Amado elfo
Un conjuro de amor
Heero despertó sobre el pecho de Dúo y con Quatre abrazado a su espalda. No quería moverse, era muy cómoda la posición, en especial porque sentía el calor de los brazos de Dúo a su alrededor. Abrió los ojos y los volvió a cerrar, una fuerte punzada le hacía palpitar con fuerza el cerebro. Trató de volver a dormirse para olvidar el dolor, pero no pudo. Sin quererlo apretó los puños y jaló la camisa de Dúo, que se despertó sobresaltado.
- ¿Amo? - gimió bajito asustado.
- Me duele la cabeza - le dijo en el mismo tono.
Dúo no hizo ningún comentario y le acarició con ternura las mejillas y la frente mientras pensaba en si hacer un conjuro o darle el brebaje.
- Mejor me levanto - murmuró.
- Quatre - remeció a su hermano - despierta.
- Déjalo dormir - le regañó.
Pero Quatre ya se había despertado y lo soltó para desperezarse al sentarse en la cama.
- Buenos días, amo ¿cómo se siente?
- Me duele la cabeza - contestó.
- Tráele el brebaje, así se sentirá bien.
Quatre se levantó y al poco rato regresó con una botella pequeña que le entregó a su hermano. Dúo ayudó a Heero a sentarse en la cama y se la entregó.
- Amo, bébalo todo, así se sentirá mejor.
- ¿Es parte del conjuro que usaron para despertarme? - se lo bebió todo de golpe - sabe extraño.
- Pues en unos minutos sentirá que todos sus poderes regresan a usted - le sonrió Dúo - tanto los mágicos como los físicos.
- Después de desayunar haré un contra conjuro.
- ¿Un contra conjuro? - repitieron a coro.
- Eso dije - besó a Dúo - vamos a desayunar.
"¡Oh! La cuerda febril de la alegría ¿por qué la lira mía no tiene y al cantar tornase en llanto?
Ella canta tan sólo mi amargura No sé que es la ventura y mis ojos con lágrimas levanto".
Luego de desayunar, Heero salió al mojado jardín escoltado por Dúo y por Quatre que no habían dejado de interrogarlo sobre el contra conjuro que iba a hacer, pero no les dijo nada. Ellos insistieron en que se abrigara para salir para que no se fuera a resfriar y para no pelear, aceptó.
Se paró en el centro del patio y levantó las manos y la mirada al cielo.
- ¡Señor, he aquí a Heero Yui dispuesto a cumplir le encomendado! - respiró profundo y exclamó:
Borra la ira y el rencor,
borra la punzante amenaza,
que lancé en un momento de dolor, que el conjuro que lancé enojado libere a quien atenaza y la magia regrese, al fin, a mi lado.
Elevó su cara al cielo cerrando los ojos y casi de inmediato siete "serpientes" de humo blanco se acercaron a él y lo envolvieron tornándose dorado, elevándolo unos cuantos centímetros del suelo y se escuchó una voz muy suave que sólo Heero comprendió.
"Has hecho bien al liberarla, joven Heero, ahora eres libre para usar la magia de los siete elfos que se encuentran en el paraíso, pero no lo uses para destruir a nadie, ocúpala con justicia".
- ¡Señor!
"Algo más, uno de tus elfos se irá de tu lado, procura que sea en pos de su felicidad, que Trowa lo haga feliz para siempre".
- ¿Quatre?
"Merece ser feliz, Heero, como todas las criaturas que mi padre ha puesto en tu mundo, y no podría serlo a tu lado dado que le has entregado el corazón a Dúo, a quien tienes la obligación de hacer feliz a costa de lo que sea".
La voz y el humo dorado desaparecieron y Heero se quedó de pie con los ojos cerrados pensando en lo que había escuchado. ¿Quatre lo quería dejar por Trowa? Pero Trowa estaba comprometido desde hace mucho con Lady Catherin y no podía romper ese compromiso dado que era la única manera de mantener su reino unido. Abrió los ojos y miró a sus elfos, debía procurar su felicidad a costa de lo que fuera, le ordenó el Señor, así que tendría que ir a ver al padre de Trowa y al Lady Catherin para ayudar a Quatre.
- ¿Amo? - le preguntaron.
- Estoy bien - caminó hacia ellos - iremos a ver al rey Barton y a Lady Catherin.
- ¿Al rey Barton? - repitió Quatre.
- El padre del Señor Trowa - le explicó Dúo mirando preocupado al amo - Pero ¿por qué?
- Es algo que debo hacer por Quatre.
Las huestes aliadas habían quedado estancadas en el barro, así que junto a los pontoneros, Trowa comenzó a construir un fuerte improvisado en torno al campamento de manera de evitar cualquier ataque.
Wufei había hecho que las compañías de infantes se colocaran alrededor del campamento para proteger a los animales y la artillería mientras los pontoneros levantaban los muros de madera. La caballería, transformada también en infantería, formaba una segunda línea defensiva, pero no tan alerta como la primera.
- Espero que podemos fortalecernos un poco y no vuelva a llover en algunos días - dijo Zech preocupado mientras con Wufei recorrían las líneas defensivas exteriores - no quisiera que nos atacaran teniendo la artillería pesaba estancada en el barro.
- Lo único bueno es que tampoco Traize puede mover la suya - señaló el Duque - sin embargo, me preocupa también que nos traten de atacar mientras nos fortalecemos.
- A mí me preocupa que Heero no haya venido aún. Si se queda más tiempo en su casa, sus hombres se van a desmoralizar y se nos va a dificultar la guerra.
- Es extraño - murmuró el más joven - tal vez está planeando algo especial, sabes que es el mejor estratega que hay, por lo tanto debe estar planeando la mejor manera de vencer a Oz sin tener que derramar tanta sangre.
- Es posible. Tal vez ya venga en camino.
El reino Barton era un lugar muy bonito, según Quatre que reconocía su próximo hogar. Había muchas cosas interesantes que ver, muchos niños con los cuales podría conversar y jugar, incluso podría enseñar a muchos a leer, a contar...
- Espero que te guste mucho el lugar - lo interrumpió Heero divertido - estarás un poco lejos de Dúo, pero siempre podrán visitarse.
- ¿De qué habla, Amo? - Quatre lo miró intrigado y preocupado.
- No te preocupes, ya entenderás.
Dúo permanecía en silencio, cosa rara en él. Algo raro le había pasado por la mente, no quería admitir que perdería a su hermano, que se verían separados por el amor. ¿Cómo su querido hermano le entregaba el corazón a ese hombre, si el primero había sido su amo? Esperaba que el príncipe Trowa pudiera borrar aquello de su querido mellizo.
- Mi querido Dúo - lo distrajo Heero jalándole la trenza - estás demasiado callado ¿Te sientes mal?
- No, amo, sólo pensaba en que me va a costar estar sin Quatre de ahora en adelante, que lo voy a perder.
- Los hermanos no se pierden - le dijo - además, estarías ganado un nuevo hermano, no estará muerto.
