DISCLAIMER: Los personajes de Digimon no me pertenecen, son de la Toei, y etc., etc., etc. Solo los estoy usando con fines recreativos. Y para completar, Jiminisu Kamiya, tampoco es mía, es propiedad de Hikari Takaishi Y.
NOTAS INICIALES:sé que prometí que en este capítulo empezaría la verdadera trama, pero a decir verdad, este capítulo no estaba en mis planes. Quería hacer otra cosa, pero me senté a escribir y salió esto. No está en estrecha relación con la trama, pero si con la idea del fic, así que decidí dejarlo.
Respuestas a los reviews:
Nayru:si, si, si. Las chicas están total, completa y absolutamente locas. (Mimi más que ninguna XD)Y te digo que lo de los strippers no se me había ocurrido…. Y no es mala idea…. Jajajaja!!!! Solo te puedo decir que estuviste muy, muy, muy cerca (casi exacto diría yo, aunque yo lo voy a decir de otro modo) A ver que te parece este capítulo!!!!
Lovely Flower:¿Cómo "las ideas locas de las chicas"? La ideas desquiciadas de la desequilibrada de Mimi, querrás decir!!!!!!! (XD) Y los chicos que las siguen… hasta que ellos mismos queden enredados!!!. Prometo ponerte aunque más no sea una pizca de Kenyako (porque siempre lo pides y nunca lo hago, de masoquista que soy, pues adoro esa pareja)
CoNnY-B: ¿Así que te gusto? Me alegro que lo hayas disfrutado, a pesar de los impedimentos que pone el sitio (no me vengas a hablar a mi de lo que cuesta abrir todo ¬¬) ¿Vos también con lo de los chicos? De cuatro reviews, tres preguntaban por los chicos… parece que les gustó!!!! XD. Y, no, no actualicé pronto, pero se hace lo que se puede. Nos vemos, amiga!!! (Por favor, haceme acordar de que te debo un fic…)
Hiro Makimashi: en realidad, lo único que los chicos traman "hablando en código" es hacerse los interesantes, pero lo que en realidad hacen es "vigilar a sus chicas", y el esfuerzo que les cuesta!!!! Me gusta que te hayas divertido.
Bolicheras
Capitulo 2:
Viaje en coche, sanas y… ¿salvas?
Las cinco femeninas estaban congelándose fuera de la casa de Takenouchi. Ninguna se movía, como esperando que fueran las otras quienes tomaran la iniciativa.
Luego de cinco minutos de temblar como una hoja, al fin Miyako preguntó:
- ¿Y bien? ¿No se supone que ibas a llevarnos, Mimi?
- ¡Claro!- respondió la pelirrosada, mientras le castañeaban los dientes- Solo estoy esperando a Sora.
- ¡¡Pero si Sora esta aquí!!!- le respondió Jiminisu, cuyos labios habían comenzado a ponerse azules.
- Ya lo se- confirmó Mimi- Estoy esperando que Sora saque las llaves del coche.
- ¡¡¡¡¿ESTÁS LOCA O QUE?!!!!!- le gritaron las cuatro restantes femeninas.
- No, no lo estoy. ¿Acaso tus padres no te regalaron un auto para tu cumpleaños, Sora?
- S-si p-p-ero…- la pelirroja comenzó a ponerse nerviosa.
- Pero, ¿qué?- la interrogó Tachikawa, quien ya tenía muchas ganas de partir.
- Que lo tenga no es ninguna garantía de que sepa utilizarlo.
Mimi suspiró. Ese "pequeño" contratiempo no se hallaba dentro de sus planes.
- Tomémonos un taxi- sugirió, temblando, la pequeña Yagami.
La pelirrosada ni siquiera pareció oír el consejo de la menor. Se paseaba de un lado al otro, con una mano en el mentón. Un asunto de suma importancia parecía estarse debatiendo en su interior.
- ¡Lo tengo!- dijo, por fin, con el mismo aire alegre de un niño que acaba de recibir su dulce favorito- ¡ Encontré la solución perfecta a nuestro problema!
- ¿Cuál es, Mimi?- preguntó Jiminisu, ya resignada a las ideas geniales de su amiga (Hum… eso me hizo acordar mucho a un fic pendiente que tengo…)
- Sora, dame las llaves del auto- exigió la pelirrosada.
- ¿Para qué?- respondió, recelosa, la pelirroja, mientras apretaba fuertemente las llaves contra su pecho. No sabía que pretendía Mimi, pero le daba mala espina.
- Para que podemos irnos.
- ¿Y cómo?- preguntó la lila- Si Sora no sabe manejar…
- Sora no, pero yo si- la cortó Tachikawa.
