Crónicas de una Muerte

Hoy ha sido un día como todos, siempre lo mismo... ahora estoy en mi cuarto mirando a la luna a través de mi ventana… es curioso, pero parece que siempre reflejara mi ánimo… justo ahora está rodeada de nubes negras… parece que va a llover… me alejo de la ventana, el panorama no ayuda mucho a despejar mi mente… tal vez una rebanada del rico pastel que cocino esta tarde mi madre ayude… me dirijo a la cocina con esa intención… miro todo detenidamente… no sé porque hoy todo me parece extraño…-¡Qué tontería!-me digo a mí misma, Todo está igual… las notas de Sammy de la preparatoria pegadas al refrigerador… el delantal de mamá colgado en la silla de siempre… apartando esas ideas de mí saco el delicioso pastel de chocolate… Ah!! Como me encanta ese aroma…podría morir con el olor de ese aroma... miró al lugar donde están los cubiertos en busca de un cuchillo –qué hermoso brillo- susurro mirando el objeto filoso en mis manos… paso mis dedos lentamente por la parte cortante y por un momento quedo fascinada… pero luego recuerdo el pastel y corto delicadamente una rebanada… muerdo un pequeño trozo… siento la dulzura en mi boca… exquisito… no sé porque hoy me sabe mejor que nunca –Mejor que nunca- repito esta vez en voz alta… termino de disfrutar aquella delicia y regreso a mi habitación… me sorprendo a mi misma al ver que he traído el chuchillo conmigo…-¡qué tonta! He debido dejarlo en la cocina- pienso… pero aún así empiezo a juguetear con él en mis manos.

De repente se me ocurre pensar en la fragilidad de la vida… en todas las veces que estuve tan cerca de la muerte…tantas veces que temí por mi vida… y ahora estoy aquí tranquila… jugando a ser nadie… Miro como un hilillo de sangre corre por mi piel… pero no me importa… no corro a buscar con qué detener la sangre como lo haría otras veces… NO… me quedo allí ¿disfrutando? De la sensación…

Esta vez decido que quiero ver más que un hilo de sangre y aprieto fuerte el cuchillo en mi mano derecha… lo presiono contra la piel de la muñeca izquierda, primero nerviosa, mis manos tiemblan… pero luego más decidida aplico un poco más de presión y empiezo a mover la hoja filosa del cuchillo… siento como el metal penetra mi piel… lo aprieto aún más fuerte contra mi mano y veo como empieza a brotar pequeñas cantidades del líquido rojo. Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro ¿Por qué? ¿Por qué estoy sonriendo ahora? –Me estoy volviendo loca…- me digo, pero aún siento la sonrisa en mi rostro.

Siento un leve ardor donde he hecho la herida, aprieto mi mano y la sangre empieza a brotar mas copiosamente, ahora hay varios caminos de sangre trazados en mi mano hasta llegar a mis dedos, veo como pequeñas gotas caen al piso. –OH por dios! Voy a manchar el piso…- pienso mientras me dirijo al baño en busca de una toalla envolviendo mi mano en ella... - ¿y ahora qué hago?..- Me pregunto mirando al espejo. Mi respiración está acelerada, siento como el pánico comienza a invadirme y cierro los ojos tratando de calmarme. De inmediato vienen imágenes a mí de toda mi vida.

De mi infancia, cuando era una niña pequeña y  nada me importaba, cuando me volví una adolescente y seguía siendo una niña llorona, la temporada en la que me volví una sailor scout y aprendí a pelear… y luego lo que vino después… la calma total que nunca terminaba de creer, siempre temí que en cualquier momento aparecería otro enemigo como siempre, más aún hoy sigue habiendo esa "calma", pero un enemigo más fuerte despertó, uno que siempre me acechó pero que sabía como aplacarlo a tiempo "la soledad",  después de la preparatoria, mi ingreso a la universidad significó que debía volverme responsable, y madura, como solía decirme Darien, y así lo hice… aunque muchos no lo creyeron al principio, y tampoco creían en mí, dedique mucho más de mi tiempo a mis labores como estudiante, y siendo que cada una de las chicas, habían elegido su camino, las veces que nos veíamos fueron cada vez más pocas, claro, cada una había adquirido nuevas responsabilidades, y formaba su vida… podría decir que sólo nos reuníamos cuando era más que necesario, en ocasiones de cumpleaños, por ejemplo, y es que desde hacía mucho que habíamos adquirido el compromiso para ello… y bien, eso dejaba a Darien en mi camino, que a pesar de todos mis sueños y pronósticos con él, después de Galaxia, la relación no es que haya mejorado mucho, siempre creí que era capaz de atravesar aquel caparazón del muchacho frío, pero me equivoqué… igual que antes, seguía ocupado para mí… sus estudios, primero, luego fue su trabajo, y total que me fui acostumbrado a recibir sólo un poco de cariño de él… y bien, como siempre, en la universidad solía sonreír, solo por el hecho de ver a las personas que estaban a mi alrededor felices, pero… después de un tiempo, al comprobar que la gente que me rodeaba no eran más que personas que estaban "a conveniencia" la risa se volvió en hueca y vacía, que sólo esbozaba por costumbre… y poco a poco todo fue perdiendo su encanto para mí, desde hacía ya un buen tiempo que sólo me movía como zombi para "llevar" mi vida… el vacío que sentía en mi corazón se fue haciendo cada vez más grande, más hondo… y claro, más doloroso… y ese terrible enemigo, al que tanto le temía se fue apoderando de mí, fue llenando cada espacio que habitaba… y no sé como ahora no puedo evitarlo.

-¿Por qué lo he hecho?...- retumba la pregunta en mí… -Solo ha sido un reflejo de mi pensamiento…- me digo a mí misma mirando al espejo. -¿Y el futuro?... ¿No quieres verlo?..- de nuevo la pregunta que siempre lograba calmarme en momentos de desesperación -¿Los hijos que vendrán?.... ¿Rini?...- empiezo a sentirme mareada, mientras en mi cabeza resuena la respuesta –Ya no me importa… no quiero un futuro… no quiero un destino… sólo quiero dejar de sentir dolor…- con un movimiento frenético corro a cerrar la puerta con seguro y de nuevo está el cuchillo en mis manos… ahora sin pensarlo dos veces hago un corte profundo en la muñeca derecha sintiendo como de inmediato el cálido líquido se abre camino por mi piel y mis fuerzas empiezan a menguar… respiro profundo apoyándome sobre una de las paredes del baño… empiezo a sentir frío…y me siento muy débil, apenas si puedo enfocar la mirada… -Sólo queda esperar…-

¿Fin?