Es obvio que los personajes no son mios, sino sería una mujer rica y
poderosa y habria aunque sea un alma putrefacta que leyera mis creaciones
¬¬
No tiene nada de angst, por que... no se por que ¿si?, simplemente no ando deprimida, así que se aguantan.
Titulo: "Situaciones del pasado. No existen las coincidencias, solo lo inevitable"
Capitulo 4. Consecuencias del ataque
A la mañana siguiente, Jonathan y sus hijas despertaban en completo desconcierto al no encontrar a su madre, la cual se encontraba ahora en el Hospital San Mungo en estado crítico.
-Papá, ¿Dónde esta mamá?
-No lo sé Joan, llamare a la amiga de tu mamá.
-¿A tía Lily?
-Sí, a ella. -con miedo al no saber si su esposa estaría bien, marcó el número, sin embargo, nadie contestó, solo una operadora diciendo que el numero estaba fuera de servicio, desesperado, marcó de nuevo, pero nadie levantaba el otro auricular.
-Maldición -murmuró con voz abatida -ella nunca había hecho esto. -cuando iba a marcar de nuevo el teléfono, una lechuza picoteó la ventana.
-¡Mira papi, un pájaro, ¡se parece a Neko, el pájaro de mamá!
Sin hacer caso a las caras llenas de admiración de las tres niñas que lo miraban, abrió la ventana (había visto a su esposa hacerlo una vez), y tomo el papel que traía atado a su pata, lo desdobló frenéticamente y leyó en voz realmente baja para que nadie lo escuchara.
Estimado señor:
Varios hechos de suma importancia ocurrieron esta madrugada en los que se vio envuelta su esposa (no escribo su nombre por si la carta cae en malas manos), en los que destacó por intentar ayudar a la familia de su amiga Lilian Potter para salvarlos de ser asesinados por un mago realmente poderoso llamado Lord Voldemort, sin embargo (y para gran tristeza mía), no logró su objetivo, pues Lilian y James Potter, han sido asesinados a la media noche.
En el intento por ayudarlos, su esposa fue herida de gravedad, aún esta inconsciente (no digo donde se encuentra por si esta carta cae en malas manos) si desea ir a visitarla, podrá hacerlo junto con sus hijas, una persona de confianza ira por ustedes y responderá todas sus preguntas.
La lechuza que muy amablemente se ofreció a llevar esta misiva, lo espera para recibir su respuesta.
Muchas gracias por su apoyo y comprensión.
Albus Dumbledore.
El señor Jones mantenía la carta frente a sus ojos aun después de leerla más de tres veces, en su cabeza aun rodaban las palabras que ahí habia leído: mago, Lily y James muertos, por si su carta cae en malas manos, enfermedades y heridas mágicas. No, esto no puede ser, esto significaría que Debbie es una bruja, o que esta en la CIA, aunque eso explicaría por que cuando éramos jóvenes, ella desaparecía todo el año y solo la veía en las vacaciones de verano y en navidad... ¡Pero que tonterías estoy pensando!, seguro a este tal Albus Dumbledore le falta un tornillo... pero él sabe donde esta mi esposa... Así que sin pensarlo más, tomó un hoja de papel y escribió.
Señor Dumbledore:
La verdad, hay muchas cosas que no entiendo de su carta, pero si usted me puede llevar con ella, se lo agradeceré mucho. Acepto la invitación que nos hace a mis hijas y a mí para ir a visitarla.
Gracias.
Después de terminar de doblar la carta, se la amarró a la lechuza que emprendió el vuelo rápidamente por la ventana. Se quedó parado en medio de la cocina, pensando en lo que estaba pasando, poniendo en orden sus ideas. Cuando al fin el orden reinaba en su cabeza, tomó a las niñas, las cambió y peinó. Cuando habían comenzado a desayunar, alguien tocó el timbre, el señor se levantó presuroso y abrió.
En el umbral de la puerta, estaba una mujer de aspecto serio, ojos tan azules que parecían blancos y el cabello negro muy largo, traía puesta una capa negra de viaje con capucha, la expresión de su rostro no cambió ni un ápice cuando comenzó a hablar.
-Buenos días señor Jones, mi nombre es Mai Sumeragi, vengo de parte del profesor Dumbledore para llevarlo al Hospital San Mungo. ¿Ya están listos?
-Sí... sí señora, pase por favor.
-Preferiría esperarlos aquí, gracias.
-Bien, entonces en un segundo salimos.
Unos minutos después, se encontraban los cinco (los dos adultos y las tres niñas) alrededor de una lata vieja, la mujer observaba el reloj hasta que finalmente dijo.
-Acérquense y toquen la lata por favor, con un dedo que la toque es suficiente –todos hicieron lo que se les acababa de ordenar, pero no pasó nada, cuando ya se estaban empezando a aburrir, sintieron como un gancho que los jalaba, hubo un remolino de colores y aparecieron en una sala de espera del hospital. Mientras Jonathan levantaba a las niñas, la señorita Sumeragi se dirigió a la recepcionista que en ese momento discutía con un hombre que se sostenía la cabeza (que se había convertido en la cabeza de un topo).
-Pero señora -decía implorante el hombre -si yo los vi, ¡¡¡eran grandes y peludos!!!!
-Ya le dije que no me importa, ahora haga el favor de ir a quitarse esa cabeza. Siguiente -la mujer dio un paso al frente.
-Buenos días señorita, vengo a visitar a la señora Debora Jones.
-Sí, mmm, veo que ella esta en el piso especial, acompañeme por favor.
Ante una señal de la mujer, los cinco la siguieron escaleras arriba, pasaron por varias habitaciones, abrieron puertas secretas, movieron tapices y veinte minutos después, se hallaban ante una puerta de metal con dos guardias que blandían sus varitas de manera amenazadora.
-Hasta aquí los acompaño -dijo la recepcionista, luego dirigiendose a los guardias continuo -Es Mai Sumeragi y los familiares de la señora Jones, llevenlos adentro.
-Por aquí por favor -uno de los guardias entró y los demás los siguieron con sigilo, pasaron por varias camas donde gente de todo tipo reposaba, las enfermeras iban de un lado al otro, administrandoles humeantes pociones, o cubriendo a los que acababan de morir. Siguieron avanzando hasta el final del cuarto donde Debbie reposaba en un sueño nervioso, solo murmuraba, decía Sirius, Lily, Peter.... ¡Dejalos!, James, ¡¡¡Harry!!!... una enfermera le aplicaba vendas con agua fría y la observaba con aire preocupado, un medimago se le acercó.
-¿Cómo sigue? -preguntó,
-Mal señor, pareciera que ha perdido su magia, no lo entiendo -la enfermera buscaba respuestas en el rostro del doctor, pero solo encontraba más dudas hasta que al fin el medimago dijo lo que pensaba desde que esa enferma llegó.
