ATENCION: ESTE CAPITULO REVELA ALGUNAS COSAS DE "LA ORDEN DEL FENIX". NO SON COSAS FUNDAMENTALES, Y SI A ALGUIEN LE MOLESTAN LOS DETALLES REVELADOS (FAMILIARES DE SIRIUS, POR EJEMPLO) ABSTENERSE.
El día de la bestia
de Lobos, Dementes y Animales
Sólo podía esperar a que los mamuts se dignaran a salvarlo. Iban a hacerlo parecer un accidente. Escuchó un ruido más pesado. Los lobos se acercaban. Peter sudaba. Ya había uno a un palmo de su cara, oliéndolo. Cerró los ojos. Cuando Colagusano se preparó para lo peor, escuchó gritos, golpes, ladridos y aullidos. Su miedo le permitió abrir los ojos, y se encontró con un chico agazapado enfrente de el. Tenía los ojos brillantes y desorbitados y la varita en la mano. Crabbe y Goyle no estaban.
-Que...Quien?-Peter no podía hablar del susto.
-La noche es amiga del lobo...no del hombre...ni del mago-hablaba en susurros con una voz gruesa, y no miraba a Peter, si no que miraba hacia la oscuridad.
-Lumos!-dijo el muchacho, y comenzó a desatar las cuerdas. Colagusano vio que éste tenía pelo blanco desordenado y una túnica azul raída, que no tenía nada que ver con la túnica de gala obligatoria que había que usar ese día.
-Quien eres?-preguntó Peter, incorporándose.
-Nada, sin embargo, nada de nada en este mundo de nada-siguió el chico, mientras buscaba algo en la oscuridad.
-Que?
-No y si, el mundo es un dilema para los hombres y para los lobos. También para los magos. El mundo. Sin embargo...
-Sin embargo qué?
-Las estrellas hablan como todos, Charlie escucha las voces, él las escucha.-dijo el chico.
-Oh...que bueno...
El muchacho siguió murmurando cosas inentendibles mientras iba camino al castillo. Peter, confundido, lo imitó. Pero al salir del bosque, el muchacho ya no estaba.
-Que demonios fue eso?-se preguntó.
James y Lily habían llegado al claro detrás del castillo. Ese hermoso lugar que James había utilizado tantas veces, y que, en ese momento, le parecía profanado por él mismo y que necesitaba una purificación: Lily.
-Te gusta el lugar?
-Es hermoso-contestó la chica, poniéndose colorada- Porque me trajiste aquí?
-Para que lo vieras. A mi parecer, es uno de los lugares más bellos del colegio.
Lily cada vez se ruborizaba mas. Que querría James, llevándola ahí? Se empezaba a poner nerviosa...
-Puede ser-dijo ella, evasiva.-Escucha, yo no- pero no pudo terminar su frase, porque alguien le rodeó el cuello con el brazo y la niña sintió una varita en la sien.
-James...te necesito-dijo el captor. O mejor, la captora.
-Suél...-Empezó James, sacando su varita, pero se cortó en seco-que!?
-Eso. Te necesito James, más que a nadie en la vida. Te amo James Potter. Y tú, maldita Evans. A ti te mataré si el no hace lo que le digo. Y luego me mataré yo. No. Primero a él. Luego yo. Si, jaja, si...
Lily alcanzó a voltear la cabeza un poco para ver quien era quien la estaba amenazando de muerte. Jenny Kelley Edwards. Nunca lo había pensado. Era una chica introvertida y fea de séptimo.
-Jenny...Tú mandaste la carta? Déjala ir...
-Si, yo la mandé, pero parece que no la entendiste. Que harás? Te casarás conmigo no?
-Eh...Jenny: tengo quince años.
-NO HAY EDAD PARA EL AMOR!-gritó la chica, haciendo salir chispas rojas de su varita, que rasparon a Lily en su mejilla.
James se quedó paralizado.
-Está bien, está bien...tranquilízate...
Lily actuó, no iba a esperar a que el idiota de James se decidiera a hacer algo: mordió la mano con la que la chica le tapaba la boca, lo que la hizo gritar y dejar caer la varita. La pelirroja sacó la suya propia, y gritó:
-Petrificus Totalus!!- con lo que Jenny quedó tiesa como la piedra moviendo los ojos para todos lados.
