Aviso: lo sabe tol mundo, pero vamos a repetirlo: los personajes son de la magnífica y, to hay q decirlo, perezosa Joanne Kathleen Rowling, que nos tiene desesperaícas por que saque el 5º libro. Todos, menos unos que ya saldrán, no decimos aún cuales son.
3 El Regreso del Brujo
Los dos iban muy rápido. Harry se chocaba continuamente con las paredes de las chimeneas por donde pasaba, ya que tenía que sujetar el baúl y no podía pegar los brazos al cuerpo. En un momento, aterrizaban en la cocina de los Weasley; Harry no pudo evitar caerse encima del baúl, y Arabella chocó con él. No caían en suelo duro...
-¡Auch! ¿Qué pasa aquí?
Los dos visitantes se deshicieron como pudieron del amasijo de brazos y piernas. Harry miró hacia el frente, y profirió un chillido al ver lo que tenía delante: ¡una cabeza en llamas! ¡ y con cuernos!
Tardó unos segundos en recordar que era un medio de comunicación entre magos, justo el tiempo que la señora y el señor Weasley tardaron en levantarse y abrazarlo.
-¡Harry, cariño, cuanto tiempo!- exclamó Molly.
-Bienvenido, chico- añadió su marido con un apretón de manos.
-¿Harry? ¿Es él, Arthur? ¿El chico Potter?- preguntó la cabeza que ardía en la chimenea.
-Sí- respondió el señor Weasley-. Harry, éste es Gilbert Wimple, del Comité de Encantamientos Experimentales. Gilbert, éste es Harry Potter.
Harry estuvo a punto de soltar una risita cuando recordó lo que dijo el señor Weasley en los Mundiales..."ya lleva esos cuernos desde hace tiempo...". Fue a darle la mano, pero se dio cuenta tarde de que no podía.
-Eh... encantado- Gilbert miró abajo, como si tratara de regañar a su mano por no aparecer-. Bueno, el choque de manos será en otro momento, ¿vale?. Odio este sistema, tendría que inventar un polvo más potente para poder estar presente de medio cuerpo por lo menos...
A Harry le hizo gracia la situación. Arabella estaba en un rincón, hasta que el señor Weasley se acercó a saludarla. Desde que llegó, había estado todo el rato hablando con la señora Weasley.
-¡Figg! No te había visto, desde aquí el campo de visión es limitado... y vaya lástima... – Harry notó que Wimple le estaba dando un buen repaso a Arabella, y vio la cara de desagrado que ella ponía. Al hombre no parecía importarle mucho el gesto de la joven.
- Sí, yo también me alegro "mucho" de verte, Wimple. Aunque me alegraría más verte encerrado en la jaula de monos del zoológico muggle de Londres.
-Bueno, Harry- intervino Arthur, viendo la tensión que flotaba en el ambiente-, Ron te estará esperando arriba. Gilbert, mejor dejamos la conversación para más tarde. Arabella... acompaña a Harry y ven en 5 minutos, por favor.
Harry y la señorita Figg se marcharon mientras Arthur y Molly despedían a Gilbert Wimple.
-No parece que te caiga muy bien ese hombre, ¿me equivoco?- inquirió Harry, mientras subían por la vieja escalera que llevaba al cuarto de Ron.
-¿Caerme bien? ¿Acaso no lo has visto? Es un pervertido... Hoy se ha cortado un poco, se ve que no quería causar mala impresión delante tuya... Pero cada vez que he tenido que trabajar con él, ha estado soltando estupideces machistas, y echándome miradas de reojo (y no tan de reojo)... Un día de estos le echo una maldición, nadie me mandará a Azkaban por eso, no es precisamente un mago de alto estanding – espetó, recalcando con burla las últimas palabras-. Se tiene bien merecidos esos cuernos... de todas formas, con lo insoportable que es, si no le hubieran salido por motivos mágicos, lo habrían hecho por su mujer... – rió de manera maliciosa- Creo que se cansó hace tiempo de que fuera solamente su marido el que mirara a otras personas... no sé si me entiendes...
-Sí, sí, te entiendo- respondió el chico entre risas-. Menos mal que te cambiaste de ropa... Si hubieras ido con esa falda, cualquiera se hubiera puesto así...
-¡Oye!
Arabella y Harry iniciaron una pelea de empujones. En uno de esos golpes, el baúl que llevaban entre los dos golpeó una puerta del rellano.
-¿Ves, Harry? Qué poca vergüenza tienes, no te estás quieto, ahora le quieres romper una puerta a los señores Weasley- recriminó la mujer fingiendo preocupación.
