curando.
-Bien!
-Que paliza les dimos a esos idiotas, eh, Remus!?
-La verdad, debo decir que si-tenía entablillada la nariz- hagamos algo para festejarlo.
-Ahora no, Lunático. Estoy cansado...vamos a la torre-Sirius tenía los ánimos por el piso.
-Bueno, bueno, vamos...
Pasaron el resto del día en la sala común, tirados sin hacer nada, de vez en cuando durmiendo una siesta corta y ocasional.
-Me estoy aburriendo demasiado. Ya vengo.-dijo Peter, quien salió corriendo de la sala común. Lo vieron abrir el retrato e irse.
-Que va a hacer?-preguntó James
-No lo se...-dijo Remus
Escucharon un estruendo, una risa, y luego el inconfundible grito de guerra de Filch:
-MALDITO IMBERBE INFELIZ!!! ME LAS PAGARÁS!!!
De repente, se abrió el retrato y entró Peter sudando y riéndose, agitado.
-Bueno...a Filch le va a costar despegar sus escobas del techo, reparar la estatua de Grumwulf el ogro y limpiar el piso del aceite...
Los Merodeadores soltaron una carcajada, salvo Sirius, quien seguía pensativo.
-Me voy a la cama-soltó, y salió con paso apurado. James se paró para seguirlo, pero Remus lo detuvo con la mano:
-Déjalo, necesita estar solo.
La noche llegó rápida, y con ella el sueño y la desilusión de tener que aguantar toda una semana mas de clases.
Fueron los tres a su cuarto. Sirius ya se había dormido. Se acostaron en sus respectivas camas y, sin mas, cayeron dormidos.
Se despertaron con muy pocas ganas.Ya vestidos, bajaron la escalera de caracol, rumbo al desayuno. Ahí estaba Sirius, con unas ojeras enormes, y una expresión de no haber dormido ni un minuto.
Dumbledore se puso de pie, golpeó su copa y habló:
-Queridos alumnos! Les aviso que mañana es Halloween, y, como es costumbre, haremos un baile en honor a nuestros queridos fantasmas, que habitan en este castillo desde hace mas de cien años algunos, y menos de cuarenta otros. Sólo los alumnos de cuarto para arriba pueden concurrir, túnica de gala obligatoria, ya saben...bah, sigan hablando...-Dumbledore se sentó sonriendo, al ver que el cuchicheo de los alumnos había comenzado y no iba a terminar.
-Genial! El baile! me había olvidado...- dijo James, pero de repente se puso pálido. Nadie lo notó.
-Bueno, tendremos que conseguir parejas...a Lunático no le va a costar mucho...
Remus sonrió con complicidad. Colagusano estaba bastante deprimido, porque nunca conseguía pareja, pero a Sirius se le iluminó la cara. Se paró y gritó con vos de estruendo, por encima de las cabezas:
-Catherine, quieres ir conmigo al baile?!?!
Sin pensarlo dos veces, Catherine aceptó vehementemente.
-Si....si...le va a gustar...eheh....no, no me hagas nada...no por favor...-empezó a murmurar, protegiéndose de un ser imaginario.
-Bueno, el también tiene pareja...-dijo Peter con desgano.- Con quien piensas ir, Corna...-Peter lo miró fijamente. Vio que la mirada de su amigo se dirigía directamente hacia Lily Evans.-Ou...será difícil...
Pero en cuanto Lily notó que James la observaba (hasta se podría decir con anhelo), se ruborizó, del color de una rosa roja, pero infinitamente mas bella. A James se le cayeron los cubiertos al ver que la muchacha le devolvía la mirada.
-James, que haces?-preguntó Remus.
-Eh...?-contestó James, recordándole a Remus a un niño de 6 años mas que a su amigo.
De repente (y nadie supo como), se acercó a Peter una chica con pelo negro muy oscuro, de su misma altura y bastante linda, y le dijo, con voz sexy:
-Peter...querrías venir al baile conmigo?