-Que crees que haces Jenny?!-le gritó Lily en la cara a la chica, que había caído al piso sin poder moverse.-no puede ser que estés tan loca, tu no eres así. Además, no te gustan los chicos. O nunca te gustaron. Que te pasó?
James estaba asustado, pero Lily lo tomaba como un simple problema de rutina.
-Sabes que? Te dejaremos aquí. Para que puedas reflexionar sobre tus actos. Para cuando se pase el hechizo, no te preocupes, el baile ya habrá terminado. Adiós!
Y tomó a James del brazo para salir del claro.
Jane se separó de Sirius como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
-Que haces Black?!
-Darte un beso.
-Quien crees que eres para hacer algo así? Maldito...-Jane sacó su varita, pero Sirius se quedó mirándola, con los brazos cruzados. –Vamos! Defiéndete! O sólo puedes besar chicas?!-ella sabía que si Black quería, podía dejarla sin sentido: era demasiado bueno en los duelos. Pero no quería no hacer nada. No quería darle la razón.
-Hazlo. Yo esperaré. Hazlo.
-Black...no me obligues.
-Yo sabía que esto podía pasar, así que no te detengas. Fui un estúpido al creer que...
-Al creer que?
-Nada. Vas a hacer algo con esa varita?
-No se conjurar un hechizo para borrar la memoria, pero esto no lo sabrá nadie.
-Sólo tú y yo, con eso alcanza.
-Alcanza para que?
-Deja de preguntar estupideces que no interesan, Jane.
-No esperes que volvamos a hablar, Black. No lo esperes.
Pasó a su lado rozándolo, hecha una furia, pero Sirius sabía que no estaba tan enojada como debía estarlo.
James miraba extrañado a Lily.
-Guau! Dinamita pura Evans!
-No. Y ya puedes decirme Lily.
-Bueno Lily, quiero decir que tienes los...-James pensó-pensamientos bien definidos.
-Si, claro.
-Es en serio, esa manera de sacar la varita...
-Como todo el mundo.
-No...es especial...
-Te parece?
-Totalmente. Tiene una especie de...delicadeza ágil.
Lily se quedó callada, pensando.
-Tú tampoco sacas tu varita como alguien normal. Eres muy rápido-estaba siendo muy cuidadosa con sus palabras: no quería elogiarlo demasiado.
-A veces es tan rápido que se me cae.
-Porqué estamos hablando cosas como ésta?
-La verdad no lo sé.
-La primera cosa que no sabes, James.
-No. Hay muchas cosas que no se.
-Como...
-Como porque los Slytherins son tan estúpidos.
-Eso es poco...
-Como que está haciendo Sirius en este momento...
-Mejor...
-Como lo que siento por ti.
Lily se quedó paralizada. Habían llegado a las puertas del colegio, que estaban abiertas.
-Eh...yo...tengo que...tengo que ir a...buscar...-Lily tomó aire-a Jane. Adiós James...Me divertí mucho.
Ella se fue, y james quedó varado en la entrada, sin moverse.
-Basta Remus, no puedo mas....no me sostienen las piernas...-dijo Rebbeca, dejando de bailar.
-Uf....-Remus estaba verdaderamente cansado-ya termina! No! Esto pasó demasiado rápido, no es así?
-Si, Remus. Me divertí muchísimo. Es más...creo que fue la mejor noche de mi vida.
-En serio? La mía también.
La gente ya se estaba yendo.
-Bueno...adiós... nos vemos mañana-Rebbeca le dio un beso en los labios a Remus, y partió hacia su sala común.
-Yo soy el rey quien se atreva a discutir lo pagará muy caro...-empezó a cantar Remus, subiéndose a una mesa y bailando solo, gritando.
-Prefecto Lupin que está haciendo ahí arriba!?-gritó Minerva McGonagall
-Yo soy el Rey en alta mar, el Rey en el aire, el Rey acá y en el altar, muhahaah!!!-Remus reparó en la profesora McGonagall.-Eh...estaba verificando todo desde un punto seguro, profesora.-casi no podía contener su alegría.
-Bueno, pero bájese de ahí.
-Si señora-dijo Remus, y se fue cantando "Yo soy El Rey, así que sube a la sala común, pequeño súbdito de primero!"