-Es que fue eso precisamente lo que pasó.
-¡Pero eso es imposible!, ¡ha!, buenos días -añadió la enferma al ver a los recién llegados, luego pasó su mirada al doctor quien le hizo una seña para que se quedara con la enferma. El doctor se acercó a él señor Jones
-¿Me permite hablar con usted señor?
-Claro
-Verá señor Jones, su esposa Debbie, era una bruja...
-¡¿¡UNA QUE!?!
-Lo que usted oyó y le pido que no grite, está en un hospital -la excesiva calma del doctor solo aumentaba la desesperación del hombre -el que le aplicaron, es un hechizo nuevo, del cual no conocemos bien sus efectos y mucho menos su cura, solo si le puedo decir una cosa: su esposa no volverá a ser la misma. Gracias a Dios, el "niño que vivió", ya se deshizo del causante del estado de su mujer.
-¿Quién es el "niño que vivió"?
-¡Harry Potter! -exclamó el medico, impresionado por la ignorancia del hombre, fueron interrumpidos por Joan y Marie (la niña mediana de 4 años) fue esta ultima quien se acercó a su padre.
-Papi.... ¿Qué le pasa a mi mami?
-Esta enfermita, pero ya veras que va a mejorar.
-¡No quiero que le pasé nada!
Mientras las niñas eran consoladas por su padre el cual estaba desecho por el estado de la madre, Ann (quien estaba en los brazos de la enfermera), miraba fijamente el rostro de su madre y reía.
@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@
Después de ese día, volvieron a casa, pero Jonathan no, siguió visitando casí a diario (hiba de forma muggle) a su esposa. A las niñas las dejaba solas en casa, por lo que al pasar de los años (doce exactamente), ellas eran prácticamente independientes de su padre, quien desde que pasó lo que pasó aquella noche (este tema estaba minado en la casa, a la sola mención de Debbie, el padre se enojaba y salía de la habitación) se habia vuelto una persona hosca y fría.
Nunca les dijo donde podía estar su madre o si aún seguía viva, por lo que Joan y Marie la dieron por muerta, pero no Ann, por que aunque ella la vió por ultima vez cuando tenia un año, aún sentía su presencia, era algo inexplicable, pero la sentía y más en sueños, cuando claramente veía a una mujer (su madre), pelear contra unos encapuchados y también veía a esa misma mujer entrar a una gran casa (la casa Black), en donde se encontraba con un hombre (muy guapo *¬*) de cabello negro y ojos azules.... (n/a: Sí señoras y señores, veía la noche en que mataron a los Potter).
Pero, claro, era imposible que cualquiera de sus sueños fuera veridico, pues la gente peleaba con varitas (¿?), además, ella sabía que era rara, pues podía leer la mente de la gente, todos los pensamientos eran abiertos para ella, quien los oía como si fuera un radio (por supuesto esto tampoco se lo dijo a nadie). Pero volviendo al tema, esas visiones la turbaron visiblemente cuando vió en la televisión que se habia fugado un tal Sirius Black, y que precisamente ese black era el mismo de su sueño (¡!).
Hasta el momento, no le habia contado nada a nadie sobre los sueños, pero esto ya era demasiado, así que en medio de la comida, carraspeó sonoramente para llamar la atención de todos.
-¿Qué pasa Ann? -fue Joan, como siempre, la única que si se preocupaba por ella de toda la familia.
-Lo que pasa es que desde siempre he tenido estos sueños y.... pues no me dejan tranquila.
-A ver, cuentanos. -Ella comenzó a relatar como desde que tenia uso de razón, veia una y otra vez esa escena.
-Pero... parecía tan real, tan...
-¡YA BASTA! -era su padre, quien golpeaba la mesa a la vez en que le gitaba a una asustada Ann -¡EN ESTA CASA NO SE HABLA DE ANORMALIDADES!, Además, no existe la magia...
-Pero papá, si es solo un sueño, no tienes derecho a hablarle así, Ann y Joan solo querían mantener una simple plática "familiar", aunque claro, dudo que tú sepas lo que es ese termino, ya que para ti no somos nada. -Sip, esa habia sido Marie, quien era la única de las tres hermanas que se rebelaba ante su padre cada que podia.
-En esta casa ya ni se puede comer tranquilo -escupió friamente el padre, quien poniendose un grueso abrigo salía de la casa (como cada noche, creo que se le habia creado una necesidad enfermiza por Debbie) para aventurarse en la lluvia rumbo al hospital.
Luego de esa discusión, Jonathan nunca llegó a casa.
Pasó una semana para que un policia de aspecto hosco y frío tocará a la puerta. Fue Ann quien abrió.
-Buenas tardes, señorita. ¿Usted conocía al señor Jonathan Jones?
-Si, es mi padre.
-¿Tiene alguna identificación? Esta bien -añadio al ver que la niña sacaba su credencial de la escuela. -Verá, lo que le tengo que decir es algo... difícil.
-Que maleducada soy, por favor pasé, le sirvo té.
-No gracias, así estoy bien.
-¿Le he preguntado? -Unos minutos después, ambos se encontraban en la sala degustando unas tazas de té de jazmín. -ahora sí -comenzó la niña al darle el pultimo sorbo al liquido ardiente que le dejaba esa sensación de paz. -Dígame.
-Mmmm, pues lo que pasa es que, a las afueras del pueblo, encontramos... el cuerpo sin vida de su padre. -Lo que sucedió después de esas palabras fue muy rápido, el sonido de que un plato se rompía y el de una persona caer al suelo. Ann se volteó (ella habia sido quien rompió el plato) para encontrarse con Joane desmayada. Inmediatamente Ann (quien se movia como un zombie, aun sorprendida por la noticia) le pusó alcohol para que despertara.
-¡Ah!, Ann, ¿Qué le pasa a Joan?
-.........
-¿Ann?, ¿Quién es usted señor? ¬_¬
-Buenas tardes, mi nombre es Juan Hans -a pesar de lo que veía, el señor seguía tan apacible como si nada hubiera pasado. -mucho gusto -sonrio (milagro) a la vez en que estrechaba delicadamente la mano de la rubia que lo veía impresionada.
-Podria decirme ¿que ha pasado?
-Si, pues... verá, su padre fue asesinado. (n/a: ¡Cuánto tacto tiene este hombre!). Pero a lo que yo vengo es a buscar a alguien para que identifique el cuerpo.
-Yo voy -era Ann, quien al ver el estado de sus dos hermanas (Joan ya habia despertado y ahora lloraba en el hombro de Marie, quien tambien sollozaba)
Salieron de la casa, se subieron a la patrulla del hombre (que era policía, obvio) y anduvieron por casi toda la ciudad hasta llegar a la morgue. Era un edificio blanco muy simple, no tenia ningun aditamento que lo hiciera ver más lindo o elegante, era solo una construcción cuadrada con una sola ventana que estaba cerrada. Al entrar, la cosa no mejoró mucho, siendo un pasillo obscuro lo que ahora los llevaba hasta un mostrador, en el que el policia solo mostró su placa a la vez en que murmuraba el nombre del padre de la niña.
