No tengo tiempo, asi que como nada es mio, solo la historia los dejo con esto.
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Dynast aparecía 2 niveles más debajo de donde dejó a Reena exhausta y próxima a pelear con Sherra. Aunque le hubiera gustado forzar mas al Juushinkan a través de la pelirroja, había cosas mas importantes que hacer.
Frente a él, la cápsula que encerraba a la última parte de Shabranigudú, era asegurada en una caja reforzada, presta para trasladarse de base. Dynast estaba seguro que ya no podían seguir en ese castillo. No con la seguridad violada por 3 de sus enemigos. Y además, si el combate entre Sherra y Reena se prolongaba...mmmh, más vale prevenir.
Había pocas personas en el cuarto, todas ellas con expresiones vacías, solo obedeciendo. Como si no tuvieran más propósito que cumplir los deseos mentales de Dynast. Y de hecho así era.
Estaba apunto de dar una nueva orden cuando sintió algo que lo sacó de guardia.
"¿Que es eso?" pensó tocando una de sus sienes con un dedo. "¿Una gran fuente de maldad? ¿Odio, rencor y crueldad?" Sintió esa energía llamándolo para que la absorbiera.
Pero era monumental. Casi a la que despedía un Mazoku de alto rango. "¿Juushinkan?" No, no podía ser. Reena estaba consiente, así que no podía ser el. Era algo más. Una fuente abundante, como la que no había sentido desde hace mucho.
Era un. "Humano." Decidió al comparar las energías. Un humano con esa clase de fuente de poder para un Mazoku era algo...imposible.
Se concentró más. Niveles arriba. La fuente lo llamaba para que absorbiera esa energía. Con su mente trató de darle forma a lo poco que podía captar del caótico Plano Astral. Entonces lo encontró.
Pequeño, fuerte, pelilargo. Con una cicatriz en forma de cruz en la mejilla izquierda.
- ¿Que clase de ser eres Battousai? – Preguntó en voz alta, aún tratando de creer que hubiera algo así, en esa época. Con ese poder, y tan cerca.
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La Alianza.
Capitulo 4b "Tentaciones" (Segunda parte)
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El objetivo de un Hitokiri es matar de forma rápida, silenciosa. Permanece siempre en el anonimato. Siempre callado, siempre ignorado, siempre temido. Para Battousai, ser un Hitokiri no tenía más propósito que matar.
Y cuando se desataba, no existía poder humano capaz de detenerlo.
Soujiro lo estaba aprendiendo en ese momento.
Antes de esa subida monumental de Ki, alrededor del pelirrojo, su velocidad y habilidades eran buenas, pero restringidas de alguna forma. En estos momentos, parecía que la brutalidad era la norma más alta de él.
3 golpes consecutivos, los cuales fueron bloqueados sin ningún problema por el chico prodigio, aunque no alcanzó a ver el puñetazo directo a su cara. Soujiro se tambaleó un poco mientras leía la postura actual de su contrincante. Ambas manos en la empuñadura movimiento vertical hacia abajo. Saltó hacia atrás para hacer un poco de distancia entre ambos en lo que el aire era cortado desatando una pequeña ráfaga de viento.
Tobi Izuna. Adivinó Soujiro al esquivarla recordando las técnicas del inútil de Raijuta. Aún sonreía. Después de todo era su marca personal y realmente se estaba divirtiendo. Soujiro no solo se enfocaba en la lucha, sino también en controlar la fuerza de sus piernas. Yumi-san le había ordenado que no luchara con toda su fuerza hasta que terminaran el tratamiento para sus tendones. El controlarse le era algo difícil, en especial al combatir en contra del Shin So Ku. Sin embargo tenía que hacerlo. Shishio-san le había dado instrucciones y debían ser cumplidas.
Soujiro se alistó para correr. Sería fácil. Con su velocidad "desaparecería" de la vista de Battousai, aparecería a su espalda y en vez de destajarle el abrigo, le partiría la cabeza en dos. Avanzó.
Battousai, en fracciones de segundos observó el avance del chico. De haber tenido tiempo (todo transcurría en décimas de segundo) reiría en burla. Pero eso lo dejaba para después. Levantó la espada y enfocando todo su Ki en el filo de esta golpeó el suelo. Varias veces.
- Renzoku Do Ryu Sen! (1) – Gritó mientras cientos de pequeñas piedras volaban rápidas como balas hacia su objetivo. Sou-chan.
El chico se sorprendió, con la espada y con las manos, dolorosamente bloqueaba y desviaba la lluvia de piedras sin reducir su velocidad de ataque. Battousai aprovecho la confusión para avanzar y encontrar a Soujiro de frente. Ambas espadas chocaron estruendosamente y los combatientes hacían gala de su fuerza al tratar de empujar a su adversario. Soujiro sonreía como siempre, pero Battousai tenía una risa loca. Demente. En menos de un parpadeo, con su mano izquierda, sacó la vaina de su cintura y golpeó el costado de Soujiro haciendo que este cediera. Para finalizar golpeando su cara con la empuñadura de su espada.
- ¿Sabes? Mi meta de este día, es borrar esa estúpida sonrisa de tu cara. – Dijo Battousai, burlándose de Soujiro.
El chico limpió un poco de su sangre, sin quitar su marca personal, maldiciéndose internamente por no prever la situación. "Yumi-san disculpe por desobedecerla" Pensó Soujiro antes de empezar a correr.
Battousai previó el ataque del chico. Sonrisas, pensó en llamarle. Sabía, por la posición de la espada que lo atacaría...
Soujiro desapareció de su campo visual. Battousai movió la cabeza hacia un lado y la espada del chico se impactaba con su hombro, brazo y muslo izquierdo. La fuerza de los tajos fue absorbida por el abrigo, evitando que lo partieran en pedazos. Pero el filo de la espada practicó cortes profundos en su piel. La sangre del asesino empezó a fluir mientras el solo sonreía en indiferencia.
Los pies del chico se deslizaron hasta detenerse, estudiando los cambios en el Ki de su oponente. Seguía igual de alto, sin importar las heridas o el dolor. Volteó a verlo. Battousai había girado hasta quedar frente a él. La sangre manaba lentamente por las heridas abiertas y aún así, no parecía sentir dolor. La sonrisa demente aún estaba en su rostro y las pupilas de sus ojos dorados parecían haberse contraído en un solo punto.
- Tienes talento "sonrisas" (2). –Battousai levantó su brazo sangrante y lamió un poco de su propia sangre. – ¿Eso es todo lo que tienes?
Soujiro contestó con una sonrisa, colocándose en posición defensiva, declarando que esperaba el ataque de Battousai. Este sonrió. Se abalanzó hacia el chico elevando su velocidad, listo, desatado, mortal. Un sablazo horizontal fue detenido por su rival. Durante milésimas de segundo parecía una competencia de fuerzas. El peso extra del abrigo dando ventaja a ese movimiento de carga. Soujiro alcanzó a ver el movimiento de la mano izquierda del pelirrojo, y, anteponiéndose lo imitó. Ambas vainas chocaron bloqueándose entre sí. Soujiro fue el primer rival que detenía un Sou Ryu Sen de manos del Battousai.
"Tienes talento chico." Tuvo que reconocer, al darse cuenta del potencial que tenía. Le recordaba al mismo potencial que sintió en el agente británico. El tal Yui. Sin embargo era un duelo. Y en esa clase de lucha, solo uno puede sobrevivir. Exhalando un grito de batalla, Battousai levantó sus brazos haciendo que el cuerpo de su rival quedara desprotegido. Estando con los brazos arriba, saltó un poco haciendo que sus pies se estrellaran con la cara del chico escolar.
Soujiro trastabilló unos pasos, en lo que el asesino giraba en el aire para caer directamente sobre sus pies y soltar un sablazo. Fue una suerte que el muchacho estuviera dando pasos hacia atrás, de ese modo la espada solo cortó su ropa y una cantidad pequeña de piel.
La sangre manó un poco, manchando el uniforme, haciendo que el chico perdiera su perenne sonrisa en un ademán de dolor.
- Te dije que borraría esa sonrisa, muchacho.
- En ese caso, déjeme borrar la suya, Himura-san - Respondió Soujiro sonriendo de nuevo. Olvidando por completo las instrucciones de Yumi.
Saltando un poco, desapareció de la visión de Battousai, lo único que este pudo ver era un borrón y múltiples pisadas marcándose en el piso.
Izquierda.
LA espada a penas pudo ser bloqueada. Otra décima de segundo y las pisadas seguían detrás de él. Dio media vuelta y estudió de nuevo las pisadas, imaginado el movimiento de su oponente.
Arriba.
Con ambas manos en la espada bloqueó el sablazo vertical, sus pies hundiéndose unos milímetros en la roca. Soujiro desapareció de nuevo y se movió a varios metros de Battousai.
El chico parecía cansado, algunas gotas de sudor se escurrían por su frente y jadeaba. Sus piernas aún no estaban listas para soportar un Shucuchi, pero tenía que terminarlo. A como diera lugar.
Ultimo intento.
Desapareció de nuevo, ignorando el dolor de las piernas. A pesar de que su imagen no se veía, los pasos que se mercaban en el suelo avanzaban hacia Battousai. A un metro de él, cuando esperaba el ataque, estos subieron por la pared, el techo desviándose y luciendo como si dos o más sujetos se estuvieran moviendo. No parecía haber ningún patrón. Como si se moviera por todas partes.