Subió saltando y muerto de alegría, hasta que llegó al cuarto, pateando la puerta, y gritando:
-El Rey aquí soy yo, quien se atreva a....-miró a sus tres amigos en las camas, serios, mirando hacia el vacío y sin hablar.-Mi Dios que ha pasado?!
-No preguntes-dijo Sirius. Había abandonado sus risas satánicas y las había cambiado por una voz triste.
-Yo puedo contestarte.-dijo Peter desde la primera cama. Remus nunca lo había visto tan deprimido-La morocha no era más que la prima de Sirius.
-No es mi prima.-dijo Canuto, con un destello de furia en sus ojos.-No hay parentesco.
-Lo siento. Y estaban todos los Slytherins ahí, me ataron a un árbol, en el bosque prohibido.
Remus bajó la voz-Te transformaste?
-No podía. Crabbe y Goyle estaban ahí. Alguien me salvó.
-Quien?
-No se, era un tipo raro. Tenía el pelo blanco...creo que es de Ravenclaw...
-Debe ser Charlie Lovegood-dijo Remus, y todos lo miraron- tiene un año más. Está loco. De remate.
-Ni que lo digas. Hablaba solo y no escuchaba las preguntas que le hacía.
-Rebbeca me dijo que es el reemplazo de Prewett en Quiddicth. Él dejó el equipo.
James reaccionó por primera vez- Prewett dejó el equipo?! Pero si era el mejor de los siete!
-Tenía algunas...diferencias con el capitán. Ahora Lovegood es temporal. Igual, no creo que pueda hacer nada. Es inteligentísimo, pero sólo cuando no le agarran sus ataques de locura, que es muy poco tiempo. Pero cuando puede controlarse, es un mago excepcional.
-Tampoco hace falta que lo digas. No alcancé a verlo, pero se deshizo de Crabbe, de Goyle y de todos los lobos en un segundo. Lucía muy nervioso.
-Siempre está así. Creo que es muy bueno en Adivinación también. Dicen que siempre ve cosas, por eso está nervioso.
-Seguro que es mejor que Trelawney. –dijo Sirius.
-No lo dudo.
Todos se callaron. Remus continuó:
-Y a ustedes que les pasa? Catherine te andaba buscando Canuto...
-Me voy a dormir-le espetó éste.
-Yo también-dijeron al mismo tiempo James y Peter.
-Parece que la noche no fue buena-se dijo Remus a sí mismo. Se tiró en su cama, y sin pensar en nada, se durmió.
Al otro día nadie podía moverse. Los Merodeadores llegaron tarde a la primera clase, con cara de dormidos. A Corrs le encantó sacarle 10 puntos a Gryffindor por cada uno.
-Ahora siéntense, y, cuando deseen, pueden empezar sus pociones. Los T.I.M.O.S se acercan, caballeros, y ninguno de ustedes tiene posibilidades en mi clase. Al trabajo.
James y Sirius sabían que Corrs los amenazaba inútilmente: ellos iban a aprobar. Pero Remus y Peter no la tenían tan fácil. Su Poción de Muertos en Vida, que tenía que ser violácea, era negra. A Corrs le causó muchísima gracia, y así tuvieron que soportarlo el resto de la clase
En Transformaciones, cada uno tenía que tomar una pequeña estatuilla y convertirla en un animal a elección: un sapo, un ratón o una cucaracha. Pocos lo lograban. Es más, solo James y Sirius lo lograron. La cucaracha de Remus no caminaba, estaba seguro de que le quitarían puntos, pero Peter se había equivocado gravemente: su estatuilla se convirtió en un lobo.
-Mi Dios Pettigrew! Un lobo! Mi niño, nunca pasarás de año!-le gritaba McGonagall, a la vez que hacía desaparecer al animal. Remus se quedó paralizado. Ése día había luna llena. Apenas lo había recordado.
Al parecer, James y Sirius también lo habían recordado en ese momento, porque le hicieron señas a Remus.
Tocó el timbre, y Los Merodeadores se juntaron.
-Hoy a la noche Remus. Tenemos que deshacernos de los duendes del Claro del Norte.
