N.A.: "Empezamos" Yupi. Ya saben que no es mio.

Referencias para este cap. Soldado Cap 5.; Asesino Cap. 1 y Ladrona Cap. 5.

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La Alianza

Capitulo 1 "Los Tres"

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"El día en que los astros se alineen y el miedo inunde el corazón del mundo

"Cuando los Ángeles negros describan un circulo en el cielo, un alma pura será sacrificada y su sangre bebida por el señor oscuro

"y cuando las antorchas lancen su fuego eterno, la oscuridad máxima surgirá...

"para sumir al mundo en el caos"

Lei Magnus.

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El castillo era algo casi sacado de una novela de caballería, o incluso de Drácula. Pasillos de roca alumbrados por lámparas eléctricas que emulaban antorchas. Un aire tan lúgubre que, a pesar de tener calefacción, provocaban escalofríos a la gente no acostumbrada a ello.

Yumi Komagata era una de esas personas.

Ella estaba familiarizada con guaridas secretas, con múltiples pasillos laberínticos y el habitual poso sin fondo. Pero eso estaba en Kyoto, no en este lugar tan apartado de la maravillosa isla de Japón.

Chicago, Illinois. Estados Unidos de América. ¿Quién lo diría? Dejar la seguridad de una base prácticamente inexpugnable, por la hospitalidad de una persona a la que jamás habían visto. Shishio si que era confiado.

Shishio, pensó ella con ternura. Tal vez el asesino más despiadado después de Jack "The Ripper", Freddy Cruger y Hannibal Lecter. Pero eso no evitaba que ella pensara su nombre con ternura.

La edad de Yumi no alcanzaba los treinta. Cabello rojizo oscuro y un labial verde para contrastar con la palidez de su piel. Ella era una de las genetistas más capaces y vanguardistas de la época. Sus trabajos en decodificar el ADN y trazar el mapa Geonómico antes que cualquiera y lograrlo mientras estaba en la Universidad, le había dado fama. Sus teorías respecto a la alteración genética controlada llevaría a la Ingeniería genética a una edad de oro. Las enfermedades hereditarias y otros trastornos (incluido el cáncer) se resolverían gracias a ella. La humanidad cantaría su nombre junto a Pasteur, Jenner, Flemming y otros tantos. Pero había un pequeño problema.

Jamás aprobaron sus experimentos.

Al presentar su trabajo, aplicó sus teorías a personas vivas, para demostrar como podía tener éxito. Y lo tuvo, en la mayoría de los casos, pero, la comunidad científica de Japón la despreció por experimentar de esa forma. La persiguió como los inquisidores a los "infieles" de siglos anteriores, y fue obligada a desaparecer de la vida pública.

Pero jamás dejo de experimentar.

Un día, una persona se le acercó. Le ofreció trabajo y un motivo para experimentar. Las alteraciones para aumentar los atributos de un ser humano. Hacerlo más rápido, más fuerte, más resistente. Y ella aceptó el reto.

Y así se enamoró de Shishio.

El líder del Jupongatana, aunque en aquel entonces era solo un asesino más del Chosu. Pero cuando empezó a levantarse, ella lo ayudó para aumentar su fuerza, llegando a ser el hombre más fuerte de Japón. Sin embargo fue derrotado, e incinerado. Le costó a ella esfuerzos, alteraciones y decenas de cirugías salvarlo. Pero finalmente vivía. Sin un gramo de piel natural, sin una sola glándula sudorípara, pero vivo. Y mucho mas fuerte.

Ella lo amaba. Y sorprendentemente, él también. Yumi era la única quien conocía él lo tierno y amoroso que ese hombre despiadado podía ser. Ella y el otro chiquillo, claro.

Caminaba, acercándose a los aposentos que los Mazoku les había asignado a Shishio y el pequeño destacamento de seguridad que los acompañó desde Japón. Cualquiera que la viera, podría confundirla con una actriz, de esa clase de películas de moral dudosa. Un traje blanco, propio de un medico, aunque 2 tallas más pequeño de lo que normalmente debería ser. Parecía mas que nada cono una segunda piel, demasiado ajustada en varios lugares estratégicos, aunque sobre ella, una bata larga de laboratorio.

