Capitulo uno: Nueva vida... extrañas vecinas.

Meses después...

El verano llegaba a su fin rápidamente en la Madriguera. Hermione, había ido a pasar las últimas semanas con sus dos amigos, habían jugado Quidditch, Ajedrez entre otras cosas, también se habían divertido mucho con sus salidas al pueblo muggle cercano a la madriguera, Harry y Ron solían hacer pequeñas bromas inocentes a algunos muggles, claro esta que después Hermione les daba un gran sermón sobre "La libertad del uso de magia, tiene una gran responsabilidad".

Eran las 11:30 en la Madriguera, y de a poco, todos los habitantes de la extraña pero acogedora casa, dejaban sus tibias camas para degustar los deliciosos desayunos de la Sra. Weasley.

- Buenos días mamá Molly.- Decía Hermione mientras entraba junto a una somnolienta Ginny.

- Buenos días chicas, como han amanecido hoy?.- Pregunto amable la Sra. Weasley.

- Bieeeen mamá.- Respondió en un bostezo Ginny.

Justo cuando la chicas se sentaron, Ron y Harry aparecieron por la puerta de la cocina saludando.

- Bueno chicos, ya que están todos, tengo noticias.- Dijo animadamente Molly, mientras se sentaba a la mesa con el Profeta en mano. Al ver la cara de expectación de los chicos continuó.- Verán, a llegado el Profeta de hoy, y en el se encuentra la nomina de los alumnos que ingresarán a la "Universidad del Mago Europeo".- Dijo Molly risueña.- Y no son malas noticias.

- Que?.- Dijeron los tres visiblemente felices.

- Lo que escucharon chicos.- Les reanudó Molly.

- A ver, préstamelo.- Dijo Ron arrebatándole el periódico, él, siempre tan bruto. Ron comenzó a pasar las hojas hasta que llego a las nominas. Busco: Educación Deportiva (N.A.: Algo así como lo que estudió Madam Hootch. En esta carrera te preparan para los distintos deportes mágico, puedes trabajar como profesor, en el Ministerio o incluso entrenador privado.). En la nomina habían muchos nombres, pero al fin casi al número 89 estaba su nombre Ron Weasley, entre Carl Washington y Robert Whiting.

- Aquí estoy.-Dijo feliz Ron, luego buscó Periodismo Mágico (Parecido al Muggle, solo que te enseñan técnicas distintas con la cámara y otras cosas.). Busco a Hermione Granger y rápidamente la encontró.- También estas tu Herm.- Esta sonrió aliviada, luego Ron busco: Sanación o Medimagia. ( Es la carrera que estudian los Sanadores o Medimagos de San Mungo, jejejej. Yo diría que es bastante distinta de la Medicina, ya que enseñan técnicas, medicamentos y tratamientos mágicos.), luego buscó a Harry Potter, y para alivio de todos también lo encontró.- Y por último Harry, tu también has ingresado...- Terminó Ron y dejó el periódico sobre la mesa.

- No es genial!!!- Grito Hermione.- Los tres iremos a la misma Universidad.

- Si... quizás lo que habíamos pensado funcione.- Dijo misterioso Harry.

- Que cosa?- Preguntó Ginny, quien estaba bastante excluida de la conversación.

- Pues... Mamá Molly, con los chicos... habíamos pensado en vivir ... juntos.- Dijo Hermione algo nerviosa, no sabía como se lo tomaría la Sra. Weasley, después de todo era muy anticuada.

- Ustedes dicen... los tres JUNTOS en una casa??.- Dijo con un tono de recelo Molly.

- Bueno... si, será como vivir aquí...- Dijo Ron

- Y que problema tienen con vivir aquí?.- Dijo ahora un tanto molesta Molly.

- Pues, necesitamos algo un poco más cerca de la universidad... y pues...- Ahora era Harry el que trataba de convencer a Molly.

- Mmm... Me parece una buena idea Harry, quieres mas tarta?.- Dijo con una sonrisa a Harry, el claro favoritismo de Molly por Harry, era una cosa que exasperaba a Ron.

- Mamá! Fue idea de los tres.- Dijo Ron llamando su atención.- Y también quiero tarta...

- Claro cariño.- Dijo Molly despreocupada.- Aquí tienes, sírvete.- Ron iba a alegar pero Hermione que estaba al lado lo golpeó con el codo.

- Que?

- No sigas.- Dijo en un susurro Hermione. Ron se desplomo sobre la mesa con cara de pocos amigos, esto hizo que Harry se riera un rato.