Battousai maldijo un par de veces al aire, ya que no podía ver donde estaba. Su Ki no parecía moverse, sino estar en todas partes a la vez. Era muy difícil anticipar sus ataques. Sonrió, tenía un pequeño as en la manga. Con ambas manos en la empuñadura, sosteniendo verticalmente la espada realizó una técnica aprendida al "cubo de hielo".
Varias proyecciones de si mismo empezaron a girar. Ryuusui no Ugoki "La danza de las espadas" con la cual Ahosi casi estuvo a punto de derrotarlo, la cual era muy útil a la hora de atacar. Soujiro dependía de la poca velocidad del oponente, para mantenerlo fijo y saber como atacarlo. Teniendo varias proyecciones sería prácticamente imposible acertar.
Soujiro lo notó. Cuando "viajaba" a esa velocidad solo percibía pocas imágenes, y la mayoría de objetos estáticos. La gente que se movía era como una película de pocos cuadros por segundo. (3) El Ki le indicaba su posición, que era lo que mas le ayudaba. Pero esa técnica. Tanto las proyecciones de Battousai como el rápido movimiento de su presencia lo confundían. Pero no había vuelta atrás. Tenía que arriesgarse. Escogió una de ellas y cayó o fuerza para partir en dos al asesino pelirrojo.
Su espada se estrelló con el suelo partiendo la roca en dos. Había fallado.
Sintió un Ki poderoso a su espalda. Giró.
Battousai sostenía la vaina de su espada agarrada casi a la mitad de su longitud. Como si sostuviera una kodachi. Eran fracciones de segundo las que pasaron cuando Soujiro dedujo que estaba en pleno giro.
Tres veces, la vaina impactó con la herida de su pecho, en el mismo lugar de forma rápida. Aun estaba siendo empujado hacia atrás por los impactos cuando Battousai corrigió su postura y golpeó el esternón del muchacho con el mango de la espada. Un poco mas y sus huesos se reventarían en pedazos.
Varios metros atrás Soujiro aterrizaba con el trasero, a duras penas agarrando la espada. Battousai veía su obra y la encontró: Excelente.
- ¿Te rindes? "Sonrisas".
Soujiro levantó la cabeza con dificultad. Las piernas lo mataban. El dolor de su pecho era casi insoportable. Solo por orgullo, por que era su marca personal. Y porque estaba decidido a ser fuerte, sonrió y negó.
- No. – dijo con la sonrisa algo torcida en la cara. Usando la espada como apoyo se puso de pie.
Shishio una vez le enseñó que solo los más fuertes sobreviven. Y en no era débil. El era fuerte. Así tenga que quedarse lisiado el resto se su vida, el ganaría. Un agudo dolor subió por ambas espadas que lo hizo reprimir un grito. No podía hacer un buen Shukuchi, mucho menos un buen Shun Ten Satsu. Solo le quedaba una opción.
- Bien. En ese caso terminaré con tigo de una buena vez. – Battousai adoptó un tono serio, lo cuan no significaba mas que peligro. Ambas manos en la empuñadura. Postura recta, casi en guardia.
Soujiro al fin se puso de pie y estudió la postura de su enemigo. No era una posición Battou. Que era lo que el quería.
- Tengo prisa por matar a tu jefe. Por lo tanto de regalaré un ataque, usando el Ouji del Estilo Hiten Mitsurugi Ryu.
"El Ouji del estilo HMR. Creí que sería una súper técnica Battou" pensó Soujiro.
- En se caso, ¿podía hacerme un favor, Battousai-san? Siempre he oído cosas maravillosas de su impresionante técnica battou. Tanto que me esforcé mucho para hacerla mía. Si ese es el último golpe que piensa hacer, ¿Podría usar esa técnica? Yo le mostraré la mía.
- ¿Tu técnica Battou? – Battousai dejó de ser serio para burlarse del chico. A duras penas se mantenía en pié y le hablaba de medir fuerzas con esa técnica de su especialidad. ¡Oh! ¡Que Diablos! Lo vería sufrir más. – De acuerdo "sonrisas".
Amos contrincantes envainaron las espadas y se colocaron en la posición adecuada. Ambos, imperceptiblemente temblaron al mantener esa posición. Battousai podía estar ignorando el dolor y el cansancio, pero los efectos eran claros. Ni siquiera cuando peleó contra Shougo se había esforzado tanto en una lucha. Este chico era bueno. Sin duda alumno de Shishio. El pensamiento de la cabeza de Shishio en la punta de su espada lo hizo sonreír aún más.
Soujiro se concentraba, había perdido la sonrisa a la concentración. Sabía que le faltaba demasiada fuerza para igualar una buena Técnica Battou, pero lo importante estaba en la posición de su mano. Estaba ligeramente mas debajo de lo norma, para favorecer el movimiento a la hora de desenvainar su arma. Toda su fe y esperanza estaba en ese golpe. De esa forma sabrían quien de los dos era el mas fuerte. Quien merecía morir. Quien se ganaba la muerte.
Ningún movimiento de los dos por unos cuantos segundos. Como el duelo en el oeste todo empezaba cuando uno de los dos hiciera el primer movimiento. Sus ojos se encontraban en medio de la oscuridad y percibían cada cambio en su respiración, en su ki.
Las pupilas de Battousai se contrajeron en un punto e inhaló fuertemente empezando la carrera. Centésimas de segundos después, Soujiro lo imitaba.
Dos borrones de sombras se encontraron en un punto y un destello acompañado con el choque de un par de espadas le siguió. Una onda expansiva movió el polvo y las rocas de lugar y todo concluyó poco después.
Ambas siluetas estaban inmóviles, con las espadas horizontales al piso convencidos de su victoria.
Una de esas sombras sonrió en triunfo.
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Los efectos normales de una bala Mágnum .44 disparada desde una automática Deasert Eagle al entrar en el cráneo de una persona son devastadores. La bala entra por la frente haciendo un orificio apenas más grande que la bala misma. La salida, en cambio, hace que una gran parte del cráneo salga por el impacto interior y la presión de aire ejercida por el movimiento del proyectil. Sin embargo la bala sigue su camino hasta encontrar algo que la detenga totalmente. Una pared por ejemplo. Y aún así, la energía cinética desprendida en el momento de impacto es bastante fuerte.
Heero estaba acostumbrado a esos efectos. Por eso los esperaba cuando le disparó a Trieze. Aunque lo que sucedió, fue muy diferente.
La bala pasó a través de su cabeza sin efecto alguno. Solo un leve movimiento en la imagen del aristócrata ingles. Un holograma.
Un maldito holograma.
- Es una gran pena, mi querido amigo. La decisión que has tomado en este momento ha decidido el rumbo de tu carrera. – Trieze (el holograma, ahora supo Heero) movió la cabeza en decepción dramáticamente, sabiendo que su antiguo subordinado sentía su sangre hervir. – Espero que entiendas que a partir de ahora debemos ser enemigos, Heero.
El chico había bajado el arma. No tenía sentido desperdiciar municiones para tratar de "herir" a un holograma.
- Ni siquiera tuviste el valor de encararme cara a cara, maldito. Te sobreestime Trieze. Te creí mas educado.
- Nadie puede juzgarme por intentar ser precavido amigo Heero. Espero que encuentres asilo con los Ryuzoku, porque te digo desde ahora, la proxima vez que nos veamos, uno de los dos deberá morir.
El holograma desapareció. Trieze primero. Después el sillón, la mesa y el vino. ¡Infeliz! Pensó Heero. Ese infeliz me conoce muy bien. Por eso me ofreció el vino, sabiendo que no aceptaría.
La habitación se sumergió en una oscuridad parcial. El solitario agente giró para regresar a la ventila que lo condujo a la habitación cuando esta se iluminó parcialmente con luces de estrellas en el techo. Heero les echó un vistazo y vio que era una carta estelar. Las estrellas en su posición. Aunque no era la correcta. No como las había visto el día anterior. Parecían ser el cielo nocturno del hemisferio norte, a un par de meses. Heero trató de no poner atención, pero inconcientemente la imagen se grabó fijamente en si memoria.
Regresó al ducto, momentos antes de que guardias armados saturaran el área debido a las alarmas de intrusos y el disparo de un arma de grueso calibre.
Ahora era tiempo de decidir que hacer. Podría ir a buscar a la pelirroja tragona o al loco pelirrojo. (Ese color de pelo lo estaba sacando de quicio) sin embargo eso consumiría tiempo, el cual no tenía mucho, y además estaba el pequeño detalle que intentó matarlos mas temprano ese día.
Y tenía que deshacerse de Trieze. A como de lugar.
Una imagen pasó por su mente, aunada a una sonrisa de satisfacción. ¡Claro! ¡Porque no lo pensó antes! La Armería enemiga.
Recordando la posición, se movió como serpiente, sigiloso y rápido, por todos los ductos hasta llegar a su destino.
Armas, muchas armas. Dijo alguien una vez. Pero también había explosivos, de diversas clases. Granadas, C4, pólvora, dinamita, si podía juzgar por el símbolo, nalpam y otras cosas que harían babear al mismísimo Duo. Y a Trowa, a juzgar por los rifles de asalto, los cañones Gatling personales (como el que le vio al actor del nombre imposible en una película futurista clásica). Ah, por supuesto, Pistolas, escorpiones, Berretas y millares de municiones.
Con esto...
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Un grupo de hombres armados con escopetas recortadas y envueltos en chalecos antibalas llegaron frente a la armería. O Heero no la vio, o decidió ignorarla, una pequeña cámara de seguridad mostraba un ser no autorizado en la armería. El grupo de seguridad estaba dispuesto a sacarlo a disparos de ser necesario.
