Capitulo III:
"Un juramento, Un sacrificio, Un amor eterno"
No entendía que sucedía, esa oscuridad la rodeaba, no podía escapar de ella, por momento lograba ver atraves de sus ojos que ya no eran los ella. Recordaba haber visto a una chica de cabellos lilas que era defendida por cuatro jóvenes, pero luego el aura maligna que la rodeaba volvía a oscurecerlo todo.
No tuvo control de su cuerpo, estaba presa y veía como uno a uno caían sus seres queridos, sus guerreros morían ante sus ojos y ella estaba inmóvil en esa negrura.
"Oh, por dios logro articular cuando sintió que la presencia de Hagen desaparecía y escucho el llanto de su hermana. Sus dioses guerreros, sus amigos luchaban para protegerla, a costa de sus propias vidas, había sido el juramento de los siete ante Odin, pero ella sabia que estaba mal, todo estaba mal. Cayo de rodillas y lloro, estaba atrapada en su mente, su cuerpo era una prisión para su alma.
Cuando volvió a ver, estaba frente a la gran estatua de Odin, allí se encontraban los caballeros que protegian a esa muchacha. Sigfrid lucia su armadura y se enfrentaba a uno de los cinco muchachos. Sus ojos se llenaron de lagrimas, era una batalla. El sonido de una melodía se adentro en sus oídos, que ya no eran los de los de ella. Sigfrid estaba mal herido pero aun así ataco al causante de la melodía. Su amado la miro y Hilda sabia que la miraba a ella, a la prisionera. Se le nublaron los ojos y cayo, pero en esa lobreguez, diviso una silueta, que se le acercaba.
"Sigfrid ¿eres tu?" Pregunto Hilda esperanzada, Sigfrid la miro y la recibió con una abrazo. Hilda se refugio en esos brazos protectores y lo abrazo con todas sus fuerzas. "No entiendo que pasa, Sigfrid, tengo mucho miedo" Hilda sollozaba
"No temas, mi dulce Hilda, Todo estará bien" La besa "Te amo y siempre lo haré, quiero que recuerdes eso"
"Yo también te amo, Sigfrid"
Sigfrid le dedico una sonrisa y se desvaneció en los brazos de Hilda.
Sigfrid había muerto.
Hilda se encontraba sentada en el sillón frente al hogar, miraba la gema que pendía de su cuello, la que otrora había formado parte de la armadura de Sigfrid. Un año había pasado y cuando había despertado su hermana lloraba sin cesar.
"¡Oh! Hilda" Dijo Freya llorando
"Ya lo se hermana, el ya no esta, pero estoy bien tranquila" pero era mentira, hacia un año que lo lloraba todas las noche, ya no sentía deseos de vivir. El se había ido para no volver.
"¿Hermana?" Freya entro en el salón "¿Necesitas algo?"
"No, gracias estoy bien"
"No, no lo estas"se le acerco
"Hermana, hazme un favor ¿Sí?" Hilda tomo la mano de Freya entre las suyas "Se feliz con Hagen, prométemelo" Hilda estaba feliz por su hermana, ya que Hagen había sobrevivido al las batallas.
"Sí, hermana. Lo prometo, pero, ¿Por qué me dices esto?" le dijo lago preocupada
"Por nada, ahora ve, que Hagen esta esperándote" Le ordeno de manera cariñosa
"Esta bien Hilda" Freya beso a su hermana en la mejilla y salió del salón. Hilda quedo sola con sus pensamientos, ya había decidido lo que haría.
Le escribió una nota a su hermana y la dejo sobre su cama. Se puso su capa monto un caballo y se dirigió al bosque.
Cuando Freya entro a la habitación encontró la carta y se sentó a leerla.
'Querida hermana:
Es hora de que pongas en practica todo lo que te he enseñado, serás una espléndida sacerdotisa y mantendrás en paz a Asgard.
He decidido partir pera encontrarme con Sigfrid, por favor no me detengas es mi deseo, yo morí el día que él lo hizo.
Perdóname por dejarte sola, pero se que Hagen te cuidara, el te ama.
Recuerda que te quiero y este donde este siempre te cuidare.
Con amor
Hilda de Polaris'
Freya soltó la carta y rompió a llorar.Hilda llego a su destino, se apeo del caballo y le dio una leve palmada para que se alejara.
