LAS DOCE CASAS DE LA TENTACION

Casa de Libra

La Casa de Libra. La Casa de Dohko. "Vaya personaje..." iba pensando Milo.

Desde que había rejuvenecido, lo único que hacía era correrse juergas de noche y hacer el vago de día. En una ocasión incluso había desaparecido varios días del Santuario y había vuelto con pintas de no haber parado de beber, o algo peor. Saori le había llamado la atención en más de una ocasión pero Dohko ni caso, y nada podían hacer, ya que Shiryu aún no estaba preparado para sucederle, y no podían dejar una Casa sin guardián. Nunca se sabía cuándo volverían a comenzar las batallas.

Pero este guardián tampoco serviría de mucho. La Casa estaba desordenada, hecha un desastre y a Dohko lo encontró tirado en un sillón, sin camiseta y descalzo, con apariencia de estar de resaca.

-Menudo Caballero de Oro -comentó sarcástico.

-¡Hola, Milo! -dijo el otro alegremente, ignorando su comentario- ¿Va en serio esa movida de que tenemos que seducirte?

-Pues sí, pero no te molestes en intentarlo.

-Lo siento, pero le prometí a Camus que lo haría.

¿Cómo había conseguido convencerlos a todos? Milo no lo entendía.

-¿Y qué te dijo para que se lo prometieras?

-Decir no dijo nada, lo que hizo fue regalarme esto -estiró una mano, buscando algo por el suelo, y levantó una botella, triunfante - Es tequila ¡y del bueno!

Milo no pudo más que admirar la inteligencia del Caballero de Acuario...

-Te propongo un trato -dijo Dohko.

-¿Un trato? - preguntó Milo desconfiado, ya había tenido bastante con el trato que había hecho en la Casa de Géminis.

-Si te tomas unas copas conmigo no intento seducirte. ¿Qué te parece?

La verdad es que no sonaba mal: un par de copas podrían venirle muy bien, así que aceptó.

-Siéntate, voy a por vasos y hielo.

Milo se acomodó en el sillón. Al poco volvió Dohko con dos vasos en los que había echado hielo. Se sentó al lado del Escorpión y los llenó hasta arriba de tequila con mano experta, luego le pasó uno a Milo, que bebió un largo trago.

-Y dime, ¿por qué te ha puesto Camus esta prueba? -preguntó Dohko posando la botella en la mesa que tenían delante del sillón. Milo se lo contó, era agradable hablar con alguien sin que éste intentara nada con él. Empezaron hablando de eso y terminaron cotilleando sobre todos los Caballeros. Milo descubrió que Dohko se había acostado con Mu.

-¿Qué? ¿Con Mu? No me lo creo. No pegáis para nada. Además Mu... -se interrumpió, no quería descubrir el secreto del Caballero de Aries.

-Ya lo sé, está enamorado de tu Camus. Digamos que yo le consolé -Dohko esbozó una sonrisa pícara y sirvió más tequila. Era el tercer o el cuarto vaso que bebían ya. Milo intentó rechazarlo:

-No, no es buena idea... debería irme.

El alcohol empezaba a subírsele a la cabeza y eso no era bueno.

-Vamos, Milo, que no se diga que el Escorpión se raja -insistió el Caballero de Libra.

-Vaale...pero el último, ¿eh?

El "último" se convirtió en otro vaso, y en otro... Cuando terminaron la botella estaban los dos medio echados en el sillón, Dohko con una pierna encima de las de Milo y éste con su cabeza apoyada en el hombro del Caballero de Libra. Habían estado diez minutos riéndose sin parar y ahora intentaban recuperar la respiración.

-¿De qué coño nos reíamos? -dijo Milo.

-Pues...no lo sé -respondió Dohko, y se rieron otro rato.

-Oye, Milo...

-¿Qué pasa?

-Como sigas así me vas a poner muy difícil eso de no intentar nada -dijo Dohko. Milo no entendía a qué se refería, así que el otro señaló hacia la pierna que tenía sobre las del Escorpión.

Milo le estaba acariciando el muslo. Retiró su mano enseguida:

-Lo siento... no me di cuenta.

-Ya... son tus instintos, que te traicionan -sonrió Dohko.

-Sí, debe ser...

Milo no pudo terminar la frase ya que, con un sólo movimiento, Dohko se tumbó encima de él y le tapó la boca con sus labios. El Escorpión movió la cabeza librándose del beso, pero el peso del cuerpo del Caballero encima suyo le impedía levantarse.

-No has cumplido el trato -le acusó con rabia.

-Me han traicionado mis instintos, igual que a tí -respondió Dohko atacando ahora el cuello indefenso de Milo, que se revolvía pero no conseguía librarse de él. "¿Cómo salgo de esta?" Milo intentaba pensar, pero a su cerebro atontado por el alcohol no se le ocurría nada...por otro lado...Dohko era un experto, ya le había desabrochado dos de los botones de la camisa y le besaba el pecho...lo hacía tan bien... si seguía así pronto iba a dejarse llevar, y lo arruinaría todo, tenía que quitárselo de encima.

"Ya se" Se le había ocurrido cómo librarse de él...no era una forma muy deportiva pero...

-Dohko -lo llamó en un susurro. Éste dejó su pecho y lo miró.- Bésame.

El Caballero de Libra no dudó en obedecer, subió hasta la boca de Milo y lo besó con pasión. El Escorpión no sólo le correspondía sino que profundizó el beso cogiéndolo por la nuca y apretándolo más contra él.

"¡Ahora!"

-¡Ahhg!

Dohko se encogió, retorciéndose de dolor en el sofá y Milo aprovechó para levantarse. Le había dado un rodillazo en los huevos.

-¡Cabrón! -gimió el Caballero de Libra. Milo le miraba divertido. Le había besado para tenerlo despistado y aprovechó a pegarle con todas sus fuerzas en esa parte tan "sensible". No sabía por qué Saori no les dejaba utilizar este tipo de técnicas en el combate, si eran las más efectivas.

-Bueno, hasta otra. Gracias por el tequila -dijo sonriendo como si en realidad quisiera decir "Jódete", y dejó solo a Dokho con sus tremendos dolores.

Caminó hasta la salida un poco tambaleante, estaba bastante borracho. Menos mal que la siguiente Casa era la suya.