El encargado los dirigió hacia otra camara, que estaba lleno de cajones los famosos cajones pensó Ann al recordar las multiples películas en las que esta escena habia salido. Solo hubo un hecho que le asustó claramente: al entrar, comenzó a oir voces, eran solo susurros que venían de todas partes de la sala, ayudame, por favor, y la voz que más la heló, un niño diciendo ¿Mamá?, ¿por que esta tan oscuro aquí?.
Pero al voltear a todos lados, no pudo ver a nadie, solo los mismos cajones, el señor Hans se acercó a ella y la empujó levemente para que siguiera, avanzaron por otro pasillo hasta llegar a otra sala, que aunque era más pequeña, era también más tertrica, en ella se encontraban unas mesas con diversos artefactos, medicinas y tubos de plástico, pero en el centro de todo eso se encontraba una mesa con un bulto cubierto en sabanas con leves manchas rojas; impresionada se dejó guiar por los dos hombres, quienes la acercaron a la mesa a la vez en que el encargado levantaba la sabana.
Ni toda una vida la hubiera preparado para lo que vio: Su padre se encontraba ahí tirado, lleno de sangre y de unas pustulas quemadas, pero su cara... denotaba horror, pánico y dolor. De él no escuchó ninguna voz, solo sintió las manos del policia que la sujetaban con fuerza de los hombros alejandola, ella solo se dejó llevar, no le quedaban fuerzas para reprochar, para llorar o para nada.
Desanduvieron los pasillos y la camara de los cajones (donde ignoró esos susurros), llegando al mostrador, donde el encargado se acomodó y sacó unas hojas a la vez en que le preguntaba a la menor.
-¿Era él tu padre? ¿él era Jonathan Jones? -con un leve asentimiento de cabeza dio a entender que sí era. -Bien, firma esto por favor.
Firmó con su nombre, sin mayor parsimonia, luego de esto, salió al auto del hombre que la devolvio a su casa.
Otra vez ese sueño, Ann despertaba al oir los gritos de su profesor de matematicas, quien estaba fuera de sí.
-¡SEÑORITA JONES, OTRA VEZ SE DURMIO EN MI CLASE!, ¡Esta fue la última, salga del salón ahora mismo, esta suspendida en mi clase y como la vuelva a ver aquí, hago que la expulsen de la escuela!
-Si, ya me voy -Tomó su mochila y salió mientras escuchaba los pensamientos de sus compañeros.
-Hasta que la saca.
-Ella es muy rara, me da miedo.
-¡Que ya se vaya!, falta solo esta clase y salimos de vacaciones de verano.
-Je, veo que no les caigo bien -pensó la aludida al pasar entre los pasillos. En el momento en que pusó un pie fuera del instituto, una cruel e insistente lluvia la empapó al instante, pero no le importó, siguió andando y recordando. Todas las noches tenia el mismo sueño (o más bien recuerdo de lo que pasó aquel día) el cual la obligaba a despertar bañada en sudor.
Habian pasado cinco años desde que su padre murió, Marie se habia casado con ese apuesto policia en cuanto alcanzó la mayoría de edad y Joan se habia ido a escocia a trabajar (les mandaba casi todo su sueldo para que vivieran), ella, Ann, vivia sola en su antigua casa, claro que estaba fichada como si viviera con su hermana, pero ni Marie ni ella se aguantaban.
-Genial, el día de mi cumpleaños numero 16, estoy caminando solita por las calles y esta condenada lluvia va a hacer que me enferme... -Pero si se enfermaría o no, nunca lo supo, pues volvio a escuchar el pensamiento de una persona, lo que le preocupó fue el tono en que esta persona (que parecía ser un niño como de su edad) pronunció esas palabras. Se paró en seco para oirlo mejor.
-Vuelve a llover, cada vez más. Me siento tan solo en esta maldita ciudad. Lo que daría por poder volar lejos, muy lejos de mi padre, de Voldemort, de Potter, ¿Por qué no puedo ser como él?, rodeado de gente que lo ama y lo protege. Je, que patetico, el gran hijo Malfoy llorando entre los botes de basura, envidiando la vida de su nemesis. Tal vez sería mejor terminar con esto de una buena vez, esta vida es una porqueria...
-Pues a mi no me pareces tan patetico y tu vida no se ve tan mal -contestó Ann, quien se habia parado al lado de un chico rubio con ojos azul plata, estaban en un callejón, ocultos entre la basura. El joven la miraba extrañado, ella lo miraba sonriendo (aunque por dentro estaba asustada).
-¿Cómo demonios supo...?
-¿Lo que estas pensando?, pues la verdad no sé. Pero eso es lo de menos...
-¿Será un mortifago?
-¿Mortifago?, no que yo sepa, aunque una vez un tipo con una capa me dijo muggle, no se si sean lo mismo.
-...........
-¿ya me vas a escuchar?
-...............................
-Genial, bien, levantate, te vas a enfermar -Realmente estaba confundida, ella era todo menos caritativa y aparte, no solia sonreirle a la gente, mucho menos a los extraños, pero él, se sentía un poco identificada con él, lo sentía cercano, casi como un hermano.
-¿Qué, no quieres venir?
-No. Prefiero morirme aquí.
-¡Agth!, estas acabando con mi poca paciencia, te advierto que cuando me enojo... -pero guardó silencio subitamente al ver como el rubio se desmayaba. Asustada se acercó -estas ardiendo en fiebre, ¡eres un estupido! -Sin mas lo levantó de la cintura y se lo echó a la espalda.
Era tan liviano que podria jurar que no habia comido desde hace dias, pero por la apariencia de sus ropas no parecía un mendigo, además, traía un costoso anillo con una esmeralda y una serpiente de oro (ademas, ella era muy fuerte). En fin, jadeando tomó (sin saber muy bien por que) otro camino al que regularmente tomaba, seguría por la calle privet, cruzandola completamente hasta llegar al numero 90 (su casa).
Caminó un corto trecho llevando su liviano bulto a cuestas a la vez en que cruzaba por una calle con casas completamente iguales, de jardines milimétricamente cuidados "El año pasado hubo sequía y ahora parece que se va a inundar, que raro" de todas las casas, una le llamó más la atención, pues una lechuza blanca se habia metido por la ventana, al voltear, vio como un chico de ojos verdes le quitaba un pergamino de la pata, lo leía rapidamente y se sentaba en el alfeizar de la ventana pensando, hasta que la vision de una niña de 16 años cargando a un chico rubio, le llamó la atención.