- ¡Esta cerrada! – Gritó uno de ellos al querer entrar sigilosamente. – ¡Tu! Derríbala!
Uno de los guardias más grandes azotó la puerta con sus hombros sin moverla un poco. Otro golpe más sin resultados. "Malditas puertas blindadas" Espetó el guardia encargado.
- A un lado!
Las puertas blindadas incluso tenían un límite. Así que empezó a disparar directamente a la puerta, carga tras carga. Al momento de vaciarse una escopeta exigía la de otro. El metal empezó a combarse, justo en el mecanismo de la cerradura. Solo un poco mas.
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"Idiotas." Pensó Heero al desaparecer por el ducto por el cual entró. En la puerta había dejado un regalo para los guardias. 100 g de C4 pegado en una bonita abolladura que se hacia más grande. Era cierto, hasta una puerta blindada tenía su límite.
Para cuando Heero descendía un nivel, una explosión de proporciones llamativas acababa con las vidas de media docena de guardias Mazoku, mas aparte el suplemento de armas y explosivos de la base.
La base debía ser destruida, eso estaba claro. Y su suplemento de explosivos no era una cosa tan grande que digamos. Pero usando la lógica militar de infiltración y destrucción de bases. Una como la de los Mazoku, debía tener una fuente de energía considerable.
¿Alguna case de generador, tal vez? Heero sonrió cuando la idea paso por su cabeza. La explosión de un generador, en el caso de haberlo, provocaría la destrucción total de la base y la muerte de cuenta gente estuviera dentro. Si no mataba a Trieze, le quitaba un refugio. E ir a Douvers sería más fácil.
Encontró una habitación con una Terminal. Con el pequeño inconveniente de que estaba ocupada por varias personas. De una patada quitó la reja del ducto y aterrizó en el piso antes de que los individuos reaccionaran de forma efectiva. Los disparos acertaron al espacio donde segundos antes había estado, y desde la parte de atrás de una mesa de archivos Heero preparó su movida.
Se colocó unos antojos oscuros, sacados el arsenal de los Mazokus (El porque ellos tenían lentes oscuros con filtro UV a un lado de balas calibre 30 era algo que escapaba de su imaginación.) Sacó un par de granadas flagrantes del tamaño de una caja d cerillos, quitó los seguros y las arrojó en medio de sus atacantes.
La granada flagrante estalló, emitiendo una luz fuerte, blanca y prolongada, destinada obviamente a cegar al enemigo. Heero emergió desde su posición con dos Berretas en las manos y disparó sin miramientos a las 4 gentes del lugar. Estas se convulsionaron cuando cada bala entró en sus cuerpos. Para cuando la granada dejó de funcionar, solo quedaba una persona viva en el cuarto.
Heero regresó a la bolsa, la cual aún estaba dentro del ducto de ventilación y tomó 2 granadas de humo. Las accionó y aventó al corredor que estaba fuera de la Terminal y atrancó la puerta. Eso le daría el tiempo suficiente de hacer su trabajo.
Para cuando las tropas de seguridad abrían la puerta, se deshacían del humo, Heero sabía como llegar a la sala de control de los reactores.
Un jefe de personal observaba los planos invocados por el intruso e inmediatamente les dio interpretación. Tomando su radio se comunicaba con la central.
- Tripliquen la seguridad de la zona 6b.
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Heero batalló demasiado al arrastrar una mochila de dimensiones considerables por los ductos. Luego tratar de descender por ellos más de 10 niveles. El esfuerzo era mucho (moverse además con el abrigo de muchos kilos también minaba su resistencia) pero sabía que valía la pena. 10 minutos que parecieron eternos transcurrieron hasta que llegó al nivel deseado. Dejando caer la maleta hasta el suelo del pasillo requerido Heero se preparó para lo que pudiera encontrarse. Cayó al suelo "saliendo" del techo del pasillo, con un par de granadas en las manos. Frente a él, solo había una pared de ladrillos.
El sonido de por lo menos una docena de armas amartilladas lo saludó por la espalda.
"Rayos" pensó al deducir que un pequeño ejército estaba detrás de él. Listo para convertirlo en coladera.
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Deja vú. Casualidad. Mal chiste. Ironía. Sarcasmo.
Todas esas palabras pasaron por la cabeza de Reena al relacionar las batallas que había tenido en la última quincena. Por alguna razón una gran puerta de roble, tremendamente dura resultaba rota en astillas producto de una patada. En ocasiones era su cabeza la que la destrozaba, en otras el trasero de su contrincante. Pero siempre sucedía eso.
Cuando su cabeza perforaba una gran puerta de roble tremendamente dura, decidió que era una mala broma de L-sama. Quien quiera que fuera.
Sherra, después de encontrarla en la sala donde fue amistosamente "saludada" por Shabi, empezó la pelea sin darle tiempo de recobrarse del todo. Las artes marciales que tanto le habían ayudado para ganar aquella vez en el museo, no sirvió de mucho cuando su mente no estaba enfocada.
En otras palabras, Reena solo era apaleada por Sherra, quien no mas de una ocasión estuvo apunto de rebanarla con esa enorme espada.
Reena se deslizó por el suelo, aferrándose a la barra de Oliharcón sintético, convencida que sería lo único que la mantendría viva. Sherra caminaba hacia ella, lentamente, dándole tiempo de reponerse, solo para que las cosas fueran más interesantes.
La mala broma continuaba, en especial por entrar a una habitación circular de grandes dimensiones, el tamaño perfecto para sostener una pelea. Habían pasado menos de 3 minutos desde que Sherra empezó a pelear con ella, y a pesar de que su cuerpo le dolía, era un dolor agradable. Extrañamente agradable.
Apoyándose en la barra, se puso de pié. Respirando profundamente para cargar su sangre de oxígeno y empezar un contraataque. Sherra parecía disfrutar sus intentos de pelea, como si supiera que no tendría una oportunidad contra ella. Pero si debía reconocerlo, Sherra identificó una energía conocida dentro de ella. Una energía casi oscura.
Una conocida y despreciable energía oscura.
Evitando pensar en la identidad de esa energía se abalanzó contra Reena. Espada detrás de su cuerpo, alistando un ataque sorpresa. Cada vez que había peleado, todas esas veces que había sido derrotada por ella habían sido por sus prestas órdenes de no usar totalmente su poder. En esta ocasión esas órdenes no existían. Podía usar sus habilidades, su energía para derrotarla.
Reena extendió la barra hacia delante en un ataque frontal, pero solo se encontró con espacio vació. Sherra desaparecía para aparecer de súbito por atrás de ella. La espada se encontró con la barra cuando Reena reaccionó y bloqueó su ataque. Sherra estaba al alcance y soltó una patada de revés. La pelirroja aprovechó el impacto y las décimas de segundo ganadas para mover la barra hacia atrás y delante de nuevo conectando un gran golpe directo a la cara de su rival. La cabeza de Sherra salió botada hacia atrás con una expresión de dolor y sorpresa.
De alguna manera esos segundos de descanso le sirvieron.
Con la fuerza del impacto giró en el aire para caer directamente sobre sus pies y alistarse para un nuevo ataque. Reena vio como el filo de la espada empezaba a brillar y tenía malos presentimientos sobre eso. Sentía, lo que Filia le había dicho en uno de los entrenamientos, la magia, el poder que emanaba de Sherra. Y era impresionante. Si seguía luchando solo de forma física jamás podrí ganarle. Tenía que usar los recursos que había aprendido en esa breve semana. Concentró su ser y formó una bola de fuego en su mano izquierda.
Despectivamente Sherra sonrió mientras avanzaba, casi volando, hacia Reena. Una bola de fuego. ¿Con eso piensa detenerla? ¡Que patético! A un par de metros de distancia el fuego fue lanzado, el cual Sherra desvió con un brazo. La bola golpeó una pared y una porción de ella se derritió momentáneamente. Ahora golpeó con la espada en un movimiento horizontal.
Reena, al momento del golpe, se inclinó hacia atrás. Su espalda paralela al piso. Sherra en ese golpe había bajado la guardia, cosa que Reena quería. Con fuerza se enderezó con ambas palma abiertas y extendidas justo al pecho de Sherra. Una onda expandida de viento empujo a la mujer como si un tractocamión la hubiera golpeado. En fracciones de segundo Sherra volaba hacia atrás y se hundía en la pared, casi con la misma fuerza con la que Dynast lo había hecho.
La barra, que momentos antes Reena había arrojado hacia arriba mientras hacia su movimiento, era atrapada de nuevo por la pelirroja, quien atacó inmediatamente, hundiendo uno de sus extremos en el abdomen de Sherra, haciendo que se hundiera más en la pared. Extendió sus manos hacia adelante como sosteniendo u arco y soltó varias flechas azules. Un gran bloque de hielo envolvió a Sherra de repente.
Reena retrocedió un par de metros. Sabía que eso no dañaba mucho a su enemiga, pero si la retrasaría par tomar algo de aire. Y planear su próximo ataque.
Sherra, dentro del bloque, maldecía su descuido. Ese golpe le había dolido demasiado. En especial al haber lastimado nada mas y nada menos que la boca del estomago de ese cuerpo físico. Se estaba enojando. Vaya si se estaba enojando. Absorbió esa furia para hacer su siguiente movimiento.