La puerta se abrió cuando ya empezaban a subir las escaleras. De ella salía una voz de locutora de radio y una chica pelirroja con cara de malas pulgas, gritando.
- ¡Fred, George! Me da igual que hagáis experimentos en vuestra habitación, pero a mí no m... -Su expresión cambió de repente al darse cuenta quiénes habían hecho ruido- ¡Harry!
Ginny se acercó corriendo. Harry soltó el baúl para darle un abrazo. Estaba mucho más alta (¡tan alta como él!) y a Harry le dio la impresión de que tampoco ella era la misma niña tímida de antes.
-Vaya, creí que ibas a comernos... -dijo Harry a modo de saludo.
Ginny miró hacia donde estaba Arabella.
-Tú debes de ser Figg, la bruja del Ministerio que traía a Harry... -Arabella asintió- Papá nos ha hablado de ti. Mucho gusto-añadió, estrechándole la mano.- Ron estará arriba esperándote, Harry. ¡No sé como no ha salido ya al oír el estruendo! Bueno, sí lo sé, ahora se ha aficionado a leer libros muggles de miedo, estará demasiado entretenido gritando... O quizás esté dándole la lata a Percy, con sus charlas de "hombre a hombre"...
Harry consultó su reloj mágico. Su corazón dio un vuelco.
-Ginny... los libros mágicos te hacen protagonista de la historia... pero has dicho que eran muggles los libros de miedo que Ron leía, ¿no?
-Sí... creo que son de un tal Sifen King o algo así... ¿pero para qué qu...
Harry no esperó a que Ginny terminara la frase. Salió corriendo escaleras arriba.
Oyó que Arabella le decía a Ginny Le habrá dado una urgencia... estos chicos tienen el muelle flojo... , pero no tenía tiempo para volverse y responder: la aguja señalaba alternativamente "En la habitación" "y "En peligro mortal". Un terrible presentimiento azotó la mente de Harry: ¿y si a Ron le estaba atacando algún mortífago?
La puerta de la habitación de Ron estaba cerrada, y de su interior salían ruidos, como chasquidos. Sin pensárselo dos veces, entró en ella con la varita en la mano. Por unos segundos, quedó totalmente paralizado. Ron estaba tirado en el suelo, inconsciente. Y mirando hacia donde Harry estaba, una figura alta, delgada y vestida de negro levantó una varita. Pero no era Percy. Ni ningún mortífago. Era Voldemort.
-¡Noooooooo! ¡Tú no!
Harry perdió el control. Sintió deseos de salir corriendo, pero sus piernas no le respondían. Oyó muchas pisadas por las escaleras, pero poco a poco el sonido dejó de llegarle a los oídos. Voldemort no tardó en atacar. Levantó su varita a mismo tiempo que Harry reaccionaba:
-¡EXPELLIARMUS!
Voldemort salió disparado hacia atrás, chocando contra la tabla del escritorio de Ron, que se partió en dos. Harry no daba crédito a lo que veía: Voldemort no sólo había sido incapaz de esquivar su hechizo, sino que además le había afectado plenamente. No le dio tiempo a seguir con observaciones, ya que el brujo se estaba levantando. Harry empezó a asustarse una vez más: Voldemort, ya de pie, se convulsionaba, se agarraba el cuerpo y hacía giros de cabeza como un loco. Harry iba a lanzar otro"Expelliarmus" cuando Arabella y Ginny aparecieron por detrás de él, y a los pocos segundos, Arthur y Molly se teletransportaban a su lado, varitas en mano, para ver qué pasaba.
-¡Mirad!-chilló Ginny, que había corrido hacia donde estaba Harry, dejando paso a Arabella.
Voldemort empezó transformarse en un hombre ardiendo, un diario y después parecía como si fuera un holograma de imagen borrosa, mostrando ya una Marca Tenebrosa.
-¿Pero qué diablos...?- el señor Weasley parecía horrorizado ante la carabela.
-¡Claro! ¡Riddíkulo!- exclamó Arabella, entre asustada e indignada.
¡BOOM! El Voldemort mutante estalló en mil volutas ante la sorpresa de todos.
Harry se sentía estúpido. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¡Si estaba cambiando de forma cuando todos entraron en el cuarto! Se fijó en los demás. A juzgar por sus caras, estaban tan indignados consigo mismos como él. De repente se acordó.
-¡Ron!
Arthur, Molly y Arabella, seguidos de Ginny y Harry se acercaron a ver qué le pasaba.