Dejó la carta y bajó corriendo las escaleras para perseguir a la niña corriendo (aun no paraba de llover, pero a él no parecía importarle mucho)
-¡Ey, espera!, ¡Espera un momento!
-Lo que me faltaba, encontrarme a un degenerado, y este todavía no despierta. ¡Alejese de mí depravado sexual! -añadio gritando a la vez en que corria más rápido.
-¿Depravado sexual?, ¿Yo?
-¡SI, usted! -gritó de nuevo la niña, aliviada al ver por fin su casa un poco más Ann, ya casi lo logras. Se repetía a sí misma. Por fin, logró entrar al patio (que ni de chiste se comparaba con el de las otras casas, este estaba descuidado, con la maleza rebelde saliendo de todos lugares, flores silvestres con espinas rodeaban la entrada. En fin, el punto es que en un instante sacó la llave del abrigo y abrió la puerta
-¡Ya dejeme degenerado!
-¡No soy ningun degenerado!
-¿Entonces por que me siguió? -vaciló un poco al contestar, realmente ese chico decía la verdad y ella nunca se equivocaba en leer los ojos de la gente.
-¿Por que?, ¿Me creerias que yo ni sé?
-¿Cómo te llamas?
-Harry Potter
-¿Potter? -en eso recordó, su huésped (Malfoy) al parecer lo conocía, pero no parecian ser muy amigos, así que sin abrir la puerta, solo continuo con más preguntas. -¿Cómo se llama? -preguntó mostrandole el cuerpo inconciente.
-Draco Malfoy, somos... compañeros de clase.
-Mmmmm, verás Potter, ahorita Malfoy no se siente bien, como te podrás dar cuenta.
-¿Qué tendrá?
-Pues yo creo que trae fiebre, no te preocupes, lo cuidaré y luego si el quiere, te avisaré para que lo vengas a visitar. Pero claro, dejame tu número de telefono n_n
-¿Puedes leer la mente?
-Luego te explico ¿si?, ¡necesita atención urgente!, ¿me vas a dar tu telefono, si o no?
-Ah, si.
-Por cierto, mi nombre es Ann Jones. Pero ¡ya dame ese papel! XO
Luego de que el niño le diera su número y ella lo apuntara en un trozo de papel, entró a su casa, lo acostó en la antigua cama de su padre, habia dejado de llover, así que le abrio la ventana.
Fue a la cocina y trajó una bandeja con agua y unos paños que se apresuró a ponerle en la frente, debía quitarle la ropa mojada, pero realmente no tenia nada que ponerle, ella solo usaba faldas largas o pantalones de mezclilla a la cadera, nada para hombres.
Pasó una hora poniendole más trapos con agua y viendo impotente como le seguia aumentando la temperatura. ¿Qué debo hacer mamá? Preguntó desesperada, pensando en la única persona que ella aún sentía cercana.
-Llamale a Harry -Se sorprendió al escuchar esos debiles murmullos procedentes de su huésped. Sin entender muy bien, bajó a toda prisa y descolgó el telefono Demonios, olvidé que desde que murió papá no tengo telefono. Tomó lo necesario (n/a: no se si usen Tarjetas de telefono ó monedas ó que en Inglaterra, así que se aguantan. Como si alguien leyera el fic ¬¬) y salió a la esquina de la calle Magnolia, por suerte ahí habia un telefono y se ahorraria preciosos minutos si le hablaba.
Marcó el telefono desesperada e intentando calmarse, sonó tres veces, por suerte ya estaba tranquila al escuchar la voz de un hombre contestar.
-Si, hola.
-Hola, muy buenas tardes tenga usted amable señor. -a juzgar por esa voz, sabía que no era muy amable, ella debería comportarse como la más tierna y amable niña del mundo.
-Buenas tardes, ¿en que le puedo servir? -jeje, si estaba funcionando.
-Ejem, me gustaría hablar con el joven Harry Potter, ¿se encuentra ahi?
-NO, NO SE ENCUENTRA. Y NO QUIERO QUE ALGUN ANORMAL COMO EL VUELVA A LLAMAR A... -Ups, terreno peligroso, se ve que ese hombre odiaba a Harry.
-Disculpe señor, pero no sé a que anormales se refiere. Soy de... -miró en un periodico un anuncio de unas tutorias especiales del colegio San Bruto que solian impartir en verano -...del colegio San Bruto, me han dicho que ese niño tiene un grave problema de conducta y quería hablar con el para decirle que por ordenes judiciales debe asistir a los cursos de verano que aquí se imparten.
-Oh, vaya, lo siento, en un momento se lo comunico.
-Gracias. -creo que debí ser actriz jejeje
Unos segundos después, se ecuchó la impaciente y preocupada voz del joven Potter.
-Hola, ¿eres tú Ann?
-Shhh, dime señorita Jones, ese señor puede oirte.
-Lo siento, ¿que pasa?
-No le puedo bajar la calentura, necesito que vengas, traite algún libro de remedios caseros ó preguntale a tu tía, también trae un cambio de ropa para Draco.
-¿Cómo supiste que vivo con mi tia?
-Lo supuse n_n Pero ven rápido.
-Voy para allá.
El rincón de Cerdo Volador. ¬_¬ "Buenas tardes, dias, noches, o yo que sé, tengan todos ustedes lectores imaginarios (por que es obvio que NADIE lee esta cochina historia). Es un placer informarles que voy a quitar este fic de ff.net, luego lo quemaré y lo pisotearé!!!! Naaaa, no les daré ese placer Mwahahahahahahaha XD, En fin. Creo que este fic terminará teniendo un poco de Shlash!, pero no se emocionen, no sirvo para hacer lemon. Sobre Ann, ella será el unico personaje invitado, pues a partir de este capitulo, saldrá pura gente de Rowling (con excepción de una visita que tendrá a San Mungo, pero eso es otro caso). Pero bueno, me voy a leer algun fic de Nicoyasha-sama o de Kareles-san (si, ellas si escriben bien, no me ataquen). Mi amiga imaginaria (digase mi otra personalidad) me preguntó que por que hacía eso con Draco (dejarlo bajo la lluvia con el autoestima por los suelos) y mi respuesta fue: Por que quiero jajajajajaja!!!!. Ejem, otra pregunta fue: ¿Qué le pasó a Draco para que estuviera asi? Eso luego tendrá respuesta.
Bueno, ACLARO parte de los pensamientos de Draco cuando Ann lo encontró, son un pequeño pedazo de una cancion llamada "días de lluvia" de OBK, la leí en un fic, si alguno de mis lectores fantasma la tiene, y me la manda, les cumpliré el deseo que quiera dentro del fic (aunque de antemano se que nadie lee esto, viva mi inhumana ilusión). Como sea, adios. Y los condeno a leer este ff hasta que termine MWHAHAHAHA. Dejen review, aunque sea para decirme lo pestilente de esta historia. ¬¬
No tiene nada de angst, por que... no se por que ¿si?, simplemente no ando deprimida, así que se aguantan.