Desde dentro Sherra reventó la columna de hielo haciendo que este saliera despedido por todas partes. Sus ojos brillaban de color rojo dispuesta a matar a esa tipa. Desapareció de ese lugar y apareció en el techo, flotando. Una de sus manos extendidas hacia delante formando una bola de simple energía, azul con trazas negras. Simple y pura energía mazoku. Reena la observaba atenta. Inspiró con fuerza y gritó un par de palabras.
- ¡Dark Mist!
Una gran niebla ocultó a Reena de la mirada de Sherra. Esta cerró los ojos tratando de ver el espacio Astral, o lo que quedaba de este. En un ambiente oscuro, o varias fuentes de luz destellando. Entonces percibió una figura a su derecha, pero esta estaba triplicada. Maldijo y arrojó la esfera de energía a la figura de en medio. Cuando abrió los ojos, la niebla se disipaba y una explosión destrozó parte del piso del recinto.
- ¡Bomb Rod!
Una clase de latigote fuego emergió del lado opuesto al blanco de Sherra. Esta apenas pudo esquivarlo mientras el "látigo" cortaba el techo como si rebanara mantequilla. Surcos de roca fundida aparecieron aunque se enfriaron inmediatamente.
La niebla se disipó por completo y Sherra alcanzo a ver a Reena. Su frente estaba perlada de sudor. Sin duda el esfuerzo era demasiado para ella. Aunque no era porque usara su propia fuerza para hacer los hechizos. Sino que le contaba trabajo controlar esa cantidad de energía. Sus pupilas parecían ligeramente alargadas, y sus ojos tenían un pequeño destelo color amatista.
- Maldito. – Susurró Sherra al darse cuenta de quien era el poder. – ¡Te mataré Juushinkan!
Reena no contestó. Disolvió el látigo preparándose para otro ataque. Le era más fácil hacer la magia en esos momentos. Era raro, debía sentirse debilitada, pero cada vez sentía una ola de poder conocida llenándola cada vez mas. Solo tenía una duda. ¿Por qué seguían llamándola Juushinkan?
Sherra descendió al suelo pensando en su posición. Tal vez el atacarla con magia fue mala idea. ¿Porque no hacía un acercamiento físico último par sacarla de combate?
Preparó la espada para uno de sus ataques patentados. Esta vez le tendría una sorpresa.
Reena preparó la barra intuyendo el ataque de su oponente. Nuevamente trataría de golpearla con la espada. Esta vez podría preparar un contraataque. Toda espada, sin importar lo dura o bien forjada que esté, tiene un punto de quiebre. Mientras más duro sea un objeto más frágil es. Solo es necesario calcular el punto de ruptura de ese objeto. Analizando la espada, su punto de ruptura sería lo más cercano a la punta, por el lado mas ancho de la hoja. Eso era todo.
Sherra y Reena, a la vez avanzaron una contra la otra. Cada una gritando y sosteniendo su arma con odas sus fuerzas. Sherra blandió la espada como un bat, justo lo que Reena quería. La punta de la barra y la hoja hicieron contacto en un instante. La hoja se habría roto, tal como Reena quería, de no ser por haber estado hecha y forjada en un ambiente fuera de las leyes humanas. Y no solo eso, el puño libre de Sherra golpeó s propia espada, justo en el lugar donde la barra de Reena hizo contacto. La fuerza empleada superó e agarre de la pelirroja y su arma se deslizo de sus manos, quedando fuera de su alcance. (4)
Aún trataba de deducir que salió mal cuando Sherra agarró su cara con su mano. Sin orden, sin hechizo, sin invocación, su palma brilló e instantes después una columna de energía golpeaba la cara de Reena. Ella fue lanzada hacia atrás mientras la energía la arrojaba hacia atrás, debilitándola más que cualquier otro ataque.
Sherra soltó una carcajada cuando el cuerpo de Reena cayó al suelo como una muñeca de trapo. Parecía estar inconsciente.
Sherra había ganado.
Sie können nicht verlieren No puedes perder
Reena sentía como su conciencia se perdía poco a poco. Lo negro ocupaba su campo visual. Sherra se paró a un lado de ella, victoriosa.
Vom Fuß. Kampf De pie. Pelea
La mujer alzaba la espada, dispuesta a terminar de una vez por toda su eterna lucha. Un enemigo menos. Solo hacer caer la espada y terminar con esto por fin. Dynast estará orgulloso.
Es kommt an! Sie müssen nicht verlieren! Arriba. No puedes perder.
Sherra disfrutaba cada momento de eso.
Geist, der in der Masse bleiben, Espiritus que moran en la tierra.
als thy Wörter von versprechen Sie, por estas palabras suplico.
oby ist mein Wille und meine Energie Obedezca mi voluntad y sean mi poder.
DILL BRAND!!
Una gran explosión trituró la roca alrededor de Reena haciendo que Sherra fuera golpeada con fuerza. Ese hechizo no era tan fuerte como un Blast Bomb. Normalmente. Solo que ese parecí ser invocado por alguien superior. Un mazoku tal vez.
"Juushinkan." Dedujo Sherra. ¿Esta peleando también?
Reena se levantó con dificultad. No parecía estar muy cansada, pero sus movimientos eran lentos. Extendió la mano para recibir la barra de nuevo. Sus ojos estaban brillando con más intensidad. Sus pupilas mas alargadas aún, y en el fondo de ese color rubí, un inconfundible matiz amatista.
Reena se sintió revitalizada. Más que nunca. El cansancio borrándose. Como si recibiera una carga de energía. De donde venía, no estaba segura. Solo que tenía las ganas de agradecerle a un... pastel. Y de frutas, especialmente.
Apretó las manos sujetando la barra, y esta se rodeó de un aura azul.
- Vaina astral. – dijo Sherra. Por lo visto la niña aún podía dar pelea.
Sherra se abalanzó, tomando la iniciativa. Un metro antes de llegar, como era su costumbre desapareció. Reena esperaba su siguiente ataque. Levantó la barra sobre su cabeza. Sherra apareció invertida con los pies en el maltrecho techo. Se impulsó con gran fuerza y golpeó hacia abajo. Reena gritó cuando las armas hicieron contacto. Gritó de asombró cuando la espada de Sherra golpeó el suelo y ella se hacía hacia atrás.
Su barra estaba rota.
Partida por la mitad.
Sherra sonrió al estar victoriosa en esa vez.
Reena, sorprendida, retrocedió aún más.
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Un fragmento de metal alargado y afilado giraba en el aire. Segundos después se encajaba en el piso. Era la mitad de una hoja de espada. En el corte, estaba astillada y fisurada, para poder lograr eso, se necesitaba una cantidad impresionante de energía y fuerza.
Battousai miraba asombrado el estado de su espada. Una de las creadas por Shakuu Arai, aquella que melló la suya en la lucha contra Shougo. Había sido rota por ese muchacho. Dio media vuelta para enfrentarlo.
Soujiro, sonriendo como siempre puso la punta de su espada en el cuello de Battousai. Incluso entre asesinos, existía algo así como "el honor en la derrota". Y Soujiro lo sabía.
- Himura-san, creo que en esta pelea, usted ha perdido. – Respiraba de forma errática, a pesar de los mejores esfuerzos por mantener su apariencia tranquila. Las piernas le dolían y le temblaban debido al tremendo esfuerzo realizado. Sentía sus tendones como ligas estiradas al límite y sus músculos a punto de reventar su piel. Pero había ganado.
El fuerte tuvo la victoria.
Battousai sonrió.
- Si eso crees, eres mas torpe de lo que pensaba. – Señaló a la espada del chico con una sonrisa.
Esta, quizás no estaba partida en dos. Pero múltiples fisuras, mellas y pedazos sueltos mostraban que ya no podría ser usada. Si siquiera reparada. Battousai golpeó la hoja con un tincazo y esta se separó por completo.
- Cuando ambas partes no pueden continuar, se declara un empate.
Soujiro sonrió y guardó lo que quedaba de la espada en la vaina de su cintura.
- Tiene razón Himura-san, creo que es un gran empate.
Battousai le dio la espalda, retirándose en la dirección a la que Shishio se dirigía. "Solo por hoy, te dejaré vivir. Descansa y entrena. Deseo luchar contigo de nuevo."
Soujiro se desconcertó por esa declaración, cuando vio que sacaba una Wakizashi escondida en su espalda. Battousai pudo haber terminado el combate usando su otra espada, pero no lo hizo. Soujiro asintió, aunque su rival no lo vio. Ambos eran fuertes. Ambos merecían vivir. Pero, una vez que sus piernas estén totalmente curadas, el será mucho más fuerte. Battousai no tendrá oportunidad contra él.
Soujiro se retiró en dirección contraria, para reportarse y avisarle a Shishio, que Battousai aún lo buscaba.
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El Hiten Mitsurugi Ryu aún puede usarse con una Wakizashi. Aunque muchos de los golpes tienen que ser mucho más cercanos, el Shinsoku y golpes básicos pueden ser llevados a cabo. Un grupo múltiple de guardias había sido llamado para llenar las filas de los muchos que estaban cayendo en los niveles inferiores protegiendo la sala de reactores.
Esto, por supuesto no le importaba a Battousai. Menos cuando a su paso dejaba cadáveres decapitados (había aprendido que era la mejor forma de matarlos). Sin embargo debía encontrar a Shishio. Aún tenía las fuerzas y la voluntad de acabarlo ese dia. Así que.
