Clases para Amar
Lección 8.-
Todo se reduce a una apuesta
- ¡Shampoo! ¡¿Por qué te comportas así conmigo?! - gritaba Mousse arrodillándose delante de la chica. Shampoo miraba a otro lado.
- ¡Dejarme en paz de una vez! - Dijo Shampoo, mientras pisaba la cabeza de Mousse. Ese era el principio de un domingo cualquiera en Nerima. O eso pensaba Ryoga, que veía a su amigo desde un banco cercano. Los tres estaban en el parque. En realidad estaban Mousse y Ryoga, que intentaban llevar unos paquetes al correo, hasta que Shampoo apareció. Nadie sabe como ni porque, pero se detuvo delante de los dos chicos. Obviamente, Mousse no tardo mucho en lanzarse a sus pies, y dar por comienzo el genial combate amoroso de súplicas y desprecios. Ese esa un domingo en Nerima, el domingo de la primera semana en Nerima. Y a Ryoga ya se le hacía un nudo en el estomago solo en pensar en ello. ¿Había estado una semana completa en un sitio así? Ni siquiera en su casa había logrado estar tanto tiempo. Y esa afirmación hacía pensar. ¿Estaría bien el hecho de que se quedara tanto tiempo?. No solo eso, sino que estaba hospedándose en una casa que no era la suya, ademas de que se quedaba sin motivo aparente. Por decirlo de alguna manera, lo lógico es que se hubiera marchado ya. Sin embargo, algo se lo impedía, y lo mas absurdo es que no sabía que es lo que era.
- ¿Pasar algo al chico-cerdo? - Preguntó Shampoo señalando a Ryoga, que mostraba cara de depresión al lado de los paquetes.
- El muy idiota le esta buscando los cinco pies al gato - Mousse recibió uno de los paquetes en la cabeza.
- Ya tengo bastante cosas en que pensar, como para buscar respuestas a tus impertinencias... - se quejó Ryoga.
- Oye, que se supone que es un paquete frágil... -
- Yo irme ya, no poder perder más tiempo - dijo Shampoo, antes de alejarse saltando por los tejados de Nerima.
- ¡Shampoo! - Grito Mousse al ver a su amada amazona alejarse. Ryoga lo miraba con una cara de incomprensión, que cambio por una de aceptación -
- Eres patético... - susurró Ryoga. Mousse se puso de pie y miro a varios lados.
- ¿Has escuchado eso? - pregunto el chico de gafas.
- ¿El qué? -
- Acércate - Ryoga se acercó a su amigo curioso, Mousse le puso un brazo sobre los hombros y los dos escucharon atentos.
- ¿Lo oyes ahora? -
- ¿Que es lo que escuchas? - pregunto Ryoga.
- Es la voz de un ser tan estúpido que no sabe de quien esta enamorado hasta que medio barrio se lo ha dicho. Y que mas encima, sabiéndolo, no sabe hacer otra cosa que insultar a los demás, para que su propia estupidez no sea descubierta... - Mousse giro el rostro para ver a un Ryoga bastante malhumorado por el comentario. Se separaron de un empujón.
- ¿Hablabais de mí? - Ranma había aparecido con un aspecto de zombie, que llego incluso a asustar a los dos chicos. Tenía aun granos de arroz en la boca, mostrando que no había estado muy atento al salir de casa.
- Poco a poco, os estáis convirtiendo en símbolos del mal dormir en esta ciudad - dijo Mousse, al ver como Ranma se sentaba en el banco, entre los dos amigos. Después intentó pegarles un puñetazo a ambos, pero no le quedaban fuerzas. Realmente, es que no las tenia. Ryoga y Mousse miraron al desamparado Ranma.
- Tenemos que entregar los paquetes al correo - dijo Ryoga.
- Es mejor irnos - añadió Mousse. Pero Ranma los agarro de las camisas, y los mantuvo en su sitio.
- Yo he tenido que escuchar vuestras estupideces esta semana, así que ahora escuchareis la mía... - Dijo el chico de la coleta.
- Pero si yo no he dicho nada... - se quejo Mousse.
- ¡Pues me da igual! ¡Tu te quedas también! - Grito Ranma. Los dos se quedaron sentados, esperando que la historia pasara lo mas rápido posible. Ranma se aclaró la garganta y empezó a narrar.