Titulo: "Situaciones del pasado. No existen las coincidencias, solo lo inevitable"
Capitulo 4. Consecuencias del ataque
A la mañana siguiente, Jonathan y sus hijas despertaban en completo desconcierto al no encontrar a su madre, la cual se encontraba ahora en el Hospital San Mungo en estado crítico.
-Papá, ¿Dónde esta mamá?
-No lo sé Joan, llamare a la amiga de tu mamá.
-¿A tía Lily?
-Sí, a ella. -con miedo al no saber si su esposa estaría bien, marcó el número, sin embargo, nadie contestó, solo una operadora diciendo que el numero estaba fuera de servicio, desesperado, marcó de nuevo, pero nadie levantaba el otro auricular.
-Maldición -murmuró con voz abatida -ella nunca había hecho esto. -cuando iba a marcar de nuevo el teléfono, una lechuza picoteó la ventana.
-¡Mira papi, un pájaro, ¡se parece a Neko, el pájaro de mamá!
Sin hacer caso a las caras llenas de admiración de las tres niñas que lo miraban, abrió la ventana (había visto a su esposa hacerlo una vez), y tomo el papel que traía atado a su pata, lo desdobló frenéticamente y leyó en voz realmente baja para que nadie lo escuchara.
Estimado señor:
Varios hechos de suma importancia ocurrieron esta madrugada en los que se vio envuelta su esposa (no escribo su nombre por si la carta cae en malas manos), en los que destacó por intentar ayudar a la familia de su amiga Lilian Potter para salvarlos de ser asesinados por un mago realmente poderoso llamado Lord Voldemort, sin embargo (y para gran tristeza mía), no logró su objetivo, pues Lilian y James Potter, han sido asesinados a la media noche.
En el intento por ayudarlos, su esposa fue herida de gravedad, aún esta inconsciente (no digo donde se encuentra por si esta carta cae en malas manos) si desea ir a visitarla, podrá hacerlo junto con sus hijas, una persona de confianza ira por ustedes y responderá todas sus preguntas.
La lechuza que muy amablemente se ofreció a llevar esta misiva, lo espera para recibir su respuesta.
Muchas gracias por su apoyo y comprensión.
Albus Dumbledore.
El señor Jones mantenía la carta frente a sus ojos aun después de leerla más de tres veces, en su cabeza aun rodaban las palabras que ahí habia leído: mago, Lily y James muertos, por si su carta cae en malas manos, enfermedades y heridas mágicas. No, esto no puede ser, esto significaría que Debbie es una bruja, o que esta en la CIA, aunque eso explicaría por que cuando éramos jóvenes, ella desaparecía todo el año y solo la veía en las vacaciones de verano y en navidad... ¡Pero que tonterías estoy pensando!, seguro a este tal Albus Dumbledore le falta un tornillo... pero él sabe donde esta mi esposa... Así que sin pensarlo más, tomó un hoja de papel y escribió.
Señor Dumbledore:
La verdad, hay muchas cosas que no entiendo de su carta, pero si usted me puede llevar con ella, se lo agradeceré mucho. Acepto la invitación que nos hace a mis hijas y a mí para ir a visitarla.
Gracias.
Después de terminar de doblar la carta, se la amarró a la lechuza que emprendió el vuelo rápidamente por la ventana. Se quedó parado en medio de la cocina, pensando en lo que estaba pasando, poniendo en orden sus ideas. Cuando al fin el orden reinaba en su cabeza, tomó a las niñas, las cambió y peinó. Cuando habían comenzado a desayunar, alguien tocó el timbre, el señor se levantó presuroso y abrió.
En el umbral de la puerta, estaba una mujer de aspecto serio, ojos tan azules que parecían blancos y el cabello negro muy largo, traía puesta una capa negra de viaje con capucha, la expresión de su rostro no cambió ni un ápice cuando comenzó a hablar.
-Buenos días señor Jones, mi nombre es Mai Sumeragi, vengo de parte del profesor Dumbledore para llevarlo al Hospital San Mungo. ¿Ya están listos?
-Sí... sí señora, pase por favor.
-Preferiría esperarlos aquí, gracias.
-Bien, entonces en un segundo salimos.
Unos minutos después, se encontraban los cinco (los dos adultos y las tres niñas) alrededor de una lata vieja, la mujer observaba el reloj hasta que finalmente dijo.
-Acérquense y toquen la lata por favor, con un dedo que la toque es suficiente –todos hicieron lo que se les acababa de ordenar, pero no pasó nada, cuando ya se estaban empezando a aburrir, sintieron como un gancho que los jalaba, hubo un remolino de colores y aparecieron en una sala de espera del hospital. Mientras Jonathan levantaba a las niñas, la señorita Sumeragi se dirigió a la recepcionista que en ese momento discutía con un hombre que se sostenía la cabeza (que se había convertido en la cabeza de un topo).
-Pero señora -decía implorante el hombre -si yo los vi, ¡¡¡eran grandes y peludos!!!!
-Ya le dije que no me importa, ahora haga el favor de ir a quitarse esa cabeza. Siguiente -la mujer dio un paso al frente.
-Buenos días señorita, vengo a visitar a la señora Debora Jones.
-Sí, mmm, veo que ella esta en el piso especial, acompañeme por favor.
Ante una señal de la mujer, los cinco la siguieron escaleras arriba, pasaron por varias habitaciones, abrieron puertas secretas, movieron tapices y veinte minutos después, se hallaban ante una puerta de metal con dos guardias que blandían sus varitas de manera amenazadora.
-Hasta aquí los acompaño -dijo la recepcionista, luego dirigiendose a los guardias continuo -Es Mai Sumeragi y los familiares de la señora Jones, llevenlos adentro.
-Por aquí por favor -uno de los guardias entró y los demás los siguieron con sigilo, pasaron por varias camas donde gente de todo tipo reposaba, las enfermeras iban de un lado al otro, administrandoles humeantes pociones, o cubriendo a los que acababan de morir. Siguieron avanzando hasta el final del cuarto donde Debbie reposaba en un sueño nervioso, solo murmuraba, decía Sirius, Lily, Peter.... ¡Dejalos!, James, ¡¡¡Harry!!!... una enfermera le aplicaba vendas con agua fría y la observaba con aire preocupado, un medimago se le acercó.
-¿Cómo sigue? -preguntó,
-Mal señor, pareciera que ha perdido su magia, no lo entiendo -la enfermera buscaba respuestas en el rostro del doctor, pero solo encontraba más dudas hasta que al fin el medimago dijo lo que pensaba desde que esa enferma llegó.
-Es que fue eso precisamente lo que pasó.