Al fin llegó a su destino y entró a la habitación designada. Esta era grande, bastante grande. Amplios ventanales dejaban entrar la pálida luz de la luna y, nuevamente, iluminada por esas malditas luces en forma de antorchas que cada vez la sacaban más de quicio. En medio de la habitación, sentado en cojines de tamaño industrial y rodeado de tres enfermeras, estaba el glorioso líder del Jupongatana, Makoto Shihsio.

A pesar que eran asignadas por ella, las enfermeras aún la sacaban de quicio. Una pequeña punzada de celos la azotó mientras veía a esa jóvenes, ninguna mayor de 23 y con uniformes que hacían competencia con el suyo para ver cual se rompería primero debido a lo ajustados que eran. Cada una de ellas, alegremente terminaban de vendar varias partes del cuerpo de Shihsio.

Yumi podía haberle hecho transplantes de piel, o modificar su DNA para hacerlo sanar rápidamente y de esa forma que recuperara la apariencia que tenía antes del ataque de Battousai. Pero Shishio no lo quiso. Era como si su apariencia fuera un recordatorio de su derrota. Era lo que le daba fuerzas para dominar.

Y Yumi amaba eso.

Shishio también amaba. Amaba el poder, en especial. Adoraba la forma en como su cuerpo acumulaba el calor y de esa forma la energía para atacar. Shishio había sido un asesino clandestino del Chosu, quienes buscaban el bienestar de Kyoto. Pero Shishio supo rebelarse. Mató al dirigente y todo el bajo mundo criminal estaba bajo su mando. Makoto Shishio, el único poderoso. Solo vencido por una persona...Battousai.

Su obsesión, si, pero no era tanta como para vivir por ello. Por el momento tenía otras cosas en mente.

Poder.

- Si ya terminaron, pueden retirarse. – Ordenó Yumi a las jóvenes quienes por el momento disfrutaban del intenso calor que solo Shihsio podía generar.

- ¿Pasa algo Yumi? ¿Espero que no estés celosa de ellas? – Solo Yumi conocía ese tono de voz. Un poco juguetón. Solo un poco.

- Tengo que estarlo, Shishio-san. No es fácil aceptar el magnetismo que tiene usted para las mujeres.

Ambos sonrieron. Así era Shishio con ella. Como un amante como cualquier otro. Tierno, amoroso, aunque fuera solo con ella.

Yumi se acercó a el y se puso bajo su protección. Sus brazos totalmente cubiertos de vendajes rodeando su cintura. El calor casi le quemaba la espalda, pero era una sensación tan agradable. Deseaba que perdurara, que se repitiera lo de cada noche.

Pero no esta.

Alguien tocó la puerta, y Shishio con su voz normal ordenó que entrara. Un sujeto con la apariencia de un guardaespaldas entró.

- Shishio-san, Lord Dynast pide por favor su presencia en la oficina principal a la brevedad posible.

- Vaya, hasta que al fin decidió aparecer.

Había estado allí casi tres días y, aunque el trato no era malo, estaba impaciente por conocer a ese misterioso hombre que les prometía mas poder. Así que, dejando a Yumi, después de un ardiente (en el sentido literal de la palabra) beso, siguió al guardaespaldas.

Con su vestimenta azul, sus guantes grises y la Mugenji en la cintura.

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- ¿Entonces ya llegó?

- Así es Señor Trieze. Ha informado su llegada desde Douvres esta mañana a las 1100 horas. Para las 1500 ya había identificado la escuela y terminado los procesos administrativos de la transferencia.

Trieze Kushrenada asintió mientras bebía otro sorbo de un elegante Vodka cosecha privada de 500 dólares la botella. Él era la cabeza del ejercito tecnológico secreto más grande (si no el único) del planeta. En estos momentos, ese ejercito estaba mas que débil, pero eso era cosa temporal. En menos de 2 meses, la producción de los Mobile Dolls Virgo era más que evidente. De esa forma las fuerzas de Oz estarían mas fortalecidas que nunca. Además de cierto poder que ese Dynast les ofreció.

- Espero que no tarde mucho en localizar a la chica. Mientras mas pronto lo haga será mejor.