- Todo esto ocurrió después de que Ukyo y Ryoga se fueran de casa de Akane. Ella me había obligado a tomar café para hacerle compañía mientras se le quitaba el efecto. Así que antes de enfadarme, por una vez, intenté tomarme las cosas con calma... -
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Ranma estaba sentado en el porche del jardín, esperando a que el sueño empezara a resurgir de entre la cafeína. Era bastante pesado revolverse en el futón sin ganas de dormir, así que decidió quedarse abajo hasta recuperar el sueño. Akane en cambio, parecía no parar. Ranma comenzaba a preocuparse. No hacía más que ir de un sitio a otro.
- Akane... ¿Porque no te sientas aquí? - Dijo Ranma, sin ningún otro objetivo que el que hacer que Akane se relajara. Pero ella lo miro un momento, y sonrió.
- Claro - Acepto la chica, mientras se dirigía a donde estaba su prometido. Los dos chicos permanecieron sentados un gran momento, tanto, que el bambú del estanque choco unas 10 veces antes de que ninguno pudiera si quiera pensar en que decir.
- ¿Y bien? - pregunto Akane.
- ¿Y bien que? - pregunto Ranma.
- ¿Que te pareció mi rol de celestina? -
- ¿Ya sabias que Ukyo estaba enamorada de Ryoga?
- Era obvio... Para una persona que este atenta... - Respondió Akane, presumiendo de su recién descubierta cualidad.
- Más bien, para alguien que le guste meter sus narices donde no le llaman... - Respondió Ranma, recibiendo un martillazo por ello.
- No critiques mis dones porque no los tengas tu... - resoplo la chica. Ranma apartó el martillo, enfadado por el golpe.
- Si no lo hubieras sabido, no habrías podido ayudarla. No te eches tantas flores... -
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- Espera un momento. ¿Malgastaste esta oportunidad insultándola? - preguntó Mousse a Ranma.
- ¿De que te sorprendes? - se quejo Ryoga, obviamente enojado. Aunque sus sentimientos hacia Akane habían cambiado, aun le molestaba que Ranma fuera tan desconsiderado con ella.
- Dejadme terminar... - Replicó Ranma, mientras a continuación se aclaraba la garganta para seguir narrando.
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- ¡¿Porque nunca admiras mis propios logros?! - Criticó Akane, harta de las acusaciones de su prometido.
- No es eso mujer, solo que en este caso en particular, como mucho, lo que has hecho es consolar a Ukyo - replicaba Ranma.
- ¿Sabes que? Déjame en paz -
- ¡Es culpa tuya por darme café! ¡Ahora no puedo relajarme! -
- ¿Quieres pelea? -
- ¿A esta hora y tienes ganas de pelear? - pregunto Ranma, mientras veía como Akane se ponía de pie. La chica miro con una sonrisa a su prometido.
- Tu has empezado... - Dijo - ¿No estarás rechazando mi reto? - al oír esto, Ranma se puso de pie, y agitaba los brazos, calentando.
- No te arrepientas... Y como nos riñan, será tuya la responsabilidad - Aclaró el chico, ya colocándose en la postura de combate. Akane lo hizo un momento, pero después, se relajó.
- Esta vez, apostemos algo. Será más emocionante, ¿no te parece? - Ranma se sorprendió por la propuesta.
- No tengo dinero... - dijo, sin ningún pudor
- No me compares con Nabiki -
- De tal palo, tal astilla... -
- Eso seria aplicable si Nabiki fuera mi madre... -
- Es verdad... - respondió finalmente Ranma, fuera de posición de combate. Se había ido un poco del tema, pero apostar no era su fuerte. Era algo obvio desde su aventurilla con King, el rey del juego. Y realmente le desagradaba la idea.
- Un beso... - dijo Akane. Eso bajo de las nubes a Ranma.
- ¿Qué? -
- Un beso... ¿Eres sordo? -
- ¿A que viene eso? - Ranma empezaba a asustarse con la nueva faceta de su prometida.
- La apuesta, idiota. Si yo gano la pelea, quiero un beso, y en la boca - Aunque con la cara segura, no tardo en que Akane enrojeciera la cara. Ranma también hizo lo mismo un momento.
- ¡¿Qué?! -
- No grites... -
- ...¿Que?... -
- Tampoco susurres... - respondió Akane, al ver a su prometido bajando demasiado la voz, casi inaudible. Ranma seguía rojo y sorprendido, contrastando con una Akane también colorada, pero segura.