"En este árbol no conocimos, me besaste por primer ves hace seis años y nos juramos amor, pues aquí mismo mi alma partirá a tu encuentro" Hilda extrajo un puñal de su capa "Señor Odin, permíteme ir a tu lado, permíteme ver a mi amado" Levanto el puñal "Sigfrid" y lo enterró en su sufrido corazón. Hilda cayo a los pies del árbol, una sonrisa había en sus labios. Estaba en paz.
Según la mitología norsa, los valerosos guerreros y servidores de Odin, tienen un lugar en el Walhalla, la morada eterna, donde están a lado de su dios, pero también Odin puede otorgarles un deseo...
Veinte invierno mas tarde..."¡Vamos Ragnar!" Dijo la doncella, de apenas dicisiete años, a su caballo. Paseaba por los nevados bosques de Asgard, una tenue luz del sol se filtraba por las copas de los arboles y el viento jugaba con los cabellos de la muchacha. De repente una figura blanca pasa a toda velocidad delante de ellos, un conejo, pero eso basto para que Ragnar se asustara y se parara en dos patas. La doncella cayo a los pies de un árbol y el caballo salió a galope y se perdió entre la espesura del bosque.
"¡Auch!" Exclamo la doncella
"Señorita ¿Esta usted bien?" Le pregunto un joven que se acercaba a ella, llevaba un arco y un carjac "Creo que es mi culpa que mi caballo espantara a su caballo, yo trataba cazarlo" Se paro delante de ella y le tendió una mano "Me permite" La muchacha levanto el rostro, una lagrima rodó por so mejilla, se había golpeado fuerte, la nieve no le había amortiguado la caída. El joven vio esos ojos violáceos que adornaban ese rostro perfecto, era como le de una muñeca de porcelana, sintió una punzada en el corazón. Ella vio sus ojos, eran del color del cielo y su cabello caía hasta sus hombros, parecían hebras de miel cristalina, parecía un año mayor que ella, sintió el impulso de abrazarlo como con miedo a que se fuera y no volviera jamas.
Ella tomo su mano y se incorporo, pero una raíz del viejo árbol hizo que tropezara y choco contra el pecho del joven, este la abrazo con fuerza y ella le devolvió el abrazo, el impulso había sido mas fuerte.
Se separaron de golpe.
"¡Perdón!" Dijeron al unísono
"Es que siento que la conozco, señorita"
"Es raro, pero yo siento lo mismo" Dijo desviando la mirada.
El se desabrocho su capa y se la paso por los hombros "Puede enfermarse, déjeme que la acompañe"
"Gracias" le dijo con una dulce sonrisa
Cuando llegaron al final del sendero ella le dijo que vivía en el palacio sobre la montaña.
"¿En el palacio?" Dijo sorprendido
"Sí, por favor acepte esto" se saco el collar del que pendía una gema "Perteneció a la hermana de mi madre y por alguna razón siento que lo debe tener usted" se lo puso en las manos
"No se moleste"
"No, acéptelo por favor" Le dedico una sonrisa
"Esta bien"
Ella se dio vuelta para partir y él la llamo
"¡Señorita!"
"¿Sí?"
"¿Su nombre?"
"¿Mi nombre?, Mi nombre es Hilda, hija de la sacerdotisa de Asgard, Freya y el dios guerrero, Hagen" Hizo su presentación "¿Y el de usted? Noble caballero" Le dijo en tono cortes
"Mi nombre es Sigfrid, señorita Hilda, hijo de la dulce Brenna y el gran Thorn"
"Creo que ahora podríamos de dejarnos de tratar de usted"
"Sí, creo que s
"Espero volver a verte Sigfrid" Dijo Hilda, que aun no se había ido y ya ansiaba el reencuentro
"Y lo hará, nos volveremos a encontrar, Hilda" Hilda partió y Sigfrid la vio desaparecer atreves de la fina nieve que caía.
"Hilda..." Dijo en voz alta, sentía que había recuperado algo que había perdido hace mucho.
...Odin daba dos opciones a las almas del walhalla, quedarce eternamente la lado de su dios o reencarnar donde ellos quisieran y como ellos quisieran.
Así lo decidieron ellos, reencarnar para estar juntos, en una época de paz. No se acordarian de sus vidas pasadas, solo el sentimiento en sus corazones permanecería intacto, una llama que solo esperaba ser avivada para convertirce en fuego.
Unidos; bajo aquel árbol; por un juramento pactado con sangre era algo eterno.
Sus cuerpos se volverían polvo, se fundirían una y otra vez con la tierra, pero sus inmortales almas quedarían entrelazados por toda la eternidad mediante los finos hilos del destino.
Fin.
Core BloodDrinker02-09-04