-Ya lo habíamos planeado. A la hora de siempre, en el lugar de siempre. Dejemos el tema.-dijo Remus. Estaba mirando a un grupo de chicos que molestaban a una chica con párpados caídos y mirada lúgubre.
Se escuchaban los gritos:
-Que es ese aspecto, Bella? No duermes? No comes?-le gritaban los muchachos.
James, Peter, y Remus miraron a Sirius, quien había seguido caminando sin dirigirles la palabra. Paralelamente caminaban Lily y Jane.
-Cierra la boca, sangre sucia, no sabes nada!-le gritó la chica a uno de los alumnos que la molestaban.
-Que has dicho?-le contestó éste.
Sirius pasaba cerca de ahí, camino al aula.
-Primo! Primo defiéndeme!
Todos se quedaron de piedra: Bellatrix Black y Sirius Black primos?. Todos se imaginaban que Black era un apellido muy común, pero nunca hubieran imaginado eso. Sirius la ignoraba.
-Primo! No me ayudarás?-le gritaba la chica.
-Cierra la boca, Bellatrix, o los ayudaré a ellos! No eres mi prima!-le gritó Canuto
-Con que no soy tu prima? Y Narcissa que es entonces? Una desconocida también?
-Eso, Sirius, quien soy yo? Quien sino tu querida prima Narcissa?!
-CIERREN-LA-BOCA!!-les gritó Sirius. Ya todo el patio miraba la escena.-Ninguna de las dos es mi prima, no tenemos parentesco, no nos conocemos. Y AHÍ ACABA TODO!!!-el muchacho se dio vuelta y empezó a caminar.
-Y tus padres, Sirius? Tus padres nos quieren...
Sirius fue rápido. Sacó su varita y gritó:
-EXPELLIARMUS!!- el hechizo dio de lleno en Narcissa, quien salió disparada hacia atrás. Sirius no le dio tiempo a Bellatrix para actuar:
-EXPELLIARMUS!!-al igual que su prima, Bellatrix saltó hacia atrás, atravesando la mitad del patio.
-VUELVAN A HACERLO! NÓMBRENLOS! VAYAN, VAYAN Y MATEN CON ELLOS!-tomó aire y continuó- YO-NO-TENGO-PADRES! YO-NO-TENGO-PRIMOS!
Todos miraban la escena horrorizados. Jane y Lily estaban ahí, asustadas, al igual que Los Merodeadores. Narcissa comenzó a levantarse, sacando su varita:
-No te atrevas-le dijo Sirius en un susurro, apuntándole.-No te atrevas. Esto fue una muestra gratis, Narcissa. –Sirius volteó para irse. Empezó a caminar rápido, sin darse vuelta. Narcissa movió la varita.
-SIRIUS!-gritó James, al tiempo que él sacaba la suya.
-Expe-comenzó la chica, pero otra vez, los reflejos de Sirius la vencieron. El muchacho rodó en el suelo, y, dándose vuelta, aturdió a su prima.
-SIRIUS BLACK!-la voz de Dumbledore se oyó en todo el patio. Nadie se movió- Ven conmigo. Ahora.-se acercó a Narcissa y dijo:
-Enervate-la chica abrió los ojos, confundida.-Vamos-le dijo a Sirius...
Bellatrix había corrido a abrazar a su hermana, mientras todos se dispersaban y Los Merodeadores se iban, con Jane y Lily pisándoles los talones:
-Que fue eso?-le preguntó Lily a James.
-Que pasó?-dijo Jane
-Esperen...solo esperen al almuerzo.-les dijo James, afligido.
-Porque lo hiciste, Sirius?-preguntó Dumbledore, sentado tras su escritorio-Porque las atacaste?
-Nombraron a mis padres-dijo Sirius, todavía furioso-y dijeron que eran primas mías-frenó y agregó-y no lo son.
-Sí que lo son-observó el director, apesumbrado- aunque no te guste. Y no puedes reaccionar así. No debes reaccionar así, Sirius.
-Usted no sabe, usted no entiende...-El muchacho se iba encendiendo con cólera. Tenía lágrimas en los ojos.
-Que es lo que no entiendo, Sirius?