- Creo que tanto café te ha sentado mal a la cabeza... -
- ¿Es que una chica no puede pedirle un beso a su prometido? - dijo Akane, cruzándose de brazos - ¿O será que sabes que no podrás cumplirlo? Sabes perfectamente que vas a peder... -
- ¿Qué insinúas? ¿Que no soy capaz de derrotarte? - Ranma emitió un bufido - No estés tan segura... -
- ¿De que tienes miedo? Solo hablas por hablar... -
- Me tienes arto... - dijo finalmente Ranma. Que pateo el césped y se dirigió al Dojo. Allí entro silenciosamente, y se sentó en medio de la sala, a meditar.
- "¿Porque se comporta así? ¿La influencia de Shampoo la ha trastocado?" - pensaba Ranma. Akane no parecía la misma. Hasta ahora nunca se había comportado de esa manera. Seguramente ni se le hubiera pasado por la cabeza. ¿Por que ahora? No le gustaba, se sentía amenazado, como con todas sus demás prometidas. Ella siempre era diferente, no parecía querer llevar la iniciativa. Por eso le gustaba. Para los demás su falta de aprecio así él, era un punto malo. Pero para él, el hecho que sea la única chica que no demostraba ni afirmaba un sentimiento de amor hacia él, le hacía sentirse seguro. Sentirla no como una amenaza constante, sino como un apoyo. Por eso no quería que ella cambiara, que dejara de ser ella misma.
- ¿Te has enfadado? No te lo tomes tan a pecho... - La voz de Akane sonó a su espalda.
- Akane... -
- El saber aceptar la derrota es algo bueno, al fin y al cabo... -
- ¡Que no es eso! ¡De derrotaría con una mano en la espalda! - grito finalmente Ranma, mientras Akane le hacía un gesto de guardar silencio.
- No grite... ¿Entonces que te ha enfadado? -
- ¿A quien se le ocurre poner un beso como apuesta? -
- ¿Que tiene de malo? ¿No te gusta la idea? -
- No es eso... -
- Así que si te apetece... - Rió Akane con una sonrisa pícara. Ranma estaba tan fuera de sus casillas, que poco le importaba que alguien les ollera.
- ¡¿Porque te comportas de esta manera?! ¡Tu no eres así, nunca dirías eso! -
- Ranma... - Akane, algo asombrada, intentaba calmarle.
- Estoy arto, nunca se lo que piensas, lo que realmente quieres decirme, si me estas engañando, o jugando conmigo. Siempre me dices que me odias, que no estarías conmigo ni loca, que soy un desastre. Y ahora me dices eso... ¡¿Crees que es fácil entenderte?! - finalizó el chico de la trenza. Akane sorprendida, cambió su cara por una de enojo.
- ¿Es fastidioso verdad? Quizás así comprendas un poco como me siento... - Dijo Akane - Solo sabes ver tu situación ¿Y yo qué? Hasta hace poco no hacías mas que molestarme, y repetirme que no sentías nada por mi. Y en menos de una semana, me entero que vas a unas estúpidas clases para intentar invitarme a una cita. ¡Y ni siquiera lo niegas! ¡No te importa que vayamos de la mano! ¡Si te insulto, ya no me contestas con otro! ¡Si te reto, no peleas! ¡¿Que quieres que haga?! -
- Akane... - Para Ranma, esto había sido como un martillazo de su prometida, o más fuerte. Tanto, que había cambiado de visión de las cosas.
- Yo... Tampoco quiero quedarme atrás... No quiero que lo que estamos consiguiendo se desmorone nuevamente... Y ahora dices que quieres que todo sea como antes... - Akane ya no sabia que esperar. Se había esforzado mucho para pedirle un beso a su prometido. Toda la conversación de la noche fue un esfuerzo ante el miedo del rechazo, y ante la propia vergüenza. Creía que esto daría un gran paso en su relación, pero lo hizo todo muy deprisa. Parecía estar desesperada porque Ranma la quisiera de una vez, que tomo una aptitud como la de cualquiera de sus otras prometidas. Y el pobre Ranma no supo como tragarlo. Es normal que se sienta mal, porque el también esta esforzándose.
- En beso... No creo que pueda dártelo ahora... Pero ¿que te parece una cita? - Akane bajo de sus pensamientos, al oír esta frase. Ranma ya no se encontraba delante de ella, sino a su espalda, mirando hacia la puerta del Dojo.
- ¿Aceptas el reto? -
- No... De hecho creo que ya he perdido la pelea... - Ranma seguía sin mirar a la cara a Akane, mientras se rascaba la cabeza. Akane notaba que estaba rojo, y sonrío inconscientemente.