Su agente numero uno: Heero Yui, tenía como misión acabar con el agente principal de los Ryuzoku, poco conocidos enemigos de sus futuros Aliados Los Mazoku. Nombres un poco chocantes desde el punto de vista de Trieze, pero en fin. Heero debía eliminar a Reena Inverse como una muestra de buena voluntad para los Mazoku. Además de información respecto a su base y baratijas como esa.

- Ya ordené la transferencia del Gundam Wing al departamento asignado para el piloto 01. Señor Trieze ¿Sabe algo que no me ha dicho?

La orden de Trieze de transferir la armadura fue después de un día de estar encerrados en ese castillo, simplemente tenía la percepción de que necesitaría un poco del poder de fuego que solo un Gundam puede proveer. Solo era un presentimiento. Pero, después de todo, la mayoría de sus logros habían sido presentimientos.

- Solo precaución Lady. No tienes que preocuparte.

Lady Une asintió. Conocía demasiado a Lord Trieze, desde sus inicios. Se acostumbró a la naturaleza Napoleónica de él. Sus sueños de grandeza, esos que un psiquiatra podría llamar "delirio de grandeza". Pero Trieze iba mas allá. No solo soñaba, lo hacía. Su locura cautivó a la realeza, a cientos de soldados, a 6 pilotos Gundam y a ella.

La puerta interrumpió al pregunta que Une quería hacer.

- Lord Trieze, El señor Grausherra pide su presencia en la Oficina Principal del castillo. Por favor.

"Bien, a darle" Pensó Trieze mientras apuraba su trago y se levantaba del sofá elegante que estaba destinado para el. Solo se detuvo un momento para besar a quien había sido su compañera durante mucho tiempo. Sin saber que después de esa reunión, jamás sería el mismo.

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Después de unos cuantos minutos de camino por los tétricos pasillos del castillo (no era que a Trieze o Shishio le importara) ambos sujetos se encontraron justo enfrente de una puerta de dimensiones bastante amplias.

A Shishio le pareció curioso el guardaespaldas que acompañaba al aristócrata. Era tan grande como Anji, y con una cara más fea que la de Iwambo. Sin embargo le pareció familiar cuando ambos estuvieron frente a frente. Al voltear a ver al de su espalda este había desaparecido.

Igual que el de Trieze.

¿Ninjas tal vez?

Trieze estudió a Shishio, y su experiencia le indicó que frente a él, estaba una persona sin ningún respeto por la vida de los demás. Despedía un aura de crueldad que se transfería por esos inhumanos ojos rojos intensos y ese calor extraño tan sofocante.

Shishio tuvo que reconocer que frente a él estaba un hombre peligroso. No por un Ki extremadamente fuerte, sino una persona dominada por la ambición. Alguien que no duda en eliminar a las personas que sean con tal de alanzar sus propósitos. De alguna forma, un tipo de crueldad elegante. No convenía ser enemigo de este sujeto... a menos que estén en un duelo.

- Veo que se conocen ya. – dijo una jovial voz, aparentemente desde ninguna parte.

De entre las sombras surgió un hombre joven. De no mas de 25 años. Con cabello negro, ojos parcialmente grises y vestimenta que a cualquiera le recordaría a Lex Luthor de Smallville. Todo eso contrastaba con una clase de educación fría y un algo, algo que no se podía definir bien, que ordenaba respeto.

- Shishio-san, Lord Trieze. Acompáñenme por favor. Lord Dynast los está esperando.

El joven abrió la puerta y el trío entró a una oficina de dimensiones bastante grandes. Era muy elegante, con un gran estante de libros de un lado, un escritorio con un sofá que se asemejaba mas a un trono y un par de sillas bastante cómodas frente a él.

- Tomen asiento. Antes de que Lord Dynast entre debo pedir alguna confirmación de su identidad.

- Hemos estado aquí por mas de tres días, creí que eso era suficiente para probar quienes somos. – La voz de Shishio era educada, pero con un inconfundible matiz de amenaza. – Hemos confiado durante todo ese tiempo. Tiempo, que no podemos darnos el lujo de desperdiciar en estupideces.

- Calmado, calmado. – El joven sonrió sintiendo la oleada de odio de Shishio. – Deben comprender que tenemos demasiados enemigos. Las precauciones en este negocio no están para mas.

- Le repito que nosotros prescindimos de las precauciones durante este tiempo. No es bueno que intente ganarse enemigos. Espero que me entienda.