-No entiende lo que es...el verano. Llegar a casa y ser INSULTADO por estar en Gryffindor, por tener amigos como los que tengo...por pensar lo que pienso...No lo puede entender...Y me llaman "traidor a la sangre" y escucho cosas como "Es casi un sangre sucia", o "Regulus pondrá un poco de orden cuando entre a Hogwarts, el es un buen hijo". NO-LOS-QUIERO!-le gritó Sirius a Dumbledore- y ellos no me quieren.
Por primera vez, Dumbledore no supo que decir. Recordó la alegría de Sirius al entrar en Gryffindor, su sonrisa...
-Tienes razón-dijo al fin- no se como te sientes. He visto cosas horribles, pero nunca una como ésta.
Ambos hombres se quedaron callados. Sirius lloraba con furia, silenciosamente.- No te castigaré Sirius. Pero trata de no volver a hacerlo. Por favor. No lo necesitas- y agregó- estás en Gryffindor. Puedes irte.
Sirius se levantó volcando la silla y salió dando un portazo. Dumbledore se hundió en su poltrona, pensativo.
-Que ha pasado?!-apremió Lily, luego del almuerzo-esas dos de Slytherin son primas de Black?
-Shh!!-le chistó Remus-Entren aquí-señaló una pared y pronunció unas palabras. La pared se abrió
-Vamos.
James, Lily, Peter, Remus y Jane se apretaron en el frío corredor.
-Nos van a explicar?-dijo Jane de mal modo.
-No pensé que Sirius te importaba.-dijo James mordazmente.
-Él no debería haber hecho eso ayer, tu lo sabes Potter...-replicó ella.
-Dejen de pelear!-dijo Lily- En serio queremos saber.
-Lo único que tienen que entender es que la familia de Sirius apesta.
-Que quieres decir con eso?
-A ver...los Black son una antiquísima familia de magos de sangre pura-empezó James, y agregó-de los que se enorgullecen de eso. La mayoría de sus antepasados fueron a Slytherin, al igual que Narcissa y Bellatrix. Pero todos los normales eran repudiados, como él, o su prima Andrómeda, que es unos años más grande y hermana de las otras dos...o su tío Alphard.
"Sus veranos son horribles. Es golpeado y llamado "traidor a la sangre". Lo maltratan muchísimo..
-Mi Dios...-murmuró Lily...nunca había pensado que Sirius Black sufriera tanto...
-Sabe ignorarlo, no creen? Para hacer lo que hace en el año escolar...
-Me parece que tu harías lo mismo si vienes aquí después de pasar dos meses encerrada y maltratada nada mas y nada menos que por tus padres.-le dijo Remus tranquilamente, con lo que la chica se calló.
–Escuchen, ustedes no tienen que saber esto, así que actúen como si no lo supieran.
Las chicas asintieron silenciosamente. Todos salieron disimuladamente del escondite.
Sirius no apareció en todo el día, pero volvió a la torre Gryffindor justo a tiempo.
-Lo siento!-dijo, agitado.-Ya es hora?
-Más que hora. Sirius...lo de hoy....
-No hace falta que lo digas Remus, no debí haberlo hecho...
-No...Lamento no haber tenido tiempo de ayudarte.-dijo su amigo, con una sonrisa.
Sirius calló por un momento, y luego sonrió también.
-Gracias.-murmuró.
-Estamos listos, entonces!?!?-preguntó James.
-Si, señor!!-contestaron los otros Merodeadores.
-Excelente! Ya estamos casi en hora!-dijo, mirándolos a todos.-Remus, ve a la enfermería. Nosotros tres, bajo la capa! Andando!
Todos siguieron las instrucciones al pie de la letra. Continuaron corriendo por los pasillos, hasta que Remus tomó una bifuración hacia la enfermería, y los otros siguieron hacia una puerta secreta que los sacó del castillo. Se tiraron en el pasto, a cenar las provisiones que habían robado de la cocina. Ya debía faltar poco...Pasó alrededor de una hora, hasta que Madam Pomfrey fue vislumbrada al cruzar el césped hacia el Sauce Boxeador por los muchachos. Remus iba un poco más atrás que ella. Vieron que el muchacho tomaba un palo largo y apretaba el nudo que frenaba los golpes del árbol.
Los Merodeadores miraban el cielo. En cualquier momento...