Quatre miró a su amo y se puso totalmente rojo, acababa de entender los motivos de ese viaje, el amo lo llevaba a conocer el reino del Señor Trowa y hablaría con su padre para que le permitiera quedarse con él en los términos que su amo quería ¿pretendería casarlo con él? Sería fantástico.
- Bien, llegamos.
- Amo, lo esperan en el reino de Oz - le dijo Dúo.
- Arreglaremos esto primero y luego iremos allá con magia.
- ¿Con magia? - exclamó Quatre - Amo, apenas se recupera del contra conjuro de la mañana, no haga locuras.
- Te preocupas demasiado, Quatre - le sonrió - el contra conjuro fue para traer de vuelta los poderes que se llevaron lejos a Reelena.
- ¡LA LIBER"! - chillo Dúo - ¡SE HA PUESTO EN PELIGRO AL VENIR, AMO, ELLA LO PREFIERE MUERTO QUE CON NOSOTROS!
- No te angusties, Dúo, ella está demasiado lejos como para que su magia me afecte o los dañe a ustedes.
- Espero que sea cierto, amo - murmuró Quatre - no quisiera tener que vérmelas de nueva con la magia de aquella arpía.
- Bien, llegamos - se desmontó - espero que mi tío nos invite a almorzar antes de tratar negocios, me pongo de mal humor cuando estoy con el estómago vacío.
Entraron en el palacio en donde fueron anunciados ante el rey que comía junto a Lady Catherin, los dos los miraron preocupados, pero el rey los invitó a comer y no hizo preguntas, conocía bien a su sobrino y el mismo les diría por qué estaba allí sin que preguntaran cuando estuviera listo.
Dúo y Quatre miraban disimuladamente a Lady Catherin, medían en que manera podía influir ella en las decisiones de Trowa o si sería un problema para las aspiraciones de Quatre.
- ¿Quiénes son ustedes? - les preguntó ella directamente.
- Mi nombre es Dúo y él es mi hermano Quatre - le respondió el trenzado sin preocuparse mucho - somos...
- Dúo y Quatre son elfos - intervino Heero - los últimos que quedan en mi reino agregó al ver como los miraba su tío - y antes que empieces a decir que por su culpa tu hijo anda en la guerra, te he de recordar que ellos son la causa principal que nuestros reinos sean prósperos.
- ¿Y por qué los trajiste aquí?
- Es muy importante que hablemos sobre algo que tiene que ver con Trowa y con mis elfos, pero será después.
Al fin los pontoneros terminaron de levantar una larga barricada de maderos clavados en el suelo. Delante de ellos había una profunda zanja, pero estaba separada un metro de ella, además, estaba llena de fino lodo tapado por ramas y hojas.
- Espero que sea una buena trampa - señaló Zech a Trowa que descansaba luego de haber trabajado arduamente todo el día - espero que no nos ataquen.
- Si nos atacan, su caballería va a tener que quedarse detrás del lodazal y podremos defendernos mejor.
- ¿Creen que nos ataquen por el lado del barranco? - señaló Wufei mirando hacia la parte posterior del campamento.
- No, tendrían que escalar una escarpada pared de rocas para llegar a aquí - le dijo Trowa comiendo - aunque nos dejaría indefensos, pero es casi imposible y no podría subir más que la infantería.
- Bien, ordenaré que emplacen los cañones detrás de la barricada, eso los protegerá del agua si vuelve a llover y estarán en ángulo de defensa si nos atacan.
- Espero que nos ataquen - dijo Zech molesto - no me gusta estar aquí esperando que mejore el clima para ir a atacar una cuidad que parece indefensa allá abajo.
- Tú fuiste quien nos hizo detenernos - le recordó Trowa - y estuvimos de acuerdo en que parecía ser una trampa.
- Ya lo sé, pero estoy cansado de estar estancado aquí sin hacer nada.
Heero se sentó en una silla frente a su tío mientras Quatre y Dúo estaban jugando con los niños de palacio. Debía hablar con él antes de hablar con Lady Catherin sobre Quatre y el cariño que le profesaba Trowa al pequeño elfo.
- Bien, dime a qué has venido, porque no creo que sea una visita de cortesía, querido sobrino.
- Tienes razón, vine porque quiero romper el compromiso de Trowa con Lady Catherin.
- ¡Qué! No puedes pedirme semejante cosa. Además, ¿por qué debería hacer semejante tontería?
- Porque la felicidad de tu hijo está en juego - replicó - no es una tontería, así se podría quedar con Quatre.
- ¡Tu elfo no me dará un nuevo heredero!
- ¿Es lo único que te importa? ¿Acaso la felicidad de tu hijo no tiene valor para ti?
- ¡Será feliz con Lady Catherin!
- ¡Sabes bien que ella no lo quiere más que como hermano! - replicó molesto - Quatre...
- ¡No me vengas con esas!
- Tío, escúchame.
- ¡No lo voy a hacer, ello significaría perder...
- ¿La mitad de tu reino? - replicó furioso - Te estás pareciendo a Traize, tener poder es lo único que te importa.
- ¿Y tú no tienes aquellos elfos para mantener la prosperidad de tu reino?
- ¡Yo los tengo porque los amo! - dijo perdiendo la paciencia - ¡Y lo único que quiero es que sean felices!
- No seas hipócrita, Heero, ¿por qué no dejas que el elfo solo sea amante de mi hijo y lo dejas casarse con Catherin?
- No, Quatre no será juguete de nadie - replicó con frialdad - si no dejas que Quatre se case con tu hijo y lo haga feliz, entonces carga sobre tu conciencia la amargura de Trowa - se puso de pie - Adiós.
- Heero...
Pero Heero salió rumbo al jardín donde jugaban sus elfos. Estaba furioso con su tío ¿cómo se atrevía a proponer semejante cosa? Vio que terminaban el juego y los llamó a su lado.
- Se ve furioso, amo - le dijo Dúo preocupado - ¿qué pasó?
- Volvamos a casa, no pienso dejar que mi tío los hiera con sus palabras.
- ¿Qué le dijo, amo? - preguntó Quatre tan preocupado como su hermano.
- No quiero que hables con Trowa hasta que él convenza a su padre - rodeó a Quatre y a Dúo con los brazos - regresemos ahora.
- Como diga, amo.
Traize miraba a sus soldados esperando el regreso de la avanzada de exploración, ya estaba aburrido de esperar que las tropas de Yui vinieran a atacar la cuidad, de seguro se habían dado cuenta que era una trampa.
- Sería lo más lógico si Heero Yui está al mando - le dijo Lady Une - dudo que ya no hubiese planeado algo para un probable ataque de parte nuestra.
- Señor Traize, acaba de llegar nuestro espía - le dijo un guardia.
- Hazlo pasar - ordenó.
El hombre entró apresurado y le hizo una reverencia antes de comenzar a contarle lo que había visto en las huestes de la alianza.