- ¡HITEN MUGEN ZAN! (5)
En fracciones de segundos, el grupo de 5 guardias que intentaba acribillarlo desapareció para formar un grupo de trozos de carne saguinolienta. Por la reacción de el 6to guardia ligeramente mas alejado del grupo, Battousai supo que este estaría dispuesto ha hablar por el módico precio de su vida.
- Escúchame basura. – Sujetó al tipo por el cuello de su vestimenta. Este era sustancialmente mas grande que el asesino, pero al estar asustado, y ser victima de un despliegue de ki de su agresor, no podía moverse. – Busco a Shishio Makoto y tú me dirás donde está.
El hombre, blanco de miedo después de ver el despliegue de poder de su agresor, señaló un corredor. "Por ese camino, 3 niveles abajo. Sector de transporte." Silenciosamente rezaba a cualquier deidad que le escuchara. Tenía que pensar en sus hijos. Aun no los tenía, pero quería tenerlos.
- Bien. – Battousai dejó caer al endeble guardia, el cual le faltaba poco para hacer reverencias de agradecimiento. Le perdonaría la vida solo por diversión. Para que cuente como un demonio de ojos dorados realizó la más grande matanza en toda América.
Incrementó su velocidad en dirección al lugar donde le habían dicho. Su sangre hirviendo en deseos de empalar a esa momia en su espada corta.
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El silencio absoluto dominaba el corredor. La respiración de Heero cortaba el silencia de forma tan leve, que parecía no respirar. El ambiente era algo oscuro, iluminado defectuosamente por unas lámparas lejanas. Una docena de guardias con tácticas casi del estilo de los S.W.A.T. lo tenían fijo en sus miras. El era un intruso. Una persona no autorizada. Cuyo fin, lógicamente era destruir la base usando el generador.
Pero era Heero Yui. Eso no lo sabían. Tampoco que era el soldado perfecto. Ni mucho menos que el era el uno. (6)
Heero había sacado un par de granadas de su abrigo al levantar las manos. Había asegurado los seguros en sus pulgares. Y en un movimiento ligero y muy lento los había liberado. Sonreía cuando abrió sus dedos índice y medio dejando escapar la placa que mantenía la granada desactivada y lanzó las granadas hacia atrás.
Mientras los guardias aún deducían que era lo que arrojó su presa Heero se arrodillaba, tapando sus oídos con ambas manos y abriendo la boca para reducir el efecto de la explosión. Las granadas estallaron matando a la fuerza de seguridad que trataba de amedrentarlo. Los fragmentos de metralla y la onda fue absorbida por el abrigo.
Recogió la bolsa donde guardaba sus armas y los explosivos y los arrojó por el corredor. Tomó un par de Uzis y corrió a través del humo de la explosión.
Los disparos empezaron a ensordecer el ambiente cuando ambos tiradores trataban de acertar su marca. Heero apuntó al primer grupo de guardias. Estos traían chalecos de kelvar, pero el les disparó a la cara. Tantos años de masacrar Armors a velocidades sónicas le habían dado una puntería casi perfecta. Las armas se vaciaron y él las desechó. Se detuvo, girando 90 y protegiendo su cabeza con un brazo alzado. 5 impactos casi lo sacan de equilibrio. Calibre 9mm, no lo suficiente para derribarlo. Sacó una P-210 de Sauer y acertó un par más. Giraba constantemente, haciendo que las "faldas" del abrigo flotaran. Realmente menos de la sexta parte de todos los disparos lo impactaban, paro o bastaba para detenerlo. 5 aciertos mas y desechó el arma. Ahora entró en acción con los escorpiones. Colocados en automáticos, mas de 3 docenas en ráfagas concentradas. Los guardias caían al recibir impactos en sus cráneos. La forma más efectiva de matar.
Llegó a una intersección listo para darle a la bolsa otro "aventón" cuando escuchó el sonido de un segur destrabarse. Casi por reflejo protegió el lado izquierdo de su cabeza con un brazo y respingó al sentir 6 tremendos impactos. Unas balas puntiagudas penetraron unos cuantos centímetros en su carne, antes de que pudiera alcanzar otra arma. Enojado por el dolor, sacó a "luchita" de su funda y disparó justo en medio de los ojos de su agresor. El guardia soltó un rifle de asalto. Aunque Heero ya estaba ocupado.
Aventó la bolsa otra decena de metros y seguía usando su arsenal personal. Heero era rápido, a pesar del abrigo. Su agilidad no era común, lo comprobaron cuando, con su velocidad dio dos pasos en la pared para giran lateralmente y disparar en el aire. En ese breve momento, Heero y Yui eliminó a más guardias que la espada asesina de Battousai.
Solo faltaban 10 metros para llegar a la puerta de su destino cuando detrás de él, llegaron refuerzos. Maldijo entre dientes y disparó a la cerradura electrónica. Esta, para su buena fortuna, soldó los circuitos correctos y la puerta se abrió lentamente hacia arriba. Arrojó la bolsa haciendo que esta se deslizara por el suelo y segundos después hizo lo mismo mientras los disparos enemigos impactaban la pesada puerta de metal. Antes de entrar, volvió a disparar a la cerradura y esta hizo un corto total. Haciendo que la puerta bajara de golpe.
Un par de cabellos quedaron entre el suelo y la puerta pero Heero estaba del otro lado. Ignoraba el dolor de los impactos, porque tenía un trabajo más importante.
Sentándose frente a la computadora que controlaba el reactor empezó a acceder a los sistemas. Los guardias golpeaban la puerta sin resultados convencidos de que necesitarían medidas extremas para entrar.
Mientras tanto Heero bombardeaba al sistema de seguridad con códigos aleatorios tratando de encontrar el correcto.
Cuando obtuvo el acceso. Heero sonrió.
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Esta vez si que estaba en problemas. Le había apostado casi todo su sueldo a la barra y ahora estaba partida a la mitad. Eso podría ser una dificultad.
Reena sostenía una mitad en cada mano, cada una no más larga de 90 cm. Si se ponía en perspectiva, era como tener un par de espadas algo largas. Tendría que acercarse más para atacar, en vez de la distancia más segura que le proveía una "lanza"
No se tiene todo en esta vida.
Sherra sonreía satisfecha al ver el resultado de su ataque. Esa espada, la Dugolfa, había sido forjada por el mismo Dynast en el espacio Astral, usando oliharcón como base, templándola con fuegos y hielos mágicos. No era posible que pudiera ser rota por algo tan banal como otra espada humana, ni siquiera la Gora Nova. Ella tenia la ventaja, podría terminar la vida de esa miserable pelirroja usando un Dainasuto burasu, quizás no seria tan fuerte como los de antaño, pero si lo suficiente para convertirla en cenizas. Pero, era divertido golpearla, hacerla batallar. Aparte tenia curiosidad. ¿El Juushinkan realmente estaba dentro de ella?
Las barras giraron en las manos de la pelirroja y se colocò en una postura de defensa. El entrenamiento adquirido en la China antigua tal vez le ayudaría un poco a mantenerse viva y derrotarla. Además debía usar magia para enfrentarse.
El segundo asalto en su lucha empezaba de nuevo.
Sherra desapareció de la vista de Reena y apareció en otro lugar. Desapareciendo de nuevo y apareciendo en otra parte. Y en otra, y en otra. Quería distraerla. Atacarla por sorpresa.
Reena levantó ambos brazos sobre su cabeza. Empezó a recitar.
"Espíritus que duermen en el viento y la tierra..."
"...tornen su furia en relámpagos justo ahora..."
"...y rompan el cielo y al tierra juntos, con el viento"
"ARC BRASS"
Una esfera de un amarillo luminoso se acuno entre sus manos y una serie de decenas de rayos salieron de esa esfera hacia todas partes. Sherra trataba de esquivarlas, trasportándose a otra parte tan solo para tener que moverse. El hechizo afectaba un área tan grande que solo era cuestión de tiempo. Un rayo conectó en su cuerpo, paralizándola momentáneamente, Reena alcanzó a verlo y dirigió más rayos hacia ella. Media docena de estos atravesaban su cuerpo, quitándole energía e inmovilizándola. Los espasmos musculares la hicieron soltar la espada, quedando desprotegida.
- ¡Viento que soplas eternamente, acude a mis manos para ayudarme. BRAM GUSH!!!!
Una serie de flechas afiladas de aire comprimido golpearon a Sherra con fuerza, paralizada como estaba, su cuerpo se hundió en el muro a su espalda, mas profundo conforme mas flechas impactaban. Su furia aumentaba al entrar en su mente el pensamiento que quizás, tal vez, Reena podría vencerla en un enfrentamiento de poder místico. Eso era algo que no podía permitir.
Apenas pudo moverse y expulsó su poder, desmoronando el muro en donde estaba aprisionada, sus ojos llameando de furia y odio. La Dugolfa voló a sus manos y la extendió hacia Reena.
- ¡¡¡Rey supremo del alma congelada, bríndame el poder de tu aliento de hielo. DYNAST BREATH!!!
- Maldición! – Gritó Reena al prepararse para lo siguiente. Se arrodilló de inmediato. – Bephis Bring.
Un rayo azul surgió de la espada y el brazo de Sherra impactando con el lugar donde Reena estaba. Un gran bloque de hielo empezó a surgir creciendo conforme el flujo de energía continuaba. Se hacía más pesado, creciendo sin ningún patrón hasta que explotó en mil pedazos. Ella, ni siquiera se preocupó por los pequeños fragmentos de hielo que la golpeaban. Segura de sus resultados. La bruma helada, producto de su propio ataque se disipó cuando observó algo... un agujero, justo donde Reena había estado.