El joven sonrió falsamente avergonzado. Toda esa tensión la estaba disfrutando demasiado. Pero...en fin. Tenia que terminar todo esa noche.

- Será sencillo. Solo me gustaría ver las espadas que portan. Como un último gesto de buena voluntad.

Trieze y Shishio se vieron por un breve momento. De hecho la primera vez que se vieron a los ojos sin tratar de intimidarse mutuamente. La lógica era demasiado estúpida. Cualquiera puede portar una espada. No es necesariamente un sello particular. Pero, por otro lado...la vos del joven era seductora. Casi doblegadota de voluntades.

Poniéndose de pié, Shishio desenvainó la espada rápidamente, dejando que la punta acariciara la nariz del tipo. De forma pacifica, claro, solo un poco de intimidación para hacer ver quien manda.

- Sorprendente trabajo, una espada fabricada con las técnicas antiguas. Sin duda de Shaku Arai. ¿Me equivoco? Su Mugenji es impresionante.

Shishio no supo si impresionarse o sentirse alagado por ese comentario. Estaba en lo cierto. Era su Mugenji.

- Apuesto que usted trae la espada denominada Excalibur, en honor a aquellas de las viejas leyendas inglesas.

Trieze, con una sonrisa extendió la espada que había vencido a Wufei en una de sus practicas. Para el, el estilo del tipo era bastante adecuado. Tradicional, honorable. Como en aquellos ayeres donde las personas se les conocía por sus hazañas, por sus logros y las armas que utilizaban.

El joven caviló brevemente. Podría relatar las características y los aspectos interesantes de esa espada, pero eso sería demasiado. Mostrar mucha información podía parecer sospechoso. Así que solo la devolvió con una sonrisa. Se sentó en el sofá.

Por un momento pareció envejecer 10 años. No en apariencia, sino en la forma en como los sentidos lo perciban. Y solo dejó de sonreír.

- Me presentaré, yo soy Dynast Grausherra, líder de los Mazoku. Les he pedido que vengan porque tengo una proposición muy interesante que hacerles.

Shishio bufó. ¿Como podía?

- Y esperas que creamos que eres Dynast. ¿Niño?

- Bueno, por un momento pensé que para nosotros, la edad realmente no tenía importancia. Se que la persona que está socavando la seguridad de la información del Jupongatana no tiene mas de 17 años. O que sus pilotos, señor Trieze, no tenían mas de 13 cuando entraron a sus servicios. ¿Me equivoco? Veo que no. Mis antecesores trabajaron mucho para forjar este imperio, y simplemente fui elegido para perpetuarlo. Créanme, si la Marvel fuera de verdad, yo sería Kingping. ¿Alguna otra pregunta?

- Te concedo eso. Me divierte esta situación. Adelante. Por mi puedes continuar. – Trieze estaba sonriendo, en especial cuando Shishio optó por permanecer callado.

- Gracias. Por los siguientes momentos les pediré que me escuchen.

"Hace milenios, hubo una confrontación de seres de poderes divinos los cuales dejaron su huella en las civilizaciones de todo el mundo. Incas, Mayas, Egipcios, Tribus Africanas; todas ellas concuerdan el la lucha de la luz y la oscuridad. Fuerzas antagónicas en lucha constante. Finalmente una de ellas, fue dividida en varias partes. Este ser al que los escritos llaman como Shabranigudú, dejó 7 partes tras de sí, una de las cuales estaba en el fondo del mar. Después de décadas de investigación nos hemos convencidos de que eso realmente llegó a suceder, y mas que nada que la parte restante prevalecía en esta época. Así que, hace 50 años, logramos sacar, desde el fondo del Atlántico, la "vaina" por así decirlo, que contiene ese poder. No solo eso.

"Grabado en una cueva subterránea, se encontró una profecía que señalaba el momento en que esa parte podría ser usada para resucitar a ese ser y alcanzar un poder mas allá de la comprensión humana. Antes que piensen que esto es basura, debo informarles que esa cosa, por si misma ha dotado de características particulares a varias personas de mi gente. Como los guardaespaldas que los acompañaron.

"Un aspecto interesante de la profecía es que, la fecha en que las condiciones propicias para obtener ese poder esta demasiado cerca. No mas de 3 o 4 meses. Es por eso que he decidido brindarles esta oportunidad.

