Capítulo Quince

Mi gran amor

No llores Sofía, no me gusta verte así, te vez tan frágil, tan débil y a la vez tan deseable.- Draco inclinó su cabeza sin quitar la vista de los ojos de Sofía, esta a su vez empezaba a respirar con dificultad, la cercanía del rubio la inquietaba y aún así no quería que se detuviera. Para Draco cada día había sido más difícil resistirse a vivir este momento y entonces sus labios rozaron los de Sofía. Eso fue suficiente para soltar el amor tan escondido que ambos habían guardado por años, por el tiempo que llevaban existiendo.

Una de las manos de Draco la sujeto por la cintura mientras la otra le recorría lentamente su cuerpo, explorando, encontrando la razón de su deseo. Estaban a plena luz de la tarde en medio de la nada, tomó a Sofía con ambos brazos y sin pensarlo ordenó ir a su recamara. Terminaron tumbados nuevamente y Draco no pudo contenerse, empezó a desvestir lentamente a Sofía quien se estremeció al sentir sus manos recorrer su piel. La besó lentamente siguiendo el mismo camino de sus manos, contempló su cuerpo desnudo mientras ella lo desvestía tan lento como pudo, tratando de disfrutar el momento. Sofía lo acarició y en cada caricia expresó el gran amor que había soñado poder dar, el deseo reprimido hacia el rubio desde el primer día que lo vio. Lo amaba. Esto era amor, esto era lo que podría mantenerla viva por el resto del tiempo que le quedara en su mundo. Draco, la besaba tan tiernamente, no quería que este momento acabara, deseaba abrazarse a ella todo el tiempo, toda su vida. Se movió lentamente hasta terminar encima de ella y entonces por suplica de Sofía la hizo suya, Sofía temblaba frenéticamente, sentía a Draco en su interior, era una experiencia indescriptible, el era la persona indicada. El era su gran amor, en el que siempre soñó y por el cual siempre rogó encontrar. Draco la abrazaba fuertemente, no quería dejarla ir, no quería que este fuera un sueño. Sofía empezó a besarlo tan intensamente que los movimientos de ambos empezaron a acelerar su ritmo. La pasión en ese instante se aferró al amor y no los dejó ir hasta que no saciaron la sed que tenían por disfrutar ambos sentimientos.

Estaban exhaustos pero seguían besándose, seguían sintiéndose el uno al otro y finalmente terminaron dormidos, entrelazados, así como deseaban que quedaran sus vidas, entrelazadas por el amor y la pasión que hasta momentos atrás resultaba desconocida. Despertaron momentos más tarde y al recordar lo que habían pasado acabaron por pasar el resto del día y toda la noche amándose.

Al día siguiente en la mañana Sofía lo despertó con su intensa mirada, no dejaba de observarlo dormir, quería guardar esos momentos en su corazón, para siempre porque en lo profundo de su ser sabía que no se repetirían jamás. Recibió un abrazo por parte del rubio y fue entonces cuando la morena decidió que era mejor no seguir a su lado. No quería aferrarse a algo que para ella era imposible de conservar y menos ser responsable de la felicidad de alguien más.

Draco, tengo que ir a mi recamara, quisiera hacer algunas cosas que dejé pendientes ayer.- Sus excusas no sonaban convincentes y entonces.- Sofía, no te marches aún... – el se levantó también y la volvió a besar pero esta vez de una manera más apasionada. Sofía sentía que su corazón volvía a latir apresuradamente, era como flotar en el universo. El sabor a menta de la boca del rubio, el olor que emanaba su piel aún recién levantado, sus brazos rodeándola, apretándola tan fuerte mostrando que no querían dejarla ir...- Sofía empezó a sentir un dolor en su corazón al darse cuenta que esto no debía suceder, Daniel y Lucía la esperaban en casa y a ella no le quedo otra opción más que separarse de el.

Draco por su parte no quería que este momento terminara pero de pronto Sofía se alejó..para comenzar a vestirse dejando en Draco un sentimiento de soledad.- Sofía... nunca te alejes de mí por favor.....- Se dio cuenta que Sofía lloraba y entonces se acercó rápidamente hacia ella. Antes de poder decirle algo Sofía empezó a hablar..

Draco, perdóname por no poder controlar mis sentimientos cuando estoy a tu lado, perdóname por llorar. Acepto que deseo en lo más profundo de mi ser que lo nuestro continúe, pero no es lo correcto. Discúlpame si te hago perder la paciencia, si te he insultado o te he ofendido pero es que estando contigo empiezo a ser quien he querido ser desde tiempo atrás. Me da miedo ser sincera, me dan miedo tus reacciones y a pesar de ello cuando estás conmigo no quiero que te marches. Sé que te he soñado, sé que deseaba en el fondo de mi ser encontrarte a pesar de que no tenía tu rostro en mi mente. Sabía que un día ibas llegar por mi pero no pensé que fuera a ser tan tarde. Lo siento mucho, no podemos seguir con esto es mejor dejarlo así y recordar lo bello que fue.- Sofía se dio la media vuelta y se marchó a su habitación sin mirar atrás. Las lágrimas, esas lágrimas que ahora pesaban más que nunca mojaron su rostro.

Draco se quedo con la mirada fija en la nada y por primera vez una lágrima reconoció su mejilla al resbalar por ella.- Sofía yo ..... no te vayas.- le gritó pero ella no lo escucho, ella ya estaba en su recamara llorando su amarga suerte.

Tanto Sofía como Draco lloraron en silencio por la oportunidad que al menos para la morena estaba perdida. Ella tenía una familia por la cual velar y lo único que estaba haciendo ahí era tratar de ayudar con la parte que le correspondía al mundo mago. Draco buscaba de mil maneras poder olvidarse de lo sucedido pero no lo logró.

Ambos pasaron desapercibidos un par de ojos azules que habían observado toda la escena desde la noche anterior, esos ojos azules reflejaban ira, enojo y la dueña de ellos solo susurró.- No podrán ser felices nunca, Samantha no dejará que esto suceda.