- Tierra, obedece mis órdenes. DUG HAUT! – gritó Reena mientras salía del hoyo. Al aterrizar golpeó el suelo con uno de sus bastones y entonces un temblor empezó.
El temblor obstaculizaba el movimiento de Sherra, pero sabía que esperar, Una serie de estacas de piedra salían del suelo tratando de atravesar cualquier cosa que estaba en su paso. Usando la espada, cortaba todas aquellas que podrían lastimarla, hasta que lo último de su paciencia terminó.
Sin recitar, sin advertencia una esfera de energía roja fue lanzada por Sherra. Era un Burst Flare. Destinado ha hacer cenizas a su objetivo. Reena lo alcanzó a ver a tiempo, e invocó un Air Valm para defenderse. El impacto y la explosión la hicieron volar por los aires. Protegida por la barrera del viento, atravesó por completo el muro de la habitación, para terminar en otra.
Era una batalla como la que no había tenido nunca. Realmente tenía poca experiencia en usar la magia, todos los hechizos que estaba usando eran debido a los recuerdos que rondaban en su mente. Ni siquiera sabia como concentrarse en ellos, solo estaban allí. Además esa misteriosa fuente de poder que le ayudaba a controlarlos.
Sacudió la cabeza en un intento de aclarar su mente, pero fue recibida por un grito de batalla. Girando evitó que la espada de Sherra la partiera a la mitad. El combate físico se inició de nuevo. La espada trataba de impactar el cuerpo de Reena, pero esta bloqueaba con una o ambas barras. De vez en cuando abría la defensa de Sherra, pero los golpes que trataba de darle no parecían tener efecto en ella. Como si ya no lo sintiera. No importaba que tan fuertes tratara de hacerlos, era como golpear a un muñeco de paja.
Ambas se separaron después de casi recorrer la circunferencia total de la habitación. Solo hasta entonces Reena vio en donde estaba.
A mas bien, lo que estaba en esa habitación.
A su izquierda, en medio del recinto circular, dentro de una cápsula de cristal delgada, estaba la Gora nova, La espada de la Luz. Esa que recordaba haber usado tantas veces.
Sherra también parecía sorprendida por el lugar. O era demasiada coincidencia o L-sama no era totalmente imparcial. Vio en los ojos de Reena la intención de tomarla. Si eso pasaba, quizás las cosas se tornarían más escabrosas. Sherra se abalanzó hacia ella una vez más, tratando de alejarla de la espada, y de ser posible, de sacarla de la habitación. Sin embargo Reena ya estaba preparada para eso. Le arrojó una de sus barras, justo a la cara, con su mano libre Sherra la desvió y lanzó un corte horizontal a Reena. Ella saltó, doblándose en el salto hacia atrás, aterrizando con las manos e impulsándose una vez más.
Cuando Sherra giró, Reena estaba golpeando la cápsula de cristal con sus pies. Entrando como una lanza la atravesó de lado a lado, al tiempo oportuno para sujetar el mango de la espada legendaria y traérsela consigo.
Aterrizando sobre sus pies, alcanzó a escuchar la fuerte imprecación de Sherra. Al tener la espada en sus manos sintió un cosquilleo en ellas, y recuerdos mas detallados cruzaban su mente, familiarizándola con el uso, la fuerza de voluntad requerida para manejara. Reena sonrió.
El rayo de luz cortó la tenue oscuridad mientras Reena terminaba de enfocare su voluntad. Si alguien con el cerebro de una medusa pudo usarla, ¿Qué tan difícil podría ser hacerlo para Reena Inverse?
Sherra no tuvo más que hacer que aceptar el siguiente combate. El tercer asalto en su lucha se iniciaba.
Una esfera de energía mazoku se acunó en la mano izquierda del general de Dynast a la vez que una bola de fuego lo hacía en la palma de Reena.
Ambas con espadas alistadas y magia preparada, siguieron con su combate.
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- Creo que una explicación sería adecuada, Lord Dynast.
Minutos después de que las alarmas empezara, el personal de seguridad de élite de Dynast había buscado a Shishio y a Trieze. Al encontrarlos los llevaron de inmediato a un área segura, la cual parecía una estación de metro del Bronx. Un tren subterráneo de apariencia veloz, similar a los magnéticos de Japón estaba alistado para salir. Cuando Trieze llegó en ese lugar, un grupo de soldados estaban subiendo sus cosas,, en espacial los planos de los Armor Dolls. Su personal vital, el cual lo había seguido desde Douvres también estaba asegurado.
Shishio llegó 3 minutos después que él. Mostrándose también molesto por toda esa situación.
- La seguridad de la base esta comprometida, y si nuestras cámaras de seguridad son de fiar, será destruida en breve. Lo más recomendable es abandonarla e instalarnos en otra base provisional que los Mazoku tenemos en la costa Oeste.
- Y ha realizado esos preparativos tan completos en menos de 10 minutos. ¿Por qué creo que usted esperaba que esto pasara? – Preguntó muy suspicazmente Shishio.
- Los Ryuzoku han luchado durante siglos con nosotros. Debido a nuestra alianza, el secreto que manteníamos de la base fue revelado demasiado pronto. Era cuestión de tiempo para que esto pasara. Por esa razón nos preparamos para esto. La prudencia no esta de mas.
Trieze y Shishio encontraron sus ojos para leer en los del otro lo que cada uno estaba pensando. "Desgraciado sabelotodo".
- Todo el personal vital de cada uno de ustedes está abordo. Solo es necesario que ustedes suban para partir de inmediato, antes de que esta base vuele.
Sin más palabras Dynast subió al tren, seguido de ambos. No tenían opciones, a pesar de que se habían aliado, aún estaban en el ter5reno de Dynast.
Apenas subieron, cuando un aviso sonó por los altavoces de la base. "Alerta. Alerta. Destrucción de la base en 10 minutos."
Después de eso, la puerta de metal fue cortada en pedazos.
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Battousai estaba apu8nto de llegar a la zona prometida. Las indicaciones le eran suficientes para saber que se acercabas al área de transportes. Fue una suerte que no se encontrara a nadie en el camino. De otra forma lo habría retrazado.
Décimas de segundo, son décimas de segundo.
Al dar la vuelta en una esquina, vio como una persona alta entraba en un recinto, seguido de un par de guardaespaldas. Una persona vendada de pies a cabeza.
- ¡SHISHIO! – gritó cuando las puertas se cerraron.
Reconociendo la amplia inteligencia y deducción de Battousai, teneos que aclarar que en sistemas de seguridad no era la mente más brillante. Las espadas era lo que conocía y lo que deseaba conocer. Debido a eso en lugar de usar la cerradura electrónica puesta al lado derecho de la puerta metálica, concentró todo el kenki de su Wakizashi y le propinó a la puerta un par de golpes.
El filo, ayudado por el ki de batalla de Battousai partió la puerta en pedazos. Una patada más y esta se derrumbaba.
Shishio estaba en la entrada del tren magnético.
- Shishio Makoto, prepárate. – Gritó Battousai apuntando al vendado con la punta de la espada.
- Battousai Himura. Si lograste sobrevivir al ataque de Soujiro significa que eres más de lo que pensaba.
Soujiro había sido llevado en brazos por un par de hombres, poco antes de que Shishio llegara. Debido a eso aún no sabía del reporte completo de Soujiro.
- Sin embargo como te dije, en estos momentos no tengo ni el deseo ni la motivación de acabarte. Tendremos que hacerlo otro día.
- Espera.
Las puertas del tren se cerraron y este empezó a moverse. Una vez más huía, eso era frustrante.
- Shishio!! – Gritó en furia mientras salía en persecución del tren. Estaba dispuesto a seguirlo a donde fuera con tal de separar la cabeza de ese maldito.
Sin embargo una serie de explosiones cerraron el túnel antes de que pudiera hacerlo.
Maldijo con todas las palabras obscenas que conocía a ese tipo. Incluso invento un par más de ellas.
Pero al recibir la actualización de la base decidió retirarse.
Vivir, para luchar otro día.
"Alerta. Alerta. Destrucción de la base en nueve minutos"
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Las pantallas mostraban una gran señal de alerta junto con un contador. Las barras del reactor estaban descendiendo mas de lo necesario haciendo que la presión interior aumentara, así como su temperatura. En 8 minutos y unos cuantos segundos la explosión destruiría por completo el reactor y en consecuencia a la base.
"Misión completa" Pensó Heero.
De hecho la había completado hace un par de minutos, pero antes de presionar "enter" e iniciar el conteo, colocó aproximadamente el 90 de los explosivos que cargaba en la maleta, para mandar al cielo la sala de control y evitar que alguien detuviera el conteo.
La puerta de metal la habían estado cortando con soplete de gas, no arriesgándose a usar explosivos para abrirla. Sin embargo Heero ya estaba preparado haciendo un trabajo de demolición digno del pirómano por excelencia de Oz, Duo Maxwell. 2 minutos para que estallara.
La puerta se derrumbó, aún con metal incandescente escurriendo de los lados. Un grupo comando entró abriéndose en todas las direcciones en un despliegue digno del FBI. El comandante de la unidad observó la pantalla e intentó cancelar el conteo, estúpidamente apretando al tecla "esc". Entonces los disparos empezaron.