- Mi señor, ellos están al mando de tres líderes y no está allí el príncipe Yui.
- ¿Qué?
- Según escuché decir, usó magia para liberar aquel claro de la magia de la señorita Reelena y aquello lo agotó tanto que no ha podido reunirse con sus huestes.
- ¿Quiénes están a cargo?
- El príncipe Trowa, el príncipe Miliardo y el duque Wufei.
- Con razón no han avanzado, de seguro esperan refuerzos para no caer en la trampa que les habíamos tendido.
- Algo más, construyeron una barricada frente a ellos con los pontoneros que trajo el príncipe Trowa desde su reino.
- ¿Pontoneros? - dijo Lady Une - eso podría significar problemas ¿cuantos son?
- Alrededor de cien, creo. Los tenía trabajando en la barricada, pero de seguro ya lo terminaron.
- ¿De qué material es la barricada?
- De madera verde, no pudieron conseguir otra cosa a causa de la lluvia.
- ¿Ninguna otra defensa?
- Creo que no.
- Bien, que nuestras fuerzas se preparen para un ataque nocturno, en especial los arqueros lanzallamas.
Heero llegó a su reino y se encontró con que Lady Noin lo esperaba en el puente de acceso a su castillo.
- ¿Pasa algo malo, Lucrecia?
- Han descubierto que alguien espía nuestras huestes, uno de los espías de Trowa nos ha llegado con la noticia, pero el otro espía fue descubierto.
- Debo ir allá. ¿Sabes dónde están?
- En la colina a unas horas de la capital de Oz.
- Amo, nos tomaría al menos tres días para llegar hasta allí - le dijo Dúo - no llegaríamos a tiempo, atacarán esta noche con arqueros lanzallamas y las defensas son de madera.
- Usaremos magia - se volvió hacia Noin - volvamos a palacio, necesito preparar un par de cosas antes de partir.
Quatre lo miró y luego a su hermano, si el amo usaba su magia para trasladarse así correría un gran peligro, en especial porque ya no estaba acostumbrado a tener completos sus poderes.
- ¿No podemos llevarlo por medio de nuestra magia? - le cuchicheó a Dúo preocupado.
- Podríamos usar a Sandrock y DeathScythe - admitió pensativo - sólo necesitaríamos un poco de su magia para guiarlo.
- Podemos intentarlo - ambos se adelantaron y se colocaron a cada lado de su amo - Amo, nosotros tenemos una forma de llegar allí antes del anochecer.
- ¿Cómo, Quatre?
- Si nos lo permite, traeremos a nuestras mascotas para llevarlo a donde están las tropas aliadas.
- Háganlo, pero después de comer.
Quatre y Dúo prepararon todo para partir, su querido amo sería el primer humano en viajar en aquellos caballos alados que la mitología humana llamaba pegasos pero que ellos conocían por los nombres que le habían dado ellos mismos al verlos. Sandrock era, bajo la armadura que lo cubría, de un brillante color arena como decía su nombre, y DeathScythe, era negro como la noche oscura, un verdadero caballero de la muerte como le había llamado Dúo al verlo la primera vez.
- ¡SHIMIGAMI, PERMITE QUE SANDROCK Y DETHSCYTHE REGRESEN A NUESTRO LADO PARA LLEVAR A NUESTRO AMO AL CAMPO DE BATALLA! - gritó Quatre.
Un fuerte batir de alas y un tremendo ruido de cascos pareció estremecer el castillo Yui. Los niños se pusieron a llorar asustados alrededor de sus madres mientras ellas se desmayaban por el miedo. De pronto dos figuras luminosas aparecieron en el cielo y se detuvieron delante de los elfos que le sonrieron a su amo.
- ¿Tenían que asustar a todo el mundo? - preguntó Heero.
- Los humanos se asustan por nada - respondió uno de los pegasos - lo que no comprenden los asusta, y lo que los asusta, lo destruyen.
- Nos tienes muy mal catalogados - caminó hacia el Pegaso negro - pero yo quiero saber si serás capaz de llegar antes del anochecer al campo en que se encuentran mis tropas.
- Si me señalas el camino, estaré ahí aún antes que te des cuenta.
- No le prometas a mi amo algo que no pienses cumplir - le dijo Dúo molesto - o no te traeré al mundo de los vivos nunca más.
- ¡No lo estoy haciendo! - se defendió - mejor monta y vámonos.
Dúo y Quatre montaron a sus respectivas mascotas y ambos le tendieron la mano a Heero para que montara con ellos y él los miró preocupado ¿Sería seguro viajar a lomos de aquellos extravagantes animales? No se decidía, pero tomó la mano de Quatre al considerar su Pegaso menos peligroso que el de Dúo.
- Es tu culpa, DeathScythe, que el amo se vaya con Quatre - le dijo al despegar - esto no me gusta nada, el amo es mío pero abraza a mi hermano. Es tu culpa.
- Déjate de quejarte - le gruñó.
- ¡Tenue luz de la tarde - exclamó Heero - llévanos hasta donde se encuentra Wufei!
Un sendero de luz se puso frente a ellos y los pegasos remontaron sobre él en un batir de alas a gran velocidad. El sendero comenzó a borrarse tan pronto los pegasos iban dejándolo atrás.
El campamento aliado se vio conmocionado cuando un ruido de cascos y de batir de alas pareció romper la meseta en dos partes ensordeciendo momentáneamente a los hombres que allí estaban. Pero tan pronto llegó, se detuvo y tres hombres rodeados de una intensa luz caminaron hacia donde estaban los jefes.
- Gracias, muchachos, han hecho un buen trabajo - les agradeció Quatre a los pegasos que asintieron y desaparecieron.
- Les gusta asustar a la gente - insistió Heero - Dúo, Quatre, permanezcan junto a la infantería, yo iré a hablar con los demás y los llamo - entró a la carpa que usaban como centro de reuniones - Hola, espero que estén preparando una buena defensa para esta noche.
- Estábamos preparando un ataque para mañana - dijo Wufei.
- ¿Defensa para esta noche? - repitió Trowa - ¿acaso sabes algo que nosotros no?
- Sí, recuerda que Dúo tiene el poder de ver el presente y el pasado. Además, uno de tus espías regresó a mi castillo a informar que los habían descubierto - se sentó entre ellos.
- Demonios, y nosotros aquí, atrapados - dijo Zech molesto.
- Bueno, según dijo Dúo, planean un ataque con arqueros lanzallamas aprovechando nuestras defensas de madera.
- Ellos no saben que hay una trampa frente a nosotros - dijo Wufei.
- ¿Una trampa?
- Después de construir la barricada, hicimos una zanja profunda y la llenamos de lodo, luego la cubrimos con ramas y hojas, se encuentra un metro por delante de nosotros, ello los obligará a mantenerse detrás de esa línea y el ataque será más complicado para ellos - explicó Trowa.
- Además, nuestra artillería se encuentra detrás de la barricada, lástima que ella tendrá que caer antes que los podamos usar - dijo Zech.
