¡¡¡Hola!!! Aquí les traigo el tercer capítulo, espero que les guste. La verdad no me gustó como quedo el segundo, ni siquiera sé porque mate a Robert (uu), pero bueno, son cosas que tienen que pasar por la vida de toda persona, pero después vienen tiempo mejores, y amores nuevos, pero eso después quizás se sabrá.
Atte: Sango 3600
Sara Fenix Black: ¡¡Hola!! ¿Todo bien? Bueno, a mi tampoco me gusto mucho el segundo capítulo, pero creo que este me quedo un poco mejor (al menos hacen sufrir a Yosuko) (ya Rubby lo estaba pidiendo). Espero que este sea más de tu agrado que el anterior. Te doy la razón, me adelante demasiado, sorry. Espero poder compensar lo del capítulo anterior en este. Ya he estado pensando en el final del fic, y no esta quedando tan mal como estaba pensando que me iba a quedar (yo y mi baja autoestima por la falta de reviews) uu. Pero no estoy triste en realidad, pienso que talves las cosas puedan mejorar más adelante, o no? Solo ustedes lo dirán. ¡Viva Sirius Black! Jijiji
Este capítulo se lo quiero dedicar a RubymoonFaith (mi hermana) Gracias por todo lo que hemos vivido juntos (pleitos, travesuras, chistes, bromas) pero sobre todo, muchas gracias por confiar en mi siempre y contarme cosas que casi nadie sabe. Gracias por dedicar parte de tu tiempo en leer mis historias para corregirles los horrores ortográficos. Gracias por todo hermanita, aunque esta vez no me hayas mandado ningún review, pero te lo perdono por dedicarme el cuarto capítulo de Marcada por la sangre. Este capítulo es para ti, disfrútalo mucho.
No podía creerlo, por qué tenía que estar ella ahí, en ese momento cuando él estaba presente en ese mismo lugar con su gran grupo de amigos.
"¿Por qué diablos me fui de casa?" "Está tan feliz con sus amigos,
Terminó de comer rápidamente, mientras que sentía que su corazón no soportaba retener tanta tristeza y tantas ganas de llorar. Divisaba a su padre entre un grupo de niños de su misma edad enfrente de su mesa. No se atrevía a subir su mirada del plato.
"No quiero que me vea. Posiblemente mañana ya me encuentre viviendo con él." "Lo peor es que él esta cerca de la puerta por la cual se llega a las habitaciones." "Mejor me voy ya. Total, ya terminé de comer."
Se levantó pero, al hacerlo, las miradas de las personas de la mesa de enfrente se posaron en ella.
"Tengo monos en la cara, ¿o qué?" "¿Por qué diablos me miran así?"
Cuando pasó al lado de la mesa le sonrió a dos chicos pelirrojos que estaban aún comiendo; los cuales no dejaron de seguirla con la mirada hasta que desapareció.
-¿Qué piensas de ella, Fred? –dijo George con un cuaderno en la mano, el cual tenía nombre escritos en el.
-Pues se ve demasiado bien para mi gusto. Creo que deberíamos ponerla en la lista de chicas que queremos conquistar, ¿o no? –dijo Fred.
-Pues claro, no pensarás dejarla por fuera, ¿o sí? ¿No viste su sonrisa? –dijo George reviviendo las imágenes de la chica.
-Claro que la vi. Por eso no creo que deba estar en la lista de personas que debemos ignorar por ser feas hasta que mejoren –aseguró George con una gran sonrisa.
-Claro, ya lo creo que es hermosa. No puedo creer que exista alguien como ella –intervino Ron
Hermione, al escuchar la opinión de Ron sobre la chica le dedicó una mirada asesina.
-Me parece que son demasiado estúpidos como para darse cuenta de que esa niña puede ser una mortífaga. Recuerden que ahora el que no debe ser nombrado también está contratando niños –les recordó Hermione, mientras se tomaba su cerveza de mantequilla
-¿Una mortífaga? ¿Con esa cara de niña inocente? No puede ser –dijo Fred con una sonrisa burlona
-Claro que puede ser, Fred. Si no te has dado cuenta, ha utilizado todos los métodos para desacerse de Harry –repuso ella irritándose
-Todo el mundo sabe eso, Hermione. Pero no es culpa nuestra que a Ron le haya llamado la atención –repuso George.
-Bueno, me voy a dormir ya –dijo Remus, sin ocultar toda su alegría. –Mañana me espera un gran día.
-¿Por qué? ¿No es un día como todos los demás? –preguntó George con interés -¡Vamos a hacer bromas nuevas!
-Claro que no –respondió Remus con aire tranquilo. –Es un pequeño secreto, el cual tal vez conozcan pronto.