Enganchado en un tubo encima de la puerta Heero disparó a todos los guardias acertando en cada uno de ellos con un par de armas calibre 50. Al terminar de ejecutarlos, se dejó caer, quedando colgado de cabeza y asomándose por la puerta cortada. Otra ronda de disparos y eliminó al resto de los guardias que intentaban entrar, armados con rifles M-16 y chalecos antibalas. Las poderosas balas penetraron los chalecos por los lugares más vulnerables y estos caían heridos o muertos. Uno de ellos alcanzó a acertar al hombro de Heero, pero este estaba tan concentrado en su puntería que ni siquiera lo sintió. Una vez acabado el peligro, descendió al suelo.
Corrió por el pasillo esquivando cadáveres que parecían derretirse poco a poco. Mentalmente llevaba el conteo regresivo, llegando a los 10 segundos cuando llegaba al ascensor. Este se abrió y un par de sujetos salieron empuñando las armas.
5 segundos.
Heero realizó un deslizamiento hábil entre los dos quedando dentro del aparato.
2 segundos.
Apretó el botón de "cerrar puertas" mientras los individuos reaccionaban y cambiaban su posición.
¡Bum!
Los más de 10 Kg de C4 colocados en el recinto detonaron desatando destrucción a la sala de control y calcinando los cadáveres. Una bola de fuego se dirigía hacia los que quedaban cuando la puerta empezó a cerrarse.
Los guardias acunaron sus cabezas en un vano intento de protegerse cuando el fuego y la onda expansiva los golpeaba y eliminaba.
Heero Yui respiraba tranquilo al ver que se movía el aparato alejándolo de la muerte que el mismo desató.
Esto antes de darse cuenta de que una pequeña cámara de vigilancia grababa cada uno de sus movimientos.
Sonriendo Heero apuntó y destruyó la cámara. Pensando que otra ruta podría tomar para irse de ese lugar.
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Destellos iluminaban la penumbra de la habitación. Desatándose uno tras otro, provocando una explosión de luz cuando dos espadas legendarias entraban en contacto una con otra.
Sherra abrió la defensa de Reena alzando ambas espadas en un movimiento desesperado y arrojó la esfera de energía que acunaba en su mano. Reena la imitó y su bola de fuego se fusionó con el ataque de la mujer de cabello azul. Una onda de energía mágica las alejó una de la otra, dándoles centésimas de segundo para respirar antes de iniciar un nuevo ataque.
Nuevamente las espadas chocaron siendo forzadas por sus usuarias para partir a su adversaria en dos. La Gora nova destellaba con su hoja de Luz hecha de la voluntad y las energías de la pelirroja. La Dugolfa reflejando la dureza y el filo de las intenciones de Sherra. Ambas manos en la empuñadura para ejercer más presión y ambos pares de pies se hundían en el suelo por la fuerza aplicada. El aire se movía a su alrededor revelando en intenso poder que ambas manejaban al tratar de matarse mutuamente.
Una vez más se alejaron para atacar de nuevo. Reena enfocó sus pensamientos y su voluntad en la espada. En la hoja de luz principalmente. En el ojo de su mente recordaba la destrucción desatada por esa misma arma en manos de Gourry cuando Phibrizzio lo controlaba. Sabía que podría hacer lo mismo pero no podría arriesgarse. Aunque, tampoco podría ganarle a Sherra sin usar el poder de la espada.
- O fuente de todo mi poder, llama que quema mas allá de la oscuridad, déjame sentir el poder en la palma de mi mano. – La espada dejó su hoja albiazul, para tornarse roja anaranjado. Como una llama concentrada. Como acero incandescente. - ¡FIREBALL!
La Gorn Nova, puede ser usada como un amplificador de poder para un hechizo. Debido a eso Sherra tuvo que huir del ataque. Una delgada columna de luz roja, llameante brotó de la espada vaporizando lo que estaba a su paso. Aire roca, todo desapareció por acción de la intensa energía de la espada. Reena la movió de un lado a otro tratando de acertarle a Sherra. La tele transportación la salvó un par de veces. Consiente de que Reena no podría mantener ese ataque eternamente. Cerró los ojos para echar un vistazo al plano astral y, distorsionado pro aún distinguible, estaba el aura dorada formando la figura de Reena, Rodeada de un torbellino de polvo negro.
El rayó de fuego concentrado se apagó, en su lugar prevaleció la hoja. Reena aprovechó el momento de distracción de Sherra y asestó un golpe horizontal al costado derecho de ella. Sherra apenas lo pudo esquivarla, pero un pequeño haz de luz alcanzó a rozarla.
Su cuerpo fue cortado por el intenso calor de la Gorn Nova. Llevó una mano a ese costado tratando de mitigar el dolor.
- ¡Touché! – Dijo Reena triunfante sobando su propio costado, recordando una herida que aún le molestaba en las noches.
Sherra gritó de nuevo, desatando su poder y empujando el viento y el polvo a su alrededor. Estaba dispuesta a terminar con esa farsa. Reena la imitó, desplazando también el aire a su alrededor.
- "Durmiendo en el fondo de la tierra, tu, rey supremo del alma helada, dame el poder de tu ira infinita. DYNAST BRASS"
"Oh, oh." Pensó Reena.
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Alejándose a varios Kilómetros del lugar, Dynast descansaba en confortable sofá. Se preparaba para entrar en lazo mental con su general y pedir una actualización de la batalla. Shishio y Trieze estaban en el mismo vagón, sea leyendo un libro, sea afilando una espada.
Entonces Dynast se empezó a sentir mal. Y cada vez más.
Llevó una de sus manos a su pecho cuando sintió un agudo dolor en él. Como si le estuvieran quitando algo. Energía poder.
Gritó en agonía cuando sintió que la invocación estaba completa.
Trieze y Shishio se pusieron de pié alarmados, y sintiendo también una ligera jaqueca en sus cabezas.
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Un pentagrama se dibujó debajo de Reena y unas gruesas nubes negras surgieron de la nada para cubrir el techo. Un gran rayo salió de ellas para asestar al centro de la estrella.
Con un grito Reena levantó la espada y bloqueó el inmenso poder del rayo negro. Este envolvía a la espada y se dividía en relámpagos secundarios. El cuerpo de la pelirroja se hundía poco a poco en la roca y buscaba las maneras necesarias para mantenerse firme y evitar ser golpeada por esa energía. Aumentando su poder, sus reservas y el poder de la misma espada gritó para darse ánimos y desvió el hechizo.
Sherra sudaba debido al esfuerzo, no había acertado a Reena, pero la había debilitado. Con esfuerzos levantó la espada.
Reena levantó la mirada hacia si adversaria, y con pupilas alargadas sonrió malignamente.
- ¿Quieres magia negra? Yo también la conozco. - Empuñó de nuevo la espada y apuntó hacia Sherra. Empezó.
"Mas negro que la oscuridad, mas rojo que la sangre que fluye..."
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- Lord Dynast, tenemos problemas en el vagón de Shabranigudú. – dijo gritando un hombre vestido con una bata de laboratorio. Apenas entraba al lugar cuando Dynast se levantaba del suelo, visiblemente cansado.
- ¿Qué clase de problemas?
- No lo se, es como si estuviera generando cantidades impresionantes de energía.
- ¡Maldición! – Dynast desapareció del lugar dejando a un Trieze y un Shishio bastante confundidos.
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La cápsula de cristal estaba colocada en sentido horizontal en uno de los vagones más grandes, destinados a ser una réplica de laboratorio "portátil". El líquido nutriente que mantenía fresco el ser monstruoso de piedra estaba entrando en una fase de evaporación. Múltiples burbujas aparecían en lo que los ojos rubí del ser empezaban a destilar una maligna aura roja. Dynast, apenas llegó y lo vio, dedujo lo que sin duda estaba pasando.
- No puede hacerlo, ¡no ahora!
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-" ...enterrado en las corrientes del tiempo, en vuestro sagrado nombre juro ala oscuridad..."
La espada empezaba a brillar de forma casi cegadora. Mientras Reena demandaba el poder de Shabranigudú Sherra empezó a temer por su vida. Un DragSlave amplificado por la Gorn Nova no solo destruiría, sino también acabaría con su cuerpo físico, y su esencia. La mataría por completo.
El él vagón de Dynast en ser empezaba a moverse, encajando sus garras en la cúpula ante la atónita mirada de Dynast. El cristal empezaba a romperse aún más, derramando unas cuantas gotas de nutriente.
- "que por vuestro poder y el mío, que todos los estúpidos que se interpongan e mi camino sean..."
"NO. NO LO HAGAS." Gritó la conciencia de ella. De pronto sintió como si alguien le detuviera sus manos para avitas que lanzara el hechizo.
"Es hora." Decidió Sherra al ver la vacilación de Reena. Voló lo más rápido que pudo y golpeó su cara con la empuñadura de su cara.
Reena voló hacia atrás estrellándose contra la pared, disipando todo el poder que había reunido, y la hoja de la espada destelló un par de veces, vacilante.
En el vagón Dynast suspiró aliviado. Un poco mas y un despliegue de energía por parte de Shaby habría destruido el tren. La luche ante su generala y la pequeña ladrona estaba llegando a niveles críticos. Tenía que detenerlo, antes de que otro Dragslave fuera invocado de nuevo. Centró todo sus pensamientos y se comunicó con Sherra telepáticamente.
Sherra levantó la espada, ambas manos en la empuñadura y en un agarre de revés. Solo necesitaba encajar su punta en la base del cráneo de esa niña y todo acabaría. Al fin ella ganaría sin ninguna duda. Sin interrupciones.
Inspiró, sintiendo la emoción de la victoria y...