- Si pudiéramos emplazarlos por sobre la barricada - dijo Heero mirando a Trowa.
- Mis pontoneros - dijo Trowa moviendo la cabeza negativamente - estuvieron trabajando todo el día y dudo que pudieran hacer algo más en tan poco tiempo.
- Vamos a tener que usar mi magia, entonces.
Los cuatro jóvenes salieron de la carpa y ordenaron a la infantería, que estaba más cerca de la barricada, retroceder. De inmediato Heero utilizó sus poderes mágicos para construir una segunda barricada y sobre éste y apoyado en el anterior, un puente lo suficientemente ancho para colocar los cañones y que los artilleros los manipularan. Subió los cañones con la misma y del costado de ellos se descolgaron las escaleras para que los hombres subieran.
- Traize no se espera ninguna de nuestras defensas - dijo Heero regresando hacia los demás - ahora verá de lo que somos... - su voz se fue desvaneciendo junto con él y cayó inconsciente una vez más.
- ¡Amo! - Dúo corrió a su lado y acarició su frente, ardía como fuego - ¡QUATRE, EL BREBAJE!
Quatre corrió junto a su hermano y le entregó la botellita que lo contenía.
- ¿Qué le pasa? - dijo Trowa mirando como obligaban a su primo a beber aquel líquido que a él le pareció asqueroso.
- ¡AMO, DESPIERTE! - decía Dúo preocupado y se volvió hacia su hermano que trataba de contactarse con él y se veía pálido como un fantasma - ¿Quatre?
- ¡EL AMO ANDA POR LOS SENDEROS DE LA MUERTE Y NO PUEDO LLEGAR A ÉL! - lloró el pequeño rubio.
- Debemos despertarlo, ya anduvo esos caminos y será más rápida su llegada al otro mundo.
- Dúo.
- No me queda más remedio, espero poder completarlo antes que se ponga el sol.
- ¡Es peligroso!
"Oh, Dios, pon atención a mi plegaria, no desatiendas mis suplicas. Atiéndeme y respóndeme, me agito lamentándome y gimiendo. Oh, Dios, escucha mi clamos, atiende mi plegaria. Desde el confín de la tierra yo te grito mientras el corazón me desfallece.
Dios de la creación, de la luz, de la vida y del universo, a ti clamo y ruego en esta hora funesta en que mi amo agoniza, por la salvación de quien amo. Sé que no tengo derecho de reclamar su alma pues ella es tuya, pero yo le necesito aquí, a mi lado, sin él siento que muero. Sé que por mí él ya ha llorado, es su amor que lo ha llevado a la agonía y al borde de su vida. Por ello te ofrezco en este día mi alma entera, mi corazón, mi alegría, por su vida, pues yo no he de dejar que te lo lleves todavía, aún es joven para partir.
Ofrezco, también, mi magia y todos los dones que me has otorgado si crees que con ellos lo salvo y lo alejo del otro mundo. Esto me sale de lo más profundo y lo ofrezco con agrado, si con ello lo he salvado de dejarme abandonado.
Señor, Mi Dios, te clamo a ti de día y de noche me quejo en tu presencia. Que hasta Ti llegue mi oración, presta atención a mi clamor".
Una luz envolvió al joven elfo que mantenía apoyado en su regazo a su querido amo y aquella luz impidió que otros, aparte de él y de Quatre, vieran lo que sucedía.
- Yo soy Rafael, el arcángel de la curación - les sonrió con ternura - Él me ha enviado a sanar a tu amo, Él siempre escucha a quienes de corazón invocan su ayuda - puso su mano sobre la cabeza de Heero y este comenzó a respirar con calma y la fiebre bajó - no perderán sus poderes, aunque los ofreciste a cambio, serán tuyos hasta que dejes este mundo, lo único que tienes que hacer a cambio es entregarte por completo a ese amor tan dulce que guarda tu pecho.
La luz desapareció casi instantáneamente y a muchos les pareció solo una ilusión, un pestañeo de luz antes del anochecer, pero Quatre y Dúo sabían que aquello significaba que aún el amo tenía una misión por cumplir y que contaba con el apoyo del Altísimo.
- Dúo, no llores - le dijo Heero sonriendo y acariciando su mejilla - yo te amo.
- Lo sé, amo - sonrió tomando su mano y frotando su mejilla contra ella - yo también lo amo más que a nada.
Trowa miró a Quatre preocupado, pero este sonreía con ternura y se veía tranquilo, al parecer estaba feliz de ver así a su hermano.
- Anochece y Oz ha de estar por atacar - le dijo Zech - debemos organizar las defensas.
- Que los artilleros se ubiquen en sus posiciones en lo alto - ordenó Heero poniéndose de pie con la ayuda de Dúo - y que una compañía de arqueros se coloque entre los cañones, los detendremos detrás de la zanja de barro - se volvió hacia Trowa - ¿En qué condiciones estás tus pontoneros?
- Agotados.
- El draconus potions los reanimará - dijo Quatre.
- ¿Qué es eso?
- El brebaje que le dimos al amo, lo preparamos con ciertas especias y escamas de dragón.
- ¡Que asco! - dijo Trowa.
- Pero tiene excelentes propiedades curativas - dijo Quatre defendiendo su brebaje.
- Que lo beban, vamos a necesitar a los pontoneros para perseguir al enemigo.
- ¡Que asco! - repitió Trowa.
Continuará...
Ya, estoy exagerando, pero de ahora en adelante no trato de matar a Heero de nuevo, lo juro (Claro te quedan dos capítulos y tiene que dirigir un ejército a la victoria todavía P) Ni hago llorar a Dúo o a Quatre, ellos me gustan mucho.
En cuanto al rey Barton, bueno no puedo decir mucho a su favor y creo que Heero ya se las cantó. O Quatre se casa con Trowa (no se vale de otra manera) o el pobre Trowa se va a quedar con las ganas el resto de su vida (por allí le narré un sueño lujurioso con Quatre.
Otra cosa, soy profundamente cristiana, pero soy tolerante y creo que si Dios ha permitido que existamos nosotros ¿por qué no iban a existir los seres mágicos? Además, los mitos como el de los pegasos y los dragones deben estar basado en hechos reales, por eso los tengo como verdaderos.
El último conjuro usado por Dúo es verdadero, con excepción de algunas palabras, y forman parte de la Gran Magia Blanca, una invocación del todo poderoso que debe ser hecha con el corazón en la mano y la verdad en los labios, ya que de otra manera no resulta y menos si lo haces con segundas intenciones, aunque dudo que venga San Rafael como pasó con los elfos.
Alguien me dijo que me iba en la volada (se me escapan los carros) en las notas aclaratorias. Pero ¿Cómo sé si me han entendido si no lo explico?
De todas maneras, gracias, pues si has llegado leyendo hasta este capítulo, aunque no leas mis notas, es porque te ha gustado la historia.
Saludos.