-Enervate- susurró Molly.
Ron se incorporó lentamente. Pronto cambió su expresión de aturdimiento por la de miedo.
-¿Dónde está? ¿La matasteis ya?
-Ron, calma- le tranquilizó su madre-. Ya no hay peligro. Arabella eliminó a ese boggart.
-¿Boggart? ¡Qué boggart ni qué leches! ¡Era una pedazo de... Ah... - Ron enrojeció al darse cuenta de la situación-. Claro... ¿no era una...? Ya me parecía a mí muy extraño que viajara desde el Bosque Prohibido hasta aquí sólo para molestarme...
-¿En qué se convirtió tu boggart, Ron?- preguntó Arabella intrigada.
Harry miró a Ron. Él le devolvió una mirada que Harry interpretó como un "díselo tú, yo ya he pasado suficiente vergüenza"
-Eh... fue... una acromántula. ¿Me equivoco?
-No, no te equivocas. Estaba leyendo cuando oí unos chasquidos... la puerta estaba entreabierta, y delante de ella, esa... cosa asquerosa me amenazaba con sus tenazas... agggh-Ron hizo un gesto de asco.
-¿Y qué pasó entonces, cariño?- preguntó la señora Weasley.
-Eh... –La cara de Ron se puso al rojo vivo. Miró hacia abajo-. Me desmayé.
Ginny soltó una risita. Su padre la regañó con un codazo.
-Bueno, asunto zanjado- resolvió el señor Weasley-. No sé cómo ha podido entrar aquí un boggart, el caso es que ya está fuera de combate, y a pesar del susto no ha pasado nada. Ah... vaya, la mesa. No creo que pueda arreglarla, ya he abusado muchas veces de la magia con ese tablero- observó ruborizándose y mirando hacia abajo-... Cuando vayamos al Callejón Diagon tendré que comprarte otro. Arabella, acompáñanos abajo, si eres tan amable.
-Ronnie, cariño, ¿te hace falta algo?- murmuró la señora Weasley.
-¡Mamá! Para ya, estoy bien- Ron parecía incómodo por tanta atención.
-Bueno, hermanito, ya que estás tan perfecto, te dejamos que te calmes tú sólo. Hasta luego, Harry.- dijo Ginny, mientras se marchaba de la habitación.
Hubo un corto silencio en la buhardilla, que Ron interrumpió.
-¿Y qué fue lo que pasó? Quiero decir, ¿cómo es que os vinisteis todos aquí?
-Ah, fue gracias al reloj que me regalasteis. Creo que me va a ser muy útil este curso... Muchas gracias.
-Ah, de nada. Ya te lo cogeré algún día... ¿o pensabas que lo tendrías para ti solito? Bueno, pero cuéntame, ¿qué pasó después de que me desmayara?
Harry le explicó a Ron lo sucedido mientras bajaban a por el baúl.
-Hay una cosa que no me encaja... - susurró Harry cuando volvieron a la habitación- ¿Desde cuándo los boggarts pueden matar? Porque el reloj decía que estabas en peligro de muerte...
-Eh... pues no sé, creo que no pueden. Quizás el reloj se confundió, aunque no creo. O a lo mejor era un súper-boggart... -añadió Ron entre risas.
Harry se sentó en la cama que había al lado de la de Ron. Supuso que el señor Weasley la habría trasladado allí para que durmiera.
-Y dime, Harry... ¿qué tal tus vacaciones con los Dursley?
-¿Vacaciones? ¡ja! Bueno, este año Dudley me ha dado que reír... El médico de cabecera dijo que no era normal que estuviera tan gordo... y le dio permiso para operarse... Creo que dentro de un par de semanas se van a Glasgow a hacerle una liposucción.
-¿Una qué?
- Liposucción. Para quitar las grasas.
-Ah. Entonces tendrán trabajo...
Los dos siguieron riéndose un buen rato. Se hizo un silencio, que Ron rompió con inquietud:
-Por cierto, ¿te ha escrito Hermione? ¿Has visto que no viene?
- Sí. Ahí tengo la carta. Parece que se lo pasa mejor con él que con nosotros...
Ron se abalanzó sobre el baúl para coger la carta. Harry intentó impedírselo. No le importaba que la leyera, pero si Hermione no le había dicho a Ron que era prefecta, su amigo podría enfadarse. Ron devoraba la carta. Cada línea que leía parecía enfadarle aún más.
-Ron, ¿te pasa alg...