Subió las escaleras para entrar a su habitación; la cual estaba cerrada como con 10 candados y un hechizo para que los gemelos no pudieran hacer de las suyas.
Al día siguiente, Sakaki no fue a desayunar. Se sentía muy nerviosa... sabía que pronto conocería a su padre.
La hora iba acercándose cada vez más, pero antes tendría que verse con su madre en el restaurante. Tomó el tren que la llevaría a su destino. Llegó dos minutos tarde, y ya su madre la esperaba.
-Llegas tarde. Sabes que detesto que me hagan esperar –dijo Yosuko irritada.
-Lo siento, me quede dormida un rato más de lo que debía.
-No me lo tienes que decir, pero ¿cómo has estado? –preguntó Yosuko al
ver que su hija se sentaba frente a ella.
-Bien, en lo que se puede decir. Ayer vi a mi padre, estaba con sus amigos hablando alegremente –dijo Sakaki con una pequeña sonrisa.
-Ya lo sabía. Me habías seguido aquel día. Por tu maldita culpa, mi amo casi me mata –dijo su madre enojada.
-¿Aún amas al que llamas mi padre? –preguntó Sakaki con interés
-Le tengo mucho cariño, nada más. Fue mi primer novio, y también el último –dijo Yosuko, mirando a Sakaki con desprecio.
-¿Por qué tarda tanto en llegar? ¿Y me regañas a mi por llegar 2 minutos tarde? Él esta peor que yo. Apuesto lo que quieras a que se quedó dormido.
-Remus no es así. Él esta muy ocupado. Más bien, está haciendo todo un milagro para venir a verte, así que quiero que te portes bien con él –ordenó Yosuko.
-¿Y si no quiero? Recuerda que tú y yo ya no vivimos bajo el mismo techo, así que no puedes darme órdenes –reprochó Sakaki burlonamente.
-No te burles de mí. Te arrepentirás muy pronto si insistes en hacerlo.
-No pensarás en volver con él, ¿verdad, mamá? No puedes... –dijo Sakaki, tratando de cambiar de tema.
-¿Por qué no? Es un chico tierno y aún es muy joven.
-Bueno... si tú lo dices... –repuso ella, mirando el cielo.
No pudieron seguir discutiendo pues tiempo más tarde se dieron cuenta de que Remus ya se encontraba sentado a la mesa.
-Remsie, no te escuché llegar –dijo Yosuko animadamente.
-Con el escándalo que se tienen ustedes dos, nadie me hubiera visto llegar.
-Tal vez tengas razón –dijo Yosuko con una gran sonrisa.
-¿Ella es...? ¿Ella es mi hija? –dijo, mirando tiernamente a la niña que estaba sentada frente a él.
-Así es. Ella es Sakaki, tu única hija –respondió Yosuko.
-Mi... hija... –dijo Remus sin hacerse todavía a la idea de ser padre.
-Sí, soy su hija, a la cual usted nunca quiso –reprochó Sakaki.
-¿Por qué dices eso? Yo... no sabía que tenía una hija. Bueno, hasta ahora. Si lo hubiera sabido, me habría hecho cargo de ti, pero tu madre nunca me dijo nada sobre ti.
-¡ES MENTIRA, MAMA MISMA ME DIJO QUE TU NO ME QUERÍAS! ¡ME ABANDONASTE! –le gritó Sakaki furiosa.
-Yo... nunca te hubiera abandonado. Es más, siempre quise tener hijos y formar una gran familia. Por favor, tienes que creerme –dijo Remus con seriedad.
"No me digas que otra vez te dio amnesia temporal. Si quieres te ayudo a reponerte con un golpe. ¡Eres un estúpido, no puedes engañarme!". "No puedo evitar sentirme confundida. Por un lado estoy feliz de verlo, pero por otro quiero matarlo."
-¿Qué pasa? ¿En qué piensas? –preguntó Remus preocupado.
-Sólo pensaba... No me pasa nada malo, ¿por qué usted piensa que sí? –preguntó Sakaki desafiante.
-No... para nada, sólo preguntaba. Eres mi hija y me preocupa lo que te pase, ¿no lo crees?
-Eres un mal... –Sakaki fue interrumpida por su madre.
-Remus tiene razón –confesó Yosuko -El muy idiota nunca supo que tenía una hija. Yo se lo oculté y te hice pensar que él me había abandonado. Eres tan estúpida como tu padre.
-¡Dime que no es cierto! ¡Dime que todo es mentira!
-Siempre has odiado a la persona equivocada. ¡Qué tonta eres! Nunca pensé que las niñas fueran tan fáciles de engañar –repuso Yosuko.
-¡Eso es mentira! ¡Dime que es mentira! –dijo con gran angustia.