Dos semanas después, nuestros amigos terminaban de ordenar su nuevo hogar, un pequeño pero acogedor apartamento. Este se ubicaba en una tranquila cuadra de la ciudad de Londres, en un edificio de ladrillos rojos, con ventanas blancas y una puerta de roble alta y angosta. En el segundo piso habían cuatro ventanas, y dos balcones, uno de una de las casa y otro de la otra (obvio). El apartamento, constaba con tres piezas, un baño, un living y una cocina estilo americano (con la mesa unida a la cocina, como un bar).

Luego de arduo trabajo, Ron comenzó a quejarse de que tenia hambre, y después de una pequeña discusión (para variar) Harry se ofreció para ir a comprar aceite y un poco de carne. Luego de que Harry saliera a la pequeña tienda (pero muy completa) que quedaba a tres cuadras, Ron se hecho sobre un sillón y "trató" de encender un televisor que había traído Hermione, esta lo miraba de reojo muy divertida, esa cara ceñuda de Ron le causaba gracia, este miraba el control sin entender y luego el televisor.

- Eh... Ron?- Pregunto suavemente Herm

- Que pasa?- Respondió el bruscamente el control sobre la mesita al lado del sillón.

- Necesitas ayuda?- Pregunto maliciosa

- No, estoy bien.- Respondo Ron y cogió una revista, luego de un rato Hermione se acercó al sillón y puso el canal de deporte, uno que le gustaba mucho a Ron, que ahora estaba aprendiendo de fútbol y otras cosas. Luego Hermione se dirigió a la cocina sin decir nada.

- Gracias...- Dijo Ron quebrando su orgullo.

- De nada.- Dijo divertida Hermione.

Luego Hermione comenzó a sacar ollas y otras cosas. Comenzó a granear el arroz en el horno, esto distrajo a Ron del televisor, veía como Hermione (que a todo esto, estaba vestida con una falda verde claro hasta la rodilla y una polera muy simple blanca) revolvía la olla, se veía muy linda haciendo eso, como una ama de casa, sin querer Ron pensó en ir hacia ella y abrazarla por la cintura y darle un be...

- "EN QUE DEMONIOS ESTOY PENSANDO?".- Se preguntaba Ron, últimamente la delicada mujer que tenia en frente despertaba estos extraños pensamientos en él, pero... ¿por qué? Eran amigos desde hace casi siete años, y nunca sintió esto por ella... no era que no fuese bonita, peor simplemente eran amigos, aunque discutían mucho y nunca supo porque se portaba así con ella, quizá era porque no soportaba la idea de no gustarle...

- Ron... Ron...- Escuchaba la linda voz de Hermione llamándolo, le encantaba esa voz, sobretodo cuando lo regañaba.- ROON!!

- Que pasa?.- Se asusto Ron.- Por qué me gritas.

- Te he llamado mas de tres veces. Por qué te has quedado mirándome, me salió una cola de gato?- Pregunto Hermione (aunque no sonó tanto a broma, recuerdan la poción multijugos).

- No, no...- Ron se estaba poniendo muy rojo.- Es que... me preguntaba... ah... por qué no cocinas con magia?.- Inventó rápidamente Ron.

- Oh... – Dijo algo decepcionada, aunque pasó desapercibido para Ron.- Es porque me gusta más como me enseño mi madre...

- Mmm...- Dijo asintió Ron y luego se volvió a concentrar en el televisor algo avergonzado.

Harry volvía de las compras, iba pensando... porque sería que sus amigos no se decían lo que sentían, era tan obvio, o por lo menos para él, podría ayudarlos un poco, peor prefería que las cosas se dieran solas, por eso, acostumbraba dejarlos solos, a ver si pasaba algo, pero últimamente se sentía bastante... solo. Sabia que algo le hacia falta, y no era amigos, tenia a Ron y a Hermione, tampoco amor o una familia, estaban los Weasley. Lo que le faltaba era alguien especial, alguien para amar... después de Cho, que había sido obviamente una obsesión, había probado con distintas chicas, no superficialmente, si no que conociéndolas, pero siempre parecía que ellas no eran las indicadas, siempre que estaba con una mujer con intenciones distintas a la amistad, se sentía incomprendido y valorado por estupideces como: Harry Potter, el niño que vivió, y la verdad es que él quería una chica que lo estimara por lo que el sabia hacer, el Quidditch por ejemplo, pero nunca había encontrado una así... Ya estaba frete al edificio, abrió la pesada puerta, y se dispuso a subir las escaleras, cuando alguien lo chocó bruscamente y cayeron al piso, Harry se golpeó fuerte en la cabeza.