- Sigo insistiendo en que deberíamos tomarnos un taxi- pronunció Hikari con voz débil.
- Tú no puedes manejar Mimi- le dijo la otra castaña, mirándola fijamente a los ojos.
- ¿Y por que no, Jimi?- la desafío Tachikawa.
- Por el simple hecho de que eres menor de edad.
- ¿Y con eso?
- ¿Cómo "y con eso"?- las manos de Jiminisu comenzaron a crisparse.
- Si. Es simple- explicó Mimi- O yo manejo o nos quedamos en casa.
- Podríamos tomarnos un…- repitió Yagami, pero Miyako le tapó la boca con la mano, al tiempo que le decía al oído "No te metas en los asuntos de las mayores".
Sora y Jiminisu cruzaron sus miradas durante un instante. Parecían debatir sobre que hacer con la pelirrosada. Finalmente, ambas suspiraron y dijeron al mismo tiempo:
- Esta bien, Mimi. Puedes conducir.
- Mato, Mato. Aquí Shiro ¡¡¡Alerta ROJA!!!!
- ¿Qué sucede, Shiro?- preguntó, angustiado, el rubio.
- ¡¡¡Tenemos un serio inconveniente que estaba fuera de nuestros planes.!!!
- ¿Ah, si? ¿Qué sucede?- esta vez, se escucho una voz distinta en el Walkie-talkie. El pelirrojo tardó solo unos segundos en reconocerla.
- ¡Estamos en problemas, Ichi!- repitió, frenético.
- ¡Largálo de una vez!- reclamaron el rubio y el castaño al mismo tiempo.
El pelirrojo tragó saliva antes de responder.
- Mimi… va a… conducir…
No obtuvo ninguna respuesta. Koushiro no hubiera podido asegurar si la línea estaba muerta… o los que habían muerto de la impresión eran Taichi y Yamato…
- ¡¡¡¡¡¡¡¡WUUUUAAAAAAAAA!!!!!!
Cuatro femeninas subidas a un Ford rojo gritaban como corderos degollados en medio de la calle. Todas las cabezas se volteaban a verlas, pero ellas solo estaban preocupadas por salir con vida de ese suplicio.
- ¡¡¡¡Mimi, por favor, reduce la velocidad!!!!- suplicó la mayor del grupo, acercándose a duras penas al siento del conductor.
- ¡¡¡¡NO PUEDO!!!!!- admitió la pelirrosada, mientras hacía un esfuerzo sobrehumano para mantener el control del volante.
Hacía mucho tiempo que Hikari había cerrado los ojos y parecía ausente.
Miyako tenía los ojos desenfocados y no podía cerrar la boca, tanto era su terror.
El rostro de Jiminisu tenía un tinte extraño, y era muy notable que la castaña estaba a punto de vomitar en cualquier momento.
Sora trataba de ser quien tuviera la "sangre fría", pero hacia rato que llevaba el cabello "de punta", como clara muestra de su espanto.
Mientras, Mimi luchaba incansablemente por doblegar el auto a sus mandatos.
La pelirrosada llevaba al grupo por lugares desconocidos, a una velocidad vertiginosa y dando tumbos desde un extremo de la calle hasta el otro.
- Mi Dios, esto es peor de lo que imaginaba.- murmuró el rubio mientras doblaba en una esquina para seguir a un Ford Rojo con evidentes tendencias suicidas.
- Evidentemente, Koushiro tenía razón al decirnos que lo tomáramos con precaución- comentó el azulado, que cumplía las funciones de copiloto.
- No he visto a nadie que maneje de forma más frenética que ella- murmuró entre dientes Takaishi.- ¿Te imaginas si las detiene la policía?
- Mira quien habla, Keru- se burló su acompañante- Ni que fueras mayor de edad.
El rubio no contestó, pero le alcanzó una licencia de conductor.
Ken la abrió, asombrado. En su interior podía leerse, escrito en cuidadosos caracteres japoneses, el nombre del hermano mayor de quien conducía.
Yamato Ishida.
- Con esto, nadie notará la diferencia- aclaró el rubio, señalando un par de lentes de sol que cubrían sus hermosos ojos color cielo.
Un auto Ford de color rojo se hallaba detenido en medio de una calle poco frecuentada. Llevaba el capot abierto y echando un humo preocupante. Mientras dos femeninas lo examinaban, tres más se hallaban observando a poca distancia.
- Temo mucho no poder hacer nada- dijo Miyako, luego de diez minutos con la cabeza sumergida en la revisión del motor.- Al no tener uso previo, sufrió un recalentamiento excesivo…
- Habrá que llevarlo a un mecánico.- acotó Kamiya, limpiándose las manos sucias de grasa en un pañuelo de papel.- Aunque reaccionara, sería suicida viajar con el auto en ese estado.