Madam Pomfrey ya salía del túnel...Pasaron unos quince minutos hasta que la luna se mostró totalmente. Remus ya debía estar más que convertido. Al dejar de mirar al cielo, los tres muchachos alcanzaron a notar una silueta que se agachaba para pasar por el túnel del Sauce.
-Quién es ese?-preguntó Peter
-No lo se, pero se encontrará con Remus!
-Maldición!-gritó James.-Colagusano, rápido, el nudo!
Los tres echaron a correr, mutando en el camino, los pies de Sirius se convirtieron en peludas patas que retumbaban en el pasto nocturno, mientras que James crecía y caía con lo que antes eran sus manos sobre el suelo. Peter ya estaba apretando el nudo.
El perro apremió a sus amigos con un ladrido, y echó a correr por el túnel, seguido por el ciervo y la rata. "Por favor, que no sea demasiado tarde" pensaba James desesperado "Por favor, por favor...": y sabía que sus dos amigos pensaban exactamente lo mismo.
Al salir del túnel, notaron a Rebbeca desmayada sobre el suelo de La Casa de Los Gritos, con su hermosa cabellera rubia despeinada por el horror de ver a un licántropo. Remus estaba próximo a saltarle encima, pero Sirius interrumpió el salto de su amigo en el aire, mordiéndole el vientre suavemente. Ladró, y aprovechó el momento en que su amigo estaba tirado en el piso para tomar a Rebbeca por la túnica y ponerla sobre James. Ladró de vuelta, dejando muy claro lo que quería decir: "Vete de aquí, Cornamenta!". El ciervo no necesitó más ladridos. Echó a correr por el túnel todo lo que le permitían sus patas dobladas al extremo. Ya había llegado al agujero de entrada, pero el Sauce agitaba el aire con sus puños: Donde demonios estaba Peter? Si no llegaba rápido, tendría que arriesgarse. Tenía que sacar el olor a humano de ese lugar, o Remus podía atacar a Sirius.
Como en respuesta a sus pensamientos, llegó Peter agitando sus patitas. Tocó el nudo y ambos corrieron a buscar la capa invisible. Peter se tranformó y echó la capa sobre su amigo, se aseguró que lo cubriera enteramente y los dos fueron hacia las puertas. Colagusano las abrió y volvió a su forma de rata, acompañando a su amigo por sinuosos corredores. Llegaron a un candelabro horripilante, y el ciervo le echó una significativa mirada a la rata. Ésta se transformó en Peter, quien dijo...
-Que pasa? Que hacemos aquí?
El ciervo relinchó con furia, dejó a Rebbeca en el suelo y se convirtió en James Potter:
-Maldición Peter! La contraseña!
-Oh, cierto! Esta es...
-Cierra la boca. Restat Aver-murmuró James. El candelabro comenzó a girar a velocidades alucinantes, abriendo un agujero en la pared. Dentro, se podía vislumbrar una sala rectangular con numerosos sillones y libros. La Sala Común de Ravenclaw.
-Ayúdame a llevarla Colagusano.
Los dos amigos dejaron a Rebbeca acostada en un sillón de tres piezas de terciopelo azul.
-Que haremos, James?-preguntó Peter nervioso.-Tal vez no recuerda nada...
-Si recuerda algo, no dudes que nos expulsarían a todos. No se, no se...a lo mejor...es la única opción.
-Qué, Cornamenta?
-Un embrujo desmemorizante.
-Sabes hacerlo?!-gritó impresionado Peter.
-Shh!!-lo chistó Cornamenta-Si, sé como hacerlo. Pero...-James se calló, pensativo.- Vamos a hacerlo.
"Enervate!-Murmuró con voz grave el muchacho. E inmediatamente después de que la chica abriera los ojos, dijo:
-Obliviate!-Hubo un destello azul, y la chica desenfocó los ojos. James la miró.-Está bien, vámonos.
Ambos abandonaron la sala común de Ravenclaw corriendo, cubriéndose con la capa de James y volando a través de corredores y puertas hasta llegar donde Remus y Sirius estaban. Ambos recostados en el suelo de La Casa de Los Gritos. Sirius los recibió con un ladrido, pero Remus sólo se puso de pie. Los cuatro partieron hacia el Bosque Prohibido, donde la insurrección de los duendes del Claro del Norte resultó ser sólo una fiesta de víspera de Halloween. El ciervo y el perro tuvieron que hacer verdaderos esfuerzos para contener a Remus de que se hiciera un festín con ellos y comenzar una nueva guerra. Así pasaron la noche, tirados en La Casa de Los Gritos, hasta que comenzó a despuntar el alba, y los tres muchachos dejaron solo a Remus, quien ya era humano otra vez.