- No es lo que esperaba... Pero me parece bien. Pero tiene que ser romántica ¿De acuerdo? -
- ¿Una cita romántica? ¿Que tiene de diferencia eso con una cita normal? - Dijo Ranma girándose a su prometida, pero era ahora esta la que emprendía camino a la salida.
- ¿No lo sabes? Entonces... - Akane se giro sonriendo una ultima vez - ...pregúntale a tu profesora - dijo antes de irse, a dormir
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- Cuando me desperté, Akane había salido. No podía dejar de pensar en lo que pasó anoche, pero cuando me puse los zapatos para salir, encontré una nota en uno de ellos que decía. "Espero que no te olvides de la apuesta. Firmado: Akane" - Terminó Ranma, esperando la opinión de sus amigos. Pero estos lo único que hacían es intentar adivinar lo que había en el paquete de correo del otro.
- ¿Esto es un jarrón no? - dijo Ryoga.
- Entonces le habría puesto la etiqueta de "frágil" - Respondió Mousse.
- ¡No habéis escuchado nada de lo que he dicho! - grito Ranma, mientras pegaba a sus compañeros. Estos paraban los golpes.
- No se de que te sorprendes, es algo que acabaría pasando - Ryoga relajo a Ranma con su frase, que dejo de golpear.
- Es como el final obvio de una película mala - Añadió Mousse - Todos saben como acabara menos los protagonistas -
- No se si tomarlo como un alivio o un insulto... - Respondió Ranma - Al fin y al cabo ¿Alguien me puede decir lo en que se diferencia una cita de una cita romántica? - Preguntó. Los dos chicos se quedaron pensando un buen rato, sin saber la respuesta.
- ¿No seria mejor preguntárselo a Ukyo? - Propuso Ryoga.
- Fui al Uchan's, pero no había nadie. Decía "Cerrado por Navidad" - respondió Ranma.
- Pero si nochebuena es mañana... - añadió Mousse.
- Mira que llegáis a ser tontos... No sabéis diferenciar lo obvio - Dijo Yukino, que acababa de llegar. Se sentó en los hombros de Ryoga, ante la mirada de los chicos - Con razón no dais un palo al agua con las chicas -
- Yuki-chan, no seas tan violenta... - dijo Ryoga - Además ¿no deberías estar en el Uchan's? - Yukino bajo de Ryoga y se puso delante del trío de chicos.
- Tenia que ir al médico, pero me he escapado -
- Eso no es bueno... -
- Estoy harta de tantos médicos, ¡son unos matasanos! - aseguro Yukino, en una postura poderosa. Los chicos se quedaron algo impresionados por el semblante de seguridad de la chica - Además venia a decirte que mañana no voy a ir a trabajar -
- ¿Por qué? - pregunto Ryoga.
- Mañana es nochebuena Ryoga - le dijo Ranma.
- Supongo que Yukino querrá esperar a Santa Claus como todos lo niños ¿no? - Al oír a Mousse, Ryoga comprendió la inocencia de la chica.
- ¡Si! Y cuando venga lo atraparé, y me haré con su tecnología. ¡Seré capaz de estar en muchas partes a la vez, y el mundo será mío! - Yukino gritaba su plan junto a una carcajada, que desencajo a los chicos.
- No creo que eso sea bueno para los otros niños... - dijo Mousse, algo trastornado por el comentario de la pequeña.
- Bueno, esperare a que me de el regalo primero... - dijo Yukino, aceptando con la cabeza. Los demás estaban tan sorprendidos por los maquiavélicos planes que se habían olvidado de su conversación. Pero Yukino tomo de la mano a Ryoga y lo levantó de banco que estaba sentado - Ven hermanito. Me ayudara a explicaron la diferencia -
- ¿La diferencia? - preguntó Mousse.
- Entre una cita y una cita romántica - Dijo finalmente Yukino, mientras intentaba colocar a Ryoga de tal forma como si estuvieran comiendo. Ryoga iba a pedir ayuda, pero decidió tomar parte en la interpretación, al ver a Mousse y Ranma tan interesados.
- Bueno hermanito la cena estuvo muy bien ¿no? - dijo Yukino. Ryoga pensó en la frase, y le siguió el juego.
- Eh... Si estuvo muy buena -
- Oh! Vaya, creo que tengo que irme a casa -
- Ok. te acompaño - Dijo Ryoga mientras los dos se levantaban y se iban a un árbol. Allí Yukino se despidió y se fue, para después volver.