-¿¡QUÉ! ¡ME HA ENGAÑADO! Esto es... es... ¡indignante! ¿Tú lo sabías y no me has dicho nada?
-Bueno, sé que debería haberte dicho que la eligieron prefecta, pero sinceramente, Ron, creo que no es para tanto...
-¿Qué no es para tanto? ¡No es eso por lo que estoy enfadado! Harry, me dijo que se iba de vacaciones a España con unos primos...¡No a Bulgaria con Krum! Creo que hay bastante diferencia... ¡A eso se le llama mentir!
Harry no sabía qué decir. No era propio de Hermione mentir. Quizás lo había hecho para que Ron no se preocupara, porque como Krum no le caía bien... Intentó hacerle ver a Ron lo que pensaba, pero éste se puso a chillar y a maldecir como un loco. La señora Weasley apareció en la puerta con cara de preocupación:
- Ron, Harry, ¿os pasa algo?
-Que si me pasa algo...
-No señora Weasley... son cosas de Ron-aclaró Harry.
-Cosas de Ron...
-Bueno, yo me bajo al salón. No os peleéis, anda- dijo la señora Weasley mientras salía por la puerta.
Ron no cesaba de mascullar cosas ininteligibles. Harry empezaba a hartarse.
-¿Viktor?- decía Ron en tono de burla, blandiendo la carta con una mano- ¿Y desde cuándo se toma Hermione tantas confianzas? A saber qué es lo que le estará enseñando...
-A jugar al quidditch- Harry intentaba calmar a Ron, aunque él también sentía un poco de rabia.
-¿Sólo?
-Yo qué sé... - la paciencia de Harry se estaba agotando después de una hora con la misma charla- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué son novios? ¿Qué se dan besos ardientes y que sus padres están haciendo ya los planes de boda? Pues eso.
Harry salió de la habitación dejando a Ron con la palabra en la boca. Seguía resoplando mientras bajaba las escaleras. Cuando pasaba por el rellano, una mano lo agarró por la camiseta, mientras otra le tapaba los ojos y la boca. Harry intentó chillar, pero no podía.
-¡Mátalo, mátalo ya!- dijo una voz familiar mientras lo arrastraban hasta una habitación.
-¡Sí, mátalo a risas!- sugirió otra voz idéntica a la anterior.
Harry reconoció la voz de los gemelos Weasley, pero no comprendía qué le iban a hacer. De repente, notó olor a un gas extraño. Sintió unas enormes ganas de reír.
Al rato, Harry aún seguía retorciéndose de la risa en el suelo. Fred y George analizaban sus movimientos. Las ganas de reír se le iban poco a poco. Ya podía hablar.
-¿Se puede saber- intentó decir Harry entre carcajadas- qué puñetas me habéis dado?
-Vaya, ha durado bastante... -observó George mirando su reloj- 11 minutos... Qué hacemos, Fred: ¿lo subimos de precio o lo suavizamos?
-¿Por qué no hacéis dos versiones? Una suave, y otra como ésta. Pero hacedme un favor: no me uséis más como conejillo de indias-opinó Harry, que ya se había recuperado del todo-. Ah, ¿cómo se llama esa tortura mágica?
-Alicui Risum. Nos ha llevado tiempo diseñarlo, pero el efecto es bueno- respondió Fred con malicia.
-Siento decepcionaros, pero eso ya lo han inventado los muggles.
-¿Estás seguro? Yo no diría que fuera igual... Nos hemos informado, Harry.
-¿Vais a montar la tienda?
-Tranquilo, ¡no corras! Aún nos quedan cosas por diseñar, y encontrar un local, y... –Fred puso los ojos en blanco- puff, es un lío.
-Bueno, Fred, nos estamos desviando del tema- dijo George mientras sacaba un gran paquete del , Harry. Esto es... bueno, por la "ayudita" que nos diste. Interprétalo como un regalo de cumpleaños.
Harry cogió el paquete con recelo y lo abrió. En la caja había montones de botes, cajitas y sobres con nombres extraños.
-¡Eh! ¿Son vuestros nuevos artículos de broma?
-Sí. Pensamos que tú debías ser el primero en disfrutarlos. Ya están probados, testados, y registrados, no te preocupes- añadió al ver la cara de Harry.
-Gracias chicos... Creo que voy a divertirme este curso- Y diciendo esto, salió de la habitación con una sonrisa en la boca, portando su regalo.
Durante la cena, Ron intentó sentarse lo más alejado posible de Harry, que se pasó toda la cena hablando con los gemelos y con Ginny sobre quidditch. Los Puddlemere United iban ganando el Campeonato de verano.