Peter se quedó estupefacto. Las palabras no le salían de la boca, pestañeaba mas de lo común.
-Tomo eso como un si...-dijo en un susurro la chica, y se fue.
Peter no habló en todo el día. Las clases transcurrieron sin tropiezos, salvo que Corrs les quitara 20 puntos por quemar el suelo (las causas se atribuyeron totalmente a las acciones de Colagusano). Pasaron la tarde un poco trabajando y otro poco riendo y molestando. Luego, a medianoche, subieron a la torre de Astronomía para recibir una clase que hubiera sido sumamente interesante si no se hubieran estado durmiendo parados.
Remus miró el cielo, y de acuerdo a sus notas y la mirada de sus dos amigos, Sirius y James, (que sin duda eran mas inteligentes que él) que el miércoles habría luna llena. Esto hizo que su rostro se crispara, y sus ojos pestañearan con incredulidad.
Hace años, cuando él era pequeño, un licántropo lo había mordido. Esto quería decir que una vez por mes se convertía inevitablemente en un lobo adulto, peligroso para la comunidad, su familia, sus amigos...Esto lo mantuvo recluido de la gente durante mucho tiempo. Nunca pensó seriamente en que podía entrar a Hogwarts. Pero Dumbledore lo ayudó. Plantó un Sauce Boxeador (un sauce que golpeaba furiosamente a quien se le acercaba) y debajo construyó un túnel que lo llevaba directamente a Hogsmeade, mas exactamente a la Casa de los Gritos, una casa abandonada que había recibido su nombre por los violentos sonidos que emitía un Remus convertido y violento. La gente del pueblo empezó a decir que fantasmas sanguinarios la ocupaban. Dumbledore les daba la razón, y así, todo quedó oculto de la verdad, y el consiguió amigos como cualquier chico común...
Pero tenía miedo. tenía miedo de que sus amigos descubrieran lo que era y lo abandonaran. Pero lo descubireron. Pero su reacción no fue como Remus lo imaginó. Sus amigos arriesgaron su propia libertad, matrícula escolar, y mas importante, sus vidas, para hacer que sus metamorfosis sean de los momentos mas felices de su existencia, tanto con forma de lobo como con forma de humano. Se convirtieron en animagos.
Remus hizo una expresión nostálgica, y volvió unos años atrás, mientras miraba las estrellas:
Estaban en segundo, ya era fin de curso y las noticias no eran felices, pero si prometedoras. Sirius llegaba con varios libros bajo el brazo, expresión de no haber dormido hace días y paso rápido hacia la sala común. Los Merodeadores fueron al cuarto, y Sirius comenzó:
-Muchachos. Los últimos tres días que he pasado encerrado en la biblioteca, me enteré de lo que estamos a punto de comenzar. Antes de hablar, quiero que hagan promesa de que ninguno de nosotros tres (Remus quedas excluido de esta promesa) se echará atrás al saber a lo que nos enfrentamos.-dijo, mirando a James y a Peter elocuentemente, con unas ojeras enormes- Obviamente, si alguno se quiere echar atrás, nadie se lo va a impedir. -observó. Los tres, con sendas manos derechas en el corazón y mirada decidida, prometieron, como quien jura a la patria, como quien jura no renunciar a sus principios e ideas solo por comodidad.
-Esto es complicado. Es peligroso. El proceso se extiende dos años: dos pociones por año (los ingredientes son muy dificiles de conseguir) y varios encantamientos, de peligro mortal. Ahora bien, es muy importante las distribución del tiempo. En estas vacaciones, cada uno tendrá, como obligación (y aquí entras si quieres, Remus), conseguir los siguientes componentes para las pociones...