-¡Pero eso es imposible!, ¡ha!, buenos días -añadió la enferma al ver a los recién llegados, luego pasó su mirada al doctor quien le hizo una seña para que se quedara con la enferma. El doctor se acercó a él señor Jones
-¿Me permite hablar con usted señor?
-Claro
-Verá señor Jones, su esposa Debbie, era una bruja...
-¡¿¡UNA QUE!?!
-Lo que usted oyó y le pido que no grite, está en un hospital -la excesiva calma del doctor solo aumentaba la desesperación del hombre -el que le aplicaron, es un hechizo nuevo, del cual no conocemos bien sus efectos y mucho menos su cura, solo si le puedo decir una cosa: su esposa no volverá a ser la misma. Gracias a Dios, el "niño que vivió", ya se deshizo del causante del estado de su mujer.
-¿Quién es el "niño que vivió"?
-¡Harry Potter! -exclamó el medico, impresionado por la ignorancia del hombre, fueron interrumpidos por Joan y Marie (la niña mediana de 4 años) fue esta ultima quien se acercó a su padre.
-Papi.... ¿Qué le pasa a mi mami?
-Esta enfermita, pero ya veras que va a mejorar.
-¡No quiero que le pasé nada!
Mientras las niñas eran consoladas por su padre el cual estaba desecho por el estado de la madre, Ann (quien estaba en los brazos de la enfermera), miraba fijamente el rostro de su madre y reía.
@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@_@
Después de ese día, volvieron a casa, pero Jonathan no, siguió visitando casí a diario (hiba de forma muggle) a su esposa. A las niñas las dejaba solas en casa, por lo que al pasar de los años (doce exactamente), ellas eran prácticamente independientes de su padre, quien desde que pasó lo que pasó aquella noche (este tema estaba minado en la casa, a la sola mención de Debbie, el padre se enojaba y salía de la habitación) se habia vuelto una persona hosca y fría.
Nunca les dijo donde podía estar su madre o si aún seguía viva, por lo que Joan y Marie la dieron por muerta, pero no Ann, por que aunque ella la vió por ultima vez cuando tenia un año, aún sentía su presencia, era algo inexplicable, pero la sentía y más en sueños, cuando claramente veía a una mujer (su madre), pelear contra unos encapuchados y también veía a esa misma mujer entrar a una gran casa (la casa Black), en donde se encontraba con un hombre (muy guapo *¬*) de cabello negro y ojos azules.... (n/a: Sí señoras y señores, veía la noche en que mataron a los Potter).
Pero, claro, era imposible que cualquiera de sus sueños fuera veridico, pues la gente peleaba con varitas (¿?), además, ella sabía que era rara, pues podía leer la mente de la gente, todos los pensamientos eran abiertos para ella, quien los oía como si fuera un radio (por supuesto esto tampoco se lo dijo a nadie). Pero volviendo al tema, esas visiones la turbaron visiblemente cuando vió en la televisión que se habia fugado un tal Sirius Black, y que precisamente ese black era el mismo de su sueño (¡!).
Hasta el momento, no le habia contado nada a nadie sobre los sueños, pero esto ya era demasiado, así que en medio de la comida, carraspeó sonoramente para llamar la atención de todos.
-¿Qué pasa Ann? -fue Joan, como siempre, la única que si se preocupaba por ella de toda la familia.
-Lo que pasa es que desde siempre he tenido estos sueños y.... pues no me dejan tranquila.
-A ver, cuentanos. -Ella comenzó a relatar como desde que tenia uso de razón, veia una y otra vez esa escena.
-Pero... parecía tan real, tan...
-¡YA BASTA! -era su padre, quien golpeaba la mesa a la vez en que le gitaba a una asustada Ann -¡EN ESTA CASA NO SE HABLA DE ANORMALIDADES!, Además, no existe la magia...
-Pero papá, si es solo un sueño, no tienes derecho a hablarle así, Ann y Joan solo querían mantener una simple plática "familiar", aunque claro, dudo que tú sepas lo que es ese termino, ya que para ti no somos nada. -Sip, esa habia sido Marie, quien era la única de las tres hermanas que se rebelaba ante su padre cada que podia.
-En esta casa ya ni se puede comer tranquilo -escupió friamente el padre, quien poniendose un grueso abrigo salía de la casa (como cada noche, creo que se le habia creado una necesidad enfermiza por Debbie) para aventurarse en la lluvia rumbo al hospital.
Luego de esa discusión, Jonathan nunca llegó a casa.
Pasó una semana para que un policia de aspecto hosco y frío tocará a la puerta. Fue Ann quien abrió.
-Buenas tardes, señorita. ¿Usted conocía al señor Jonathan Jones?
-Si, es mi padre.
-¿Tiene alguna identificación? Esta bien -añadio al ver que la niña sacaba su credencial de la escuela. -Verá, lo que le tengo que decir es algo... difícil.
-Que maleducada soy, por favor pasé, le sirvo té.
-No gracias, así estoy bien.
-¿Le he preguntado? -Unos minutos después, ambos se encontraban en la sala degustando unas tazas de té de jazmín. -ahora sí -comenzó la niña al darle el pultimo sorbo al liquido ardiente que le dejaba esa sensación de paz. -Dígame.
-Mmmm, pues lo que pasa es que, a las afueras del pueblo, encontramos... el cuerpo sin vida de su padre. -Lo que sucedió después de esas palabras fue muy rápido, el sonido de que un plato se rompía y el de una persona caer al suelo. Ann se volteó (ella habia sido quien rompió el plato) para encontrarse con Joane desmayada. Inmediatamente Ann (quien se movia como un zombie, aun sorprendida por la noticia) le pusó alcohol para que despertara.
-¡Ah!, Ann, ¿Qué le pasa a Joan?
-.........
-¿Ann?, ¿Quién es usted señor? ¬_¬
-Buenas tardes, mi nombre es Juan Hans -a pesar de lo que veía, el señor seguía tan apacible como si nada hubiera pasado. -mucho gusto -sonrio (milagro) a la vez en que estrechaba delicadamente la mano de la rubia que lo veía impresionada.
-Podria decirme ¿que ha pasado?
-Si, pues... verá, su padre fue asesinado. (n/a: ¡Cuánto tacto tiene este hombre!). Pero a lo que yo vengo es a buscar a alguien para que identifique el cuerpo.
-Yo voy -era Ann, quien al ver el estado de sus dos hermanas (Joan ya habia despertado y ahora lloraba en el hombro de Marie, quien tambien sollozaba)
Salieron de la casa, se subieron a la patrulla del hombre (que era policía, obvio) y anduvieron por casi toda la ciudad hasta llegar a la morgue. Era un edificio blanco muy simple, no tenia ningun aditamento que lo hiciera ver más lindo o elegante, era solo una construcción cuadrada con una sola ventana que estaba cerrada. Al entrar, la cosa no mejoró mucho, siendo un pasillo obscuro lo que ahora los llevaba hasta un mostrador, en el que el policia solo mostró su placa a la vez en que murmuraba el nombre del padre de la niña.