Shio Chang.
Heero despertó sobre el pecho de Dúo y con Quatre abrazado a su espalda. No quería moverse, era muy cómoda la posición, en especial porque sentía el calor de los brazos de Dúo a su alrededor. Abrió los ojos y los volvió a cerrar, una fuerte punzada le hacía palpitar con fuerza el cerebro. Trató de volver a dormirse para olvidar el dolor, pero no pudo. Sin quererlo apretó los puños y jaló la camisa de Dúo, que se despertó sobresaltado.
- ¿Amo? - gimió bajito asustado.
- Me duele la cabeza - le dijo en el mismo tono.
Dúo no hizo ningún comentario y le acarició con ternura las mejillas y la frente mientras pensaba en si hacer un conjuro o darle el brebaje.
- Mejor me levanto - murmuró.
- Quatre - remeció a su hermano - despierta.
- Déjalo dormir - le regañó.
Pero Quatre ya se había despertado y lo soltó para desperezarse al sentarse en la cama.
- Buenos días, amo ¿cómo se siente?
- Me duele la cabeza - contestó.
- Tráele el brebaje, así se sentirá bien.
Quatre se levantó y al poco rato regresó con una botella pequeña que le entregó a su hermano. Dúo ayudó a Heero a sentarse en la cama y se la entregó.
- Amo, bébalo todo, así se sentirá mejor.
- ¿Es parte del conjuro que usaron para despertarme? - se lo bebió todo de golpe - sabe extraño.
- Pues en unos minutos sentirá que todos sus poderes regresan a usted - le sonrió Dúo - tanto los mágicos como los físicos.
- Después de desayunar haré un contra conjuro.
- ¿Un contra conjuro? - repitieron a coro.
- Eso dije - besó a Dúo - vamos a desayunar.
"¡Oh! La cuerda febril de la alegría ¿por qué la lira mía no tiene y al cantar tornase en llanto?
Ella canta tan sólo mi amargura No sé que es la ventura y mis ojos con lágrimas levanto".
Luego de desayunar, Heero salió al mojado jardín escoltado por Dúo y por Quatre que no habían dejado de interrogarlo sobre el contra conjuro que iba a hacer, pero no les dijo nada. Ellos insistieron en que se abrigara para salir para que no se fuera a resfriar y para no pelear, aceptó.
Se paró en el centro del patio y levantó las manos y la mirada al cielo.
- ¡Señor, he aquí a Heero Yui dispuesto a cumplir le encomendado! - respiró profundo y exclamó:
Borra la ira y el rencor,
borra la punzante amenaza,
que lancé en un momento de dolor, que el conjuro que lancé enojado libere a quien atenaza y la magia regrese, al fin, a mi lado.
Elevó su cara al cielo cerrando los ojos y casi de inmediato siete "serpientes" de humo blanco se acercaron a él y lo envolvieron tornándose dorado, elevándolo unos cuantos centímetros del suelo y se escuchó una voz muy suave que sólo Heero comprendió.
"Has hecho bien al liberarla, joven Heero, ahora eres libre para usar la magia de los siete elfos que se encuentran en el paraíso, pero no lo uses para destruir a nadie, ocúpala con justicia".
- ¡Señor!
"Algo más, uno de tus elfos se irá de tu lado, procura que sea en pos de su felicidad, que Trowa lo haga feliz para siempre".
- ¿Quatre?
"Merece ser feliz, Heero, como todas las criaturas que mi padre ha puesto en tu mundo, y no podría serlo a tu lado dado que le has entregado el corazón a Dúo, a quien tienes la obligación de hacer feliz a costa de lo que sea".
La voz y el humo dorado desaparecieron y Heero se quedó de pie con los ojos cerrados pensando en lo que había escuchado. ¿Quatre lo quería dejar por Trowa? Pero Trowa estaba comprometido desde hace mucho con Lady Catherin y no podía romper ese compromiso dado que era la única manera de mantener su reino unido. Abrió los ojos y miró a sus elfos, debía procurar su felicidad a costa de lo que fuera, le ordenó el Señor, así que tendría que ir a ver al padre de Trowa y al Lady Catherin para ayudar a Quatre.
- ¿Amo? - le preguntaron.
- Estoy bien - caminó hacia ellos - iremos a ver al rey Barton y a Lady Catherin.
- ¿Al rey Barton? - repitió Quatre.
- El padre del Señor Trowa - le explicó Dúo mirando preocupado al amo - Pero ¿por qué?
- Es algo que debo hacer por Quatre.
Las huestes aliadas habían quedado estancadas en el barro, así que junto a los pontoneros, Trowa comenzó a construir un fuerte improvisado en torno al campamento de manera de evitar cualquier ataque.
Wufei había hecho que las compañías de infantes se colocaran alrededor del campamento para proteger a los animales y la artillería mientras los pontoneros levantaban los muros de madera. La caballería, transformada también en infantería, formaba una segunda línea defensiva, pero no tan alerta como la primera.
- Espero que podemos fortalecernos un poco y no vuelva a llover en algunos días - dijo Zech preocupado mientras con Wufei recorrían las líneas defensivas exteriores - no quisiera que nos atacaran teniendo la artillería pesaba estancada en el barro.
- Lo único bueno es que tampoco Traize puede mover la suya - señaló el Duque - sin embargo, me preocupa también que nos traten de atacar mientras nos fortalecemos.
- A mí me preocupa que Heero no haya venido aún. Si se queda más tiempo en su casa, sus hombres se van a desmoralizar y se nos va a dificultar la guerra.
- Es extraño - murmuró el más joven - tal vez está planeando algo especial, sabes que es el mejor estratega que hay, por lo tanto debe estar planeando la mejor manera de vencer a Oz sin tener que derramar tanta sangre.
- Es posible. Tal vez ya venga en camino.
El reino Barton era un lugar muy bonito, según Quatre que reconocía su próximo hogar. Había muchas cosas interesantes que ver, muchos niños con los cuales podría conversar y jugar, incluso podría enseñar a muchos a leer, a contar...
- Espero que te guste mucho el lugar - lo interrumpió Heero divertido - estarás un poco lejos de Dúo, pero siempre podrán visitarse.
- ¿De qué habla, Amo? - Quatre lo miró intrigado y preocupado.
- No te preocupes, ya entenderás.
Dúo permanecía en silencio, cosa rara en él. Algo raro le había pasado por la mente, no quería admitir que perdería a su hermano, que se verían separados por el amor. ¿Cómo su querido hermano le entregaba el corazón a ese hombre, si el primero había sido su amo? Esperaba que el príncipe Trowa pudiera borrar aquello de su querido mellizo.
- Mi querido Dúo - lo distrajo Heero jalándole la trenza - estás demasiado callado ¿Te sientes mal?
- No, amo, sólo pensaba en que me va a costar estar sin Quatre de ahora en adelante, que lo voy a perder.
- Los hermanos no se pierden - le dijo - además, estarías ganado un nuevo hermano, no estará muerto.