- Ya lo era con la conductora que teníamos- murmuró Sora, mientras la pelirrosada se hacía la desentendida.
- No solucionaremos nada discutiendo- la cortó Hikari- ¿Dónde estamos?
Todas las cabezas se voltearon a ver a Tachikawa.
Mimi solo soltó una risita nerviosa.
- Bueno, pues, verán... jeje, en realidad es muy gracioso…
- ¿Dón-de es-ta-mos?- repitió Jiminisu, entrecerrando amenazadoramente sus ojos chocolate.
- No tengo la menor idea…
- ¿Y lo divertido?
Una gota de sudor recorrió el contorno del rostro de la pelirrosada.
- No soy buena contándolo…
- ¡BASTA YA!- se hartó Miyako.- Ustedes dos, ¿pueden parar de pelear aunque más no sea un minuto, por Dios?
Kamiya y Tachikawa guardaron silencio.
- Pues bien- comenzó Takenouchi- Visto y considerando que no tenemos la más mínima idea de donde estamos, ni de que hacer, yo me ocupare de esto.
La pelirroja subió al coche, lo apagó, retiró las llaves e hizo subir a sus compañeras. Sacó de su bolso un monedero y emprendió camino en busca de un teléfono público.
- ¡No puedo creerlo! ¡Las perdimos!- Takeru golpeó el volante con el puño.
- No te preocupes, Keru. No pueden estar muy lejos- trató de tranquilizarlo el azulado.
- No me gusta que las chicas anden solas por esta zona un solo instante más de lo estrictamente necesario- murmuró el rubio.
Ella era la mayor… la única mayor de edad, y debía hacerse responsable. No podía permitir que sus amigas sufrieran ningún riesgo…
- ¡Esperame, Sora! No pretenderás ir sola, ¿verdad?- Jiminisu corrió detrás de su amiga pelirroja, para darle alcance
- Déjame, Jimi- exigió Takenouchi.
- ¿Estás loca o que? No dejaré que te pongas en riesgo. ¿Entendiste?
Sora suspiró de alivio. Verdaderamente, no era de su agrado partir sin compañía…
- ¿Y las pequeñas?- preguntó, con un ligero remordimiento, al pensar en las menores del grupo, Miya y Kari.
- Se quedarán con Mimi.
La pelirroja bufó.
- Que gran garantía…
- Bien- la pelirrojo se frotó las manos, tratando de obtener algo de calor, con resultados casi nulos- ya llamamos a una grúa, que vendrá a buscar el auto aproximadamente dentro de dos horas.
- Ahora tenemos que resolver como irnos nosotras- aclaró Kamiya.
- ¡Espere, espere!- Mimi corrió al centro de la calle y comenzó a hacer señas como desquiciada. A los pocos instantes, un taxi un tanto destartalado estacionó cerca de la acera.
Las cinco femeninas subieron apresuradamente, al tiempo que Hikari murmuraba:
- Ya decía yo que debíamos tomarnos un taxi…
El grupo de mujeres dudó un instante cuando el taxista (o "tachero", a la manera argentina), un hombre muy mayor y algo sordo, les pregunto por su destino.
Miyako estuvo por dar la dirección de la casa de Sora, que era cercana al hogar de todas ellas, pero la pelirroja la detuvo con un gesto.
- No, Miya- dijo- Hemos pasado tantos problemas, que creo que lo mínimo que podemos hacer es cumplir nuestros planes y salir a divertirnos.- los ojos rojizos estaban más brillantes de lo normal- Después de todo- agregó con una risita- no se cumplen 21 años todos los días…
- ¡Espera un minuto, Takeru!- el movimiento brusco de Ichijouji obligo al rubio a hacer una maniobra muy violenta para evitar perder el control del auto.
- ¿Qué sucede?- preguntó, mientras luchaba por volver a doblegar a la maquina a sus órdenes.
- ¡Sigue a esa taxi!
- ¡¿Qué?!
- ¡HAZ LO QUE TE DIGO!
Ante el tono imperativo y algo autoritario de Ken, Takaishi obedeció. Cuando se colocó a una distancia prudente (tal como para que los ocupantes del taxi no notaran que estaban siendo perseguidos, y aún así para que él y Ken si pudieran observarlos a ellos) pudo distinguir, dentro del taxi, cuatro cabezas femeninas: una larga cabellera castaño oscuro, una color violeta, una extravagante cabellera rosada y un cabello semi-largo color rojizo anaranjado…
Notas de la Autora:
jeje, y eso que aún no sabemos a donde quiere llevarlas Mimi!!!!
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Estrella de la Tarde