"Der Tag, an dem die Sterne sich ausrichten und die Furcht überschwemmt es das Herz der Welt.

Wenn die schwarzen Engel einen Kreis im Himmel beschreiben,

wird eine reine Seele geopfert und sein Blut getrunken vom dunklen Herrn.

Und wenn die Fackeln ihr ewiges Feuer senden,

entstehen der dunkle Wille der Maxima...,

um zur Welt in das Chaos zu sinken"*

"O en español.

"El día en que lo astros se alineen y el miedo inunde el corazón del mundo

"Cuando los Ángeles negros describan un circulo en el cielo, un alma pura será sacrificada y su sangre bebida por el señor oscuro

"y cuando las antorchas lancen su fuego eterno, la oscuridad máxima surgirá...

"...para entregar poder a sus leales"

"Por lo tanto, pido su ayuda para alcanzar ese poder. Les pido que trabajemos juntos y todos nosotros obtendremos una recompensa superior a cualquier otra que podamos imaginar."

Después de un momento, Shishio rompió el silencio.

- ¿Qué clase de ayuda?

- Los Mazoku, hemos seguido sus actividades desde hace un tiempo. Sabemos que ambos poseen factores que serán muy útiles para alcanzar nuestras metas. Para alcanzar los niveles de energía necesarios para llamar a "Shabi" de esa "vaina" hemos calculado que necesitamos de la tecnología de energía que Oz ha desarrollado gracias a su investigación con las Armaduras. Para generar un ser capaz de soportar la transferencia de esa parte y capturar la energía necesaria y, otros que tendrán propósitos en especial, la ciencia genética con la que el Jupongatana ha estado jugando nos sería muy útil.

- Olvídelo. – Reclamó Shihsio. – He estado esperando pacientemente, y francamente no vine aquí para escuchar fantasías que bien pudieron salir de la mente de Hajime Kanzaka. Venir aquí es una pérdida de tiempo. Considérese afortunado de que no lo veré como un enemigo. Por ahora.

Shishio se levantó y avanzó a la puerta seguido de Trieze.

- ¿Sabe? Tengo que concordar con Shishio-san. La oferta de poder es bastante tentadora, pero mientras no nos pueda especificar que es... Por cierto, excelente Scotch el de su cava.

Dynast casi suspiró. Humanos, tontos e inútiles. ¿Qué tenía que hacer para hacerlos entender? Claro. ¿Por qué no?

*Deténganse*

Shishio paró. ¿Había una cuarta persona en el recinto?

*Alto, estúpidos.*

Trieze evaluó la voz. Era grave. Casi como la vos intimidante que los interrogadores usan para socavar la voluntas de los prisioneros. Pero no parecía haber una bocina allí. Solo que sea...

Al dar media vuelta, ambos tuvieron que quedarse quietos. Dynast seguía sentado. Pero sus ojos brillaban con un resplandor rojo. Las manos estaban apoyadas en el escritorio, pero detrás de el...era como si una sombra negra, con ojos resplandecientes estuviera allí.

Shishio percibió el cambio del Ki de Dynast. Nunca había sentido algo así. Negaba a su mente ponerle nombre a lo que sentía. Pero no podía engañarse. Tenia Miedo.

*Insignificantes criaturas. Patéticos seres. Escuchen.*

La voz, como después entendió Trieze, estaba hablando directamente en su mente. No quería darse cuenta que cada poro de su ser transpiraba. Dynast se puso de pié y extendió un brazo, apuntándoles.

De alguna forma ambos sintieron sus gargantas cerrarse y una presión en sus pulmones, cada respiración era dolorosa. Aunque eso no los sorprendió, ya que en ese momento pendían a 2 metros del suelo. Levitaban.

*Mi nombre es Dynast Grausherra. Soy el último de los Dark Lords creados por Shabranigudú.*

El joven líder, y la sombra detrás de él, flotaron hasta situarse junto a los dos cuerpos flotantes de la habitación.

*Realmente no son útiles. Solo los quiero para acelerar el proceso de la resurrección se Shabranigudú. Mi poder esta más allá de su comprensión.*

De pronto estaba atrás de Trieze, quien a pesar de estar siendo asfixiado, conservaba su compostura Real.