"Sherra. Ven aquí de inmediato. Retírate de allí."
Un momento. ¿Qué se retirara? "Lord Dynast. Disculpe pero...no puedo hacerlo. Ya casi termino." Levantó de nuevo la espada, antes de que hubiera otra llamada.
"Sherra, te lo ordeno. ¡Basta ya!" Dynast sonaba severo y sorprendido. En los incontables siglos que llevaba a su servicio, Sherra jamás le había cuestionado una orden.
El crujir de los dientes de Sherra llenó la habitación mientras Reena empezaba a tomar conciencia de nuevo. Con dificultades empezaba a levantarse.
"Pero señor..."
"Solo porque estas muy involucrada en el combate perdonaré tu insolencia. ¡Desiste ahora Sherra!"
Sherra temblaba de coraje al ser obligada. Estaba tan cerca.
"¿Porque?"
"Hasta que la doctora Komagata tenga nuestro pedido, Inverse aún puede ser útil para nosotros. Déjala. Ya ha sido probada lo suficiente."
"Entiendo señor."
Reena se puso de pie, para su sorpresa encontrando con que Sherra le daba la espalda.
- Escucha bien Inverse. Esto no se ha acabado. Considérate afortunada de que Dynast te perdone la vida. Pero te juro por Shabranigudú, que la próxima vez, nada te salvará.
Sin más palabras. Sherra despareció del recinto, haciendo varias tele transportaciones hasta llegar al tren que estaba ya muy, muy lejos.
Reena aún no terminaba de entender lo sucedido. Pero una gran ola de cansancio le llegó de repente.
"Alerta. Alerta. 6 minutos para la destrucción de la base."
"Demonios. ¿Por qué no me di cuenta antes?" Pensó mientras se ponía de pié con grandes trabajos y ajustaba la apagada Gorn Nova a su cintura.
Salir de allí se convertía en la prioridad más grande.
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Cuando un barco se hunde, es prudente seguir a las ratas.
Battousai estaba plenamente consiente de que desconocía por completo la base. Por eso, para salir de allí, solo siguió a la primera alma favorecida que tenía miedo de morir, pero no a causa de él. A esa alma se le unieron más, así que durante un par de minutos Battousai los perseguía por un corredor interminable. Pronto sus apuestas respecto a esa frase resultaron ser recompensadas. Al fondo, a no menos de 20 metros de su posición actual estaba una puerta de emergencia. "Exit" decía un letrero luminoso encima de ella.
Battousai sonrió. Eso era todo lo que quería. Decidiendo que ya no necesitaba a esas Ratas. Preparó un ataque y atravesó en medio de ellas.
Literalmente.
Los mas de 12 gentes que intentaban preservar sus vidas, jamás se acercaron a 1 metro de la salida.
Battousai dejaba el edificio.
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"Esto lo he visto en una película."
Heero había trabado el ascensor 5 pisos arriba del nivel de reactores. Había abierto la puerta superior y en este momento se sostenía de uno de los cables del elevador. Aferrándose fuertemente disparó contra cada uno de los cables hasta que solo quedaba uno solo. La tensión del mismo era tan terrible que en cualquier momento, en cualquier punto podría reventarse. Heero estaba consiente que la aceleración podría dislocarle el brazo, pero era la única forma de asegurarse de que nadie lo seguiría, y mejor aún la forma más rápida de subir.
Decidido, disparó al último cable. Como estaba previsto, la elasticidad del cable lo subió con una aceleración considerable. Cada gramo de fuerza estaba en su brazo evitando que este se dislocara. A la mitad del recorrido, se topó con el contrapeso del ascensor. Unos pisos mas, tan solo unos pisos mas.
Unos 5 pisos antes del tope Heero se soltó. El cable llegó a la polea superior y regresó a su recorrido normal, siguiendo la gravedad. Heero dejaba de ascender, estando el él punto más alto de su ascensión, emulando la gravedad cero y pateó una de las paredes. Giró en el aire y por milímetros esquivó el cable. De haberlo alcanzado, lo habría partido a la mitad sin importar el abrigo.
Terminado el giro, se aferró a los bordes de una de las puertas de metal de la pared. Usándolas para aferrarse las abrió con los brazos, gimiendo por el esfuerzo. Al abrirlas encontró con lo que buscaba. 30 metros mas allá estaba una pared. En la parte superior una ventana. La cual dejaba pasar la tenue luz de la noche.
Estaba a punto de salir.
Ignorando el cansancio, el dolor emprendió su carrera. Pasó una intersección, luego otra, y una mas. Dos pares de guardias aparecieron. Dos de ellos en la pared por la que saldría. Otros dos a su espalda.
Sacó las últimas granadas de C4 que le quedaban, del tamaño de un libro de bolsillo pequeño cada una, las armó con un botón y las aventó con fuerza a la pared. Dejándose caer al momento tapó sus oídos y abrió la boca según lo que indicaba el entrenamiento.
Los guardias de la pared abrieron fuego, pero fue inútil. La explosión derribó la pared dando una salida para Heero y vaporizando a los infortunados agentes.
Levantándose corrió hacia la salida recién hecha. Impactos de bala golpeaban su espalda protegida. Heero saltó. En un pensamiento deseó que los dos pelirrojos alcanzaran a salir a tiempo. (Les pudo avisar, pero el comunicador que le dio Reena fue destruido por un disparo.)
Todo sucedía en cámara lenta. Heero giró 180º mientras alía por el boquete. Empuñó las últimas armas que le quedaban. "Luchita" y "Juanita", con sus últimas rondas y fijó a los guardias restantes en la mira. Las balas enemigas pasaban a su lado, y casi creyó ver las estelas de aire calentado que provocaban. Todo un efecto del "bullet time"
Heero disparó, acertando a las cabezas de sus últimos enemigos y cayó pesadamente al rió, 30m metros mas abajo. Aún no tocaba el agua cuando el infierno se desató.
Una columna de fuego y energía casi pura atravesó el centro del castillo pulverizando la roca. El reactor había explotado cientos de metros bajo tierra, fundiendo la roca y eso amortiguando su poder. La onda expansiva de esa explosión a niveles nucleares provocó un leve temblor que pudo ser medido en escalas Richter. La columna duró unos cuantos segundos y desapareció como nada, haciendo que el castillo se desmoronara en pedazos.
Todo ser viviente encontrado en su estela había muerto.
Como si golpeara una pared de ladrillos, Heero llegó al agua, perdiendo la conciencia con el impacto.
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Reena estaba en el techo. Por un pelo había escapado de la columna de energía, pero ahora las paredes del castillo se derrumbaban. Estaba en extremo cansada, sentía sus piernas de hule y su visión se hacia borrosa.
Deseó poder volar.
Estando en la cima de un borde, perdió el equilibrio cuando este colapsó, cayendo al cañón hecho por el abundante río tributario del Michigan.
Reena gritó cuando pensó que todo acabaría.
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Un océano reflejando la oscuridad de un cielo sin luna ni estrellas. La calma absoluta de la oscuridad perpetúa.
Un cuerpo embozado en una capa negra, traje rojo con amarillo y hombreras de metal negras; comieron la calma de ese océano de oscuridad.
La chica de cabello rojo y ojos rubíes trataba de mantenerse a flote mientras la oscuridad la tragaba más y mas. El peso la arrastraba hacia abajo y después de un breve momento su cabeza estaba bajo esa oscuridad. Su mano descendía lentamente mientras trataba infructuosamente de aferrarse a algo.
La mano enguantada desapareció, regresándole a la oscuridad su calma habitual.
La punta de un bastón de madera se hundió en la calma para buscar algo, momentos después subió, arrastrando la mano enguantada, aferrada a esa punta con toda sus fuerzas. La sacó a flote.
La muchacha alzó la vista y encontró a una persona conocida.
- Yare yare Lina-san, ¿planeas rendirte sin haber empezado a pelear?
Ella reconocía esa vos. Esa imagen. Débilmente pronuncio su nombre.
- ¿Zeross?
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N.A. Me tardé, si, lo se. Lo siento. No hay excusas porque no tengo tiempo de ponerlas.
Aclaraciones:
(1) Esta técnica no aparece ni en el Manga ni en el Anime. Sin embargo es totalmente factible, según los estudios del Sensei Agot en su descripción de Técnicas de la pagina Kyoto No Koban.
(2) Alusión a Syco, cyborg enemigo de Max Steel.
(3) El ojo humano ve más o menos 24 cuadros por segundo. Así que así es como creo que "ve" Soujiro cuando hace el Shukuchi.
(4) Esto es complicado, por eso le pido que relean lo necesario para entenderlo.
(5) Esta tampoco sale en el Anime ni en el manga. Sale en la primera historia de Watsuki "Una luna sobre el Sengoku" El protagonista es Hiko Seijuro primero. Así que también es del Hiten Mitsurugi.
(6) Que me perdonen los Hermanos Wachouski.
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El él próximo capítulo:
Reena, Kenshin y Heero regresan a la base en no muy buen estado. Sin embargo cada uno tomará decisiones que cambiarán el rumbo se sus vidas de forma permanente. No se pierdan el último capítulo del Episodio 1 de La Alianza.
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Reviews.
Se los debo. Suis, Rinit, mio-mio, etc. Espereme para la siguiente actualización.
Por cierto, he decidido dividir La Alianza en 4 episodios, debido a que va ha ser un fic demasiado grande. Mas explicaciones despuecito.
Adios y recuerden. "Descúbrla" Verás que es la misma y nada supera a una "Original"