- Eso seria una cita normal, que puedes tener con cualquier amiga - dijo Yukino, mientras Mousse y Ranma opinaban - Ahora... Vamos con la misma escena, pero en una verdadera cita romántica - Añadió Yukino mientras el sentaban.
- Te doy las gracias por haberme invitado a esta cena, hermanito -
- Me alegro mucho que aceptaras -
- Sabes hermanito... Siempre me has gustado -
- ¡¿Qué?! -
- Oh... Creía que me habías invitado porque yo también te gustaba - Dijo Yukino mientras sonreía y le guiñaba un ojo. Ryoga intento relajarse y seguir el juego.
- A.. A mi... También me gustas, Yuki-chan -
- ¡Oh! ¡Cuanto me alegro! - dijo la niña mientras saltaba al cuello de Ryoga - Te quiero, hermanito... - y dicho esto, besó a Ryoga. Ryoga se quedo paralizado, y con una cara de susto increíble. Yukino se separo de Ryoga, y guiñando un ojo se dirigió a los espectadores - Y esto es una cita romántica, una cita con los sentimientos a flor de piel... -
- Vaya a sido impresionante... - Dijo Mousse aplaudiendo.
- Ni que lo digas... - dijo Ranma, pero de repente detuvo los aplausos - Eso quiere decir que ¿tengo que besar a Akane para que sea una cita romántica? -
- Como mínimo eso... - Aclaro Yukino. A Ranma se le caía el mundo encima. Akane le había engañado. No solo conseguiría el beso, sino que una cita entera incluida. Yukino se limpio su ropa, y dio un beso en la mejilla a Ryoga, que despertó del susto.
- No vemos pasado mañana, hermanito... - Dijo, mientras corría por la calle rumbo a su casa. Mousse todavía sorprendido por la actuación, seguía aplaudiendo un poco.
- Esa chica tiene bastante talento... - dijo el chico de gafas.
- Akane me ha engañado... - susurró Ranma.
- Mi primer beso fue para una niña de 10 años... - consiguió decir Ryoga, ante la mirada atónita de los otros dos, que a continuación, estallaron en risas.
Ryoga volvía al Uchan's, ya no tan deprimido. Por lo menos su primer beso fue con una chica tan simpática como Yukino. Y al fin y al cabo, solo era una interpretación. Aunque ahora lo que le preocupaba era Ukyo. ¿Donde se había metido? Según Ranma, no estaba en el Uchan's, que estaba cerrado. Además, ahora no podría entrar. Pero lo que mas le preocupaba, era lo de Ranma. Por fin él y Akane tendrían una cita, y más encima romántica. ¿Como reaccionaría Ukyo? Al fin y al cabo no estaba tan seguro de sus sentimientos.
- "Bueno, es problema de Ranma decírselo" - pensó Ryoga. Pero un sentimiento de remordimiento le carcomía por dentro. Puede que Ukyo le acusara de no habérselo dicho.
- ¡Hola Ryo-chan! - grito Ukyo abriendo la puerta, con una alegría bastante acusada.
- Ryoga, dime Ryoga... - contestó Ryoga, antes de darse cuenta de como iba vestida su amiga. Llevaba un uniforme de instituto Furikan idéntico que al de Akane. Ryoga se quedo sorprendido. Ukyo nunca usaba ropa de mujer, y menos al ir al colegio - ¿Pero que es esto? -
- ¿Como que "que es"? Es mi nuevo uniforme. Me lo fui a comprar esta mañana. ¿Me queda bien? - Dijo la chica dando un vuelta delante de Ryoga.
- Pues... Te queda bien... - Dijo Ryoga, algo sonrojado por la feminidad que desprendía Ukyo. Esta sonrió y tomando de la mano a Ryoga, corrió al salón.
- ¡Mira lo que tengo para ti! - dijo enseñándole a Ryoga un paquete. Este aun sorprendido, lo abrí, para descubrir un uniforme - ¡Es tu uniforme para el instituto! -
- ¡¿Qué?! -
- No seas tonto, ¿pensabas no ir a clases? Hoy en día es muy necesario tener títulos académicos, para que... -
- Pero Ukyo, yo no tenía intención de quedarme... - Ryoga no terminó su frase, al ver la cara de sorpresa de Ukyo, esta se torno triste.