- Ay! Discúlpame.- Dijo una voz femenina, Harry abrió los ojos y vio un rostro que irradiaba ternura y felicidad... y en esta situación mucha preocupación.- Discúlpeme iba muy apurada.- Volvió a hablar, se puso de pie rápidamente, y comenzó a recoger algunas cosas que habían caído de la bolsa.

- No te preocupes, yo igual iba distraído.- Dijo Harry sobándose la cabeza (que tiernoo) .- Eres la chica que vive al lado?- Preguntó Harry ayudando con las cosas del piso.

- Si , vivo aquí desde principió de verano.- Respondi

- Vives sola?

- No, vivo con una amiga, somos casi como hermanas, y tu?

- Yo vivo con dos amigos, Ron y Hermione, entraremos a la universidad este año.

- Nosotras igual.- Dijo risueña ella.

- A todo esto, cual es tu nombre?

- OH! Se me había olvidado, mi nombre es Takami Megunata, soy descendiente japonesa.- Respondió con un leve toque de orgullo en la voz.

- Se nota.- Dijo Harry fijándose por primera vez en los rasgos occidentales de la chica, tenia un parecido a Cho, esto no le agrado mucho.

- Y tu como te llamas?

- Ha.. Harry Potter.- Dijo este algo nervioso, lo único que quería era que no lo reconociera, que no supiera de él, quizás así lograría tener una relación (de amigos!) tranquila.

- Gusto de conocerte Harry, me puedes llamar Tach, si deseas?- Dijo ella, con una malicia que Harry no alcanzo a percibir, él solo percibió una simpática muchacha que no sabía de su pasado.

- Oye... tu no venías muy apurada recién!- Recordó Harry.

- ES CIERTO!!!.- Dijo algo alterada Tach.- Cuandoveniaspara acá, novisteaunarubiaentucamino?, creoqueibaconunvestido rosapálido.- Dijo tan rápido que Harry tubo dificultad para entender, Tach ya se había puesto de pie otra vez (estaban agachados recogiendo las cosas de la bolsa).

- Ahora que lo dices...- Harry recordaba haber visto a una delicada chica y estaba casi seguro de que era rubia, si era rubia y con el cabello muy largo.- Si vi a una a una cuadra de aquí, por qué?

- Y no estaba haciendo nada extraño?- Dijo Tach un poco más relajada.

- Pues...- Había visto a la rubia, y si estaba...- Estaba abrazada a un poste y murmuraba cosas extrañas, creo?.- Dijo Harry cayendo en cuenta de lo que decía.

- PODRIAS AYUDARMEEE.- Gritó Tach corriendo escaleras abajo. Harry dejo la bolsa a un lado y corrió tras ella. Cuando llegaron al poste que decía Harry, efectivamente había una rubia murmurando con una cara de terror indescriptible.

- Anika...- susurró Tach a la chica.- Anika... todo está bien, solo es tu imaginación... no hay personas en este lugar...

- De...de verdad.- Dijo una débil, pero dulce voz. La chica abrió sus ojos y miró a Harry, sus ojos eran azul muy oscuro, con un leve toque rojo, que los hacia ver un poco morados (bastante irreales).- Quien...quien es él?.- Preguntó algo alterada.

- Un amigo, debes confiar en él... por favor... Harry, debes ayudarme.- Le indico Tach, luego se paró frente a Anika y comenzó a hacer extraños movimientos con sus manos. Luego de unos segundos comenzó a murmurar algo inteligible para Harry, mientras le hacia una señal a este para que se pusiera detrás de Anika, luego de unos segundos Anika cayó desmayada en los brazos de Harry. En cuando sus pieles hicieron contacto Harry sintió una extraña punzada en la frente, hace meses que no sentía nada por el estilo, ya que desde que Voldemort había muerto no le molestaba, peor por qué ahora volvía el dolor?. La punzada pasó rápidamente y luego se sintió normal, así que tomo a Anika y se dispuso a cargarla, era muy delgada y extremadamente delicada.- Harry... me ayudarías a llevarla a la casa?.- Le pregunto Tach

- Por supuesto.

Y así se fueron caminando al edificio, Harry tenia la necesidad de preguntarle a Tach que demonios era lo que le pasaba a Anika, pero prefirió hacerlo cuando tuvieran más confianza, pues de todos modos Harry tenia muchas esperanzas en llegar a conocerlas mejor a ambas, la extrovertida Tach, y la extraña Anika.