-Vamos...a...dormir...p....favor-murmuró James, mientras él, Peter y Sirius se quitaban la capa invisible de encima, sanos y salvos en el cuarto de los varones de quinto año, en la torre Gryffindor. Sirius tenía algunos rasguños, pero lo peor llegó al despertar Remus. Nunca habían visto tan triste su cara. Nadie se animó a hablar hasta el desayuno, donde él mismo empezó la conversación:
-La lastimé?-preguntó simplemente.
-No. No lo hiciste. Llegamos justo a tiempo.
-Ohh...recordará algo?-preguntó Remus esperanzado
-Eh...Lunático...yo...-empezó James, pero el muchacho no lo dejó hablar.
-Iré saludarla y lo sabré. Adiós chicos.
-No...Remus!-pero éste ya se había ido hacia la mesa de Ravenclaw- Maldición! Sólo quería decirle que le eché un embrujo desmemorizante...
-QUE TU HICISTE QUÉ?!?!-gritó Sirius.
-Tuve que hacerlo, Canuto. Lo siento.
-Pero...James...espero que hayas hecho lo correcto-murmuró Sirius. Tenía una mirada preocupada, que le hizo pensar a James que sabía algo pero que no quería decirlo. Interrumpieron la discusión cuando vieron a Remus partir con paso raudo hacia la torre de Gryffindor.
-Vamos-dijo Peter, quien había estado callado.
Los tres siguieron a su amigo por el castillo, hasta llegar a su cuarto. Remus estaba sentado en el piso, contra la pared, su cabeza echada sobre el pecho, las lágrimas corriendo por su rostro fatigado.
-Que le hicieron?
-Embrujo desmemorizante. Que sucedió Remus? Sólo no recuerda la noche anterior...
-Ni la otra.
Todos se callaron: Pensaban lo que quería decir eso, pero ninguno quería creerlo.
-Hace dos noches nos besamos sobre una mesa...-Remus sollozó-Hoy no me recuerda. No...me…recuerda...-su llanto se redobló.
-Pero...porqué...Lunático...-James se acercó a su amigo, tomándole el hombro. Remus se lo quitó de un golpe y se le echó encima:
-LA PRIMERA PERSONA QUE AMO, JAMES, TENÍAS QUE QUITÁRMELA!! MALDITO!!-lo agarró de la túnica-LA AMABA JAMES! Y AHORA NO SABE QUIEN DEMONIOS SOY!!-Remus soltó a Cornamenta y volvió a sentarse en el suelo:
-No sabe quién soy...-repitió el muchacho.-Váyanse.
-Remus, nosotros...-comenzó a decir Sirius, pero el otro lo interrumpió.
-VÁYANSE!!
Los tres giraron y salieron rumbo a la Sala Común. Una vez en ella, por primera vez en su vida, Sirius reaccionó como un muggle. Tomó la mesa y la estrelló contra la chimenea, gritando y llorando al mismo tiempo. Revoleaba las sillas hacia todas las direcciones, y rompió todas las pinturas posibles.
-Maldición....maldición....-susurró, dejándose caer en el suelo. Peter estaba encogido en un rincón, sollozando, y James miraba la hoguera de retratos que Sirius había armado en el medio del salón circular:
-Porqué, Canuto?, Que pasó?
-El efecto secundario, James. El efecto secundario. Ella debía estar pensando en él al momento de despertar del desmayo.-dijo Sirius.
-No puedo creerlo...es mi culpa...
-De cualquier manera, tenías que hacerlo...no es tu culpa, compañero...
Las primeras lágrimas rodaron por el rostro de James Potter. Todos los que entraron en la Sala Común ese día siempre conservaron la visión: una hoguera consumida, restos de muebles por todas partes. Ninguno olvidó cuando vieron a Los Merodeadores derrotados por primera vez: Los tres abatidos, dormidos en el suelo, con las mejillas húmedas. Nadie lo olvidó.