-¿Puddlemere United? ¿No era ese el equipo que fichó a Oliver Wood?-preguntó Harry.
-Sí. Marcus Eyelesbarrow, el guardián del equipo, se lesionó hace un mes, y pusieron a Oliver como titular provisional, aunque al paso que va, creo que Marcus va a perder su puesto.-informó Ginny.
-No sabía que te gustase tanto el quidditch, Ginny- se extrañó Harry.
- En realidad no le entusiasma el quidditch, pero Oliver sí- dijo Fred riéndose.
-Oh, cállate ya, idiota-le espetó su hermana con un codazo, al ver la cara de disgusto de Harry.
La cena transcurrió sin percances. Al terminar, recogieron la mesa.
-Molly, ahora es nuestro rato... hala mocosos, dejad libre el salón. –dijo el señor Weasley con tono malicioso.
Ron y los gemelos subieron a sus dormitorios. A Harry no le entusiasmaba demasiado la idea de ver a Ron. Ginny pareció darse cuenta de sus dilemas interiores.
-Aún es temprano... ¿salimos al jardín? Hace fresquito ahí fuera.- propuso la pelirroja.
Harry asintió con la cabeza. Realmente Ginny había cambiado... antes no se habría atrevido a dirigirle la palabra. Salieron al jardín y se sentaron en el césped. Un oxidado candil iluminaba tenuemente el lugar.
-¿Sabes que Fred y George se van mañana a pasar unos días en casa de Lee Jordan? Qué bien... unos días tranquilitos... Además, así puedo fisgonear en su cuarto y descubrir qué se llevan entre manos...
-¡No! Quiero decir, que si ellos vuelven y se enteran... bueno... es posible que se tomen la revancha y... eh... bueno, con lo bromistas que son ellos, no saldrías muy bien parada...
-¿A sí? ¿No será que tú sabes más de la cuenta? Bueno, ya encontraré yo la manera de sonsacártelo...
-Vale, hazlo como quieras, pero por mí no sabrás nada. A propósito, ¿dónde está Percy?
-Dice que tiene mucho trabajo, pero estamos en vacaciones... No soy la única que piensa que no trabaja todo el tiempo. Cuando Percy se quedó "viudo" de Barty Crouch, recordó que tenía novia... Así que él dice que duerme en la oficina, porque se queda hasta tarde, pero mis hermanos y yo sospechamos que ha decidido recompensar a Penélope por su abandono el último curso... claro que tú puedes pensar lo que quieras, quizás que tarda mucho trabajando...
- Sí, sí... -afirmó Harry con una sonrisa en los labios- claro, tarda mucho... ¡porque Penélope le entretiene mucho!
Los dos prorrumpieron en risas. Se quedaron un rato en silencio. Se sentía a gusto con Ginny, pero no era lo mismo que Ron. Como si de telepatía se tratara, Ginny rompió el silencio con una pregunta.
-Oye, y con Ron... Os he notado distintos durante la cena... ¿Estoy metiéndome en lo que no me llaman si pregunto qué te pasa con él?
- No, realmente... bueno, casi tenía ganas de hablar de eso...
-Y entonces, ¿qué es? ¿Por qué os habéis peleado?
-Eh... Es que es un cabezota, tiene que ser todo como él diga, que le den las cosas hechas y masticadas.
-Anda, eso me suena... Y ¿qué es lo que ha hecho esta vez?
Harry no sabía si contestarle. La verdad era que quería desahogarse un poco, pero hacerlo conllevaba hablar más de la cuenta... se arriesgó. Al fin y al cabo, Ginny era la hermana de Ron, así que tampoco pasaba nada si se enteraba de algo.
- Pues... Pues... que quiere tener a Hermione rendida a sus pies y que no se le acerque ningún otro- contestó Harry de sopetón.
-¿Tú también te has dado cuenta?
-¿De qué?
-Esto... de que a Ron le gusta Hermione- dijo Ginny rápidamente.
-No hay que ser muy listo para darse cuenta- replicó Harry, para quitarle hierro al asunto.
-Vaya, entonces se ve que es una característica común de todos los hombres la excesiva falta de inteligencia... - murmuró Ginny, mientras se levantaba y se dirigía hacia la casa. Cuando llegó a la puerta, se giró hacia un perplejo Harry.
-Buenas noches.
Harry la siguió con la vista, preguntándose qué habría dicho para que la chica se fuera de esa manera.