El proceso pasó por la mente de Remus como quien recuerda el nacimiento de un hijo o su casamiento. Sus amigos se arriesgaron por el. Finalmente, en las vacaciones, antes de empezar quinto año, se juntaron James, Sirius y Peter, para concluir la ultima etapa de la transformación. Por suerte, toda salió bien: James se convertía en un espléndido ciervo, alto e imponente, a voluntad. Sirius pronunciaba las palabras y era un enorme perro negro (con el tamaño de un oso joven). Peter, quien era el que tuvo mas dificultades para poder terminar el proceso, y quien estuvo en peligro varias veces, se convertía en una rata, ya que la transformación era mas fácil (pero no menos peligrosa) y requería menos energía.
Los animales elegidos tenían una función previamente asignada. James y Sirius se convertían en animales grandes, para poder contener a Remus si se descontrolaba (no era conciente, a veces, de lo que hacía) y Peter se ocuparía de apretar el nudo del Sauce para poder atravesar el tunel.
Y así comenzaron sus aventuras.
Él y sus tres amigos ya conocían todo el interior del castillo de Hogwarts, mas que nadie. Conocían todos y cada uno de los pasadizos secretos y a donde llevaban (siempre que fuera dentro del castillo). Cada perfil psicológico de cada uno de los retratos, todos los fantasmas, los cuartos de todos los profesores. Sabían todas las contraseñas para entrar en cada sala común, conocían la entrada a las cocinas...Básicamente: Todo.
Pero los terrenos eran un enigma para ellos. Habían vagado, por lo menos, mas de 20 veces por el bosque prohibido. Pero nunca el tiempo que querían, ni con mucha seguridad. Ahora los extensos campos, el Bosque Prohibido, Hogsmeade, todo era una especie de parque de diversiones privado. Y, como decía Remus, iban subirse a todas las montañas rusas.
Una vez por mes, Madam Pomfrey sacaba furtivamente a Remus del castillo y lo llevaba a la Casa de los Gritos, por el pazadizo, para que pudiera convertirse. Una vez por mes (y a veces también mas), James Potter, Peter Pettigrew y Sirius Black, salían furtivamente del castillo, bajo la capa invisible de James, Peter se transformaba en rata, apretaba el nudo del árbol y dejaba lugar al perro y al ciervo, para que pasar. Sus amigos lo acompañaban con forma de animales, porque se volvía mas dócil al estar con ellos, y los licántropos sólo son peligrosos para los humanos. Salían de la Casa de los Gritos, recorrían Hogsmeade, se internaban en el Bosque Prohibido. Descubireron tantas cosas sobre las inmediaciones del castillo, que, acopladas con las anteriores ya sabidas, les permitieron trazar un mapa completo sobre Hogwarts. El Mapa del Merodeador. El Mapa mostraba cada entrada secreta y puerta oculta del castillo, pero tambien representaba, con un puntito negro y su nombre encima, a cada persona cercana al portador de turno (muchos metros a la redonda). Y así, Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta salían a descubrir cada vez mas del colegio. Mas que nadie.
Remus volvió al presente cuando la profesora los hizo retirarse. Así que el miércoles habría luna llena. Trató de no pensar en eso. Se llenó la cabeza con los pensamientos alegres de alguien que va a ir a un espectacular baile con alguien como Rebbeca Watson.
Terminó la clase. Los alumnos bajaron de la torre, con rumbo a sus respectivas salas comunes. Los Merodeadores se detuvieron un segundo, esperaron a que todos se fueran a dormir, y, sacando pergaminos viejos, (mapas de los terrenos de Hogwarts, en realidad), comenzaron a planear la aventura del miércoles.
Sirius recordó de pronto a Wolfie, pero descartó la idea cayendo en la cuenta de que si Remus veía a Wolfie se lo comería en menos de lo que se podía decir "holsow".
-Podemos ir al Bosque Prohibido. Oí que los duendes estaban causándole problemas a Hagrid en el Claro del Norte.
-A mi me parece bien-dijo James
Todos estuvieron de acuerdo en darle una mano a Hagrid. Se levantaron, y rumbo al cuarto de los chicos, desaparecieron en las sombras de la escalera caracol.