El encargado los dirigió hacia otra camara, que estaba lleno de cajones los famosos cajones pensó Ann al recordar las multiples películas en las que esta escena habia salido. Solo hubo un hecho que le asustó claramente: al entrar, comenzó a oir voces, eran solo susurros que venían de todas partes de la sala, ayudame, por favor, y la voz que más la heló, un niño diciendo ¿Mamá?, ¿por que esta tan oscuro aquí?.
Pero al voltear a todos lados, no pudo ver a nadie, solo los mismos cajones, el señor Hans se acercó a ella y la empujó levemente para que siguiera, avanzaron por otro pasillo hasta llegar a otra sala, que aunque era más pequeña, era también más tertrica, en ella se encontraban unas mesas con diversos artefactos, medicinas y tubos de plástico, pero en el centro de todo eso se encontraba una mesa con un bulto cubierto en sabanas con leves manchas rojas; impresionada se dejó guiar por los dos hombres, quienes la acercaron a la mesa a la vez en que el encargado levantaba la sabana.
Ni toda una vida la hubiera preparado para lo que vio: Su padre se encontraba ahí tirado, lleno de sangre y de unas pustulas quemadas, pero su cara... denotaba horror, pánico y dolor. De él no escuchó ninguna voz, solo sintió las manos del policia que la sujetaban con fuerza de los hombros alejandola, ella solo se dejó llevar, no le quedaban fuerzas para reprochar, para llorar o para nada.
Desanduvieron los pasillos y la camara de los cajones (donde ignoró esos susurros), llegando al mostrador, donde el encargado se acomodó y sacó unas hojas a la vez en que le preguntaba a la menor.
-¿Era él tu padre? ¿él era Jonathan Jones? -con un leve asentimiento de cabeza dio a entender que sí era. -Bien, firma esto por favor.
Firmó con su nombre, sin mayor parsimonia, luego de esto, salió al auto del hombre que la devolvio a su casa.
Otra vez ese sueño, Ann despertaba al oir los gritos de su profesor de matematicas, quien estaba fuera de sí.
-¡SEÑORITA JONES, OTRA VEZ SE DURMIO EN MI CLASE!, ¡Esta fue la última, salga del salón ahora mismo, esta suspendida en mi clase y como la vuelva a ver aquí, hago que la expulsen de la escuela!
-Si, ya me voy -Tomó su mochila y salió mientras escuchaba los pensamientos de sus compañeros.
-Hasta que la saca.
-Ella es muy rara, me da miedo.
-¡Que ya se vaya!, falta solo esta clase y salimos de vacaciones de verano.
-Je, veo que no les caigo bien -pensó la aludida al pasar entre los pasillos. En el momento en que pusó un pie fuera del instituto, una cruel e insistente lluvia la empapó al instante, pero no le importó, siguió andando y recordando. Todas las noches tenia el mismo sueño (o más bien recuerdo de lo que pasó aquel día) el cual la obligaba a despertar bañada en sudor.
Habian pasado cinco años desde que su padre murió, Marie se habia casado con ese apuesto policia en cuanto alcanzó la mayoría de edad y Joan se habia ido a escocia a trabajar (les mandaba casi todo su sueldo para que vivieran), ella, Ann, vivia sola en su antigua casa, claro que estaba fichada como si viviera con su hermana, pero ni Marie ni ella se aguantaban.
-Genial, el día de mi cumpleaños numero 16, estoy caminando solita por las calles y esta condenada lluvia va a hacer que me enferme... -Pero si se enfermaría o no, nunca lo supo, pues volvio a escuchar el pensamiento de una persona, lo que le preocupó fue el tono en que esta persona (que parecía ser un niño como de su edad) pronunció esas palabras. Se paró en seco para oirlo mejor.
-Vuelve a llover, cada vez más. Me siento tan solo en esta maldita ciudad. Lo que daría por poder volar lejos, muy lejos de mi padre, de Voldemort, de Potter, ¿Por qué no puedo ser como él?, rodeado de gente que lo ama y lo protege. Je, que patetico, el gran hijo Malfoy llorando entre los botes de basura, envidiando la vida de su nemesis. Tal vez sería mejor terminar con esto de una buena vez, esta vida es una porqueria...
-Pues a mi no me pareces tan patetico y tu vida no se ve tan mal -contestó Ann, quien se habia parado al lado de un chico rubio con ojos azul plata, estaban en un callejón, ocultos entre la basura. El joven la miraba extrañado, ella lo miraba sonriendo (aunque por dentro estaba asustada).
-¿Cómo demonios supo...?
-¿Lo que estas pensando?, pues la verdad no sé. Pero eso es lo de menos...
-¿Será un mortifago?
-¿Mortifago?, no que yo sepa, aunque una vez un tipo con una capa me dijo muggle, no se si sean lo mismo.
-...........
-¿ya me vas a escuchar?
-...............................
-Genial, bien, levantate, te vas a enfermar -Realmente estaba confundida, ella era todo menos caritativa y aparte, no solia sonreirle a la gente, mucho menos a los extraños, pero él, se sentía un poco identificada con él, lo sentía cercano, casi como un hermano.
-¿Qué, no quieres venir?
-No. Prefiero morirme aquí.
-¡Agth!, estas acabando con mi poca paciencia, te advierto que cuando me enojo... -pero guardó silencio subitamente al ver como el rubio se desmayaba. Asustada se acercó -estas ardiendo en fiebre, ¡eres un estupido! -Sin mas lo levantó de la cintura y se lo echó a la espalda.
Era tan liviano que podria jurar que no habia comido desde hace dias, pero por la apariencia de sus ropas no parecía un mendigo, además, traía un costoso anillo con una esmeralda y una serpiente de oro (ademas, ella era muy fuerte). En fin, jadeando tomó (sin saber muy bien por que) otro camino al que regularmente tomaba, seguría por la calle privet, cruzandola completamente hasta llegar al numero 90 (su casa).
Caminó un corto trecho llevando su liviano bulto a cuestas a la vez en que cruzaba por una calle con casas completamente iguales, de jardines milimétricamente cuidados "El año pasado hubo sequía y ahora parece que se va a inundar, que raro" de todas las casas, una le llamó más la atención, pues una lechuza blanca se habia metido por la ventana, al voltear, vio como un chico de ojos verdes le quitaba un pergamino de la pata, lo leía rapidamente y se sentaba en el alfeizar de la ventana pensando, hasta que la vision de una niña de 16 años cargando a un chico rubio, le llamó la atención.