*Sus recursos serán míos tarde o temprano.*

En otro instante estaba detrás de Shishio, quien intentaba liberarse aumentando su Ki, provocando que su cuerpo entrara en mas calor.

*Acepten mi invitación y reflexionen. Les ofrezco la oportunidad de ser dioses.*

Por último, Dynast estaba sentado de nuevo, y los otros Dos líderes bajaban lentamente a tierra. Ya liberados del hechizo de control. Por un momento estaban tratando de explicarse que clase de ilusionismo a lo David Copperfield fue eso. Pero ambos lo sabían.

Fue real.

Regresaron a sus asientos.

- Disculpen la forma tan brusca de la demostración, pero era necesaria para que entendieran lo que estoy hablando. El poder que poseo es solo una sombra de lo que podemos alcanzar. Nosotros tres. No solo el mero poder de decidir la vida de otros, o dominar un país, o el mundo. No solo el cuerpo perfecto o la inmortalidad. Sino el poder de un dios. La capacidad de crear y reformar a nuestro antojo el universo. ¿Me entienden?

Silencio. A pesar de todo, seguían estando indecisos.

- ¿Por qué? – Preguntó Trieze. – Entiendo que necesites recursos, pero ¿Por qué ofrecernos el poder a nosotros? ¿Para que compartirlo pudiendo tenerlo por ti mismo?

Dynast había esperado eso. En especial de él. Sabía que Shishio ya era suyo. Esa demostración de poder fue suficiente para convencerlo. Pero Trieze siempre tuvo pinta de raciocinio.

- Como dije, el tiempo está muy reducido. Ni siquiera con todos los recursos de los Mazoku, podría "comprarles" la mercancía que necesito. Por eso lo más lógico es una sociedad. Como dije, incluso compartiéndolo, el poder al que aspiro es infinitamente superior al que tengo. Si le tranquiliza Lord Trieze, los recursos de los Mazoku estarán disponibles para acelerar su trabajo.

"Anótate una Dynast." Pensó Trieze.

- Esa parte. ¿Podrías mostrárnosla como un gesto de buena voluntad? – Preguntó Shishio.

Dynast sonrió. Claro que si.

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La seguridad es buena, pensó Trieze. Y por la seriedad en la cara de Shishio, supo que él pensaba lo mismo.

Después de haber tomado un elevador seguro, descendieron a lo que parecía ser un sótano de tecnología avanzada.

Dominando el espacio, una clase de cápsula de cristal llena de un líquido verde. En el interior de esta estaba una forma vagamente humana, casi petrificada. Pero su apariencia era mas bien monstruosa.

- Esto es lo que logramos sacar del Atlántico. La última parte de Shabranigudú.

Shishio se acercó a la cápsula, sujetando el mango se su espada con la mano izquierda. Su entrenamiento en el Kenjutsu le daba percepciones no muy comunes. Como sentir el Ki y otras cosas. Y en estos momentos sentía esas cosas. Sonrió cuando colocó la mano enguantada en el cristal y sintió una clase de ola de energía muy tenue. Lo incitaba, lo tentaba a cooperar. Si este era el poder que puede tener. Adelante.

Sonriendo con una expresión de complicidad, dijo a Dynast:

- Estoy adentro.

Trieze cedió también a la tentación de tocar esa cápsula. Simplemente era demasiado tentadora. Pero en vez de sentir una oleada de tenue energía, percibió una oportunidad. Su ejército de Mobile Dolls estaba apunto de terminarse, así también los proyectos Libra, Peacemillion y Barge. Dentro de poco tiempo tendría una fuerza capaz de dominar el mundo. De gobernarlo. Y si de paso obtenía ese poder...que mejor.

- Yo también.

Dynast sonrió. Shabi los había tentado. Eso fue mas que suficiente.

- Señores entonces confirmemos nuestro pacto. – dijo dirigiéndose a una mesa circular que estaba por allí.

Shishio se acercó, desenvainando su espada.

- El Jupongatana, mi Mugenji y yo, estamos dentro. – colocó su espada en la mesa.

- La organización Oz, mi Excálibur y yo, estamos dentro.

- Los Mazoku, mi Dugolfa y yo, estamos dentro.

Las espadas formaron una extraña estrella en la mesa redonda.