Quatre miró a su amo y se puso totalmente rojo, acababa de entender los motivos de ese viaje, el amo lo llevaba a conocer el reino del Señor Trowa y hablaría con su padre para que le permitiera quedarse con él en los términos que su amo quería ¿pretendería casarlo con él? Sería fantástico.
- Bien, llegamos.
- Amo, lo esperan en el reino de Oz - le dijo Dúo.
- Arreglaremos esto primero y luego iremos allá con magia.
- ¿Con magia? - exclamó Quatre - Amo, apenas se recupera del contra conjuro de la mañana, no haga locuras.
- Te preocupas demasiado, Quatre - le sonrió - el contra conjuro fue para traer de vuelta los poderes que se llevaron lejos a Reelena.
- ¡LA LIBER"! - chillo Dúo - ¡SE HA PUESTO EN PELIGRO AL VENIR, AMO, ELLA LO PREFIERE MUERTO QUE CON NOSOTROS!
- No te angusties, Dúo, ella está demasiado lejos como para que su magia me afecte o los dañe a ustedes.
- Espero que sea cierto, amo - murmuró Quatre - no quisiera tener que vérmelas de nueva con la magia de aquella arpía.
- Bien, llegamos - se desmontó - espero que mi tío nos invite a almorzar antes de tratar negocios, me pongo de mal humor cuando estoy con el estómago vacío.
Entraron en el palacio en donde fueron anunciados ante el rey que comía junto a Lady Catherin, los dos los miraron preocupados, pero el rey los invitó a comer y no hizo preguntas, conocía bien a su sobrino y el mismo les diría por qué estaba allí sin que preguntaran cuando estuviera listo.
Dúo y Quatre miraban disimuladamente a Lady Catherin, medían en que manera podía influir ella en las decisiones de Trowa o si sería un problema para las aspiraciones de Quatre.
- ¿Quiénes son ustedes? - les preguntó ella directamente.
- Mi nombre es Dúo y él es mi hermano Quatre - le respondió el trenzado sin preocuparse mucho - somos...
- Dúo y Quatre son elfos - intervino Heero - los últimos que quedan en mi reino agregó al ver como los miraba su tío - y antes que empieces a decir que por su culpa tu hijo anda en la guerra, te he de recordar que ellos son la causa principal que nuestros reinos sean prósperos.
- ¿Y por qué los trajiste aquí?
- Es muy importante que hablemos sobre algo que tiene que ver con Trowa y con mis elfos, pero será después.
Al fin los pontoneros terminaron de levantar una larga barricada de maderos clavados en el suelo. Delante de ellos había una profunda zanja, pero estaba separada un metro de ella, además, estaba llena de fino lodo tapado por ramas y hojas.
- Espero que sea una buena trampa - señaló Zech a Trowa que descansaba luego de haber trabajado arduamente todo el día - espero que no nos ataquen.
- Si nos atacan, su caballería va a tener que quedarse detrás del lodazal y podremos defendernos mejor.
- ¿Creen que nos ataquen por el lado del barranco? - señaló Wufei mirando hacia la parte posterior del campamento.
- No, tendrían que escalar una escarpada pared de rocas para llegar a aquí - le dijo Trowa comiendo - aunque nos dejaría indefensos, pero es casi imposible y no podría subir más que la infantería.
- Bien, ordenaré que emplacen los cañones detrás de la barricada, eso los protegerá del agua si vuelve a llover y estarán en ángulo de defensa si nos atacan.
- Espero que nos ataquen - dijo Zech molesto - no me gusta estar aquí esperando que mejore el clima para ir a atacar una cuidad que parece indefensa allá abajo.
- Tú fuiste quien nos hizo detenernos - le recordó Trowa - y estuvimos de acuerdo en que parecía ser una trampa.
- Ya lo sé, pero estoy cansado de estar estancado aquí sin hacer nada.
Heero se sentó en una silla frente a su tío mientras Quatre y Dúo estaban jugando con los niños de palacio. Debía hablar con él antes de hablar con Lady Catherin sobre Quatre y el cariño que le profesaba Trowa al pequeño elfo.
- Bien, dime a qué has venido, porque no creo que sea una visita de cortesía, querido sobrino.
- Tienes razón, vine porque quiero romper el compromiso de Trowa con Lady Catherin.
- ¡Qué! No puedes pedirme semejante cosa. Además, ¿por qué debería hacer semejante tontería?
- Porque la felicidad de tu hijo está en juego - replicó - no es una tontería, así se podría quedar con Quatre.
- ¡Tu elfo no me dará un nuevo heredero!
- ¿Es lo único que te importa? ¿Acaso la felicidad de tu hijo no tiene valor para ti?
- ¡Será feliz con Lady Catherin!
- ¡Sabes bien que ella no lo quiere más que como hermano! - replicó molesto - Quatre...
- ¡No me vengas con esas!
- Tío, escúchame.
- ¡No lo voy a hacer, ello significaría perder...
- ¿La mitad de tu reino? - replicó furioso - Te estás pareciendo a Traize, tener poder es lo único que te importa.
- ¿Y tú no tienes aquellos elfos para mantener la prosperidad de tu reino?
- ¡Yo los tengo porque los amo! - dijo perdiendo la paciencia - ¡Y lo único que quiero es que sean felices!
- No seas hipócrita, Heero, ¿por qué no dejas que el elfo solo sea amante de mi hijo y lo dejas casarse con Catherin?
- No, Quatre no será juguete de nadie - replicó con frialdad - si no dejas que Quatre se case con tu hijo y lo haga feliz, entonces carga sobre tu conciencia la amargura de Trowa - se puso de pie - Adiós.
- Heero...
Pero Heero salió rumbo al jardín donde jugaban sus elfos. Estaba furioso con su tío ¿cómo se atrevía a proponer semejante cosa? Vio que terminaban el juego y los llamó a su lado.
- Se ve furioso, amo - le dijo Dúo preocupado - ¿qué pasó?
- Volvamos a casa, no pienso dejar que mi tío los hiera con sus palabras.
- ¿Qué le dijo, amo? - preguntó Quatre tan preocupado como su hermano.
- No quiero que hables con Trowa hasta que él convenza a su padre - rodeó a Quatre y a Dúo con los brazos - regresemos ahora.
- Como diga, amo.
Traize miraba a sus soldados esperando el regreso de la avanzada de exploración, ya estaba aburrido de esperar que las tropas de Yui vinieran a atacar la cuidad, de seguro se habían dado cuenta que era una trampa.
- Sería lo más lógico si Heero Yui está al mando - le dijo Lady Une - dudo que ya no hubiese planeado algo para un probable ataque de parte nuestra.
- Señor Traize, acaba de llegar nuestro espía - le dijo un guardia.
- Hazlo pasar - ordenó.
El hombre entró apresurado y le hizo una reverencia antes de comenzar a contarle lo que había visto en las huestes de la alianza.