-Te dije la verdad, Sakaki.
-Sakaki, sé que en todo este tiempo que no he estado contigo me has necesitado, por eso te pido que me dejes acercarme a ti.
-Olvídelo, señor Remus Lupin. Nunca dejaré que se acerque a mi. Nunca lo necesite, y nunca lo voy a necesitar –dijo ella fríamente.
- Te aconsejo que no trates así a Remus.
-¿Y si no que? ¿Me vas a castigar? Se me olvidaba, ya no puedes hacerlo –dijo Sakaki burlonamente.
-No te burles de mí, te lo advierto –dijo Yosuko sacando su varita.
-¿Me estas retando, mamá? –preguntó sacando su varita también.
- ¡Ya basta! –gritó Remus –No se van a pelear aquí.
-¿Quiere apostar? –lo desafió Sakaki.
-Te mataré –le dijo Yosuko entre dientes -¡¡Avada Kedavra!!
-Sakaki ten cuidado.
- No tiene que decírmelo, no soy estúpida. Sé que ese ataque viene hacia mi –dijo Sakaki saliendo de la zona de peligro.
Aquel ataque fue a dar sobre los magos que estaban en la mesa de enfrente. Los cuales cayeron al piso uno por uno.
-Sakaki ¿te encuentras bien? –preguntó Remus preocupado.
-Ja, como si le importara, ¿por qué no me deja en paz? –le preguntó bruscamente.
-Soy tu padre, y me preocupas mucho.
-Claro, ¿igual que con Harry?
-Lo de Harry es muy diferente, sus padres murieron cuando él era solo un niño, y Sirius esta indispuesto, después de haber salido del velo. No hace otra cosa más que dormir.
-¿Quién le pidió esa explicación? No creo haberla pedido.
-Lo lamento, solo quería explicarte las cosas como realmente son.
- ¡Aléjese de mi! ¡Lo odio! ¡Lo odio a usted, a ella y hasta mi propia vida!
-Sakaki...
-¡No quiero escucharlo! Lo único que voy a escuchar aquí es como ustedes se burlan de mi –dijo ella levantándose.
-Regresa aquí en este momento, Sakaki –ordenó Yosuko.
Sakaki salió corriendo. No sabía que más hacer, tenía ganas de llorar un rato. Así que se dirigió hacia el cementerio central de Hogsmeade donde estaba el cuerpo de Robert.
Apenas llegó a la tumba se sentó de rodillas frente a la lápida que tenía el nombre de su amigo, y comenzó a llorar.
-Todavía no puedo creer que estés muerto. Me siento muy sola y abandonada desde que tu no estas, y me parece que fue ayer cuando escuchaba aún tu voz –Su voz se iba entrecortando mientras iba hablando.
"¿Por qué nunca te dije lo que sentía? Soy tan estúpida, ahora ya no me queda nada sin ti."
-Esta distancia me esta matando, pero aunque nuestros mundos no estén unidos nunca más, te quedarás en mi para siempre –dijo con más tristeza –Me voy, pero no sin antes decirte que te amo.
Estaba de camino al Caldero Chorreante, cuando se detuvo en un parque, donde había muchos niños disfrutando el día con sus padres.
"Desearía tener un día tener a alguien tan especial a mi lado, pero no puedo engañarme. No tengo familia ni amigos. Me quede completamente sola en este mundo." –pensó, mientras se sentaba en un columpio vacío.
"¿Por qué diablos me fui de casa? Al menos ahí me sentía segura. La gente al menos era amable, aunque era más por miedo que por que les cayera bien."
Fue sacada de sus pensamientos por el llanto de un niño muy pequeño, el cual llamó su atención.
-¿Qué pasa? –preguntó ella con una pequeña sonrisa.
-Ayúdame a buscar a mi mamá, por favor –pidió el niño entre lágrimas.
-Claro, toma mi mano, y vamos a buscar a tu mami –dijo ella extendiéndole la mano.
-Muchas gracias, señorita –dijo el niño con una triste sonrisa.
Pasaron unos minutos caminando, cuando vieron a una joven desesperada.
-¡Mamá! –le gritó el niño corriendo para ir a abrazar a su madre.
-¡Tommy! ¡Que bueno que estas bien! –le dijo la joven abrazándolo.
-¡Muchas gracias, amiga!- dijo el niño soltando a su madre para volver donde se encontraba Sakaki.
-Sabes que no fue nada –dijo ella sonriendo.
-Muchas gracias –repitió el niño, abrazándola.
-Muchas gracias, niña –le dijo amablemente la madre del niño –Vámonos ya, Tommy.
-Adiós, amiga.