- Solo falta sellar nuestra alianza. Será un pacto de sangre.

De su traje, sacó una daga muy adornada y en dos rápidos movimientos, cortó la palma de su mano derecha y la muñeca de su brazo izquierdo. El fluido comenzó a surgir de las heridas. Era rojo oscuro.

Shishio siguió su ejemplo y después Trieze. Entonces juntaron sus heridas, La palma de uno agarrando la muñeca del otro. Su sangre fue eficazmente mezclada.

- A partir de ahora caballeros, empieza La Alianza. Por un poder superior.

- Por un poder superior. – Secundaron los otros.

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Yumi percibió un cambio en Shishio cuando este entró a sus aposentos. Una nueva aura de poder lo acompañaba. Así también cierto aire de maldad. De hecho fue mas frió que de costumbre al saludarla. Incluso el beso, para venir de labios ardientes, era distante.

- ¿Shishio-san, algo te preocupa? – Preguntó Yumi visiblemente consternada.

- No realmente. Solo digamos que estoy planeando el futuro. A partir de mañana, quiero que trabajes de inmediato en los proyectos de Dynast, eso nos asegurará beneficios futuros.

- Supongo que confía en ellos.

Shishio sonrió mientras observaba la herida que Yumi cerraba con un pegamento especial (el uso de sutura no era recomendado para alguien que prácticamente no tenía piel). Recordaba su pacto de sangre. Un gesto ridículo pero necesario.

- Confiar es una palabra muy fuerte para esto. Para nosotros no es algo común. Solo confiaré hasta donde sea necesario, pero cuando llegue el momento... – Reflexionó en ese poder que sintió cuando tocó el cristal. Y un anhelo incrementado lo dominó. Sus ojos brillaban de codicia. - ...seré el único que coseche esas recompensas.

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- Así que se ha aliado.

- Era la opción más lógica por el momento. Oz necesitará todos los recursos que sean necesarios para alcanzar sus objetivos.

Trieze cambió, pensó Une. Al principio era locura. Pero apenas empezó ha hablar una vez que entró a sus habitaciones, y ya no era locura. Era convicción. Realización. Un convencimiento que sus ambiciones serían resueltas.

- Una vez que las cuentas de Dynast estén en nuestro dominio, quiero que coordines la construcción de los generadores de "Blue Energy" ya planeados. Yo supervisaré los astilleros de Douvres, Shangai y Berlín. Los recursos de la Realeza ya están a nuestra disposición. Confío que en menos de 2 meses tendremos el ejército que necesitamos.

- ¿Y su trato?

Trieze sonrió. La parte tradicional en él, murió cuando tocó el cristal. Las costumbres dejaban de brillar, cuando tenía un objetivo mayor en mente. El pacto de sangre no significó nada realmente. Pero para alcanzar su destino, ese que quedó claro cuando la tal "parte" entró en contacto con él. Si obtenía el poder, solo afirmaba su posición como el soberano del planeta. Si no, subyugaría a los Mazoku y al Jupongatana por el mero poder de fuego de sus Dolls.

- Seguiremos con él, solo para mantener las apariencias. Si ese loco de Dynast tiene razón, ya nos arreglaremos. Si no, al menos nuestras fuerzas estarán listas.

Une asintió, sintiendo que de repente Trieze estaba mas allá de su alcance, ahora. Ella estiraría los brazos para agarrarlo, pero cada vez se elevaba más y más. Dentro de poco, ella ya no sería nada para él.

Pero se esforzaría para estar a su nivel. Después de todo era su Señor.

Trieze aceptó al abrazo amoroso de Une, y la actividad que siguió a continuación. Pero su mente estaba muy lejos. Planeando. Enfocada en el futuro.

"Cuando los Ángeles negros describan un circulo en el cielo"

Horas después, ambos yacían juntos en la cama. Una durmiendo apaciblemente acurrucada al lado de él.

Trieze, sonriendo. Su ambición sería cumplida.

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Sherra, con trabajos, sentó a Dynast en su trono.

Este era parecido al que una vez, Ellis usó para alimentar la fuerza de Kopi Rezzo. Un trono en un nivel encima de la cápsula que contenía a Shabranigudú. Los Mazoku se alimentaban de las emociones negativas de la humanidad. De allí obtenían su poder.