- Mi señor, ellos están al mando de tres líderes y no está allí el príncipe Yui.
- ¿Qué?
- Según escuché decir, usó magia para liberar aquel claro de la magia de la señorita Reelena y aquello lo agotó tanto que no ha podido reunirse con sus huestes.
- ¿Quiénes están a cargo?
- El príncipe Trowa, el príncipe Miliardo y el duque Wufei.
- Con razón no han avanzado, de seguro esperan refuerzos para no caer en la trampa que les habíamos tendido.
- Algo más, construyeron una barricada frente a ellos con los pontoneros que trajo el príncipe Trowa desde su reino.
- ¿Pontoneros? - dijo Lady Une - eso podría significar problemas ¿cuantos son?
- Alrededor de cien, creo. Los tenía trabajando en la barricada, pero de seguro ya lo terminaron.
- ¿De qué material es la barricada?
- De madera verde, no pudieron conseguir otra cosa a causa de la lluvia.
- ¿Ninguna otra defensa?
- Creo que no.
- Bien, que nuestras fuerzas se preparen para un ataque nocturno, en especial los arqueros lanzallamas.
Heero llegó a su reino y se encontró con que Lady Noin lo esperaba en el puente de acceso a su castillo.
- ¿Pasa algo malo, Lucrecia?
- Han descubierto que alguien espía nuestras huestes, uno de los espías de Trowa nos ha llegado con la noticia, pero el otro espía fue descubierto.
- Debo ir allá. ¿Sabes dónde están?
- En la colina a unas horas de la capital de Oz.
- Amo, nos tomaría al menos tres días para llegar hasta allí - le dijo Dúo - no llegaríamos a tiempo, atacarán esta noche con arqueros lanzallamas y las defensas son de madera.
- Usaremos magia - se volvió hacia Noin - volvamos a palacio, necesito preparar un par de cosas antes de partir.
Quatre lo miró y luego a su hermano, si el amo usaba su magia para trasladarse así correría un gran peligro, en especial porque ya no estaba acostumbrado a tener completos sus poderes.
- ¿No podemos llevarlo por medio de nuestra magia? - le cuchicheó a Dúo preocupado.
- Podríamos usar a Sandrock y DeathScythe - admitió pensativo - sólo necesitaríamos un poco de su magia para guiarlo.
- Podemos intentarlo - ambos se adelantaron y se colocaron a cada lado de su amo - Amo, nosotros tenemos una forma de llegar allí antes del anochecer.
- ¿Cómo, Quatre?
- Si nos lo permite, traeremos a nuestras mascotas para llevarlo a donde están las tropas aliadas.
- Háganlo, pero después de comer.
Quatre y Dúo prepararon todo para partir, su querido amo sería el primer humano en viajar en aquellos caballos alados que la mitología humana llamaba pegasos pero que ellos conocían por los nombres que le habían dado ellos mismos al verlos. Sandrock era, bajo la armadura que lo cubría, de un brillante color arena como decía su nombre, y DeathScythe, era negro como la noche oscura, un verdadero caballero de la muerte como le había llamado Dúo al verlo la primera vez.
- ¡SHIMIGAMI, PERMITE QUE SANDROCK Y DETHSCYTHE REGRESEN A NUESTRO LADO PARA LLEVAR A NUESTRO AMO AL CAMPO DE BATALLA! - gritó Quatre.
Un fuerte batir de alas y un tremendo ruido de cascos pareció estremecer el castillo Yui. Los niños se pusieron a llorar asustados alrededor de sus madres mientras ellas se desmayaban por el miedo. De pronto dos figuras luminosas aparecieron en el cielo y se detuvieron delante de los elfos que le sonrieron a su amo.
- ¿Tenían que asustar a todo el mundo? - preguntó Heero.
- Los humanos se asustan por nada - respondió uno de los pegasos - lo que no comprenden los asusta, y lo que los asusta, lo destruyen.
- Nos tienes muy mal catalogados - caminó hacia el Pegaso negro - pero yo quiero saber si serás capaz de llegar antes del anochecer al campo en que se encuentran mis tropas.
- Si me señalas el camino, estaré ahí aún antes que te des cuenta.
- No le prometas a mi amo algo que no pienses cumplir - le dijo Dúo molesto - o no te traeré al mundo de los vivos nunca más.
- ¡No lo estoy haciendo! - se defendió - mejor monta y vámonos.
Dúo y Quatre montaron a sus respectivas mascotas y ambos le tendieron la mano a Heero para que montara con ellos y él los miró preocupado ¿Sería seguro viajar a lomos de aquellos extravagantes animales? No se decidía, pero tomó la mano de Quatre al considerar su Pegaso menos peligroso que el de Dúo.
- Es tu culpa, DeathScythe, que el amo se vaya con Quatre - le dijo al despegar - esto no me gusta nada, el amo es mío pero abraza a mi hermano. Es tu culpa.
- Déjate de quejarte - le gruñó.
- ¡Tenue luz de la tarde - exclamó Heero - llévanos hasta donde se encuentra Wufei!
Un sendero de luz se puso frente a ellos y los pegasos remontaron sobre él en un batir de alas a gran velocidad. El sendero comenzó a borrarse tan pronto los pegasos iban dejándolo atrás.
El campamento aliado se vio conmocionado cuando un ruido de cascos y de batir de alas pareció romper la meseta en dos partes ensordeciendo momentáneamente a los hombres que allí estaban. Pero tan pronto llegó, se detuvo y tres hombres rodeados de una intensa luz caminaron hacia donde estaban los jefes.
- Gracias, muchachos, han hecho un buen trabajo - les agradeció Quatre a los pegasos que asintieron y desaparecieron.
- Les gusta asustar a la gente - insistió Heero - Dúo, Quatre, permanezcan junto a la infantería, yo iré a hablar con los demás y los llamo - entró a la carpa que usaban como centro de reuniones - Hola, espero que estén preparando una buena defensa para esta noche.
- Estábamos preparando un ataque para mañana - dijo Wufei.
- ¿Defensa para esta noche? - repitió Trowa - ¿acaso sabes algo que nosotros no?
- Sí, recuerda que Dúo tiene el poder de ver el presente y el pasado. Además, uno de tus espías regresó a mi castillo a informar que los habían descubierto - se sentó entre ellos.
- Demonios, y nosotros aquí, atrapados - dijo Zech molesto.
- Bueno, según dijo Dúo, planean un ataque con arqueros lanzallamas aprovechando nuestras defensas de madera.
- Ellos no saben que hay una trampa frente a nosotros - dijo Wufei.
- ¿Una trampa?
- Después de construir la barricada, hicimos una zanja profunda y la llenamos de lodo, luego la cubrimos con ramas y hojas, se encuentra un metro por delante de nosotros, ello los obligará a mantenerse detrás de esa línea y el ataque será más complicado para ellos - explicó Trowa.
- Además, nuestra artillería se encuentra detrás de la barricada, lástima que ella tendrá que caer antes que los podamos usar - dijo Zech.