Por primera vez en todo el día se sintió feliz. Nunca en su vida había ayudado a alguien que valiera la pena, y eso la hacía sentirse feliz.
Nunca antes nadie la había llamado amiga, ni siquiera Robert lo hacía. Todos temían a lo que pasaría si se acercaban a ella.
Mientras tanto, en el restaurante se había formado una nueva discusión, pero esta vez era entre Yosuko y Remus.
-Ya estarás feliz: ahora nos odia a los dos. ¡Eres una completa imbécil! ¡Nunca creí esto de ti! –le aseguró Remus –Me das asco.
- Yo hice lo que tenía que hacer. Tenía que decirle la verdad, ¿no era eso lo que querías? –preguntó ella burlonamente.
-Sí, pero no quiero verla sufrir... es mi hija.
-Y mía también pero, si tú la quieres, por mí puedes dejártela y vivir con ella el tiempo que se te pegue la maldita gana.
-¿Yo qué te hice? No recuerdo haber hecho nada malo para que me negaras a mi propia hija y menos para que me hables como me estás hablando –le reprochó Remus, levantándose de la mesa.
-¡Remus Lupin, regresa aquí ahora mismo! ¡No puedes irte aún, todavía necesitamos hablar para que te aclare unos puntos!
-¡Ya basta, Yosuko! Déjanos en paz a mi hija y a mí, o te juro que las pagarás muy caras...
-¿Me vas a echar a Black si no lo hago? –se burlo ella -¿Acaso ya salió de Azkaban?
-No, pero tampoco estoy solo. Todavía me quedan las demás personas de la Orden.
-¿Esa bola de inútiles, fracasados? ¡Qué miedo me das! –exclamó ella sarcásticamente.
Remus no respondió, se levantó de la mesa y desapareció entre la multitud. Dejando a Yosuko con la palabra en la boca.
Un rato más tarde, Yosuko se dirigió a la guarida. Sabía que Voldemort esperaba saber todos los detalles de lo que había pasado aquella mañana.
-Ya cumplí la misión impuesta, señor.
-Eres rápida, Yosuko, serás recompensada por tu buen trabajo –dijo Voldemort con el tono frío que lo caracteriza.
-Muchas gracias, señor –respondió ella orgullosa.
-Espero que cumplas bien la siguiente misión.
-Claro que lo haré, mi señor –le aseguró con una sonrisa.
-Quiero que destruyas a tu hija y a Remus.
-Pero mi señor, yo...
-Ya es hora de desaparecer de los estorbos, Yosuko. Estoy seguro que tarde o temprano Sakaki comenzará a causarnos muchos problemas –dijo él bruscamente.
-Hoy estuve a punto de matar a esa niña tan insoportable, pero falle.
-¡Que tonta eres! Trataste de matarla frente a Remus. Ahora no le quitará los ojos de encima.
-Lo lamento, mi señor, no volverá a pasar.
-Más te vale. Olvida la misión, tendrás una nueva.
-¿Nueva misión? ¿Cuál es? –preguntó con curiosidad.
-Tienes que hacer que tu querido Remus vuelva a creer en ti. Nos conviene que Remus vuelva a estar de tu lado.
-Señor, no puedo hacer eso. Remus... no volverá a creer en mi ¿No cree usted que sería mejor que manipular su mente con la maldición de Imperius?
-No, sé que se resistirían. No te preocupes, ya pensaré en algo, porque veo que se te acabaron los planes inteligentes.
-Bueno, mi señor, ¿necesita algo más? – preguntó ella ofendida.
-No, puedes retirarte, ya no te necesito. Espero que recuperes pronto la inteligencia que has perdido.
-Si me disculpa, me voy a descansar.
-Si, no me des excusas no pedidas. Ahora vete.
Lo siento, con su permiso –salió de la habitación dando un portazo bastante fuerte.
"Dios, no lo puedo creer ¿por qué solo yo tengo tantos problemas?" –pensó mientras entraba a su cuarto y cerraba la puerta.
"¿Por qué me toco una hija como ella? Realmente es igual a su padre, son insoportables los dos."
Tiró un adorno contra el espejo gigante, y este se hizo 1000 pedazos. "Esa niña maldecirá el día en que nació." –se enterró uno de los vidrios en la mano, de la cual comenzó a salir mucha sangre.
-Le juro hasta el mismo demonio que acabaré contigo, Sakaki.
Bueno, espero que lo hayan disfrutado todos. La verdad creo que este capítulo no me salió tan bien como pensaba, pero bueno, la vida es así y hay que continuar. Talves por los exámenes me tarde un poco más en mandar el próximo capítulo y me atrase al escribir el cuarto (¡Malditos exámenes!) Bueno, sin nada mejor que decir me despido de ustedes.
Sango 3600