Dejó la carta y bajó corriendo las escaleras para perseguir a la niña corriendo (aun no paraba de llover, pero a él no parecía importarle mucho)
-¡Ey, espera!, ¡Espera un momento!
-Lo que me faltaba, encontrarme a un degenerado, y este todavía no despierta. ¡Alejese de mí depravado sexual! -añadio gritando a la vez en que corria más rápido.
-¿Depravado sexual?, ¿Yo?
-¡SI, usted! -gritó de nuevo la niña, aliviada al ver por fin su casa un poco más Ann, ya casi lo logras. Se repetía a sí misma. Por fin, logró entrar al patio (que ni de chiste se comparaba con el de las otras casas, este estaba descuidado, con la maleza rebelde saliendo de todos lugares, flores silvestres con espinas rodeaban la entrada. En fin, el punto es que en un instante sacó la llave del abrigo y abrió la puerta
-¡Ya dejeme degenerado!
-¡No soy ningun degenerado!
-¿Entonces por que me siguió? -vaciló un poco al contestar, realmente ese chico decía la verdad y ella nunca se equivocaba en leer los ojos de la gente.
-¿Por que?, ¿Me creerias que yo ni sé?
-¿Cómo te llamas?
-Harry Potter
-¿Potter? -en eso recordó, su huésped (Malfoy) al parecer lo conocía, pero no parecian ser muy amigos, así que sin abrir la puerta, solo continuo con más preguntas. -¿Cómo se llama? -preguntó mostrandole el cuerpo inconciente.
-Draco Malfoy, somos... compañeros de clase.
-Mmmmm, verás Potter, ahorita Malfoy no se siente bien, como te podrás dar cuenta.
-¿Qué tendrá?
-Pues yo creo que trae fiebre, no te preocupes, lo cuidaré y luego si el quiere, te avisaré para que lo vengas a visitar. Pero claro, dejame tu número de telefono n_n
-¿Puedes leer la mente?
-Luego te explico ¿si?, ¡necesita atención urgente!, ¿me vas a dar tu telefono, si o no?
-Ah, si.
-Por cierto, mi nombre es Ann Jones. Pero ¡ya dame ese papel! XO
Luego de que el niño le diera su número y ella lo apuntara en un trozo de papel, entró a su casa, lo acostó en la antigua cama de su padre, habia dejado de llover, así que le abrio la ventana.
Fue a la cocina y trajó una bandeja con agua y unos paños que se apresuró a ponerle en la frente, debía quitarle la ropa mojada, pero realmente no tenia nada que ponerle, ella solo usaba faldas largas o pantalones de mezclilla a la cadera, nada para hombres.
Pasó una hora poniendole más trapos con agua y viendo impotente como le seguia aumentando la temperatura. ¿Qué debo hacer mamá? Preguntó desesperada, pensando en la única persona que ella aún sentía cercana.
-Llamale a Harry -Se sorprendió al escuchar esos debiles murmullos procedentes de su huésped. Sin entender muy bien, bajó a toda prisa y descolgó el telefono Demonios, olvidé que desde que murió papá no tengo telefono. Tomó lo necesario (n/a: no se si usen Tarjetas de telefono ó monedas ó que en Inglaterra, así que se aguantan. Como si alguien leyera el fic ¬¬) y salió a la esquina de la calle Magnolia, por suerte ahí habia un telefono y se ahorraria preciosos minutos si le hablaba.
Marcó el telefono desesperada e intentando calmarse, sonó tres veces, por suerte ya estaba tranquila al escuchar la voz de un hombre contestar.
-Si, hola.
-Hola, muy buenas tardes tenga usted amable señor. -a juzgar por esa voz, sabía que no era muy amable, ella debería comportarse como la más tierna y amable niña del mundo.
-Buenas tardes, ¿en que le puedo servir? -jeje, si estaba funcionando.
-Ejem, me gustaría hablar con el joven Harry Potter, ¿se encuentra ahi?
-NO, NO SE ENCUENTRA. Y NO QUIERO QUE ALGUN ANORMAL COMO EL VUELVA A LLAMAR A... -Ups, terreno peligroso, se ve que ese hombre odiaba a Harry.
-Disculpe señor, pero no sé a que anormales se refiere. Soy de... -miró en un periodico un anuncio de unas tutorias especiales del colegio San Bruto que solian impartir en verano -...del colegio San Bruto, me han dicho que ese niño tiene un grave problema de conducta y quería hablar con el para decirle que por ordenes judiciales debe asistir a los cursos de verano que aquí se imparten.
-Oh, vaya, lo siento, en un momento se lo comunico.
-Gracias. -creo que debí ser actriz jejeje
Unos segundos después, se ecuchó la impaciente y preocupada voz del joven Potter.
-Hola, ¿eres tú Ann?
-Shhh, dime señorita Jones, ese señor puede oirte.
-Lo siento, ¿que pasa?
-No le puedo bajar la calentura, necesito que vengas, traite algún libro de remedios caseros ó preguntale a tu tía, también trae un cambio de ropa para Draco.
-¿Cómo supiste que vivo con mi tia?
-Lo supuse n_n Pero ven rápido.
-Voy para allá.
El rincón de Cerdo Volador. ¬_¬ "Buenas tardes, dias, noches, o yo que sé, tengan todos ustedes lectores imaginarios (por que es obvio que NADIE lee esta cochina historia). Es un placer informarles que voy a quitar este fic de ff.net, luego lo quemaré y lo pisotearé!!!! Naaaa, no les daré ese placer Mwahahahahahahaha XD, En fin. Creo que este fic terminará teniendo un poco de Shlash!, pero no se emocionen, no sirvo para hacer lemon. Sobre Ann, ella será el unico personaje invitado, pues a partir de este capitulo, saldrá pura gente de Rowling (con excepción de una visita que tendrá a San Mungo, pero eso es otro caso). Pero bueno, me voy a leer algun fic de Nicoyasha-sama o de Kareles-san (si, ellas si escriben bien, no me ataquen). Mi amiga imaginaria (digase mi otra personalidad) me preguntó que por que hacía eso con Draco (dejarlo bajo la lluvia con el autoestima por los suelos) y mi respuesta fue: Por que quiero jajajajajaja!!!!. Ejem, otra pregunta fue: ¿Qué le pasó a Draco para que estuviera asi? Eso luego tendrá respuesta.
Bueno, ACLARO parte de los pensamientos de Draco cuando Ann lo encontró, son un pequeño pedazo de una cancion llamada "días de lluvia" de OBK, la leí en un fic, si alguno de mis lectores fantasma la tiene, y me la manda, les cumpliré el deseo que quiera dentro del fic (aunque de antemano se que nadie lee esto, viva mi inhumana ilusión). Como sea, adios. Y los condeno a leer este ff hasta que termine MWHAHAHAHA. Dejen review, aunque sea para decirme lo pestilente de esta historia. ¬¬