- Si pudiéramos emplazarlos por sobre la barricada - dijo Heero mirando a Trowa.
- Mis pontoneros - dijo Trowa moviendo la cabeza negativamente - estuvieron trabajando todo el día y dudo que pudieran hacer algo más en tan poco tiempo.
- Vamos a tener que usar mi magia, entonces.
Los cuatro jóvenes salieron de la carpa y ordenaron a la infantería, que estaba más cerca de la barricada, retroceder. De inmediato Heero utilizó sus poderes mágicos para construir una segunda barricada y sobre éste y apoyado en el anterior, un puente lo suficientemente ancho para colocar los cañones y que los artilleros los manipularan. Subió los cañones con la misma y del costado de ellos se descolgaron las escaleras para que los hombres subieran.
- Traize no se espera ninguna de nuestras defensas - dijo Heero regresando hacia los demás - ahora verá de lo que somos... - su voz se fue desvaneciendo junto con él y cayó inconsciente una vez más.
- ¡Amo! - Dúo corrió a su lado y acarició su frente, ardía como fuego - ¡QUATRE, EL BREBAJE!
Quatre corrió junto a su hermano y le entregó la botellita que lo contenía.
- ¿Qué le pasa? - dijo Trowa mirando como obligaban a su primo a beber aquel líquido que a él le pareció asqueroso.
- ¡AMO, DESPIERTE! - decía Dúo preocupado y se volvió hacia su hermano que trataba de contactarse con él y se veía pálido como un fantasma - ¿Quatre?
- ¡EL AMO ANDA POR LOS SENDEROS DE LA MUERTE Y NO PUEDO LLEGAR A ÉL! - lloró el pequeño rubio.
- Debemos despertarlo, ya anduvo esos caminos y será más rápida su llegada al otro mundo.
- Dúo.
- No me queda más remedio, espero poder completarlo antes que se ponga el sol.
- ¡Es peligroso!
"Oh, Dios, pon atención a mi plegaria, no desatiendas mis suplicas. Atiéndeme y respóndeme, me agito lamentándome y gimiendo. Oh, Dios, escucha mi clamos, atiende mi plegaria. Desde el confín de la tierra yo te grito mientras el corazón me desfallece.
Dios de la creación, de la luz, de la vida y del universo, a ti clamo y ruego en esta hora funesta en que mi amo agoniza, por la salvación de quien amo. Sé que no tengo derecho de reclamar su alma pues ella es tuya, pero yo le necesito aquí, a mi lado, sin él siento que muero. Sé que por mí él ya ha llorado, es su amor que lo ha llevado a la agonía y al borde de su vida. Por ello te ofrezco en este día mi alma entera, mi corazón, mi alegría, por su vida, pues yo no he de dejar que te lo lleves todavía, aún es joven para partir.
Ofrezco, también, mi magia y todos los dones que me has otorgado si crees que con ellos lo salvo y lo alejo del otro mundo. Esto me sale de lo más profundo y lo ofrezco con agrado, si con ello lo he salvado de dejarme abandonado.
Señor, Mi Dios, te clamo a ti de día y de noche me quejo en tu presencia. Que hasta Ti llegue mi oración, presta atención a mi clamor".
Una luz envolvió al joven elfo que mantenía apoyado en su regazo a su querido amo y aquella luz impidió que otros, aparte de él y de Quatre, vieran lo que sucedía.
- Yo soy Rafael, el arcángel de la curación - les sonrió con ternura - Él me ha enviado a sanar a tu amo, Él siempre escucha a quienes de corazón invocan su ayuda - puso su mano sobre la cabeza de Heero y este comenzó a respirar con calma y la fiebre bajó - no perderán sus poderes, aunque los ofreciste a cambio, serán tuyos hasta que dejes este mundo, lo único que tienes que hacer a cambio es entregarte por completo a ese amor tan dulce que guarda tu pecho.
La luz desapareció casi instantáneamente y a muchos les pareció solo una ilusión, un pestañeo de luz antes del anochecer, pero Quatre y Dúo sabían que aquello significaba que aún el amo tenía una misión por cumplir y que contaba con el apoyo del Altísimo.
- Dúo, no llores - le dijo Heero sonriendo y acariciando su mejilla - yo te amo.
- Lo sé, amo - sonrió tomando su mano y frotando su mejilla contra ella - yo también lo amo más que a nada.
Trowa miró a Quatre preocupado, pero este sonreía con ternura y se veía tranquilo, al parecer estaba feliz de ver así a su hermano.
- Anochece y Oz ha de estar por atacar - le dijo Zech - debemos organizar las defensas.
- Que los artilleros se ubiquen en sus posiciones en lo alto - ordenó Heero poniéndose de pie con la ayuda de Dúo - y que una compañía de arqueros se coloque entre los cañones, los detendremos detrás de la zanja de barro - se volvió hacia Trowa - ¿En qué condiciones estás tus pontoneros?
- Agotados.
- El draconus potions los reanimará - dijo Quatre.
- ¿Qué es eso?
- El brebaje que le dimos al amo, lo preparamos con ciertas especias y escamas de dragón.
- ¡Que asco! - dijo Trowa.
- Pero tiene excelentes propiedades curativas - dijo Quatre defendiendo su brebaje.
- Que lo beban, vamos a necesitar a los pontoneros para perseguir al enemigo.
- ¡Que asco! - repitió Trowa.
Continuará...
Ya, estoy exagerando, pero de ahora en adelante no trato de matar a Heero de nuevo, lo juro (Claro te quedan dos capítulos y tiene que dirigir un ejército a la victoria todavía P) Ni hago llorar a Dúo o a Quatre, ellos me gustan mucho.
En cuanto al rey Barton, bueno no puedo decir mucho a su favor y creo que Heero ya se las cantó. O Quatre se casa con Trowa (no se vale de otra manera) o el pobre Trowa se va a quedar con las ganas el resto de su vida (por allí le narré un sueño lujurioso con Quatre.
Otra cosa, soy profundamente cristiana, pero soy tolerante y creo que si Dios ha permitido que existamos nosotros ¿por qué no iban a existir los seres mágicos? Además, los mitos como el de los pegasos y los dragones deben estar basado en hechos reales, por eso los tengo como verdaderos.
El último conjuro usado por Dúo es verdadero, con excepción de algunas palabras, y forman parte de la Gran Magia Blanca, una invocación del todo poderoso que debe ser hecha con el corazón en la mano y la verdad en los labios, ya que de otra manera no resulta y menos si lo haces con segundas intenciones, aunque dudo que venga San Rafael como pasó con los elfos.
Alguien me dijo que me iba en la volada (se me escapan los carros) en las notas aclaratorias. Pero ¿Cómo sé si me han entendido si no lo explico?
De todas maneras, gracias, pues si has llegado leyendo hasta este capítulo, aunque no leas mis notas, es porque te ha gustado la historia.
Saludos.
Shio Chang.