Pero desde la catástrofe que Dolphin dejó al invocar a Caotic Blue, el plano astral era tan inestable que incluso los Mazoku se vieron obligados ha habitar el plano físico para sobrevivir. Dynast estaba más debil que nunca, en especial después de la demostración que se vio obligado ha dar.

Sherra, al haber sido antes un humano, no le afectaba tanto el caos del plano astral. Debido a eso, la mayor parte de sus habilidades estaban casi intactas. Aunque su poder también disminuía a la par del de su señor.

Dynast tenía que "recargarse", usando la parte de Shabi restante y una suerte de trono tecno-místico, le permitía adquirir poder. El que necesitaba para terminar con su propósito.

- Gracias, Sherra. – Dijo con total sinceridad. – Creo que deberé contenerme un poco más para la próxima.

- Señor, se que no debo cuestionar sus órdenes o decisiones, pero... ¿Por qué les permitió verlo? ¿Tocarlo?

Dynast sonrió. Sus percepciones, aunque disminuidas, eran los suficientemente fuertes para ver el corazón de cada uno de los líderes. Supo los cambios en ellos al entrar en contacto con Shabi (Nota del autor: El lector astuto notará que es una forma de decir Shabranigudú. O "Shabi" para los cuates. Además es corto y más fácil de escribir). Ambición, codicia, odio, miedo. Todas esas cosas se incrementaron en ese contacto.

- Ellos me traicionarán a la primera oportunidad que se les presente. No creen, al menos por el momento, que se puede lograr esa clase de poder. Y no los culpo. Sin embargo, al ser tentados por Shabi, actuarán para seguir sus propios deseos. El poder tienta a cualquiera y corrompe a todo humano. Ellos se corromperán, y nos resultaran útiles.

- ¿Y si se dan cuenta de la verdad?

- ¡Ja! Dudo que puedan. "para dar poder a sus leales" si claro. Jamás sabrán la verdadera traducción. "para sumir al mundo en el caos" No te preocupes querida Sherra, todo saldrá como lo planeamos. Y al fin nos liberaremos.

Sherra asintió y saludó. Debía dejarlo solo para reponerse.

- Una cosa más Sherra. Quiero que dejes la Gorn Nova en la armería. Por el momento ya no nos es útil. Quiero que uses la Dugolfa de nuevo.

- Señor será un honor para mi.

Diciendo esto, desapareció.

Dynast inspiró profundo mientras sentía que sus fuerzas regresaban, un poco. Según sus investigaciones, solo era necesario un Dark Lord para la ceremonia. Y la resurrección podía ser llevada a cabo "falseando" algunos elementos. Aunque detestaba depender de los humanos, encontró algo cómico en ello. La raza intermedia dominante, tan parecida a los Mazoku.

Sabía que la Dragona tenía de su lado al Equilibrio, pero eso también podía ser temporal. Más arreglos serían hechos, y tal vez el gran Jushinkan pudiera ser traído de nuevo.

Ahora, ¿qué nombre tendría el siguiente proyecto? Un nombre que represente toda la maldad y la razón de ser de los Mazoku. Un nombre que haga temblar a esa dragona entrometida.

Claro.

¿Por qué no?

Se levantó de su trono y se transportó a la habitación de la cápsula. Colocó su mano en el cristal y sonrió al monstruoso ser que estaba allí.

*A partir de este momento tu nombre será Cephied. Como un regalo a los Ryuzoku.*

Eso si que sería gracioso. Ojalá pueda ver la cara de esa lagartija cuando se entere de eso.

Una risa inundó el recinto.

Una risa, ni remotamente parecida a algo humano.

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N.A.

* Traducción aproximada al alemán.

¡Que emoción, que emoción!

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En el próximo capitulo:

Keshin, Reena y Heero se efrentan por primera vez. Cada uno para cumplir su misión sin importar la clase de persona que interfiera con sus planes. El resultado es tal vez predecible, pero ¿Qué pasará después? No se pierdan "Enfrentamiento". El siguiente capitulo de "La Alianza"

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Frase de la semana:

"Los problemas ni se crean, ni se resuelven, solamente se transforman. (Ley de la persistencia de Eintein)

Sugerencia: "Fallen" de Evanescense. (GENIAL!!)