- ¿Qué... qué dices? ¿No te vas a...? -
- Yo... Como ya todo esto de las clases terminó... Pues supuse que... Bueno... Como ya no hay motivo... Pues eso... Lo mejor sería marcharme -
- ¿Me vas a dejar sola? - Ukyo estaba a punto de lanzarse a llorar, y Ryoga no sabía muy bien que hacer.
- ¿Sabes? Te queda muy bien... El uniforme, digo... -
- ¡No cambies de tema! - Ukyo, harta de llorar por este tonto, decidió que era hora de tomar ella las riendas del asunto, dado que Ryoga no se enteraba de nada, o por lo menos no tenia intenciones claras de hacer algo por su relación - ¡Tu te vas a quedar aquí!
- Espera Ukyo... Yo tengo que volver... -
- ¿A donde? ¿A entrenar? -
- Bueno, esa era la intención... -
- ¡¿Pero para qué?! ¡Si ya tuviste tu cita con Akane! -
- Bueno... Supongo que es la costumbre... -
- ¿Pero porque tanta prisa por irte? -
- Es que... No hay razón para quedarme -
- ¿Como que no? Yo... Yo... Yo quería pasar la navidad contigo... - Dijo finalmente Ukyo, roja de vergüenza. Ryoga no se había dado cuenta de que, en su ausencia, Ukyo había decorado toda la casa. Había incluso un árbol de navidad. Ukyo por su parte, esperaba una contestación de Ryoga. Para una chica, el confesar que quieres pasar la navidad con un chico, era una declaración a plena regla. Sin embargo, parecía que Ryoga no se enteraba de nada.
- Bueno... Supongo que me podré quedar unos días más... - Dijo Ryoga rascándose la cabeza.
- ¡Eso es! Y ya después hablamos de eso de quedarte... -
- Bueno... Digamos que me lo pensaré... -
- Te puedo hacer un buen contrato en el restaurante... - Dijo Ukyo, mientras veía como Ryoga hacía un "no" con la mano, y subía las escaleras. Ukyo mantuvo una sonrisa. Mousse le había dicho que sentía algo por ella, y ella obviamente sentía algo muy fuerte por él.
- "Je, je, je, Una noche será más que suficiente... Si no piensas tomar la iniciativa la tomare yo Ryo-chan" - pensó Ukyo, ya montando un plan perfecto para una velada romántica. Tan perfecto, que ni el patoso de Ryoga podría estropearlo.
Fin del capítulo 8
Terminado a las 00:42 de la noche, horario de Greenwich
Cigarros en el cenicero: 4
Tazas de Café servidos: 1
Free Talk!!: Estaba yo en el autobús, relajado a más no poder (como siempre), cuando se sentó una guapa chica al lado mío. Como estaba en la luna, pues no caí en la cuenta de las circunstancias. Pero cuando me levante a bajarme, caí en la cuenta de que el bu estaba vacío. Sin embargo la chica se había sentado al lado mío. Y mi mente pervertida y degenerativa empezó a plantearse muchas cosas ¿Porque se sentó conmigo si estaba vacío? ¿quizás era una indirecta, una insinuación? Sin embargo cuando me di cuenta, los dos nos habíamos bajado, y cada uno seguía su camino. Desde entonces, voy mas atento en el autobús.
NdA: Ya empieza la ultima ronda de capítulos, y final del fic. ¡Me he estallado la cabeza para buscarle final! Pensaba alargarlo más, pero he decidido darle final ya, porque seria alargar el chicle demasiado. En fin, espero que les guste. Aunque he terminado más o menos el fic, tengo que darle los retoques finales a los dos capítulos que quedan. Así que paciencia. No se si les gustara el final, pero espero que por lo menos lo lean (Lo bueno de escribir fics, es que nadie puede venir a matarme por lo que hago, je je). Para los que no lo saben, King, el rey del juego, fue un personaje secundario de la serie, que buscaba a Ranma por una apuesta que hicieron. Ranma se jugo nada menos que el Dojo Tendo de pequeño, alegando que seria suyo en unos años, y evidentemente lo perdió. Cuando King volvió para recoger lo que era suyo, Ranma y compañía intentaron recuperar el Dojo, pero terminaron perdiendo la casa entera, dado lo malo que era Ranma jugando a las cartas (Pobre desgraciado). Aunque al final todo se solucionó. Bueno, sin nada más que decir, nos vemos dentro de algunos días.
Bueno hasta la próxima! Seguid mandando reviews! O mandadme un e-mail!
H.Battosai.
